tag:blogger.com,1999:blog-66936225040142380492024-03-13T09:44:50.925-07:00HISTORIA Y PASTORALEdgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.comBlogger130125tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-71643895076613494972008-10-15T06:19:00.000-07:002008-10-15T06:20:49.777-07:00EL ARCHIVO ARQUIDIOCESANO DE PARANACelia Godoy de Cáceres <br />(ARCHIVERA)<br /><br /> El 25 de octubre de 1730 El Gobernador del Rió de la Plata Bruno Mauricio de Zavala eleva la capilla atendida por el presbítero Francisco Arias Montiel, a la categoría de parroquia. <br />El 16 de octubre de 1732 visito la parroquia el Comisionado del Obispo Arregui, Don Alonso Delgadillo y Atienza. Comenzó por el inventario de los bienes, la inspección de los mismos y la compulsa de los libros de fabrica. De la iglesia solo dijo que estaba techada de paja. Consta en el acta levantada, que el cura había iniciado la construcción de las paredes destinadas a un nuevo templo que se hacía urgente levantar. Con este documento, que testimonia la presencia de la incipiente parroquia, se inicia también la presencia documental de nuestro archivo. <br />Mas de cien años debieron pasar por la historia de Paraná y muchos los documentos generados en este tiempo, que fueron guardados con celos por sacerdotes y laicos, y que hoy conforman el rico patrimonio que aquí se custodia. <br />El 13 de junio de 1859, el Papa Pío IX expidió la Bula “Vel a primis” ereccional del Obispado Paranaense, que confería a la ciudad de Paraná el rango de ciudad episcopal. La Diócesis abarcaba las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, se establecía la sede del Obispado en Paraná y se aceptaba la promesa del gobierno nacional de adjudicar un edificio cercano a la catedral para habitación del Obispo y su curia. <br />Desde la instalación del Obispado, la casa destinada para residencia del Obispo y establecimiento de oficinas, era la perteneciente a Doña Isabel Latorre de Carriego y el gobierno había pagado el alquiler. La misma se situaba en esquina de las actuales calles 25 de Mayo y Monte Caseros (Industria y Pronunciamiento) Urquiza mandó a construir su residencia , y que mas tarde la sede en préstamo al Obispado del Litoral para su funcionamiento. <br />Hacia 1892, el Gobierno Nacional decide adquirir este inmueble para uso del Correo y construir en forma definitiva el Palacio episcopal junto a la Catedral Metropolitana. <br />El edificio del Palacio comenzó a construirse en 1889 con Monseñor José María Gelabert y Crespo, y terminaron los trabajos en 1898, proyectado por el Departamento de Arquitectura de la Nación <br />El primer Obispo de la Diócesis fue Monseñor Luis José Gabriel Segura y Cubas, natural de Catamarca. Tomo posesión el 3 de junio de 1860. Dura pocos años su gobierno, dado que fallece el 13 de octubre de 1862,pero uno de sus secretarios fue Fray Mamerto Esquiú.<br />El 23 de agosto de 1865, es electo Monseñor José María Gelabert y Crespo, natural de Santa Fe, que al mes de su toma de posesión se hace cargo de la organización de la diócesis. Durante su gobierno comenzó a construirse el edificio que ocupamos actualmente . <br />En 1897 se crea la Diócesis de Santa Fe, adonde pasa Mons. Gelabert y Crespo y es electo Obispo de Paraná Mons. Rosendo de la Lastra y Gordillo, natural de Córdoba, desde el 28 de mayo de 1898 hasta el 3 de julio de 1909.<br />Desde el 15 de mayo de 1910 es Obispo Abel Bazán y Bustos, natural de La Rioja, un enamorado del arte, que se supo rodear de bellos cuadros y otras obras. El 25 de abril de 1926 fallece en Buenos Aires y es enterrado al día siguiente en la Catedral de Paraná. <br />1927 a 1934 es Obispo Mons. Julián Martínez. Durante su gobierno se realiza el Congreso Eucarístico Nacional de 1934 y en la Diócesis de Paraná, del año anterior de 1933, muchas de las parroquias existentes, guardan hermosas fotos de la época que rememoran este momento. <br />El 20 de abril de 1934 la Diócesis de Paraná es elevada a Arquidiócesis. Son Obispos Mons. Zenobio Guilland de 1935 a 1962, Mons. Adolfo Tórtolo de 1963 a 1986 y Mons. Estanislao Esteban Karlic desde 1983 hasta 2003. <br />Del 9 de julio de 2003 en adelante toma posesión de la Diócesis Mons. Mario Luis Maulion. Con él, se concreta nuestro sueño de expandir el espacio físico del depósito, el que fue inaugurado el 15 de noviembre de 2004. <br />Desde 1989 ocupa este lugar dentro de la curia, ya que se ha ido trasladando hasta que fue acondicionado para su ocupación definitiva. Desde la reapertura, la visita de los investigadores se ha dado en un proceso creciente, primero los historiadores locales que para 1992 en ocasión del Quinto Centenario prepararon historias de las parroquias de la Diócesis. De ahí en mas nos visitan desde la Diócesis de Santa Fe, de Concordia, Gualeguaychú, La Rioja, Buenos Aires y otros lugares del país y del extranjero. <br />El archivo diocesano está en buenas condiciones. El trabajo constante desde 1989 ha posibilitado su acceso permanente por parte de historiadores locales y también procedentes de otros países. La experiencia realizada en el ordenamiento y puesta en marcha del archivo diocesano fue compartida con otras diócesis argentinas que han enviado personal de sus curias para asesorarse aquí. Nuestro aporte es muy modesto en cuanto a recursos, pero el trabajo constante y organizado ha dado sus frutos. El archivo presta también un servicio importante para trámites civiles por cuanto hasta la creación del Registro Civil en la Argentina, en 1886, las partidas de bautismo y matrimonio religioso tienen valor legal. Son muchos los que acuden en busca de documentos familiares, sea por trámites judiciales, o por simple deseo de reconstruir sus árboles genealógicos. También, por supuesto, se lleva a cabo en el archivo la tarea ordinaria de ordenamiento y custodia de la documentación en curso. Hemos participado en el encuentro organizado por la Delegación Episcopal para los Bienes Culturales de la Conferencia Episcopal Argentina en Buenos Aires en 1998, y fuimos uno de los cuatro archivos seleccionados para el vídeo que fue presentado en dicho encuentro.<br />Están en Internet, los listados de las parroquias consignando años y lugares que se pueden consultar, así como el censo de 1803 y algunos índices que han sido cargados en la computadora.<br />Han trabajado o pedido información para sus obras el escritor Nestor Tomas Auza de Buenos Aires, la Servidora Ana Fernandez ,El Padre Edgar Gabriel Stoffel de Santa Fe, El Padre Heredia de la causa de Canonización de Esquiú, El escritor Hugo Orlando Quevedo de la Rioja,del Centro de Genealogía de Entre Ríos los genealogistas Ema Macías, Analía Montorfano, Luis Perez Colman , María Marta Quinodoz, Ricardo Brumatti, José Carlos Carmiño Castaño, Oscar Tavani Perez Colmán, de la provincia de Entre Rios el Sr. Anibal Gonzalez, El Sr. Carlos Bisai, el Sr. Enrique Leiva, el Prof. José Antonio Almará. De Uruguay la Comunidad de Padres Agustinos. Este listado de usuarios sigue creciendo al igual que sus requerimientos de información. <br /> <br />Como es este archivo<br />El archivo cuenta con una oficina de entrada, donde se atienden las consultas y pedidos de búsqueda. En segundo lugar contamos con una sala de consulta para los investigadores que nos visitan a diario. A continuación contamos con un amplio deposito de documentación para libros parroquiales y cajas de documentos. <br />En último lugar un depósito mas pequeños que contiene, diarios, publicaciones periódicas, planos de parroquias y microfilms de libros parroquiales. <br />Todas estas instalaciones cuentan con la ventilación e iluminación adecuada. Se dispusieron estanterías metálicas para la guarda de los documentos. Los mismos se archivaron en Cajas de cartón, donde la documentación se halla dentro de ellas en forma vertical, sujeta con broches plásticos y dentro de carpetas de cartulina. <br />El reacondicionamiento físico consistió en quitar los ganchos metálicos, limpiar el papel del documento y cuando esta muy dañado, intercalamos hojas nuevas para mantenerlas hasta que podamos hacer algún tipo de tratamiento. <br />El Archivo cuenta con documentación relativa a la Historia de la Diócesis. Su documentación más antigua data de 1732 y es el informe mencionado al comienzo de este trabajo. <br />Los libros parroquiales más antiguos corresponden a la Parroquia Ntra. Señora del Rosario y son de 1755 los libros de bautismos, y de 1764 los de matrimonios y defunciones.<br />La documentación está archivada de acuerdo a secciones temáticas en mas de 500 cajas, además 580 libros parroquiales y 96 libros de otros asuntos, como de títulos, rescriptos, 118 rollos de microfilms, 11 películas, planos de algunas parroquias y carpetas mecanografiadas con Biografías de Sacerdotes y otros temas escritas por el Pbro. Ezcurra. <br />Este fondo documental está a su vez subdividido en series, subseries y cada legajo o asunto tiene un orden cronológico. Trece de estas son secciones lógicas que se derivan del funcionamiento de la Curia. Parroquias, Sacerdotes, Institutos de Vida Consagrada, Organismos Diocesanos, Movimientos y Asociaciones, Educación Católica, Arzobispados, Obispados, Prelaturas y Eparquias, Santa Sede, C.E.A., Organismos de Gobierno, etc. <br />La sección 14 corresponde a Varios y es donde se ubican los asuntos que no tienen relación con el resto y al que se le da un número a la serie que se va agregando al listado de la base de datos. <br />Fueron aprovechados los armarios metálicos que existían y la documentación reciente se archiva aquí por un tiempo y después de pasa al depósito de guarda permanente. Toda la información relativa a la clasificación y organización interna esta cargada en la base de datos. La documentación mas consultada es la de parroquias y libros parroquiales, que está en buen estado. Para la manipulación y uso del material se utilizan guantes y se toman las precauciones del caso para conservar la documentación. <br />Durante el transcurso del año 2002 se logro un acuerdo con el Archivo de la Provincia que ha scaneado cinco libros parroquiales correspondientes a la Parroquia de Catedral del Siglo 18 que no fueron microfilmados y que se están deteriorando por la consulta constantes de historiadores y genealogistas. (De 1755 a 1800) <br />Como consta en el comienzo, el edificio es propio, la desventaja es que posee una escalera de acceso, por que esta en un entrepiso. No hay vigilancia especial ya que estamos dentro de la casa y para ingresar al archivo deben anunciarse previamente en mesa de entradas. Hay extintores de incendio en todo el edificio y se cargan regularmente. Tenemos uno muy cerca en el próximo tramo de escaleras. No tenemos problemas de humedad visibles. <br />Contamos con espacios exclusivos para almacenamiento. No hay acceso para los usuarios, solo el personal. Colocamos recipientes de ricolsec que vamos cambiando para mantener el control sobre la humedad ambiental. <br />En cuanto a la iluminación dentro del depósito hay fluorescentes y en la sala de consulta luz natural (muy poca) y luz artificial . Dentro del deposito se usa la luz solo cuando se realizan búsquedas. La limpieza de estantes, cajas y demás materiales, una vez al año, por que lo hace el encargado de archivo. No esta permitido fumar ni consumir alimentos dentro del archivo. <br /> <br />Acondicionamiento<br />La documentación esta en cajas de cartón y carpetas, pero no esta testado el ph. Los libros están almacenados en forma vertical y algunos horizontales por el tamaño. Las estanterías son metálicas y dispuestas contra las paredes y en el medio formando pasillos. Para la manipulación y uso del material se utilizan guantes y se toman las precauciones del caso para no deteriorar dicho material. <br /> <br />Acceso<br />No se hacen servicios de estadísticas ni perfil de usuarios. La atención es personalizada , brindando a nuestros visitantes la documentación requerida para la consulta. No tenemos instrumentos de búsqueda para los usuarios, pero si tenemos organizado el archivo y cargada la información en una base de datos. Hay fotocopiadora fuera del archivo para uso del arzobispado, pero todo lo que va ser fotocopiado requiere autorización. Se excluyen los libros parroquiales, los que bajo ningún pretexto pueden ser fotocopiados. <br />No tenemos una sala para conservación propia, pero si existe un taller dentro del edificio que es de restauración de obras al que puedo acceder para trabajar. Conjuntamente con la encargada de este taller organizamos muestras mensuales en el salón de ingreso a este arzobispado, exponiendo documentos, libros, fotos pinturas etc. <br />En este momento y después de algunos años de espera, hemos crecido en superficie y hoy contamos con el espacio suficiente que tanto anhelamos, no solo yo sino todos los sacerdotes, religiosos o laicos que me han acompañado en este trabajo diario, y creen como yo que estos son documentos únicos que hacen a la historia del país, y ayudar a conservarlos, es posibilitar la investigación a las generaciones futuras. Nada somos si no valoramos nuestras raíces y nuestra historia.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com23tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-50661746205108882812008-10-14T08:26:00.001-07:002008-10-14T08:26:49.059-07:00TEMPLO NUESTRA SEÑORA DE LOURDES (San Carlos Sud)(Recuerdos del padre Botta – 2006)<br /><br />Después de tantos años de deambular... <br />“...Para San Carlos Sud, inaugurar el Templo propio fue un hecho trascendental después de estar deambulando por distintos lugares. Uno, a veces, escucha la narración de la gente mayor que cuenta de los distintos lugares donde se practicaba el culto, de la vida de la Iglesia Católica, ya que la otra, la Valdense, siempre tuvo su templo y nosotros no teníamos nada. <br /> <br />La obra la comenzó el Padre José T. Maxwell, o sea, habrá sido por los años ´58, ´59, y después eso se fue haciendo de a poco. Cuando yo llegué acá el 27 de enero de 1.963 estaban levantando las paredes. Me acuerdo, el constructor era el Sr. Córdoba, don Klotz estaba haciendo las cabriada y don Loss estaba haciendo las aberturas. <br /> <br />Todo eso se hizo de a poquito, con mucho esfuerzo hasta que llegó el momento en el que se podía habilitar. Estaba el techo y las ventanas. No tenía revoque, no tenía pisos (solo contrapiso, nada más) y así se comenzó. <br /> <br />Cuando vimos que se podía habilitar hablamos con el Sr. Arzobispo y él designó a Monseñor Enrique Príncipe para que viniera para la bendición del Templo. <br /> <br />Era un 30 de junio a la tardecita y lloviznaba, y nosotros salíamos del antiguo saloncito de Garbarini en procesión. Lloviznaba bastante fuerte y las mujeres iban secándose la cara constantemente. Ahí en el templo tenemos (y los chicos la tocan todos los domingos en la misa) la vieja campanita con la que la mamá Garbarini la tocaba para que la gente acudiera. Estaba puesta en el patio. <br /> <br />Es importante recordar (nos dice el Sacerdote) entre las primeras mujeres a Doña Clara Huens y Doña Sabina Duttweiler y entre los hombres a Don Benito Eberhardt, a Don Giacomino, y toda esa gente que trabajó tanto ahí, para hacer lo que hoy tienen. Después vinieron tantos más ! Siempre hay que rendirle homenaje a aquella gente que dio el puntapié inicial, que contra viento y marea se puso en marcha…" <br /> <br />Una anécdota <br />Continuando con la entrevista que La Voz le hiciera al Padre Juan José Botta, éste nos dijo: <br />"…Te voy a contar una anécdota, ajena al 30. Nosotros no teníamos un crucifijo lindo y no sé cómo, Doña Clara Huens, que era una mujer de fe, emprendedora e incansable se enteró de que en Calchaquí había un señor que hacía imágenes. Eso costaba dinero, y Doña Clara dijo: "lo vamos a comprar" y la encargó. El Sr. Vivas la hizo en poco tiempo y se encargó ella de ir a buscar el Cristo con un camión volcador que no sé de quién era. Ese Cristo pesa 320 kilos. <br /> <br />O sea, que detrás de todo hay un historial que no sé si está escrita esta historia y si no hay que escribirla porque de los testimonios vivientes ya quedan pocos y muchas cosas se van a perder...” <br /> <br />La primera Comunión <br />Continúa recordando el Sacerdote junto a quien le hiciera esta nota: <br />"…De toda esa gente a la que hoy tenemos que rendirle homenaje, yo me acuerdo de algunos. Vos (que viviste en San Carlos Sud y tomaste tu Comunión allá) te acordás de Porota Francischetti. El día de la Comunión para que TODOS los chicos puedan celebrarla, nos íbamos de Doña Clara o de Porota y ahí el hermano preparaba un barrilito de chopp para los grandes (en ese entonces la Cervecería San Carlos estaba muy bien y nos regalaba la cerveza), y la gaseosa para los chicos, con torta y demás...” <br /> <br />“...Es importante que empecemos a escribir la historia del esfuerzo de esta comunidad de San Carlos Sud que dentro de un ambiente que no era católico consiguió que hoy sea mayoría. (Concluyó el Sacerdote).Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-45863602495705790572008-10-14T08:08:00.001-07:002008-10-14T08:11:08.172-07:00FE, VIDA E INSTITUCIONES CATÓLICAS EN EPERANZA, DESDE EL CENTENARIO HASTA NUESTROS DÍAS.Pilar Inés Revello de Tschopp<br /> (2006)<br />(Versión divulgación)<br /><br />INTRODUCCIÓN<br /><br /> El tema que nos ocupa es indudablemente amplio y variado, razón por la cual se impone aclarar que, dada la extensión permitida al trabajo y a las directivas que se nos impartieran para su realización, sólo se plasmará en estas páginas una reseña donde queden apuntados procesos e instituciones fundamentales, señeros de la espiritualidad católica en el aquí de Esperanza y en el espacio temporal de este medio siglo.<br /> A otros les corresponderá, más adelante, adentrarse en el mundo de las asociaciones o de los acontecimientos particulares y destacar quién es quién en esos escenarios.<br /> Cabe precisar también que cuando se habla de los últimos 50 años, estamos aludiendo a un período aproximado, ya que es imposible una separación cronológica tan tajante si nos referimos al fluir de la vida misma.<br /> Como punto de partida señalamos que la segunda mitad del siglo XX, para la realidad que nos ocupa, ofrece dos hechos fundamentales que conforman un marco dentro del cual se mueve la vida de Fe y sus diversas exteriorizaciones. Son ellos: el Concilio Vaticano II y la revolución cultural de posguerra cuyas manifestaciones llegan a América Latina, y por consiguiente a nuestro país, unos lustros después de su eclosión en Europa.<br /> En qué medida la feligresía católica esperancina y sus pastores se sienten afectados y asumen nuevas actitudes dentro de este escenario, es lo que trataremos de mostrar, haciendo referencia a todas aquellas respuestas locales al aggiornamento que proponía el Concilio, así como a ciertas características propias, acordes con su idiosincrasia, que marcaron la fe de este pueblo diferenciándola un tanto de la de otras localidades de la región.<br /> Por fin, y frente al panorama espiritual que se desplegará ante nosotros al finalizar el trabajo, señalaremos los carriles que se avizoran como caminos por donde la Iglesia Católica de Esperanza continuará andando en el siglo XXI.<br /> La presente reseña va especialmente dirigida al pueblo interesado en conocer sus raíces, y tiene el propósito de destacar el aporte sencillo pero responsable y comprometido de tantos bautizados que fueron casi sin saberlo, humildes, y anónimos en su mayoría, dóciles instrumentos en las manos de Dios para realizar su designio salvífico en esta tierra, madre de trigales y esperanzas.<br /> Aclaramos además que, dada la escasez del material de archivo del que pudimos disponer, nos hemos basado principalmente en el aporte, escrito u oral, recogido en entrevistas a personas representativas de las distintas asociaciones y movimientos, así como en el testimonio de algunos sacerdotes y religiosos que protagonizaron hechos relevantes relacionados con el tema.<br /><br />I. PANORAMA ESPIRITUAL DE MEDIADOS DEL SIGLO XX<br /><br /> Al promediar el siglo XX, la Iglesia Católica esperancina aparece ya consolidada.<br /> La parroquia de la Natividad de la Virgen, cuya extensa jurisdicción, abarcativa de la ciudad y la campaña, atienden los sacerdotes del Verbo Divino, cuenta con su templo definitivo, bendecido y consagrado; y sus esbeltas y elevadas torres proyectan sobre la colonia centenaria la sombra de su majestuosa arquitectura.<br /> Dado que según el censo nacional de 1947 la población es de 10.035 habitantes, y en el de 1960, dicha cifra asciende a 17.226, se puede estimar que en la época del centenario, descontando los ciudadanos que profesan el protestantismo u otras confesiones religiosas, la feligresía católica no superaría los 12.000 bautizados en Esperanza. Pero desde esta ciudad reciben atención espiritual otras poblaciones aledañas: Cululú, Colonia Rivadavia, Cavour, Colonia Pujol, Larrechea, Pujato y Empalme San Carlos.<br /> Capillas como Nuestra señora de la Merced de A.B.C., Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de la estancia El Timbó, San Lino del barrio La Orilla, así como el barrio Nueva Pompeya de la ciudad de Santa Fe, son centros que periódicamente acogen la visita de los verbitas, generalmente acompañados por laicos colaboradores que, además de prestarse para trasladarlos en sus coches, ofrecen otros servicios desempeñándose como catequistas, sacristanes o monaguillos.<br /> El decreto 1841/43, firmado por el presidente Pedro P. Ramírez, pero inspirado por su Ministro de Justicia e Instrucción Pública Gustavo Martínez Zuviría, más conocido como Hugo Wast, inaugura un periodo de once años durante el cual se enseña obligatoriamente Religión y Moral en las escuelas oficiales. Unos años más tarde, Juan Domingo Perón, ya a cargo de la presidencia, concede al decreto carácter de ley, hasta que el 13 de mayo de 1955, también por ley, se proscribe la asignatura, debido al conflicto desatado entre el Gobierno Nacional y la Iglesia.<br /> Este lapso genera la posibilidad de que sacerdotes como el Padre Pedro Dieser y el Padre José Rau, ambos pertenecientes a la S.V.D., y catequistas seglares como las profesoras de Religión María Leticia Mijno y Julia García Pérez, entre otros, se contacten con niños y jóvenes de las escuelas Normal Mixta, Industrial de Señoritas (hoy Gregoria Matorras), de Artes y Oficios (hoy E.E.T. Gral. Don José de San Martín), Aarón Castellanos, San Martín, Mercedes Zavalla de Iriondo y, desde 1953, año en que nacen, Jorge Newbery y Carlos Gadda. Como consecuencia, muchos alumnos se insertan en instituciones parroquiales, que, de esa manera, crecen en número y pujanza espiritual.<br /> Por ese entonces florece la Acción Católica con sus cuatro ramas: Hombres (A.H.A.C.), Mujeres (A.M.A.C.), Señoritas (A.J.A.C.) y jóvenes varones (J.A.C.), estas dos últimas con sus dos secciones preparatorias de niños y aspirantes; la Cofradía del Santísimo Sacramento impulsa la piedad eucarística; continúa vigoroso el Apostolado de la Oración, institución para esa época ya cincuentenaria; la Asociación de Madres y esposas Católicas, nacida en 1947, nuclea a mujeres que buscan proyectar su acción solidaria y benéfica más allá de las paredes del hogar; los obreros católicos se reúnen desde el año 1946 en su propio Círculo; el Magisterio Católico organiza y completa la formación de los docentes más comprometidos con su fe; las inquietudes sociales y deportivas de los jóvenes encuentran cauce en el Ateneo de la Juventud, fundado en 1950; obreras de la fábrica Ciclar, empleadas del servicio doméstico y costureras se congregan bajo la dirección de mujeres de Acción Católica; crece la congregación de Hijas de María; se afianza la Congregación de Santa Rita; las Damas Vicentinas se ocupan de la asistencia a las familias y barrios necesitados; la Tercera Orden Franciscana recauda fondos para sostener los lugares santos en Palestina; y asociaciones como Coro de Ángeles, para las niñas, y Los Luises, para los varoncitos, nuclean a la infancia católica de la ciudad.<br /> Se cultiva la piedad mariana y eucarística. La feligresía, alentada por sus pastores, centra su vida espiritual en la misa dominical y la recepción de los sacramentos.<br /> Frecuentemente, la imagen de María recorre los barrios, deteniéndose un día en cada hogar, donde se reza el rosario entre vecinos por la noche, antes de despedirla para un nuevo destino, ceremonia que se acompaña con el canto “Adiós Reina del Cielo”.<br /> Como la ciudad crece, y muchas familias viven lejos de los centros de culto, se inicia la construcción de los templos Sagrado Corazón de Jesús, en el Barrio Norte, y del Purísimo Corazón de María, en el Barrio Sur.<br /> Estos logros en materia edilicia de algún modo expresan la pujanza espiritual proveniente de un período de la Iglesia Argentina que se caracterizó por la profunda formación del laicado, su organización sistemática en asociaciones especializadas y su participación intensa en la vida cultural, social y política de la época, como bien lo señala Néstor T. Auza, quien, al referirse al período comprendido entre 1930 y 1955 dice que fue la “meseta más alta de la vida de la Iglesia” en Argentina, entre los años 1914 y 1960.<br /> Por otra parte, la existencia en Esperanza aún tiene por aquellos años, marcados matices pueblerinos: reuniones en las veredas por las tardes durante el verano, jardines abiertos, huertas, quintas y gallineros familiares, trato fluido entre vecinos y convivencia pacífica de ciudadanos que se sienten allegados por conocerse desde siempre.<br /> La asistencia espiritual, en un ámbito de esas características, puede considerarse suficiente.<br /> En la Parroquia, los sacerdotes generalmente no son más que tres, pero se cuenta con la participación habitual de los verbitas residentes en el Colegio San José en todos los eventos que se suceden a través del año litúrgico.<br /> Diariamente, y sólo por la mañana (ya que hasta el año 1964 las misas vespertinas sólo se rezan en ocasiones especiales, para lo cual se debe pedir permiso al Obispo), en la Parroquia y en la Capilla del Colegio San José, se celebran varias misas, algunas simultáneas, aprovechando los altares laterales; y por lo menos una en la capilla del Colegio del Huerto, del Convento Cristo Rey, del Hospital Vecinal (luego S.A.M.C.O.), del Sanatorio Esperanza, y del Aspirantado Santa Catalina, este último convertido después en escuela y, posteriormente, en 1993, en casa de retiros.<br /> Respecto de la simultaneidad de las celebraciones eucarísticas, vale aclarar que es posible hasta fines de 1963, ya que establece su prohibición la Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia, desde el 4 de diciembre de ese año. <br /> Lo cierto es que en los amaneceres de aquella época, es común ver desfilar a los sacerdotes del Verbo Divino, vestidos de rigurosa sotana, hacia los distintos centros, para comenzar, con la celebración del Sacrificio del Altar, su actividad diaria, lo que se complementa, si algún feligrés lo requiere, con la administración del sacramento de la Confesión (como se lo denomina todavía) antes o después de la misa.<br /> Con la población rural los párrocos mantienen una fluida relación a través de la visita a los hogares campesinos, que culmina con la bendición de las casas, tierras y animales. En esto es recordado especialmente el Padre Antonio Wágner, párroco desde 1952 a 1962, quien, con las donaciones de los chacareros, especialmente de animales que luego se rematan, puede llevar adelante las obras que le valen el sobrenombre de “cura constructor”, las cuales no se hubieran podido completar con los restantes beneficios en los que tan generosamente participa toda la feligresía (kermeses, bonos de contribución, ferias de platos...). Según testimonio del señor Donisio Pilatti, acompañante del párroco en más de una de estas giras, recibir el pedido es considerado como una verdadera distinción por la gente del campo, que hasta llegan a ofenderse si por algún motivo se los deja de lado.<br /> No es posible olvidar aquí la acción de las religiosas Siervas del Espíritu Santo, quienes cubren la atención de los enfermos, tanto en el hospital, desde 1929, como en el Sanatorio Esperanza, desde 1950, además de visitar y atender espiritualmente, con espíritu abnegado y admirable celo apostólico, el barrio La Orilla, recorrido que al principio hacen en volanta hasta que unos años más tarde Fraterna Ayuda Cristiana les consigue bicicletas.<br /> Hacia la época del centenario de Esperanza, por lo tanto, en la Iglesia Católica domina la impresión de que la vida espiritual está bajo control, desde el nacimiento hasta la muerte, circunstancia ésta que es siempre acompañada por el sacerdote hasta la misma sepultura.<br /> Las excepciones, como pueden ser algunos matrimonios de hecho, niños sin bautizar, o adultos que no hubieran recibido los sacramentos de la Confesión, la Eucaristía o la Confirmación, se regularizan en las Misiones, períodos fuertes de quince días, en los que se multiplican los actos de piedad, tanto en las iglesias como en las calles, se visita a las familias, y, a través de las charlas de los misioneros, destinadas por separado a hombres, mujeres, señoritas, muchachos y niños, se incorporan o se vuelven al redil las ovejas alejadas.<br /> En gran medida, pues, en la década de 1950, la vida de Fe marca ritmos en la existencia de los esperancinos. Los días comienzan entre campanas que llaman a misa y se cierran al atardecer con el toque del Ángelus, que para muchos niños de entonces señala la hora de abandonar veredas y juegos y volver al hogar. Los veranos se alegran con las kermeses de los domingos, que se realizan en los patios adyacentes a los templos, cumpliendo la doble finalidad de recaudar fondos para las obras parroquiales y ofrecer una ocasión de sano esparcimiento compartido a los vecinos de la ciudad.<br /> El comienzo de la Cuaresma marca el corte de bailes y otras fiestas mundanas que se reemplazan por el rezo del vía crucis en puntos estratégicos del conglomerado urbano, por lo menos desde el primer domingo de ese período litúrgico, y si bien se continúan realizando algunos asaltos y saraos, éstos no tienen el carácter público de los festejos carnavalescos y el grueso de la población católica ya no concurre a ellos.<br /> La idea de Cuaresma como tiempo de oración y penitencia aún está firmemente arraigada en la sociedad y culmina con los actos profundamente religiosos de la Semana Santa en los que el pueblo participa masivamente.<br /> Festividades como Corpus Christi, en el mes de junio, o la Natividad de la Virgen, en septiembre, convocan a exteriorizaciones populares de gran peso, con plena participación de los católicos, tanto del campo como de la ciudad, empezando por las autoridades civiles. Muy especialmente recordados son los bellísimos altares que se erigen en las esquinas de la plaza San Martín con motivo de la primera de las fiestas citadas, ocasión en que también ornamentan sus ventanales con motivos eucarísticos algunas familias frente a cuyas casas debe transcurrir la procesión, y bajan respetuosamente sus ventanas algunos bares cercanos.<br /> La Navidad también se prepara de modo especial, y, aunque ya en esa época soplan otros aires, aún al finalizar la década de 1960, en los últimos días del Adviento, desde las torres de la Parroquia, antes de la misa vespertina, se propalan audiciones que convocan a la conversión y a la celebración cristiana de esa fiesta tradicional.<br /> Pero este clima pacífico y armónico se verá de a poco perturbado.<br /> El mismo Néstor Auza, en la obra citada, expresa: “La fe nunca es vivida fuera de una cultura, ni ésta le puede ser ajena”. <br /> Pues bien, en la década de 1950 es la cultura la que está sufriendo un profundo proceso de cambio, conmovida en sus cimientos por un temblor que destrona valores establecidos y reivindica otros hasta entonces no reconocidos por las mayorías. En esto influye de manera decisiva la posguerra, con su carga de angustia, decepción, anhelos de recontrucción y búsqueda de nuevos ideales y esperanzas.<br /> Y aunque la primera colonia agrícola organizada, por ser una ciudad aún pequeña, por provenir de europeos pacíficos y trabajadores, por encontrarse lejos de los grandes centros poblados y por no presentar serios problemas sociales que ya acusan otros puntos del país, no se pliega fácilmente a actitudes revolucionarias, lentamente van madurando en su seno manifestaciones que exigen nuevas respuestas, también en el campo religioso.<br /><br /><br /><br />II. LA TRANSICIÓN<br /><br /> Para la Iglesia, la década que marca cambios profundos, quizá bruscos, es sin duda la de 1960, sobre todo desde 1962 en adelante, cuando se reúne el Concilio Vaticano II. Pero, imperceptiblemente, desde hace unos años se vienen produciendo algunas modificaciones, tanto en la Iglesia como en la sociedad, que serán significativas. Y en Esperanza, aunque se trate de un ámbito aferrado a la tradición, también aparecen.<br /> Así, por ejemplo, algunas familias de clase media empiezan a enviar a sus hijos a la Universidad, privilegio reservado hasta el momento para los que gozan de un nivel cultural, social y económico bastante elevado.<br /> Respondiendo a esta inquietud, y con el fin de satisfacer necesidades de la zona, eminentemente agrícola – ganadera, la S.V.D., a través del Padre Luís Kreder, misionero recién llegado de Filipinas, inicia las gestiones conducentes a la creación de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, que abre sus puertas en 1961.<br />En los hogares humildes, también se busca para los hijos una formación intelectual y profesional que les permita luego ingresar al mundo laboral con mejores perspectivas.<br /> El mismo sacerdote piensa entonces en una escuela secundaria mixta, orientada a la formación para el trabajo en comercios y oficinas. Y surge la Escuela Técnica Profesional Nº 27 José Manuel Estrada, que inicia sus actividades el 16 de marzo de 1965.<br /> Estos hechos nos hablan ya de una Iglesia que empieza a mirar al hombre inserto en el mundo, sujeto a realidades temporales que es necesario contemplar si se busca la promoción integral de la persona.<br /> Por otra parte, muy lentamente, las familias se abren también permitiendo a los jóvenes, especialmente a las niñas, mayor libertad en el campo de las diversiones. Las salidas no son obligadamente en familia, ni el lugar de reunión es siempre la casa, si bien faltan aún varios años para que aparezca el fenómeno revolucionario de las confiterías bailables. Y es posible ya encontrar a señoritas amantes del deporte por el deporte mismo, no sólo como factor de status.<br /> Todo esto trae aparejado algunos cambios de costumbres que en el momento apenas se notan, pero ya plantean algunos desafíos. No es casual que en 1950, bajo el curato del padre Rubén González Alderete, S.V.D., surja el Ateneo de la juventud, que funciona en sus comienzos en las instalaciones parroquiales, pero que, después de deambular por el Circulo Católico de obreros y el patio de la Sociedad de Canto, llega a tener su propio predio en la esquina de Pueyrredón y Saavedra, con canchas de básquet, fútbol, tenis criollo, salón de entretenimientos y reuniones, sanitarios, oficina y cocina. <br /> Es necesario ofrecer a la juventud ámbitos que faciliten la socialización y la recreación sana y actividades que interesen a sectores a los que la Acción Católica no llega. Por eso, de las filas de esta institución, surgen los fundadores del Ateneo, que presenta a todos los jóvenes de la ciudad propuestas deportivas y recreativas que les permiten competir con jugadores de otros clubes esperancinos. En su seno nace el primer equipo femenino de básquet de la ciudad. <br /> En la línea ya iniciada, pero con una visión amplia y ambiciosa, siendo párroco el Padre Pedro Dieser, S.V.D., se origina el Movimiento Juvenil.<br /> Su presencia no se extiende demasiado en el tiempo, pero el trabajo desarrollado especialmente en el año 1962, es de gran trascendencia y logra atraer a cientos de jóvenes.<br /> El párroco los reúne semanalmente en la Misa de la Juventud, los domingos a las 10:30, y desde allí convoca para los actos sociales y formativos que organiza el movimiento. Conferencias, cine – debates, paseos, excursiones, convenientemente planificados, se suceden periódicamente, despertando por lo menos la curiosidad de los diversos sectores de la población. Como muestra puede citarse el Juicio a la Juventud realizado en el salón de la Sociedad de Canto, ámbito que en la oportunidad mencionada se colma de chicos y chicas que participan de la discusión acerca de los problemas y valores de la juventud de esa época.<br /> Por otra parte, en el seno de la Iglesia también suceden novedades importantes y algunas tocan a la jerarquía.<br /> El Papa Juan XXIII, que conduce la barca de Pedro desde 1958 a 1963, comienza a hablar de aggiornamento, proceso que obligará a la Iglesia a situarse de cara a la realidad con otros ojos, para encontrar nuevas vías de contacto con la sociedad que le hagan posible la evangelización en un mundo solicitado por el existencialismo ateo y el socialismo marxista. Y entre estos caminos se destaca el diálogo, aunque todavía no se tiene clara idea de las condiciones que lo hacen posible.<br /> En Latinoamérica, los Obispos descubren la necesidad de coordinar acciones para enfrentar los problemas de la región, no sólo religiosos sino también sociales y políticos. Esto significa la valorización del principio de colegialidad que da origen a la Primera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, realizada en 1955, en Río de Janeiro.<br /> En esa oportunidad, los Obispos, entre los cuales se encuentran los argentinos Eduardo Pironio y Antonio Quarraccino, coinciden, frente a la realidad de las sectas que se extiende por toda América Latina, en la necesidad de formar un laicado adulto capaz de promover urgentes transformaciones sociales, ya que la miseria y la marginación se consideran factores de cultivo del problema citado.<br /> Surge de allí una sugerencia audaz: la de trabajar para lograr estos fines aún con quienes no comparten los principios de la Iglesia.<br /> ¿Qué consecuencias trae esta nueva visión para la Iglesia esperancina?<br /> Con seguridad, salvadas las diferencias con zonas mucho más pobres del continente, en estas ideas se organiza F.A.C. (Fraterna Ayuda Cristiana), antecedente directo de Cáritas, institución que aún perdura.<br /> Surge el 5 de junio de 1960, siendo párroco el P. Antonio Wágner, S.V.D. Ese día, por la tarde, se forma la primera Comisión Directiva e inmediatamente comienza a trabajar, coordinando los esfuerzos solidarios de toda la ciudad.<br />El primer aviso publicado para solicitar la colaboración de la comunidad dice así:<br />“F.A.C, Fraterna Ayuda Cristiana, necesita con urgencia: ropas, calzados, víveres, utensilios de cocina (cubiertos, ollas, platos, cacerolas, etc.), cajones de madera de cualquier medida. Envíenos su pronta adhesión. Colabore. Hágase socio.”<br /> Al poco tiempo funcionan el banco de leche, el banco de lentes y el banco de sangre, y constituyen una buena fuente de ingresos las Coronas de Caridad, sistema paralelo al de coronas florales, implementado para llegar a las familias con ocasión de la muerte de un ser querido, y adoptado después por otras instituciones.<br /> En esta época, según testimonio del señor Edgardo Cabaña, primer Director de la entidad, el Pastor de la Iglesia Evangélica de Esperanza, Otto Faber, comienza a apoyar la obra de F.A.C. con donaciones de la propia comunidad, lo que dura hasta que esa institución religiosa se organiza para su propio proyecto solidario.<br /> Y cuando se inaugura la Unidad Sanitaria Ceferino Namuncurá del Barrio Sur creada por F.A.C, el 30 de agosto de 1964, la Comisión Directiva de la misma es presidida por el señor Emilio Geese, de religión protestante. <br /> He aquí un claro trabajo ecuménico preconciliar que evidencia, por un lado, el espíritu conciliador de gran parte de la feligresía de ambas iglesias, tradicional en la ciudad, y, por otro, una respuesta a la recomendación de los obispos de unirse con quienes piensan de otra manera para lograr la promoción de las clases sociales más necesitadas.<br /> En el sentido de esto último cabe aclarar, además, que en el equipamiento de la Unidad Sanitaria colaboran, generosa y anónimamente, numerosos profesionales de la ciudad no allegados a la Parroquia. <br /><br />III. LA CONMOCIÓN CONCILIAR<br /><br /> Se llega así a los tiempos de la transformación sustancial.<br /> Desde junio de 1960 hasta septiembre de 1962, la Iglesia vive el período preparatorio del Concilio y las aguas comienzan a agitarse con el soplo del Espíritu y las expectativas de muchos sectores del pueblo católico y del mundo en general.<br /> El 11 de octubre de ese mismo año, Juan XXIII preside la ceremonia de apertura de la primera etapa, que se clausura el 8 de diciembre sin promulgar ningún documento.