viernes, 9 de noviembre de 2007

EL CONVENTO SAN CARLOS BAJO LA ADVOCACION DE SAN CARLOS BORROMEO.

Fray José Carlos Magnago*
El Convento San Carlos, fundado por los Padres Franciscanos en 1780, como Colegio de Propaganda Fide, se instala primitivamente en el casco abandonado de una ex estancia jesuítica. Por la decadencia del edificio y falta de espacio para los religiosos, decidieron trasladarse a la zona Convento se comienza en 1791 y para 1796 quedando concluida la primera etapa constructiva se trasladan a este solar.
Los frailes de este convento cumplieron con perseverancia la tarea de la propagación de la religión por todo el Litoral. Escribiendo un capítulo glorioso de la historia franciscana , estos misioneros, héroes anónimos forjaron sobre terrenos inexplorados una epopeya de civilización, a su paso se abrían caminos y nacían pueblos. Trabajaron con el sistema de reducciones, que consistía en la agrupación de los nativos dispersos, una vez agrupados se los instruía sobre lectura y escritura, música, doctrina católica, a cultivar la tierra, en la organización y participación comunitaria. Igualar al aborigen con el hombre blanco, brindarle las mismas oportunidades fue su meta.
Abocados estaban a esta tarea los frailes de San Carlos cuando en la década de 1850 se produce el fenómeno inmigratorio que afectara notoriamente a toda ésta zona y la transformara económica y socialmente. La estructura eclesiástica era inexistente en la región por lo que los colonos mayoritariamente católicos debieron recurrir a las misiones cercanas para su vivencia religiosa, animados de caridad evangélica extendieron los frailes su ministerio espiritual a los miles de inmigrantes librados practicamente a la buena de Dios en un territorio plagado de dificultades.
A través del apostolado religioso lograron crear un clima de convivencia entre indígenas, criollos y extranjeros que evitó los contrastes que se dieron en otras zonas del país Con el tiempo éstas misiones y colonias fueron pueblos y ciudades, es por esto que el Convento San Carlos guarda objetos de gran valor patrimonial que nos van relatando paso a paso ésta rica historia de compromiso y participación en el desarrollo de nuestra nación ya sea fomentando el arte, el trabajo o colaborando en nuestra emancipación. Porque en 1812 colaboraron con el entonces Gral. Manuel Belgrano proveyéndolo de materiales y herramientas para la construcción de las baterías ‘Libertad’ e ‘Independencia’. El 3 de febrero de 1813, cooperaron con el entonces Coronel San Martín que al frente de 120 granaderos obtiene su primera y única victoria en tierra argentina, al derrotar en San Lorenzo a doscientos cincuenta infantes realistas desembarcados de una expedición corsaria proveniente de Montevideo.
El 12 de Abril de 1819 sirvió de ámbito para la firma del pacto de San Lorenzo entre los representantes del Gral. Estanislao López, caudillo santafesino y los representantes del Gral Manuel Belgrano, Jefe de las l tropas del Directorio en ese momento.
El Convento fue declarado Monumento Histórico Nacional por Ley 12.648 en setiembre de 1940, debido a estos hechos relevantes para la independencia nacional. En 1949, por iniciativa del P.Tomás Calvento surge en éste una nueva institución " El Museo del Convento San Carlos ", que a través de más de medio siglo y con algunos altibajos ha crecido y se ha desarrollado, en la actualidad ocupa la totalidad de la planta de construcción de 1796 Hoy podemos decir que este Museo no solo venera la acción sanmartiniana, como fue en sus comienzos, sino que además un amplio sector del mismo está destinado a hacer conocer la labor evangelizadora que por más de doscientos años a desarrollado la Comunidad Franciscana en una amplia zona del noreste de nuestro país, sur de Santa Fe, norte de la Pcia de Buenos Aires y éste de Córdoba. No se debe considerar a este Museo como una mera Institución con fines de conservación material sino que su función es la de promover una conciencia renovada del valor de los bienes culturales que posee y una comprensión cada vez más acabada de su dimensión pastoral - evangelizadora y de promoción social.- Es así como a partir de 1993 y a causa de los daños producidos por un tornado en agosto de ese año, se comienzan tareas de restauración en el área arquitectónica, contratando personal que fue perfeccionado por profesionales especializados. En 1994 se comienzan a armar Talleres de Restauración y dictado de cursos de capacitación tanto para el personal del Museo, como para ciudadanos interesados:
· Conservación de Colecciones Museológicas.
· Conservación y Restauración de Pinturas y Tallas Policromadas.
· Conservación y Restauración de Madera.
· Conservación y restauración de Metales.
· Conservación de papel y documentos ( nivel nacional ).
· Curso de Moldes y vaciados Nº1.
· Curso de vitreaux.
· Curso de Enmarcado de obras de arte.
· Curso de Molde N º2 y patinas.
· Curso de Encuadernación de libros y documentos.
El Museo cuenta hoy con talleres montados para:
· Restauración arquitectónica.
· Restauración de pintura caballete y tallas policromadas.
· Restauración y conservación de madera.
· Restauración y conservación de metales.
· Conservación de papel y Encuadernación Centro Tecnologico Comunitario (C.T.C. )
* Disertación realizada en el Primer Encuentro de Museos Privados realizados en Santa Fe el 19.09.03.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

INDICE DOCUMENTACIÓN ARZOBISPADO SANTA FE DE LA VERA CRUZ MICROFILMADA POR LA ‘IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ULTIMOS DIAS’

Title Documentos eclesiásticos, 1680-1919
Authors Iglesia Católica. Arquidiócesis de Santa Fe (Argentina) (Main Author)

