miércoles, 12 de diciembre de 2007

AÑO 2005 - A 70 años de la muerte del padre Dimas Mateos

Por Emilio Grande (h.)*

Durante 34 años estuvo al frente de la parroquia San Rafael.
En la ceremonia exequial estuvieron presentes monseñor Nicolás Fasolino, arzobispo de Santa Fe, varios sacerdotes y muchos feligreses que fueron a rezar en su memoria. Los restos fueron enterrados en el templo. "Dios lo ha querido para El, bendito sean sus designios", sostuvo el presbítero Marcos Tacca.

Enorme consternación había producido en la ciudad el fallecimiento del reverendo padre Dimas Mateos, ocurrido el 18 de agosto de 1935. Hacía 34 años que tenía a su cargo la parroquia San Rafael, que en esa época dependía de la arquidiócesis de Santa Fe.
Momentos después de producido el deceso, la casa parroquial se vio asestada de público que fue a testificar su simpatía y veneración por el destacado sacerdote.
"Durante 34 años ininterrumpidos había sabido hacer el bien, siempre el holocausto a su credo, a su fe y a los intereses de Rafaela, que lo habían contado entre sus más prominentes hombres", expresa LA OPINION en su edición del 19 de agosto de 1935.
Estuvieron presentes en las exequias monseñor Nicolás Fasolino, arzobispo de Santa Fe; Angel Rodríguez (vicario general); los presbíteros Guillermo Borgogioni, Venancio Cruz, Pedro Torres, Marcos Tacca, Celestino Ferrero, Santiago Grenón, Antonio Ellena, Tito Artesella, Victorino Bayo, Adolfo Lucetto, Arsemio Hipólito, Ruiz Badanelli, Benito y Edmundo Rodríguez, Antonio Llionz, Celestino Pusetto, Antonio Zenere, Juan Berizzo, Prudencio Fuigeiras, Guillermo Sklorz, Emiliano Cerdán, Domingo Massolo, Enrique Príncipe, Ignacio Liarte, Antonio Fratin, Pedro Torres y Manuel González.
En forma ininterrumpida se han oficiado misas y plegarias por el sufragio del alma del extinto. Durante el velatorio se hicieron guardia de honor las cuatro ramas de la Acción Católica, desde el momento en que el féretro fue colocado en el templo hasta el momento de darle sepultura.
Presidido por el arzobispo Fasolino se ofició el solemne funeral para rogar por el alma del extinto y el responso final. Al compás de la marcha fúnebre de Chopin se dio sepultura a los restos mortales en el lugar preparado en la templo parroquial, que él mismo hiciera construir con la colaboración de todos los feligreses.
"Dios lo ha querido para El, bendito sean sus designios. Pero señores, para nosotros no ha muerto, para los cristianos la muerte no es la nada, es la vida con Dios, principio y fundamento de nuestro ser, resignación en el dolor, paciencia en las tribulaciones, sonrisa ante el sarcasmo, perdón en el ultraje", expresó el presbítero Marcos Tacca.
En reemplazo de Dimas Mateos, el 1 de setiembre de 1935 asumió como cura párroco de San Rafael el presbítero Emiliano Cerdán.
Una calle de la ciudad lleva el nombre de Dimas Mateos en el barrio Mosconi, que se inicia en avenida Aristóbulo del Valle y se extiende hasta el barrio Pizzurno.

* La Opinión, Jueves 18 de Agosto de 2005

Fuentes: LA OPINION y El Norte, 1935, en la Biblioteca Nacional; LA OPINION, revistas; Mendoza de Rubiolo, G. "Rafaela y sus calles"; Garrappa, Jorge.

A 50 años de la ordenación episcopal de José Agustín Marozzi

Por Emilio Grande (h.)*
Después de ser párroco 10 años en San Rafael de esta ciudad, fue obispo de Resistencia (Chaco). Creó cinco capillas en Rafaela. Impulsó junto a un grupo de laicos la construcción del Cine Teatro Belgrano inaugurado hace 50 años. Murió a los 92 años en el 2000. Una calle lleva su nombre.

El domingo 18 de agosto de 1957 fue ordenado obispo de la diócesis de Resistencia (Chaco), el reverendo José Agustín Marozzi, quien se desempeñara durante 10 años como cura párroco de la Iglesia San Rafael de esta ciudad, durante una ceremonia solemne presidida por monseñor Nicolás Fasolino (entonces arzobispo de Santa Fe) realizada en el templo parroquial totalmente ocupado de feligreses, entre ellos un grupo de chaqueños.Marozzi tuvo una destacada acción pastoral en Rafaela (fue párroco entre 1946 y 1957), creando las capillas Dolorosa (barrio Guillermo Lehmann), Lourdes (barrio San Martín), Fátima (barrio homónimo), San Pedro (barrio Villa Dominga) y San Antonio (barrio Alberdi), estas tres últimas actualmente son parroquias.Además, impulsó junto a un grupo de laicos la construcción del Cine Teatro Belgrano (la única sala que sobrevive en la ciudad), inaugurada el 5 de febrero de 1957, con el objetivo de moralizar los espectáculos cinematográficos para la familia. ¿Se mantiene ese espíritu en nuestros días?Gracia extraordinariaHabía nacido en la localidad santafesina de Gesller el 29 de enero de 1908. Era hijo de Pedro Marozzi y Anunciada Budasti, de cuyo matrimonio nacieron también Irene, Juan, Nazareno, Remigio, Lorenzo y María Esther (está última vivía en nuestra ciudad y murió hace unos años).Estudió en el seminario de Santa Fe y fue ordenado sacerdote por monseñor Fasolino el 6 de enero de 1933 en la capital provincial. Luego fue vicario en la iglesia Virgen del Carmen de Santa Fe, párroco de Malabrigo y después en Villa Ocampo.Participó como obispo en el Concilio Vaticano II que se desarrolló en Roma de 1962 a 1965. "Ha sido una gracia extraordinaria. Eramos de distintas nacionalidades, pero se notaba la comunión entre las distintas cosas que se hacían", expresó en una entrevista en octubre de 1997.Por su debilitada salud había renunciado a su ministerio en 1984 para recluirse en el Cotolengo Don Orione de Claypole (provincia de Buenos Aires). El 4 de agosto de 2000 murió a la edad de 92 años."Busquen la santidad que le mostrará el panorama de todo lo que tienen que hacer. Ella les aconseja cada día cómo debe comportarse uno frente a la realidad para que la gente se acerque a Dios y que él sea amado", había expresado cuando se encontraba en Claypole.Una calle de Rafaela lleva su nombre, según la ordenanza municipal N° 3930 del 7 de julio de 2006, ubicada en el barrio Pizzurno y continúa en el nuevo sector del barrio Villa Podio.

* Diario ‘La Opinión’ Rafaela, Sábado 18 de Agosto de 2007

MONSEÑOR JUAN JOSÉ IRIARTE*

Primer Obispo de Reconquista y primer Arzobispo de Resistencia. Rasgos de un Pastor



I. MI PRIMER RECUERDO DE IRIARTE

1. El primer recuerdo de Monseñor Juan José Iriarte, que me viene a la mente, es la reflexión sobre su accionar pastoral que nos hizo en Reconquista a los miembros del Colegio Eclesiástico Los Doce Apóstoles, en los primeros días de marzo de 1980. Es el primero por ser el más vívido, no el más antiguo.
Habíamos viajado para pasar aquí tres semanas y comenzar el año seminarístico. Una primera semana, para escuchar al Obispo y a sus colaboradores, y conocer un poco la Diócesis y la realidad social en la que está inserta; una segunda, para conocer una parroquia, distribuidos los seminaristas en varias de ellas; una tercera, para hacer los Ejercicios espirituales de comienzo de curso.
Un elemento importante de la mística del Colegio era conocer y amar la Iglesia diocesana del compañero. El motivo principal de que estuviésemos reunidos de diócesis tan diversas y remotas (Comodoro Rivadavia, Viedma, Quilmes, Gualeguaychú, Goya y Reconquista) no podía ser un hecho casual, o sólo la razón económica de que eran pobres y no tenían Seminario. En el hecho adivinábamos un particular designio divino: el amor que Dios tiene a nuestras Iglesias. Por ello dispusimos comenzar el curso cada año rotando por las diversas diócesis de los compañeros. Ese año fue Reconquista. El año siguiente, Viedma.
Con la alegría de volver a estar juntos, y dolidos por la muerte de Alberto Salame, un compañero reconquisteño, ocurrida durante las vacaciones, peregrinamos a fines de febrero de 1980 a la basílica de Itatí, en Corrientes, para agradecer a Dios por el Colegio Eclesiástico e implorar su bendición. Allí, en efecto, en el camarín de la Virgen, en septiembre de 1975, había madurado el propósito de crearlo. Después volvimos a Goya, donde tomamos la lancha que nos llevó a Reconquista.


II. HOMBRE DE LO ESENCIAL

2. Monseñor Iriarte nos hizo instalar en “el Feudo”. Pronto nos vino a visitar. Con lenguaje claro, breve e incisivo, nos enunció las coordenadas principales de su accionar pastoral, que quedaron esculpidas para siempre en mi memoria:
“1ª Llevar la Palabra de Dios,
2ª a todos,
3ª en especial a los más pobres,
4ª con medios pobres”.
Quedé estupefacto de su mente de pastor. ¿Se podría haber traducido mejor cómo ser instrumento del Verbo de Dios, que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen, y se hizo hombre”? Yo estaba feliz con esa lección de pastoral para mis seminaristas, ante cuyos Obispos había asumido la responsabilidad de colaborar a formarlos como pastores.
No sabía que, en ese momento, la Providencia me estaba regalando también a mí una lección de pastoral preparatoria para mi episcopado, cuyo anuncio recibí vía telefónica el sábado 7 de marzo por la tarde en la curia de Reconquista.
La pedagogía de Iriarte de enunciar en forma breve e incisiva su estrategia pastoral me impresionó. Es la forma cómo un padre educa a su hijo. No le da conferencias. Sino pocas palabras, claras, convincentes. En esa pedagogía me inspiré luego, como Obispo, cuando debía enunciar algunos propósitos pastorales esenciales (1).

3. A los pocos días me impresionó también la homilía de Monseñor Iriarte al instituir como lector a Carlos Degiusti, el actual cura párroco de la catedral de Reconquista. La volví a escuchar en 1999 cuando trajimos sus restos a Resistencia, antes de entregarlos como precioso regalo a la Iglesia de Reconquista de la que fue su primer pastor. ¡Cómo me gustaría volverla a escuchar! A partir de entonces siempre me impresionaron las homilías de Iriarte. Entre todas las homilías que los Obispos solemos tener durante nuestras Asambleas Plenarias, las de Iriarte son las que han calado más hondo en mi ánimo. Y ello por la esencialidad de sus afirmaciones y fuerza de convicción. Lo que decía lo sentía, estaba convencido.

4. Me impresionó, también, cómo el Obispo y los dirigentes laicos se entendían con pocas palabras. “Operación Oro blanco”: era la acción pastoral para los cosecheros del algodón (2). “Operación Oro verde”: la acción pastoral para los cosecheros de la caña de azúcar. “Operación Oro Negro”: la acción pastoral para los trabajadores de los obrajes del monte en los hornos de carbón. Estas operaciones pastorales bien concretas muestran que lo de “llevar la palabra de Dios a todos, en especial a los más pobres”, en Iriarte no era declamación, sino un propósito firme (3).