<br /> El 3 de junio de 1963 el Papa muere, el 21 es electo Pablo VI y, seis días después, el nuevo pontífice anuncia que la segunda etapa conciliar se iniciará el 29 de septiembre como efectivamente sucede. La misma dura hasta el 4 de diciembre y en su transcurso aborda el tema de la renovación litúrgica, que culmina con la promulgación de la Constitución Sacrosanctum Concilium.<br /> La tercera etapa abarca desde el 14 de septiembre hasta el 21 de noviembre de 1964. En ella se discuten temas muy importantes y se promulga la Constitución Lumen Gentium sobre la Iglesia y el Decreto sobre Ecumenismo, incidentes ambos en el tema que nos ocupa.<br /> Por fin, la cuarta y última etapa (14 de septiembre a 8 de diciembre de 1965) da a luz, entre otros documentos, a los Decretos sobre la Vida Religiosa, la Formación Sacerdotal y el Apostolado de los Seglares; a la Declaración sobre la Libertad Religiosa, y a la Constitución Gaudium et Spes, sobre la Iglesia y el mundo moderno, todos influyentes en la Iglesia católica esperancina.<br /> A raíz de ese amplio y profundo debate acerca de cuestiones que atañan a la Fe, a la vida y a las estructuras de la Iglesia, surge una falsa confrontación entre la necesidad de la evangelización y la promoción social (con fuerte acento en este último aspecto), por un lado, y la insistencia en la sacramentalización (administración y recepción de los Sacramentos), por otro.<br /> Numerosos fieles entienden que a la Religión sólo le atañe una de las dos vertientes, y es así como los enfrentamientos entre conservadores y progresistas zanjan hondas heridas en la Iglesia. Por ser un pueblo pacífico, esta puja no genera demasiados problemas en Esperanza, pero también aparece. Así, por ejemplo, cuesta bastante imponer la reforma litúrgica, al principio incluso entre sacerdotes mayores; y son los párrocos Rubén González Alderete y su sucesor, Pedro Rothar, los que deben librar las batallas más duras al respecto.<br /> Pero la conmoción eclesial generada por el Concilio es muy intensa y en pocos sucesos históricos se observa tan clara y fuerte como en éste la lucha entre las fuerzas del bien y del mal, que constituyen esencialmente la Historia según el concepto cristiano de la misma. Por eso, la tempestad se manifiesta de varias maneras:<br />• Sacerdotes y religiosos pierden la noción de su identidad y abandonan el ministerio, lo que supone una merma considerable de agentes evangelizadores.<br />• A raíz de lo anterior y del relajamiento de las costumbres, propio de la época, el ideal del sacerdocio y de la vida religiosa empalidece, y los seminarios y noviciados se ven despoblados en gran medida.<br />• Muchas congregaciones dedicadas a la educación, se cuestionan si deben continuar en esta misión o abrazar la “opción por los pobres”, propuesta de la que hablan con entusiasmo los Obispos Latinoamericanos reunidos en Medellín en el año 1968, quienes tratan de responder así al documento conciliar “Gaudium et Spes” y a la encíclica “Populoum Progressio”, dada en 1967 por Pablo VI.<br /> Como consecuencia de la crisis, en Esperanza disminuye el número de sacerdotes, religiosos y religiosas.<br /> La S.V.D. apenas si cuenta en el Colegio San José con el número de miembros que le permite la subsistencia de su obra educativa específica, y ya no puede colaborar como antes en la tarea parroquial.<br /> Por el mismo motivo, dicho instituto y los colegios Nuestra Señora del Huerto y Santa Catalina cierran sus internados (si bien es necesario reconocer que en este sentido la demanda ya es menor por el surgimiento de escuelas secundarias en poblaciones de los alrededores).<br /> En otro orden de cosas, y por citar sólo algunos de los factores generadores de cambios, la ciudad crece; nuevas y menos austeras costumbres dificultan cada vez más la llegada del mensaje evangélico a la sociedad, sobre todo a los jóvenes; las madres, en número creciente, trabajan fuera del hogar y prestan menos atención al cumplimiento de los deberes religiosos y a la preparación catequística de sus hijos; las sectas avanzan, especialmente en los barrios perisféricos; los problemas sociales se agudizan en algunos sectores...<br /> Todo ello plantea desafios pastorales importantes en el campo del laicado, la familia, el ecumenismo, la juventud, la problemática social.<br /> Desde entonces no es fácil determinar períodos, si bien hay fechas claves, como el año 1989, en que la Parroquia de la Natividad pasa a manos del clero secular y se crea la Parroquia San José, con la consiguiente división de territorio y responsabilidades; o el año 2000, por la trascendencia que tiene dentro de la Iglesia el año que completa el segundo milenio de la Redención. Es por eso que trabajaremos por campos, yendo y viniendo a lo largo de las aproximadamente cuatro décadas posteriores al Concilio, tratando de captar toda la vida espiritual de ese período, para terminar con un panorama de la realidad actual. <br /><br />IV. LOS DIVERSOS CAMPOS PASTORALES DESDE 1950 HASTA 2006<br /><br />IV.1. LA CATEQUESIS<br /><br /> En la década de 1950 la preparación catequística para Primera Comunión y Confirmación es aún totalmente tradicional, y se realiza sobre la base del catecismo de preguntas y respuestas que los catecúmenos memorizan durante ese período, aproximadamente de un año escolar.<br /> Los niños reciben la Reconciliación (entonces: Confesión) y la Primera Comunión muy pequeños (alrededor de los seis o siete años) y allí termina la preparación catequística, porque para la recepción de la Confirmación no se hace ninguna catequesis especial.<br /> En Esperanza, en esa época, los encargados de transmitir las verdades de la Fe son, generalmente, laicos de buena voluntad que trabajan supervisados en forma muy directa por el Párroco y, en muchos casos, lo hacen los religiosos o religiosas, sea en los Colegios del Huerto y San José, donde se forman los alumnos de dichas escuelas, o en capillas de los barrios o de los alrededores, como sucede con las Siervas del Espíritu Santo en La Orilla.<br /> Luego, el Concilio no afronta este tema de modo propio o exclusivo. Si habla de la Catequesis lo hace tangencialmente.<br /> Pero en América Latina, en 1968, el Documento de Medellín declara que en este campo se nota la “necesidad de una profunda renovación” y agrega que la “misión fundamental [de la Iglesia es] educar eficazmente la fe de los jóvenes y de los adultos, en todos los ambientes” .<br /> Sin esperar esta imperiosa directiva, desde principios del año escolar 1968, en Esperanza, organizado desde la Parroquia, comienza un seminario catequístico que se dicta en el Colegio Nuestra Señora del Huerto, al cual asiste un gran número de catequistas de la ciudad y de pueblos de los alrededores. Pero se produce con el tiempo una importante deserción y la mayoría de los que finalizan los estudios son religiosas .<br /> Aunque se insiste en la necesidad de que los catequistas profundicen su formación en institutos especiales, en la práctica esto casi no ocurre.<br /> En 1977 se lleva a cabo en la Iglesia el Sínodo de Catequesis, y el Documento de Puebla, algo más de un año después, acusa recibo de esos mensajes y reafirma lo que expresa Medellín, declarando que la Catequesis “debe ser tarea prioritaria en América Latina” .<br /> En realidad, el Padre Brabander, para esa época, tiene plenamente organizada la Catequesis Familiar, con todo el equipo encargado en funcionamiento.<br /> En esos años, los centros catequísticos para la preparación a la recepción de los Sacramentos pasan a ser exclusivamente la Parroquia o las Capillas de los barrios (no los colegios, pese a la insistencia de muchos padres que desean que sus hijos asistan a Catequesis en el colegio al cual concurren).<br /> En cuanto a la preparación de adolescentes y adultos, es un trabajo que viene haciéndose desde siempre en la Basílica y desde su creación en la Parroquia San José.<br /> Los aspirantes se reúnen en un grupo especial, y el catequista a cargo, generalmente, atiende por separado a adolescentes y adultos.<br /> En estos casos el período de preparación para la Confirmación es similar al de los niños.<br /> Respecto de la Comunión, los adultos acceden al sacramento cuando se los ve preparados.<br /> Según informes obtenidos en la Secretaría de la Basílica, un factor determinante del buen número de catecúmenos adultos es la presencia en Esperanza de estudiantes que llegan de otras localidades y aquí, por la acción de compañeros de estudio, se acercan a la Iglesia y regularizan su vida sacramental. <br /><br />IV.2. EL LAICADO<br /><br />La presencia de los laicos en la Iglesia viene siendo significativa desde mucho tiempo antes que el Concilio Vaticano II revalorice oficialmente a este gran sector del pueblo de Dios y dé precisiones acerca de su vocación, sus campos de acción, su organización y su formación.<br /> En nuestro país, los laicos desempeñan un papel relevante desde fines del siglo XIX, frente al ataque liberal, y en Esperanza es con la colaboración económica y la acción decidida de los laicos que se concretan importantes proyectos, como la instalación en la ciudad de las Hermanas del Huerto, fundadoras del colegio homónimo, y la construcción del templo hoy convertido en Basílica.<br /> Luego, en 1933, respondiendo a un modelo nacido en Italia e instalado en Argentina en 1931, se organiza la Acción Católica, cuyo desempeño tiene en sus comienzos gran peso debido a la profunda formación que brinda a sus miembros y el fuerte compromiso que exige de ellos.<br /> Por causas ya expresadas en este trabajo, esa institución decae desde 1960 en adelante, reflota en los años 80 y 90, especialmente en su rama joven, y subsiste en la actualidad con dos grupos: mujeres y juventud.<br /> Nacida de sus filas, continúa pujante la Liga de Madres de Familia que, a pesar de cambiar varias veces su denominación a través de casi seis décadas de existencia, sigue firme en la defensa de sus ideales: la unidad y estabilidad familiar, el ejercicio generoso de la solidaridad, la participación dinámica en la sociedad con proyectos que saneen sus estructuras desde el amor.<br /> Se destaca también la acción laical en las comisiones que surgen en diferentes sectores para la construcción de las capillas barriales, la mayoría verdaderos templos que nuclean una importante actividad religiosa, hasta entonces realizada en escuelas o clubes que generosamente se prestan pero no tienen las condiciones requeridas.<br /> Generalmente, comienzan los trabajos por instancia de distintos párrocos, pero es siempre el clamor de la gente del barrio y, posteriormente, su decidido aporte, lo que impulsa estos emprendimientos y los hace realidad.<br /> Así llegan a inaugurarse las capillas Sagrado Corazón de Jesús, en 1950; San Lino en 1954; Inmaculado Corazón de María (Cuasi Parroquia desde 1989, por Decreto 66/89 del Arzobispado), en 1961; San José Obrero, en 1968; Madre de la Iglesia, en 1982; San Cayetano, consagrada en 1999; María y el, por ahora, Salón de Usos Múltiples Virgen de Guadalupe, de barrio Los Troncos, en 2001.<br /> Pero así como suman su esfuerzo para levantar paredes, los laicos construyen la comunidad bajo la dirección del clero de turno.<br /> En este sentido, merece recordarse especialmente el trabajo desempeñado por ellos en las grandes misiones de la ciudad de los años 1968, 1980 y 2000, en las cuales tienen a su cargo la tarea premisional y el apoyo logístico a los misioneros durante la realización del evento.<br /> Invitaciones, publicidad, organización de centros en casas de familia y en locales de diversas instituciones, dirección de reuniones y distintos actos de piedad, corren por cuenta de feligreses comprometidos y entusiastas, que, pasada la misión, en muchos casos continúan animando dichos centros convertidos en comunidades permanentes.<br /> Como muestra del compromiso laical, podemos citar una expresión de Monseñor Zaspe perteneciente a una carta que le dirige al Párroco Pedro Rothar, el 5 de octubre de 1972, seguramente en respuesta a alguna confidencia de este sacerdote. Después de felicitarlo por su trabajo pastoral, manifiesta: “Es indudable que el mundo de los laicos y de las religiosas ha captado de manera más honda el problema de la Iglesia” .<br /> Un párrafo aparte merecen los visitadores domiciliarios.<br /> Son encargados de hacer llegar a los hogares las noticias o las convocatorias de La Parroquia y constituyen puentes que conectan a las familias con las diferentes áreas de la pastoral.<br /> Llamados en un tiempo manzaneros, por tener a su cargo una o varias manzanas de la ciudad, reciben fuerte impulso de Monseñor Vicente Zaspe y del Párroco de entonces, P. Guillermo Brahander, S.V.D, cuando el Consejo Pastoral Parroquial decide adherir a la propuesta Movimiento por un Mundo Mejor (MMM), entre cuyos objetivos figura el de llegar, rápida y efectivamente, a todas las familias de la localidad.<br /> Con el paso de los años y los cambios de Arzobispo y párrocos, la relación con el MMM se va debilitando, pero la organización de los visitadores continúa prestando sus servicios, especialmente en los tiempos fuertes de la Liturgia (Cuaresma, Fiesta Patronal, Navidad), con la distribución de las Cartas al Pueblo de Dios. A veces participan también en colectas que tienen que ver con necesidades eclesiales, como la realizada a favor del Seminario Arquidiocesano, en el año 2000.<br /> En el campo de la Liturgia la intervención laical es permanente, sobre todo como lectores de la Palabra de Dios, desde el Concilio Vaticano II en adelante, y como miembros de los distintos coros, tanto en la Basílica y en la Parroquia San José como en las capillas, incluida la del Convento Cristo Rey.<br />En otro orden de cosas, la escasez de sacerdotes genera, en los últimos años, la formación de laicos como Ministros de Exequias y de la Eucaristía.<br /> Desde que Monseñor Vicente Zaspe promoviera esta intervención laical, según averiguaciones realizadas a fines de 2005 en ambas secretarías parroquiales, el número de ministros ha ascendido hasta llegar a trece en la Basílica, a catorce en la Parroquia San José, y a cuatro en la Cuasi Parroquia.<br /> Su importante acción no se limita al interior del templo y a las ceremonias litúrgicas, ya que por ellos llega la Sagrada Eucaristía a numerosos enfermos y el consuelo y la oración a muchas familias en duelo de la ciudad.<br /> En cuanto al Diaconado, Esperanza sólo tiene un diácono en la década del 80, Raúl Blanchoud, fallecido el 4 de diciembre de 1987, después de diez años de ejercicio de su ministerio. <br /><br />IV.3. FAMILIA<br /><br /> Hacia mediados del siglo XX, el tema de la Familia es abordado por la Iglesia Argentina sobre todo con el objetivo de organizar a los padres cristianos para resistir a problemas que vienen de otros espacios. Preocupa, por ejemplo, la libertad de enseñanza. Por ello, en 1948, se crea la Confederación de Uniones de Padres de Familia de la República Argentina (CUPFRA), y tres años después, en 1951, la Liga de Padres de Familia y la Liga de Madres de Familia.<br /> No son organizaciones políticas, pero operan en el territorio de la opinión pública cuando lo creen necesario, actuando sobre todo desde los colegios confesionales para las familias que envían a sus hijos a estos establecimientos. Y así sucede en Esperanza.<br /> No obstante conviene destacar también que, en el mismo año 1948, por iniciativa del sacerdote pasionista Pedro Richards, nace el Movimiento Familiar Cristiano, cuya finalidad tiene que ver con la realidad intrínseca de la familia, pues promueve la espiritualidad conyugal y el apostolado familiar.<br /> <br />Movimiento Familiar Cristiano<br /><br />El Concilio, en “Gaudium et Spes”, dedica buen espacio a la consideración de las dificultades internas de la institución básica de la sociedad, y, probablemente a raíz de eso, en la década del 60, con el asesoramiento del Padre Pedro Rothar, S.V.D, quien en ese momento aún no es párroco sino cura teniente de la Parroquia de la Natividad, surge el Movimiento Familiar Cristiano en Esperanza, el cual llega a contar con tres grupos de matrimonios que, a veces por separado, y otras en reuniones generales, desarrollan temas de formación y realizan encuentros sociales y actividades apostólicas, como el dictado de los cursillos prematrimoniales.<br /> Dicha institución está integrada al Movimiento Nacional, por lo que sus miembros comparten asambleas con otros de los niveles nacional y diocesano.<br /> En la segunda mitad de la década del 70, quizás por la crisis que, según el historiador Norberto Padilla, concluye con la intervención al M.F.C. por parte del Episcopado en el año 1974, el centro esperancino se desintegra, sin que lo haya impedido el fuerte respaldo que dieciocho obispos dan nuevamente al Movimiento en la Asamblea de Cosquín, del año 1975 .<br /> Desde entonces, en la Iglesia esperancina, el trabajo con las familias tomaría por otros carriles.<br /><br />Cursillos de Cristiandad<br /> <br /> En esa época está creciendo en la ciudad un movimiento nacido en España por obra de un dirigente de las peregrinaciones a Santiago de Compostela. Se trata de Cursillos de Cristiandad.<br /> Dichos cursillos están dedicados a matrimonios, pero la pareja los vive por separado y no simultáneamente. Es una especie de encuentro o retiro, mediante el cual el que lo realiza se aparta por unos días del mundo y de su ambiente habitual para volver luego a él con una nueva visión enraizada en el Evangelio.<br /> Los primeros esperancinos que participan en estos cursillos lo hacen a fines de la década de 1960, en la ciudad de Paraná o en el barrio rosarino de Fisherton.<br /> Más adelante los encuentros se realizan en el convento Santa Catalina, luego en Guadalupe, en el Seminario viejo, y desde 1997 en su sede propia, en Recreo Sur.<br /> En la época de Monseñor Vicente Zaspe, se halla en Esperanza el primer Secretariado Diocesano del Movimiento, lo que muestra la pujanza de Cursillos de Cristiandad en esta ciudad.<br /> Efectivamente, desde 1968 en adelante, realizan la experiencia, que luego se continúa con reuniones periódicas de formación y espiritualidad, aproximadamente 250 matrimonios que se caracterizan por su fuerte adhesión a la Iglesia y decidida colaboración en el apostolado.<br /> En este campo se pueden citar cursillos prematrimoniales y prebautismales, Catequesis, cruzadas de oración en familia, charlas formativas para laicos en pueblos vecinos, y hasta un trabajo intenso fuera del alcance de la Parroquia, en las islas del Paraná .<br /><br />Catequesis Familiar<br /> <br />Cuando en 1977, asume como párroco el padre Guillermo Brabander, S.V.D, se encuentra con serias dificultades en lo referente a la preparación catequística de los niños que deben acceder a los Sacramentos de la Reconciliación, la Eucaristía y la Confirmación, principalmente porque, en esa época, por distintos factores, muchos padres se desligan de la formación religiosa de sus hijos y de su perseverancia en las prácticas de vida cristiana después de la Primera Comunión. Entonces decide encauzar la evangelización de las familias a través de la Catequesis Familiar, proyecto que el Consejo Pastoral respalda y es presentado al Arzobispo, Monseñor Vicente Zaspe, quien lo aprueba totalmente (recordemos aquí que el Consejo Pastoral Parroquial se crea en enero de 1975, bajo el Párroco Pedro Rothar, conforme a un decreto de Monseñor V. Zaspe de noviembre de 1973 ).<br /> La parroquia esperancina pasa así a ser pionera, en el campo de la Catequesis, de una modalidad de trabajo que se extenderá luego a toda la Arquidiócesis.<br /> En 1978 comienza la mentalización de la feligresía y al año siguiente se pone en marcha la experiencia.<br /> Desde 1979 hasta 1986, inclusive, se desempeña como Coordinadora en esta área la Hermana Maria Felisa Manente, SSpS.<br /> Ella misma cuenta que en el primer encuentro mantenido con los catequistas de los barrios, oportunidad en la que se les deben explicar los detalles del proyecto, de quince asistentes renuncian ocho, de modo que los restantes ni siquiera alcanzan para cubrir todos los centros.<br /> En ese difícil momento, asumen la novedosa e inquietante misión los cursillistas, como matrimonios guías de la catequesis para padres de niños de Primera Comunión.<br /> Al cabo de dos años, los catequistas ya surgen de los mismos grupos catequizados y en el año 1986 llegan a ser doscientos, sumando los de Primera Comunión (grupos de padres y niños) y Confirmación. Las familias beneficiadas en ese momento son aproximadamente mil.<br />Este sistema rige todavía en el año del sesquicentenario, en ambas parroquias, y son numerosos los padres que a través de los encuentros retoman el camino de la Fe, merced a ese proceso de misión permanente. Cabe aclarar que, en muchas ocasiones, los asistentes pertenecen a otra confesión religiosa debido a que se trata de matrimonios mixtos, pero la parte no católica se aviene a asistir con el fin de no entorpecer la educación de sus hijos en la Fe .<br /><br />Movimiento de Encuentros Matrimoniales<br /><br /> Desde 1982, la Iglesia Católica argentina cuenta con el Secretariado de Pastoral Familiar, que coordina las actividades de este campo y lanza líneas precisas de trabajo.<br /> Esto influye para que el Párroco Reinaldo Zbrun, S.V.D, que llega a la Parroquia de la Natividad en 1985, insista en la celebración de Encuentros de Matrimonios, que se concretan con éxito, pero son de carácter netamente parroquial.<br /> Al crearse la Parroquia San José, a fines de 1989, por decreto nº 64/89 firmado por Mons. E. Storni, y separarse ambas jurisdicciones, el Padre Héctor Rucci, primer párroco del clero diocesano en la Parroquia de la Natividad, insiste en que este grupo local pase a depender del Movimiento de Encuentros de Matrimonios de la Arquidiócesis, existente desde 1976, lo que se hace realidad en 1991, después de vencer algunas resistencias de miembros que no entienden el porqué del cambio.<br /> En ese año, del 28 al 30 de junio, se realiza el primer encuentro al que asisten veinticuatro matrimonios. En esa oportunidad predica el P. José Ceschi, y, desde entonces, el M.E.M. no sólo trabaja en la ciudad, sino que extiende su acción a pueblos vecinos, como Humboldt, Grutly, María Luisa, Progreso y Franck Entre sus proyectos inmediatos, figura la formación de un grupo de matrimonios separados y vueltos a unir en nuevas parejas, a fin de desarrollar con ellos una pastoral acorde a las directivas de la iglesia para estos casos, que arrancan ya de la exhortación apostólica Familiaris Consorcio de S.S. Juan Pablo II, dada en 1981 .<br /><br />Planificación Familiar Natural<br /><br /> Por fin, en este campo debemos señalar también que, en dependencias de la Basílica, tiene su sede el Movimiento de Planificación Familiar Natural, difusor del Método de la Ovulación, más conocido como Billings, que asesora a las mujeres o parejas interesadas, desde la decada del 80, con charlas periódicas y posterior seguimiento.<br /> A cargo de esta tarea se halla un pequeño grupo de mujeres formadas al efecto en los cursos de Planificación Familiar Natural organizados por la Arquidiócesis, el cual se dedica también a dar charlas para jóvenes sobre formación para el amor y la sexualidad .<br /><br />IV.4. ASISTENCIA Y PROMOCIÓN SOCIAL<br /><br /> En este campo, los últimos 50 años de la Iglesia esperancina se caracterizan por la acción constante y decidida de Cáritas y por el trabajo organizado de grupos que se nuclean para el ejercicio de las Obras de Misericordia, sobre todo en relación con la promoción social y la Pastoral de la Salud y Penitenciaria.<br /><br />Cáritas<br /><br /> Cáritas nace como la continuación natural de Fraterna Ayuda Cristiana, en mayo de 1966, cuando esta institución, por expreso pedido del Episcopado Argentino, debe cambiar su nombre para unificarse con aquel movimiento mundial.<br /> Su labor privilegia siempre la asistencia a los barrios periféricos. Habiendo comenzado por La Orilla y el Barrio Sur, está presente en la medida de sus posibilidades en todo lugar donde la carencia de los hermanos reclama sus servicios. Su conocido lema Ayúdenos para ayudar expresa una forma de trabajo que, partiendo de donaciones, beneficios, tareas solidarias y cuotas societarias, provee de alimentos, ropa, medicamentos, vivienda a hermanos necesitados de la ciudad.<br /> Dentro del vasto trabajo desarrollado merecen destacarse algunas iniciativas que se dan a través de los años, tendientes a generar recursos que se aplican luego a la labor asistencial, como la recolección, compactación y venta de cartones (todo realizado por directivos y socios de la entidad), el taller de fabricación de cepillos creado por el benemérito dirigente de Cáritas Esteban (“Tito”) Houriet, y la fabricación de ladrillones que se emplean en la construcción de viviendas en terrenos cedidos por la Municipalidad.<br /> Si bien se trata de una labor asistencial, no brinda una ayuda indiscriminada, sino que, con el asesoramiento de asistentes sociales y otros profesionales, trata de apuntar a la promoción de la persona de diversas maneras.<br /> A través de Cáritas, que tiene filiales en ambas parroquias y en las Capillas de los distintos barrios, todos los habitantes de la ciudad (no sólo católicos) pueden hacer realidad su colaboración y optimizarla, pues a través de la organización, la ayuda se multiplica.<br /> Cabe señalar que todas las Cáritas de Esperanza, a través de sus representantes, se reúnen una vez por mes, lo que garantiza la coordinación del trabajo y el aprovechamiento integral de los medios y del esfuerzo .<br /><br />Barrio Ceferino Namuncurá<br /><br /> Una mención especial en lo referente a la acción social merece la obra realizada en el barrio Ceferino Namuncurá (hasta 1970 Barrio “Las Latas”), en pleno corazón del Sur esperancino, bajo la inspiración y conducción de la Hna. Renilda Fóppoli, Sierva del Espíritu Santo.<br /> Aproximadamente en ese año, se radican en la zona unas cuarenta familias provenientes de la Cuña Boscosa, quienes aprovechando materiales de construcción recogidos en una cava de las cercanías construyen ranchos totalmente precarios donde se vive en extrema pobreza.<br /> La religiosa, llegada de España en 1968, y residente desde un año después en el Convento Cristo Rey, comienza a movilizar a distintos sectores. Así, con la dirección de Monseñor Vicente Zaspe, forma un grupo de hombres para asistir espiritualmente a pueblos de los alrededores carentes de sacerdotes, y otro de jóvenes, algunos estudiantes de la F.A.V.E, que se reúnen en la casa adyacente al Convento y conforman un centenar entre muchachos y chicas.<br /> Estas dos agrupaciones, con las cuales la Hna. comienza en 1970, son las que colaboran en la limpieza y promoción del Barrio Ceferino Namuncurá.<br /> En esa época, la Madre Provincial de las Siervas del Espíritu Santo, Hna. Devota Winckler, compra dos pequeños lotes en la zona. Allí se instala una capilla, se levanta un tapial y se edifican una cocina, una sala multiuso, y un baño, siempre con ayuda de la Municipalidad, donde el futuro diácono Raúl Blanchoud realiza las intermediaciones necesarias por trabajar como Secretario de Gobierno.<br /> Posteriormente, para completar esa misma construcción y levantar un salón de mayor capacidad, llega un subsidio de Adveniat, institución de la Iglesia alemana de ayuda a iglesias de países en desarrollo.<br /> La mencionada sala luego se habilita como Capilla ( en 1973, aproximadamente), y en ella se realizan tareas evangelizadoras (Catequesis, charlas) y celebraciones litúrgicas.<br /> Más adelante, esas instalaciones permiten la concreción de misiones en el barrio, que se llevan a cabo con la colaboración de grupos juveniles del Colegio San José pertenecientes al movimiento REMAR (luego NAVEGAR) promovido por el Hno. Bonifacio Buet, S.V.D.<br /> Monseñor Zaspe, consciente de la Obra realizada por la Hna. Renilda, quien visita periódicamente no sólo diferentes barrios de la propia ciudad sino también localidades vecinas, le regala un pequeño Citroën con el que la religiosa, durante varios años, se moviliza con mayor eficiencia en menos tiempo.<br /> Lo cierto es que, con dificultades y altibajos, la obra del barrio mencionado llega hasta la actualidad. Funciona allí un comedor que tres veces por semana alimenta a una centena de niños, un costurero, un taller de cerámica, y grupos de Catequesis de Primera Comunión y Confirmación .<br /><br />Comedor Infantil del Barrio Sur<br /> <br /> A oídos del Párroco Guillermo Brabander llega la queja de algunos docentes acerca de que en ciertos barrios, particularmente al sur de la ciudad, algunos niños se desmayan en el aula por carecer de alimentación suficiente.<br /> Sin demora, el sacerdote se dirige a la Escuela Aarón Castellanos y le ofrece a la Directora la posibilidad de tener en el establecimiento un comedor escolar que mantendrá la Parroquia con los aportes de la comunidad. Pero no se le otorga el permiso. Sin desalentarse, acostumbrado a luchar por la rápida concreción de sus objetivos, acude a la Municipalidad, donde ocupa la Intendencia el señor Roberto Hominal, quien lo escucha y, de inmediato, se dirige al Club Mitre para solicitarle sus instalaciones.<br /> Las autoridades acceden, con la única condición de que el lugar quede libre por la tarde por las necesidades de la institución. Entonces la Municipalidad dispone cerrar el lugar, pues es una galería, y allí se ubican los artefactos y muebles necesarios, de tal manera que, en menos de quince días, el comedor comienza a funcionar.<br /> Según testimonios del Padre Brabander, es extraordinariamente generosa la respuesta de la comunidad católica de Esperanza, y la mercadería que se consigue, gracias a la solidaria colaboración de personas e instituciones, permite alimentar seis días por semana (de lunes a sábado) a dos tandas de ochenta niños cada una.<br /> Al llegar el gobierno democrático, el mismo sacerdote hace las gestiones ante el Ministerio de Educación para la edificación e instalación del comedor en la Escuela Aarón Castellanos, lo que se logra. Entonces la Parroquia entrega a dicha institución el mobiliario, los utensilios y un camión lleno de alimentos no perecederos. Incluso los empleados pasan al ámbito de la escuela.<br /> Años después el Comedor se transforma en la Cocina Centralizada que llega a nuestros días .<br /><br />Pastoral de la Salud<br /><br /> En otro orden de cosas, hacia fines de la década del 90, visita Argentina, y luego también Esperanza, el sacerdote camiliano Mateo Bautista, comisionado por el Vaticano para la organización y el desarrollo de la Pastoral de la Salud en el Cono Sur.<br /> Como consecuencia, se forma en la Parroquia de la Natividad, bajo el asesoramiento del Padre Héctor Rucci, un equipo de laicos destinado al trabajo con los enfermos, dependiente del Equipo Arquidiocesano de Pastoral de la Salud.<br /> Sus miembros participan en seminarios y encuentros en distintos lugares del país, y mensualmente asisten a una reunión organizada por la Arquidiócesis y a otra de carácter parroquial, en la cual se organiza el trabajo, que consiste en visitar semanalmente a los internos de los centros de salud y geriátricos de la ciudad para evangelizarlos y orar con ellos.<br /> A veces también se llega a las familias.<br /> Colaboran permanentemente en esta tarea las Hermanas Siervas del Espíritu Santo, sobre todo en lo referente a la distribución de la Eucaristía a los enfermos .<br /> El equipo de la parroquia San José trabaja de modo similar, pero aproximadamente desde el año 2003, pasa a formar parte de la Familia Camiliana Laica, que tiene sus propios estatutos, basados en la espiritualidad de San Camilo de Lellis, cuya esencia puede sintetizarse como el llamado a vivir el compromiso bautismal a través del amor concreto por los enfermos, imitando el Corazón misericordioso de Cristo. En este momento el grupo se halla en franco crecimiento y ha incorporado a profesionales que aportan su saber y su tiempo al servicio de los hermanos que sufren .<br /><br />Pastoral Penitenciaria<br /><br />No es posible olvidar en esta sección al Equipo de Pastoral Penitenciaria que, aunque pequeño, desempeña, en el ámbito también reducido de la Alcaidía esperancina un trabajo oculto para la mayoría de la población pero de un profundo valor solidario.<br /> La movilización comienza hacia 1998, cuando dos integrantes del Equipo de Pastoral Penitenciaria de Santa Fe visitan la Parroquia de la Natividad para invitar al Seminario anual que la arquidiócesis organiza sobre el tema.<br /> Desde entonces, y hasta 2002, quienes sienten inquietud por ejercer la obra de misericordia de visitar a los presos deben integrarse al equipo santafesino y realizar visitas a la cárcel de Las Flores.<br /> Pero desde ese año, dado que Esperanza posee una alcaidía con capacidad para quince internos, se crea el Equipo de Pastoral Penitenciaria dependiente de la actual Basílica.<br /> El trabajo que realiza no tiene por fin el asistencialismo ni la apoyatura psicológica a los presos, sino la evangelización de los mismos que, a veces, se extiende hasta sus familias y ocasionalmente perdura después del cumplimiento de la condena.<br /> También en este apostolado se cuenta con la valiosa colaboración de las Hermanas Siervas del Espíritu Santo .<br /><br />El Aporte de la Liga de Madres<br /><br /> El trabajo de esta asociación ya citada en la presente reseña merece un lugar aquí, porque su labor, si bien no exclusivamente, es en su mayor parte asistencial y solidaria, tónica que mantiene desde su fundación por el Padre Pablo Steinki, en 1947.<br /> La institución no trabaja sobre un proyecto determinado, pero acoge permanentemente los pedidos de personas, familias o instituciones necesitadas, lo que puede comprobarse a través de las actas que prolija y regularmente registran los pasos de la Liga hasta nuestros días .<br /><br />IV.5. ECUMENISMO<br /><br /> Esperanza desarrolla una cultura ecuménica desde su nacimiento, debido a que desde entonces es lugar de convivencia de católicos y evangélicos, quienes comparten su destino ya en los puertos europeos de donde zarpan para América. Y si bien es cierto que no faltan desencuentros a lo largo de los 150 años, siempre predomina una intención de paz y de respeto entre ambas confesiones religiosas.<br /> A esto contribuyen notablemente los numerosos matrimonios mixtos que se van concretando después de aquel primer trascendente eslabón Tabernig – Moritz, que sienta un decisivo antecedente de la ley de matrimonio civil en Argentina.<br /> Pero es nuevamente el Concilio Vaticano II el que provoca un empuje decidido al trabajo ecuménico.<br /> Para comprobarlo, hasta recordar las palabras con que comienza el proemio del Decreto sobre Ecumenismo: “Promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos es uno de los principales propósitos del Concilio Ecuménico Vaticano II” .<br /> A raíz de las orientaciones emanadas del documento citado, se intensifica la oración por la unidad, no sólo en el seno de la Iglesia, sino también en común, como lo corrobora la jornada de oración ecuménica que desde los últimos años de la década del 60 se viene realizando en cada novena patronal.<br /> Un hecho aparentemente trivial pero que no deja de influir es la coexistencia, por unos años, del Pastor Juan Carlos Weiss y el Párroco Pedro Rothar, ambos nacidos en la localidad de Crespo (E. Ríos), asistentes a la misma escuela primaria aunque en distintas épocas, y coincidentemente a cargo de las respectivas feligresías en Esperanza.<br /> En el campo social, según lo consignado al hablar de Fraterna Ayuda Cristiana (F.A.C.) en este mismo trabajo, también se producen acercamientos relevantes, a los que merecen agregarse los encuentros corales ecuménicos que se realizan con motivo de Navidad, así como la presencia del pastor evangélico en la Iglesia católica, durante la celebración de los matrimonios mixtos, oportunidad en que lee alguna lectura, eleva una plegaria, pronuncia alguna exhortación o bendice a los contrayentes .<br /><br />Equipo Bíblico de la Parroquia San José<br /><br /> Es otro esfuerzo muy concreto orientado hacia el trabajo ecuménico. <br />Éste proviene de los talleres bíblicos que se inician en el año 1987, bajo la inspiración del Hno. Verbita Bonifacio Buet y de la Hna. Mariafelisa Manente, SSpS, según el carisma impreso por el fundador San Arnoldo Janssen a las dos congregaciones. La primera coordinación es ejercida por el Sacerdote Ángel Caputo, quien dicta los cursos iniciales.<br /> Pero la organización ya definida del equipo se produce hacia 1994.<br /> Entre sus objetivos figura como principal la interpretación de la vida desde la Biblia, confrontando a ésta con la realidad del pueblo.<br /> A lo largo del tiempo son asesores de este equipo el Padre José Ferreira, SVD, el Padre Eduardo Félix Cisterna, la Hna. Margot Bremmer, de Paraguay, y el pastor Pablo Ferrer.<br /> La participación de hermanos de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata es permanente, y merece destacarse el hecho de que los cristianos separados no sólo intervienen como miembros comunes sino que pueden constituirse en asesores o dictar cursos. Tal es el caso de la pastora metodista Ana Claudia Figueroa, de Brasil.<br /> En 1997, el Equipo Bíblico auspicia en Esperanza la realización del 4º Encuentro Ecuménico Nacional de Promotores Bíblicos Populares.<br /> Y así el grupo sigue creciendo y llega al año 2006 habiendo transpuesto los límites de la Parroquia de origen, ya que entre sus actividades se cuentan los talleres de lectura bíblica que se realizan en la Cuasi Parroquia del Inmaculado Corazón de María y en el Barrio los Troncos .<br /><br />ENDEDIO<br /><br />Otra iniciativa de envergadura la constituye el funcionamiento en Esperanza de la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis de Santa fe, aún no oficializada.<br /> La misma, está presidida por el presbítero Omar Rohrmann como Delegado Arquidiocesano, y se halla abocada a la organización del Encuentro Nacional de Diálogo Interreligioso 2006 (ENDEDIO), que se realizaría entre el 22 y el 24 de septiembre de dicho año.<br /> Entre sus valiosos objetivos se destacan, para el tema que nos ocupa, los siguientes:<br />• Vivenciar el ecumenismo dentro de cada identidad religiosa, ingresando en un auténtico diálogo ecuménico de conversión, que suscite recíproca ayuda fraterna.<br />• Promover en la zona caminos de diálogo, apuntando a la explosión de una conciencia ecuménica .<br /><br />Como nota distintiva del trabajo de esta comisión puede citarse la preocupación permanente por responder a los lineamientos del Decreto conciliar sobre Ecumenismo, en total conformidad con el espíritu eclesial más germino.<br /><br />IV.6. PASTORAL VOCACIONAL<br /><br /> Esperanza fue desde sus inicios un verdadero semillero de vocaciones sacerdotales y religiosas, como bien lo consigna el Padre Edgar Stoffel, al escribir la historia de la Parroquia y del templo de la Natividad .<br /> Y si bien en esta ciudad también se siente la crisis vocacional posconciliar, nunca dejan de surgir en su seno jóvenes inclinados a la vida y misión sacerdotal.<br /> En este aspecto vale destacar especialmente el trabajo del Padre Pedro Rothar, quien, aun antes de ser cura párroco, manifiesta un fuerte interés por la pastoral vocacional, razón por la que promueve los grupos de monaguillos a los cuales organiza tanto en el aspecto formativo como recreativo. Como testimonio, varios entrevistados recuerdan los viajes tan gratificantes a Cabalango (provincia de Córdoba) que los monaguillos realizan en su compañía en tiempos de vacaciones.<br /> Por su parte, desde la Arquidiócesis, Monseñor Vicente Zaspe, consciente de la urgente necesidad de numerosos y bien formados sacerdotes, impulsa la pastoral vocacional aun antes de que el Documento de Puebla, en el año 1979 la señale abiertamente como “deber de toda la Iglesia” , e insista en la necesidad de recurrir “ininterrumpidamente” a la oración personal y comunitaria para que el Dueño de la mies envíe obreros suficientes que la trabajen .<br /> Como consecuencia, sobre todo entre las mujeres de Acción Católica, se intensifica la oración por las vocaciones y el trabajo tendiente a impulsarlas , y así surge, hacia 1977, una comisión provisoria provocaciones eclesiásticas que, el 29 de marzo de 1978, se transforma en permanente. La misma está integrada por un grupo de mujeres de la Parroquia, muchas pertenecientes a la AMAC.<br /> En esa época, ya se cuenta con unos doscientos socios activos.<br /> Según la aclaración previa que figura en el libro de actas de las primeras 57 reuniones, firmada por el padre Guillermo Brabander (párroco en ese momento), por cuestiones internas esa comisión se disuelve y se forma otra en marzo de 1981. No obstante, las reuniones y el trabajo se mantienen ininterrumpidos, con toda regularidad, durante los tres años intermedios , al servicio de los dos seminarios: el Metropolitano, y el del Verbo Divino, este último radicado en las instalaciones del Colegio San José hasta 1988.