Note Locatión Film
Información Matrimonial 1680-1715 VAULT INTL Film 1097894
Información Matrimonial 1716-1736 VAULT INTL Film 1097895
Información Matrimonial 1737-1755 VAULT INTL Film 1097896
Información Matrimonial 1756-1769 VAULT INTL Film 1097897
Información Matrimonial 1770-1789 VAULT INTL Film 1097898
Información Matrimonial 1790-1808 VAULT INTL Film 1097899
Información Matrimonial 1809-1814 VAULT INTL Film 1097900
Información Matrimonial 1814-1817 VAULT INTL Film 1097901
Información Matrimonial 1817-1819 VAULT INTL Film 1097902
Información Matrimonial 1820-1822 VAULT INTL Film 1097903
Información Matrimonial 1823-1825 VAULT INTL Film 1097904
Información Matrimonial 1826-1828 VAULT INTL Film 1102522
Información Matrimonial 1828-1831 VAULT INTL Film 1097905
Información Matrimonial 1831-1834 VAULT INTL Film 1097906
Información Matrimonial 1835-1840 VAULT INTL Film 1097907
Información Matrimonial 1841-1846 VAULT INTL Film 1097908
Información Matrimonial 1847-1850 VAULT INTL Film 1097909
Información Matrimonial 1850-1854 FHL INTL Film 1097910
Información Matrimonial 1854-1858 FHL INTL Film 1097911
Información Matrimonial 1859-1862 FHL INTL Film 1097912
Información Matrimonial 1863-1865 FHL INTL Film 1097913
Información Matrimonial 1866 FHL INTL Film 1097914
Información Matrimonial 1867-1868 FHL INTL Film 1097915
Información Matrimonial 1868-1870 FHL INTL Film 1097916
Información Matrimonial 1871 FHL INTL Film 1097917
Información Matrimonial 1871-1874 FHL INTL Film 1097918
Información Matrimonial 1874-1877 VAULT INTL Film 1098363
Información Matrimonial 1877-1881 VAULT INTL Film 1098364
Información Matrimonial 1881-1883 VAULT INTL Film 1098365
Información Matrimonial 1883-1884 VAULT INTL Film 1098366
Información Matrimonial 1885-1886 VAULT INTL Film 1098367
Información Matrimonial 1887-1888 VAULT INTL Film 1098368
Información Matrimonial 1888-1889 VAULT INTL Film 1098369
Información Matrimonial 1889-1891 VAULT INTL Film 1098370
Información Matrimonial 1891-1895 VAULT INTL Film 1098371
Información Matrimonial 1896-1898 FHL INTL Film 1098372
Información Matrimonial 1898-1900, 1903 VAULT INTL Film 1098375
Información Matrimonial 1899 VAULT INTL Film 1098373
Información Matrimonial 1900 VAULT INTL Film 1103160
Información Matrimonial 1901-1902 VAULT INTL Film 1098374
Información Matrimonial 1901-1904 VAULT INTL Film 1098376
Información Matrimonial 1904-1905 VAULT INTL Film 1098377
Información Matrimonial 1906-1907 VAULT INTL Film 1098378
Información Matrimonial 1907-1908, 1919 FHL INTL Film 1098379
Title
Documentos eclesiásticos, 1680-1919
Authors
Iglesia Católica. Arquidiócesis de Santa Fe (Argentina) (Main Author)
Notes
Microfilme de manuscritos en el Archivo de la Notaría Mayor Eclesiás- tica de la Arquidiócesis de Santa Fe.
Algunos tomos incluyen índice.
Registers of marriage petitions from parishes in the Archdiocese of Santa Fe, Argentina.
Some of the registers include an index.
Subjects
Argentina, Santa Fe, Santa Fe - Church records
Format
Manuscript (On Film)
Language
Spanish

© 2002 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved.

martes, 6 de noviembre de 2007

CEFERINO NAMUNCURÁ EN SANTA FE

Su devoción entre nosotros

Pbro. Edgar Stoffel
estoffel@ucsf.edu.ar

Desde el domingo 11 de noviembre, con la beatificación por parte de la Iglesia del ‘Lirio de las pampas’ o el ‘santito de la toldería’ tal como se lo ha llamado al hijo del Cacique Manuel Namuncurá, los fieles católicos pueden por fin –tras largos años de espera- rendirle culto público.

Hay que señalar que desde la década del ’40 por lo menos, la veneración por su persona generó un vasto movimiento especialmente entre los sectores humildes que iba mas allá de una actitud privada y que el carácter de público que en ocasiones tomaba se convertía en un obstáculo para el proceso de beatificación tal como lo señalaba la Conferencia Episcopal en 1976.

Sin dudas que ya desde el retorno de sus restos a nuestro país, los padres salesianos se dedicaron a resaltar su ejemplaridad y ya para 1925 le construían un mausoleo en el altar de la Iglesia de Fortín Mercedes.

En el año 1947 se da inicio al proceso de beatificación en la Diócesis de Viedma donde declaran 21 testigos pero será recién en 1972, que el Papa Paulo VI promulga el Decreto de heroicidad de las virtudes y lo declara Venerable.

La popularidad de Ceferino continúa en aumento al punto que en la mayoría de los hogares no falta una estampita que lo recuerde, lo cual trae aparejado el peligro de lo que se denomina ‘canonización popular’ (como las del ‘gauchito’ Gil, Evita, etc) y explica la advertencia de los Obispos argentinos a la que hicimos referencia.

Entre nosotros

La presencia de los padres salesianos a partir de la década del ‘40 en la zona norte de nuestra ciudad con su inserción en los sectores trabajadores en ascenso y una incipiente clase media a través de la Parroquia, el colegio y las obras para los jóvenes fue un elemento importante para el conocimiento de la figura de Ceferino.

En la primitiva Capilla, junto a otras imágenes, se encontraba una dedicada a Ceferino que perduró hasta la construcción del templo actual.

Actualmente se encuentra emplazado frente a la Iglesia Parroquial (F. Zuviría y E. Zeballos) un monumento de regulares dimensiones con las estatuas de Don Bosco y Ceferino, inaugurado en 1980.