5. Quien quisiese trazar una figura completa de Monseñor Iriarte, además de hurgar en el archivo de sus apuntes personales que entregué a la Iglesia de Reconquista, debería hacerlo en los documentos del Episcopado argentino. Y allí descubrir cuáles tienen su sello. Hay algunos concisos, casi telegráficos, con la palabra justa, sin floreos. No sería difícil que el autor de base haya sido una Comisión redactora integrada por Mons. Iriarte. Si bien casi nunca un documento episcopal es aprobado tal cual sale de la comisión redactora, pues la Asamblea interviene mucho, la matriz suele quedar. Y los rasgos de Iriarte son indelebles.


III. FLECHADO POR EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN

6. Mi relación con Monseñor Iriarte venía de antes. No cuento la que pude tener por haber cohabitado en el mismo Seminario de Buenos Aires entre los años 1942 y 1947. Él había ingresado allí el 7 de julio de 1941, con casi veintinueve años, ya abogado, ejerciendo su profesión, y presidente nacional de la rama juvenil de la Acción Católica. En cambio, yo ingresé al Seminario, meses después, el 7 de enero de 1942, todavía niño, con doce años por cumplir. Además, en esos años, la separación entre seminaristas menores y mayores era total. Y los menores los considerábamos como “dioses”, pues los veíamos sólo de lejos, o en el Templo mayor durante las ceremonias solemnes.
Por ese entonces la humanidad se despedazaba en la segunda guerra mundial. Y en la Argentina sucedían los avatares que llevarían a la revolución del 4 de junio de 1943 y al advenimiento de Perón.

7. Un poco más cercana fue mi relación con Iriarte al regresar yo de Roma en octubre de 1955, pero tampoco fue muy intensa. Él actuaba en el Tribunal Eclesiástico porteño, en la Curia que, a raíz del famoso incendio del mes de de junio, funcionaba en el Colegio del Carmen, sobre la calle Paraguay. Yo también actuaba en ella, primero como secretario del Obispo auxiliar, Mons. Manuel Tato, a quien Perón había expulsado del País, y luego como auxiliar de la Secretaría General del Arzobispado.
De esa época, más que recuerdos de Iriarte, retengo la admiración que tenía por él su primo, el P. Guillermo Sáenz, compañero mío de estudios en Roma y de trabajo en la Curia. Ciertamente me alegró su nombramiento como primer Obispo de Reconquista, en 1957, al regreso de un viaje suyo a Europa. Se trataba de un colega, cuya cruz pectoral de madera pronto fue objeto de comentarios.

8. Mi relación con Monseñor Iriarte maduró con el Concilio, lo mismo que con otros Obispos del NEA de esa época. Entre ellos, Monseñor Jorge Kemerer, nombrado también entonces primer obispo de Posadas (1957), y Monseñor Alberto Devoto, nombrado primer obispo de Goya (1961), ambos párrocos en Buenos Aires, a quienes conocí cuando era Vicario parroquial en la Sagrada Eucaristía, en Plaza Italia.
De durante el Concilio, no poseo recuerdos claros con Iriarte, a pesar de haberme hospedado en el mismo hotel durante la primera sesión, pues mi colaboración quedó interrumpida por una fractura de húmero sufrida en un ómnibus. Tampoco recuerdo si él frecuentaba las reuniones que algunos Obispos, invitados por Mons. Aguirre, primer Obispo de San Isidro, hacían durante el tiempo de receso de las sesiones conciliares, de las que participábamos también algunos profesores de la Facultad de Teología.
Inmediatamente después de finalizado el Concilio, en julio de 1966, me invitó a Reconquista, para un curso de formación permanente del Clero, de dos o tres semanas. Los primeros días estuvieron a cargo mío, sobre las líneas fundamentales del Concilio. Luego, entró el Canónigo Boulard, un célebre pastoralista francés, para exponer sobre la Pastoral de Conjunto. La tercera semana, nuevamente a cargo mío para dirigir los Ejercicios Espirituales del Clero.
En los años inmediatos posteriores al Concilio se hicieron esfuerzos enormes en la Argentina para iluminar al Clero sobre las líneas pastorales conciliares. Los que Monseñor Iriarte hizo en Reconquista se destacaron especialmente y repercutieron positivamente en todo el NEA, como por entonces comenzó a llamarse esta región pastoral.

9. De su pensamiento teológico y pastoral expresado en el Concilio, no me animo a opinar en general por no haberlo estudiado. No sería difícil hacerlo, acudiendo a los apuntes mencionados y a los volúmenes de las Actas del Concilio, verificando lo dicho por Iriarte en el aula conciliar, sus adhesiones a lo propuesto por otro padre, sus propuestas escritas y sus votos (4).
Aunque no lo pueda demostrar, de lo que no me cabe duda es que Iriarte tuvo que haber promovido, o al menos adherido calurosamente a la redacción del n° 8 de Lumen Gentium, la constitución dogmática sobre la Iglesia, en el que se compara la Iglesia al misterio del Verbo Encarnado. Ello destaca que Dios quiere salvarnos mediante una Iglesia confiada totalmente en él y despojada de poder mundano: “Así como Cristo realizó la obra de la redención en la pobreza y la persecución, también la Iglesia está llamada a seguir el mismo camino para comunicar a los hombres los frutos de la salvación. Cristo Jesús, a pesar de su condición divina…, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo (Flp 2,6) y por nosotros se hizo pobre a pesar de ser rico (2 Co 8,9). También la Iglesia, aunque necesite recursos humanos para realizar su misión, sin embargo, no existe para buscar la gloria de este mundo, sino para predicar, también con su ejemplo, la humildad y la renuncia. Cristo fue enviado por el Padre a anunciar la Buena Noticia a los pobres…, a sanar a los de corazón destrozado (Lc 4,18), a buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc 9,10). También la Iglesia abraza con amor a todos los que sufren bajo el peso de la debilidad humana, más aún, descubre en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y sufriente, se preocupa de aliviar su miseria y busca servir a Cristo en ellos”.

10. Veinte años después, en 1985, la contemplación del misterio de la Encarnación lo impulsó a Monseñor Iriarte a bautizar con ese nombre el Seminario Interdiocesano que crearon los Obispos del NEA en Resistencia. Que le haya puesto por nombre “La Encarnación”, así, pelado, sin aditamento alguno, ni siquiera “La Encarnación del Señor”, a más de uno le llama la atención. Quizá Monseñor Martínez, el primer rector del Seminario, tercer Obispo de Reconquista y actual Obispo de Posadas, nos pueda decir algo al respecto. Pero la sencillez del nombre tiene el sello de Iriarte, que siempre bregaba por lo esencial. Hay una sola Encarnación verdadera, y se sobreentiende que es la del Señor. ¿Para qué explicar lo que es obvio?

11. Y ¡guay que alguien intentase empañar la esencialidad del Evangelio y centralidad de Jesucristo con algún atisbo de culto a su persona! Me hizo prometerle que a la Casa de Retiros y Encuentros de Puerto Tirol no le pondría por nombre “Casa Monseñor Iriarte”, como sugerían los laicos que colaboraban en la administración. Por eso le puse “Casa Jesús de Nazaret”, como el mejor homenaje a su memoria. Pero sería justo que esa Casa tuviese ahora un hermoso retrato de Monseñor Iriarte, que yo descuidé poner.


IV. ATRAÍDO POR LA POBREZA EVANGÉLICA

12. No me es fácil destacar hoy todos los rasgos de Monseñor Iriarte que son capitales en un hombre de Dios. Por ejemplo, su espíritu de oración. Y ello, por falta de estudio de su figura de mi parte. Pero, en consonancia con lo recién dicho sobre su eclesiología conciliar y el misterio de la Encarnación, Dios ha querido que un aspecto de su espiritualidad no quedase oculto y brillase: su amor a la pobreza evangélica.
Se contentaba con lo indispensable. Almorzaba, pero de ordinario no cenaba. Excepto un dictáfono, para responder su correspondencia o dictar apuntes, que la Hermana Amelia, de las Auxiliares Parroquiales, desgrababa cuidadosamente, no quería aparatología en las oficinas de la Curia, ni miraba con simpatía que los sacerdotes se proveyesen de aparatos musicales de última generación, o que el vehículo para la atención pastoral tuviese todos los chiches.
Cuando lo visité el 7 de marzo de 1980, para pedirle me permitiese telefonear a Buenos Aires, la Curia era una casa común de planta baja sobre la calle San Martín, frente a la plaza Sarmiento.
Trece años después, en 1993, cuando me trasladé de Posadas a Resistencia para sucederlo, el edificio de la Curia era el mismo que había dejado Monseñor De Carlo: una casa del año 1926, para una familia de clase media, pero no adecuada para las oficinas de la Curia y la vivienda del Obispo. Un ropero tapaba la puerta principal de su dormitorio para impedir que la gente, a la espera de una audiencia, entrase en él. Después descubrí que el elástico de su cama estaba destruido. ¿Dónde habrá ido a parar esa reliquia? Su escritorio funcionaba también como sala de audiencias. Cuando sonaba el timbre de calle él mismo hacía de portero. La cocina y el comedor eran dos habitaciones sin ventanas, como las construcciones “chorizo” que se estilaban a fines del siglo XIX y comienzos del XX, que estaban del otro lado del jardín. Por lo cual, para hacerse un té o tomar un mate, uno debía salir de la habitación ya vestido. Lo acompañaban un anciano sacerdote jesuita, el P. Kaserman, que era el Provicario General y Administrador del Obispado. El infaltable “Chino”, un empleado fiel, heredado de los años de Monseñor Marozzi. Y además Teresa, una mujer buena, que venía por la mañana a limpiar la casa, lavar la ropa y preparar la comida. Esa era toda la Curia del Arzobispo.
Iriarte, el hijo del estanciero, no parecía incómodo en esa situación. En cambio, yo, el hijo de un humilde campesino italiano, empleado en la compañía de tranvías Lacroze de Buenos Aires, no me sentí capaz de vivir allí. Y decidí poner mi residencia en el Seminario Interdiocesano. Monseñor Iriarte, apiadado de mí, me invitó, entonces, a visitar el departamento preparado para el Obispo en la Catedral por el antiguo Cura, el P. Luxorio Bilbao SJ, que ninguno de los dos últimos Obispos había utilizado. Cosa que me alegró, y allí puse mi vivienda personal.

13. Como recién sugerí, Iriarte era hijo único de una familia acaudalada. Su amigo Carlos J. García Díaz nos recuerda a sus padres, Don Juan y Doña Raquel Amadeo. Y también su casa: primero un petit hotel en la zona residencial de Palermo, sobre la calle Canning, casi avenida Las Heras, y luego una más moderna, de dos plantas (¿para el futuro matrimonio del hijo profesional?), en la calle Cabello, cercana a la anterior. También nos habla del campo, que poseían en Alejo Ledesma, al sur de Córdoba, donde los seminaristas realizaban misiones de verano, de las que escuché hablar cuando todavía era seminarista.
Cuán rico era don Juan, no lo sé. Monseñor Iriarte no hablaba de su familia. Pero en dos ocasiones, muy al pasar, me mencionó un viaje a Europa, en 1924, cuando tenía diez años. A pesar de su edad, le impresionó el asesinato de Matteotti, ocurrido el 10 de junio, que casi voltea a Mussolini. “¿Qué hacías, entonces, en Europa?”, le pregunté. “Mi padre tenía plata, y le gustaba pasear”, me dijo y cambió de tema.