<br /> Desde 1981, se hace cargo de la asesoría de la OVE el padre Delfino Lagger, SVD, en cuya compañía, miembros de la institución visitan pueblos aledaños (Franck, San Jerónimo, San Carlos y otros) con el fin de iniciar también allí la Obra de las Vocaciones Eclesiásticas, que en la actualidad continúa extendiéndose, floreciente y dinámica, por toda la Arquidiócesis. En esta difusión es decisivo el entusiasmo y el apoyo incondicional del Padre Pedro Rothar, apóstol infatigable de la OVE en toda la región.<br /> En cuanto a la actividad desarrollada por la institución, desde los comienzos sus miembros asisten a reuniones en el Arzobispado y cultivan intensamente la oración por las vocaciones, organizando horas de adoración, rosarios, misas y retiros. Además promueven de diversas maneras el fortalecimiento de la vida familiar, donde las vocaciones nacen y maduran; visitan los seminarios, organizan charlas vocacionales, colectas y otros beneficios, sostienen becas para la formación de seminaristas menos pudientes y participan en importantes actos organizados por el Seminario de Guadalupe, sobre todo con motivo de las ordenaciones ministeriales .<br /> Respecto a las vocaciones femeninas de consagración dentro de la Vida Religiosa, luego del Concilio, su número es inferior al de las vocaciones sacerdotales, aunque parecería estar dándose un resurgimiento, según testimonio del Padre Omar Rohrmann, párroco de la Basílica de la Natividad.<br /> <br />IV.7. VIDA DE PIEDAD<br /><br /> Si bien el amor a Dios y al prójimo definen la identidad del cristiano, no hay dudas de que siempre la Iglesia Católica consideró indispensable la oración y la práctica de los Sacramentos para alcanzar ese perfil.<br /> La vida de piedad como camino al Padre y vínculo que desarrolla la filiación divina en el bautizado, permitiendo la identificación con Cristo, es cultivada intensamente entre la feligresía esperancina, desde siempre, especialmente a través de la devoción eucarística y la espiritualidad mariana.<br /> Las instituciones o asociaciones a las que nos referiremos en este apartado son aquellas que, más allá del cultivo de la vida espiritual a través de ciertas prácticas y actos de culto, no imponen a sus integrantes ninguna actividad apostólica o benéfica específica, dejando en entera libertad a cada uno para vivir libremente el servicio según sus inclinaciones y posibilidades.<br /> Con esas características, podemos registrar hacia mediados del siglo XX, el Apostolado de la Oración, las Hijas de María y la Congregación de Santa Rita.<br /> La primera, ya centenaria, aún subsiste, siempre dedicada al cultivo de la oración y a honrar al Sagrado Corazón de Jesús, especialmente durante el mes de junio, consagrado a Él, y los primeros viernes de cada mes .<br /> La Congregación de Santa Rita, nacida el 13 de noviembre de 1947, por iniciativa de la Sra. Emilia de Wart de Hessel, también persiste, con el propósito de difundir la vida de esta Santa “protectora de los imposibles” y de celebrar solemnemente su fiesta el 22 de mayo de cada año. Cabe aclarar que a ella se halla dedicado el único altar erigido para honrar a un santo, en la Basílica de la Natividad.<br /> En cuanto a las Hijas de María, asociación integrada por jóvenes solteras, no nos es posible determinar el año de su desaparición. Según algunos, su última presidenta es la Srta. Alina Junges, quien ingresa a las Siervas del Espíritu Santo en 1956, conocida como Hna. María Amable . Según otros, la asociación aún existe en 1962, siendo presidenta, en ese entonces, la Srta. Otilia Manente .<br /> En la época del centenario las Hijas de María, rigurosamente vestidas de blanco, escoltan la imagen de la Virgen Niña en la procesión de cada 8 de Septiembre.<br /><br />El Culto eucarístico<br /><br /> Al promediar el siglo XX, tanto en la Parroquia de la Natividad como en las capillas, es frecuente la exposición del Santísimo Sacramento para la adoración de los fieles.<br /> Se lleva a cabo los domingos por la tarde, los primeros viernes, diariamente durante el mes de junio, los primeros jueves, cuando se ora por las vocaciones sacerdotales y religiosas, y en fiestas importantes, especialmente Jueves Santo y Corpus Christi.<br /> Muchas veces, sobre todo en la etapa anterior al Concilio, el objetivo de la adoración es la reparación de los pecados y la intercesión por los pecadores, como en los tres días principales de las fiestas de Carnaval.<br /> Algunas de estas prácticas decaen después, cuando grandes sectores del clero y del pueblo católico prefieren volcarse a la acción y a las obras asistenciales antes que a los ejercicios de piedad.<br /> Algo similar ocurre con el rezo del Rosario y otras devociones marianas, que pasan a considerarse como expresiones superadas de una Fe preconciliar, aun cuando oficialmente la Iglesia siempre defendió su valor.<br /> Le corresponde al Párroco Héctor Rucci la iniciativa de organizar la práctica más intensa de la adoración eucarística, para lo cual establece dos días completos de la semana: jueves y viernes, desde las 8 hasta el horario de la misa vespertina.<br /> Posteriormente, ya en épocas del Párroco Omar Rohrmann, los horarios se amplían. Al iniciarse el año 2006, todos los días se brinda algún tiempo para la exposición del Santísimo Sacramento, hasta llegar a la adoración permanente diurna, desde el comienzo de la Cuaresma de ese año.<br /> Cabe destacar que gran parte de la feligresía responde a esta práctica de piedad, de manera que ininterrumpidamente se renueva la presencia de fieles en la Iglesia.<br /> Aquí es necesario puntualizar que, también por intervención del Párroco Héctor Rucci, durante su desempeño se funda en Esperanza la Unión Eucarística Reparadora que, como lo indica su nombre, tiene por finalidad la práctica y la difusión de la adoración y la reparación.<br /> Esta institución organiza retiros eucarísticos, periódicamente, por lo general cerca de la fiesta de Corpus, con la presencia de las Hermanas Eucarísticas de la ciudad de Santa Fe .<br /> En cuanto a la parroquia San José, siendo Párroco el P. Pedro Rothar, el día dedicado a esta devoción es el jueves, al que se le agrega media hora de adoración, previa a la misa vespertina, los primeros viernes.<br />En la actualidad, esos espacios se reducen a media hora antes de la misa, el día jueves.<br /><br />La Piedad mariana<br /><br /> “Fue el día de la Virgen.<br /> No fue un día cualquiera” .<br /> No por casualidad José Pedroni escribe estos versos.<br /> El pueblo esperancino nace mariano, y desde la advocación de Guadalupe, que ya suscita peregrinaciones en el último cuarto del siglo XIX, hasta las más recientes de San Nicolás, Medjugorje o Desata Nudos, morenita o rubia, niña, joven o mujer adulta, es siempre la misma Madre de Jesús y de los creyentes, la patrona, quien motiva profundos sentimientos de amor y devoción en la mayoría del pueblo y provoca la erección de capillas, oratorios y monumentos en tantos rincones de la ciudad.<br /> Los festejos religiosos del 8 de Septiembre han concitado siempre a multitudes, y a lo largo de todo el año los fieles acuden a la Virgen para impetrar favores o agradecer por los ya recibidos. Para corroborarlo basta prestar atención a las intenciones que se enuncian antes del comienzo de las misas, u observar la cantidad de fieles que diariamente desfilan ante las distintas imágenes marianas, tanto en las iglesias como en los lugares de oración dedicados a María.<br /> Pero más allá de estas manifestaciones, surgen asociaciones cuyo objetivo primordial es la difusión del culto mariano, como la Legión de María y María Reina de la Paz.<br /> La Legión entra en Esperanza entre los años 82 y 83, impulsada por la hermana Renilda, SSpS, unos dos años después de haber sido conocida en Córdoba, adonde llega en 1980.<br /> En 1984, se funda un grupo que continúa aún en el año 2006, en la Capilla del Inmaculado Corazón de María, en el Barrio Sur.<br /> Más adelante, en 1990, el P. Héctor Rucci organiza otra célula legionaria en la parroquia de la Natividad que también subsiste.<br /> Si bien el objetivo prioritario es el cultivo de la espiritualidad, partiendo de la devoción a María, los legionarios se comprometen a dos horas de trabajo semanales, que ocupan para visitas domiciliarias de carácter evangelizador. Si en estas ocasiones los visitadores se encuentran con necesidades materiales las derivan a Cáritas, ya que la finalidad del movimiento no es asistencial.<br /> Dichas visitas pueden realizarse también a centros de salud, geriátricos, etc. para orar con los internos. Es así como, de la Legión de María, surgen, en su momento, algunas fundadoras de la Pastoral de la Salud .<br /> El movimiento María Reina de la Paz existe desde el año 2002 y se canaliza a través de grupos de oración que se reúnen semanalmente en distintos lugares de la ciudad. En ellos es considerable la participación de jóvenes. La espiritualidad que promueve revaloriza, fundamentalmente, la oración, la lectura de la Biblia, el ayuno, la Reconciliación y la Eucaristía y debemos decir que, desde la Basílica esperancina, el movimiento se extiende a localidades vecinas .<br /><br />Renovación Carismática<br /><br /> Desde 1975 en adelante, no es posible pensar el catolicismo esperancino independiente de este movimiento.<br /> Más allá de la afinidad que se pueda sentir con los objetivos y prácticas de Renovación Carismática, necesario es reconocer su peso y alcance, dado que logra brindar asistencia espiritual a un gran sector de la feligresía en principio un tanto reacio o indiferente a las expresiones tradicionales de la Iglesia y es, sin duda una realidad eclesial que responde a aquel pedido de Juan Pablo II a los obispos del CELAM en 1983, de iniciar una “nueva evangelización”, nueva no por su contenido, sino nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión .<br /> En el año 1974 visita el Convento Cristo Rey el sacerdote Alberto Ibáñez, de la Universidad del Salvador de Buenos Aires, donde el movimiento había nacido en 1970, bajo el nombre de Ain Karim.<br /> Otra vez es la Hna. Renilda Fóppoli quien más se entusiasma con esta nueva forma de espiritualidad que destaca la acción del Espíritu Santo como artífice de la comunidad, actuante en la Iglesia a través de los carismas particulares, y promueve la oración de alabanza que los fieles realizan con mucha libertad, tratando de expresar la elevación del espíritu también a través del cuerpo.<br /> La citada religiosa asiste, por invitación del P. Ibáñez, a las Jornadas de Vida en el Espíritu, seminario de tres días a través del cual se pueden comprender las líneas esenciales del movimiento. A dicho seminario continuarán retiros de seis días, destinados a profundizar la formación de los ya iniciados.<br /> Cuando Monseñor Zaspe se entera del surgimiento de este grupo en Esperanza, lo alienta e impulsa porque ve en él un medio para contrarrestar la actividad de las sectas.<br /> El primer encuentro de carismáticos se realiza en el Colegio San José, en 1975, época en que es Rector el P. Agustín Naab, SVD.<br /> Mientras tanto la Hna. Renilda va formando laicos para la continuación y extensión de Renovación Carismática, y son ellos los que la difunden en la ciudad .<br /> Actualmente, desprendido de ese movimiento pero con características similares, trabaja también en Esperanza la Comunidad de Convivencias, grupo eclesial que difunde su espiritualidad a través de retiros que se realizan en la ciudad o en localidades cercanas .<br /><br /><br /><br />La Devoción de la Divina Misericordia<br /><br /> Nacida en la década de 1930 y reconocida por la Iglesia en 1978, esta devoción se difunde en Esperanza desde el año 1991, cuando el Padre Héctor Rucci, el domingo 7 de abril, entroniza la imagen de Jesús Misericordioso en el templo de la Natividad.<br /> Desde allí se extiende a la parroquia San José y a todas las capillas, donde también se entroniza una réplica del cuadro que hiciera pintar la religiosa polaca Faustina Kowalska, en el convento de Vilna (Polonia).<br /> Es común, tanto en la Basílica como en las otras Iglesias, ver fieles que, en grupos o aisladamente, rezan el rosario o coronita de la Divina Misericordia ante la citada imagen, sea en la novena previa al día de esa fiesta (segundo domingo de Pascua) o en cualquier época del año. <br /> Por otra parte, en el ámbito allegado al convento Cristo Rey, la Hna. Renilda, después de conocerlo en Jujuy, introduce el Movimiento de las Almas Pequeñas de Jesús Misericordioso que abarca tanto a personas mayores como a jóvenes y niños, y difunde una espiritualidad basada en la doctrina de Santa Teresita del Niño Jesús.<br /> El primer retiro del grupo, que se realiza en el año 2005, llega a reunir, aproximadamente, 150 personas .<br /><br />Otros grupos de oración <br /><br /> Además de los grupos pertenecientes al movimiento María Reina de la Paz, en distintos puntos de la ciudad se reúnen periódicamente otros convocados para el rezo del Santo Rosario.<br /> El nacimiento de los mismos, por lo general, guarda relación con la devoción a María bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, espiritualidad muy difundida y cultivada a través de peregrinaciones a ese centro mariano.<br /> Un párrafo aparte merece el culto a Nuestra Señora del Huerto, que, si bien se origina en el colegio que lleva su nombre, trasciende ampliamente los límites de esta institución y llega a tener, desde el año 2004, un oratorio en el parque de la Agricultura.<br /><br /><br />IV.8. MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL<br /><br /> La presencia de la Iglesia esperancina en el ámbito mediático tiene bastante relevancia en el campo de la prensa escrita, ya que desde el 10 de febrero de 1935, quincenalmente, aparece el boletín de la Parroquia de la Natividad, sin interrupción. Es su fundador el párroco de entonces, sacerdote verbita Guillermo Sklorz.<br /> En épocas del Padre Guillermo Brabander, deja el tabloide para pasar a ser el folleto que se edita en la actualidad.<br /> Por su parte, la Parroquia San José también imprime un boletín quincenal desde mediados de 1991 hasta marzo de 2002.<br /> Aquí comienza siendo folleto y pasa a tabloide al iniciarse la gestión del Párroco Pedro Rothar, en 1995.<br /> Además hay que destacar que la relación de la Iglesia con los medios de comunicación locales es positiva y, por lo tanto, cualquier institución eclesial puede expresarse desde ellos si lo necesita.<br /> Así es como, habitualmente, la misa dominical de las 10.30 de la Basílica se transmite por video cable y la F.M 102.1 mhz. Pone en el aire la que se celebra a las 7.30 en el Convento Cristo Rey .<br /> También llegan al pueblo por radio los microprogramas de asociaciones como AMAC, OVE, o Liga de Madres.<br /> Las hermanas Siervas del Espíritu Santo, por otra parte, sostienen algún programa radial y editan la revista “Vida y Misión”, a través de la cual se difunde el ideal misionero. <br /><br />IV.9. LA MÚSICA Y EL CANTO EN LAS CEREMONIAS LITÚRGICAS<br /><br /> Aun a riesgo de que incurramos en una digresión, nos parecería injusto olvidar este aspecto de la vida religiosa de la ciudad, a través del cual la Iglesia eleva a Dios su oración, con la conciencia de que “quien canta ora dos veces”.<br /> Hacia 1950 se puede distinguir, en las ceremonias, la música y el canto solemne y las canciones religiosas populares.<br /> La primera, de inspiración clásica y gregoriana, aparece en las misas o actos de los días festivos, a cargo de ejecutantes y coros de cuidada expresión.<br /> En esas oportunidades, las celebraciones eucarísticas se cantan casi íntegramente, por supuesto en latín, como corresponde en la época preconciliar, acompañando las letras con la ejecución del órgano o del armonio. A eso se refiere José Pedroni en su poema Maternidad, cuando habla de “el día en que las madres y las recién casadas, vienen por los caminos a las misas cantadas...” .<br /> Lo mismo ocurre con los Te Deum, los actos solemnes de adoración al Santísimo Sacramento y las exequias.<br /> Generalmente también las ceremonias de esponsales se acompañan con música de autores clásicos, como el Ave María o la Marcha Nupcial.<br /> Las canciones populares, en cambio, las domina la feligresía y se entonan en las celebraciones comunes, ya sean misas, rosarios, procesiones u otros actos de culto, piadosos pero sencillos y cotidianos.<br /> En esa época, este repertorio es quizás más variado en Esperanza que en otros lugares por la mayor difusión de las composiciones del Padre Lichius, SVD, y por la cuidadosa búsqueda que realizan las encargadas del coro.<br /> Con el Concilio, los himnos y canciones tradicionales, si bien no desaparecen, dejan paso a la reforma del cantoral, dentro de la cual merece recordarse la labor realizada por el P. Osvaldo Catena, del clero secular de la Diócesis, quien además de componer canciones litúrgicas, revitaliza los Salmos dándoles la forma y melodía con las que la mayoría se cantan en la actualidad.<br /> Cabe decir también que el paso de la Parroquia de la Natividad al clero diocesano genera cambios en cuanto a las composiciones que se utilizan en las ceremonias, ya que en ese ámbito se exige un repertorio menos popular y decididamente litúrgico.<br /> En cuanto a los órganos, la Parroquia San José lo tiene desde sus épocas de capilla (probablemente año 1929), mientras que la actual Basílica inaugura el suyo el 12 de mayo de 1963, después de un año de gestiones para adquirirlo. Estos instrumentos favorecen el brillo de las celebraciones y permiten, periódicamente, la realización, en los templos, de valiosos conciertos, tan caros al espíritu esperancino.<br /> Para terminar, debemos mencionar la fidelísima presencia de pequeños coros que, con admirable constancia, acompañan aun diariamente, las misas que se celebran en todas las Iglesias .<br /><br />IV.10. LA NIÑEZ<br /><br /> Para la atención de la niñez, el trabajo más intenso y sistemático se realiza, en todas las parroquias y capillas, desde la Catequesis, organizada a través de grupos preparatorios para la Primera Comunión y Confirmación.<br /> Además funciona una sección de niños de Acción Católica dependiente de la Basílica y algunos grupos de Infancia Misionera en la Natividad, en las Capillas Sagrado Corazón de Jesús y San José Obrero y en la Cuasi Parroquia Inmaculado Corazón de María.<br /> Los grupos de monaguillos, atendidos por los sacerdotes diocesanos, son también espacios de formación y contención.<br /> <br />IV.11. JUVENTUD<br /><br /> Antes de que se dispersen los Padres Conciliares, a fines de 1965, el Concilio lanza sus Mensajes a la Humanidad; y es entre ellos donde, como broche final, aparece el mensaje a los Jóvenes. En él se asevera: “La Iglesia os mira con confianza y Amor” .<br /> Desde entonces, el Documento de Medellín les dedica un apartado especial ; el Documento de Puebla establece que la Iglesia debe hacer dos opciones preferenciales; la primera, por los pobres; la segunda, por los jóvenes ; el Documento de Santo Domingo la confirma, y agrega que la pastoral juvenil “debe tener siempre una dimensión vocacional” . Y podría seguirse la enumeración, pues son innumerables las declaraciones, exhortaciones y discursos sobre el tema, dados a diversos niveles.<br /> La respuesta de la Iglesia esperancina a estos requerimientos aparece, pero quizás de manera no tan orgánica, continua y definida como en otros campos. Ya en 1972, en una reunión de los agentes de la Vicaría Centro Interior (luego Decanato), en el Convento Cristo Rey, el 8 de marzo, al analizar el tema de la evangelización, se concluye que el sector que más se “opone” a la misma es la juventud de las ciudades, secundaria y universitaria, y se reconoce que “no se dispone [de] suficientes formadores adecuados, con vocación, para [una] asistencia personalizadora” .<br /><br />Acción Católica<br /><br />Después de aquellos intentos de la época de transición, señalados en su momento se puede decir que el trabajo con los jóvenes sólo tuvo continuidad en la Acción Católica, cuya rama joven, a pesar de los cambios en su espíritu y estructura, transitó sin interrupciones los últimos 50 años.<br />En la actualidad, después de un período de subsistencia, comienza a recobrar fuerzas ante la inminente celebración de las Bodas de Diamante de la institución en la Argentina.<br /><br />Juventud Universitaria<br /><br />Pero volvamos a los años 60. Dado que crece la población estudiantil universitaria en la ciudad, la Iglesia empieza a inquietarse por la evangelización de esta franja poblacional.<br /> En el año 1964 se intenta crear un centro de la Juventud Universitaria Católica que no llega a concretarse.<br /> En cambio, los sacerdotes verbitas más relacionados con la FAVE (como se denomina entonces) enfocan el trabajo con la juventud desde el área humanística común a las carreras de Agronomía y Veterinaria, que incluye las asignaturas Teología, Filosofía y Sociología. <br /> Sobre todo desde el espacio de Filosofía, a cargo del Profesor Máximo Chaparro, proveniente de la Universidad Católica de Santa Fe, se fomenta el interés de un importante grupo de jóvenes por reflexionar sobre la realidad a la luz de la filosofía cristiana y de la Doctrina Social de la Iglesia. La finalidad es lograr una cosmovisión trascendente que fundamente el compromiso cristiano de los futuros profesionales.<br /> El desarrollo de los temas comenzados en el aula continúa por entonces en algunas casas de estudiantes, y, a menudo, se traen disertantes de prestigio para el dictado de conferencias abiertas a toda la juventud, no necesariamente universitaria. Tal es el caso de los Profesores Nimio de Anquín y Ernesto Leyendecker, entre otros.<br /> Todo esto genera un ejercicio del pensamiento y una corriente de opinión que despierta desconfianza en algunos sectores, por considerar que esa formación orienta hacia el Marxismo.<br /> Por otra parte, muchos alumnos se oponen al dictado de estas asignaturas, por no entender como necesaria una formación humanística en profesionales destinados al área agrícola-ganadera.<br /> Así las cosas, en los primeros años de la década del 70, el movimiento pierde fuerza y desaparece .<br /> Más tarde, en 1990, se crea el SAUC (Servicio de Apoyo Universitario Católico) asesorado en los primeros tiempos por el sacerdote diocesano Presbítero Lucio Ruiz, con el objetivo de brindar apoyo espiritual y técnico a los ingresantes y al estudiantado en general, contribuyendo a la formación integral del profesional futuro.<br /> Las actividades que realiza el SAUC en sus inicios son relevantes: visitas a alumnos ingresantes para que conozcan el grupo, servicio de Gabinete, cursos de capacitación, a cargo de profesionales especializados, sobre temas variados (Ética profesional, Psicología, Amor y Sexualidad, Informática, Ecología), reuniones semanales de formación, misas mensuales (que se realizan en las instalaciones de la FAVE), encuentros de oración en la Parroquia de la Natividad, peñas folklóricas en el patio de la Facultad, y hasta visitas de carácter misional a casas de estudiantes.<br /> Es el primer grupo católico que logra permiso para funcionar en las dependencias de una Universidad estatal, cuenta con el apoyo de Obispos de diferentes diócesis, e incluso tiene el reconocimiento y la bendición del Vaticano.<br /> Durante los primeros 10 años, el estudiantado responde a todo lo que se organiza desde el SAUC. Posteriormente disminuye el número de integrantes y la actividad decae. En el año 2006, el grupo subsiste, abocado a las reuniones con los primeros años de ambas facultades y a las visitas a los ingresantes .<br /><br />En la Actualidad<br /><br /> En el ámbito de la Basílica, algunas instituciones internas atienden pequeños grupos de jóvenes. Es el caso de Legión de María, Carismáticos, María Reina de la Paz.<br /> Existe también una célula de Encuentristas, que constituye la rama joven del movimiento de cursillos. El grupo de monaguillos, que depende directamente de los sacerdotes de la Natividad, tiene su peso, más que por el número, por el compromiso de sus integrantes, entre los cuales frecuentemente surge alguna vocación al sacerdocio .<br /> En Esperanza se realizan además, los Campamentos Espirituales Arquidiocesanos (CEA), cuyo asesor es el Párroco de la Basílica. Los mismos están destinados a adolescentes de toda la ciudad y de poblaciones vecinas, y continúan, después del evento central, con reuniones periódicas de oración y formación .<br /><br />Parroquia San José<br /><br /> En cuanto a la Parroquia San José, tiene presencia activa el movimiento de Jornadistas durante el período del Párroco Pedro Rothar, su asesor, quien congrega de esa manera a jóvenes de Esperanza y de los alrededores.<br /> En la actualidad allí funciona, dependiente de la congregación Verbita, un equipo de las misiones de verano del Verbo Divino, pero sus integrantes no pertenecen sólo a la Parroquia mencionada, sino que provienen de diferentes barrios de la ciudad. Este grupo realiza, como su nombre lo indica, misiones de verano en diversos puntos del país .<br /> <br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />V. OTROS MOVIMIENTOS LAICALES<br /><br /> Antes de finalizar esta reseña, debemos referirnos a dos, que no se inscriben en la jurisdicción de ninguna Parroquia ni Capilla, pero que ejercen su influencia.<br /> Son ellos: el movimiento Focolar y Comunión y Liberación, apenas naciente en Esperanza.<br /> En cuanto a los focolares, existen en la ciudad desde la década del 80. Su profunda espiritualidad responde a las directivas de Chiara Lubich, fundadora del movimiento, quien lo inicia inmediatamente después de finalizada la segunda guerra mundial; y sus miembros se mantienen en profunda comunión con otros grupos del país y del extranjero, sobre todo de Italia, que es la cuna de los focolares.<br /> La célula esperancina ha dado ya a la Iglesia cuatro vocaciones femeninas de total consagración. Estas jóvenes se forman en la Mariápolis de O’Higgins (Provincia de Buenos Aires) .<br /> De Comunión y Liberación podemos decir que tiene en la ciudad unos pocos pero activos representantes, seguidores del sacerdote italiano Luigi Giussani, su fundador, fallecido el 22 de febrero de 2005.<br /> Es muy estrecha la relación con miembros de otras ciudades, especialmente Santa Fe, Rafaela, Córdoba y Buenos Aires, donde el movimiento ya tiene fuerza y presencia, tanto entre los adultos como entre los jóvenes, a los cuales convence por la profundidad y la seriedad de su propuesta educativa .<br /> Ambos movimientos son expresión de una Iglesia renovada y exigente, que busca, a través de la amistad, vivir la experiencia del encuentro con Cristo, única realidad que da sentido a la vida.<br /> <br /><br /><br /><br /><br /><br />VI. EL NUEVO MILENIO. LA BASÍLICA.<br /><br /> Para toda la Iglesia, el ingreso al nuevo milenio y la celebración de los 2000 años de la Redención, con el gran jubileo al que convoca Su Santidad Juan Pablo II, supone indudablemente la conclusión de una etapa y el llamado a un renovado compromiso que adquiere características especiales.<br /> Al pueblo católico de Esperanza, ese punto de inflexión lo sorprende en un momento de gran riqueza por la variedad de su actividad espiritual, manifestada en sus numerosas instituciones y movimientos, que ofrecen posibilidades de inserción a todos los feligreses, cualquiera sea su vocación, intereses, edad o condición.<br /> “¡Duc in altum!” . El llamado del Papa en la Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte urge y despierta conciencias, incitando a defender la paz y el derecho a la vida ; a cultivar el diálogo interreligioso, que no se basa en la “indiferencia religiosa” , y la actividad misionera; a “interrogarse sobre la acogida del Concilio” .<br /> Nuestra andadura, al principio de este nuevo siglo debe hacerse más rápida... Los caminos por los que cada uno de nosotros... camina, son muchos, pero no hay distancias entre quienes están unidos por la única comunión, la comunión... de la mesa del Pan eucarístico y de la Palabra de vida .<br /><br /> Estas palabras sintetizan otras que el mismo Juan Pablo II ha escrito en 1988: <br />El vivo sentido de la Comunión eclesial, don del espíritu Santo... tendrá como fruto precioso la valoración armónica, en la Iglesia “una y católica”, de la rica variedad de vocaciones y condiciones de vida, de carismas, de ministerios y de tareas y responsabilidades, como también una más convencida y decidida colaboración de los grupos, de las asociaciones y de los movimientos... en el solidario cumplimiento de la común misión de la misma Iglesia .<br /><br /> Y en Esperanza, ese desafío del llamado a la unidad se condensa en un signo fuerte y claro que es la Declaración de la Parroquia de la Natividad como Basílica, cuyo decreto es leído por el Arzobispo José María Arancedo en la memorable jornada del 8 de septiembre de 2005, a los pies de la Virgen Niña, Patrona de la ciudad.<br /> Las gestiones para llegar a ese momento son iniciadas más de 30 años antes, en 1974, por el párroco de entonces, Padre Pedro Rothar, bajo el obispado de Monseñor Vicente Zaspe, cuando en la ciudad existe una única Parroquia, a cargo del Verbo Divino.<br /> Con su característico temperamento inquieto y batallador, el sacerdote insiste durante dos años ante el Vaticano, pero no obtiene el permiso, y es el mismo Obispo quien le aconseja posponer el proyecto hasta que se den condiciones más propicias .<br /> Un cuarto de siglo más tarde, el Padre Omar Rohrmann, al poco tiempo de hacerse cargo de la Parroquia, reinicia los trámites y llega el momento esperado: el 6 de julio de 2005, el cardenal Francisco Arinze, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en nombre de su Santidad Benedicto XVI, firma el Decreto por el cual se le otorga el título de Basílica Menor a la Parroquia de la Natividad de la Santísima Virgen. El mismo figura para su identificación como Protocolo 18/05/L .<br /> Ante la gozosa satisfacción que este hecho produce a Esperanza, se puede decir que la Basílica no pertenece a una jurisdicción espiritual de la ciudad, sino que es una gracia y un tesoro para todo el pueblo católico esperancino, heredero de quienes levantaron las paredes del templo y edificaron la comunidad.<br /> Los tres escudos que ostenta el frontispicio, proclaman a las claras el compromiso en la construcción de la unidad eclesial; el del vaticano, expresa el sólido vínculo con Roma, y los emblemas del Papa y del Arzobispo dicen la humilde y filial sumisión a la jerarquía, que garantiza la eterna permanencia de la Barca de Pedro.<br /> Desde esa unidad, la Iglesia Católica esperancina, en el marco gozoso del sesquicentenario, recibe la invitación a retomar el mandato misionero según la exhortación de Juan Pablo II: “Que Jesús resucitado... nos encuentre vigilantes y preparados para reconocer su rostro y correr hacia nuestros hermanos, para llevarles el gran anuncio: “¡Hemos visto al Señor!” .<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />CONCLUSIÓN<br /><br /> Podemos señalar sin temor a equivocarnos que, desde el Centenario hasta el presente, Esperanza ha sostenido un desarrollo permanente en todos los aspectos: poblacional, edilicio, urbanístico, institucional, cultural. Y en el plano religioso, creemos que se puede descubrir también una dinámica de crecimiento...<br /> ¿Fue sólo en extensión? Quizás todas las opiniones no coincidan.<br /> De una cosa sí estamos seguros, y este trabajo lo demuestra: durante el último medio siglo se ha construido la variedad... queda, ahora, por reafirmar, la unidad...<br /> “Que todos sean uno... para que el mundo crea” Jn. 17,21.<br /> “Vayan... y anuncien el Evangelio...” Mc. 16,15.<br /> Hacer la unidad... Realizar la misión: he ahí los desafíos.<br /> Si el pueblo de Esperanza, guiado por sus pastores, logró levantar un templo que por la magnificencia de su estructura y por la belleza de su estilo arquitectónico pudo convertirse en Basílica, la intensidad de su vida espiritual y la santidad de sus miembros deben hacer de la Iglesia esperancina un robusto pilar del Pueblo de Dios dentro de la Arquidiócesis de Santa Fe.<br /> Y así, desde su propio fortalecimiento interior, como ya sucedió otras veces, esta comunidad católica sesquicentenaria será semillero para la región: a través de la oración generosa, del servicio comprometido, del florecimiento vocacional, de la salida más allá de las fronteras...<br /> Que al llegar el segundo centenario, la memoria del pasado, celosamente custodiada, en los archivos y en los corazones, permita aseverar que el sueño se hizo realidad.<br /><br /><br />Bibliografía<br /><br /><br /><br />• ARQUIDIÓCESIS DE SANTA FE DE LA VERA CRUZ. Comisión Arquidiocesana de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso. 2005. ENDEDIO 2006. Esperanza (Santa Fe), Argentina.<br />• AUZA, N. La Iglesia Católica (1914 – 1960) en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. 1997. Nueva Historia de la Nación Argentina. 8. La Argentina del Siglo XX. Buenos Aires, Argentina: Planeta p. 303 – 335.<br />• CONCILIO VATICANO II. 1965. Constituciones. Decretos. Declaraciones. Legislación posconciliar. Madrid, España: BAC.<br />• CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA. 1969. Documentos Finales de Medellín. Quisquizacate, Córdoba, Argentina: San Pablo.<br />• CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO. 1979. La evangelización en el presente y en el futuro de América Latína. Buenos Aires, Argentina: San Pablo.<br />• CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO. 1992. Santo Domingo. Conclusiones. La Florida (Stgo.), Chile: San Pablo.<br />• JUAN PABLO II. 1989. Christifideles Laici. Florida (Bs. As.), Argentina: Ediciones Paulinas.<br />• JUAN PABLO II. 2001. Novo Millennio Ineunte. Buenos Aires, Argentina: Paulinas.<br />• PADILLA, N. La Iglesia Católica (1961 – 1983) en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. 1997. Nueva Historia de la Nación Argentina. 8. La Argentina del Silgo XX. Buenos Aires, Argentina: Planeta.<br />• PEDRONI, J. 1969. Obra Poética. Tomos I y II. Rosario, Argentina: Biblioteca Popular C. C. Vigil.<br />• PROVINCIA CRISTO REY. 2004. Historia de la Congregación Misionera Siervas del Espíritu Santo en la Argentina desde 1895 a 2004. Provincia Cristo Rey. Esperanza, Santa Fe.<br />• STOFFEL, E. 1996. Historia de la Parroquia y del Templo de la Natividad de la Santísima Virgen. Esperanza (Santa Fe). 1921 – 1996. Esperanza (Santa Fe), Argentina: Municipalidad de Esperanza.<br /><br /><br />Otras Fuentes<br /><br />- Archivo Arzobispado Santa Fe de la Vera Cruz.<br />- Archivo Cáritas (Esperanza).<br />- Archivo Liga de Madres (Esperanza). Actas años 1970 – 2005.<br />- Archivo Obra Vocaciones Eclesiásticas (Esperanza). Actas I – 57.<br />- Archivo Basílica de la Natividad de la Santísima Virgen.<br />- Testimonios escritos y orales aportados por miembros de la comunidad católica esperancina.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-60146539937554136592008-10-11T13:38:00.000-07:002008-10-11T13:39:19.942-07:00JUAN VENTURA DÍAZ, ‘QUESTOR’Pbro. Edgar Stoffel<br /><br /> Hacia 1974 gracias a las investigaciones del Pbro. Américo Tonda aparece un nuevo personaje en relación con la devoción a Nuestra Señora de Guadalupe hasta entonces desconocido y que cumpliría un papel bastante importante en orden a la financiación de la construcción de la capilla que llevaba adelante el ermitaño Francisco Javier de la Rosa.<br /><br /> Se trata de Juan Ventura Díaz a quién en 1994 el padre Trucco le dedica varias páginas en la revista Guadalupe y también es objeto de análisis por parte de María Elena Barral en su trabajo ‘Limosneros de la Virgen, cuestores y cuestaciones. La recolección de limosnas en la campaña rioplatense, siglo XVIII y principios del XIX’ del año 1998.<br /><br /> Juan Ventura Díaz pertenecía al vecindario santafesino al menos desde el año 1764 en que bautiza a su hijo Ventura Florentín y estaba casado con Francisca Portales. Había nacido en Chile y en 1774 reclama a esa Gobernación certificación de no tener ‘mala raza’ (suponemos no ser de ascendencia judía) la cual presentó al Cabildo local. En otra documentación aparece como vecino de Corrientes. En 1775 el mismo Cabildo la concede la concesión de una cancha de bolos y en 1777 vuelve a presentar certificación de limpieza de sangre. Poseía además algunas propiedades en Santa Fe de cuyas rentas vivía. Al parecer tenía cierta amistad con Francisco Javier de la Rosa, razón por la cual éste le recomienda para el cargo de ‘cuestor’.<br /><br /> En 1779 el Obispo Malvar y Pinto que se encontraba de Visita Pastoral en Santa Fe le concede licencia para que por si o por otro pueda recoger limosna para la capilla que se intentaba construir en la lonja de María Rosa González de Setúbal de de la Rosa, lo cual cumplió a conciencia tal como se desprende de los testimonios del Pbro. Francisco Vera y Múxica.<br /><br /> La recolección de limosna que canónicamente era denominada ‘cuestación’ era una práctica habitual en el Río de la Plata, ya sea por la regularidad con que una institución eclesial (orden religiosa, cofradía, hermanad) llevaba adelante la misma o por la variedad de instituciones que al mismo tiempo llevaban adelante esta práctica.<br /><br /> En el caso de Juan Ventura Díaz la ‘cuestación’ se convirtió en una verdadera ‘empresa’ espiritual y económica ya que junto a la divulgación del culto a la Virgen había estructurado todo un sistema contable que le permitía tener actualizado los ingresos y egresos ya que por el tipo de bienes que se recibían y los gastos del personal que le acompañaba continuamente se debían realizar operaciones comerciales.<br /><br /> Este último aspecto no era de menor importancia ya que sin la recolección de estos fondos hubiese sido imposible concluir la capilla de Guadalupe que estaba parada por la falta de recursos, a la par que no podemos dejar de transcribir el aspecto religioso que rodeaba la solicitud de limosna:<br /><br />‘a cualquier paraje adonde llegaban ponían la virgen sobre un altar y toda la noche la velaban llevándola con gran cuidado y cuando llegaban a paraje donde se podía le mandaban decir si misa cantada con la solemnidad debida (...) que /Juan Ventura Díaz/ contaba muchos milagros que había hecho aquella imagen en distintos parajes y ocasiones (...) .... se practicaba todo con gran creencia veneración ofreciendo incienso y olores al culto de María Santísima que rezaban el rosario con mucha devoción (...) que cuando llegaban a paraje donde hubiese casas inmediatas mandaba convidar a los dueños para que viniera a rezar y velar la virgen Santísima (...) /y/ que en todas partes en donde llegaban con dicha Señora tiraban tiros con armas que son de la Virgen...’<br /><br /> Toda esta actividad se corta en 1785 cuando a raíz de la denuncia del Capellán de Lujan, Juan Ventura Díaz es detenido y los bienes que había recogido, confiscados. Solo el capitán de Dragones de Colonia, Fermín de Riglos deja mal parada la persona de nuestro ‘cuestor’, pero en el juicio realizado no se puede comprobar ni prácticas idolátricas ni malversación de los fondos obtenidos.<br /><br /> Tal vez si haya sido objetable –y esto motiva la denuncia- presentar a la veneración la imagen de Luján aunque para esto Díaz podía argumentar el texto episcopal donde se lee ‘.... Nuestra Señora del Ugán título de Guadalupe’.<br /><br /> Tras haber purgado prisión en la Banda Oriental fue liberado por el Gobierno interino de Buenos Aires quién consideró que su único delito era ‘... haber hechos las questaciones sin las competentes licencias del Gobierno, contentándose con la del Eclesiástico, porque creió que con este le bastaba...’.<br /><br /> A partir de entonces perdemos su rastro...Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-67614509726788521462008-10-11T13:37:00.000-07:002008-10-11T13:38:06.802-07:00GUADALUPE EN EL PROYECTO PASTORAL DE MONS. FASOLINOPbro. Edgar Stoffel<br /> <br /><br />Mons. Nicolás Fasolino había nacido el 3 de enero de 1887 en el seno de una familia inmigrante y en el porteño barrio de Balvanera. Al sentir el llamado al sacerdocio ingresó al Seminario Metropolitano de Buenos Aires con sede en Villa Devoto. En vista de sus aptitudes, los superiores del mismo decidieron enviarlo a Roma al celebre Colegio Pío Latinoamericano y tras cursar en la afamada Pontificia Universidad Gregoriana obtuvo los títulos de Doctor en Derecho Canónico, Filosofía y Sagrada Escritura. <br /> En la misma Ciudad Eterna recibió la ordenación presbiteral y de inmediato regresó nuestro país donde desempeñó importantes tareas pastorales que abarcaban desde el ejercicio de la docencia en la Universidad Católica y el Centro de Estudios Religiosos, la dirección y acompañamiento al laicado católico por entonces tan activo a través de los Círculos de Obreros y la Juventud Católica -especialmente los estudiantes- y a posteriori con la naciente Acción Católica y la colaboración ministerial primero como Tte. Cura en San José de Flores y a partir de 1922 Cura Párroco de Balvanera donde ejerció un importante apostolado y se preparó para su futuro ejercicio episcopal.