Sin embargo su difusión y presencia mas elocuente vendría de la mano de un sacerdote diocesano -el padre Antonio Rodríguez- quién en 1941 había fundado la ‘Obra de Barrios’ (integrada por una verdadera elite de militantes cristianos) con la finalidad de evangelizar y promover socialmente a los vecinos asentados en las zonas periféricas de nuestra ciudad.

Uno de esos lugares fue el naciente ‘Barrio de Emergencia’ creado en 1953 por decreto gubernamental y conformado por familias provenientes de la ‘Boca del Tigre’ que habían sido trasladados allí con motivo de los desbordes del Salado, las cuales estaban sumidos en la mayor de las precariedades ya que a la lejanía del centro se le sumaba la ausencia de los servicios básicos.

Tal las características de este conglomerado humano que al decir de Sol Lauría y Mónica Ritacca en este mismo diario crecería ‘bajo la sombra de Ceferino Namuncurá’ y en buena parte gracias a la dedicación del padre Rodríguez.

El barrio, que en 1956 es denominado ‘Yapeyú’ por un cartel que promocionaba la venta de terrenos en la zona, comienza a identificarse con el ‘venerado mapuche’, al punto que la ordenanza municipal Nro 6474 del año siguiente al conceder en comodato los terrenos para el futuro complejo educativo, lo hace a nombre de la ‘Obra de Barrios Ceferino Namuncurá’.

Largo sería enumerar las gestiones realizadas por el padre Rodríguez a favor del progreso del Barrio y que llegaron a feliz término, pero hay una de particular importancia y tiene que ver con el servicio de colectivos que permitiría terminar con el aislamiento al que se encontraba sometido el sector.

Ante un panorama mas bien negativo, el empresario V. Rubino afronta el desafío poniendo en circulación la Línea 15, que a sugerencia del sacerdote es denominada ‘Ceferino Namuncurá’.

En el plano religioso pronto el barrio contó con una pequeña Capilla puesta bajo la advocación de origen belga de la ‘Virgen de los pobres’, en cuyo interior se colocó una cerámica con la imagen de Ceferino.

En 1962 bajo el patrocinio del nuevo beato se ponen en marcha la Escuela Técnica Particular Nro 25 (carpintería – corte y confección – tejido) y la Escuela Primaria Nocturna Particular Incorporada Nro 159 que serán la base del actual Complejo Educativo y que no creemos exagerar si afirmamos que ha sido el gran ‘milagro’ de Ceferino entre nosotros dada la realidad a la que hemos hecho referencia.

La identidad del barrio con Ceferino era tal que en una Asamblea de la que participó buena parte del vecindario se decidió cambiar el nombre de ‘Yapeyú’ por éste siendo la propuesta desechada por las autoridades municipales, aunque estas en 1976 denominaron así a la Asociación Vecinal.

En 1974 con ocasión del 64 aniversario del fallecimiento de Ceferino Mons. Zazpe inauguraba la nueva Parroquia y en 1980 se bendecía el templo actual en cuyo atrio se emplazó un busto del para entonces Venerable hijo de esta tierra.

Paralelamente en los meses de mayo y agosto, la comunidad de ‘Virgen de los pobres’ realizaba actos religiosos, culturales y recreativos en recordación de Ceferino de los cuales participaban los vecinos y sus devotos, ocasión en la que de un modo especial se pedía por su beatificación.

También hay que hacer referencia a la puesta en funcionamiento de una Propaladora denominada ‘Chimpay’ en obvia referencia al lugar de nacimiento de Ceferino.

Mons. Antonio Rodríguez

Sin la presencia de este apostólico sacerdote ni ‘Yapeyú’ sería lo que es ni la devoción a Ceferino habría alcanzado en Santa Fe la resonancia y palpabilidad que tiene a través de las obras puestas bajo su protección.

Había nacido en 1922 en Orense ( Galicia – España) y siendo niño emigró junto con sus padres a nuestro país en busca de un futuro mejor residiendo en Buenos Aires hasta 1916 en que ingresa al Seminario de Santa Fe.

En 1925 es ordenado sacerdote por Mons. Boneo, quién a los pocos días lo designa su Secretario Privado en la delicada tarea de Administrador Apostólico del Arzobispado de Buenos Aires que le había encomendado el Papa Pío XI, tarea en la que continuara hasta la muerte de nuestro primer Obispo en 1932.

Al mismo tiempo se desempeñará como Maestro de Ceremonias de la Catedral (1926), Director de la Cruzada Eucarística y Capellán del Asilo Sagrada Familia (1926).

Ya con Mons. Fasolino como Obispo es designado al frente de la Parroquia de Laguna Paiva (1932 – 1937) donde realiza una intensa tarea apostólica a pesar del anticlericalismo propio del ambiente ferrocarrilero y desde 1933 integra el Cuerpo de Consultores.

Dadas sus cualidades desde 1927 se desempeñaba como Director – Censor del ‘Boletín Eclesiástico’ y a partir de 1937 se le encomienda la tarea de organizar un diario católico que se llamaría ‘La Mañana’ y que debía constituirse en una pieza clave de la pastoral de Mons. Fasolino.

Capellán del Asilo de las Hermanas Dominicas durante largas décadas fue también miembro del Cabildo Eclesiástico local e impulsor de las obras del nuevo Seminario que nunca logró concluirse.

En el año 1945 fue designado Supervisor General de Enseñanza Religiosa para todo el país, cargo que ejercerá hasta 1952.

Paralelamente va consolidando la obra que bajo el lema ‘el bien no hace ruido y el ruido no hace bien’ insertaría a la Iglesia en las barriadas humildes y sus centros apostólicos estarían en la base de varias Parroquias y Capillas que florecen a partir de la década del ’70, lo cual le valdría el reconocimiento no solo eclesial sino de la sociedad santafesina.