14. Muchas son las anécdotas referidas al espíritu de pobreza evangélica de Iriarte. Convendría recogerlas y verificarlas. La más célebre es la que lo muestra haciendo autostop a un camión. Al llegar a un negocio, el camionero para y le dice: “Che, Negro, ayudáme a descargar esas bolsas”. E Iriarte, dócil, lo hace con toda naturalidad, hasta que el dueño del negocio descubre que el “Negro” es el Obispo de Reconquista.
Con los viajes fuera de la Diócesis, evitaba que los gastos pesasen sobre ella. Así lo informa cuando programa su primer viaje pastoral a Europa: “Algo que ha pasado – muy triste para mí –me permite hacer este viaje sin que a la Diócesis le cueste un solo centavo” (23 septiembre 1960). Son conocidos sus viajes en buque de carga. En el informe a los fieles sobre el viaje realizado, dice: “Salí de Buenos Aires el 6 de octubre (de 1960); como Uds. recordarán desembarqué allí el 19 de febrero. Tardé unos cuarenta días más de lo que había calculado: un mes en Europa y diez días que se atrasó el barco de carga en el que viajé de vuelta” (28 de febrero de 1961). Dos años después, en 1962, antes de partir para el Concilio, escribe a los fieles: “Me voy pasado mañana a Buenos Aires, para embarcarme el jueves, si Dios quiere, en un carguero inglés que, en unos veinte días con sólo dos escalas, me dejará en el puerto de Londres”. Y agrega: “Ya sé que me podrían contestar: que con los aviones a reacción-el tiempo ha sido suprimido y que se tarda tanto en ir de Roma a la Argentina, como tardo yo en la Internacional para viajar de Reconquista a Buenos Aires. Es verdad. Pero lo que los aviones no han suprimido es la distancia que se traduce en costo”.
Carlos J. García Díaz recuerda las visitas que hacía a su casa cuando ya era Arzobispo emérito: “Llegaba puntualmente en el ómnibus 60 desde Martínez, donde residía en la casa adjunta a la parroquia de Ntra. Sra. de la Unidad, en Olivos, en el conurbano bonaerense; y como se negaba a volver en un taxi o en un remise, yo lo acompañaba hasta la parada del 60, no en el diferencial, sino el corriente, al que trepaba aún cuando estuviera casi lleno y quedaba en el pasillo colgado de un pasamano junto a desconocidos pasajeros que no sabían que viajaban de pie al lado del Obispo emérito de Resistencia”.

15. Iriarte era pobre con naturalidad y alegría, sin pose. Como lo es el pobre verdadero. Era pobre con la libertad del que no se aferra a nada porque con Cristo tiene todo. Con fina ironía hacía burla del seminarista, sacerdote o religiosa que alardeaba de pobre, cosa no infrecuente en esa época.

16. Sin duda que, en las ceremonias del Seminario cuando intervenía algún Obispo y en la misma Curia porteña, Iriarte advirtió algo en el estilo de los Obispos, herencia de siglos anteriores, que no era coherente con el estilo de Jesús. Y por ello en el aula conciliar tuvo una intervención digna de nota. El 22 de septiembre de 1964, cuando se trataba el esquema “sobre la función pastoral de los Obispos en la Iglesia”, tomó la palabra para decir que “se exige de nosotros un cambio muy profundo en nuestro modo personal (style de vie)”. Y como Iriarte se excedía en el tiempo, el moderador de la sesión, el cardenal Julio Döpfner, arzobispo de Munich, lo exhortó a concretar su moción, propuso entonces la siguiente votación: “En el ejercicio de su función pastoral, del que se habla en los números 11-18, recuerde el Obispo que es necesaria una adaptación profunda de su modo de vida, que abarque el modo de distribuir su tiempo, actividad, autoridad, su modo de hablar, sus relaciones interpersonales, y principalmente su simplicidad y pobreza, fuera de lo cual las modificaciones introducidas en su función pastoral no serán sino fórmulas técnicas puramente exteriores” (5).
La moción de Iriarte se ve reflejada en el documento final sobre el Ministerio y la Vida de los Presbíteros, que dice: “Los Presbíteros, y también los Obispos han de evitar todo lo que de alguna manera pueda alejar a los pobres. Mucho más que los demás discípulos de Cristo, han de desterrar de su vida todo tipo de ostentación. Su casa ha de ser de tal manera que parezca accesible a todos y que todos, incluso el más humilde, se atreva a frecuentarla” (6).


V. SU OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS POBRES

17. Si bien Iriarte nunca pensó en imponer a nadie su particular modo de vivir la pobreza evangélica, sentía que ella es una de las condiciones necesarias de la evangelización. Por lo cual, el pastor, si quiere de veras evangelizar, y si bien es libre en el modo concreto de vivir la pobreza, no es libre de abrazarla. Y al abrazarla, ha de abrazar también, y en primer lugar, a aquellos que son pobres de veras.
De allí que Iriarte durante el Concilio integró un grupo de Obispos que, desde los primeros días, se aplicó al estudio del grave problema de “la Iglesia de los pobres”, cuyo referente principal era el Patriarca greco-melquita Máximos IV. Este grupo, en una misiva firmada también por Iriarte, le agradeció a Pablo VI la orientación sobre el espíritu de pobreza como criterio para la reforma de la Iglesia (7), que dio en la encíclica Ecclesiam suam, publicada el 6 de agosto de 1964. La misiva es digna de ser leída (8): “El grupo de Obispos que, desde los primeros días del Concilio, se aplicó al estudio del grave problema de ‘la Iglesia de los pobres’, quiere expresar a Vuestra Santidad su profunda alegría y reconocimiento filial. Nos parece en efecto que vuestra primera encíclica, que contiene un llamado urgente a los Padres del Concilio, nos invita muy especialmente a abrirnos a V. S. sobre el tema preciso de la renovación interior de la Iglesia por el espíritu de pobreza. Queremos responder con confianza a esta exhortación. Nuestra intención es compartirle, dentro de algunos días, la voluntad concreta de muchos obispos de embarcarse con coraje en la senda de una sencillez más evangélica en sus títulos, vestiduras y tenor de vida. Un gran número de ellos igualmente está dispuesto a otorgar todo su valor práctico, en el apostolado, a la primacía de la evangelización de los pobres y de las clases obreras descristianizadas. Estamos convencidos que el Evangelio es un amor que hay que poner en el corazón de los hombres, comenzando por los más pobres. Esperamos también responder filialmente a la primera sugerencia de vuestra carta encíclica: ‘Cómo dar a nuestra palabra y a nuestra conducta la impronta de la pobreza’. Tendremos a V. S. fielmente al corriente de nuestros trabajos y esfuerzos, porque sentimos dolorosamente con Vos, Santo Padre, la situación trágica de la Iglesia, con mucha frecuencia separada de las masas pobres, impedida por apariencias muy sensibles de riqueza y retrasada en el esfuerzo de evangelización de los pobres, los dos tercios de la humanidad, los preferidos de Jesús”.

18. En enero de 1967 escribió una carta “El grito de la gente que sufre”, referida a la situación de la población de la Zona del Monte (Cuña Boscosa), que conmueve como los gritos del Profeta. Me impresionó. A pesar de los cuarenta años transcurridos, les recomiendo que la vuelvan a leer.

19. Andando los años, y ya como arzobispo de Resistencia en la Cuaresma de 1988, Monseñor Iriarte publicó una carta pastoral sobre “La opción preferencial de los pobres”, que es de antología (01-03-1988) (9). No conozco que otro Obispo haya escrito algo semejante. Y esto, sobre todo, por el estilo redaccional: con pequeños dramas, a partir de los cuales hace luego la reflexión pastoral. En cierto modo, imitando a Jesús, el cual “con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender” (Mc 4,33). O como el Obispo San Agustín que, junto a los grandes tratados teológicos y escritos apologéticos, se preocupaba de la catequesis “de los rudos” (10).


VI. SU VISIÓN DEL PUEBLO DE DIOS

20. En el breve tiempo que me queda para redactar estos apuntes y tomar el colectivo que me llevará a Reconquista (escribo el 14 por la noche), me va faltando espacio para pensar y redactar varios capítulos que son capitales para entender la figura pastoral de Iriarte. Pero intentaré bosquejar algunos de ellos.
El primero, la visión conciliar de la Iglesia como Pueblo de Dios: uno y múltiple, a la vez. Su composición: integrado por diversos sectores, cuyos miembros son todos iguales en dignidad y diversos por los carismas que reciben de Dios para servir a sus hermanos y colaborar en la evangelización del mundo: los laicos (inmensa mayoría), las religiosas y los sacerdotes (grupos pequeños en número decreciente). Su contexto en el espacio y en el tiempo (tal Diócesis concreta, en tal época), en medio del proceso de complejización del mundo y de la tarea evangelizadora. Su universalidad y su concreción, cuya garantía es la opción preferencial por los pobres. En efecto, cuando se prefiere a los pobres, a quienes siempre se tiende a excluir, se los vuelve al centro de la escena, y se hace un acto de justicia. Así se salva la universalidad de este Pueblo y su integridad.

21. Al respecto, me contento con mencionar tres cartas pastorales de Monseñor Iriarte, de la Cuaresma de 1970, que fueron pensadas como una unidad: 1ª) La misión de la Iglesia (24-02-70); 2ª) El ministerio de los Laicos en la Iglesia (05-03-70); 3ª) La misión de los sacerdotes y de las religiosas (10-03-70). Revelan la visión de un verdadero “epískopos”, un Obispo “vigilante” de su grey. Son un verdadero manual de Introducción a la Pastoral, que mantiene toda su actualidad a pesar de los años pasados. Sería bueno que los actuales sacerdotes y los seminaristas de La Encarnación, en especial de los últimos años, las conociesen y reflexionasen.


VII. SU VISIÓN DEL LAICADO

22. De todos los Obispos que conocí, Iriarte es el Obispo “más laico” de todos. Y ello por su trayectoria vital. Y también por el acento que siempre puso en el papel de los laicos y en la formación de los mismos para el apostolado. Subrayo que Iriarte, a pesar de la importancia que dio al ministerio de los laicos en la Iglesia, de ningún modo le quitó fuerza a su vocación propia. Como dice el Concilio: “Los laicos tienen como vocación propia buscar el Reino de Dios, ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según Dios. Viven en el mundo, en todas y cada uno de las profesiones y actividades del mundo y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, que forman como el tejido de su existencia. Es ahí donde Dios los llama a realizar su función propia, dejándose guiar por el Evangelio para que, desde dentro, como el fermento, contribuyan a la santificación del mundo, y de esa manera, irradiando fe, esperanza y amor, sobre todo con el testimonio de su vida, muestren a Cristo a los demás” (LG 31).
Por ello, y puesto que en la segunda de las cartas de la Cuaresma de 1970 trata del ministerio de los laicos en la Iglesia, y no de su vocación específica en el mundo, Iriarte se sintió obligado a dar una explicación: “El documento sobre Laicos de San Miguel nos dice que ‘las características del momento actual en nuestro país reclaman a los laicos una más fuerte integración en la Iglesia, al mismo tiempo que una clara conciencia de la obligación que les es propia de actuar directamente en la instauración del orden temporal...’. Se señalan allí claramente dos líneas de acción del laico, que, como es natural, muchas veces se acercan y se mezclan:- la tarea específica de Iglesia, de la cual tratamos en estas Cartas;- la instauración del orden temporal, de la que tratamos el año pasado en Carta colectiva los Obispos del Noreste. Debe quedar bien claro que aquí sólo tratamos del primer aspecto: ¿por qué sólo de él? Sencillamente porque no es posible tratar todos los puntos en cada oportunidad.” (Párrafo B: De qué se trata y de qué no).