<br />Además de estas tareas desde 1913 se desempeñaba en la Curia Arzobispal, se dedicaba a la investigación histórica, se encuentra entre los fundadores o colaboradores de diversas publicaciones católicas y en 1923 le toca acompañar a Mons. Boneo en la delicada tarea de administrar la Iglesia porteña en el marco del entredicho entre el Estado argentino y la Santa Sede, ocasión en que puso de manifiesto su tacto y capacidad ante situaciones difíciles.<br />Tras la muerte de Mons. Boneo, el 20 de agosto de 1932, el Papa Pío XI lo nombra segundo obispo diocesano de la sede santafesina, sucediendo Más tarde, al elevarse Santa Fe en 1934 al rango de Arquidiócesis, se convirtió en su primer Arzobispo. <br />Su episcopado<br /><br /> Dotado de singulares cualidades intelectuales y de gobierno Mons. Fasolino va a trascender nuestra Iglesia particular proyectándose de tal manera al plano nacional, que el investigador boloñés Loris Zanatta lo considera como uno de más activos protagonistas del reposicionamiento del catolicismo en la primera mitad del siglo XX y gestores de la construcción del imaginario de la ‘nación católica’.<br /><br /> Sin embargo hay que señalar que por encima de todas esas consideraciones, la labor pastoral fue su principal prioridad a lo largo de episcopado que estuvo marcado por las profundas transformaciones y crisis que vivieron el país y la Iglesia (a nivel mundial y local) entre los años cuarenta y sesenta y podemos señalar que se caracterizó por lo que L. Quintana denomina un nuevo estilo de gestión eclesial ya que alentaba y fortalecía los proyectos existentes al mismo tiempo que innovaba sobre otros.<br /><br /> Tocó a Mons. Fasolino realizar en 1934 la primera Visita pastoral a los entonces territorio nacionales de Chaco y Formosa cuya atención Mons. Boneo había confiado a los padres franciscanos y sentar las bases para la organización eclesiástica de esa región.<br /><br /> En cuanto a los desafíos pastorales que ante sí tenía el nuevo Arzobispo podemos citar la creación de nuevas diócesis en el territorio del Obispado comenzado por Rosario en 1934 y siguiendo por Chaco (1939), Reconquista (1957) y Rafaela (1963). Junto a esto el crecimiento acelerado de los barrios mas allá los bulevares en la ciudad sede, extendiéndose sobre todo hacia el norte pero también al este y al oeste, con calles de tierra, mal iluminadas y carentes de la estructura socializadora básica que requerían presencia sacerdotal. En este marco no se puede obviar la presencia elocuente de la ‘Obra de Barrios’ a partir de 1941, que de la mano de Antonio Rodríguez e integrada por una verdadera elite de militantes cristianos en su mayoría universitarios tenía como finalidad de evangelizar y promover socialmente a los vecinos asentados en las zonas periféricas de nuestra ciudad.<br /> <br /> También hay que señalar que durante su episcopado la Iglesia santafesina creció en clero propio, varios seminaristas o sacerdotes fueron enviados a realizar estudios en Roma y otras partes de Europa, algunos sacerdotes como Vicentín, Marengo, Di Stefano, Blanchoud, Príncipe y Marozzi alcanzaron la dignidad episcopal y el ingreso de seminaristas llevó a tomar la determinación de construir un nuevo Seminario que reemplazara al edificado por Mons. Boneo que para entonces se había vuelto obsoleto, el cual nunca fue utilizado ya que no se lo concluyó y una década después de haberse comenzado, las vocaciones comenzaron a menguar en virtud de la crisis sacerdotal y vocacional desatada tras el Concilio Vaticano II que arrastró a algunos en quienes había puesto su esperanza, y vació el Seminario.<br /><br /> Este punto preocupaba especialmente al entonces Cardenal en los últimos años de su episcopado ya que habiendo recibido el Seminario de manos de su predecesor con casi 150 seminaristas lo dejaba con unos pocos alumnos, a la par que confesaba con palabras quemantes ‘hace tantos años que no ordeno un solo sacerdote’ y responsabilizaba de este fracaso a los superiores de la casa.<br /><br /> El otro punto que le afectaba era la situación de desborde y crítica que se vivía en buena parte del clero no sólo en lo que se refiere a la Iglesia en general sino en lo tocante a su propia persona y a algunas de sus obras mas queridas como la Universidad Católica.<br /><br /> Hay que destacar en toda esta larga etapa el protagonismo del clero diocesano en el fomento de obras sociales (como Durán y la Casa Cuna), el periodismo (Corti con ‘La Mañana’ y Cerdán con ‘La Cruzada’), el acercamiento a los trabajadores en los años previos al peronismo (Giampaoli en Gálvez) y la presencia en los barrios con la fundación de Parroquias y Colegios (Genesio, Rodríguez, Dusso, Di Stefano, Blanchoud, Zanello, Pensato, Silvestrini, Günter, Espinosa y Gasparotto, entre otros).<br /><br /> No podemos pasar por alto la importancia que en su pastoral tuvieron las Congregaciones religiosas a las que le confió las nuevas barriadas situadas al norte de la ciudad como los salesianos (Parroquia Don Bosco), los Oblatos de María Inmaculada (Luján) y los Guanellianos (Nuestra Señora del Tránsito) y la consolidación de los Colegios católicos ya prestigiados desde comienzos de siglo y los nuevos que se iban estableciendo.<br /><br /> Otra obra de importancia entre las emprendidas por Mons. Fasolino fue la creación del diario ‘La Mañana’ que se extenderá desde 1935 hasta 195 y el desarrollo de la Acción Católica.<br /><br /> También hay que señalar que participó de las sesiones del Concilio Vaticano II y que en 1967 el Papa Pablo VI lo designó Cardenal de la Santa Iglesia Romana.<br /> En el año 1968 el Santo Padre le designa un Coadjutor en la persona de Mons. Zazpe, y al año siguiente con fecha 14 de agosto entrega su alma al Creador.<br /><br />Su interés por la historia<br /><br /><br /> No menos importante ha sido su labor como historiador del campo eclesial, encontrándose entre los miembros mas activos de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina y de la Junta de Estudios Históricos de la Provincia de Santa Fe, contándose entre los fundadores de ambas y en las cuales ejerció también la Presidencia. También fue miembro de la Academia Nacional de la Historia. <br /><br /> Antes de llegar a Santa Fe ya había publicado su invalorable biografía sobre Antonio Saénz, primer rector de la Universidad de Buenos Aires y en buena medida su fundador y ya entre nosotros dio conocer una serie de biografías de sacerdotes que nacieron o actuaron en Santa fe durante la época colonia entre los que citamos ‘Actuación de cuatro clérigos santafesinos’; ‘Dr. José De Amenábar’; ‘El maestro D. Pedro Rodríguez; ‘Dos semblanzas (Francisco Javier Echagüe y Andía – Hernando Arias Mansilla)’; ‘Álvaro Gil ¿cura de Santa Fe en 1573-1576?’; ‘Sacerdotes santafesinos en Mendoza’; ‘Los sacerdotes Aguiar en Santa Fe’; ‘Los Presbíteros Crespo en Santa Fe’; ‘Juan Nepomuceno Caneto, 1773-1840’; ‘Neto y Silva Braga (Dos figuras santafesinas)’; ‘El Maestro Don Pedro Rodriguez’ y ‘Francisco J. Echagüe y Andía – José B. Reduello’. <br /><br />Guadalupe<br /><br /> Apenas llegado a Santa Fe, Mons. Fasolino manifiesta su decisión de entroncarse con nuestra tradición guadalupana al punto que en su Primera Carta Pastoral del 29 de diciembre de 1932 hace referencia a ‘... la Virgen Santísima de Guadalupe, la Patrona y Reina de esta diócesis, centro espiritual de más de un millón de almas, la Virgen María cuya devoción la llevamos en el fondo del alma...’.<br /><br /> Al año siguiente y bajo el directo impulso del Pbro. Genesio se llevan adelante las reformas del Camarín –hasta entonces un rinconcito estrecho- que insumen trabajo y dinero y cambian por completo este sector del templo construido bajo del episcopado de Mons. Boneo y al que se accede por las amplias y bellas escalinatas de mármol que todavía hoy perduran y que reemplazan a las escalerillas angostas y empinadas que dificultaban el acceso de los peregrinos.<br /><br /> Finalizadas estas obras para la Peregrinación diocesana, el nuevo Obispo puso de manifiesto su espíritu guadalupano animando a la participación en la misma a tal punto que en la década del ’50 del siglo pasado se consideraba que había sido la mayor de todas, salvo la de 1928 con motivo de la Coronación.<br /><br /> Es interesante recordar algunos de sus conceptos en el Edicto de convocación del 4 de abril ya que allí podemos comprobar acerca de la importancia que Guadalupe tendrá en su proyecto pastoral: ‘Acercase una fecha grata para los católicos santafesinos: la fiesta de nuestra Patrona y Madre, la Virgen Santísima de Guadalupe, cuyo Santuario es el corazón de nuestra Diócesis’; ‘Deseamos que al presidir por primera vez esta Peregrinación, nos hallemos todos – Pastor, Clero y fieles- unidos íntimamente parea amarla siempre, para rogar por la cristianización de nuestra sociedad, para salir de allí más fortalecidos a luchar por Cristo y su Iglesia Santa’ y ‘Nos asociamos con la Peregrinación a Guadalupe al 80 aniversario de la Constitución Nacional, uniendo todas nuestras plegarias a los pies de la Virgen de Guadalupe a fin de que Dios ‘fuente de toda razón y justicia’, como lo aclamaron nuestros Padres, ilumine y dirija con los fulgores de su ciencia y virtud divina a nuestra Patria, y en particular, a nuestra Provincia, por el recto camino de la verdadera grandeza que se fundamenta en las eternas leyes del Creador’<br /><br /> El 29 de abril, vísperas de la tradicional peregrinación Mons. Fasolino rodeado de millares de fieles procedía a la bendición de la nueva obra cuya piedra fundamental había sido colocada y bendecida por Mons. Boneo y llevada adelante por el Ing. Bergamini.<br /><br /> Al regresar de su Visita Pastoral a Chaco y Formosa en agosto de 1934, tras la elevación de Santa Fe al rango de Arquidiócesis por la bula ‘Nobilis Argentinae Nationis’ del 20 de abril de 1934 fue recibido en el Puerto por una multitud de fieles que le aclamaban por su nueva dignidad, Mons. Fasolino le respondió :’Mañana nos encontraremos junto a la Virgen de Guadalupe en testimonio de su gratitud’.<br /><br /> En el año 1940 con motivo de llevarse a cabo el III Congreso Eucarístico Nacional en la ciudad de Santa Fe y que movilizó a millares de santafesinos y católicos de otras provincias entre el jueves 10 y el domingo 13 de octubre, fue colocado bajo el amparo protector de la Virgen de Guadalupe a pedido de Mons. Fasolino quién sin dudas hacía girar los acontecimientos religiosos de importancia que se suscitaban entre nosotros en torno a la Guadalupana.<br /><br /> Una ligera recorrida por los títulares de los diarios santafesinos reflejan la importancia que durante su episcopado cobra el culto a la Virgen de Guadalupe: ‘Hoy se realiza la peregrinación. Una vez ma slos fieles de Santa Fe se volcarán hacia el Santuario de Guadaliupe’ (El Orden, 1933), ‘La fe lleva su bandera. La gran peregrinación de hoy a Guadalupe’ (El Orden, 1934), ‘La peregrinación A Guadalupe de 1935, será recordada como una de las mas importantes’ (El Litoral), ‘Una multitud fue en peregrinación a Guadalupe. Inusitado aspecto ofrecía Santa Fe en la madrugada de ayer’ (El Orden, 1936), ‘Con animación y brillo se han celebrado hoy los festejos de la Virgen de Guadalupe (El Litoral, 1936), ‘Constantemente llegaban verdaderas multitudes hasta el Santuario’ (El Orden, 1937), ‘El mal tiempo no fue obstáculo para la manifestación de fe de esta mañana’ (El Litoral, 1939), ‘Adquirió contornos excepcionales la fiesta de Guadalupe’ (El Litoral, 1940), ‘Con gran afluencia de público se efectuó la tradicional peregrinación al Santuario de Guadalupe’ (El Litoral, 1941), ‘Se realizó la tradicional peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Fue presidida por el Arzobispo de Santa Fe y congregó a una numerosa concurrencia que se renovó durante el día’ (El Litoral, 1942), ‘Alcanzó singular brillo la peregrinación al Santuario de Guadalupe’ (El Litoral, 1945), ‘Cobraron singular brillo los festejos en Guadalupe’ (El Litoral, 1957), ‘Con renovada fe se realizó la peregrinación anual a la basílica de Guadalupe’ (El Litoral, 1967) y ‘Reiteración de profunda fe cristiana en la tradicional peregrinación a Guadalupe’ (El Litoral, 1969).<br /><br /> En el año 1952, con fecha 15 de abril abre el Año Jubilar Guadalupano preparando la recordación de las bodas de plata de la Coronación Pontificia de 1928 y elabora un vasto plan de actividades con el cual quiere poner en movimiento a toda la Diócesis.<br /><br /> De singular importancia será la Visita que la Virgen realizará a las Parroquias de la Arquidiócesis a partir del 3 de mayo y que además de los actos de piedad tradicionales y visita a instituciones de la comunidad, debía convertirse en una verdadera Misión de Penitencia, para lo cual gravaba de un modo especial a los Curas Párrocos.<br /><br /> Finalizada la Visita el impacto producida por ésta debía ser acompañada hasta la festividad del año siguiente que se realizaría el 19 de abril con el rezo del Santo Rosario, Novenas y Bendiciones, a lo que se agregaba el rezo de tres ave marías a las que debía añadirse la invocación ‘Virgen Santísima de Guadalupe, rogad por nosotros’. También los días 12 de cada mes debían dedicarse a la Virgen, para lo cual los responsables de templos y capillas podían determinar algún tipo de acto de piedad. No faltaba el pedido de oraciones por las vocaciones y la solicitud de ayuda para la construcción del nuevo Seminario.<br /><br /> En ese marco se realizaba el 8 de setiembre la consagración del Santuario y del Altar y a la par se elevaban súplicas para que el Santo Padre concediera el Título de Basílica que oportunamente El había solicitado, y que como sabemos es una distinción que la Iglesia concede a algunas iglesias ya sea por su historia, la veneración de alguna imagen con cierta raigambre y la participación masiva de los devotos.<br /><br /> Esta circunstancia nos permite también conocer cual era el pensamiento de Mons. Fasolino acerca del Santuario arquidiocesano y la imagen allí venerada de la que El se sentía deudor:<br /><br />‘Bien sabemos que el Santuario de Guadalupe en nuestra ciudad, visitado de continuo, día a día, es también el sitio en donde tantas almas han hallado el camino, del cual, en día de tristes recuerdos, se desviaron y volvieron a Cristo; es el templo en donde tantos padres y madres de familia han rogado por la salud espiritual y material de sus hijos y por la santidad de sus hogares; en donde los jóvenes han hallado protección en la lucha viril por la blancura de sus corazones y amparo en las tareas intelectuales o en la labor de aprendizaje, respondiendo a la propia vocación; en donde la juventud que se encamina a los altares encontró a la dulce Madres que les infundió el valor de los elegidos a fin de que llegaran a ofrecer a su Divino Hijo y a reconciliar las almas con Jesús.<br /><br />El Santuario de Guadalupe ha sido y es fuente de vida santa espiritual; es principio de salud para las almas; es hogar donde se consuelan las penas y se sobrenaturaliza el dolor; es la casa de María, en donde los hijos se solazan con las dulzuras y las misericordias prodigadas con maternal ternura; es la luz puesta bien alto, que ilumina a todas las parroquias y a todos los senderos de la Arquidiócesis para que ninguno de nosotros sobrelleve las dificultades en el camino de la vida, sin la mirada, el consuelo y el auxilio siempre presentes de María Santísima de Guadalupe’<br /><br /> Las celebraciones centrales comenzaron el sábado 18 de abril, ocasión en que Mons. Fasolino aplicó la Constitución Apostólica ‘Christus Dóminus’ en que se permitía el cumplimiento del precepto dominical en sus vísperas para alcanzar su punto culminante el día 19 en que a las 4hs se dio inicio a la ‘Aurora Mariana’ con el rezo del Santo Rosario y plática a cargo de un entonces joven Pbro. Hilmar Zanello.<br /><br /> Durante la mañana se celebraron misas en el altar mayor y en la galería del este, siendo la primera la del Pbro. Miguel Genesio (4.30 hs) y a continuación oficiaron los Pbros. Luis Massari, Moisés Blanchoud, José Serra, León Nani, Osvaldo Catena y Mauricio Stralla, a quienes se sumaron religiosos de las diversas órdenes y congregaciones asentadas en nuestra ciudad. La de la 7.30 hs. fue presidida por el Arzobispo. Por la tarde se celebró una sola Misa a las 17 hs, que fue predicada por el Pbro. Ernesto Leyendeker.<br /><br /> Mientras tanto a las 6 hs. habían repicado todas las campanas de los templos y capillas de la ciudad para dar inicio a la popular peregrinación que partía desde Boulevard Gálvez y Marcial Candioti, la cual a su llegada era recibida como era tradición desde fines del siglo XIX por el Capellán o Cura Párroco, en este caso el padre Genesio.<br /><br /> A las 9.45 hs. aproximadamente la imagen coronada era trasladada desde el interior del templo por un grupo de sacerdotes hasta el Altar que se había erigido en el centro de la Plaza ubicada frente al Santuario, en el cual a las 10 el Arzobispo de Córdoba Fermín Laffite presidiría el solemne pontifical, cuya predicación estaría a cargo de Mons. Fasolino.<br /><br /> A su finalización, parte de la multitud que se calculó cercana a 80000 peregrinos y que había participado del mismo acompañó en procesión a la sagrada imagen hasta el interior del templo.<br /><br /> Por la tarde, además de la misa de la que ya hicimos referencia, a las 15 hs. se rezó el Santo Rosario, se realizó el acto de consagración y se procedió a la bendición de los presentes.<br /><br /> Lo interesante de esta festividad es que no concluyó en dicho día sino que extendió hasta el jueves 23 de abril llevándose a cabo un profuso programa que comenzó al día siguiente con el recorrido de la Virgen por la laguna Guadalupe y el riacho Santa Fe a fin de preservar a la ciudad de posibles inundaciones y luego por el ejido urbano acompañada por todo tipo de vehículos hasta el entonces anfiteatro ‘Presidente Perón’, frente a la Legislatura donde se llevó a cabo el homenaje de la niñez y de allí prosiguió su marcha hasta retornar al Santuario; el martes 21 hubo una celebración en la Plaza destinada a los militares y fuerzas de seguridad por la mañana en que la Virgen fue saludada con una salva de 21 cañonazos y por la tarde concentración de las entidades católicas de la ciudad y poblaciones vecinas; el miércoles 22 – fecha de la Coronación- se realizó por la mañana un solemne pontifical a cargo de Mons. Manuel Marengo y se echaron a vuelo las campanas de todos los templos de la Arquidiócesis y por la tarde la concentración de los trabajadores con sus familias y herramientas de trabajo presidida por la santa imagen y al fin al una procesión de antorchas por la entonces ‘Villa de Guadalupe’. Finalmente, el ya citado día 23 fue de Acción de Gracias, celebrándose tres misas en las que se pidió por todos los difuntos que de cualquier manera hubiesen colaborado con la Coronación Pontifica; por quienes aún estaban vivos y por quienes habían colaborado en los presentes festejos.<br /><br /> Tras una serie de precisiones exigidas por la Sagrada Congregación de Ritos que Mons. Fasolino responde personalmente el 12 de junio de 1953, la Santa Sede concede en el año 1954 el Título de Basílica. También en ese año se le concede autorización para celebrar el 12 de diciembre como en el resto de América Latina y la Misa votiva ‘Beata María Virginis de Guadalupe’ en cualquier día de la semana cuando se trate de peregrinos.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-89940268949033334562008-10-11T13:35:00.000-07:002008-10-11T13:36:41.377-07:00GUADALUPE Y SU LAGUNAPbro. Edgar Stoffel<br /><br /> Cuando se habla de Guadalupe la mayoría de las personas relacionan el término con la Virgen y su Santuario o con la Laguna situada a pocas cuadras de este centro cultual en honor de la Madre de Jesús.<br /><br /> De hecho cuando alguien visita el Santuario, la Laguna es parte del periplo tanto en el siglo XIX como en nuestros días y lo mismos sucede a la inversa, por lo cual millares de familias y de escolares (ya que estas eran dos paradas inevitables) no han dejado de hacer dicho recorrido y esto incluso al margen de la fe profesada.<br /><br /> Lina Beck Bernard, mirando desde la capilla afirmaba que ‘algo mas lejos, entre las ondulaciones, divisamos la playa dorada de la Laguna Grande’ y en 1896 el cronista de la ‘Revista Santafesina’ señalaba que yendo de camino al Santuario se divisaba ‘al Oriente, la laguna de Guadalupe, que confunde allá a lo lejos el azul de su olas con el azul de los cielos’.<br /><br /> Ahora queremos referirnos a esta la llamativa y extensa cuenca lacustre ya que ella es un elemento referencial del contexto geográfico donde a partir del siglo XVIII se inició la devoción a nuestra Guadalupana.<br /><br /> De una superficie de 92 Km2 tiene una longitud (norte/sur) de 35 Km es alimentada permanentemente por los arroyos ‘Leyes’ y ‘Potreros’ y de modo intermitente por los Saladillos ‘dulce’ y ‘amargo’. En su margen éste la bordea un campo de médanos longitudinales mientras que en el oeste la ribera es más bien barrancosa.<br /> <br /> Para muchos investigadores la zona en la que se inserta la Laguna es un área de transición ya que sobre ella convergen la llanura chaqueña, el ambiente pampeano, las tierras altas de Entre Ríos y Corrientes y la faja fluvial del Paraná y aventuran que en tiempos prehistóricos la misma Laguna fue una gran llanura.<br /><br /> Conocida como Laguna de los ‘Quiloazas’ por los españoles en virtud de la parcialidad nativa asentada a su vera pasó luego a llamarse ‘Grande de los Saladillos’ tal como puede observarse en el plano del repartimento de chacras efectuado en Santa Fe de la Vera Cruz en 1653 y que se conservaba todavía en 1774 cuando María Rosa González de Setúbal viuda de de la Rosa vende tres cuerdas de tierra de chacras a Pedro Hilario Vera. <br /><br /> Paralelamente comienza a denominarse ‘Zetúbal’ lo que no deja de llamar la atención ya que esta familia solo poseía una lonja de tierra de solo cuatro cuadras de ancho sobre la Laguna sobre un total de 35 Km por lo cual creemos que esta denominación está en relación a la Capilla de la cual dicha familia era propietaria y cuyo nombre también se daría a dicho espejo de agua tal como se puede observar en documentación del siglo XIX. <br /><br /> La Laguna era rica en peces como surubies, dorados, pacúes, sábalos, bogas, bagres, rayas y paties de los que se valían no solo los vecinos sino pescadores que provenían de Córdoba y la Rioja como lo atestigua el padre Paucke a mediados del siglo XVIII e incluso perlas a tenor de la información de W. Mac Can quien en 1847 habla de la abundancia de conchas de madreperla. <br /><br /> También es rica en leyendas como lo recuerda Lina Beck Bernard quién hace referencia a los globos de fuego que en ciertas noches bailan sobre el agua y que se apagan cuando algún curioso se acerca a examinarlos, al toro blanco como la nieve y con cuernos dorados aparentemente manso, pero que ante el intento de ser enlazado pone en riesgo la vida del jinete y del caballo salvo que se invoque a la Virgen y a la joven de rara belleza, blanca, de ojos azules y con largos cabellos rubios que la envuelven casi por entero y cuando el viento las agita desprenden una lluvia de finas perlas.<br /> Su entorno hacia el oeste era ondulado y arenoso, asemejándose al mar por su vastedad y estaba poblado de una rica vegetación compuesta de aromitos, ombúes, chañares, algarrobos, talas, ñandubaes, duraznillos, seibos y cina – cina como también de pajonales y espartillos. En cuanto a la fauna no lo era menos, contándose entre la misma tortugas de río, escuerzos, ranas criollas, yararás, cascabel, algún yacaré overo y negro, comadrejas coloradas, ratas colorada, carpinchos, nutrias, gallaretas, chajaes, sirirís, chimangos, caracoleros, biguaes, garzas mora y blanca, vizcachas y cuises.<br /> La ocupación del territorio por españoles y mestizos en los siglos XVI y XVII no introdujo demasiados cambios en el ecosistema, agregando a las especie existentes caballos, bueyes, ovejas, naranjos, duraznos, higueras y algo de trigo. Con la colonización a partir de 1863 a estas se le agregarán nuevas especies como lo deja ver el Informe de Víctor Bouchard de 1882: cebada, porotos, maní, lino, papas, alfalfa, manzanos, pies de parra, paraísos, álamos y nogales.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-91171518330513906372008-10-11T13:34:00.000-07:002008-10-11T13:35:33.975-07:00UNA CALLE PARA EL ERMITAÑOPbro. Edgar Stoffel<br /><br /> Hacia El año 1915 el Municipio de Santa Fe pensaba nominar la calle que pasaba frente al Santuario con el nombre de Leandro N. Além lo cual se presentaba propicio ya que el radicalismo gobernaba en nuestra provincia.<br /><br /> Sin embargo la rápida reacción del Capellán del Santuario Pbro Joaquín García de la Vega quién movilizó la voluntad de los vecinos, determino que dicha arteria fundamental de Guadalupe llevara el nombre del ermitaño.<br /><br /> Al parecer García de la Vega salió a recorrer el sábado 11 de julio las quintas de la colonia montado en un brioso caballo para convencer a los feligreses mas alejados y solicitar firmas de adhesión a favor de ‘Francisco Javier de la Rosa’.<br /><br /> En el texto redactado por García de la Vega se leía que los vecinos de Guadalupe consideraban un acto de justicia dar el nombre del ermitaño a dicha Avenida ya que él había sido el fundador de la capilla en cuyo entorno se había ido conformando ‘... esta pintoresca localidad’.<br /><br /> Así con fecha 5 de agosto unos 300 vecinos presentaron al Intendente Egidio Caffaratti el pedido, el cual en la misma fecha fue elevado en sentido por la Autoridad Municipal al Concejo Deliberante de la ciudad. <br /><br /> En la sesión del 13 de agosto bajo la Presidencia de Carlos Sarsotti el expediente es girado a la Comisión de Obras Públicas que integraban Domingo Tettamanti, Luis Reggiardo y Cándido Guisáosla.<br /><br /> En la sesión siguiente del 23 de agosto y estando presentes los Concejales Domingo Tettamanti, Mariano Villaba, Juan Lanteri, Cándido Guisáosla y Adolfo Ebrecht y bajo la Presidencia de Rómulo Pietranera, se vota y se aprueba por unanimidad la ordenanza Nro 1546 por la cual se establece que a partir de ese momento la calle de marras llevará el nombre del ermitaño.<br /><br /> Y desde entonces hasta nuestros días.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-83718912471395945252008-10-11T13:33:00.000-07:002008-10-11T13:34:13.937-07:00LAS DISPOSICIONES DE MONS. JOSÉ MARÍA GELABERT Y CRESPO EN TORNO AL SANTUARIO DE GUADALUPEPbro. Edgar Stoffel <br /><br />Estudiando la personalidad del gran pastor que fue el santafesino José María Gelabert y Crespo no deja de llamar la atención de que en sus escritos pastorales nunca apareciese referencia a la Virgen de Guadalupe, ni se destacará su devoción como si sucede con su mentor José de Amenabar y con sus contemporáneos y coterráneos Doldán y Echague, ni tampoco se contara entre sus bienhechores y ni siquiera hay menciones a participación suya en la festividad. Solo conocemos que tras la muerte de Amenabar y en calidad de albacea entregó un misal al Santuario y que en 1896 –casi al final de sus días- bendijo unas medallas que llevaban esculpidas la imagen de la misma.<br /><br /> Lo que si aparecen son una serie de disposiciones limitativas u orientadas a la dignidad del culto lo cual puede explicarse por el hecho de que la situación canónica del Santuario era bastante ambigua ya que se trataba de un oratorio público perteneciente a particulares.<br /><br /> En el año 1863 siendo aún Vicario Foráneo de la Provincia llama al orden al padre franciscano Daniel Pcelei por que un grupo de sacerdotes seráficos habían celebrado en la capilla de Guadalupe a pesar de la normativa que las prohibía. Los franciscanos argumentaron en la ocasión que ignoraban estas disposiciones y que el Cura Párroco –por entonces Severo Echague- los había autorizado a celebrar misa cantada.<br /><br /> No sabemos a que disposiciones se refiere Gelabert ya que las únicas conocidas son las dictadas por el Obispo Lué y Riega en 1803 que prescribía la autorización del Párroco para celebrar misa en el lugar, por lo cual los franciscanos habrían actuado correctamente y llama la atención de Gelabert.<br /><br /> Dos años mas tarde y cuando apenas hacía dos meses que había asumido como Obispo del Litoral a través de Clemente San Martín –comisionado ad hoc- determina que ‘... bajo ningún pretexto ni consideración alguna permita a las personas tanto seculares como eclesiásticos que acostumbran a concurrir a la función principal de la Ssma. Virgen y otras fiestas particulares en el año, se sirvan de la sacristía del Coro y mucho menos de la Iglesia para otros actos que los exclusivamente religiosos: quedando por lo tanto absolutamente prohibido el que en atención de la estrechez o poca comodidad de las habitaciones contiguas a dicha Capilla, puedan disponer de los lugares mencionados antes, para los usos que le serían permitidos en aquello’, a la par que recuerda que no se puede celebrar ninguna Misa cantada sin previo permiso del Párroco.<br /><br /> Tal vez la razón de esta prohibición tenga que ver con algunos excesos que se hayan cometido en el recinto sacro, aunque en este sentido si bien Lina Beck Bernard resalta las actividades profanas el día de la Fiesta, no se encuentra menciones a perturbaciones en el desarrollo de las celebraciones cultuales.<br /><br /> En 1870 Mons. Gelabert y Crespo eleva una petición a la Santa Sede por la cual se troca la fecha del 26 de febrero por la del II Domingo de Pascua, aunque como ya dijimos desconocemos la motivación de decisión tan trascendente.<br /><br /> Su última disposición sobre Guadalupe la encontramos en las actas de la Santa Visita Pastoral que realiza a la ciudad de Santa Fe en el mes de julio de 1871, en el Capítulo que se refiere a las Capillas y Oratorios Públicos que se encuentran en la jurisdicción de la Iglesia Matriz.<br /><br /> Lo que señala para la Capilla de Guadalupe – a la cual individualiza-, vale para el resto a las que no se nombra precisando: ‘... que mientras no gocen de alguna excepción o tengan algún privilegio particular de la Superior Autoridad Eclesiástica, no puedan celebrar en ellas Misas cantadas en honor de algún Santo o festividad, muchos menos entierros ni misas de honras o funerales sin consentimiento y expresa licencia del mencionado Cura’, el que además debe cuidar de que no falte nada para la digna celebración de los oficios divinos de acuerdo a las rúbricas y disposiciones de la Sagrada Congregación , llamar la atención de los Capellanes cuando note algún descuido o deterioro y que se ocupe de revisar los libros de entradas y gastos que anualmente deberán presentarle.<br /><br /> A luz de estas intervenciones del apostólico Obispo se pone de manifiesto una práctica religiosa de cierta magnitud por parte del clero y de los fieles que en ocasiones desbordan la reglamentación vigente, su sincera preocupación por la dignidad del culto a María y su intento de encauzarlo de acuerdo a derecho, tal como lo recordará Mons. Boneo en 1901.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-52485902092449800502008-10-11T13:31:00.000-07:002008-10-11T13:33:09.101-07:00SACERDOTES QUE ATENDIERON GUADALUPE EN EL SIGLO XXPbro. Edgar Stoffel<br /><br /><br />Capellanes<br /><br />PBRO. NATALIO BÉRTOLO<br /><br /> El primer Capellán de Guadalupe nombrado por Mons. Boneo había realizado sus estudios en el Colegio de la Inmaculada –donde funcionaba el Seminario- y el 21 de diciembre de 1898 era ordenado presbítero.<br /><br /> Su actuación en Guadalupe fue muy breve ya que solo estuvo al frente del mismo entre el 28 de febrero y el 6 de mayo de 1900 y le tocó recibir bajo inventario de manos de María Antonia Godoy los objetos existente en la capilla y sacristía, salvo la imagen de bulto que se reservó para ella.<br /><br /> El 20 de julio de ese mismo año era nombrado Cura Rector de la Parroquia del Carmen, bajo cuya jurisdicción estaba también Guadalupe, permaneciendo en el céntrico templo hasta el 26 de febrero de 1903 en se los destina como Cura Párroco a San Martín de las Escobas <br /><br /> Dos años después (4-4-1905) es trasladado como Cura Rector a Santa Rosa en la ciudad de Rosario donde se desempeñará durante muchos años.<br /><br /> Ocupó también diversos cargos diocesanos y fue confesor de religiosas en aquella ciudad.<br /><br /> En 1932, a raíz de la muerte de Mons. Boneo fue elegido Vicario Capitular, ocasión en que realizó una Visita de inspección por la mayoría de las Parroquias para constatar ‘in situ’ la situación de las mismas y a partir de 1933, ya con Mons. Fasolino como Obispo integró el cuerpo de consultores diocesanos.<br /><br /> Erigido el Obispado de Rosario en 1934, pasó a formar parte del clero de la nueva Diócesis.<br /><br />PBRO. TOMAS DUTARI RODRIGUEZ<br /><br /> Al igual que el anterior estudió en el Seminario regenteado por los padres jesuitas y recibió la sagrada ordenación presbiteral el mismo día. Era originario de la provincia de Córdoba y varios de sus hermanos fueron también sacerdotes diocesanos.<br /><br /> Al cesar el Pbro. Bértolo se hace cargo del Santuario ‘... cuya excepcional importancia es notoria’ al decir de Mons. Boneo y a cuyo frente permanece hasta el 15 de febrero de 1901 y paralelamente se ocupaba de dirigir el naciente Boletín Eclesiástico en el cual se dio bastante cabida a todo lo referente a Guadalupe e incluso llega a escribir un artículo que se publica en el periódico ‘La Buena Prensa’ de Buenos Aires con el objeto de divulgar el culto.<br /><br /> El 4 de junio de 1901 fue designado Capellán de San Carlos Norte pero al mes solicitaba su ex cardinación al Obispado de Paraná, donde en 1915 se hallaba como Cura Rector de la Iglesia Catedral.<br /><br />PBRO. JUAN GIL Y SANTA PAU<br /><br /> Originario de Valencia, había sido admitido en la Diócesis de Santa Fe en el año 1898 y enviado como Capellán de la colonia Lehmann en junio de ese mismo año, pero antes que éste finalizara se lo designa Cura Vicario de Coronda.<br /><br /> Al año lo encontramos como Cura Vicario de San Agustín y con fecha 15 de febrero de 1901 el Obispo lo nombra Capellán del Santuario de Guadalupe.<br /><br /> Con ocasión del conflicto suscitado en torno a la imagen entre el Obispo, los padres dominicos y María Antonia Godoy y del Barco se manifestará como un gran polemista y pondrá todo su empeño en llevar adelante las obras de la actual Basílica.<br /><br /> Al trasladarse el Seminario a su asentamiento de Guadalupe en 1907 es designado Director Espiritual del mismo, tarea que aprovechará además para fomentar entre los futuros sacerdotes una espiritualidad guadalupana.<br /><br /> Además de su tarea en el Seminario, durante algunos años dirigirá el Boletín Eclesiástico en reemplazo de Dutari Rodríguez, será consultor del Obispo y Fiscal Eclesiástico.<br /><br /> En 1912 decide incardinarse en el Obispado de La Plata (Pcia de Bs. As.) para lo cual se le conceden letras positivas, ejerciendo en aquel lugar en el que fallecerá como Capellán del Asilo Marín.<br /><br /><br />Capellán y Cura Párroco<br /><br />PBRO. JOAQUIN GARCIA DE LA VEGA<br /><br /> Ingresado en 1900 al Seminario sito en el Colegio de la Inmaculada, se encontraba entre los alumnos de filosofía que en 1907 inauguraron el de Guadalupe. Era oriundo de Rosario y acolitaba en las Misas del Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones.<br /><br /> El 23 de diciembre de 1911 Mons. Boneo le confería el sacerdocio y poco después le designaba como profesor del Seminario.<br /><br /> Se desempeñó a partir de 1912 como Capellán del Santuario fomentando el culto de nuestra Patrona y al crearse en 1918 la Parroquia de Guadalupe, fue su primer Cura Párroco aunque no por mucho tiempo ya que en 1919 es trasladado a colonia Susana como Vicario Ecónomo. Cabe aquí señalar su preocupación por el conocimiento de la historia de Guadalupe, aportando datos valiosos aunque perdido en el fárrago de sus escritos muchas veces inentendibles y contradictorios.<br /><br /> A posterior fue nombrado Cura Párroco de El Trébol donde permaneció hasta su muerte.<br /><br /> El tradicional Himno a la Virgen de Guadalupe es de su autoría, y al parecer lo escribió en 1907 siendo seminarista, en 1912 se entonó en el Seminario para luego perderse, hasta que lo recuperó en 1917 y lo editó con música del maestro Patricio Legarra.<br /><br /> La versión de Joaquín de la Vega decía así:<br />‘Coro<br />A tu Reina inmortal, Guadalupe,<br />Entonemos un Himno de amor,<br />Y sus ecos triunfales resuenen<br />De la Patria en la inmensa extensión.<br /><br />Guadalupe es tu alcázar, María,<br />Y tu Corte de honor Santa Fe,<br />Las ciudades, las villas y pueblos<br />Que hoy de flores coronan tu sien.<br /><br />Solo<br />Tu Santuario glorioso, María<br />La corona en tu sien una Palma<br />Donde el aura sonriente murmura<br />Y las dulces calandrias te cantan.<br /><br />Aquí fue do las hordas salvajes<br />Depusieron sus flechas y lanzas,<br />Y al oír: ‘Guadalupe’ los indios<br />Se postraban rindiendo sus armas.<br /><br />A tus pies columpiándose suave, <br />La Laguna en sus ondas te aclama,<br />Y las flores que ven sus riberas<br />Con su aroma tu Templo embalsaman.<br /><br />Ese Ombú que aún da sombra al Santuario<br />Hoy nos cuenta las nobles hazañas,<br />Del Caudillo que vino a la Ermita<br />A templar sus valientes espadas.<br /><br />Aquí está sobre el Arco del Templo,<br />La prehistórica antigua campana,<br />De Francisco Javier de la Rosa<br />Que ha dos siglos a todos nos llama.<br /><br /> Aquí está en el Santuario Moderno<br />Nuestra Madre, la Virgen amada,<br />El Tesoro mas grande y mas noble<br />Que aquí tiene su Trono y su Alcázar.<br /><br />Venid, vedla, aquí está en Guadalupe,<br />Esa Reina a quién todos ensalzan.<br />Que veneran los pueblos lejanos<br />Desde el Ande a la margen del Plata’<br /><br /> Durante su gestión en Guadalupe impulsa la ordenanza por la cual en 1915 se denomina Francisco Javier de la Rosa a la calle que pasa delante el Santuario y en 1917 Estela Berraz dona la Lámpara del Camarín dorada a oro de 18 kilates y Angela de Aufranc dona 300 pesos para la lámpara situada en el centro del Santuario que se había adquirido a la Parroquia del Carmen y se la había dorado también a 18 kilates.<br /><br />CURAS PÁRROCOS<br /><br />PBRO. PASCUAL CARAMUTO<br /><br /> Pertenecía al grupo de sacerdotes que habían iniciado sus estudios bajo la dirección de los jesuitas en 1905 y recibió la ordenación sacerdotal el 23 de diciembre de 1915.<br /><br /> Pocos días después, con fecha 27 es designado Capellán del Colegio del Calvario y del Cementerio Municipal, cargos que ocupa hasta el 19 de marzo de 1916 en que es trasladado como Tte Cura de la Concepción en Rosario.<br /> <br /> El 28 de agosto de 1917 es destinado a Susana como Cura Vicario de esa colonia, el 22 de noviembre de 1918 pasa como Cura interino a Vera y el 10 de noviembre de 1919 se le nombra Vicario Ecónomo de Guadalupe, a la para que se debía ocupar de la confesión de los seminaristas.<br /><br /> En 1922 es designado Cura Vicario de Reconquista y confesor de las Hermanas que trabajan en dicha localidad, pero al años es trasladado a Coronda con el mismo cargo donde permanece hasta 1927 en que renuncia y se lo envía a Santo Tomé como Vicario Ecónomo.<br /><br /><br />PBRO. ÁNGEL RODRÍGUEZ ZÍA<br /> <br /> Hijo de José y Manuela Zía, había nacido en Carrouba – Tor (Pcia de Lugo – España) el 18 de diciembre de 1884, emigrando a nuestro país e ingresando al Seminario el 2 de marzo de 1898.<br /><br /> Cuando el Seminario fue trasladado a Guadalupe en 1907 cursaba el último año de Teología, razón por la cual a finales del mismo (21 de diciembre) fue ordenado sacerdote.<br /><br /> En la primera quincena de enero de 1908 se le designó Tte Cura de la Concepción y Capellán de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en Rosario, pero su trabajo pastoral en la ciudad del sur duraría poco ya que en marzo regresaba al Seminario para desempeñarse como Prefecto de disciplina y docente.<br /><br /> En julio de 1917 es nombrado Vicerrector del mismo y en 1920 Rector, cargo que va a desempeñar hasta 1935, y será durante esta etapa en que provisoriamente se va a hacer cargo del Santuario entre julio y diciembre de 1920.<br /><br /> En estos años tuvo diversos cargos diocesanos y en 1935 fue designado Provisor y Vicario General de Mons. Nicolás Fasolino, cargo que ocupará durante muchos años.<br /><br />PBRO. ANICETO BIAGIONI<br /><br /> Oriundo de Las Tunas (Santa Fe) había nacido en 1881, aunque sus padres luego se trasladaron a Gálvez donde bajo el influjo del padre Rinaldi ingresó al Seminario en 1896, realizando bajo la dirección de los jesuitas todo su proceso formativo.<br /><br /> Ordenado por Mons. Boneo el 21 de diciembre de 1905, con fecha 211 de enero de 1906 éste le designó su Subsecretario Cámara y al año siguiente lo eligió como integrante del cuerpo de superiores del nuevo Seminario con el cargo de Prefecto de disciplina y docente de 1ro, 2do y 3ro de latín.<br /><br /> El Seminario ocupó una buena parte de su vida sacerdotal ya que en 1908 es nombrado Vicerrector y en 1917 asume como Rector, cargo en el que se desempeña hasta 1920.