Conclusión

La mayoría de los vecinos de ‘Yapeyú’ y de los devotos del modélico patagónico han construido buena parte de su identidad religiosa y social en íntima relación con Ceferino, en gran medida ya que sus características suscitan admiración porque manifiestan la obra divina en su persona y a la vez reflejan sus propias historias de sufrimiento y marginación, que a la par que se aceptan con paciencia entrevén la posibilidad de la superación.

miércoles, 24 de octubre de 2007

HISTORIA Y PASTORAL

El motivo de esta nota es plantear la importancia que el conocimiento de la historia en general y de la Iglesia en particular, como así también la de la propia comunidad (local, regional o nacional) tiene para nuestra formación intelectual y espiritual por una parte y para la ejecución de acciones realmente encarnadas por el otro.

En este sentido creo que es de fundamental importancia remitirnos a la reflexión generada con motivo del Vto Centenario y que en el extinto Juan Pablo II -quien sin ser historiador tenía un profundo sentido de la historia en general y de los pueblos en particular - ha tenido un lúcido exponente .

Considero que es sumamente necesario establecer una diálogo entre los intereses de los participantes en nuestros encuentros, clases u otro tipo de actividades reflexivas y que pueden ser variados y hasta contradictorios y el objetivo que nos hemos propuesto -el de evangelizar la cultura-, lo que de suyo implica al menos proponer en el marco del diálogo una interpretación de nuestra propia historia –social y eclesial- movidos no por un mero interés académico o por nostalgia del pasado sino en orden a presentar los acontecimientos que la constituyen en orden a lograr una mejor comprensión de los problemas que nos aquejan y poder proyectarnos hacia el futuro .

Con Marcel Chappín podríamos decir que la aportación que nos hace el estudio de la historia eclesial en particular se resume en tres términos claves: identidad, inspiración y esperanza ya que ‘... refuerza la identidad con el pasado, ofrece inspiración para el presente y da esperanza para el futuro’

En consecuencia, nuestra mirada tendría que ser eminentemente pastoral, aunque no por esto dejará de lado el rigor científico con el cual debe ser encarada toda investigación o reflexión histórica.

LO LOCAL EN HISTORIA DE LA IGLESIA

El abordaje de lo LOCAL suele aún plantear una serie de suspicacias especialmente en aquellas personas formadas en una concepción objetivista que solo aceptaba una visión universalista, o entendía como históricos los acontecimientos que se daban en esta perspectiva, por lo cual terminaban considerando el estudio de lo local como de segunda categoría.

Sin embargo, así como desde hace varias décadas la mayoría de los historiadores han abandonado la pretensión de construir historias definitivas no menos importante ha sido la atención que han comenzado a prestarle al espacio desde el punto de vista del ‘lugar’ en el que se vive .

No cabe duda que al hablar de LOCAL estamos limitando el ámbito de estudio de los hechos históricos, lo cual contrasta con la amplitud de la historia en general y la de la Iglesia en particular ya que bajo la denominación local podemos referirnos desde una realidad regional hasta una diocesana o parroquial.

Este espacio o espacios al que estamos ligados, es un ámbito que cae bajo la mirada del amor ya que como sostenía alguien, ‘el amor alarga la mirada de la inteligencia’ y por lo tanto lo valoramos de un modo particular, no tanto porque sea grande o importante sino porque es el nuestro .

Una valoración que debe evitar todo ‘localismo’ pero que se hace necesaria ya que el desarraigo, la desvinculación histórica con nuestro ámbito nos termina convirtiendo en una especie de árbol sin raíces, un clavel del aire.

Y esta necesidad de lo propio no se contrapone ni con el universalismo de la Iglesia, ni con su carácter peregrinante ni con su dimensión escatológica, ni con su vocación misionera y en el término parroquia con el que se designa una comunidad local encuentra su concreción.

Este término que proviene del griego indica dos realidades contrastante: la condición de peregrinante pero en un lugar determinado o como señala Casiano Floristán, ‘paroikia tiene una doble significado: peregrinar en el extranjero y vivir en vecindad’ .

Y dado que el protagonista de la historia es el hombre mismo , nada mejor que el análisis de lo local o propio para determinar dicho protagonismo que los esquemas generales –aunque mas atractivos- pueden convertir en una mera abstracción.

Esto es así ya que toda forma de atención a lo local o concreto posee la virtualidad de servir de necesario complemento a las historia general, que si bien nos brinda un esqueleto insustituible necesita revestirse de carne y huesos, de nombres y lugares concretos, de afectos y sentimientos focalizados.

En el caso de la historia eclesial, el estudio de lo local permite una mejor asimilación del ‘misterio’ de la Iglesia Una ya que mientras no descubramos que la Iglesia que confesamos en el Credo se realiza en cada Iglesia concreta –incluidas limitaciones y lastres- nuestra fe no habrá madurado debidamente.

Todas las abstracciones van a adquirir en la historia local formas tangibles ya que es en la propia comunidad donde se realiza el ‘misterio’ de la Iglesia en su concreción última y adquiere sus perfiles personales propios y sus modalidades reales.

Podríamos decir entonces que mientras nuestra fe en la Iglesia no desciende a este nivel de la Iglesia real, de ayer o de hoy, corre el riesgo de volverse una noción abstracta.

Por otra parte, el estudio de la propia historia nos permite tener una valoración realista del pueblo concreto sobre el que se ha de realizar la actividad pastoral.

Valoración realista que no significa ‘canonización ‘ del pasado por aquello de que ‘todo pasado fue mejor’, sino un serio discernimiento de las luces y las sombras generadas por dicho pueblo para corregir los yerros, dar gracias por los aciertos y poder proyectarnos como ya dijimos mas realisticamente hacia el futuro.

Sería riesgoso un proyecto pastoral desde los presupuestos del pensamiento utópico que ofreciese un concepto trascendental de una sociedad perfecta situada mas allá de las coordenadas espacio – temporales, ya que sería en rigor, aunque el mas atractivo de todos, solo mera ilusión o pura ensoñación.