23. En la década del 70 participé nuevamente de una reunión pastoral en Reconquista con laicos. De ella recuerdo muy poco. Tal vez habrá sido en torno a la exhortación de Pablo VI sobre la Evangelización. Lo que sí recuerdo fue el nivel de responsabilidad que advertí en los laicos participantes. Y algún apellido se me quedó grabado.

24. Cuando sus restos fueron despedidos para trasladarlos a Reconquista, los laicos de Resistencia dieron un precioso testimonio sobre Iriarte como animador de su vida laical, que deseo comunicarles: “La gran herencia que nos enriqueció ha sido hacernos descubrir y vivir nuestra maravillosa identidad laical, que nace del bautismo. Nuestra vocación a la santidad, de vivir lo cotidiano de tal modo que toda la realidad sea transformada según Dios. Es sus charlas de espiritualidad laical, con mucha simpleza, nos remarcaba que ser cristiano implicaba: 1) hacer cosas buenas, 2) hacerlas bien, 3) cumplir los deberes de estado, 4) y todo esto hacerlo por amor a Dios. Se encargó de inculcarnos siempre que lo específico del laico es vivir en el mundo, transformándolo con criterios cristianos y evitando todo escape o reduccionismo a lo intraeclesial. El mundo, es decir nuestra familia, vecindario, comunidad, lugar de trabajo, instituciones intermedias, partido político, etc., es donde estamos llamados a vivir la verdad, la honestidad, la solidaridad, la justicia, el amor; todos los valores que Cristo nos propone. Nos preguntaba si en nuestros exámenes de conciencia estaba presente revisar como realizábamos nuestro trabajo: “¿lo hacemos con competencia y honestidad?, o por ejemplo ¿para participar de uno de nuestros compromisos eclesiales pedimos licencia con certificados de enfermedad cuando estamos sanos? Preguntaba si creímos que evangelizábamos en nuestro trabajo porque leímos la Biblia o rezábamos el rosario ocupando el horario destinado a trabajar. Con relación a nuestros deberes de ciudadanos, por ejemplo, no evadir los impuestos, hasta pagar el salario justo y las cargas sociales correspondientes a quienes nos prestan servicio, nos cuestionaba si descubríamos en ello una expresión de nuestra coherencia entre fe y vida. No cabía en su mente, ligada a todo lo evangélico, que el cristiano se permitiera ciertas picardías, como ser, estacionar en un lugar no permitido, favorecer al hijo de un amigo, colocarse antes en una fila para pagar un servicio; y muchos ejemplos más con los que mechaba sus homilías. Respecto de nuestra misión en la Iglesia: nos instó con fuerza a vivir el protagonismo en la acción pastoral, desde nuestra identidad de bautizados, a ser más que colaboradores, ser parte a la hora de reflexionar y decidir. Nos enseñó a no temer pensar por nosotros mismos y expresarlo con libertad; y como un buen padre, a dejar también que nos equivocáramos en nuestras decisiones para así crecer. Insistió mucho en que el tiempo dedicado a la pastoral no debía interferir en nuestra misión en el mundo, y supo comprender la tensión que vivimos los laicos cuando asumimos tareas pastorales, por ello no recomendaba la “bigamia eclesial”, cuando teníamos más de una actividad eclesial”.


VIII. ESCASEZ DE OBREROS.

25. A imagen de Cristo que siente compasión por la multitud “porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor” (Mt 9,36), Iriarte sufrió mucho la penuria de sacerdotes y de consagrados a la obra del Evangelio. En la primera de las tres cartas mencionadas, Iriarte plantea el problema vocacional que sufre la Diócesis: “Las personas que hagan este trabajo - “obreros” los llama Cristo - escasean hoy en nuestra Diócesis, como faltaban en los tiempos del Señor; eso no quiere decir que siempre hayan faltado o vayan a faltar. Faltan hoy obreros porque la tarea de la Iglesia es muy grande, nuestros tiempos la hacen aumentar y diversificarse”.
Es un problema que advirtió desde el comienzo de su episcopado (cf. La familia y la vocación, 1959). Y trató de remediarlo con varios recursos, incluso buscando seminaristas en el exterior, como muestra el Informe de su primer viaje (28 febrero 1961) (11).

26. A comienzos de los 70, mi relación con Iriarte se afianzó. Y, precisamente, a raíz del problema vocacional. Los tiempos se habían vuelto difíciles. Signo de ello, en menos de un mes el Episcopado tuvo que emitir tres declaraciones relacionadas con la violencia desatada: a) sobre la tortura y toda forma de violencia (16 marzo 1972); b) sobre un estado de agudizada violencia con la contrapartida de la represión (29 marzo 1972); c) sobre los crímenes que se cometen (11 abril 1972). Yo era decano de la Facultad de Teología y vivía como una clueca que cuida sus pollitos: que los militares no me tocasen a ningún muchacho; y que la guerrilla tampoco sedujese a ninguno. En ese clima, los Seminarios con frecuencia cerraron sus puertas a los jóvenes de otras diócesis. Algunos candidatos del interior vivían en casas de religiosos, de parientes o pensiones, y frecuentaban los estudios en la Facultad, pero no siempre recibían una formación integral: oración común, convivencia fraterna, dirección espiritual. Me vino entonces la inspiración: “¿Y si organizo algo para estos muchachos?”. El cardenal Aramburu, a quien visité para proponerle el problema y pedirle un ala del viejo Seminario Menor, me dijo: “Fuera del edificio del Seminario organizá lo que quieras”. Con ese aval, consulté por escrito a todos los Obispos del Interior que habían tenido alumnos en la Facultad en los últimos diez años, para pedirle consejo. Casi todos me respondieron que el problema era real, y algunos, especialmente Iriarte, me alentaron a buscar una solución. Fue así que surgió el Colegio Eclesiástico Los Doce Apóstoles, a la manera de un Seminario de emergencia. Si yo fui el padre, Iriarte bien puede ser considerado uno de los tíos fundadores. Por ello, apenas pude, reservé lugares para la diócesis de Reconquista, que se integró al Colegio en 1977. Es, de algún modo, el antecedente de varios Seminarios actuales. Directamente, del Seminario Santos Apóstoles Pedro y Pablo, de Comodoro Rivadavia. Y también, del Seminario de Quilmes. E, indirectamente, del Seminario Interdiocesano “La Encarnación”, de Resistencia.

27. No puedo olvidar la inquietud de Iriarte cuando Juan Pablo II me nombró Obispo auxiliar de Viedma. Me invitó a tomar un café: “¿Y qué va a pasar ahora con el Colegio Los Doce Apóstoles?” “No te aflijas, le respondí. Monseñor Novak nos concedió un sacerdote excelente, el P. Francisco Urbanija, que iba a ser el Vicerrector, y bien puede ser ahora el Rector. El P. Pablo Sudar ayudará como Director Espiritual. Yo puedo conservar la alta supervisión del Colegio”. Pero más que su inquietud por mi alejamiento del Colegio, me conmovió su calidez recibiéndome como hermano en el episcopado. No me lo imaginaba tan cordial, infundiéndome ánimo: “No temas nada, porque Dios va a estar siempre con vos”. Comencé a darme cuenta que ser Obispo era menos difícil de lo que imaginaba.

28. Dos años después, el 20 de septiembre de 1982, al cumplir 35 años de ordenación sacerdotal, publicó una nueva carta pastoral sobre las vocaciones: “¿Cura yo…? ¿Monja yo?”, del mismo estilo que empleó luego en Resistencia al tratar de la opción preferencial por los pobres. Otro escrito pastoral de antología. Con siete cuadros, va enfrentando una a una las objeciones que suelen ponerse a la vocación sacerdotal o religiosa. El primer cuadro trae un diálogo entre el Negro (¿Iriarte?) y Nenucha (¿su novia?). Después de contar el desconcierto de Nenucha porque el Negro la deja y entra al Seminario, deja caer la siguiente perla: “Si me prometen formalmente no contárselo a nadie, les hago una confidencia, pero ojo! sean fieles al secreto: yo me ordené hace hoy 35 años. No tenía ni cinco de ganas de ser cura. Hasta el último momento tuve esperanza de que surgiera alguna dificultad… pero no surgió y aquí me están aguantando ustedes desde hace 25 años. Desde que entré al Seminario jamás tuve un solo minuto de duda o de arrepentimiento por lo que había hecho, lo cual no quiere decir que todo haya sido fácil”.
Valdría la pena retomar esta carta de Iriarte, releerla en grupos de promotores vocacionales, y analizar el modo cómo hoy se enfoca la pastoral vocacional y se concibe la vocación sacerdotal o religiosa. Si en los viejos tiempos se pecó suprimiendo prácticamente todo discernimiento… Entrar al seminario o noviciado era ya tener vocación y ponerse a estudiar para… Dejar el seminario o noviciado era perder la vocación… Hoy, por el contrario, en algunos seminarios y noviciados pareciera haberse instaurado el culto a la duda. “¿Qué tal, cómo estás?” “Y, por ahora, estoy bien…”, te responde el seminarista o novicio. Como si te dijese: “No sé por qué estoy aquí. Quizá que tenga vocación. Pero tengo unas ganas locas de que me digan que me vaya…”. El candidato casi que tiene prohibido manifestar su alegría por el llamado del Señor. Como si un chico sintiese que es bueno callar la alegría por su novia… Una verdadera patología. Mejor, cerrar esos seminarios y noviciados.

29. Finalmente, llegó el momento de que el NEA tuviese su propio Seminario. El Obispo de Resistencia, Monseñor Agustín Marozzi, había renunciado por límite de edad. Y había una necesidad enorme en el NEA de que hubiese un Seminario Mayor. Aunque no lo puedo demostrar, sospecho que la creación del Seminario Interdiocesano fue la razón principal del traslado de Monseñor Iriarte a la sede de Resistencia. Y los Obispos de la Región tuvieron que haber influido en ello. Había allí un edificio enorme para Seminario Menor, edificado en tiempos de Perón en terrenos del Obispado, y podía ser adaptado para Seminario Mayor. Trasladado Iriarte en 1984, puso todo su esfuerzo en organizarlo lo más pronto que pudo, contando con el apoyo moral de los otros Obispos de la Región y con la ayuda concreta de la diócesis de San Isidro. Y ya en 1985 pudo abrir el Seminario Interdiocesano, que ya lleva 22 años, y cuenta con su tercer rector.