<br /><br /> A comienzos del año siguiente se hace cargo de la Parroquia de Guadalupe con los títulos de Capellán del Santuario y Vicario Ecónomo, permaneciendo en la misma hasta enero de 1924.<br /><br /> Hay que señalar que tanto en su etapa del Seminario como en la del Santuario, se le encomendaron diversas tareas diocesanas.<br /><br /> En 1926 se aleja de Santa Fe para hacerse cargo de la Capellanía del prestigioso Colegio Normal Católico dirigido por las Hermanas de la Misericordia en Rosario, falleciendo el 10 de agosto de 1937 en la localidad de San Carlos Norte.<br /><br /><br />PBRO. MIGUEL GENESIO<br /><br /> Nacido en Zenón Pereya fue de los sacerdotes formados integramente en el Seminario de Guadalupe, siendo ordenado como tal el 22 de octubre de 1922.<br /><br /> Su primer destino pastoral fue el de Vicario Cooperador de Rafaela (2-11-1922) pero a los dos años, en diciembre de 1924 es enviado como Vicario Ecónomo de Guadalupe. En esta actividad lo encontrará la Coronación Pontificia de Nuestra Señora del año 1928, donde su labor será encomiable.<br /> <br /> El 31 de diciembre de ese mismo año es designado Cura Párroco de Guadalupe y a partir de allí su vida sacerdotal quedará ligada por una parte a esta feligresía que abarcaba un radio amplísimo y por otro a los millares de peregrinos que durante la procesión anual pero también durante otras épocas del año y diariamente se acercaban al Santuario a venerar la imagen de nuestra Patrona.<br /><br /> A él se deben la reforma del Camarín llevada adelante entre los años 1931-1932 al cual amplió alcanzando una superficie de 11.30 mts por 10 y al que se accede por dos escaleras de mármol; colocación de los vitrales en 1950 para lograr una mayor iluminación de la capilla de la Virgen y el Colegio parroquial en 1957, por citar solo algunas. En 1954, tuvo la alegría de que el Santuario recibiese el Título de Basílica.<br /> <br /> Fue también un activo protagonista en el progreso social del Barrio promoviendo la ‘Plaza de las Rosas’ hoy lamentablemente desaparecida en lo que era el cementerio católico y el pavimento por Francisco Javier de la Rosa hasta Cullen y fomentando o acompañando a muchas de las instituciones que surgían en aquellas décadas como clubes y vecinales en la amplia jurisdicción.<br /><br /> En el año 1947 la celebración de su 25 aniversario de ordenación sacerdotal tuvo amplia repercusión ya que por entonces su persona y actividad era ampliamente reconocida tal como lo señala ‘El Litoral’ del 21 de octubre:<br /><br />‘Le sorprende sus bodas de plata rodeado de las simpatías a las que supo hacerse merecedor, y que hoy se manifiestan elocuentemente en las numerosas adhesiones recibidas a los diversos actos que en su honor auspicia una comisión de damas y caballeros de la vecina villa’<br /><br /> El 18 de agosto de 1963 entregó su vida al Señor , en 1964 sus los restos fueron sepultados en la Basílica, a los pies de la Vírgen venerada y a posteriori la calle que pasa detrás del Santuario lleva su nombre<br /><br /><br />PBRO. EDGARDO JUAN TRUCCO<br /><br /><br /> Edgardo Juan Trucco había nacido en la localidad de San Justo el 31 de mayo de 1932 siendo sus padres Juan y Tomasa Leiva, quienes el 4 de setiembre de ese mismo año lo introdujeron a través del bautismo en la vida de la Iglesia.<br /><br /> Habiendo realizado su quinto grado en el Colegio Urbano de Iriondo del Niño Jesús, ingresó en 1947 al Seminario Metropolitano donde realizó sus estudios de latín, filosofía y teología. <br /><br /> En 1956 recibirá el Ostiariado y el Lectorado y un año después el Subdiaconado y el Diaconado. El 21 de diciembre de 1957 fue ordenado presbítero.<br /> <br /> De inmediato fue enviado a la Basílica donde se fogueó pastoralmente bajo la guía de uno de los Párrocos eminentes de entonces, el padre Miguel Genesio a quién sucederá en su cargo el 30 de agosto de 1963.<br /><br /> Como Párroco le tocará llevar adelante en el Santuario las reformas que impulsaba el Concilio Vaticano II e integrará la pastoral del mismo en la llamada ‘Pastoral Popular’ que impulsaban precisamente los equipos sacerdotales que trabajaban en estos ámbitos y que implicaba frente a la ‘ola secularista’, la revalorización de la fe del pueblo.<br /><br /> Paralelamente trató de participar siempre de las inquietudes de la vecindad de Guadalupe integrándose a diversas actividades que realizaban creyentes y no creyentes (Asamblea Barrial y Guadalupe Estratégico), lo que también realizó a nivel de ciudad por lo cual recibió diversos reconocimientos de instituciones laicas como por ejemplo la Universidad Nacional del Litoral, que poco antes de su muerte lo había designado miembro del Consejo Consultivo Social.<br /><br /> En el ámbito eclesiástico local a partir del año 1971 se desempeñó como Representante legal del Instituto ‘Nuestra Señora de Guadalupe’ sito en Padre Genesio y Patricio Cullen, en 1975 fue designado Presidente del Colegio de Párrocos, en 1977 integró la Vicaría Episcopal para la Educación, en 1985 profesor de la Escuela de Sagrados Ministerios y en diversas ocasiones integró el Consejo presbiteral.<br /> <br /> A la muerte de Mons. Vicente Zazpe en 1984 fue elegido Administrador Arquidiocesano.<br /><br /> De sus actividades arquidiocesanas debemos resaltar –además del Santuario- la llevada adelante a partir de 1983 como Asesor del servicio sacerdotal de urgencia que se prolongó hasta poco antes de su muerte, ya que el 10 de mayo de 2002 presentaba su renuncia.<br /><br /> Tuvo también una activa participación a nivel de la organización zonal en el ‘Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo’ en la denominada región litoral sur.<br /><br /> En lo tocante a la Pastoral de Santuarios fue uno de sus grandes animadores tanto a nivel nacional como regional al punto que entre 1992-1994 presidirá junto con el equipo argentino la ‘Coordinadora de Confederaciones de Santuarios’ y en 1995 participa en Roma de la Reunión Mundial de Santuarios.<br /><br /> También hay que resaltar su tarea de difusión a través de diarios y revistas, tanto de circulación masiva como especializadas y la publicación de algunos opúsculos al servicio de la Liturgia y la devoción popular. Asimismo le cupo la tarea de restaurar la vieja revista ‘Guadalupe’, la cual se edita anualmente y con un formato totalmente renovado.<br /><br /> Cuando se disponía a iniciar sus actividades del día Domingo 16 de junio de 2002, el Señor quiso llamar a su Casa a este servidor suyo que desde el año 1958 en que fue nombrado Vicario Cooperador, desarrollaba su labor pastoral en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.<br /><br /> Sepultado como era su deseo en la entrada a la Basílica al cumplirse el primer aniversario de su fallecimiento, la plaza aledaña conocida como del Folklore por disposición de la ordenanza 10883 pasó a llevar su nombre y lo mismo aconteció con el Centro de salud por él promovido.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-5771315328163426562008-10-07T18:17:00.000-07:002008-10-07T18:18:41.730-07:00María Antonia Godoy y Del BarcoPbro. Edgar Stoffel<br /><br />Una calle con su nombre atraviesa el corazón de la Villa Guadalupe desde 1931.<br />En 1765, el sanjuanino Martín de Godoy contrajo matrimonio con María Rosa de la Rosa. Por ella, se entroncaría con la heredad de los Setúbal quienes ya desde fines del siglo XVII se asentaban en la zona de la actual Guadalupe.<br />Del matrimonio nacerían José María, Mario Gregorio y Buenaventura o José Buenaventura, el padre de María Antonia. Sobre Mario Gregorio no hay mayores datos y a José María se lo encontró en documentos sobre la realización de algunas transacciones de tierras en 1858 a favor de Tiburcio Aldao y beneficiándose de la venta del terreno destinado a cementerio en 1862. En 1875, aparece entre los vecinos de Guadalupe señalados en el Informe de Tomás Furno. Estaba casado con María Luisa del Barco, quien fue la donante de las palmeras en el año 1825 y durante 50 años fue custodio de la imagen de Guadalupe hasta su muerte en 1886.<br />Buenaventura Godoy, nacido en 1801, se casó en 1825 con Buenaventura Barco y Maydana, hija de Miguel y Simona Maydana ya nacida en 1804. En el censo provincial de 1887 todavía vivía, manifestando en aquella ocasión tener 87 años de edad, ser propietario, nacido en Santa Fe, profesar la fe católica, no saber leer ni escribir y ser jefe de la familia que entonces componían Ventura Barco (su esposa) y sus hijas Benita y Antonia Godoy. Ciertamente, la familia era más numerosa, ya que su esposa había declarado tener 12 hijos.<br />De Buenaventura se dice que traficaba con los indios a quienes a cambio de cueros de nutria y carpincho y plumas de ñandú les entregaba caña y otros elementos de uso corriente. Al testar, declarará que la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe estaba asentada sobre tierras de su propiedad, las que había acreditado judicialmente como tales en 1869, ya que la documentación pertinente había sido extraviada.<br />A su muerte en 1888, su esposa y su hija María Antonia se convierten en guardianas del santuario. Acerca de Ventura Barco, Vicente Fidel López nos deja una pobre imagen cuando señala: "Guardaba el santuario una pobre mujer, sin más tarea que mantener encendida la vela que alumbraba una diminuta imagen metida al fondo de un nicho, que parecía un árbol de navidad por la cantidad de reliquias y talismanes, y otras cosas colgadas en derredor. Otro encargo de la guardiana era recoger el sebo que corría de la vela, pues era creencia que no hay mejor untura para males del cuerpo, incluso para el coto. Ella misma tenía uno enorme; y estaba convencida de que iba sanándole".<br />Al testar en 1893, dona a la curia eclesiástica (entonces del Paraná) la parte del terreno en que se encontraba asentada la capilla, en el deseo de que tras su muerte y la de su hija se hiciese cargo el Pbro. Severo Echagüe. Tal donación será aceptada recién el 18 de septiembre de 1900 por la curia santafesina y a partir de ese momento y por poco tiempo se establece una especie de condominio con María Antonia. Así llegamos a María Antonia Godoy y del Barco, la última representante de la familia en la custodia del santuario a partir de la muerte de su madre acaecida en 1894.<br />Ella misma llega a escribir en marzo de 1900 que "ha construido el edificio que existe al lado del templo en el deseo de dedicar el resto de mi vida a la adoración de la Ssma. Virgen de Guadalupe y de habitar en la vivienda en que hace más de un siglo se han venido sucediendo mis mayores".<br />El edificio de marras permaneció en pie hasta 1915 en que fue derrumbado, sirviendo hasta ese momento como casa parroquial. Con la llegada de Mons. Boneo como obispo de Santa Fe y su deseo de ordenar la vida diocesana, toma una serie de medidas, entre las que se encuentra la de sujetar el santuario a su jurisdicción episcopal, lo cual motivará el rechazo de María Antonia primero en la prensa y luego ante nuncio apostólico.<br />Oportunamente, había comunicado al obispo que aceptaba la superioridad y jurisdicción del diocesano a quien le entregaría con gusto todos los ornamentos imágenes y demás objetos de culto que existían en la capilla pero que no le entregaría la imagen que ella llamaba "la chinita" y que consideraba le pertenecía y de la cual no pensaba desprenderse jamás. Tal decisión la cumple el 15 de marzo de 1900 ante el Pbro. Natalio Bértolo y durante algunos meses esta mujer "diminuta, jovial y serena" guardó la imagen en su habitación para luego llevarla al Convento de los PP Dominicos, lo cual será rechazado por el obispo, por Auto del 22 de enero de 1901, originándose un conflicto en el cual se involucraría al mismo Nuncio Apostólico.<br />Previamente, con fecha 8 de enero de ese mismo año, María Antonia Godoy vendía la mitad de la manzana Nro 39 a Mons. Boneo, quien a su vez donaba dicho terreno hasta entonces litigioso a favor de la Diócesis de Santa Fe y para desarrollar el culto guadalupano.<br />Aquel conflicto generó una divisoria de aguas en la sociedad entre los que consideraban que el obispo abusaba de su poder frente a una persona mayor y sin demasiada instrucción, y por otra los que entendían que la defensa que hacía María Antonia tenía que ver con algún interés de tipo económico, ya que ella administraba las ofrendas que se le hacían a la Virgen. Lo cierto es que nadie puede dudar del amor a la Virgen que ambos profesaban.<br />En 1911, Mons. Boneo ratifica el Decreto de Mons. Gelabert y Crespo por el cual los restos de María Antonia Godoy y sus familiares deben ser sepultados en el santuario y ella, al testar en ese mismo año, deja 500 pesos para que se celebre anualmente una misa cantada a San Antonio en el Santuario y mil pesos al obispado para que el día de la fiesta de la Virgen, después de la misa principal se celebre una en su memoria.<br />El 31 de julio, entrega su alma conservando la frescura mental de una adolescente, a pesar de su vejez, como relata "Nueva Época" y al día siguiente era sepultada en el panteón de las Hermanas Terciarias Franciscanas con quienes había compartido los últimos años de su vida, previa Misa a los pies de su "chinita".<br />Muchos de los datos que conocemos sobre Guadalupe se lo debemos a su testimonio, aunque los mismos a veces son confusos o contradictorios o quienes los recogieron no siempre lo hicieron con fidelidad. Sus restos sepultados en el Cementerio Municipal esperan todavía su traslado al santuario.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-51031774398023104272008-10-03T12:01:00.000-07:002008-10-03T12:02:19.080-07:00UN PORTERO, SIERVO DE DIOS. JOSE MARCOS FIGUEROA sjP.Alejandro GAUFFIN SJ<br />Pbro. Edgar G. Stoffel<br /><br /><br />A lo largo de la obra sobre la Compañía de Jesús en Santa Fe publicada semanalmente en forma de fascículos por el diario ‘EL LITORAL’ no hemos podido sino admirarnos de la ingente tarea llevada adelante en nuestra tierra por parte de los hijos de San Ignacio de Loyola y que abarca los más diversos aspectos y quehaceres: desde la piedad hasta la explotación ganadera y desde la enseñanza cualificada de sus aulas hasta las reducciones de mocovíes y abipones.<br />Una empresa de envergadura, animada no por la búsqueda de gloria humana, sino por el deseo de santidad que ha animado a sus miembros a lo largo de estos cuatro siglos.<br />Es en éste marco en el cual debemos situar al Hno. Figueroa, quien sin ser autor ni mentor de fastos memorables, compartió con tantos otros compañeros destacados la búsqueda de la santidad, ya que ésta es la vocación de cada cristiano.<br />Al respecto nos recuerda el Concilio Vaticano II, que “todos los fieles cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre” (Lumen Gentium II).<br /><br />Sus orígenes<br />Al realizar su ego al ingresar al noviciado de la Compañía en Córdoba, se presentaba como un “ ... labrador”, es decir un hombre acostumbrado al trabajo monótono y paciente que acompaña el crecimiento y desarrollo de la planta, hasta que ésta fructificada sirve a otros.<br />Había nacido en Tinajo, un pequeño poblado de la difícil geografía de la isla de Lanzarote, en Canarias, el 7 de octubre de 1865, siendo sus padres Nicolás y Rafaela Umpierrez.<br />Como tantos otros canarios pertenecientes a los estratos más humildes y empobrecidos de aquella sociedad, toda su familia (otra nota característica de ésa inmigración) partió hacia el Uruguay algunos años más tarde, ya que éste país junto con Cuba, fueron los más atractivos, al punto que constituían el 65% de los españoles y el 17% de los extranjeros.<br />Ya asentados en Santa Lucía en el Dpto. de Canelones, compartió con sus padres las labores agrícolas- como acontecía con la mayoría de sus coterráneos- hasta la edad de 20 años, tiempo en que la familia subsistía con cierta dignidad pero no lo suficiente ya que apenas pudo asistir cuatro meses a la escuela.<br />Su vida de piedad es simple y sencilla como su existencia cotidiana: rezo del Rosario y repetición de las verdades de la fe aprendidas en le catecismo y transmitidas a sus hermanos menores.<br />Ingreso a la Compañía de Jesús<br />Sin embargo esto no parecía conformar al joven José Figueroa, ya que su corazón aspiraba a algo superior y allí cuando “deseoso de mejor vida” no en el sentido corriente y materialista que se le da al término, decidió su ingreso a la Compañía de Jesús, no para alejarse de una vida dura y sin perspectivas que le ofrecía el campo uruguayo, sino para llevar una vida tan exigente como aquella desde una perspectiva más profunda.<br />Ingresado al noviciado de la Compañía en Córdoba el 12 de agosto de 1886, tras unos meses de aspirantado en Montevideo, realizó su profesión religiosa el 15 de agosto de 1888 en el Colegio de Santa Fe al cual había sido enviado algunos meses antes.<br />Durante este período en el cual no se destaca sobre los demás y sólo se registran las aptitudes fundamentales para alguien que quiere llevar adelante una vida de consagración plena, será afectado por la viruela, ocasión en que fue cuidad con solicitud amorosa por el hermano Rojas.<br />José Figueroa se sobrepondrá a la viruela, pero ésta se llevará al citado hermanos enfermero quién morirá agradeciendo al Señor su predestinación al Cielo, experiencia ésta que al parecer marcará profundamente al recuperado enfermo.<br /><br />El portero de la Inmaculada<br />En una nota publicada por El Litoral del 14 de agosto de 1936, el Hno. José Figueroa recordaba al cronista: “Llegué a Santa Fe en 1888, siendo rector del Colegio el Padre Bustamante ... “ con lo cual comenzó su tarea silenciosa que perduraría a lo largo de 53 años, primero como ayudante y a partir de 1892 como portero del Colegio de la Inmaculada, por cuyas puertas ingresaban muchos de los futuros dirigentes de la sociedad santafesina, los hijos de los colonos de las feraz “pampa gringa” y los clérigos de la iglesia paranaense y luego santafesina hasta 1906 y hasta donde llegaban innumerables pobres solicitando una limosna y no pocos sacerdotes a comprar los libros que el hermano vendió hasta la mañana de su muerte.<br />Toda su vida consagrada podría resumirse en la expresión “cumplir con el deber de estado” iluminado por la máxima “en todo amar y servir”, que el hermano llevó hasta extremos heroicos.<br />En el fondo, el hermano Figueroa seguía siendo aquel mozalbete campesino, con la mirada elevada hacia Dios de quien le venía todo bien y hacia aquellos a quienes debía servir desde su humilde puesto de trabajo para que alcanzaran la meta propuesta.<br />En la portería recibía el llamado de tres teléfonos, atendiendo cada uno con solicitud, pasando mensajes, dando la hora exacta o los horarios de las misas en el tiempo en que la ciudad no contaba con relojes públicos, contestando infinidad de preguntas aún sobre las previsiones del tiempo emanadas del observatorio meteorológico que funcionaba en el colegio. Recibía a todas las personas que llegaban a la portería por diversos motivos y en cualquier momento del día, hasta en altas horas de la noche.<br />Respondía a los que golpeaban su ventana, en horas de reposo, pidiendo la extremaunción para algún familiar enfermo. Atendía los requerimientos de los alumnos y de todos con solicitud incansable.<br />Atendía además la librería que funcionaba en al portería del Colegio, se encargaba de la lavandería de la ropa de los pupilos. Se ocupaba de hacer sonar la campana en los horarios de la comunidad. A las nueve de la noche prendía las luces de la torre de la Inmaculada para señalarle la hora exacta a la vecina ciudad de Paraná.<br />Una piedad sencilla y acendrada<br />Si simple y trabajoso fue su quehacer cotidiano, no menos lo fue la oración en la que sostenía aquella existencia, razón por la cual a pesar de las diversas tareas que hemos reseñado siempre se hacía el tiempo para la misma.<br />Así era natural verlos transitar de un lado al otro del Colegio discurriendo las cuentas del Rosario entre sus dedos, concentrado a la vez en los misterios que meditaba y solícitos para las necesidades de quienes lo requerían.<br />Junto a esto, la oración solitaria en su cuarto ante el alta que había elevado en el mismo, centrado en Cristo crucificado, a quien acompañaban María Santísima con el Niño Jesús y el casto José, esposo de la Virgen y un texto sencillo, como sencillas eran las imágenes veneradas a través de las cuales entraba en intimidad con su Creador y gran capitán.<br />A esto debemos sumarle la mortificación de su cuerpo, espíritu que lo acompañó hasta su misma muerte, que no fue en el lecho de enfermo sino tendido al pie de su cama.<br /><br />Su proverbial humildad<br />Como relatan los testigos de su muerte, pasó casi desapercibida, sin molestar a nadie como había sido su vida, al punto que no se ha dudado en llamarlo el santo de lo invisible. <br />Ésta característica del hermano Figueroa fue captada por el cronista del El Litoral que hemos citado más arriba al recordar su arribo a Santa Fe y que creemos es un testimonio valioso:<br />En ésa ocasión, tras recordar las circunstancias de su llegada a Santa Fe en 1888 el hermano guardó silencio, agregando la nota:<br />“Después el hermano Figueroa hace una pausa, ¡una pausa de cincuenta años! ¡una pausa que encierra una vida! ¡Una pausa que no cabe en un volumen de historia! Esa pausa nos obliga a enmudecer. Ni el más hondo afán del reportaje podría vencer la obstinada resistencia de un modesto hermano de la Compañía de Jesús que no quiere recordar, que no quiere decir. Y entonces, sólo entonces, comprendemos uno de los aspectos, tal vez el mínimo, del servicio de Dios: la reducción espiritual a la modestia, a la sublime modestia”.<br />No por conocido debemos dejar de resaltar aquel episodio con motivo de la recordación de sus cincuenta años de vida religiosa, en la cual siendo el centro de los homenajes trató de pasar desapercibido y habiendo recibido un pergamino recordatorio donde se exaltaban su servicio, tachó su nombre y dejó solo el de los firmantes.<br /><br />Su paso al Padre<br />Iniciado el año 1942, el hermano Figueroa experimentó un fuerte quebranto de su salud, el segundo después de aquella viruela de los primeros años que lo dejó prácticamente sin fuerzas.<br />Destrozado su corazón continuó sin embargo prestando servicios a la comunidad e incluso llegó a restablecerse tras una neumonía que lo puso al borde de la muerte al punto que con mucha devoción y consuelo para su alma recibió los últimos sacramentos.<br />Así llegó al día de su muerte en la que fue precedido por su amigo, el hermano Bajetto y la agonía del padre Barrera, por lo cual la suya como ya señalábamos, pasó desapercibida.<br /><br />Una vida santa <br />Tanto quienes estamos ligados al Colegio de la Inmaculada o a la Compañía de Jesús como quienes provenimos de otra historia eclesial hemos recibido un único testimonio acerca del hermano Figueroa: “ era una santo “.<br />Tal aseveración está preñada de admiración por una vida que no se ha destacado por las cosas hechas sino porque se ha edificado en el silencio del oficio de portero repetido siempre con la misma calidez humana como si no importase tanto para los demás y siempre tuviera el valor de lo infinito para Dios.<br />Fundamental en este sentido es el testimonio del Padre Cartillejo, quien señalaba: “Es necesario que los alumnos den un buen empujón a al causa de beatificación del Hermano Figueroa, que ejerció tantos años su cátedra en la portería del Colegio de la Inmaculada enseñándonos la lección de sus virtudes a todos los que formábamos la comunidad y a cuantos se acercaban a la Portería, El promotor de la Causa es el P. Carmelo Gangi, que está en Córdoba. Me he enterado que se ha tenido la suerte de registrar el testimonio de una hermana del Hno. Figueroa y que vivía en el Uruguay y que, a poco, falleció. No quisiera morir sin ver terminado el proceso diocesano, que es el de testimonios y comprobación de gracias ... ¡Fue un santo!. Todos los exalumnos lo dicen a una sola voz. Como rector, lo traté doce años de cerca; ¡si estaré convencido de su santidad!.”<br />entregado al Espíritu y fiel al carisma ignaciano hizo su Pascua y la testimonió diariamente al cumplir con heroísmo el deber de estado , seguro camino de santificación”.<br />Sin dudas, que el portero de la Inmaculada es un modelo vivo para un tiempo nuestro de muchas palabras, falta de cumplimiento de las obligaciones y dispersión espiritual, hablándonos con su silencio, el cumplimiento de un trabajo rutinario y su abandono en Dios.<br /><br />Hitos de la Causa de Beatificación<br />Las gracias y favores que Dios concedió por el Hno. Figueroa, hace que en septiembre de 1950 se introduzca la causa de beatificación.<br />El 27 de septiembre de 1951, el Excmo. Sr. Arzobispo de Santa Fe, Monseñor Dr. Nicolás Fasolino nombra el tribunal delegado que ha de entender en la causa.<br />El día 8 de noviembre de 1952, ante incontable muchedumbre, fue trasladado el cadáver hasta la Iglesia de los Milagros.<br />Ese mismo día, al descubrirse el ataúd para reconocer el cadáver delante del tribunal eclesiástico, se encontró en perfecto estado, sano e incorrupto después de diez años de su fallecimiento.<br />El 9 de junio de 1992 el Postulador General de al Compañía de Jesús, nombra como Vice-Postulador de la causa de Canonización del Hermano José M. Figueroa al P. Alejandro Gauffin sj , para que continúe los trabajos necesarios para la marcha de éste proceso, contando con el total apoyo del Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, Monseñor Edgardo Gabriel Storni.<br />El 19 de noviembre de 1992 se recordaron los 50 años del fallecimiento Hno. Figueroa para dar gracias a Dios por todos los beneficios que ha concedido por su intercesión.<br />El 19 de noviembre de 1994 se celebró una misa de acción de gracias por el cierre del proceso diocesano con gran afluencia de fieles.<br />El 9 de mayo de 1995 se celebró la sesión pública de Clausura del Proceso y se enviaron a Roma las Acta del Proceso. A tal efecto fue nombrado portador de las mismas el R. P. Alejandro Gauffin sj quien las entregó en la Congregación de los Santos.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-84895570601942307942008-10-03T11:57:00.000-07:002008-10-03T11:59:04.080-07:00INMIGRACION, OCUPACION DEL TERRITORIO Y CATOLICISMO EN EL ACTUAL DEPARTAMENTO LAS COLONIAS . 1856 - 1900 (Versión de divulgación)Pbro. Edgar Gabriel Stoffel<br />estoffel@ucsf.edu.ar<br /><br /><br /><br /><br />1) INTRODUCCIÓN<br /><br />El proceso inmigratorio y la consecuente ocupación del territorio que se abre a partir de la fundación de la colonia ‘Esperanza’ en el año 1856 dió origen a una serie de estudios, en los cuales la religiosidad y las estructuras que ésta genera no han sido suficientemente tenidas en cuenta.<br /><br />Consideramos que así como es importante que de un territorio prácticamente despoblado en 1858 ya que solo se registran 41.261 hbs se pasara a 220.332 hbs en 1887 y en 1895 a 339.500; que de una decena de centros poblados al comienzo del proceso a finales del siglo XIX se contase con mas de dos centenas y medias (ciudades, pueblos, colonias, establecimientos agrícolas) o que de 4 Departamentos en que se dividía originariamente el territorio santafesino se pasase a 17 en 1890, no es menos importante que de unos poquísimos templos y capillas se superase el centenar y de cinco Parroquias nos encontremos con 42 al final de esta etapa y esto sin contar lo que se refiere a otras confesiones religiosas.<br /><br />No es intención de esta ponencia analizar las razones que llevan a soslayar el aspecto religioso en la problemática inmigratoria –aunque es justo reconocer que en los últimos tiempos se le ha prestado una mayor atención- ya que aún al margen de ella, no podría negarse el papel que cumplió la Iglesia Católica en lo que respecta al arraigo de los colonos y la estabilización de las villas por ellos fundadas .<br /><br />2) INMIGRACIÓN Y OCUPACIÓN DEL TERRITORIO<br /><br />La dirigencia política que toma en sus manos los destinos del país después de Caseros tenía entre sus objetivos la ocupación de los extensos espacios vacíos de nuestra llanura y dedicarlos a la explotación agrícola, previa colonización del territorio con inmigrantes de origen europeo.<br /><br />En el ámbito santafesino, la clase política, encabezada por Domingo Crespo participaba de aquellos deseos de progreso y en este sentido, el nuevo gobernador ‘... produjo un gobierno altamente progresista que inicia la transición de la provincia criolla a la provincia moderna’ .<br /><br />Una expresión de esta política fue el Contrato de Colonización firmado con A. Castellanos el 15 de junio de 1853, en el cual el gobierno de la Provincia se obligaba a brindar a cada una de las mil familias que en grupos de 200 llegarían a Santa Fe, un terreno de 20 cuadras cuadradas a cuya propiedad accederían luego de cinco años de ocupación real y cumplidas las condiciones fijadas, mas un rancho, alimentos, enseres y ganados varios .<br /><br />En los primeros meses de 1856, cuando Crespo ya había sido reemplazado por José María Cullen, llegan las primeras 200 familias que Castellanos había reclutado en Suiza, Francia y Alemania las cuales son instaladas en las cercanías del cantón ‘Iriondo’, al oeste del Salado.<br /><br />De esta manera comenzaba el asentamiento de extranjeros en el territorio que luego devendría Departamento Las Colonias y que en ese momento estaba bajo la jurisdicción de La Capital y en el cual ya había núcleos de población criolla o mestiza .<br /><br />Las concesiones se distribuirán de acuerdo al idioma de los colonos, tocándole a los franceses la mitad oriental de la colonia y a los alemanes la parte oeste, y a la vez, agrupando a católicos por una parte y a protestantes por la otra .<br /><br />Los primeros años de esta colonia fueron difíciles ya que muchos de los inmigrantes no eran labriegos y debieron acostumbrarse a este tipo de trabajo y afrontar una geografía distinta a la de sus lugares de origen y la amenaza de merodeadores y montaraces.<br /><br />A pesar de estos y otros problemas, la población de la colonia crece rápidamente y ya para 1858 se censan 1236 habitantes, todos extranjeros .<br /><br />Hacia 1861 –según De Moussy- la colonia contaba con 1800 almas que se distribuían cuatro leguas cuadradas y el futuro parecía alentador ya que se experimentaba cierta prosperidad, continuaba la llegada de inmigrantes, aumentaba el precio de las concesiones y el indio se había sido alejado .<br /><br />En ese ínterin (1858) se habían fundado dos nuevas colonias: San Jerónimo Norte y San Carlos, las cuales junto con la anterior ‘... fueron las pioneras, las que mediante la perseverancia en el duro esfuerzo cotidiano, abrieron las primeras brechas en un frente de difícil penetración, tan amplio como el horizonte mismo’ .<br /><br />Por casi una década estas serán las únicas colonias de la región ya que el proceso de ocupación de la zona se detiene dado que nadie quiere arriesgar, hasta que una década después y tal vez por la supervivencia de estas tres comunidades, comienza una nueva etapa de fundaciones en las que los inmigrantes de origen suizo, alemán y saboyano comenzarán a ser superados por los de origen italiano.<br /><br />Así en los últimos años de la década del ’70 se fundan Humboltd chico (1867-68), Las Tunas (1868), Unión (1868), Cavour, Humboltd, Santa María y Grütly (1869) en las que se nota aún una fuerte presencia de suizos y alemanes, aunque la excepción es Cavour donde predomina el elemento italiano.<br /><br />En la década siguiente surgen una decena de colonias que se sitúan hacia el norte y el este y el oeste de las pioneras en las cuales es dable observar el incremento de inmigrantes italianos, tal el caso de San Agustín fundada en 1870 donde la mayoría de sus pobladores son de ese origen o de Franca surgida en el mismo año en que sobre 162 hbs. , 105 son italianos, 35 suizos y 22 franceses .<br /><br />Las restantes colonias de esta etapa son Pujado (1872), Matilde (1874), Pilar, Nueva, Pujol y Nuevo Orino (1875), San José y Rivadavia (1876) y Delicia (1877).<br /><br />Tal incremento de colonias tanto en el ámbito del entonces Departamento La Capital como en el de los otros antiguos Departamentos obligó al Gobierno provincial a que en 1883 estos se elevaran a nueve, entre los que se encontraba el de Las Colonias que abarcaba una jurisdicción extensa en la que los centros de colonización surgían por doquier y años tras años.<br /><br />De hecho, al momento de crearse el Departamento citado ya se habían fundado las colonias Progreso (1881), Sarmiento y Providencia (1882) y María Luisa (1883) y en los años posteriores surgirían otras mas como Soutomayor (1884-85), Santa Clara de Buena Vista (1884-86), Hiparía (1886), Arrechea y Jacinto Araos (1887) y SA Pereyra y Elisa (1888) ocupando zonas mas alejadas del área de influencia de las colonias primigenias o espacios que iban quedando entre algunas de mayor antigüedad.<br /><br />En 1890 la estructura departamental de la Provincia debe ser nuevamente reformada para lo cual se crean nueve mas y en el caso de Las Colonias se recorta su jurisdicción, la cual terminará de ser ocupada con la fundación de Santo Domingo (1891) e Ituzaingo, La Pelada y San Mariano en 1892.<br /><br />Demás está decir que para entonces, aún cuando en comparación con otras zonas como Castellanos o San Martín el número de suizos y alemanes todavía seguía siendo importante, los italianos habían tomado definitivamente la delantera en el aspecto poblacional.<br /><br />La mayoría de ellos se abocaron al trabajo agrícola a través de la llamada ‘colonización espontánea’ la que le permitió acceder mayoritariamente a la propiedad de la tierra por lo cual un buen porcentaje de la población del Departamento hasta comienzos del siglo XX podía ser calificada como rural, en tanto se posicionaban como centros urbanos de importancia Esperanza, San Carlos, San Jerónimo y Pilar .<br /><br />Para 1887 la población había aumentado a algo mas de 24000 Hbs y en 1895 se aproximaba a los 35000 Hbs de los cuales 10514 se asentaban en el área urbana y el resto en las zonas rurales .<br /><br />Hacia 1900 –fecha tope de este trabajo- la población del Departamento se calculaba en 40000 Hbs, conservando su lugar central Esperanza como cabecera con unos 8000 Hbs y algunas industrias que respondían a las necesidades de la zona y le siguen en orden de importancia San Carlos con sus tres centros de población que albergan unos 5000 Hbs y Pilar con 2300 Hbs y el ferrocarril que la une a Córdoba y Rafaela.<br /><br />Humboltd y San Géronimo Norte se aproximan a los 1500 Hbs y los restos de las colonias y campos colonizados no superan los 600 .<br /><br />3) LAS ESTRUCTURAS ECLESIÁSTICAS<br /><br />Al comenzar el proceso colonizador, la provincia de Santa Fe pertenecía eclesiásticamente al Obispado de Buenos Aires, circunscripción que se encontraba en una estado calamitoso a lo que había que sumarle las largas distancias que separaban a la sede episcopal de los curatos asentados en nuestro territorio y a estos entre sí y el hecho de que desde 1803 ningún Obispo había realizado una Visita Pastoral en regla.<br /><br />En 1858, Mons. Marino Marini –delegado apostólico ante el gobierno de la Confederación- expide un decreto por el cual se constituye el Vicariato Apostólico Paranaense (integrado por Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe) sobre cuya base se erigirá al año siguiente el Obispado del Litoral.<br /><br />Hasta 1858 solo existían en la provincia tres parroquias –Santa Fe, Rosario y Coronda- y una Vice Parroquia –San José del Rincón- y en ese año se le agregan las de San Lorenzo y Puerto Piedras (actual Villa Constitución).<br /><br />A estas había que agregarle la existencia de algunas reducciones indígenas, las cuales tras un período de decadencia –expulsión jesuitas y crisis independentista- habían comenzado a restaurarse, al mismo tiempo que se creaban otras nuevas.<br /><br />Finalmente, no pude dejarse de hacer referencia al Convento de San Carlos en San Lorenzo, cuyos frailes recorrían parajes y estancias de nuestro territorio supliendo a los curas que eran escasos o administrando los sacramentos para lo que estaban autorizados.<br /><br />Esta estructura pastoral que se recostaba fundamentalmente sobre la zona ribereña y que contaba con escasos ministros se manifestará muy pronto como obsoleta e incapaz para responder a los desafíos que le planteaba el fenómeno inmigratorio, lo cual demandó a la Iglesia un esfuerzo enorme que le permitió arribar al siglo XX renovada y pujante.<br /><br />Hay que señalar que la principal afectada por el fenómeno inmigratorio era la Iglesia católica ya que las comunidades separadas carecían de historia en la región y estaban demasiado ligadas a la nacionalidad de origen, además de ser menos numerosa la nueva población que profesaba que adhería a estas confesiones.<br /><br />El crecimiento poblacional presentaba al catolicismo los siguientes desafíos:<br /><br />a) la presencia de una masa inmigrante que mayoritariamente adhería a esta confesión, requería de templos para sus prácticas cultuales –especialmente la dominical- y sacerdotes que los atendiesen y entendiesen.<br />b) La existencia de otras confesiones, implicó la búsqueda de nuevas formas de relación.<br />c) La llegada de elementos anticlericales o irreligiosos entre los inmigrantes que se establecían por lo general en los centros urbanos, introducía una cuestión hasta entonces desconocida.<br />d) El hecho de que los inmigrantes accedieran a la tierra, se establecieran en la misma y formaran familias, implica la necesidad de renovar las estructuras pastorales.<br /><br /><br />4) ATENCIÓN PASTORAL DE LOS INMIGRANTES<br /><br />La falta de lugares de culto y de ministros idóneos será una de las grandes carencias que experimentarán los inmigrantes que se asienten en nuestra zona, lo cual se sintió mas vivamente en Esperanza por ser la primera colonización, la presencia de colonos de otras confesiones cristianas y la dificultad idiomática.<br /><br />Según una tradición recogida por el padre Grenón sj, Juan Grenón en su segundo viaje de 1856 habría venido acompañado desde París por un sacerdote mas un baúl con ornamentos y utensillos para el culto, aunque el citado clérigo habría preferido quedarse en Santa Fe en lugar de continuar camino hacia Esperanza . <br /><br />La atención pastoral en los primeros tiempos fue mas que precaria y seguramente provino de Santa Fe, aunque la única información del año 1857 que es brindada por Sommer Geis es mas bien crítica ya que señala que desde este Curato no quiso venir nadie a celebrar la Misa para no perder las que tenía en la ciudad capital .<br /><br />A partir de ese año los padres franciscanos que atendían la reducción de San Jerónimo del Sauce se acercarán a la colonia naciente y en los años posteriores harán lo mismo con San Carlos y San Jerónimo Norte.<br /><br />A partir de 1858 la colonia contará con un capellán, el abate J. A. Webber quién será luego sucedido por el Pbro. Mauricio Aymé a partir de 1860 en tanto él parte a San Carlos, lo que implica una mayor preocupación de la autoridad eclesiástica y también de la civil por la situación religiosa de los vecinos. <br /><br />En estos primeros años tanto Esperanza como San Carlos estarán bajo la jurisdicción parroquial de Coronda, tal como se desprende de la nota que el Pbro Miguel Vidal dirige al Párroco de la misma donde le señala que tanto los colonos de San Carlos como los de Esperanza ‘... por razón de su establecimiento en el Dpto. Coronda pertenecen a la feligresía de ese Curato’ .<br /><br />Seis meses después –con fecha 15 de noviembre de 1860- el Pbro. Claudio Seguí escribe al Párroco de marras:<br /><br />‘... el Sr. Obispo dispone que los atienda V. de la manera que le sea posible a los católicos de esta colonia y que procure como Párroco visitarle y celebrar allí la misa, siquiera cada vez’ . <br /><br />El Obispo que ordena lo anterior –Mons. Segura y Cubas- es el mismo que con fecha 28 de julio de ese año se dirigirá al Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública en una extensa carta en la que le manifestará su preocupación por las colonias Esperanza y San Carlos, cuya situación ha llamado sus ‘... singulares cuidados de Pastor de toda la Diócesis, por sus especialísimas necesidades religiosas que lo son también civiles, y un incontestable argumento de altar providencia con que es preciso tratar el elemento inmigración, si es que ha de ser el principio regenerador de nuestros pueblos’, para agregar mas adelante que ‘si estas colonias quedasen abandonadas a sus propios esfuerzos, y a la vida del pueblo sin ningún elemento de unidad y progreso, ¿cuál sería el resultado?. Sin necesidad de alta comprensión ya puede preverse que la inmigración adquirida a tanto precio daría por todo fruto a las familias inmigrantes peor malestar que el de la pobreza que sufrían en sus países y a nuestros Pueblos ni cultura, ni industria, ni civilización porque todo eso germina en el seno del orden y haciendo posible el desarrollo de las facultades humanas’ <br /><br />Tras la primera experiencia de atención pastoral a través de sacerdotes diocesanos, la asistencia espiritual pasará a manos de los padres franciscanos que atenderán Esperanza, San Carlos, San Jerónimo Norte y Pilar en sus orígenes y de los jesuitas que reemplazaran a los hijos de San Francisco en virtud de su conocimiento del alemán en las colonias donde se imponía esta lengua.