Solo un proyecto pastoral que ancle en el conocimiento de la propia experiencia histórica permite anunciar la dimensión escatológica del mismo, con la salvedad que no es para después de los tiempos sino que se construye allí donde esta presente históricamente la Iglesia, a través de la que se manifiesta la misericordia divina, don para todos los hombres.

O como bien señalaban nuestros Obispos en el Documento ‘Navega Mar adentro’ : ‘Estamos llamados a una felicidad que no se alcanza en esta vida. Pero no podemos ser peregrinos al cielo si vivimos como fugitivos de la ciudad terrena’ .




CRITERIOS INTERPRETATIVOS

Toda lectura de la historia por lo general se realiza desde los desafíos del presente y no podría ser de otra manera ya que la percepción y la comprensión de la historicidad de una comunidad, de la cultura y de la misma Iglesia dependen -aunque no exclusivamente-de la memoria que el sujeto haya desarrollado a partir de su experiencia, del modo como acostumbra a interpretar el mundo y juzgarlo y de las expectativas que tenga frente al porvenir.

Junto a esto, las certezas y dudas que desafían nuestro presente constituyen también la trama de la capacidad de intelección e interpretación de los hechos históricos que cada sujeto tiene.

De allí que antes de entrar a analizar el proceso histórico eclesial desarrollado en el territorio santafesino a partir de la tercera década del siglo XVI me parece indispensable algunas consideraciones acerca de los criterios interpretativos o hermenéuticos que nos ofrece este tiempo que nos toca vivir.

Considero que la cuestión fundamental está representada por el reconocimiento de quién es propiamente el sujeto de la historia ya que las ideologías nacidas del racional –iluminismo han ofrecido distintas interpretaciones de la historia –contrapuestas incluso las unas a las otras-, que sin embargo han tenido como característica la negación o el ocultamiento de la persona humana en su calidad de sujeto de la historia.

No es que en ellas no haya referencias a la persona humana, pero no es Ella la que transforma la historia, sino el estado, el mercado, las clases sociales, el partido o las vanguardias iluminadas por no citar sino a algunas.

De esta manera, el juicio sobre los acontecimientos históricos se ha realizado y realiza desde los modelos imaginados acerca de la mejor sociedad a lograr y se ha desechado la posibilidad de analizarla desde la experiencia de testigos que han reconocido la presencia de Dios en sus vidas.

La aplicación de tal o cual juicio sobre el pasado arroja una visión completamente diversa sobre el mismo, como también una proyección distinta acerca del futuro.

En definitiva esto es lo que está en juego cuando se evalúa la presencia del cristianismo en nuestro continente y en nuestra región, por lo cual debemos clarificar cuales son los criterios interpretativos que pueden sustentar una lectura de nuestra historia como pueblo –tanto político como religioso- desde la experiencia de fe de la Iglesia.

Debemos preguntarnos si es posible interpretar nuestra historia a partir de un paradigma estructuralista o funcionalista, cuando este obliga a disolver al hombre en los condicionamientos sociales antes que a constituirlo desde el misterio o desde una visión secularizante, cuando esta ve en la Iglesia solo a un actor político y social (un factor de poder) en competencia por el liderazgo de la sociedad con otros actores sociales .

Sin descartar los aportes de las ciencias sociales, considero que interpretar los acontecimientos históricos desde las perspectiva de aquel que se ha abierto en su vida a la gracia de Dios –mas allá de aciertos y errores- nos ayuda a objetivar la presencia de la Iglesia como sujeto histórico encarnado en medio de nuestro pueblo y nuestra cultura.

De hecho, la Iglesia es el único sujeto para quién el Reino de Dios no es una categoría de análisis, una teoría o un modelo pasible de ser aplicable, sino que constituye el misterio de su propia identidad .

Esto no significa que no haya otros sujetos históricos que formulen conceptos parecidos y que los utilicen en un sentido analógico o alegórico para evaluar la marcha del mundo o para suscitar la esperanza, o como contrapartida para significar la existencia de una ilusión piadosa para consolación de los que sufren o para designar una falsa conciencia de la condición humana.

Pero para la Iglesia -que ha sido constituida en sacramento de la unidad del hombre y Dios y de los hombres entre sí -, el Reino de Dios evoca la realidad que ella está sacramentalmente llamada a hacer presente en el mundo y en la historia.

Bien se nos podrá objetar que la Iglesia como sujeto histórico no es aún la Jerusalén del cielo –ya que sigue siendo una comunidad de pecadores redimidos-, sin embargo su realidad sacramental constituye desde ya una presencia y anticipo del Reino.

Esto es lo que explica que nuestros interrogantes acerca de los acontecimientos históricos, están ligados indisolublemente a los que tienen que ver con la presencia de la Iglesia en medio de nuestros pueblos.

Las tendencias mas secularizantes de nuestra sociedad han querido, y no causalmente, separar el anuncio cristiano de la presencia de la Iglesia –Pueblo de Dios - como sujeto histórico .

Si bien pueden aceptar lo que entienden como ‘núcleo racional’, esto es una expresión de moralidad depurada de todos aquellos elementos que consideran como herencia mitológica y arcaica y que lo constituyen las creencias y las expresiones del catolicismo popular, no les parece igualmente aceptable o rescatable la presencia real e institucional de la Iglesia.

Para ellos la Iglesia se ha vuelto un entidad obsoleta y que en algunos casos ni siquiera merece ser estudiada ya que el mundo real se constituye por otros actores que van desde el mercado –hoy de nuevo cuestionado- hasta las fuerzas políticas y los movimientos sociales.