30. Poseemos una carta de Monseñor Iriarte dirigida “A las religiosas”, del 12 diciembre 1974, en vísperas de la conclusión del Año Santo diocesano, preparatorio del universal, para ayudarles a hacer una revisión de vida en coherencia con esa gran celebración a punto de terminar. Si bien está dirigida a las mujeres consagradas, podría haber sido ofrecida, proporcionalmente, a todos los seminaristas y clérigos, a fin de rever también ellos cómo cultivan la propia vocación.
La carta tiene un estilo distinto de las tres cartas pastorales de Cuaresma de 1970, donde prima el estilo del estratega pastoral. Y distinto también de las dos cartas de antología mencionadas, donde prima el estilo del pedagogo. Aquí es un tanto filoso, punzante, máxime si se tiene en cuenta que la carta está dirigida a mujeres consagradas. Es como el estilo de los profetas, de Juan Bautista. Incluso es comparable al de Jesús cuando se dirige a los judíos observantes y a los conocedores de la Biblia.
No sé cómo habrá caído esa carta. Imagino que las religiosas de la Diócesis, que conocían a su pastor, la acogieron bien, y les habrá hecho mucho bien. Pero también imagino que en otros ambientes extradiocesanos tal vez no haya caído tan bien. No es fácil que alguien nos observe algo a nosotros los consagrados: obispos, presbíteros, diáconos, seminaristas y religiosas. Aceptamos la denuncia profética, pero dirigida a los otros, a los poderosos que están fuera del templo. Pero que a nadie se le ocurra hacerse el profeta con nosotros. Iriarte se atrevió, porque él estaba lleno de auténtico espíritu profético. Su carta, fechada 12 de diciembre de 1974, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, bien podría fecharse de nuevo en Aparecida el 13 de mayo de 2007. Pues como la voz de los viejos profetas sigue siendo actual. Recomiendo a todos los consagrados, mujeres y varones, su lectura con espíritu de conversión.


IX. EVOCACIÓN FINAL

31. Ayer se cumplieron ocho años de la muerte de Monseñor Juan José Iriarte. Estamos seguros que vive en Cristo y que goza de su gloria. Vive también en nuestras Iglesias, de Reconquista y de Resistencia.
Él siempre quiso el segundo plano, para que el primero fuese exclusivo de Cristo.
Cuando en junio de 1993 se marchaba de Resistencia y lo urgían a que dijese el día y la hora, y con qué medio se iría a Buenos Aires, lo ocultó a todos, menos a su amigo “Chaquín” Galíndez. Y decía: “¿Por qué quieren saber? ¿No ven que soy un fantasma? Yo no existo”. Y se pasaba la mano por la cara, como si fuese un mago que hacía desaparecer su figura.
Se fue de Resistencia como vino y vivió: en la humildad. Por una indiscreción de Chaquín supe que se iría en avión; un medio que no solía usar, y del que nadie iba a sospechar. Y fui a darle un abrazo. El suyo me recordó el que me dio en marzo de 1980 cuando fui nombrado Obispo. Abrazo cálido que sentí durante todos los años que estuve en Resistencia.
Ahora, desde junto a Cristo, nos abraza a todos con su intercesión. Y su figura, que él quiso hacer desaparecer, como lo quiso Juan Bautista frente a Jesús (cf Jn 3,30), el Señor la hace aparecer cada vez más nítida ante nuestras Iglesias, para que a través suyo lo conozcamos y amemos a Él.

* Apuntes de monseñor Carmelo Juan Giaquinta, arzobispo emérito de Resistencia, para la conferencia sobre la figura de Mons. Juan José Iriarte, con ocasión del 50° aniversario de la Diócesis de Reconquista, y en el 8° aniversario de su muerte
(Catedral de Reconquista, 17 de agosto de 2007)



Notas:
(1) Por ejemplo, “los Cuatro ‘Todos’”, que enuncié casi invariablemente al final de las visitas pastorales a las Parroquias de las Diócesis de Posadas y de Resistencia.
“1° Escuela para todos;
2° Catequesis para todos (Palabra de Dios);
3° celebración todos los domingos (Eucaristía y demás sacramentos);
4° tender la mano a todo Cristo sufriente” (Caritas Parroquial”).
Aunque parecieran enunciados pastorales diferentes, el estilo de mi fórmula se inspiró en el de Iriarte.
(2) Pueden verse orientaciones sobre esta pastoral en la carta fechada el 12 diciembre 1977.
(3) El mismo propósito de llegar en forma concreta a los más pobres observé, más tarde en Resistencia, donde Iriarte fue el primer arzobispo, cuando verifiqué la facilidad que brindaba a los Gedeones para repartir la Biblia en hoteles y colegios. Una vez me dijo: “Decíme. A pesar de todos los esfuerzos que hace la Fundación Palabra de Vida, animada por el Padre Trusso, ¿cuándo nuestra gente humilde podrá tener una Biblia? ¿Por qué, entonces, no aprovechar la iniciativa de los Gedeones, en vez de sospecharla?”
(4) Cf Acta Synodalia Sacrosancti Concilii Oecumenici Vaticani II, Indices, p. 523, donde el nombre de M. J. J. Iriarte figura 19 veces.
(5) La intervención de Mons. Iriarte puede verse en Acta Synodalia Sacrosancti Concilii Oecumenici Vaticani II, volumen III, Pars II, 262-265.
(6) Presbyterorum Ordinis 17. No he estudiado por qué esta exhortación, “también los Obispos”, no se puso antes en el respectivo decreto sobre la función pastoral de los Obispos en la Iglesia, como propuso Iriarte.
(7) Cf Ecclesiam suam n. 28.
(8) Ver en Acta Synodalia etc., vol. III, pars IV, pp. 373-374: Igualmente, en Acta Synodalia etc., vol. III, pars V, pp. 492-494.
(9) La hice publicar nuevamente cuando sus restos pasaron por Resistencia, con el siguiente copete: “En ocasión del próximo traslado a nuestra capital de los restos del primer arzobispo de Resistencia, monseñor Juan José Iriarte, fallecido en San Isidro el 16 de agosto pasado, es oportuno honrar su memoria recordando una de sus más célebres cartas pastorales, sobre La opción preferencial por los pobres. La misma llamó la atención de todo el pueblo cristiano, incluso del resto del país, por su llaneza, lenguaje directo y profundidad. En esta carta, monseñor Iriarte revive mostrando una de las vetas preferidas de su espiritualidad: la pobreza evangélica. Nacido en una familia pudiente, no sólo desechó el lujo, sino que se privó también de lo superfluo. Y dispuso que, después de su hora postrera, sus órganos fuesen donados a quien pudiesen serie útiles. Su programa pastoral incluía la pobreza evangélica de manera muy especial. Solía decir: "Como Cristo, llevar la Palabra de Dios: a todos, en especial a los más pobres, con medios pobres". Este ideario es un legado permanente para nuestra iglesia de Resistencia”.
(10) Cf De catechizandis rudibus, en PL 40,314.
(11) Vale la pena advertir que Iriarte, cuando todavía era laico y ejercía el cargo de presidente nacional de la Juventud de Acción Católica, publicó una evaluación de los diez años de la misma, en la revista Sursum (¡Arriba!), donde alude a la inyección de vocaciones a los Seminarios y Noviciados que significó la asociación; cf. Sursum, 1940, Acción de Gracias en este 10° Aniversario, pp. 214-216

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

FUNDADORA DE LA CIUDAD Y PATRONA DE LA ARQUIDIOCESIS DE ROSARIO

Por el Pbro. Carlos Alberto Costa

El 15 de abril de 1730, don Bruno Mauricio de Zabala, gobernador del Río de la Plata, quien posee el honor de ser caballero de la orden de Calatrava, y tiene el cargo de teniente general de los ejércitos reales, eleva al cabildo eclesiástico de la diócesis de Buenos Aires, a cargo del gobierno diocesano desde fines del año 1729 por fallecimiento del obispo, una petición para que proceda a dividir en curatos o parroquias una buena parte de territorio de su gobernación comprendiendo también los territorios de la jurisdicción de Santa Fe y de Buenos Aires poniendo énfasis en la necesidad de la atención religiosa de estos pobladores porque carecen “del pasto espiritual”.El 23 de octubre de 1730 el cabildo eclesiástico procede a la erección canónica del curato del Pago de los Arroyos comprendiendo a las poblaciones que se hallan situadas desde el río Carcarañá hasta el arroyo de la Cañada de las Hermanas y las que están en este Pago sobre la costa del Paraná. El límite oeste lo constituye la provincia de Córdoba.Este sector rural de la nueva parroquia denominado Pago de los Arroyos se extiende desde el río Carcarañá hacia el sur. Toda esta extensión abarca las tierras bañadas por numerosos arroyos: Blanco, Ludueña, Saladillo, Frías, Arroyo Seco, Pavón, Villa Constitución, Arroyo del Medio, Ramallo y Las Hermanas. Podemos decir que el territorio de este curato o parroquia es casi igual al territorio actual de la provincia eclesiástica de Rosario, es decir la jurisdicción territorial de las tres sedes episcopales que conforman la provincia eclesiástica de Rosario, vale decir, la arquidiócesis de Rosario conjuntamente con las diócesis de Venado Tuerto y San Nicolás, construido el capitán Domingo Gómez Recio en su estancia La Concepción. A esta flamante sede parroquial se le entregan, por expreso mandato del cabildo eclesiástico de Buenos Aires, la imagen, los ornamentos y demás alhajas de la capilla Nuestra Señora del Rosario que se había desalojado del Salado, población al norte de la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz.El 17 de marzo de 1731 el cabildo eclesiástico procede a otorgarles “la colación y canónica jurisdicción”. De este modo el Pbro. Maestro Ambrosio de Alzugaray se constituye en el primer cura párroco del curato del Pago de los Arroyos. El primer cura párroco de este curato nace en la ciudad de Santa Fe de al Vera Cruz el 1 de abril de 1700 en el seno del matrimonio formado por el capitán Ambrosio de Alzugaray, quien fallece en 1720 en una refriega contra los indios abipones al defender el fuerte santafesino, y por doña Bartolina Gómez Recio, nieta del capitán Luis Romero de Pineda. El joven Ambrosio de Alzugaray estudia en la famosa Universidad de la ciudad de Chuquisaca y recibe la ordenación presbiteral en esa ciudad en 1724. Es destinado como teniente cura o vicario parroquial de españoles y naturales en la ciudad de Santa Fe. Ya sacerdote se hace cargo de su madre y de sus hermanos.El 7 de mayo de 1731 se hace cargo de la parroquia del Pago de los Arroyos siendo la primera autoridad con residencia fija en este Pago de los Arroyos. El día de la toma de posesión abre los tres libros reglamentarios: el libro de registros de bautismos, el libro de las actas de matrimonios y el libro de las defunciones. Se inicia de este modo el archivo de la iglesia parroquial.Su madre le acompaña desde el primer día y fallece en la casa parroquial el 31 de agosto de 1733 recibiendo cristiana sepultura en la iglesia, sede de la nueva parroquia, previa celebración de la santa Misa de exequias, llamada también de cuerpo presente, y se celebra una novena de Misas cantadas luego de su sepelio.El Padre Alzugaray abre la primera escuela en Rosario y por lo tanto podemos decir la primera escuela parroquial. Al enseñar el catecismo necesariamente tiene que impartir conocimientos de lectura y escritura a los niños y a adolescentes que concurren a la catequesis en las humildes habitaciones contiguas a la iglesia parroquial.La Cofradía de María Santísima del Rosario nace el 27 de abril de 1736 por iniciativas del cura párroco Ambrosio de Alzugaray. Esta asociación de fieles es la primera que se concreta en la parroquia y en el caserío que se va aglutinando alrededor de la sede parroquial. Podemos decir con claridad que ya en el transcurso de estos años la población, que se viene cobijando en torno a la imagen de Nuestra Señora del Rosario, toma el nombre “del Rosario”.El maestro Ambrosio Alzugaray cumple con eficacia su oficio pastoral y cierra sus ojos el 21 de mayo de 1744 siendo sepultado también en la pequeña iglesia parroquial.El Dr. Francisco de Cosio y Therán, segundo cura párroco, muy entusiasmado por tener la iglesia nueva encarga en la ciudad de Cádiz, del reino de España, una nueva imagen de la Virgen patrona. Pero desde 1766 ya no ejerce su oficio en esta parroquia del Rosario.El 3 de mayo de 1773 llega a la aldea del Rosario la actual imagen de Nuestra Señora del Rosario. Es recibida por el Pbro. Dr. Miguel de Escudero, tercer cura párroco. La población alrededor de la iglesia parroquial cuenta unos trescientos habitantes.La “primer imagen se pierde en la historia”, nos dice monseñor Nicolás Fasolino, obispo de Santa Fe, en una conferencia pronunciada en 1941.Desde aquel lejano 3 de mayo de 1773 la pequeña y blanca imagen de la Reina y Señora del Paraná nos acompaña en todo el quehacer cotidiano.