<br /><br />A medida que avance el proceso de ocupación del territorio, los capellanes de estas colonias fundacionales atenderán a las nuevas comunidades aunque a partir de la década del ’80 se incrementará la presencia de sacerdotes diocesanos de origen italiano.<br /><br />5) Creación y desarrollo de las Capellanías<br /><br />El desarrollo de la población y la estabilización de los pueblos y colonias, y a la par la construcción de iglesias o capillas por parte de los vecinos en dichos asentamientos, fueron generando en los mismos pobladores el deseo de una atención religiosa más particularizada.<br /><br />Este fenómeno que hemos denominado ‘el clamor de los pueblos’ era imposible de corresponder desde los antiguos curatos en que estaba dividida la Provincia de Santa Fe y la dinámica social y económica que vivía la región requería –en vistas al cuidado pastoral- una división de estas viejas jurisdicciones y la consecuente creación de nuevas Parroquias.<br /><br />Mons. José María Gelabert y Crespo preferirá erigir en lugar de Parroquias, capellanias que no son sino iglesias no parroquiales aunque el papel que les asigne a las mismas superará con creces lo que la legislación canónica de aquellos tiempos permitía y si bien es cierto que debían guardarse de hacer la menor cosa contraria a los derechos parroquiales en la práctica funcionaban como si fuesen parroquias dado que los capellanes por lo general se comunicaban directamente con el Obispo obviando al Párroco, llevaban registros propios de los sacramentos administrados y usufructuaban de los beneficios que éstas producían .<br /><br />La explicación de esta opción por parte del Obispo Gelabert y Crespo creemos que está dada por la imposibilidad de su parte de llenar los requisitos impuestos por el Patronato Nacional y la escasez de clero propio o ‘nacional’ que le llevaba aceptar sacerdotes europeos, los cuales muchas veces carecían de la idoneidad suficiente y que gracias a esta figura canónica podían ser removidos fácilmente, procedimiento que no era posible en el caso de los Párrocos.<br /><br />Hasta el año 1880 el proceso de erección de capellanías fue mas bien lento al punto que hasta esa fecha solo se contaba con la de las tres colonias madres y San Agustín, pero a partir de ese momento adquirirá un gran dinamismo tal como podemos observar a continuación:<br />+ 1881: Pilar<br />+ 1885: Providencia<br />+ 1886: Progreso<br />+ 1887: Felicia<br />+ 1888: Franck<br />+ 1890: Sarmiento y Humboltd<br />+ 1891: San Carlos Norte<br />+ 1892: Jacinto Aráuz, Cavour y Santa Clara de Buena Vista<br />+ 1893: Grütly<br />+ 1894: Saa Pereyra<br /><br />Los capellanes de estas colonias, además de atender sus lugares de residencia extendían su acción pastoral a las colonias vecinas tal como sucede con el de Esperanza, a quién en 1878 se le da jurisdicción sobre los vecinos de Humboltd y Pujol y en épocas determinadas sobre los de Emilia y Cayastacito y al año siguiente se le amplia a Grütly, Rivadavia y Larrechea .<br /><br />En el año 1883, al capellán de San Agustín se le encomiendan las colonias San José, Francklin (Franck) y la parte de Las Tunas que no corresponde a San Jerónimo .<br /><br />Un año de muchos cambios en las jurisdicciones de las capellanías es el de 1885 ya que se crea la de Providencia, dándosele como límite al N: la línea divisoria con el territorio nacional del Chaco y nuestra provincia,; al S. una línea recta que partiendo desde el extremo sur de la colonia Progreso llega hasta la frontera con Córdoba quedando comprendidas Grütly, Rivadavia, Felicia, Lehmann y Eguzquiza; al E. el río Salado, comprendiendo Emilia, San Justo y Cayastacito; y al O. la citada frontera cordobesa .<br /><br />Esta erección recorta las jurisdicciones de Esperanza y Pilar, pero por razones que desconocemos esta nueva circunscripción dura muy poco ya que tres meses mas tarde algunas colonias (Rivadavia, Grütly, Emilia, Cayastacito, Sol de Mayo y San Justo) vuelven a la jurisdicción de Esperanza , en tanto a Providencia se le agregan algunas nuevas como María Luisa, Felicia y las colonias del Norte .<br /><br />Antes que concluya el año nos encontramos con nuevos cambios ya que las colonias situadas en la margen este del Salado pasan a pertenecer a Cayastacito, en tanto Lehmann y Felicia quedan bajo el cuidado de Pilar en lugar de Providencia .<br /><br />En 1886 con la creación de la Capellanía de Progreso se colocan bajo su jurisdicción a Sarmiento y Campo Deuer y al año siguiente, se le adjudican a Felicia, Bella Italia, Nuevo Torino y parte de Colonia Nueva .<br /><br />La colonia Pilar, por su parte, estaba rodeada de colonias a su cargo, algunas de las cuales pasarían a nuevas jurisdicciones en meses posteriores: Santa María y parte de Colonia Nueva, Aurelia, Susana, Saguier, Santa Clara, Josefina, Clucellas, Iturraspe, Cello, Angélica, Argentina, Merediz, San Vicente, María Juana, Garibaldi, Eustolia, Gálvez (actual colonia Margarita) casi todas pertenecientes al actual Departamento Castellanos y por si fujera poco y tal vez por error, San Francisco, Luxado y Freyre en la provincia de Córdoba .<br /><br />A partir de diciembre de 1887, Pilar quedará reducida a la colonia de ese nombre, Santa María, Nuevo Torino y Colonia Nueva ya que se erigen las capellanías de San Vicente y Susana .<br /><br />En 1892 al capellán de Jacinto Aráuz se le da jurisdicción sobre las colonias Adolfo Albina, Colonizadora de Córdoba, Elisa y Clara .<br /><br />6) El Obispado de Santa Fe y la creación de Parroquias<br /><br />A comienzos del año 1887, desde el poder civil comienza a vislumbrarse la posibilidad de elevar a Obispado el territorio de la provincia de Santa Fe pero lamentablemente esta decisión que se correspondía con las necesidades espirituales de una buena parte de nuestra población no podría implementarse de inmediato ya que el mismo Gobierno que impulsaba esta política, había con anterioridad cortado las relaciones con la Santa Sede y en sus actos no ocultaba un espíritu que en el fondo buscaba someter a la Iglesia de acuerdo con algunas teorías en boga.<br /><br />Tras una serie de intentos a lo largo de una década el 15 de febrero de 1897, el Papa León XIII expide la Bula ‘In Peri Cátedra’ por la cual se erigen tres nuevas sedes episcopales en nuestro país, ‘... la segunda en la ciudad de Santa Fe.<br /><br />En un primer momento es designado Administrador Apostólico Mons. José María Gelabert y Crespo quién fallece poco después y en su lugar, con fecha 6 de enero de 1898 asume el Pbro. Gregorio Romero .<br /><br />El nuevo Administrador toma una serie de disposiciones destinadas a ordenar la vida pastoral ya que en los últimos años –dada la limitada salud del Obispo Gelabert y Crespo- y el crecimiento de la población se había producido un cierto relajamiento.<br /><br />Con fecha 24 de enero se dirige al clero comunicándole la organización de la Curia Eclesiástica y solicitándole que en el término de quince días respondan a un cuestionario cuyas preguntas apuntan a conocer el estado espiritual y canónico de las diversas poblaciones.<br /><br />De las respuestas obtenidas que permitieron a Romero tener una visión general y casi pormenorizada de la situación de las diversas comunidades esparcidas por la campaña, nos detenemos en sintonía con nuestro trabajo en dos aspectos de las capellanías: límites y jurisdicción parroquial a la que pertenecían.<br /><br />En el caso de Aráuz, el capellán Serafín Barberis señala que su acción ‘... se extiende a las cinco colonias, Aráuz, Albina, Elisa, Soledad y Colonizadora’ en tanto el de Esperanza especifica: ‘los límites de esta Parroquia /sic/ son al E. el Salado, en el S. las colonias Franck, Las Tunas y San Jerónimo, en el N. Progreso, Emilia y Lassaga’ .<br /><br />El Capellán de Pilar –Pbro. Gabriel Gardois- alega que no existe ‘... nada ajustado sobre los límites oficiales de esta Capellanía; pero los límites naturales de su jurisdicción son sobre todo la colonia Pilar, Sud casi toda la colonia Santa María, Norte casi toda la colonia Nuevo Torino, Este mas de la mitad de Aurelia (inclusive su capilla), Oeste la mitad de la colonia Nueva y Pascual Scavelli de Saa Pereyra que los límites de esa Parroquia /sic/ no habían sido fijados por ninguna Curia y sus feligreses lo eran por necesidad .<br /><br />La nota del Capellán de San Agustín nada indica al respecto en tanto la del Capellán de Providencia a la par que ilustra los cambios que con el correr del tiempo había sufrido esa capellanía desde su erección a medida que se abrían al servicio religioso las capillas erigidas en las colonias vecinas, refiere que en ese momento su jurisdicción se extendía a María Luisa, Soutomayor, San Miguel, Ituzaingo y La Pelada y provisoriamente a Progreso y Sarmiento que carecían de Capellán .<br /><br />Si como podemos observar no siempre hay claridad respecto a los límites menos la hay en torno a la situación canónica ya que el Capellán de Saa Pereyra sostiene que ‘jamás dependió de ninguna parroquia y se sigue la práctica del anterior capellán’, el de Pilar que ‘... aunque no lo hayan escrito (...) es como las demás colonias capilla independiente de toda parroquia (...), lo positivo es que no hay constancia de que pertenezca a Parroquia alguna’, el de Aráuz que ‘es capellanía independiente de cualquier curato, el de San Agustín que ‘... antes dependía directamente de la Curia Eccla de Paraná y ahora de la de Santa Fe’, Providencia que es capellanía y nunca se oído decir que perteneciera a alguna Parroquia, Grütly que ‘... es simplemente capellanía y pertenece a la Parroquia de San Miguel en Paraná /sic/’ y San Jerónimo Norte que se considera Parroquia.<br /><br />El 30 de abril asumía como primer Obispo de Santa Fe Mons. Juan Agustín Boneo quién se encontró que a pesar de los esfuerzos realizados por Mons. Romero, persistían las anomalías referentes al status canónico y jurisdiccional de las estructuras pastorales.<br /><br />Ya hemos vistos que algunos sacerdotes consideraban que las iglesias a su cargo eran parroquias, aunque en verdad no existían decretos de erección de tales, por lo cual el nuevo diocesano dispuso –como bien dice el padre Bruno- a ‘... organizar desde los fundamentos la nueva Diócesis’ .<br /><br />Con fecha 3 de diciembre de 1898, ‘... después de maduro examen y deliberación /y/ oído el parecer y consejo de varones eclesiásticos’ procede a dividir el extenso territorio diocesano en 46 Parroquias, la gran mayoría situada en la zona colonizada y sobre la base de las Capellanías .<br /><br />En el Departamento Las Colonias se procede a las siguientes erecciones parroquiales que representan un 10 % del total, se fijan sus límites y se le asignan los pueblos y colonias (algunos de los cuales conservan el rango de Capellanía) tal como se puede apreciar a continuación:<br /><br />A – San Carlos Centro<br />Límites: N.,Sud de las colonias Saa Pereyra, Sauce, Las Tunas, Franck y San José; S, Departamentos San Géronimo y San Martín; E, Departamento La Capital y O, Departamentos Castellanos y San Martín.<br />Jurisdicción sobre Matilde, Santa Clara de Buena Vista y San Agustín (Capellanías), San Carlos Norte y San Carlos Sud.<br /><br />B – Esperanza<br />Límites: N, límite sud de colonias Santo Domingo y Progreso; S, límite norte de Franck y San José; E., río Salado y Departamento La Capital; O., línea del FFCC que va de Humboltd a Soledad desde el ángulo Sudoeste de Progreso hasta el Cululucito y siguiendo ésta hasta el ángulo S. O. de Rivadavia, el extremo este de Humboltd, San Gerónimo y Las Tunas.<br />Jurisdicción sobre Cavour, parte oeste de Grütly, Larrechea, Pujato, Rivadavia y Cululú.<br /><br /><br />C – San Gerónimo Norte<br />Límites: N., límite sur de colonia Rivadavia; S., límite norte de las colonias Las Tunas y Sauce; E., límite oeste de la Parroquia de Esperanza y O., límite del este de la colonia Nueva y su prolongación al Sud hasta el ángulo sudoeste de la colonia Sauce.<br />Jurisdicción sobre Humboltd (Capellanía), Las Tunas, Santa María vieja y Sauce.<br /><br />D – Pilar<br />Límites: N., Cañada Corrales que partiendo en Galisteo termina en línea del FFCC de la Provincia (ramal de Soledad); S., límite norte de la Parroquia de San Carlos Centro; E., límite oeste de las Parroquias de Esperanza y San Gerónimo y al O., Departamento Castellanos.<br />Jurisdicción sobre Felicia (Capellanía), parte de Grütly, La Nueva, Nuevo Torino, Santa María y Saa Pereyra.<br /><br />E – Providencia<br />Límites: N., Departamento San Cristóbal; S., Cañada Corrales y límite norte de la Parroquia de Esperanza; E., río Salado y O., Departamentos Castellanos y San Cristóbal.<br />Jurisdicción sobre Aráuz (Capellanía), A. Alsina, Hipatia, Ituzaingo, La Colonizadora, La Pelada, María Luisa, Progreso, Sarita, Sarmiento, Santo Domingo, San Miguel y Soutomayor.<br /><br />Estas Parroquias, que comenzarían a funcionar como tales a partir del 1ro de enero de 1899, gozaban desde ese momento de todas las prerrogativas de Derecho y a las de la extensa campaña se les anexaban funciones vicariales.<br /><br />También continuarían funcionando algunas Capellanías en colonias de cierta importancia, aunque ahora sí los capellanes se subordinarían realmente a los Párrocos de la jurisdicción en la que encontraban y la Curia ponía como exigencia a los vecinos de esos lugares el sostenimiento del Culto y del sacerdote quién sería nombrado por el Obispo, con lo cual se cortaba con la perniciosa costumbre que había facilitado las circunstancias del poblamiento y ocupación del espacio, en que los capellanes eran directamente contratados por los vecinos y luego el diocesano procedía a su designación.<br /><br />Con fecha 19 de diciembre, Mons. Boneo procede al nombramiento de los sacerdotes que ejercerán la cura de almas en las nuevas Parroquias, correspondiendo a San Jerónimo Norte el padre Juan Voosen svd, a Pilar el Pbro. Gabriel Gardois, a Providencia el Pbro. Santiago Olessio, a San Carlos Centro el Pbro. Francisco Grimaldi y a Esperanza el padre Carlos Degenhardt svd .<br /><br />La elección de los centros de población que serían elevados a Parroquias no dejó conforme a diversos vecindarios que reclamaban para sí este Título que era considerado una verdadera promoción tanto en lo eclesiástico como en lo civil y económico.<br /><br />Una nota de los vecinos de Aráuz al Obispo, ilustra nuestra afirmación:<br /><br />‘A los ojos del vulgo un capellán aunque tenga aptitudes y méritos iguales o superiores, nunca tiene el prestigio de un Párroco. Sabemos muy bien que estos conceptos dependen de un falso modo de razonar, pero nada o poco consiguen las pocas personas que emprendiendo algo se esfuerzan en destruirlo’ <br /><br />Los intereses económicos en torno a la erección de Parroquias queda de manifiesto en la nota que la Comisión de Iglesia de Felicia envía a Mons. Boneo donde se solicita ‘... se erija en Curia esta Capellanía /ya que/ la Comisión que suscribe ayudado por el vecindario ha construido un templo del que posee su título, el que está afectado en mas de ocho mil pesos de cuya deuda ha tenido que hacerse cargo la comisión que actúa en la localidad y que ve que siendo Capellanía jamás se podrá hacer la mas mínima amortización perjudicando a católicos deseosos del progreso de nuestra Santa religión’ .<br /><br />Consultado al respecto el Párroco de Pilar, de quién dependía la Capellanía, responde:<br /><br />‘... no merece ser erigida en parroquia por su poca importancia, por ser nulo su porvenir y por ser inconsistentes los motivos en que los firmantes fundan su pedido’ <br /><br />Fracasado este intento, en los últimos meses de 1900, los vecinos de Felicia acompañados por los de Grütly vuelven a insistir ante el Obispo , pero no serán correspondidos en sus deseos aún cuando la argumentación parece ser más acorde a lo solicitado .<br /><br /><br />Mejor suerte correrán los vecinos de San Agustín ya que su elevación a Parroquia fue la única excepción hecha ante la marea de pedidos realizados desde diversos puntos de la provincia.<br /><br />Al extenso alegato de aquella feligresía y tras el parecer favorable del Párroco de San Carlos a cuya jurisdicción pertenecía la colonia, con fecha 27 de octubre de 1899 el Obispo procede a la erección canónica como Parroquia asignándosele la atención pastoral de Franck y San José y los límites siguientes: N., sud de la colonia Pujato y límite norte de la colonia San José; S., límite norte de la colonia Matilde, O., límite este de San Carlos Centro y San Carlos Norte y E., Departamento La Capital .<br /><br />La crisis posterior que vive la colonia muestra lo desacertado de la erección en ese momento y lo acertado que había sido la política de no ceder a los reclamos antes señalados.<br /><br />Con esta nueva Parroquia se elevan a seis las establecidas en el departamento Las Colonias igualando a Castellanos y ocupando junto con éste el primer lugar en cantidad de las mismas y a la par se reforma la jurisdicción de la Parroquia de San Carlos cuyos límites pasan a ser por el N., límite sud de Saa Pereyra, Sauce, Las Tunas, n Agustín, S., Departamento San Jerónimo y San Martín; E., Departamento La Capital y límite oeste de San Agustín y O., Departamentos Castellanos y San Martín <br /><br />Acerca del estado de los templos y capillas al finalizar el siglo XIX debemos señalar que en este Departamento se encontraban las construcciones más antiguas, destacándose la de San Carlos Centro con tres naves y una superficie de 42 mts por 18,20; la de San Jerónimo Norte considerada ‘... la iglesia coqueta de la Diócesis’ con su estilo gótico y sus 35 mts de largo por 9,50 de ancho; la de Esperanza construída por el padre Auwellier de tres naves, mas bien baja, bien pintada y aseada y de 30 mts por 16 y la de San Carlos Norte de 35 mts por 10,40 y 11 mts de altura, asentada sobre cuatro manzanas.<br /><br />Otras colonias con templo son Santa Clara de Buena Vista, de 28 mts de largo por 10 de ancho; la de Humboltd de 25 mts por 11; Cavour sin mayores precisiones al igual que las dos capillas de Grütly y Saa Pereyra con su construcción de 26 mts por 9, con una de sus paredes laterales bastante deteriorada.<br /><br />La de Pilar era una construcción de 35 mts por 12, la cual por su gran anchura y alguna falla o defecto se había visto afectada en el techo que era de tejas y en una de las paredes laterales .<br /><br />Junto a estos nos encontramos con una serie de capillas particulares o privadas que por lo general eran utilizadas por los Párrocos o capellanes para prestar algunos servicios religiosos como la de Pirola en Felicia, la de Gasser en Nuevo Torino, la de Bonetti en La Pelada, la de Demonte en Soutomayor, la de Barlassina en Providencia, la de San Roque en Cavour y San Wendelino en San Jerónimo Norte .<br /><br />En cuanto a la administración parroquial, la mayoría de las Parroquias y Capellanías del departamento cumplen con las disposiciones del Derecho y las emanadas de la Curia episcopal destacándose San Carlos Centro, San Jerónimo Norte, Esperanza, Humboltd y Pilar, en tanto Santa Clara de Buena Vista, San Carlos Norte y Saa Pereyra no contaban con el Libro de Fábrica .<br /><br />Tocante a la congrua para el sostenimiento del sacerdote el Párroco de San Carlos Centro recibe 60 $ mensuales, a los que seguramente se le suman otros ingresos ya que ha logrado adquirir una suerte regular de campo en sociedad con un vecino; el Capellán de Santa Clara de Buena Vista 100 $ y el de San Carlos Norte 116,66 $ -que se conforman con la suma de 50 $ que le entregan los colonos y los intereses de un depósito de 8000 $ al 10 % anual bajo hipoteca-; el Párroco de Esperanza 120 $; el Capellán de Humboltd 100 $ y el de Saa Pereyra 50, en tanto el Párroco de Pilar percibe 100 $ .<br /><br /><br />7) VISITAS PASTORALES<br /><br />Si bien es cierto que la creación de capellanías primero y parroquias luego surgieron como respuestas a las necesidades de las feligresías que se iban constituyendo, no debemos entender a estas como si fueran entidades autónomas sino como parte de una realidad mayor que es la Diócesis.<br /><br />Por esta razón considero importante señalar que en la autocomprensión que de sí tiene la Iglesia católica, el lugar central lo ocupa la Diócesis de la que las Parroquias son parte, por lo cual el objeto de nuestro estudio –las estructuras pastorales- no podemos entenderlo desde sí mismo sino desde la Iglesia particular presidida por el Obispo, ya que no es la sumatoria de Parroquias lo que la constituye sino que por ser ella plenamente Iglesia es la que las origina.<br /><br />Y en dicho proceso es de fundamental importancia el Obispo que no solo las erige como ya se ha señalado sino que además tiene la obligación de visitarlas para constatar su estado espiritual y material.<br /><br />Tocará al Obispo Gelabert y Crespo llevar adelante estas Visitas Pastorales y que en la zona estudiada comienzan en el año 1871, cuando tras visitar Coronda se dirige a la cuna de la colonización santafesina, aunque primero hace escala en San Carlos, colonia que ya para 1864 contaba con una capilla bastante rústica y donde en 1870 los vecinos habían comenzado a construir una de mayor porte y dignidad .<br /><br />Concluída la Visita a San carlos, en la cual confirma a numerosos hijos de extranjeros y deja una serie de instrucciones para la buena marcha de la comunidad naciente , el Obispo se establece en la colonia Esperanza donde realiza una serie de actos similares a los ejercidos en la precedente.<br /><br />Teniendo a ésta como base se encaminará a las otras colonias –algunas situadas a varias leguas- para lo cual contará con la ayuda del padre jesuita Auwellier en lo que se podría considerar una verdadera misión.<br /><br />Acerca de esta Visita, leemos en la ‘Crónica de la Parroquia de Esperanza’:<br /><br />‘En el mes de abril del mismo año el Ilmo. Señor Obispo del Paraná deseando hacer la Visita pastoral por su Diócesis, llamó al padre Auwellier para que le acompañase. Dos meses duró esta Visita que bien puede llamarse una misión no interrumpida, puesto que por cada pueblo o colonia se establecía una especie de misión. Revalidaronse cerca de doscientos matrimonios, recibieron el pan de los Ángeles algunos millares de personas de ambos sexos, administrose el Sacramento de la Confirmación a un númedro todavía mayor de párvulos y en la Colonia Esperanza fue tal el fruto que se logró durante los ocho días que duró la misión, que sólo el número de comuniones accedió a las tres cuartas partes del número de sus habitantes’ <br /><br />En el año 1877 el Obispo vuelve a recorrer la zona visitando por segunda vez a Esperanza, pudiendo comprobar en la ocasión el progreso religioso y la piedad de los colonos, fruto de la acción del citado padre Auwellier, lo cual lo llena de profunda satisfacción .<br /><br />Nuevamente retorna al Departamento Las Colonias en el año 1883, destacándose en esta oportunidad la Visita a Pilar ya que en esos momentos esta colonia se había convertido en un centro importante tanto en lo socioeconómico como en lo religioso para las colonias que se iban fundando hacia el oeste.<br /><br />Consciente de esta importancia, en la disposición segunda del Auto de Visita dispone:<br /><br />‘Que siendo de reconocida necesidad el construir una nueva Iglesia o por lo menos dar mayor extensión a la que actualmente existe, en vista de sus reducidas dimensiones para poder contener la multitud considerable de fieles que asisten a ella para cumplir sus deberes religiosos, SSI recomienda con el mayor encarecimiento al actual Capellán promuieva oportunamente la realización de dic ha obra por todos los medios a su alcance, ya sea levantando una suscripción mensual, o ya solicitando del vecindario en determinadas épocas algunos donativos con tal objeto’ <br /><br />A mediados del año siguiente Gelabert y Crespo encara la que podemos considerar su última Visita de cierta extensión a la Provincia de Santa Fe, para lo cual comenzará su recorrido por Esperanza donde no dejará de hacer una serie de puntualizaciones al Pbro Castronuovo –a la sazón Capellán del lugar- tanto en la faz administrativa como en la pastoral .<br /><br />Desde Esperanza se llega hasta Cayastacito y Emilia que entonces dependían de esta Capellanía y posiblemente a Providencia, ya que en carta al Ministro Wilde le informa a principios del año siguiente que los vecinos han concluido el templo .<br /><br />Aunque imposible de analizar las disposiciones del Obispo durante sus visitas a las diversas colonias debemos concluir de la lectura de las mismas que Gelabert y Crespo estaba convencido de que estos asentamientos no eran pasajeros sino que perdurarían en el tiempo y se integrarían a la sociedad argentina, y que en el plano canónico, en algún momento serían elevadas a Parroquias.<br /><br />De allí su preocupación por la construcción de templos, su fomento y su apoyo a los vecinos y la exigencia de una buena administración y el cuidado con que debían de llevarse los libros de registros sacramentales.<br /><br />Lamentablemente en el momento de mayor crecimiento poblacional su actividad se volverá prácticamente nula debido a su siempre frágil estado de salud y si bien los pueblos y colonias serán visitados por sacerdotes o religiosos delegados por él al efecto, estas no tendrán las características y los efectos de la Visita episcopal.<br /><br />Si bien es cierto que el Obispo hacía esporádicas salidas, en la década que va desde 1887-1888 hasta la creación de la Diócesis se producirá un verdadero vacío que apenas asumido Mons. Boneo tratará de llenar razón por la cual, tras visitar Rosario y San Lorenzo, en los primeros días de setiembre de 1898 visita la Parroquia de Esperanza <br /><br />Durante el año 1900 –término de este trabajo- con fecha 21 de abril visita la Parroquia de San Agustín que acababa de ser erigida donde a la par que aprecia el fervor de los fieles comprueba las deficiencias a causa de la pobreza y les exhorta a fin de colocar la nueva iglesia parroquial en las condiciones que reclama su dignidad .<br /><br />De allí se dirige a San Gerónimo Norte, permaneciendo en la misma desde el 28 de ese mes hasta el 2 de mayo y experimentando la sólida piedad de los valesanos, acerca de la que escribe:<br /><br />‘La buena fama que hasta nosotros había llegado de la fe y piedad de los moradores de esta colonia y Parroquia nos la confirmó la manifestación espléndida con que recibió al que venía a visitarlos en nombre del Señor’ <br /><br />A pesar de esto y del estado floreciente de la Parroquia, no deja sin embargo de hacer una precisión de mucha importancia: el Párroco no debe omitir la explicación del Evangelio en el idioma nacional, y ésta debe ser la lengua para la enseñanza del Catecismo a los niños ya que existía la práctica de hacerlo en el dialecto valesano o en el idioma alemán.<br /><br />En el mes de setiembre vuelve el Obispo al Departamento Las Colonias donde Visita Providencia entre los días 18 al 21 y San Carlos Centro del 26 al 28.<br /><br />En la primera puede comprobar las limitaciones surgidas como consecuencia de ‘... los exiguos rcursos de esta nueva Parroquia y los calamitosos años pasados, en que los piadosos colonos no han podido contribuir, como hubiera sido de desear a dotarlas de mayor ornato’ .<br /><br />Allí tiene la oportunidad de administrar 1400 Confirmaciones y ordenar que se provean los objetos de culto necesarios y se organice una Comisión para favorecer la congrua sustentación del Párroco, ‘lo que constituye un deber de justicia’ .<br /><br />Panorama mas alentador encuentra en San Carlos Centro, lugar en el cual la comunidad con muchos sacrificios había levantado ‘... una de las mas espaciosas y bien construídas Iglesias de la Diócesis .<br /><br />Alentado por esto los invita a concluir completamente la obra y dotarla de un frontispicio que corresponda a su importancia, para luego realizar el ornato interior.<br /><br />No menos complacido queda en San Carlos Norte por ‘... la cultura y el espíritu religioso de esta población’ en la cual también se había construido un templo de gran porte, en la que administrará el Sacramento de la Confirmación a un crecido número de fieles.<br /><br /><br />8) ORDENES Y CONGREGACIONES RELIGIOSAS<br /><br />Si bien hemos mencionado la acción de franciscanos y jesuitas al comienzo del proceso colonizador es conveniente reasaltar no solo la actuación de los mismos sino también la del resto de congregaciones religiosas que se establecieron en los centros mas importantes del Departamento y ayudaron al proceso de consolidación del catolicismos y sus estructuras pastorales.<br /><br />Respecto a los franciscanos, como señalamos mas arriba, ya se encontraban en la región al momento en que se inicia el proceso colonizador y la reducción de San Jerónimo del Sauce que estaba a su cargo será un centro de irradiación espiritual para aquellos primeros inmigrantes.<br /><br />Los franciscanos se abocarán a la atención de los inmigrantes desde 1856-1858 hasta 1881, en una primera etapa los asentados en Esperanza, San Carlos y San Jerónimo Norte y en los últimos años a los de Pilar <br /><br />Imposibilitados de una buena comunicación con los inmigrantes, especialmente los de lengua suizo-alemana , y acuciados por la necesidad de disponer misioneros para la atención del Chaco santafesino dejaron paso a los padres jesuitas conservando sólo la reducción de San Jerónimo del Sauce que también se iba despoblando ya que los varones integraban las fuerzas nacionales.<br /><br />En este lugar permanecen hasta 1886.<br /><br />A los franciscanos les suceden los padres de la Compañía de Jesús, que en virtud del conocimiento del idioma alemán podían tener un mejor entendimiento con una buena parte de la población de las colonias primigenias.<br /><br />La acción pastoral del padre Auwellier, capellán de Esperanza entre 1867 y 1878, admiró a hombres como Sarmiento y Wilckens ya que se extendió a las diversas colonias vecinas y en la sede fomentó la construcción de un templo acorde a la localidad, la educación católica y el compromiso del laicado .<br /><br />No menos importante fue la acción del padre Niemann -sucesor del padre Tewes- en San Jerónimo Norte entre 1871 y 1895 donde construyó el templo ya citado que era la admiración de propios y extraños y la del citado padre Tewes que atendió las colonias vecinas a Esperanza como Emilia y Cayastacito y entre 1873-1882 aproximadamente, San Carlos. También hay que mencionar al padre Hermann que se abocó a los colonos de Humboltd .<br /><br />En el año 1883 se establecen en San Jerónimo Norte las Hermanas Josefinas, originarias de Francia quienes apenas llegadas abren una escuela para niñas en la cual también tropezarán con el problema idiomático ya que la mayoría de los habitantes del lugar hablaban el dialecto un tanto tosco del Alto Valés.<br /><br />Dos años después, en 1885 se abre una escuela en la vecina San Carlos Centro aunque algunos mas tarde cerrará sus puertas.<br /><br />En el año 1890 el Obispo Gelabert y Crespo va a conceder a los llamados Padres de Stely (Congregación del Verbo Divino) ‘... la facultad de establecer su casa de Misión y edificar también un templo en la colonia Esperanza, como en cualquier otra colonia’ <br /><br />De esta manera comenzaba una presencia que iba a marcar profundamente una buena parte de la pastoral en el Departamento Las Colonias ya que además de las Capellanías de Esperanza, Humboltd y San Jerónimo que se les confiarán a partir de mediados de la década del ’90, serán los guías espirituales de los colonos suizos alemanes asentados en colonias de mayoría italiana lo que se verá facilitado por la centralidad que para entonces ocupa la citada Esperanza y por las visitas que les realizaban en sus chacras.<br /><br />En 1891 fundan el Colegio San José el cual comienza a funcionar modestamente, pero que fue creciendo con el tiempo hasta adquirir justa fama entre los colonos que enviaban allí a sus hijos como internos y entre los cuales se suscitarán decenas de vocaciones para la Congregación<br /><br />Su labor educativa se extendió a la colonia Humboltd donde impulsaron la escuela parroquial .<br /><br />En 1893 se les encomienda la atención espiritual de Esperanza por renuncia del Capellán Castronuovo, en 1895 de San Jerónimo Norte, dándose por terminada la actuación de los jesuitas en la zona quienes se habían encargado de introducirlos en esta realidad pastoral y en 1896 en Progreso.<br /><br />Al producirse la erección canónica de las Parroquias en 1899, los Párrocos de Esperanza y San Jerónimo pertenecen a esta Congregación.<br /><br />Desde el año 1895 también las mujeres tendrán oportunidad de recibir educación católica ya que se establecen las Hermanas de la Caridad de Nuestra Señora del Huerto gracias al esfuerzo puesto desde los orígenes por la familia Gernón.<br /><br />El Colegio fue creciendo rápidamente y recibía alumnas de diversas extracciones sociales, a las cuales instruía según los programas oficiales de aquel tiempo y en diversos tipos de labores (bordado a máquina, tejido, dibujo y pintura, piano y violín, corte y confección, etc) .<br /><br />Con la inauguración del Hospital de Caridad en Esperanza en los últimos años del siglo XIX, se asientan en el lugar las Hermanas de San Antonio de Padua que se dedicaban al cuidado de los enfermos .<br /><br />Finalmente no se puede dejar de mencionar la presencia de los padres de la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas), que aunque no residían en nuestra provincia eran famosos por sus misiones populares en las diversas colonias <br /><br />9) A MODO DE CONCLUSIÓN<br /><br />Al comenzar el siglo XX, cuando el proceso colonizador alcanzaba su plenitud y se estabilizaban definitivamente los pueblos y colonias, convirtiéndose en ejes de progreso zonal unos y comenzando su lenta decadencia otros la Iglesia Católica logra una discreta pero sólida organización de sus estructuras pastorales, lo cual había comenzado ya promediando los años ’80.<br /><br />Así de una capilla que existía en 1856 en la reducción de San Jerónimo del Sauce nos encontramos con 15 en 1887 –lo que significa un 20 % del total provincial- y de la ausencia total de estructuras pastorales –ya que las Parroquias mas cercanas eran las de Santa Fe y Coronda situadas a varias leguas- para la época del Censo las Capellanías –que en la práctica tenían los atributos de aquella- alcanzaban el número de ocho.<br /><br />Para una población que en 1900 se calcula en unas 40000 almas –de las que un 7-8 % adhieren a los llamados cultos disidentes-, la Iglesia Católica cuenta con seis jurisdicciones parroquiales y diez capellanías, lo que implica unos 2500 Hbs promedio, cifra que tiende a aumentar en los centros importantes y a disminuir en los pequeños poblados.<br /><br />En el caso de la Parroquia de Esperanza a la que le podemos calcular unos 10000 habitantes, debemos señalar que además del Cura Párroco, se contaba para la atención de ese vecindarios con los sacerdotes de la misma Congregación que atendían el Colegio San José.<br /><br />A esto hay que sumarle la presencia de las religiosas del Huerto que se ocupaban de las niñas y las familias de estas y las Hermanas de San Antonio que incidían a través de su trabajo en el Hospital tanto en los enfermos como en sus familias y en las personas que estaban ligadas a esta obra de caridad.<br /><br />Lo mismo podría decirse en el caso de San Jerónimo Norte, donde las Hermanas josefinas trabajaban sobre las familias de las niñas que allí se educaban.<br /><br />Respecto a la problemática idiomática esta se había encauzado definitivamente en el caso de las colonias suizo-alemanas con lo que podríamos llamar la pastoral sistemática llevada adelante por los padres verbitas, quienes además se preocuparon por fomentar la organización del laicado.<br /><br />Las colonias donde la mayoría era italiana estaba atendida por sacerdotes diocesanos que por lo general eran de ese origen.<br /><br />A la vez hay que señalar que siendo los templos y capillas lugares fundamentes para el culto católico, al finalizar el siglo XIX sobre un total de 32 centros urbanos y colonias se contaba con 25 templos y capillas y en el caso de Esperanza y San Jerónimo Norte, además del parroquial se contaba con el de los colegios católicos, lo cual arroja un porcentaje del 78 % y si nos referimos al número habitantes tenemos un promedio de uno cada 1480-1500 Hbs.<br /><br />También se debe contabilizar como positivo las Visitas Pastorales ya que permitieron a los Obispos conocer de cerca la situación espiritual de estas feligresías y de ir proveyendo paulatinamente a las necesidades espirituales de las mismas como así también la presencia de misioneros volantes que ayudaban al sostenimiento de la religiosidad en aquellos lugares a los que no llegaba la atención pastoral de manera frecuente.<br /><br />Es necesario puntualizar que aún siendo el catolicismo la religión del Estado argentino con lo que esto podría haber beneficiado el desarrollo de la Iglesia Católica, ésta respondió mas orgánicamente a los desafíos que le presentaban los inmigrantes y una ocupación tan rápida del territorio que los cultos llamados disidentes debido a las divisiones internas de los mismos, la falta de pastores y la identificación entre fe y origen étnico.<br /><br />Sin negar que la cosmovisión protestante impactó profundamente en la región y fundamentalmente en aquellas colonias donde hubo una fuerte presencia de los mismos al menos en los tiempos fundacionales, no se puede negar la importancia que tuvo el catolicismo no solo en lo espiritual ya que la mayoría de los inmigrantes que poblaron este Departamento eran latinos y católicos sino también en lo estructural de las comunidades ya que como lo indicaba Carrasco en 1887 y lo reafirmaba el Censo nacional de 1895 los templos católicos eran elementos de progreso ya que en su torno se reunían los colonos el día domingo y se edificaban los edificios mas importantes de la población y las Parroquias que se erigieron definitivamente tras la experiencia de las capellanías ponían de manifiesto la importancia civil, social y económica que había adquirido la comunidad que era elevada a ese rango.