Lo que la Iglesia tiene para anunciar, desde Pentecostés hasta nuestros días lo consideran como irrelevante o prescindible y de allí ciertas propuestas de adecuación a los nuevos tiempos que implicarían un verdadero vaciamiento de su identidad, lo que sí, la volvería verdaderamente irrelevante o solo útil para tareas propias de ONG’s.

Esto implica la negación a la Iglesia de la posibilidad de hacer una interpretación de la historia humana y eclesial desde si misma, a la par que se le impone el sometimiento a las interpretaciones que otros actores hacen de la historia, que en nuestro tiempo parecen estar determinadas por el éxito logrado en el funcionamiento de las estructuras, sean estas económicas o sociales.

Este criterio de interpretación no es privativo de quienes sostienen posturas anticatólicas, antirreligiosas o agnósticas sino que ha penetrado entre los mismos cristianos, al punto que –con motivos diversos- analizan a la Iglesia como si fuese uno mas de los actores de la vida moderna, con el agravante que consideran que poco puede ya decirle a una sociedad que se estructura en base a criterios funcionalistas y con prescindencia de la experiencia religiosa.

Entendemos que la mayoría de los cristianos que han adoptado este punto de vista no pretenden de manera deliberada y consciente secularizar el cristianismo o convertir a la Iglesia en un protagonista político o social (aunque en algunos casos esto sea así) sino que en vistas al compromiso ordenado a solucionar los problemas que afligen a tantas personas, han absolutizado el lenguaje socialmente vigente.

En esta visión se resiente la dimensión sacramental de la presencia de la Iglesia en la historia y su capacidad de interpretar los hechos con validez objetiva para todos los hombres, por lo cual termina convirtiéndose para muchos en una especie de marco referencial, fuente de inspiración, depositaria de principios y de argumentos permanentes y generales pero que deben ser actualizados con el lenguaje propio del cientismo social si quiere ser eficaz.

Juan Pablo II desde los inicios de su Pontificado y en continuidad con el Concilio Vaticano II nos ha invitado a interpretar los signos de los tiempos y los acontecimientos históricos que tienen al hombre como protagonista principal desde la perspectiva que ofrece el ‘misterio del Verbo encarnado’ , tanto por su valor intrínseco –como verdad en si misma- como por la urgencia pastoral que ella pone de manifiesto en el marco de una cultura que restringe la validez de la Revelación exclusivamente al ámbito privado.

El respeto a las otras visiones sobre la persona humana reivindicada por el Concilio para muchos ha significado que la Iglesia debe renunciar a la objetividad de la verdad y del acontecimiento cristiano, con lo cual la novedad evangélica sería una especie de ‘addenda’ a la verdad que el hombre ya ha descubierto por si mismo.

De este modo, si el cristianismo es solo una expresión mas -tal vez la mejor o superior- de las diversas visiones sobre el hombre, como podría la Iglesia pretender hacer una interpretación de la historia desde la misión que le fuera encomendada, o mas grave aún, referir todos los acontecimientos históricos al único acontecimiento del que solo Ella puede y debe dar testimonio: la muerte y resurrección de Cristo.

Desde el Concilio Vaticano II la Iglesia ha venido refiriendo los hechos históricos a su misma presencia en el mundo y en esta línea se ha manifestado el Episcopado de América Latina con el llamado documento de Puebla, el de nuestro país con el Documento ‘Iglesia y Comunidad Nacional’ y por supuesto el extinto Juan Pablo II.

En todas estas expresiones magisteriales nos vamos a encontrar con una interpretación de los signos de los tiempos, no desde fuera como quien asume la condición de ‘observador imparcial’ y en nombre de un pretendido ‘objetivismo’, sino desde dentro, desde la pregunta por el hombre y por el sentido de su destino, desde la historicidad que la Iglesia hace suya cada vez que se encarna en las culturas particulares.

A pesar del tiempo transcurrido en el que se ha venido manifestando la ‘autoconciencia eclesial’ respecto a su presencia en la historia de nuestros pueblos, queda la impresión que este criterio interpretativo para los acontecimientos históricos no ha sido suficientemente asumido en las comunidades cristianas (Parroquias – Movimientos – Escuelas- Universidades) al punto que en el Directorio Catequético General publicado por la Sagrada Congregación del Clero en 1997 señalaba que una inadecuada presentación de la historia de la Iglesia se encontraba entre los problemas que subsistían en materia de contenidos catequéticos .

Y esto es lo que considero, debemos revertir en todos los ámbitos de nuestra actividad docente.

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Pbro. Gustavo Vietti

PBRO. GUSTAVO VIETTI
A cinco años de su fallecimiento
Pbro. Edgar Stoffel
estoffel@ucsf.edu.ar

Gustavo Vietti, -‘Tavito’- como todos lo llamábamos, había nacido en Gessler el 5 de noviembre de 1938 en el seno de una esas familias fundadas por descendientes de inmigrantes, siendo sus padres Andrés Hipólito y Victoria Teresa Amprimo.

El 14 de noviembre de ese año era bautizado en la iglesia parroquial puesta bajo la advocación de Santa Ana y diez años después recibía el Sacramento de la Confirmación. Una buena parte de sus estudios primarios los realizó en su pueblo natal, en la Escuela Nro 304 y luego pasó al Colegio de la Inmaculada Concepción en Santa Fe.

A posteriori ingresó al Seminario Metropolitano en Guadalupe y en 1961 recibió la Primera Tonsura y las entonces órdenes menores del Ostiariado y Lectorado.

Dadas sus cualidades intelectuales fue enviado a Roma en el año 1963 para asistir a los cursos de la Universidad Gregoriana, en tanto residía en el Colegio Pío Latinoamericano. Allí recibirá el Subdiaconado y el Diaconado durante 1964, y finalizando ese año –el 19 de diciembre- el Presbiterado y al siguiente obtendrá su Licenciatura en Teología.