martes, 11 de diciembre de 2007

Documentos para la historia del catolicismo santafesino siglo XVIII

1) INFORME FAVORABLE DEL CABILDO DE SANTA FE SOBRE LA CREACIÓN DEL CURATO DEL PAGO DE LOS ARROYOS (1730).


// M. Iltres y Bes
Señes Dean y Cavdo
La de VS. de 18 del pasado. Resivio esta ciudad con el apresio devido a tan rrespetosas letras selebrando la providensia, que se enunsia como tan necesaria para el consuelo de estos distantes Pagos cuios avitadores mediante esta disposisn. lograron el espiritual pasto de que tantos años an caresido con arto Lamento nro Razon por que ms beses emos reclamado de cuia piadosa Resolucion como tan necesaria damos a Vsa. mui Repetidas grasias Conosiendo la grande utilidad que sigue a esos Pobres fieles pues Lograran morir como catholicos con los Santos Sacramentos y no se beran sus cuerpos enterrados en esos campos como asta aqui se an bisto.

// Los Pagos que exsisten son solo dos en los que se an acojido los que antes avitaran en ocho, que son el de los arroyos que corre de norte a sur. hasta las hermanas q. asta alli esta cituada la vesindad de esta ciudad, cuya lonjitud es de la esquina del Ro Carcarañal donde rreside la guardia veinte y cuatro leguas al aparte de esa ciudad y algunas mas poblasiones que estan situadas sobre el sitado Ro Carcarañal y en todas asisten muchas familias y el del Parana que Prinsipia de la otra parte del Rio de las Conchas hasta el Paraje del dol. con distancia de dies y ocho leguas de norte a sur en que ay mas de siento y cuarenta Poblasiones. Las que aun que a menos distansia q. las de los Arroyos Padesen ygual inconvente Por las dificultades del Rio Parana. asi de la falta de enbarcasiones como de los vientos que muchas beses los hase incomunicables rrasn por que necesita de ygual Providensa siendo sierto que ambos curatos Produsiran sufisiente congrua a los curas y que a los propietarios actuales de esta ciudad les quedara aun mas que la Presisa y nesesaria con la ciud que es la q. en esta Rason devemos ynformar a VSa cuia bida Gde Ds ms añs , Sta. Fee Junio 16 de 1730 añs

M. Iltres y Bes
Blmes de VSSa sus mayores servidores
Francisco Ziburu Pedro Zauala
Fco Joseph de Sarabia Juan de Zeuallos

Fte: Archivo del Arzobispado de Buenos Aires, Libro de Actas del Cabildo Metropolitano, años 1730 y 1731, fs. 28.

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2) PRESENTACIÓN DEL SACERDOTE AMBROSIO DE ALZUGARAY PIDIENDO QUE SE LE ENTREGUEN LOS ORNAMENTOS QUE CORRESPONDEN A SU CURATO (1731).


// Muy Ilustre y Be Sr. Dean y Cavdo en Cede Vacte .
El M. Ambrosio de Alzugaray Presvro domisiliario de este Obispado, y Cura del Pago de los Arroyos de la jurisdicn de la Ciudad de Sta. Fe-de este distrito, q. nuevamte se a eregido por el celo de VS. en curato propio desmembrandolo de el de dha Ciudad; Paresco ante VS. como mejor proceda en dro. y digo, q. respecto de tener dispuesto VS. en el acuerdo de division de veinte y tres de Octubre del año pasado, q. a la Parroquia asignada en este pago se le entregasen los ornamtos y alajas, q. fueron de la capilla de N. Sra. de Rosario, q. se desalojo del pago del Salado por las ostilidades de los ynfieles haciendo entrega de ellas al Cura de Españoles de dha Ciudad de Sta. Fe, en cuio poder para todo en vista del orden q. a su tiempo se daria, se ha de servir VS. de librar para este efecto comisn al eclesiastico, q. mejor paresiere a VS. para q. por la memoria de las dhas. alajas de la mensionada capilla, q. dho. Cura de españoles de dha. Ciudad tiene remitida a VS. las aprenda y devajo de inventario, y recivo se me entrieguen por su mano para asi evitar qualesquier disgusto, q. se pueda ofreser con el q. los tiene, y porq. fuera de las Alajas asignadas, q. fueron de dha. capilla de N. Sa. del Rosario, y estan señaladas por VS. para la Parroquia de dho. Curato de los Arroyos, Y de las q. fueron de la capilla, q. se desalojo del Pago del Rincon, q. se hallan asi mismo asignadas por VS. a la Parroquia del Curato de la otra vanda del Parana, y consta de la memoria remitida por dho. Cura de Españoles, ay otra de algunas alajitas de capilla, q. oi sirve en dha. otra vanda el Mro. D. Miguel de Barzelona se ha de servir assi mesmo VS. de mandar q. haviendo dha. capilla de sesar, adjudiquen estas alajas por dho. Comisionario a ambas Parroquias segun la nesessidad, q. en vista, y reconosimtos de todas las alajas expresadas en las dos antesedentes memorias hallare pa lo q. se servira VS. asi mesmo de mandar se le remita testimo de todas las tres memorias-Y por q. para la observansia de lo dispuesto y ordenado por VS. en la división de dho. Curato de los Arroyos no es presiso tener presente el edicto mandado publicar por VS. se ha de servir ordenar se me de testimo de el y juntamte del Aransel Eclesiastico=
Y en atension a q. esta cituado dho Curato de los Arroyos en tan remota distansia de la Ciudad de Sta. Fe, y no ser facil el recurso a los Superiores, se ha de dignar VS. de concederme facultad para los casos, y sensuras reservadas del Obispado para alivio espiritual de aquella feligresia=y confiando en la suma caridad con q. VS. a atendido al bien espiritual y temporal de todo el Obispado y del celo con q. mira los mayores adelantos de las nuebas Parroquias principalmte aora en sus principios siendo tan sumamente pobre la de los Arroyos, y hallandose sin medio los feligreses de dho. pago, por causa de q. los mas se han venido a el derrotados del enemigo de los mas, en q. estavan poblados, y q. por este motivo, no me es facil el hacerme de varias cosas presisas, como de los vasos pa la Crisma, y Santos olios, sera, bino, se ha de servir VS. de haser limosna a dha. Parroquia de un misal q. le falta y de algn ornamto q. no sirva desta Sta. Igla y de concederme facultad pa q. en esta Ciudad pueda pedir entre los devotos una limosna y de q. se me preste todo el ornamento nesessario pa q. de ida a dha. Ciudad de Sta. Fe pueda hazer, q. cumplan con la Iglesia mis feligreses logrando la ocasion de la compa del Mro. Dn. Frano Arias pa q. me ayude, por todo lo qual=
A Vs. pido y suplico me aya por presentado, y de proveer segun llevo expresado de q. recevire todo favor del caritativo obrar de VSa por lo q. me ynsta la presision del viaje y juro lo en dro. nesessario.

Ambrosio de Alzugaray

Fte: Archivo del Arzobispado de Buenos Aires, Libro de Actas del Cabildo Metropolitano, años 1730 y 1731, fs. 180 a 183.

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3) INVENTARIO DE LAS ALHAJAS Y VESTUARIO A LOS QUE ALUDE EL CABILDO ECLESIASTICO AL CREAR LOS CURATOS (1731).


// Capilla del Rincón
Memoria de las Alajas y Vestuario de la Sta. Imagen del Rosario de la Capilla q. fue del Rincon=Primeramente la Santa Imagen vestida con un manto de nobleza campo azul y guarnicion de encaxe blanco volado angosto.
Itt. Otro manto de Damasco blanco con encaxe de hilo de plata sobre sinta azul.
Itt. Una Pollera de nobleza naranjada.
Itt. Otro manto de nobleza color naranjado.
Itt. Tres Camisas de bretaña, la una con asientos colorados y mangas=la otra con asientos de colorado y verde; y la tercera con asientos assi mesmo de colorado y verde, y encajes en las mangas.
Itt. Dos Jubonsitos, y dos Faldellines del niño.
Itt. Una Camisita del niño.
Itt. Quatro caidas de Andas chiquitas de raso labrado a listas con su sinta colorada y aforro de olandilla naranjada.
Itt. Dos Palias, y otra q. tiene a los pies en el nicho.
Itt. Tres Cabelleras de la Sta. Imagen.
Itt. Dos mangas de las Andas compañeras de las caidas.
Itt. Un Rosario de quentas de color de ambar, y en el un Santo Christo chiquito de Oro por Cruz y dos sartas medianas de perlas finas mui deslustradas y viejas.
Itt. Una gargantilla de Granates y perlas falsas.
Itt. Otros dos Rosarios, uno quentas de ambas, y otro de Cristal.
Itt. Una Joyita de perlas falsas.
Itt. Una Corona grandesita con su rremate de Cruz, y el mundo al pie.
Itt. Quatro ps de sinta verde de Venecia.
Itt. De palo dos pies de ramilleteros.
Itt. Quatro sipresitos con sus Pelicanos de remate.
Itt. Quatro Rexillas de aderezo de Andas.
Itt. Una benda ancha de bretaña amarrilla pa adorno de las Andas.
Itt. Un Niño q. tiene en brasos, y en la caveza puesta una cabellera rubia y su corona de plata.
Itt. Un nicho o cajon de madera de sedro llano.
Itt. En dho nicho un belo de sempiterna colorada con lechuguilla de sinta verde.
Itt. Una caxuela de una bara de largo angosta y sin llave.
Itt. Tres manteles de bretaña unos mui maltratados y rotos y viejos con su deshiladito en la orilla; otros dhos de Platilla bien tratados con punta pequeña de Lorena y un pespunte a la orilla de Seda morada.
Itt. Otros dhos de lienzo mui viejos con sus deshilados a la orilla y punta pequeña de Lorena.
Itt. Una Palia deshilada de bretaña mui bieja.
Itt. Otra dha con encaxe de oro y punta blanca de Flandes.
Itt. Un Amito y un Alba mui vieja de bretaña con su deshiladito a la orilla.
Itt. Tres caxetillas de plata para Crismeras.
Itt. Un Cornu Altar mui biejo.
Itt. Una volsa con unos Corporales de bretaña con su deshiladito a la orilla y su hijuela con su bordado de torsal de hilo de oro.
Itt. Una Casulla con estola y manipulo de Damasquillo de lana de colorado y verde.
Itt. Otro Cornu Altar y otros dos purificadores muy viejos.
Itt. Un Calis con Patena, su hijuela y otra hijuela de lana verde.
Itt. Dos paños de Caliz, el uno de tafetán listado, y el otro de Damasquillo mui viejo.
Itt. Dos Singulos, el uno de algodon y el otro de sinta mui antiguo.
Itt. Quatro estampas de papel grandesitas.
Itt. Unas Vinageras de vidrio.
Itt. Una Ara quebrada puesta en su marco de madera.
Itt. Un misal chiquito y mui biejo.
Itt. Seis laminitas con estampas de vitela y marcos de estaño.
Itt. Una Campanilla vieja con la manija de fierro.
Itt. Siete rramitos de estaño.
Itt. Quatro Candeleritos de Cobre de Coquimbo.
Itt. Quatro Libs y media de sera prieta.
Itt. Una toca blanca.
Es traslado de la memoria original q. exibio el Sr. Vicao Jues Ecleo la q. debolbi a su Mrd. dello doi fee=