<br /><br /><br />FUENTES<br /><br />AAP Archivo Arzobispado Paraná<br />AASFVC Archivo Arzobispado Santa Fe de la Vera Cruz<br />ARGPS Archivo General Provincia de Santa Fe<br />APE Archivo Parroquial Esperanza<br />APSC Archivo Parroquial San Carlos<br />BEDSF Boletín Eclesiástico Diócesis de Santa Fe <br />Publicado por Edgar Stoffel en 16:43Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-83391324004691793562008-10-02T10:05:00.000-07:002008-10-02T10:07:21.147-07:00EL PBRO. SEVERO ECHAGUEPbro. Edgar Stoffel<br /><br />En estas líneas, nos detendremos en algunos aspectos de la vida sacerdotal, de quién tanta admiración suscitara en los santafesinos de su tiempo, por sus dotes oratorias, su amor a la Virgen de Guadalupe y su trabajo en favor de la educación pública, al punto que el padre Durán supo escribir refiriéndose a su muerte: “La ciudad se estremeció de pena. El Santuario se vistió de luto. Las campanas al doblar, tañían más tristes que nunca”<br />Primeros años y juventud <br /><br /> Severo Echagüe había nacido en el seno de la familia conformada por Cayetano y María, ambos naturales de nuestra ciudad, un 6 de noviembre de 1833 y al día siguiente recibía las aguas bautismales en la entonces Iglesia Matriz bajo el nombre de Severo Cayetano Ignacio, siendo apadrinado por Bernardo de Echagüe e Isabel Garmendia. <br /><br />Educado en las virtudes humanas y religiosas de aquella cristiana Santa Fe que apacentaba el patriarcal José de Amenabar, emprenderá como otros jóvenes el camino a Buenos Aires para realizar los estudios de filosofía y teología necesarios para acceder al sacerdocio. <br /><br />A comienzos de 1854, según se desprende de una carta de Esteban Rams y Rubert al Ministro General de la Provincia, había alcanzado las entonces llamadas primeras órdenes u órdenes menores. En dicha nota se hace referencia al apoyo que Echagüe recibía de parte del Gobierno provincial para sus estudios eclesiásticos, y su deseo de trasladarse a Montevideo para continuar dichos estudios bajo la guía de los padres jesuitas. <br /><br />Con fecha 4 de marzo, Rams informaba que el referido joven se hallaba ya trasladado a aquella Ciudad/de Montevideo /, con todas las recomendaciones a que dicho joven se ha hecho acreedor; dejando así cumplido los deseos con que ese Excmo Gobierno propone con empeño e interés el logro de las virtuosas aspiraciones de dicho recomendado’<br />. <br />En Montevideo realizará la última parte de sus estudios, acompañado de otro santafesino: José Lassaga, agregándose tiempo después a ambos José Luis Doldán, que venía de los franciscanos, y sería su entrañable amigo. <br /><br /> Concluidos los estudios el 20 de marzo de 1858 recibe el sagrado orden del subdiaconado de Manos de Mons. Mariano José Escalada, Obispo de Buenos Aires y el 29 de mayo, de ese. mísmo año, el del diaconado. Finalmente, con fecha 1 8 de diciembre de 1858, el Obispo de Buenos Aires le confiere el sagrado orden del Presbiterado, que el nuevo sacerdote debería ejercer en el recientemente creado Vicariato Apostólico de Paraná. <br /><br /><br />Su actuación sacerdotal <br /><br /> Llegado a su ciudad natal es examinado en Rúbricas por el Pbro. Amenábar, con fecha 30 de enero de 1859, y aprobado es aceptado en la nueva circunscripción eclesiática. Los primeros tiempos de su ministerio pastoral lo ejerce bajo la mirada de Amenábar y, a partir del 25 de Julio de 1860, queda bajo las órdenes del Pbro. José María Gelabert. <br /> Además de las tareas propias de la vida parroquial, a partir del mes de abril de 1861 acompaña al Pbro. José María Gelabert en una Misión por la entonces zona norte de la provincia, que se encontraba desatendida en el aspecto mora] y religioso. La Misión será exitosa y el Obispo Paranaense, Mons. Segura y Cubas felicitará al Párroco de Santa Fe, haciendo extensiva la misma ‘.. a los demás sacerdotes que le han acompañado con especialidad del Sr, Echagüe”. <br /> <br /> No cabe dudas, que Mons. Segura y Cubas tenía gran aprecio por Echague y reconocimiento a su labor sacerdotal, ya que con fecha 23 de enero se le había designado Canónigo de Merced en el Coro de la Catedral de Paraná. Con motivo de esta designación, escribe una extensa nota al Secretario del Obispo, en la cual expresa: “Tan inmerecida distinción me honra sobremanera y obliga mi gratitud de un modo muy especial para con el Ilmo Sr. Obispo, cuyo rasgo de generosidad recordará toda mi vida”. Y agrega: “La dignidad, Señor Secrethrio, a que soy llamado está en oposición con mis convicciones. Jamás me he creído capaz de ocupar un puesto igual, pero sí uno inferior por carecer de aquellas cualidades indispensables que él exige”. <br /><br /> A comienzos de 1862, Gelabert renuncia al Curato de Santa Fe por razones de salud, y en su lugar es nombrado nuestro biografiado, quién tras un examen diligente de la situación de la Parroquia, toma posesión de su cargo con fecha de febrero, estampando en el Libro de Bautismos la siguiente nota: ‘Con esta fecha me hice cargo del Curato por nombramiento del Sr, Gob. del Obispado Dn. José María Velazco”. Entre otras actividades le tocará la bendición del templo de San Carlos Centro.<br /> <br /> En noviembre de 1863, reasume el Curato de Santa Fe el Pbro. José María Gelabert, siéndonos desconocido si al Pbro. Echagüe se le encomienda alguna tarea particular. <br /><br /> En 1870, siendo ya Obispo de Paraná, Mons. José María Gelabert y Crespo, Echagüe renuncia a la Canongía de la Catedral de Paraná y a finales de esa década lo encontramos asistiendo a los colonos de la vecina Guadalupe. En ese mismo año, habiendo sido nombrado Capellán del Hospital de Caridad, se produce un conflicto con la autoridad eclesiástica y desde entonces no tendrá responsabilidades sacerdotales relevantes en nuestro medio.<br /><br />La devoción a la Virgen de Guadalupe<br /> <br /> Para Clementino Paredes, muchos fueron los sacerdotes que honraron a María Santísima en la vieja capilla que había construido el ermitaño Javier de la Rosa, pero ninguno superaba en fervor, acciones y difusión del culto guadalupano al Pbro. Severo Echagüe. Según este autor, Echagüe se ”... había impuesto un deber y una obligación; y esta obligación y este deber era la consagración de toda su persona a enaltecer y extender el culto a la Virgen de Guadalupe”. Su dedicación a este apostolado era tan elocuente, que los viejos santafesinos y los vecinos de Guadalupe recordarán por largos años su trajinar desde la ciudad hasta la colonia, y Ramón Lassaga le dedicará su historia sobre la Virgen de Guadalupe en Santa Fe, publicada el mismo año de su muerte. Su amor por la Virgen lo llevó a preocupase por la atención pastoral de aquellos colonos extranjeros que comenzaba a construir su historia en las inmediaciones del Santuario. <br /><br /> Así, cuando se encontraba en Guadalupe, Echagiie residía en una habitación que al efecto le había destinado la familia Godoy, pasando ahílos mejores días de su vida y dedicándose a la celebración del Santo Sacrificio de la Misa ya oír confesiones de aquellos colonos que presurosos concurrían en busca de ayuda espiritual. <br /><br /> Con los colonos organizó una banda de música que integraban aquellos vecinos que tras un fracaso colonizador en Brasil se habían asentado en estas tierras: Luis Berraz, Emilio Hegms, Josa y Francisco Koch, Juan y Guillermo Bock, los tres hermanos Beckinan, Enrique y Santiago Bar, Augusto Kieffer, Teodoro y Telmo Courtois, Augusto Udko y Cristián, Juan y José Yungues; a estos hay que sumaries, algunos criollos viejos como Ignacio Medrano y Ladislao Monje. Esta banda animaba los festejos de la Virgen y otros que matizaban los esforzados días de entonces llevando un poco de solaz y de alegría a aquellas familias trabajadoras. <br /><br /> A favor de los colonos daba periódicas misiones, enseñaba el Catecismo a niños y adultos y atendía a los enfermos y difuntos llegándose hasta las chacras más distantes, muchas veces en los carros de los propios colonos. Asimismo, celebrada con gran solemnidad los Cultos de Semana Santa, destacándose el Viernes Santo con la procesión del Sepulcro en torno a la Plaza de Guadalupe. <br /><br />Al respecto recuerda Paredes: <br /><br />“Los asistentes a esta manifestación de fe, llevaban velas y antorchas encendidas e indudablemente este espectáculo era conmovedor sobre todo en aquellas soledades de la vieja colonia de Guadalupe”<br /><br /> En lo tocante a la propagación del Culto guadalupano y su celebración, dejamos paso a los recuerdos de Paredes, quien afirma: <br /><br />“Un mes antes, por lo menos, de la fiesta de la Virgen salía a pedir a varias personas de sus relaciones la limosna consiguiente para costear la Misa y el Sermón, pero el que más contribuía para el esplendor del Culto era Don Tiburcio Reyes, un buen santafesino, de esos caracteres formados a la antigua, muy honorable y creyente sincero. Las peregrinaciones de fieles organizadas por el Cngo Echagüe eran numerosas y muy piadosas, así como también las que dirigía el Cora del Carmen, Pbro. Gregorio Romero. Era tal la devoción que el Cngo Echagüe tenía por la Virgen de Guadalupe que no cesaba de continuo en hacer una propaganda intensiva para enaltecer el culto de María; consiguiendo que vecinos de Esperanza, Humboltd, San Gerónimo .y Las Tunas, viniesen en peregrinación al histórico Santuario.Cuando se avistaba la procesión de la ciudad, la Virgen de Guadalupe era sacada en andas por los vecinos de la villa acompañados del Cngo Echague quien revestido de capa pluvial recorría Javier de la Rosa hasta la intersección del camino real, esperaba a los peregrinos y volvía al frente de ellos hasta la ermita. Labanda de música que el Pbro. Echagüe había organizado tocaba marchas especiales, se quemaban cohetes y se disparaban bombas de estruendo anunciando el comienzo de las fiestas”. <br /><br /><br />La educación pública <br /><br />Otra de las actividades que ocupó la vida de Echagüe, especialmente a partir de 1870, fue la preocupación por la educación pública, tarea que aquí y allá destaca Sergio Reinares en su “Reseña histórica de la Educación y sus escuelas en Santa Fe de la Vera Cruz”. En aquellos momentos, en que gobernaba la provincia Dn. Simón de Iriondo, la educación recibe un fuerte impulso en todo el territorio, el cual va acompañado por la acción del municipio santafesino que por entonces sostenía varias escuelas. <br /><br /> En ese contexto, y siendo Presidente del Municipio, Cándido Pujato, el Pbro. Echagüe se desempeña como Director de Enseñanza, y en cumplimiento de su función, en 1873 elabora un Reglamento de Escuelas Municipales que fue aprobado y puesto en vigencia. En el artículo 1° del mismo, prescribía: <br />“En toda escuela primaria elemental la enseñanza obligatoria será: la instrucción religiosa, la lectura, escritura, aritmética, elementos de gramática y la historia nacional. Un las escuelas de niñas se enseñará también bordado y costura” <br /><br /> En el artículo 2 se indican las horas de clases, las obligaciones de los preceptores, la clasificación de los alumnos, las tres secciones en que se dividían los cursos y las materias respectivas; el artículo 3, la edad mínima (7 años), el 6to. la prohibición de castigos corporales, 7mo. la importancia de la memoria para el aprendizaje y el 8vo. la duración de las vacaciones<br /> <br /> Asimismo, durante esta etapa de su gestión se abrió una escuela nocturna para Artesanos, en la cual podrían matricularse sólo los mayores de 14 años, ya que su objetivo era la alfabetización de los jóvenes y adultos. En 1877 lo encontramos informando sobre la situación educativa de la Comuna, señalando que ... el estado escolar (es) satisfactorio en general supliendo algunas dificultades”, precisando que los alumnos son 597, de los cuales 174 son niñas, 233 varones y 198 artesanos. <br /> Al final de ese año, junto con Jonás Larguía y Antonio Pizzorno examina el método de lectura primario elaborado por Isidro Aliau, obra que por entonces significa un verdadero avance pedagógico. <br />Junto con Larguía y Pizzorno, afirma que el expresado método ofrece grandes ventajas para instruir a la juventud, por cuánto a un mismo tiempo pueden ellos aprender la lectura de un método fácil y en muy corto tiempo. <br /><br /> El año 1879 es también de gran crecimiento en el campo educativo comunal, aunque Echagüe no deja de señalar carencias y deficiencias que parecen ser de nuestros días: escasez de útiles escolares, mobiliario, texto de enseñanza, indiferencia de algunos padres e inasistencia de los niños so pretexto de pobreza. Insiste en la importancia de la Historia nacional y el conocimiento de las Constituciones Argentina y provincial, y destaca que en la Escuela que dirigía Antonio Pizzorno se había incorporado Historia de Santa Fe. <br /><br /> En el año 1880, con Agustín Aragón integra la Comisión encargada de fiscalizar la marcha del llamado Colegio Superior que tenía como fin preparar a los jóvenes para el comercio u otras actividades, una vez concluida la enseñanza elemental. <br /><br /> Un informe del 1881, que firman el Pbro. Genaro Silva, Ramón Lassaga, José Peiteado y F. A. Esquivel, y que trascribimos, son la mejor descripción de su empeño en favor de la educación de sus conciudadanos:<br /> <br />‘Hace poco tiempo, señor Presidente, la ignorancia era el triste patrimonio de los hijos del pueblo y parecía que la educación estaba destinada únicamente para los hijos privilegiados de la fortuna, hoy gracias a los esfuerzos de la Municipalidad, es la herencia común de todos los que habitan este hermoso suelo, prometiéndonos, para mañana, claros y despejados días de paz y ventura. Hemos visto al artesano después de sus tareas, sacrificar las horas de descanso para buscar en la instrucción la luz de que por desgracia se viera privado en las horas sin noche de la ignorancia, para que su trabajo sea verdaderamente productivo, garantiendo su porvenir y el de la familia que formará mañana. ¡honor a ellos y gratitud eterna del pueblo para los que fomentan la educación primaria! El pobre elogio de un informe no puede reputarse jamás, como condigna recompensa al celo y abnegación del señor Inspector de escuela don Severo Echagüe, por más que los miembros que componen la comisión examinadora sean admiradores constantes de la labor y sacrificio. Complacidos hemos visto en él la gravedad de la edad viril enseñando la virtud, ¡a moral y saber humano, a la infancia sobre sus rodillas, ora infundiendo en sus tiernos corazones el temor que inspira la mano ensangrentada del crimen, ora la admiración y el amor a la serena frente de la virtud” <br /><br />La oratoria sagrada <br /> Una de las cualidades que se admiraba en los sacerdotes de la segunda mitad del siglo pasado era su capacidad para la predicación, ya que en muchos casos los clérigos solían caer en lugares comunes, con sermones repetitivos tomados de los Sermonarios tan en boga entonces. Por cierto que Severo Echagüe no se encontraba entre éstos, y como un gran predicador lo recuerdan Lassaga, Paredes y Durán. Al respecto, éste último señala: <br /><br />”Orador, cuya palabra triunfa hazañosamente, corazón de virtud robustísima, todo él austeridad, elevación de espíritu y caridad cristiana, notábase en él, sin embargo, y como a pesar suyo, una emanación de majestad fluyendo del interior, cual si no pudiera desprenderse ni con fuerza prodigiosa de modestia, de lo que en él era ingénito: el atávico porte de familia”<br /><br />Clementito Paredes recuerda su Sermón de Soledad que predicaba en Guadalupe y que congregaba a numerosos fieles, en tanto los Libros de Fábrica de la Parroquia de Coronda, registran su presencia al menos en las siguientes festividades en la que su verba encendida conmovía los corazones de los fieles corondinos: <br />15 de junio de 1860, Sermón de Corpus <br />Semana Santa de 1864, Predicación de cuatro sermones <br />Semana Santa de 1865, Predicación de varios sermones <br />15 de junio de 1865, Sermón de Corpus <br />8 de diciembre de 1865, Sermón de la Purísima Concepción. <br /><br /> Para apreciar su estilo oratorio, nos han quedado sus palabras frente a la tumba de su dilectísimo amigo, el Pbro. José Luis Doldán, que Lassaga transcribe en la biografía de este sacerdote fallecido a temprana edad. El citado autor, contextúa así las palabras de Echague en esa oportunidad, que transcribimos ya que nos permiten comprender la atmósfera que suscita entre sus contemporáneos: <br />Entonces rompiendo el silencio solemne, se levantó una voz armoniosa, como se levanta en medio de la selva callada, al caer la tarde, el canto armonioso del zorzal; era el canónigo don Severo Echagüe, el amigo íntimo del presbítero Doldán que iba allí, bañado en lágrimas a dar el adiós eterno al hermano del alma, al fiel compañero de la edad infantil y de la hermosa juventud”. <br /><br /><br />Su paso al Padre <br /><br /> Muy poco es lo que sabemos de los últimos tiempos del Pbro. Severo Echague, aunque lo suponemos rodeado de la estima de sus conciudadanos, ya que en la obra de Lassaga sobre el Santuario de Guadalupe, escrita poco tiempo antes de su muerte, nos dice: <br />vive aún para alivio de los pobres y edificación del pueblo. <br /><br /> Un 7 de febrero de 1895, adviene la muerte a través de una congestión cerebral, y al día siguiente será sepultado en el antiguo templo de los padres franciscanos.<br /> A partir del 26 de julio de 1931 una calle de Guadalupe llevará su nombre.<br /> No queremos concluir sin las elocuentes palabras de Clementito Paredes, quién sintetizaba su vida en estos términos:<br /> <br />“Sacerdote desinteresado, patriota caritativo, misionero fervoroso, amigo de los pobres y desheredados, para él no había barrera de clases sociales, lo mismo atendía al grande que al pequeño”Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-1524632817503269822008-09-06T11:40:00.000-07:002008-09-06T11:41:49.760-07:00A 90 años de la creación de la Parroquia de GuadalupePor el Pbro. Edgar Stoffel (*)<br /> <br /> <br />Al asumir Mons. Juan Agustín Boneo como obispo de Santa Fe en 1898 se abocó de inmediato a organizar la nueva diócesis, para lo cual creó decenas de parroquias y sujetó a su jurisdicción el Santuario de Guadalupe -que integraba la Parroquia del Carmen- colocando de inmediato a su frente a un capellán que desde entonces sería estable y permanente.<br /> <br />El elegido para esta misión fue el Pbro. Natalio Bértolo, quien algunos meses después fue reemplazado por el Pbro. Tomás Dutari Rodríguez.<br /> <br />La tarea del capellán era primariamente la atención de los devotos que peregrinaban al santuario, ya que los vecinos para los actos propios de la vida parroquial (bautismos y matrimonios sobre todo) debían asistir a la citada Parroquia del Carmen y a partir de 1910 a la de San Juan Bautista.<br /> <br />Sin embargo, para la mayoría de los vecinos, el santuario era su iglesia propia y por lo tanto acudían allí para el cumplimiento del precepto dominical y el Catecismo de los niños, a la par que el capellán acudía a la casa de los enfermos para llevarles el viático.<br /> <br />Hasta 1919, se sucedieron en este cargo los Pbros. Juan Gil y Santa Pau, a quien se puede considerar el hombre providencial para la concreción de las obras de la actual Basílica y Joaquín García de la Vega.<br /> <br />Hay que señalar que los vecinos no eran meros receptores pasivos de los servicios que prestaba el santuario sino que la mayoría de ellos se encuentran entre los primeros que respondieron a la convocatoria de Mons. Boneo para las obras que dieron inicio en 1904. Entre otras tareas, fueron los responsables de transportar la arena desde el campo de Funes para lo cual disponían de sus propios carros o alquilaban para tal fin. Varios vecinos aparecen también aportando dinero para las obras.<br /> <br />Asimismo, desde 1901 se había conformado una comisión integrada por José Koch, Enrique Bran, Guillermo Beckman, Guillermo Tiscornia, Miguel Colombín, Carlos Scaramotti, Juan Cantarutti, José Massara, Miguel y José Farelli, Leonidas González y Ambrosio Alve, a la que luego se les agregarían Guido Virgolini y Juan Geiser. La misma tenía como objeto recolectar fondos para el embellecimiento del santuario y el sostenimiento del capellán.<br /> <br />A mediados de 1918, los vecinos de la colonia comenzaron un movimiento tendiente a lograr que Mons. Boneo -quien por Guadalupe sentía una especial estima al punto que había construido allí su residencia de descanso- y en coincidencia con sus bodas de oro sacerdotales y de plata episcopales, erigiese el santuario en parroquia.<br /> <br />Las decenas de firmantes del petitorio esgrimieron como argumentos: "1ro.: dado los tiempos malos por la guerra de Europa y las malas cosechas que tuvimos hace dos años. 2do.: Siendo este pueblo de unas dos mil quinientas personas que ayudamos lo mejor que podemos al Santuario. 3ro.: Quedando la parroquia San Juan Bautista a más de una legua de distancia de Guadalupe, muy lejos por lo tanto para llamar al Sr. cura para los enfermos y muy caros los coches para llevar los niños a bautizar y para ir a contraer los matrimonios. 4to.: Teniendo en este Santuario todos los domingos y días de fiesta tres misas y bendición con el Santísimo Sacramento, enseñándose el catecismo a los niños y asistiendo a los enfermos aún fuera del distrito por el Sr. capellán Dn. Joaquín García de la Vega".<br /> <br />El pedido encontró resistencias, primeramente en el párroco de San Juan Bautista quien argumentó que se oponía no por razones de interés personal sino por el bien de la parroquia a su cargo, la cual debido a sus pocos años de vida debía aún consolidarse. Si bien considera que a las pocas familias que viven en Guadalupe le conviene tener en el santuario parroquia propia, no cree que esto sea causa suficiente ya que no están tan distantes, poseen medios de locomoción y tampoco es un vecindario muy grande.<br /> <br />También el Pbro. Ulpiano Prieto -a cargo de la parroquia San José- opinó de modo similar al anterior, concluyendo que la nueva parroquia "... amenazaría seriamente la existencia de la de San Juan y por el presente acabaría por suprimir la de San José".<br /> <br />Finalmente, se expidió en contra de la erección de la nueva parroquia el fiscal nombrado ad hoc, Pbro. Dr. José. Benedetti, sosteniendo que iría contra el Derecho y la experiencia, y que las razones de los vecinos de Guadalupe son de tan escaso valor que no deben tenerse en cuenta.<br /> <br />Ante la solidez de los argumentos en contra, podría pensarse que los anhelos de los vecinos quedarían frustrados, pero la verdad es que el 10 de setiembre de ese mismo año, Mons. Boneo decide la erección de la nueva parroquia.<br /> <br />Cuáles fueron los motivos que llevaron al obispo a tomar tal decisión, nos son desconocidos, pero lo cierto es que éste consideró -en contra del resto- que las razones aducidas eran suficientes "... especialmente por lo que a la asistencia espiritual de los enfermos se refiere, y en virtud a mayor gloria de Dios y bien de las almas, que es la ley suprema que tenemos en cuenta".<br /> <br />La nueva parroquia estaba limitada al norte por la colonia Recreo; al sur por el camino que partiendo de la laguna Setúbal pasa al este de la Estación de cargas del F.C.P.S hasta el ramal del F.C.C.R. y hasta el camino del Medio; al este la laguna Setúbal y al oeste el camino del Medio hasta el Hipódromo y la línea a Reconquista del F.C.P. Santa Fe.<br /> <br />Acerca de este acontecimiento de trascendental importancia para la vida religiosa y social de la Villa, escribía en 1928 el Pbro. Angel Martegani:<br /> <br />"... la más importante de las mejoras, por ser del orden espiritual, la ha constituido para el Santuario, su elevación al rango de Iglesia parroquial con jurisdicción sobre toda la villa de Guadalupe y su colonia. Y ¡cuánto tiempo hacía que los colonos de Guadalupe suspiraban por esta designación del santuario como parroquia!".<br /> <br />Hay que señalar que la creación de la parroquia de Guadalupe no menoscabó la actividad de las parroquias renuentes y por el contrario afirmó la acción pastoral en toda la zona.<br /> <br />Con el tiempo, aquella extensa jurisdicción parroquial fue perdiendo territorio ya que debido al crecimiento poblacional surgieron nuevas parroquias como Jesús Sacramentado, San Pablo y San Cayetano.<br /> <br />Entre los sacerdotes que atendieron Guadalupe desde su creación como parroquia debemos recordar a Joaquín García de la Vega, Pascual Caramuto, Aniceto Biagioni, Miguel Genesio y Edgardo Juan Trucco (todos fallecidos), haciéndolo en la actualidad el Pbro. Olidio Panigo, quien se desempeña como delegado episcopal desde el año 2002.<br /> <br /> <br />(*) Autor del trabajo "Atención pastoral y vida cristiana de los colonos de Guadalupe. 1860 1930", Santa Fe, 1992.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-30340002840812950902008-08-24T17:58:00.001-07:002008-08-24T18:01:41.146-07:00Colonización y vida religiosa en GuadalupePbro. Edgar Stoffel<br /><br />El residencial barrio de Guadalupe era -hacia 1860- un vasto territorio situado a unos 6 kilómetros del centro de la ciudad de Santa Fe y que se extendía desde la laguna Setúbal hasta el río Salado. Estaba escasamente poblado y tenía como centro de referencia la capilla que, hacia 1779, había erigido el ermitaño Francisco Xavier de la Rosa.<br />En 1864 comenzaba el proceso de colonización, ya que desde Brasil llegaba un grupo de alemanes, integrado por Juan Blum, José y Juan Koch, Federico Bock y Enrique Hassing y sus respectivas familias, y José Ode, que era soltero.<br />Sobre esta base surgió la colonia Guadalupe que tendría como ventaja su cercanía con Santa Fe y como inconveniente, la estrechez de las tierras entregadas en concesión.<br />A pesar de la ayuda otorgada por el gobierno, los primeros tiempos fueron difíciles por lo limitado de las parcelas no demasiado aptas para la agricultura, por lo cual algunos de los primeros colonos emigraron a colonias vecinas.<br />Los que permanecieron en la zona debieron trocar sus deseos de ser agricultores por el oficio de quinteros. Para 1871, la situación había mejorado y Wilckens destaca que estaba poblada por 97 familias, existía una escuela con 25 alumnos y las chacras estaban cercadas en su mayoría con alambres y postes de ñandubay.<br />¿Quiénes eran algunos de estos vecinos cuya laboriosidad es reconocida en diversos informes, que estaban asentados en lo que hoy sería Aristóbulo del Valle?. Algunos pertenecían a viejas familias de origen criollo que desde hacía siglos habitaban la zona, como Stanislada Méndez, José María Godoy, José María Quintana, Rosa Torres, Tomás Cullen y Pío Sequiera. Pero en su mayoría eran extranjeros como José y Juan Koch, Lorenzo, Carlos Claus, Miguel Yungues, Ignacio Heymo, José Geiser, Bock y Blum, Pedro Verat, Melchior Montara, Elias Albrecht, Jorge Hilgert, Ignacio Escher, Francisco Esper, Cristian Hillmann y Guillermo Beckmann.<br />El informe de Aragón de 1881 habla ya de 596 habitantes y el de Bouchard de 1883 señala la existencia de 69 familias, en las cuales 180 eran varones, 123 mujeres y 219 niños. En cuanto al origen étnico, Bouchard indica 22 son alemanas, 2 brasileñas, 22 italianas, 5 suizas, 8 argentinas, 6 francesas y 4 españolas.<br /><br />Jardines de diamelas<br />Con el correr del tiempo, como sucedió en todo el proceso colonizador en nuestra provincia, los italianos irán superando a suizos y alemanes, aunque unos y otros sustituirán definitivamente el sustrato criollo.<br />Esto volverá revertirse hacia la década del "50 del siglo XX, con la construcción de barrios obreros especialmente en el sector oeste y a posteriori con las migraciones del norte santafesino, del Chaco y Formosa.<br />Hacia 1890, R. Lassaga realizaba un análisis preciso de aquel proceso de cambio: "Hoy ese sitio desierto se ha convertido en una colonia floreciente. La selva impenetrable de otro tiempo ha sido talada totalmente, y en su lugar la vista se deleita al contemplar las quintas cultivadas con sus jardines de diamelas y de rosas y sus bosques de nogales, naranjos y limoneros, con sus cerco de pita o eucaliptus y sus océanos de trigo que mece la brisa perfumada, imprimiéndole al verde tallo ondulaciones suavísimas".<br />Y continuaba: "A la guarida del salvaje, ha reemplazado la hermosa y sencilla casa de campo suiza o alemana, con su rojo tejado y su nítida blancura, en cuya puerta el colono, ayer pobre y enriquecido hoy con su trabajo, se sienta rodeado de sus rubios hijos a los que cuenta la historia de la libre Helvecia o la ilustrada Germania, mientras ellos lo interrumpen con infantil imprudencia, para repetirle la narración de las campañas argentinas, de las glorias de su patria americana, que aprenden en la vecina escuela, en esa casita rústica pero alegre, sombreada por frondosos paraísos y perfumadas con flores campesinos. Todo ha cambiado, ítodo! . La transformación llega desde la casa al que la habita. El traje pintoresco del gaucho ha desaparecido con sus hábitos nómades y sus aventuras sangrientas y sus juegos caballerescos".<br /><br />Santuario y seminario<br />Entrado el siglo XX, la colonia continuará progresando gracias al esfuerzo de los vecinos, la llegada del ferrocarril en 1908 y el tranvía de la Línea 4, y surgirán diversas casas de comercio en los alrededores de la Estación Guadalupe. A partir de 1904, se suma la construcción del actual Santuario y, en 1907, el Seminario Metropolitano.<br />Los colonos de origen extranjero se encontrarán entre la mayoría de los firmantes que en 1918 elevan un petitorio a Mons. Boneo solicitándole que el Santuario se convierta en Parroquia, lo que es concedido el 10 de setiembre de ese año. Algunos de los solicitantes eran Zanuttini, Miglietta, Benassi, Virgolini, Elrech, Cantarutti, Hanel, Massara, Contini, Beckmann, Rica, Gigante, Colautti, Koch, Bock, Ferraro, Gesse, Meneghetti, Klein, Hagemann, entre otros.<br />También son de origen extranjero los primeros integrantes de la comisión que -en 1901- funda Mons. Boneo para el mantenimiento edilicio del Santuario y el sustento del capellán, y mayoritariamente extranjeros o sus hijos quienes acompañan al Pbro. Echagüe en la formación de una banda musical.<br />Comenzadas las obras del actual Santuario, los colonos fueron los encargados de transportar la arena donada por el vecino Rafael Funes desde su campo hasta el obrador, utilizando sus carros o alquilando cuando no tenían. Entre abril y junio de 1904 colaboraron con sus carros Domingo y José Pallero, Nicolás Pallero, Pompeyo Luraschi, Miguel Fuchi, Cesareo Heimo, Juan Beckmann, Pedro Forlano, José Geisser, Carlos Leaunvotti, Gaspar Berpen, Simón Lanza, Carlos Fregossi, Ángel Brambilla, José Brambilla, Fabio Armellini, Pedro Koch, Damián Luraschi, José Zottini, Ambrosio Albi y Pablo Armellini. Algún tiempo más tarde se registran donaciones en dinero de muchos de estos vecinos.<br /><br />Dos tradiciones<br />En ocasión de la festividad de la Virgen, muchos de los colonos se convertían en anfitriones de los peregrinos que venían desde las colonias vecinas. <br />Estos colonos debieron también confrontar su religiosidad con las prácticas de los criollos, a las que don Augusto Kieffer no duda en calificar de extraño espectáculo ya que frente al Santuario había observado una treintena de tiendas con sus mesas y sillas donde se expendían bebidas y en los alrededores a una multitud de gente que había llegado en coches o caballos. Unos bebían, otros jugaban, otros iban a la Iglesia a participar de algunas de las Misas y luego de la Procesión y finalmente, no faltaban quienes jugaban con un hueso (la taba) apostando todo el dinero, el caballo y hasta la montura.<br />Los colonizadores de Guadalupe tuvieron el singular privilegio de ser no sólo testigos del culto a la Virgen -comenzado por el ermitaño de la Rosa en las tierras de los Setúbal- sino que se convirtieron en sus grandes difusores y contribuyeron al desarrollo y consolidación del mismo y si bien es cierto que transformaron costumbres y estilos de vida en que la tradición criolla pasó a un segundo plano, en la devoción a la Virgen encontraron un ámbito de comunión particular.<br />Con Lassaga podemos concluir diciendo que "Todo ha cambiado, todo (...) pero el colono extranjero, como el gaucho argentino, rinden culto a María en su poético Santuario y enseñan a sus hijos las santas oraciones que aprendieron éstos de sus padres y aquellos repitieron en reverencia de la Virgen del lugar".<br /><br />Contención espiritual. Privilegiados<br />Los colonos de Guadalupe profesaban mayoritariamente el catolicismo y en el Santuario de Guadalupe encontraron el ámbito propicio para su vivencia religiosa.<br />Lina Beck Bernard escribe que "esta capilla se muestra deliciosa bajo el azul radiante del cielo, con sus muros blancos, su torre cuadrada, y el portal coronado por una cupulita árabe, de estilo entre cristiano y morisco. La circunda una galería sostenida por pilares de algarrobo, tallados caprichosamente. En el atrio se levanta una altísima palmera de las más bellas que he visto en el país. Hay algunos naranjos de un verde sobrio, que contrasta con el color blanco de la Iglesia, y el fondo azul inalterable de la escena. Está decorada al modo de las iglesias españolas del siglo XVIII, hay conjuntos esculpidos llamados retablos que representan frutas, flores, cabezas de serafines circundados de alitas doradas y columnas salomónicas ornadas con hojas de ocanto".<br />Entre los sacerdotes que atendían a los colonos se destacaron los Pbros. José Luis Doldán y Severo Echagüe, santafesinos, y ocasionalmente acudían algunos padres jesuitas de origen alemán como también del Verbo Divino, para los colonos que hablaban aquella lengua.<br />A partir de 1900, el Santuario contará con capellanes estables y -si bien los vecinos pertenecían a la Parroquia del Carmen y desde 1910 a la de San Juan Bautista para cumplir con los deberes parroquiales- muchas veces acudían a los servicios de éstos debido a la lejanía de las sedes parroquiales.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-36135951221014689882008-08-23T11:59:00.000-07:002008-08-23T12:02:32.195-07:00LA REDUCCION ABIPONA DE 'SAN JERONIMO DEL REY'Dr. Manuel Cracogna<br /><br />La ciudad de Santa Fe sufría el frecuente azote de las incursiones indígenas, de manera especial de los abipones, que se mantenían recelosos de la voluntad de integrarse al nuevo régimen de vida. Debía ser permanente la preocupación por la defensa ya que los ataques a las estancias aledañas y aún a los mismos arrabales del núcleo urbano no daban descanso.<br /><br />El teniente de Gobernador Echagüe y Andía alcanzó a obtener unos años de tranquilidad mediante una guerra ofensiva contra los indios bravíos del Chaco. La relativa paz convenida con los vencidos dio su fruto con la sumisión de los mocovíes, más dispuestos a aceptar el sistema de las reducciones.<br /><br />El P. Antonio Machini,del Colegio de la Inmaculada de Santa Fe, tomó la iniciativa para formar reducciones con los mocovíes y los abipones "levantando así un muro de contención entre la civilización y la barbarie". El buen trato que se daba a los indios sumisos residentes en la ciudad como personal de servicio los más, favoreció como ventajoso el deseo de reducirse.<br /><br />Con la eficaz colaboración del rector del Colegio, el P. Miguel de Cea, y contando con la voluntad del cacique Ariacaiquín por abrazar la religión cristiana, quedó concretada la fundación de la reducción de San Francisco Javier, sobre el río Quiloazas, que desde entonces se llamó San Javier. Corría el año 1743. <br /><br />Cabe al P. Francisco Burgés el mérito de haber en octutbre de este año, señalábase dicho paraje para pueblo a 70 leguas de Santa Fe al Norte, con cantidades de montes, pastos, aguadas y demás, señalándole dos leguas de frente de Sud a Norte sobre el Arroyo, una de esta parte y la otra sobre la parte contraria, comprendiendo la misma distancia en las islas de sus cercanías, y cuatro leguas de fondo de Este a Oeste. A las 8 de la mañana, se les dió a los indios posesión corporal del terreno, arrancando yerbas, cortando ramas de árboles, etc. y el 18 de octubre se dice haber edificado allí una capilla plantando en la puerta el "Arbol de la cruz", aposento para los padres con puerta y llaves, y casa para familias de los recién convertidos, todo de madera fuerte, cubierto de paja por falta de otro material, colocando en la capilla flor patrón titular a San Gerónimo, y dándosele al pueblo el nombre también de San Gerónimo, donde quedaron 61 familias con 193 personas, esperando se reúnan dos caciques más con sus familias, y que estas conduzcan a otras más de Nación Vilela; para la manutención del pueblo se dejaron sementeras hechas, 1489 cabezas de ganado vacuno, 1420 ovejas que se conducirán y 424 que quedan, dos carros, 16 bueyes, 25 hachas y un altar portátil, por falta de ornamentos, dado todo por los vecinos de Santa Fe " <br /><br />Así quedó establecida la primera misión de lo jesuitas entre los indios abipones a orillas del arroyo El Rey y su jurisdicción dependía parte de los actuales municipios de Avellaneda y Reconquista, ubicándose el centro de la reducción, posteriormente, camo hemos mencionado, en la manzana delimitada por las calles Paticicio Diez; 9 de Julio, Mitre y 25 de Mayo de la última ciudad (predio al que se ha asignado la denominación de "manzana histórica" Organizada esta misión estable en tierra santafesina.<br /><br />El pleno desarrollo de esta reducción, que demostraba lo acertado de su instalación, resultó ejemplo beneficioso para que otras parcialidades indígenas se avinieran a aceptar las disciplinas ingerentes a su conocimiento.<br /><br />Así fue como los abipones pudieron alternar con los mocovíes comquistados en San Javier y fueron comprobando la conveniencia de entregarse a la organización misionera. En esta tarea de convencimiento tuvo un papel preponderante el P. Cardiel, que aprovechaba las ocasiones propicias para conunicar a los caciques abipones las ventajas de vivir en un pueblo propio con sus familias, usando dulzura, paciencia y regalos para congraciarse con ellos.<br /><br />Pasaron algunos años y las palabras persuasivas de los misioneros dieron sus frutos. Fue el cacique Reguequeinquí quien manifestó sus deseos de formar pueblo como lo tenían los mocovíes, e inclusive indicaba el lugar de su preferencia para establecer el poblado.<br /><br />Las circunstancias eran favorables para realizar el ambicioso proyecto y en ello se hallaron dispuestos los superiores de la Compañía de Jesús. En Córdoba, el P. Diego de Orbegozo interesó y comprometió la ayuda del Cabildo para la erección de la nueva población "y convertir la nación de los Abipones, que es la que incesantemente hostiliza estas fronteras", exprcialmente ésta con la que se dirigió al Gobernador de Buenos Aires, Afidonaegui, pidiéndole su intervención ante el Cabildo santafesino para lograr el apoyo generoso para la empresa civilizadora.<br /><br />Al llegar a Santa Fe para hacerse cargo de la direccion del Colegio, encontró favorable acogida para su proyecto y contó con el decidido apoyo del Teniente de Gobernador Francisco de Vera y Mujica. Mientras tanto los abipones gozaban de libertad en la ciudad y de la especial consideración de los vecinos para captarse sus simpatías.<br /><br />Con este clima de concordia pudo concertarse un trato amistoso entre los dirigentes de ciudades y algunos caciques. De la exitosa asamblea surgió la "Paz de Añapiré" que posibilitaba la erección de una reducción abipona.<br /><br />El P. Orbegozo organizó una expedición hacia el norte santafesino y recorridas 80 leguas se encontró con los caudillos abipones entre ellos Niripuri y su sobrino Ichoalay, con quienes convino formar pueblo en el terreno donde se hallaban. Con tan buenas perspectivas, regresó a Santa Fe y comenzó los preparativos fundacionales con el acopio de recursos y la designación de los miembros de la comitiva.<br /><br />El conjunto de pioneros, encabezados por el de Teniente Gobernador Vera y Mujica y el P. Orbegozo, transitaron la distancia de Santa Fe hasta El Rey llevados por el propósito de establecer una avanzada de la Fe y el trabajo en el Chaco.<br /><br />"En esta ocasión quiso el señor Gobernador, y esa era también la voluntad de los jesuitas, que los mismos indios escogieran el punto que les pareciera más adecuado para el establecimiento del pueblo. Ellos no anduvieron en dudas sobre esto e indicaron la orilla norte del arroyo o Río del Rey, que está a 70 leguas al norte de Santa Fe y que era el punto central de toda aquella región que los Abipones consideraban su territorio". El lugar elegido se ubica actualmente en la concesión C del lote 202, en la prolongación une la calle 21 al este, sobre la costa del arroyo.<br /><br />La astucia y la desconfianza de los indígenas les señaló este lugar de manera de interponer una barrera natural contra los españoles. Pero, algo más de una década después, se trasladaron a la orilla opuesta por ser terreno mas adecuado y a cubierto de las periódicas crecientes.<br /><br />Mediante la ceremonia tradicional, la reducción quedó fundada y se le impuso el nombre de San Gerónimo del Rey, como homenaje al patrono de ese nombre. Del acta respectiva, donde se señalan los preliminares, el hecho de la funidación y un infornie posterior, extractamos lo fundamental que dice así: "El 8 de julio de 1748, el teniente de gobernador maestre de campo Francisco Antonio de Vera y Mujica, estando de paz los indios abipones, en vista de la conveniencia que tienen en reducirse como los mocovíes, salió de Santa Fe, acompañado del padre Diego de Orbegoso rector del colegio de jesuitas, llegando a donde se hallaban reunidos cinco caciques abipones, llamados Rereguaqui, Alayquín, Luebachín, Luebachichi e Ichoalay con 60 indios y sus familias, pidiendo doctrinarse, con aprobación del Gobierno del Dean y Cabildo en sede vacante de Buenos Aires". Nombróse para doctrineros, a los padres José Cardiel y Francisco Navalón, elegidos por el padre provincial Manuel Guerini, y en paraje del Arroyo que llaman del Rey. <br /><br />Los trescientos primeros pobladores los constituyeron los abipones Rukakés; cuyos caciques eran Nerginini e Ichoalay. Más adelante se juntaron con ellos los indios abipones Yaaukanigas, cuyos jefes eran Naaré y Kachirikin, pero su agregación sólo fue temporaria hasta que se les fundara al pueblo de San Fernando, frente a Corrientes. Más tarde se sometieron otros caciques.<br /><br />Según el P. Dobrizhoffer la sumisión de los indígenas obedecía a las ventajas que podían obtener bajo el amparo de los jesuitas. No comprendían o no les interesaba mayormente la educación espiritual. La tendencia guerrera los dominaba. Mons. Alumni nos recuerda que "cuando se fundó San Jerónimo, una de las condiciones que pusieron los indios a los misioneros fue la de poder entrar a la iglesia con sus armas, pues decían que un abipón no puede nunca separarse de ellas.<br /><br />El P. Cardiel estuvo unos pocos meses en San Jerónimo, siendo reemplazado por el P. Brigfiel, que había estado once años entre los guaraníes. El acompañó al P. Navalón en la dif'ícil tarea de civilizar a los abipones, quedando bajo su responsabilidad la dirección de la misión el P. Cardiel, religioso erudito, nos ha quedado un mapa donde se aprecia el énclave de la primitiva reducción jesuítica del norte de Santa Fe.