TRABAJO PASTORAL EN SANTA FE

De regreso a Santa Fe, ‘Tavito’ es designado por Mons. Fasolino Prefecto de Teología en el Seminario Metropolitano que pronto se reconvertiría en Instituto ‘Juan XXIII’ y entre 1967-1972 Director de Pastoral de dicha institución que en ese año cerró sus puertas, como así también Profesor de Teología Dogmatica (1966-1970). En 1968 fue nombrado Director del sector seminaristas y laicos del Centro de Estudios Religiosos.

Hay que señalar asimismo que ‘Tavito’ fue un fervoroso integrante del ‘Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo’ y todavía se recuerda su reflexión en la jornada del 10 de agosto de 1969 sobre ‘El cristiano en oposición al Obispo y en comunión con la Iglesia’ y que impactó profundamente en un recién llegado Vicente Zazpe

En 1966 había sido designado profesor de Teología en la Universidad Católica de Santa Fe y entre 1968-1969 Delegado Organizador de la Facultad de Filosofía de la misma. Como Director del Departamento de Teología (1969-1972 y 1976-1977) formó un equipo de colaboradores que integraban entre otros Armelini, Lucissano y Nanzer y que fue desmembrado hacia 1978, cuando él se encontraba en España.


Hasta el año 1977 se desempeñó en diversas tareas como por ejemplo Miembro de la Comisión Teólogica Arquidiocesana y del Consejo Presbiteral, Responsable de la Pastoral Universitaria de nuestra Universidad Católica y Asesor Arquidiocesano de Institutos Seculares.

En ese año , Mons. Zazpe, que lo consideraba un sacerdote con capacidad de convocatoria entre los jovenes lo autoriza a viajar a España donde gracias a una ayuda de Adveniat puede realizar un Curso sobre Espiritualidad.

De nuevo en Argentina, en 1979 se le designa Vicario Cooperador de Guadalupe y San Cayetano y en 1982 Director de Estudios del Centro de Formación Teológica en el que se formaban los aspirantes a ministerios y diaconado permanente que Mons. Zazpe había restaurado en la Arquidiócesis.

El 28 de diciembre de 1983 es nombrado Cura Párroco de la populosa barriada de Guadalupe Oeste, en la cual entre otras actividades fomentó la actividad de Cáritas, construyó gracias a la ayuda de Adveniat un Salón para usos múltiples y comenzará a difundir el culto a San Cayetano.

Si bien durante su corto ministerio en el lugar, el 7 de agosto no llegó a adquirir la centralidad que tiene en la actualidad, fue quién preparó el camino para que a partir de 1985 –ya ausente en Viedma- en ese día se celebrara la Fiesta grande del Patrono de la Paz, el Pan y el Trabajo.

También tuvo la iniciativa de invitar a la CGT santafesina para que en representación de los trabajadores organizados adhiriera a los festejos e introdujo la costumbre de bendecir y distribuir los pancitos,

Dada la escasez de sacerdotes, el 16 de febrero de 1984 se le designa Vicario Parroquial de Guadalupe y en el plano de la formación, el 16 de agosto Rector de la Escuela de Diaconado Permanente y Sagrados Ministerios y año siguiente. Mons. Storni lo nombra Director de dicha escuela.

EN LA IGLESIA DE VIEDMA

En 1985 toma la decisión de ir a trabajar pastoralmente a Viedma, Diócesis pobre en sacerdotes, donde Mons. Hesayne le ofrece el cargo de Vicario General, para lo cual solicita autorización a Mons. Storni.

Su actuación pastoral en el lejano sur está signada por el sacrificio y la pobreza de recursos y tanto Mons. Hesyane como su sucesor Mons. Melani, no dejarán pasar oportunidad de agradecer sus trabajo y reconocer sus meritos.

También en estos años continuó con la tarea académica dictando clases en la Facultad de Teología de Villa Devoto.

A pesar de la distancia vivió profundamente la comunión con su Iglesia de origen a la que siempre perteneció y cada vez que venía a Santa Fe, visitaba al entonces Arzobispo Storni con quien mantenía una amical relación que se había forjado en la estadía romana.

Vale la pena resaltar su carta de 13 de mayo de 2000 cuando se le renueva el permiso para continuar fuera de la Arquidiócesis: ‘Quiero renovar en esta oportunidad lo que muchas veces te dijera y escribiera: mi pertenencia a la Iglesia de Santa Fe de la Vera Cruz, me obliga no solo orar al Señor por su Pastor, sus presbíteros y por todo el Pueblo de Dios, sino también a representar aquí, con mi fidelidad al Señor y a su Iglesia, a la comunidad Católica de Santa Fe, que generosa con una Iglesia hermana, me permite y alienta mi servicio sacerdotal’.

RECORDACIÓN
Con motivo del Vto aniversario de su fallecimiento (29 de octubre) el sábado 27 del mismo se celebró en la Parroquia San Cayetano (P. Genesio 1644 de Santa Fe) una Misa en su memoria y al final de la misma se le impuso su nombre al Salón construido durante su ministerio al frente de dicha Parroquia.

En la ocasión se leyó una carta enviada por Mons. Hesayne, en la que el Obispo Emérito de Viedma señala:

‘Ante la imposibilidad de viajar a esa me apresuro con unas breves líneas cargadas de recuerdo agradecido a mi siempre fiel amigo y Vicario General de la Diócesis de Viedma Gustavo Vietti.

Jamás olvidaré la colaboración de Tavito tan fraternal como valiosa en mi servicio episcopal viedmense durante no pocos años. Quiero destacar su amor pastoral para los más carenciados o desposeídos por alguna razón. Ciertamente fue su preferencia ponerse fraternalmente al lado con lo que pudiera…de quién se enteraba “necesitado”. Nadie se sintió desplazado o no bien atendido desde los sacerdotes –religiosas o laicos…

Aprovecho a agradecer a la comunidad parroquial de San Cayetano que se desprendió no sin dolor pero con comprensión pastoral de Gustavo su flamante párroco.’

lunes, 3 de septiembre de 2007

'SAN PABLO' EN SANTA FE - NOTAS HISTORIA PARROQUIA

NOTAS HISTORICAS SOBRE LA PARROQUIA ‘SAN PABLO’ – Santa Fe

Al principio las celebraciones dominicales se realizaban en galpones; primero en Estanislao Zeballos al 600 y luego en calle Echagüe al 6700.