Antto Suarez
Notao ppo
Capilla de Ntra Sra de la Concepcion
Memoria de las Alajas de la Capilla de Nra. Sra. de la Concepcion que esta en la otra vanda del Parana.
Primeramente una casulla, manipulo y estola de Damasquillo muy usados.
Itt. Un frontal de damasco azul doble.
Itt. Unos manteles de lienzo de algodon, una palia de bretaña labrada con seda colorada.
Itt. Un par de vinajeras sin tapas ni platillo de plata.
Itt. Unos corporales y paño de Caliz.
Itt. Un misal viejo, y un singulo de sinta.
Itt. Dos candeleros de metal de coquinbo.
Itt. Una Ara sana.
Itt. Una Santa Imagen de la Concepcion del porte de media bara en su caxon a manera de nicho.
Y por no averse hallado mas alajas, ni bienes pertenecientes a la Sta. Capilla del Pago de la otra vanda del Parana se cerro este reconocimiento.

Antto Suarez
Notto ppo
Capilla del Salado Grande
Memoria de los vienes y alajas de la Sta. Imagen q. parava en la estancia del Salado Grande del Cappn Xetoral Ximenez Naharro de donde la trasportaron a la Capilla del Mro. Dn. Joseph de Quinoñez que estava en el Cululu por los repetidos asaltos de los enemigos barbaros el año 717 de donde assi mesmo y con el mesmo motivo se bolvio a trasladar a la Capilla de Sn. Juan Estancia del Sargto Mor D. Joseph de Aguirre y los dhos vienes son los siguientes
Primeramte se abrio un cofre de poco mas de bara y media de largo y media de ancho aforrado en olandilla azul con serradura y llave y en el se hallaron tres Casullas con sus frontales, manipulos, y estolas el uno de terciopelo colorado mui usado-otro muzgo y otro de Damasco azul y su frontal de Choriado a listas amarillo y colorado=el otro de Damasco colorado con su recado.
Itt. Se hallo un Calis de plata grande, unas vinageras con su platillo, un incensario chiquitito, una fuentesita de plata q. peso tres marcos y una saluilla de plata con su pie para vinageras.
Itt. Cinco mantos, el uno de Lana muzga flores de Oro y ancaxe aforrado en tafetan azul=otro dho de raso verde flores coloradas y blancas con su encaje de oro aforrado en carmesi azul=otro dho de raso campo azul flores anteadas, aforro de tafetan carmesi=otro dho de Lana pasada entre naranjado y blanco aforrado en tafetan colorado=otro dho de raso liso nacar con su encaxe pequeño aforrado en tafetan verde.
Itt. Otro manto q. tiene puesto la dha Sta. Imagen de Lana blanca aforrado con tafetan morado.
Itt. Dos Rosarios; el uno de asabache con sus votones ensartado en seda y el otro de christal engazado con sus votones y el q. tiene la Sta. Imagen de vidrio morado.
Itt. Quatro Corporales, tres Amitos y un Cornu Altar.
Itt. Tres manteles, uno de bretaña, y dos de lienso.
Itt. Tres singulos, una volsa bordada, y dentro de ella una Careta de plata dorada q. sirve de llevar el Veatico a los enfermos, un guion de tafetan colorado, tres Capotillos del niño, con mas otros dos Amitos.
Itt. Un Rollito q. tendria como tres onzas de encaxe falso de oro conq. se aderesara la Sta. Imagen el dia de su fiesta.
Itt. Se hallo una volsa de Ormesi colorado y dentro de ella una Caxetilla de Plata q. antiguam te servia de llevar el Viatico.
Itt. Cinco Angelitos y dos Grandesitos vasiados de yeso, y quatro rostros pequeñitos de Serafines assi mesmo de yeso.
Itt. Dos Coronas pequeñas ambas de Plata; la una dorada.
Itt. Una Corona de Plata grande dorada.
Itt. Un Misal con su Atril, dos pares de candeleros; los unos de Palo dorado y otros de Peltre.
Itt. Una Caxuela de bara de largo sin llave usada, y se hallo en ella dos pares de caydas de Andas; las unas de olandilla pintada; y otras de tafetan carmesi, y unas flores mui antiguas del aderezo de las Andas.
Itt. Dos Albas una de Ruan y otra de bretaña con encaxe.
Itt. Unas Gargantillas de vidrio q. tiene de ordinario la Sta. Imagen con otras Joyas compuestas de cuentas y piedras falsas en cartonsitos.
Itt. Unos sarsillos de Oro con perlas y en medio una piedra morada.
Itt. Una mesa de bara y quarta de largo con dos caxones en que se guardan los ornamentos.
Itt. Otra dha sin cajones, y el tabernaculo de la Sta. Imagen.
Itt. Un Quadro del Sto. San Xuan mui viejo de bara y media.
Itt. La mesa del Altar, un tacho viejo, una Pala.
Itt. Dos Campanas, una grandesita y otra pequeñita sin lengueta.
Itt. Tres Palias bien obradas de bretaña bordadas=tres dhas de cribos.
Itt. Un paño de manos, una vanda; y por no averse hallado mas vienes pertenecientes a la Sta. Capilla del Rosario se cerro este reconocimto =
Es traslado esta memoria de la original, q. exibio el Sr. Vicario Juez Eclesiastico, la q. debolbi a su Mrd dello doy fee=

Antto Suarez
Notario ppo

Fte: Archivo del Arzobispado de Buenos Aires, Libro de Actas del Cabildo Metropolitano, años 1730 y 1731, fs. 180 a 183.

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4) AUTO DEL TENIENTE DE GOBERNADOR DE SANTA FE SOBRE LA FUNDACIÓN DEL PUEBLO DE SAN JERÓNIMO (1748).


En este parage del Arroyo qe llaman Rio del Rey Jurisdiccon de la Ciud de Sta fee en dies y ocho de octubre del mill setez.s Cuarenta y ocho as el Mro. de Campo Dn Franco Anto de Vera Muxica Thene Gral de Govor Justa maior y Cap.n A guerra Digo qe en conformidad de la Posecion qe tengo dada en nombre de su Magd qe Dios Gde a los Indios de Nacion Avipones y Casique prinzipal nominado Nereguiyi del nominado y presente lugar del Arroyo qe llaman Rio del Rey se ha edificado al margen de su terreno por mi dispocicion Capilla donde selebrar el Sto Sacrificio de la Missa, Plantando a la Inmediacion de la puerta maior el spre Venerado Arbol de la Sta Cruz de nro. Redemptor Iesuchristo Aposentos pa los RRs PPes Doctrineros uno y otro con puertas y llaues y casas pa las familias de los indios Recien combertidos todo de madera fuerte cubierto de paja por falta de otro material colocando en la dha Capilla por Patrono tuteral al Dr Magssimo Gloriosissimo Sn Geronimo poniendole por nombre al enunciado Pueblo San Geronimo; en donde quedan juntos y existentes sesenta y una familias con ciento noventa y tres personas de dhos Indios de Nacion Abipones al cuidado y enseñansa de los RR.s PPes Doctrineros de la Compa de Ihs y con seguridad de qe bendran a dho Pueblo otros de la misma nacion y especialmente dos Casiquezq.e quedaron de executarlo con todas sus familias, qe por hallarse estas distantes de este parage no han benido a el, por lo presente y a demas efettos, han ofrecido los ya Reducidos conducir a otros Indios infieles de nacion vilelas. esperandose por este medio se intensificara la predicazion del Santo Evangelio a los demas qe abitan el Valle del Chaco y pa la manutenzion del Referido Pueblo le quedan sementeras hechas, un mill cuatrocientas ochenta y nuebe cauezas de ganado vacuno, cuatrocientas veinte y cuatro ovejas y un mill cuatrocientas y veinte de dhas ovejas qe se conduciran y tienen dadas varios vezinos de limosna con mas dos carros con dies y seis bueyes, y una dosena de hachas qe tiene Rezebido el dho Pueblo pa sus menesteres y Respecto de no auerse dado de qta de su Magd ornamentos y basos sagrados pa la selebracion del Santo Sacrificio de la Missa queda sirbiendo a este fin en la expresada Capilla un Altar portatil con todo lo nesesario hasta en tanto qe el Sr Govor y Capn Gral de esta Prova de dispocicion de lo prebenido por Real Sedula dada en buen Retiro a cinco de Nove del año passado de mill setesientos cuarenta y uno. Con lo cual se concluyo esta poblazion y mando se de quenta a su SSa con los Autos originales quedando copia de ellos en el Archivo de la ciud de Sta fee y dandose otra al Revdo Pe Recor Diego de Horvegozo de la Compa de Ihs como a Procuror que haze las partes de los mencionados Indios quien firmo con migo y testigos por falta de escribano y lo fueron los antecedentes Capnes Reformados Bernardo de Frias, Bentura de Piedrabuena y Bernardo de Oroño=

Dn Franco Antonio de Vera Muxica=Diego de Horvegozo=testigo Bernardo frias=testigo Bernardo de Oroño=testigo Bentura de Piedrabuena=testado=Santa fee de la V=

Fte: Archivo General de la Provincia de Santa Fe (Santa Fe), Archivo Histórico Capitular, serie A., vol XII.

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5) TESTAMENTO DE BERNARDA CABRAL FECHADO EN LA CAPILLA DEL ROSARIO, JURISDICCIÓN DE SANTA FE (1798).

Museo Histórico Provincial de Rosario "Dr. Julio Marc", Archivo documental, Expedientes civiles y penales, t. I (1771-1835), Legajo 2.

// En el Nombre de Dios topoderoso Amem=
Sepan qttos esta carta de mi Testamto Ultima y Postrimera voluntad vieren como Yo Da Bernarda Cabral vecina de este lugar, viuda del finado Dn Joseph Antonio Salazar; estando sana en pie, y en mi entendimto natural qual Dios Nro Señor me lo dio Creyendo como fiel Christiana, y verdaderamte creo en el Misterio de la Santissima Trinidad Padre, Hijo, y Espiritu Santo Tres Personas distintas, y un Solo Dios Verdadero, y en la Encarnación del Berbo Divino en las Purisimas Entrañas de Maria Santissima Ntra. Señora, y en todas los demas Misterios qe tiene Cree, y confiesssa Ntra Santa Madre Iglesia, Catolica, Apostolica Romana en cuya fée e bibido, y confiesso vivir, y morir confesando esta verdad en la qual murieron todos los Santos tomando pr mi Abogada a la Serenissima siempre Virgen Maria Nuestra Señora, y al Sto Angel de mi Guarda temiendome de la muerte como cosa Natural a los mortales, y con conosimto de lo qe hago. Ordeno mi testamto en la forma, y manera siguiente
Primte Mando mi Alma a Dios Nro. Señor qe la creo y Redimio con el precio de su Preciossa Sangre, y el Cuerpo mando a la tierra de qe fue formado el qual quiero sea enterrado en esta Parroquial de Nra Señora del Rosario de este Partido, y qe acompañe mi Cuerpo el Sr Cura y Vico de esta dha Parroquia; con Crus papal , y entierro menor velado; y amortajado con la mortaja de Nuestro Padre Stto Domingo y qe el dia de mi Entierro si fuere dia competente se me diga una Misa Resada, y sino al siguite dia y qe a esta se siga un Nobenario de Missas Resadas assi lo declaro pa qe conste =
Itt... Mando a las Mandas forzosas, y acostumbradas, dos rreales a cada una por una vez los qe separo de mis bienes assi lo declaro pa qe conste =
Ittem. Declaro fui casada y belada segun Nra. Santa Iglesia en primeras nupcias con Dn Matheo Casco de cuyo Matrimonio huvimos, y criamos tres Hijos que son Josefa, Narsiso y Simon Casco assi lo declaro pa qe conste =
Itt... Declaro qe qdo casé con el dho Casco ni este, ni yo, llevamos caudal alguno al matrimonio, y qe qdo fayesió dho Difunto los pocos bienes, qe aviamos aquirido durante Nro. Matrimo fueron Divididos en dos partes, y se les entrego a dhos mis hijos la que le tocaba pr la Paterna, luego, qe tomaron estado, assi lo declaro pa qe conste =
Itt... Declaro, qe mi hija Josepha tiene Recibido por cuenta de su ha de aver della parte Materna los Bienes siguientes =
Primte Una manta, y Pollera Bayta de Castilla con sinta de Plata en diez pessos =
Itt. Unos candaditos de Oro en tres pessos=Un par de hebillas de plata en quatro pessos=Una Olla de hyerro en catorce pessos=Diez y nuebe lecheras mansas con crias=a veinte rs =Dos nobillos Dameros a tres pessos=Cinqtta Obejas=Una caxa con seda liza en siete ps =Una pollera de lanilla con punta de Plata catorce pos =Una manta de Bayeta de Castilla con lengua de Plata en Diez ps =Un par de zapatos en dos ps = Un par de medias de seda carmesí en tres pessos=Una mortaja en veinte y cinco pessos, y seis Mulas grandes a cinco ps -assi lo declaro pa qe conste =
Itt. Declaro di estado de matrimonio a mi hijo Narsiso con Da Phelipa Rodriguez, quien Recibió los Bienes qe le tocaban de la parte Paterna, y despues, á Recibido pr cuenta de su ha de aver de la parte materna los bienes siguientes:

// Primte a Recibido cinquenta obejas á rreal=Doce Bacas a doce rres =Diez y ocho caballos a dos pessos, y dos lleguas madrinas mansas a un peso=Un poncho, balandran azul en quarenta pes =Unos calzones de ... con botonadura de plata en diez ps =cuatro baras de Bretaña en tres pesos =Treinta y tres pos y quatro rres en plata sellada=quatro caballos mas a tres ps cada uno, y una llegua madrina mansa en un pesso=Unas cabezadas con piesas de plata en dose ps =y quarenta y seis terneras de año a un peso.Asi lo declaro pa qe conste.
Itt. Declaro di estado de matrimonio a mi hijo Simon con Da. Maria Augustina Ramirez, quien luego inmediatamte Recibio los bienes qe le tocaron de la parte paterna, y de los qe ha de aver de la materna ha Rezibido lo sigtte .
Primte ... Un par de espuelas de plata en veinte y quatro ps = Un chapeado de idem en diez y seis ps =Una espuela en ocho ps =Unos estribos de metal amarillo con estriberas de plata en ocho pessos=veinte y cuatro lleguas madrinas, obexas a un peso cada una=Siete caballos a tres pesos cada uno=Veinte y una cabezas de ganado bacuno a dos ps =Veinte y una terneras de año a un peso cada una, assi lo declaro pa qe conste =
Itt. Declaro fuy casada en segundas nupcias con Dn Joseph Antonio Salazar en cuyo matrimo huvimos, y criamos cinco hijos qe son Antonio, Maria franca , Petrona, Maria Lorenza y Rosalia Salazar assi lo declaro para qe conste =
Itt. Declaro di estado de matrimo a mi hijo Antonio con Da Petrona Ximenes. A mi hija Petrona con Dn Franco Candioti. A mi hija Maria franca con Dn Roque Hereñú. A Maria Lorenza con Dn Juan Pereyra, y a Rosalia con Dn Bernardo Caminos. assi lo declaro pa qe conste =
Itt. Declaro que quando tomé estado de matrimonio con el dho Joseph Antonio Salazar, todos los bienes, qe entraron al matrimonio fueron pertenecientes al capital del dho mi marido, pues Yo de mi parte no llebé nada assi lo declaro pa qe conste =
Itt. Declaro, qe luego qe fayesió el dho mi marido Dn Joseph Antonio Salazar les entregué a los dhos=mis hijos Antonio=Petrona=Maria Franca Maria Lorenza, y Rosalia toda la parte paterna, y solo me quedaron los bienes, que por Razon de gananciales me cupieron. assi lo declaro pa qe conste =
Itt. Declaro, por bienes mios existentes lo siguiente
Primte Un mulato esclavo de edad de treinta años llamado Theodoro=
Itt. Otro dho de edad de veinte as. llamado Juan Augustin=Una mulata de edad de quince años llamada Maria del Carmen=Dos cuerdas de tierras en el Arroyo de Pabon qe lindan por la parte del Sueste con tierras de Dn Bernardo Caminos, y pr la del Oeste con las de mi hijo Dn Antonio Salazar=Una caxa de madera de sedro con serradura y llave de bara y quarta de largo, y dos tercios de alto=Una mesita chica con cajon=Una qunja bieja=Un Crucifijo de bronce mediano=Unos candaditos de oro=dos tembladeras de plata con pesso de nuebe onzas y media cada una Otra dha de Idem con peso de quatro onzas, y media=Unas balansitas de metal con un marco de Yden de libra=Una azuelita bieja=Un serrucho mediano=Una bacinica de bronce=Dos azadones de yerro=Una ollita mediana de idem=cinco cucharas de azero=Una fuente de peltre=Una hacha vieja=Tres tinajas=Un libro biejo de la vida de San Joseph= Cinco a seis bacas lecheras, y una olla de yerro bieja, qe sirbe de brasero, assi lo declaro pa qe conste
Itt. Declaro le debo a Dn Joseph de Rocha dos pessos y dos rres =y a mi no me deben nada; assi lo declaro pa qe conste.
Itt. Declaro pr unos bienes mios una tabla de manteles nueva con quatro serbilletas=Un tacho grande Remendado=Otro dho mediano usado=Otro dho mas chico usado=Una tinaja=Un jarro de oja de lata=Una campanilla de metal assimismo dos candeleros biejos de metal y una bateyta de labar. assi lo declaro pa qe conste.
Itt. Le dejo, y dono a mi bisnieto Juan Isidro Montenegro la Imagen del Crucifijo, la campanilla, y las dos cuerdas de tierras, el serrucho, y la azuelita assi lo declaro, pa qe conste.
Itt. Es mi voluntad qe después de mis dias Recaiga la marca en mi hija Rosalia qe es la menor assi lo declaro pa qe conste.
Itt. Le dejo y dono a mi nieta Maria Caminos los candaditos de oro. assi lo declaro pa qe conste
Itt. Declaro, y es mi voluntad, qe despues de pagado mi entierro, y funerales, el Remanente del quinto de mis bienes se imberta en Misas aplicadas por mi alma, las quales, se dirán en el Colegio de los Reberendos Padres Misioneros de San Carlos pa brebedad pr las qe daran mis Albaceas=Ocho rres pr cada una. assi lo declaro pa qe conste.
Itt. Nombro pr mis Albaceas, y Executores de este testamento en primer lugar a Dn Nicolas Carbonel Alcalde actual de la Stta Hermandad; y en segundo a Dn Sebastian Sanches del Salto a quienes, y a cada uno in solidum les doy todo mi poder qual de derecho se Requiere, para qe despues de mi fayecimiento, y sin intermedio alguno, se hagan cargo de todos mis bienes bendiendolos en publica almoneda o fuera de ella los qe bastaren y paguen mi entierro y funerales, mandas y legados, y demas que aqui se contienen en qe les encargo y nombro por mis unicos y unibersales herederos de todos mis bienes, derechos y acciones a los dhos Narciso, Simon, Josepha Casco, Antonio, Maria Franca , Petrona, Maria Lorenza y Rosalia Salazar, mis lejitimos hijos, para qe los gocen con la bendicion de Dios, y la mia; debiendo entrar a colacion lo que cada uno ha Recibido, para que se Repartan con igualdades assi lo declaro para que conste
Y por este mi testamento Reboco y anulo otro cualesquiera testamento, o codicilo, qe antes ayga hecho por escrito de palabra o en otra forma para que no valga, ni haga fe en juycio, ni fuera del, sino este pr ser mi ultima, y postrimera voluntad, en cuyo testimonio assi lo otorgo ante Dn Nicolas Carbonel Alcalde de la Stta Hermd de este Partido, y testigos qe lo fueron Dn Sebastian Sanches. Dn Fernando Carbonel, y Dn Joseph Lorenzo Gomez todos vecinos a falta de escrivanos, en este papel pr la del Sellado.

// Y yo el dho Alce certifico en qto puedo, y lugar en Dro. conosco a la Otorgante, y que assi lo otorgó estando en su entero juycio y conocimto para saver lo que hacia.
En este lugar de la Capa del Roso en nuebe dias del mes de Junio de mil setecientos nobenta y ocho

Nicolas Carbonel por Da Bernarda Cabral y S.
Sebastian Sanches
del Salto
to Fernando Carbonel
t o Jos. Lorenzo Gomez

Fte: Archivo General de la Provincia de Santa Fe (Santa Fe), Archivo Histórico Capitular, serie A., vol XII.