Esto sucedió a fines de 1967, durante todo el año 1968 y parte del año 1969.

En las siguientes fechas se bendijeron e inauguraron:
08/12/1968 Piedra Fundamental de la Parroquia San Pablo
02/05/1969 Erección parroquial y nombramiento del primer párroco
05/10/1969 Parte del complejo parroquial.
25/05/1972 Jardín de Infantes Nº 227 San Pablo
29/06/1975 Capilla del Santísimo Sacramento
18/07/1976 Templo parroquial
27/08/1977 Piedra fundamental de la Capilla Virgen de la Medalla Milagrosa
26/03/1978 Aula del Jardín de Infantes
03/12/1978 Capilla Virgen de la Medalla Milagrosa
28/07/1981 Cocina del Jardín de Infantes
07/03/1982 Salón Juan Pablo II en la sede parroquial
01/09/1982 Salón en la Capilla Virgen de la Medalla Milagrosa
24/09/1983 Sede Scout y Guía
25/09/1986 Salón grande en la sede parroquial
23/12/1987 Remodelación del presbiterio del templo parroquial – Dedicación del altar

Ampliación de la Capilla Virgen de la Medalla Milagrosa
01/11/2000 Remodelación de la Capilla del Santísimo Sacramento - Dedicación del altar


* Entrevista al Pbro. Cirilo Zenklusen
(Diciembre de 2001)

¿Cómo era este barrio cuando usted llegó?
Había menos habitantes, las calles eran de tierra, el agua corriente había llegado justo cuando empezamos a edificar. En la plaza había muchos yuyos, a la noche se oía mucho el canto de los sapos y las ranas.

¿Es cierto que los terrenos pertenecían al Seminario?
No, eran terrenos del arzobispado. Acá eran tres lotes y fui construyendo y pedí cada vez más, cada vez más y ahora tenemos diez lotes.

¿Hubo alguna petición especial de alguien para formar esta comunidad?
Bueno, en ese momento entró en crisis el Seminario, entonces quedamos con el arzobispo, cardenal Fasolino, en que yo trabajaría con algunos chicos del Seminario. Comencé a ir casa por casa y el mismo arzobispo me dijo: "Bueno, trate de construir una parroquia ahí".

Primero congregamos a la gente para la misa dominical en Zeballos al 600 y luego en Echagüe al 6700, en donde había un galpón abandonado de una empresa constructora que estaba lleno de herramientas, palos y tierra. Cuando íbamos, limpiábamos y nos pasaba la luz un vecino.

Se colocó en Castelli al 600 la piedra fundamental, el 8 de Diciembre de 1969. Al año siguiente yo dormí acá, el 12 de Octubre, la primera noche.
Se fue construyendo de apoco el complejo parroquial que incluye el Templo, la casa parroquial, los salones, la sede Scouts, el Jardín de Infantes.

¿Y por qué decidió ponerle San Pablo?
Porque yo quería poner un santo que se destacara como evangelizador.

Los medios económicos, ¿de dónde vinieron principalmente?
Los medios económicos fueron donados por la gente del barrio, por localidades del interior con las cuales tenía alguna relación, por instituciones y gente particular (parientes) de Alemania y Suiza…viajé mucho.

¿Era porque usted tenía "contactos" por su descendencia?
Sí, en Alemania y en Suiza.

En 1998 renuncié al cargo de párroco, por razones de salud y fui nombrado por el señor arzobispo monseñor Edgardo Gabriel Storni, Párroco Emérito de la parroquia san Pablo. Al frente de la parroquia ahora se encuentra el Pbro. Mario D'Angelo.

Nos gustaría que usted, después de tanto tiempo de estar en la parroquia y ver crecer día a día a esta comunidad, nos dé algún mensaje sobre todo a los jóvenes que tenemos que continuar con esta obra…
Les diría que hay que trabajar para difundir el Reino de Dios, yo estoy aquí para gloria de Dios y salvación de los hombres y quisiera que tuvieran este mensaje en el corazón: hacer todo para la gloria de Dios y para la salvación de los hombres, para el Reino de Dios. Para todos los movimientos de la parroquia que se extiendan hacia fuera, nosotros hemos recibido tanto, que sepamos también dar lo máximo y generosamente, con alegría.

(Entrevistó: Ana Laura Almada)




* Construcción Templo

Técnico constructor Herminio Rafael Rosa:
Realizó gratuitamente la planificación y dirección de la totalidad de la casa parroquial, salones, jardín de infantes "San Pablo" y ampliaciones, capilla del Santísimo, templo parroquial, departamento para otro sacerdote, asador.
Arquitectos Hugo Lazzarini y María del Carmen Paez:
Realizaron gratuitamente la remodelación del templo y de la capilla del Santísimo y la construcción del campanario.
El arquitecto Hugo Lazzarini, además, pintó, en el presbiterio del templo, distintas escenas de la vida de san Pablo y el Via Crucis. En capilla del Santísimo pintó, también en el presbiterio, un mural (obra maestra) denominado "La adoración de los santos" (véase Capilla del Santísimo Sacramento). Las 3 obras las realizó gratuitamente (material y mano de obra).
Técnico constructor Rubén Ferreras:
Realizó gratuitamente construcciones menores.
Maestro mayor de obras Juan Carlos Córdoba:
Realizó gratuitamente (en parte) construcciones menores.
Arquitecto Pablo Fernández:
Realizó gratuitamente construcciones menores.

Fte: Sitio WEB Parroquia San Pablo - Castelli 647

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