<br /><br />Prosperó San Jerónimo y los misioneros debieron hacer esfuerzos para adaptar a los indígenas a las tareas agropecuarias, de imperiosa necesidad para el abastecimiento de la populosa misión. "Las cosechas y otros productos, después de utilizados y reservados los necesarios para la reducción, eran enviados a Santa Fe, a la Procuradoría de Misiones donde un padre (Procurador) luego de pagar tributo al Rey los negociaba y enviaba allí. Tientos, telas y otros materiales necesarios para los reducidos. El envío se hacía de dos maneras: por tierra, costeando el río; por agua, partiendo desde el "puerto de los abipones" en la desembocadura de "El Rey", donde está la actual estación fluvial reconquístense" <br /><br />Desde Santa Fe se apoyaba el sostenimiento de esta misión y las que se fundaron en 1750 en concepción, camino de Santiago del Estero y San Fernando, en la actual Resistencia donde colaboró activamente el cacique Ichoalay. con estas poblaciones se fue avanzando con la civilización hacia el tenebroso y temible chaco, que siguió por mucho tiempo siendo morada y reducto imbatible de indígenas bravíos.<br /><br />Cabe agregar que no faltaron hechos de rebeldía en las reducciones por parte de algunos indígenas que huían, guiados por sus caciques, para volver a sus correrías y depredaciones. Allí debían intervenir los Misioneros para instarlos a la sumisión, o la participación de la fuerza para dominarlos. No siempre se lograban éxitos. Al contrario, hubo casos en que desertores atacaron las reducciones para robarlas.<br /><br />San Jerónimo y San Fernando fueron los poblados más perseguidos poros indios montaraces y se debió organizar expediciones, tanto de Santa Fe como de Santiago del Estero y Tucumán, para reprimir los excesos de violencias de los naturales codiciosos.<br /><br />Las reducciones desarrollaban sus actividades entre tropiezos y dificultades, pero avanzaban en cumplimiento de sus finalidades hasta que se produjo la expulsión de los jesuitas. "El 13 de mayo de 1767, se leyó en Santa Fe el real despacho fechado en El Pardo el 27 de febrero, para que se extrañaran los jesuitas del dominio real, así sacerdotes como coadjutores y legos que hayan hecho la primera profesión y novicios que quisieran hacerlo, y se ocurran las temporalidades de la Compañía" <br /><br />Los obras que se han experimentado hasta aquí, entre las Naciones Mocovíes y Abipones, siendo los primeros los que componen las dos Reducciones de San Javier y San Pedro, y los segundos la de San Gerónimo con el auxilio de los de la de Sn. Fernando de Corrientes, y la de Santiago del Estero".<br /><br />En cinco puntos quedó suscripto el tratado, firmado por el capitán Melchor de Echagüe y Andía, los curas presentes y Bartolomé Calderón por los indios que no sabían firmar. De todos los arreglos se informaba al virrey Vértiz.<br /><br />En 1779, después de la visita que realizó a los pueblos indígenas el obispo de Buenos Aires, Mons. Sebastián Malvar y Pinto, quedó concertado en Santa Fe, un nuevo acuerdo entre abipones y mocovíes cuyas capitulaciones de trece artículos fueron enviadas a Vértiz por el teniente de gobernador Echagüe y Andía, que firmó junto con el obispo, funcionarios y los religiosos Fr. José Córdoba y Fr. Apolinario Llana en nombre de los caciques.<br /><br />Las paces suscriptas resultaron promesas que no se respetaron. Discrepando con el cacique corregidor D. Dámaso, e imposibilitado de detener los ímpetus de su gente, siempre al acecho de los mocovíes, en defensa de su Vida, el P. Córdoba pidió su relevo de San Jerónimo. Falleció en San Javier, en1793 .<br /><br /> En 1781, los abipones de San Jerónimo con toda su furia atacaron la reducción de San Javier trabándose en lucha, de resultas de la cual murió el cacique Benavides con 36 indios más. Era permanente este estado de guerra que repercutía negativamente en la integridad material de los pueblos, malográndose así ingentes esfuerzos. Los indígenas no abandonaban sus agrestes costumbres con toda su cristianización y se hallaban desapegados al trabajo de la tierra y a la conservación de ganados y viviendas. La instrucción religiosa y los buenos hábitos se iban despreciando para volver a su vida primitiva. Eran, en suma, los signos inequívocos de la decadencia.<br /><br />El Dr. Cervera menciona que en 1785, según una comunicación del cura Fray Blas Brito, la población total de San Jerónimo era de 603 personas, siendo la mayoría de edad avanzada (42 tenían más de 70 años).<br /><br />Ver apéndice del Dr. Cervera, con lista de los indígenas y su explicación.<br /><br />Años después, el cura Lorenzo Casco se quejaba de no poder reducir más los indígenas - que vivían desordenadamente, sin trabajar, haraganes y descontentos - y comentaba hallarse sin recursos para conformarlos.<br /><br />Con todos esos inconvenientes, se trataba de mantener la integridad de la misión y en este trámite intervino activamente el gobernador Gastañaduy que reclamaba apoyo y alimentos para cubrir sus necesidades.<br /><br />En mérito a la conformidad dada por el Superior de los mercedarios, el virrey Melo encomendó a los PP. Misioneros franciscanos la atención espiritual de la misión norteña "a los fines del mejor servicio de Dios y del Rey y que por este medio se verá redimido el mismo pueblo de San Gerónimo de la falta que en tan dilatado tiempo ha padecido de la palabra divina... Buenos Aires, catorce de Noviembre de mil setecientos noventa y cinco.<br /><br />Así los franciscanos tomaron a su cargo las primeras misiones en el Chaco. “... el primer misionero mandado a la reducción de San Jerónimo fue el P. Fr. Ramón Miguel, quien, acompañado por el Hermano Fr. Francisco del Arco, tomó posesión de esta reducción el 7 de febrero del año 1798”.<br /><br />Luego del P. Miguel estuvieron en San Jerónimo los franciscanos Juan Antonio Jorge, Martín Gorostidi, Juan Ignacio Ayspuru, Pedro García, Pablo Julián Carrascosa, Francisco Arellano, Pascual Serrano y otros.<br /><br />Se conoce un informe sobre el estado de la reducción redactado en 1806 donde indica que la población total es de 1061 cristianos y l0 infieles. El único sacerdote de la misión señala que "el pueblo más cercano hacia Santa Fe dista cerca de treinta leguas; hay tres arroyos de por medio que se ponen a nado sobre un cuarto de leguas; y es menester pasarlos o en cuero o a la cola de un caballo...".<br /><br />Del informe citado se puede deducir la situación de casi total aislamiento de esta reducción, que se mantenía gracias a los suministros que proveía la ciudad de Santa Fe, al ser ínfimos los recursos propios.<br /><br />Poco a poco resultaron estériles los esfuerzos para sostener el poblado.<br /><br />Los encuentros belicosos entre las parcialidades indígenas y la preocupación por las luchas de la independencia, provocaron dificultades sin solución y el olvido para la reducción.<br /><br />En este estado de cosas, los tobas atacaron con toda violencia a la reducción en 1818, salvándose unos pocos vecinos que alcanzaron a huir a San Javier y a Corrientes. "Los demás vecinos, chicos y grandes, fueron todos pasados a cuchillo por los asaltantes, que continuaron con sus correrías".<br /><br />Así quedó despoblada y abandonada una misión civilizadora del norte de Santa Fe, región que volvió a ser dominio absoluto de los aborígenes, hasta la reconquista por las fuerzas nacionales, con lo que los aguerridos abipones llegaron a confundirse en las nuevas poblaciones, dejando para la historia las características de su cultura y el recuerdo del espíritu indómito de su raza.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-78600150256850205052008-08-23T11:55:00.001-07:002008-08-23T11:58:46.723-07:00LOS ABIPONES SEGUN MARTIN DOBRIZHOFFERCapítulo I<br /><br />EL TERRITORIO DE LOS ABIPONES, SU ORIGEN Y SUS DIVERSOS NOMBRES<br /><br /> <br /><br />La belicosa tribu de los abipones, de la provincia del /3 Chaco, está asentada en el centro mismo de la Paracuaria, o por decir con mayor exactitud, deambula por ella. No posee lugar fijo de residencia, ni más límites que los que le ha fijado el temor de sus vecinos. Si éstos no se lo impiden, recorren hasta muy lejos de sur a norte, desde oriente a poniente, /4 de acuerdo a la oportunidad de una invasión al enemigo, o la necesidad de hallar algún camino. En el siglo pasado, tuvieron su cuna en la costa norte del río que los españoles llaman Grande o Bermejo, y los abipones Iñaté, tal como lo atestiguan los libros y registros contemporáneos. Pero a comienzos de este siglo, ya sea por haber terminado la guerra que los realistas emprendieron en el Chaco, o por temor a las colonias españolas del sur, emigraron y ocuparon por fin el valle que en otro tiempo perteneció a los indios calchaquíes, pueblo también de gigantes. A pesar de la oposición de los peninsulares, consideran como propio este territorio que se extiende unas doscientas leguas. Sin lugar a dudas en otro tiempo los antepasados de los abipones habían extendido desde estas tierras hasta las costas del Paraguay. <br />El cacique Ychamenraiquin, tenido como principal de su pueblo, afirmaba una vez en la colonia de San Jerónimo que ellos habían llegado a lomo de mula cruzando grandes aguadas; y decía también que él había sabido esto por boca de sus antepasados. Ambas cosas se contradicen, así como suele haber contradicción entre las fábulas, sin que – como yo lo sé – pueda sacarse alguna conclusión firme que quede como monumento de las letras. Pero en verdad esta controversia sobre la llegada de los abipones a Paracuaria pertenece a los americanos, si no me equivoco, cien veces agitada, pero nunca dirimida. El español Solórzano trae once opiniones sobre este asunto, y las rechaza una por una. El Padre Gumilla en su historia sobre el río Orinoco trae otras conjeturas, y otros autores también aportan otras. Cualquier cosa que digan, siempre encontrarán alguno que pueda fundamentar un juicio contrario. Muy a menudo me viene a la mente pensar que los americanos llegaron desde el extremo /5 norte de Europa, llevados por el deseo de un cielo más apacible, hasta las extensiones que hoy llamamos América, en donde fueron penetrando poco a poco, y que estarían unidas en alguna parte con los confines de Europa, separados sólo por algún angosto estrecho que habrían cruzado, ya a nado, ya en chalupas o en alguna otra embarcación. Encontramos claramente en los abipones una cierta imitación de las costumbres y ritos que se dice usan los lapones y las colonias de Nueva Zembla. He notado en nuestros bárbaros una tendencia innata a orientar siempre el suelo patrio hacia el norte, como si fuera una aguja magnética. Cuando se enojan por algún hecho adverso, exclaman con voz amenazadora: "De tal modo me levantaré hacia el norte de Mahaik". Me da la impresión de que con esta conminación quieren significar que se volverán a aquellos lugares del norte de Paracuaria en donde sus parientes bárbaros viven aún fuera de la obediencia de los españoles, fuera de la disciplina de los cristianos, a su arbitrio.<br /><br />Concedamos en verdad esto a la opinión de autores muy autorizados: ¿Por qué me empeñaré en afirmar que los americanos son oriundos de Europa septentrional, si todos los indios, descendientes de americanos, carecen de barba, la que tanto abunda en los pueblos del norte de Europa? Cuídate de atribuirlo al aire, al clima o al cielo. Aunque veamos degenerar rápidamente y de modo evidente plantas trasladadas desde Europa a América, tenemos la experiencia de españoles, portugueses, franceses, notablemente barbados en Europa, que en ninguna parte de América quedan imberbes; lo mismo sus hijos y sus nietos testimonian con la barba su origen europeo. Decimos esto por propia experiencia, ya que después de veinte años pasados en Paracuaria, pese a afeitarme a menudo la barba con navaja, rápidamente me crecía. Si ves a algún /6 indio medianamente barbado, no dudes que aunque su madre sea americana, su padre o su abuelo serán europeos. Ya que los ralísimos pelos que aquí y allá crecen cerca del mentón de los indios americanos, como una pelusa, me parecen indignos del nombre de barba.<br /><br />Paracuaria es muy parecida a Africa; ¿pero podrá deducirse de esto que sus habitantes emigraron de allí? Por otra parte, si así fuera, todos los paracuarios tendrían que ser como los africanos, negros, morenos o plomizos. Los ingleses, españoles y portugueses, habituados a la trata de esclavos, no quieren procrear progenie negra de madre o padre negros, y sin embargo los hijos de padre y madre india son de color algo blanco, que con el tiempo, el sol ardiente y el humo del fuego que arde día y noche en sus tugurios, se oscurece algo. Los americanos no son como los africanos, crespos, sino muy lacios aunque siempre de cabello muy negro. Pero fuera de todo esto, la inmensidad del océano que separa las costas de Africa meridional y de América, hace difícil la travesía en esa latitud, y – séame lícito decirlo – también increíble en aquel tiempo en que sin brújula, los navegantes apenas osaban apartarse de la orilla. Podrás decir que alguna tormenta arrojó a los africanos a las costas de América; pero pregunto: ¿por qué camino habrían podido escapar las más sanguinarias fieras? Por otra parte, esta ardua cuestión encuentra todavía nuevas dificultades. El Cabo de Buena Esperanza, opuesto a los límites de Paracuaria, tiene por habitantes a los hotentotes, cuyas costumbres bárbaras se asemejan en algo a la de los indios paracuarios, aunque unos y otros difieren totalmente en la /7 conformación del cuerpo, en los ritos y en la lengua. Yo he leído esto en un folleto escrito por un alemán que vivió un tiempo en el Cabo de Buena Esperanza. Hay algunos que afirman que Asia es la madre de los americanos, unida por algún nexo aún no encontrado. Si afirmaras que todos los americanos a una cayeron de la luna, conocedor de la inconstancia de los indios, de su espíritu voluble y de su mutabilidad acorde con la luna, aceptaría con pies y manos tu sentencia, si no temiera, con razón, la risa de todos los sabios. De la increíble variedad de lenguas que se hablan en América, no hay ninguna que haga referencia a su origen; y nunca encontrarás ni el más ligero parecido de las lenguas europeas, africanas o asiáticas con las americanas, pese a ser habladas por tan diversas bocas. Esta es mi opinión y la de otros con quienes consulté el asunto. No es mi intención detenerme en el origen de los americanos. Consulta a quienes tuvieron este propósito. No obstante, cuando más leas, más dudarás; en esta cuestión hay tantas sentencias como cabezas.<br /><br />Sin embargo no se desanime la posteridad. Existe una nueva esperanza de que habría en alguna parte del mundo conocido una conexión con América, que se confirmará en otro tiempo, si las expediciones iniciadas con grandes peligros y costos por los ingleses y rusos hacia todos los ángulos de la tierra y del mar lograran algún fruto. Estos sagaces exploradores /8 de los mares, avanzando siempre hacia el Norte, han descubierto nuevos pueblos y nuevas islas, (de las que la más célebre es la de Othaita), y estrechos desconocidos por los antiguos; les pareció de lejos que las costas de América estaban cerca de las de Asia, aunque en realidad no se acercan. Les sucedió lo mismo que a Moisés, cuando, buscando la Palestina a través de un larguísimo camino, le fue mostrada por Dios desde el Monte Nebo. La augusta Catalina, actualmente emperatriz de los rusos, tan célebre por sus victorias, por su conocimiento de la guerra y la paz, como por el esplendor de su imperio, la pujanza de sus fuerzas navales y militares y el fomento de las artes y de las letras, se resolvió, y no escatimó ningún esfuerzo, para descubrir finalmente si en apartados lugares del océano desconocido son vecinas las costas de Europa boreal, América y Asia. Esta empresa fue encomendada a los capitanes más diestros: los capitanes Behring y Tschirikow, con dos naves construidas en Ochotz, recorrieron desde el puerto de Kamtschatka hasta el Sur. Después de varias andanzas y vicisitudes observaron a lo lejos unas tierras que tomaron por América y que, midiendo con sus instrumentos de navegación, distarían unos pocos grados al N. O. de las costas de California; además encontraron islas desconocidas y pueblos muy semejantes a los americanos del norte. Les pareció que habían alcanzado su meta; pero cantaron victoria antes de tiempo, pues el capitán Krenizin, en el año 1768, emprendió la misma empresa con dos naves y vio esas y otras islas; mas pese a haber usado toda su ciencia nunca pudo ver las tierras que sus antecesores Behring y Tschirikow /9 creyeron ver y tuvieron por el continente americano. Krenizin decía que se habrían engañado pensando que las grandes islas con las abruptas cimas de sus montes eran la tierra firme americana; y en el mismo lugar en que aquellos equivocadamente habían fijado el continente americano, él sólo descubrió el mar abierto a lo largo y a lo ancho. Quienes creían a los primeros disculpaban a Krenizin por no haber visto aquellas tierras, alegando que éste había navegado hacia el Norte, y que si hubiera dirigido las proas hacia el sur, habría encontrado también el mismo territorio. En este asunto tan discutido ¿quién puede dar la sentencia? Unos y otros deben ser excusados si yerran. En un mar tan proceloso, bajo un cielo a menudo cubierto por densas nubes, no puede ser observado el mismo punto por varias personas, ni saber el modo de llegar a ese punto. Las nieblas obstaculizan la vista e impiden ver las costas más próximas. Digo esto por experiencia propia. Unos navegantes portugueses descubrieron la isla de Madera observándola desde un mástil muy alto; y nosotros la habíamos tomado por una nubecita; y navegando hacia Italia por el Mediterráneo con Norvegis pensamos que la isla de Minorca era una nube. De modo que no es raro equivocarse por la nubosidad.<br /><br />De las repetidas observaciones de los rusos, si bien discordes, arguyen todos los demás que el tránsito desde Europa septentrional hasta América se hace por mar, y que ambas partes continentales están separadas por un estrecho. Y /10 finalmente, que pueblos nómades fueron penetrando poco a poco por las islas próximas a la costa hasta llegar a América. Convénzanse otros de esto, yo no puedo creer que tal cosa pueda realizarse. Si capitanes tan idóneos, provistos de brújulas, con sólidos barcos, con marineros capaces, poseyendo instrumentos aptos para la exploración del mar y la protección contra las tormentas vuelven, siempre frustrados, a emprender el mismo camino sin lograr su objetivo, ¿podría creerse que bárbaros incultos, apenas conocedores del arte de la navegación, con barquichuelos insignificantes hechos de un tronco ahuecado o de corteza de árboles, adornados con pieles de animales, habrían salido airosos en sus largos caminos por el mar proceloso hasta llegar a las desconocidas costas de América? A no ser que sea cierto que existe un estrecho que separa a Asia de América, como dicen que encontró un afortunado explorador inglés. En efecto, éste descubrió los errores de un mapa ruso, siguió el camino indicado en el mismo, desde California con dos naves cuyos nombres eran Resolución y Discovery; mientras confió en esos datos erróneos, corrió una y otra vez gravísimos peligros, tal como han escrito los ingleses. Pero cuando encaminó sus embarcaciones hacia el Norte, encontrando la línea continuada del litoral americano, puso fin a tantas cavilaciones, y halló los últimos confines de América y de Asia, observando que éstos están separados por un angosto estrecho; y siguiendo un poco más al Norte advirtió que el mar es poco profundo. Cook anotó el grado de longitud y de latitud en que estaban estos límites, pero que yo sepa, /11 todavía no ha sido divulgado por los ingleses. Partiendo de las observaciones que realizó este sagaz capitán, no es lícito conjeturar sin peligro de error; estos límites extremos de Asia y América están situados entre los grados 65 y 67 de latitud Norte, y alrededor de los 200 de longitud Este del meridiano de Greenwich; en este punto se ubicó en otro tiempo a la tierra Nitada o a América de D. Maty. La carta geográfica de los rusos editada, por Engel difiere mucho de esto; pone muy hacia el S. O. el extremo de América. Estas dudas y controversias se disiparán, espero, cuando los ingleses divulguen aquellos diarios de navegación del capitán Cook que, si no hubiera muerto por las flechas de los enfurecidos bárbaros, habría echado mucha luz en este asunto tan oscuro, sobreviviendo a tantos mares y tempestades. Esperemos también ávidamente lo que nos anuncian los rusos que hace poco exploraron aquellos mares para retomar la controversia. También el celebrísimo Robertson los explorará con más claridad y detenimiento.<br /><br />Nadie ignora que el tránsito desde Europa septentrional hacia América se realiza por el N./O. En el año 830 los noruegos descubrieron Groenlandia, establecieron allí colonias y con frecuencia las visitaron. Los ingleses, suecos y daneses exploraron hasta las extremas costas del Norte. Pero ya por los glaciares (que el capitán danés Juan Münkens testificó que eran de 300 a 360 pies de alto), o por la ferocidad de los bárbaros que se les interpusieron, no pudieron proseguir. Quienes recorrieron en el siglo pasado las costas de Groenlandia que miran al N. O., anunciaron que están separadas /12 de América por un angosto estrecho que probablemente sea la conexión con este continente; ése es el camino de los navegantes groenlandeses que tienen comercio con sus habitantes; por otra parte los bárbaros americanos llamados esquimales son semejantes a aquellos en la conformación del cuerpo, los vestidos y el modo de vivir. Todo esto es narrado por Granzius en su historia de Groenlandia. Si esto fuera cierto o verosímil, no quedaría duda alguna sobre el origen de los americanos. Pero en vista de la gran variedad de pueblos que habitan en la inmensa América y de sus notables diferencias, en cuanto a lengua, costumbres, vestidos y ritos, siempre me pareció que no habría un origen común y una patria única para todos los americanos. Yo que he vivido tantos años entre las tribus autóctonas, me río y desprecio a los autores que afirman que un indio es tan parecido a otro como un huevo a otro huevo. En verdad sobre este asunto que fatiga la curiosidad de muchos, se divaga muy libre y malamente; pero yo, en fin, no lo he iniciado.<br /><br />Aunque no osaría afirmar de donde llegaron los abipones en otro tiempo, sin embargo diré por dónde deambulaban hoy día. Los caseríos de los abipones, que están distribuidos en varias tribus, se ven en una gran extensión de tierra que va de Norte a Sur desde el río Grande o Iñaté al territorio de Santa Fe y por el Este desde el Oeste del río Paraguay, y se cierra con los límites del río Paraná, y con la región de Santiago del Estero. No practican la agricultura ni tienen un domicilio fijo y estable, y andan de aquí para allá en perpetua migración, ya en busca de agua o comida, ya por temor a algún enemigo cercano. Son los más diestros entre los /13 ladrones. Llevada la destrucción a las colonias españolas del sur, se retiran al norte, y luego de maltratar a la ciudad de Asunción con sus muertes y latrocinios se dirigen rápidamente hacia el sur. Si atacan con sus armas enemigas las fundaciones guaraníticas o la ciudad de Corrientes, se alejan con sus familias a los escondites del Oeste. Si invaden los campos de Santiago o de Córdoba, se ocultan sagazmente con sus compañeros en las lagunas, islas o cañadas que por todas partes las hay en el Paraná. Y ocultándose y alejándose de este modo, se sustraen a los ojos y a las manos vengadoras de los españoles, que impedidos tanto por el desconocimiento de los caminos como por su aspereza, de ningún modo pueden vengar las injurias recibidas de los bárbaros. A veces los españoles se ven obligados a volverse porque se les interpone una laguna o estero que los indios atraviesan como en un juego.<br /><br />Aunque carecen de moradas fijas, casi no hay lugar de esas regiones de abipones que no tengan un nombre que deba su origen a algún acontecimiento memorable o a alguna propiedad de esa región, tal como en otro tiempo fue usual entre los hebreos. Quiero mencionar aquí algunos lugares más conocidos: así Netagranàc Lpatáge, nido de aves, porque a semejanza de las cigüeñas, cada año anidan en un gran árbol de este lugar. Niquinránala, cruz, pues en otra época fue fijada una por los españoles, Nihírenda Leënererquie, cueva de tigre. Paët latetà, gran grieta. Atopèhenřa lauaté, albergue de /14 los lobos marinos. Lareca caëpa, altos árboles. Lalegraicavalca, cositas blancas; habían matado tantos animales en ese lugar, que todo el campo blanqueaba por los huesos desecados de los cadáveres. Otros lugares tomaron el nombre del río que los alimenta. Los más conocidos son: Evò ayè. Paraná, o Paraguay, Iñaté, Grande o Colorado, Ychimaye, Arroyo del Rey para los españoles. Neboquelatèl, madre de las palmas, Malabrigo para los españoles, Narahagem Inespin, Lachaoquè, nâuè, ycale, etc., Río Negro, Verde, Salado, etc. Omito otros caudales menores, que son múltiples y sin nombre.<br /><br />Ya dije que en el siglo pasado los abipones habitaron las costas del río Grande o Iñaté; pero, movilizadas las tropas desde Tucumán, se dirigieron al Chaco, más a causa del ruido de las armas que por imposición de los vencedores. En el siglo en curso, hacia el año 60, ya serenados estos sucesos, numerosas familias de abipones se habían retirado nuevamente hasta el río Grande o hasta los más recónditos lugares al norte del mismo por temor a los españoles, a quienes no obstante ocasionaron grandes daños en sus reiterados asaltos. La última colonia de abipones, a la que se dio el nombre de Rosario, distaba casi diez leguas al norte del río Grande, ubicada en el sitio en que los bárbaros, que se llaman a sí mismos Nataquebit, habían tenido sus viviendas un poco antes. Esta colonia fue fundada por mí, y fui también su cuidador; ya hablaré de ella en otro lugar.<br /><br />Unas pocas cosas he de decir de paso sobre el nombre /15 de estos indígenas de los que me estoy ocupando. Los abipones son llamados Callagaik por los mocobíes, tobas y yapitalakis; comidi por los guaycurúes; luc-uanit, por los vilelas, que significa "hombres habitantes del sur". En otro tiempo los españoles los llamaron Callegáes o frentones, por su gran frente, pues por arrancarse los pelos hasta tres dedos del cráneo, parecía que la frente se prolongaba en una afectada calvicie. Será ridícula la etimología que hace derivar del griego Ιππος caballos y a privativa; del mismo modo que a los ignorantes de la divina religión llamamos ateos, así, abipones significaría hombres sin caballos. ¿Qué cosa más absurda y hasta más repugnante puede decirse? Aunque, como los demás americanos, antes de la llegada de los europeos no conocían ni de nombre a los caballos, sin embargo no creo que en este momento haya ningún pueblo de esta tierra que posea más caballos que los abipones. En sus colonias conocí a algunos que poseían cuatrocientos o más caballos. Y esto no admire a nadie. En aquellas inmensas planicies erran infinitos grupos de potros salvajes que capturan sin ningún trabajo y sin que nadie se oponga, los doman en poquísimo tiempo y los conservan con la ayuda de la madre naturaleza sin ningún gasto, ya que en el campo encuentran agua, forraje y establo. No falta al abipón industrioso cuantos caballos quiera. En el transcurso de una guerra a menudo en una invasión arrebatan de una vez tres o cuatro mil equinos de los campos españoles.<br /><br /><br />CAPÍTULO II /16<br /><br />SOBRE EL COLOR NATIVO DE LOS AMERICANOS<br /><br /> <br /><br />Cuando los pintores reproducen al hombre americano, lo representan de color oscuro, nariz torcida y chata, ojos amenazantes, abdomen prominente, desnudo de pies a cabeza e hirsuto, más semejante en todo a un fauno que a un hombre; monstruo en la forma, corvo de hombros, armado de arco, flecha y clava, coronado de plumas de colores; les parece que han realizado de modo perfecto la imagen del hombre americano. Y en verdad yo mismo, antes de conocer América, me los había figurado así in mente; pero mis ojos me mostraron mi error. Ya en otro tiempo dije que esos pintores a quienes concedí fe son calumniadores del pueblo americano, al modo de los poetas; éstos pintan con palabras, aquellos engañan infamemente con el pincel. Entre los incontables indios de muchas tribus que conocí de cerca, nunca vi aquellos vicios de forma que por doquier se atribuyen a los americanos. Si dudas de mi palabra, cree, te lo ruego, a mis ojos. Yo he comprobado, que los americanos no son negros como los africanos, ni tan blancos como los ingleses, alemanes o muchos franceses; pero sí mas blancos que algunos españoles, portugueses o italianos. Son en general blancos; en algunas tribus son trigueños, en otras un poco más oscuros. Esta diferencia se debe en parte al cielo bajo el que viven, en parte a su modo de vida, o bien a los alimentos que emplean. Pero si atendemos al testimonio /17 de Ovidio que dice: "fuscantur corpora campo" (1), conviene más tener color oscuro a los indios que a diario se tuestan en el campo por el sol estival, que aquellos que viven inmersos en sus selvas nativas bajo cuya sombra se esconden eternamente, de modo que ni ven el sol ni pueden ser vistos por él. He visto a muchísimos salvajes de las selvas, de rostro tan blanco y hermoso que podrían ser tenidos por europeos si se les adornara con ropa europea. Las mujeres son siempre más blancas que sus maridos porque salen menos fuera de sus casas, y cuando hacen un camino a caballo, por un sentimiento innato de pudor, cuidan más que el sol no las lastime y cubren su rostro con una sombrilla hecha con largas plumas de avestruz.<br /><br />A menudo me he admirado de que los aucas, puelches, patagones u otros pueblos habitantes de la tierra magallánica austral, de donde vienen los fríos hasta Paracuaria, vecinos al polo y cercanos a los rígidos Andes, en donde hay tanta nieve, sean de rostro más oscuro que los abipones, mocobíes, tobas y otros pueblos que viven a unos 10 grados al Norte donde el clima es más cálido. ¿Quién ignora que los ingleses, franceses, suecos, daneses, belgas o alemanes, nacidos bajo un cielo más frío son por lo general de rostro más blanco que los españoles, portugueses e italianos, que viven bajo un cielo más caliente? Por lo mismo, los indios australes, que viven en la región más fría de Paracuaria son menos blancos que los abipones, habitantes del Norte, quienes soportan vientos más ardientes. Entrego con gusto esto a los naturalistas para que lo discutan. ¿No influirá en algo la variedad de alimentos? La carne de avestruz y de caballo que abundan en sus campos, son casi los únicos alimentos de aquellos bárbaros del sur. /18 ¿No contribuirá este factor al oscurecimiento de sus cutis? Pues los historiadores refieren que los groenlandeses, sepultados casi entre nieves eternas, no son de color blanco, sino entre el negro y el amarillo, y atribuyen esto a la grasa de ballena, que es uno de sus constantes alimentos, sea como comida o bebida. Como si dijéramos que tanto como el calor ardiente del sol, así la brisa del frío riguroso quema la blancura de sus cuerpos. Si esto es así, pregunto yo ¿por qué, los habitantes de Tierra del Fuego, en el grado 55 de latitud, en los últimos confines de América austral no son medianamente blancos? Están muy próximos al polo antártico, y el calor llega allí en el mes de enero, cuando los europeos sufren el frío; y en el mes de marzo, que es parte del otoño, los montes se cubren de nieve y un frío intenso desciende por todas partes. Los navegantes españoles que me trajeron a Europa, me confiaron esto muy ampliamente. Pues cuando un poco antes habían estado en la isla Maloina o Malvina, o como otros dicen, Macloviana, vecina a Tierra del Fuego no cesaban de hablar del frío espantoso que soportaron allí. Contaban que en ese lugar la nave fue obstruida por la nieve, sus cuerpos se congelaban, las manos se les ponían rígidas de tal modo que a no ser porque se calentaban bebiendo vino quemado, no hubieran podido desempeñar las tareas de la navegación. ¡Cómo nos arrojan nuevamente la sospecha de que estos pueblos del sur tienen su origen en Africa, trayendo a América su color tan oscuro! Si esta opinión hace reír a alguien, considere una y otra vez con qué cálculos habrían atravesado ese mar inmenso que separa Africa de Paracuaria sin usar la brújula. /19<br /><br />Ya que se hizo mención a los habitantes bárbaros de las costas magallánicas, es oportuno tratar aquí la opinión sobre los patagones que hace tiempo está arraigada en los espíritus de la mayoría. No pocos escribieron que éstos son gigantes con la fuerza del cíclope Polifemo, y mucho más lo estiman todavía; pero créeme en verdad, que aquellos se equivocan y éstos se engañan. En los comentarios sobre la expedición del holandés Olivier Von Nord, que en 1598 circunnavegó todo el orbe en viaje continuado de tres años, se cuenta, al narrar la travesía del estrecho de Magallanes, que los patagones tienen diez y once pies de altura (2). Parece que estos buenos hombres miran a aquellos bárbaros con microscopio, o que usan otro metro. En el año 1766 los capitanes Wallis y Casteret midieron a los patagones y afirmaron que tenían sólo seis pies, o alrededor de seis pies y seis pulgadas. En 1767 el célebre Bougainville, nuevamente los midió y los encontró de la misma estatura que Wallis. El Padre Thomas Falconer, inglés, filósofo y médico, que fue compañero mío en Paracuaria, apóstol durante muchos años en la región magallánica, se ríe de la opinión de los europeos que cuentan a los patagones entre los gigantes y atestigua que el cacique de esta zona, cacique Kangapol, que superaba a otros por su estatura, mediría unos siete pies. Acepta tú, también, mi testimonio como de testigo ocular. Recién llegado de Europa, vi en la ciudad de Buenos Aires un grupo de estos bárbaros. No medí a ninguno, pero hablé con muchos por medio de un intérprete; es verdad que la estatura de la mayoría es grande, pero no tanta que merezcan ser considerados como gigantes. Tendrían que llamarse /20 también gigantes a todos los indios de Paracuaria: abipones, mocobíes, lenguas, o oaécacalot, mbayás. La mayoría de estos no exceden en estatura a los patagones, aunque no se les parecen en el cuerpo tan grande, el rostro más oscuro y las formas menos graciosas. Los jinetes que vemos diariamente en los ejércitos europeos, o en las ciudades o en las viviendas rurales, no son inferiores a los patagones. Esta leyenda sobre los patagones gigantes nació o fue confirmada por unos huesos hallados en aquellas costas que pensaron serían de los naturales. Esa fue la opinión de algunos que en el siglo pasado recorrieron las llanuras magallánicas y se afirmaron en que, en puerto Deseado habían sido vistos restos humanos de dieciséis pies. Los españoles enviados por el Rey Católico, tal como ya referí, para inspeccionar aquellas costas en el año 1745, encontraron allí tres calaveras de los bárbaros, pero no las hallaron de un tamaño extraordinario. El Padre Thomás Falconer, al que recién mencioné, dice que también encontró en las costas de Carcarañal o Río Tercero, afluente del Paraná, varios huesos gigantes: fémures, grandes costillas, fragmentos de cráneos, dientes molares que medían en la raíz tres dedos de diámetro. Otros sostienen que frecuentemente se desenterraron huesos así en las costas del Paraguay. También el Inca Garcilazo de la Vega, el Livio del imperio peruano, escribe lo mismo sobre el Perú, y cuenta que entre los indios del Perú subsiste la opinión recibida de sus antepasados de que en otro tiempo los gigantes que habitaban sus tierras habían sido exterminados por Dios en castigo al pecado sodomita. Pero habrás de saber /21 que de sus palabras no puede deducirse la verdad histórica. Con frecuencia en las historias se imponen comentarios arbitrarios de los antiguos en lugar de documentos de los antepasados. Concedamos en verdad que los huesos hallados aquí y allá – que podrían ser de ballenas u otros animales – hubieran sido de gigantes. Pero no por eso ha de afirmarse que la tierra donde fueron hallados haya sido tierra de gigantes. Esos huesos pudieron ser traídos desde costas lejanas por el aluvión de los ríos. Con frecuencia leemos que en las entrañas de montes muy altos fueron hallados huesos de elefantes, anclas, pedazos de embarcaciones muy grandes que sin duda han sido llevados en otro tiempo por pasajes subterráneos. Lee el mundo subterráneo de Kircher, lee a otros autores que tratan este asunto. Cree lo que quieras sobre los huesos de los gigantes, pero, te lo ruego, deja de tener a los patagones por hombres gigantescos.<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO III<br /><br />SOBRE LA FORMA DE LOS ABIPONES Y LA CONFORMACION DE SU CUERPO<br /><br /> <br /><br />Los abipones son casi siempre de formas nobles, rostro hermoso y rasgos similares a los europeos, salvo el color que, como ya dije, no es totalmente blanco en los adultos, pero /22 sin embargo está muy lejos del de los africanos o los mestizos. Son naturalmente blancos al nacer, y se oscurecen un poco, en parte por el calor del sol, en parte por el humo. Se pasan casi toda la vida cabalgando por los campos abiertos al sol; y en sus chozas que son al mismo tiempo dormitorio, comedor y cocina, encienden día y noche un fuego en el suelo; necesariamente se ennegrecen por el calor y el humo. Cuando sopla una brisa un poco fresca, acercan el fuego al lecho o bajan la hamaca colgante en la que duermen; y de este modo se ahuman lentamente como jamones de cerdo colgados de la chimenea. Las mujeres de los abipones son más blancas que los varones porque cuando cabalgan a campo abierto cubren su rostro con una sombrilla. Pero los hombres, como quieren ser más temidos que amados por sus enemigos, tratan de aterrar a los que les salen al encuentro, pues cuanto más tostados por el sol, y más desfigurados por cicatrices están, más hermosos se creen.<br /><br />Los ojos de casi todos los abipones son negros, un poco pequeños; pero ellos ven con mayor agudeza que nosotros que los tenemos más grandes. En efecto: distinguen cosas muy pequeñas o lejanas, que los europeos, tan perspicaces en otras cosas, no alcanzan a distinguir. A menudo en nuestras travesías vimos que corrían a algún animal muy distante, pero nosotros no podíamos adivinar cuál sería. En ese caso un abipón no dudaba en decir si era caballo o mula, si era blanco, negro o tordo; y siempre comprobamos que había acertado. Una vez caminaba el Padre José Brigniel, compañero mío /23 en el pueblo de San Jerónimo, que era realmente menudo de cuerpo. Un abipón de gran estatura que estaba subido a un caballo alto le descubrió una pulga que tenía en la cara, y exclamó: Haraì Pay netequink loâparàt. "¡Mira tu pulga, Padre mío!". Deduce de esta pulga el poder de sus ojos. Estos bárbaros distinguen los pequeñísimos cuerpos de las abejas que vuelan arriba y abajo por las flores de los prados. Tales ejemplos son suficientes para probar la agudeza de su vista aunque podría traer muchos casos más. Ven mejor que nosotros con la ayuda del microscopio o anteojos.<br /><br />Los abipones se caracterizan por la proporcionada conformación de los demás miembros, como algún otro pueblo de América. Recuerdo casi no haber visto alguno con la nariz chata como en la mayoría de los negros, estrecha, corva, casi más gruesa de lo justo, con frecuencia aguileña, aguda y algo más larga de lo normal. Las muchas deformaciones y defectos del cuerpo, tan frecuentes entre los europeos, son aquí muy raras y ni siquiera conocidas de nombre. Nunca verás a un abipón jorobado, con papada, labio leporino, de abdomen hinchado, piernas abiertas, pies torcidos, o tartamudo, pronunciando la r en lugar de la s. Lucen dientes blancos, y casi todos ellos los llevan intactos hasta la tumba. A veces en Paracuaria se da el caso de caballos pigmeos; pero un abipón nunca es pigmeo, como ningún otro pueblo indio. Entre tantos miles de indígenas que he conocido, no vi ni uno enano. /24 Casi todos los abipones son de tal estatura que podrían formar parte del batallón de pyrobolarios austríacos, si su grandeza de alma respondiera al tamaño del cuerpo. En cuatro colonias abiponas, y no conté en más, conocí en siete años, sólo a tres que, contra lo habitual en su pueblo, eran de cuerpo menudo, pero de tal animosidad y destreza militar, que tenían la mejor fama por sus hazañas. El primero fue el cacique abipón Debayakaikin, a quien los españoles apodaron el Petiso por su baja estatura, pero que en todo el ámbito de la provincia fue en su tiempo terrible. Frecuentemente lo recordaré en este relato. El otro, Eevachichi, primero entre los vencedores. El tercero, Hamihegemkin, sagaz para los trabajos de la guerra, intrépido y astuto. Una vez que nuestra colonia temblaba por la llegada de numerosos enemigos, estando casi vacía porque sus habitantes habían salido de caza, él dio pruebas de tal ingenio belicoso, que con astucia y audacia arrojó a los enemigos en una fuga precipitada. Y no te admires que hombrecitos tan pequeños encierren espíritus tan grandes. A menudo hay más espíritu donde hay menos cuerpo. Así dice Estacio en la Tebaida, I: "Maior in exiguo regnavit corpore virtus". (3) Y Claudio, en De Bello Getico, alabando al pueblo alano, muy belicoso: "Cui natura breves animis ingentibus artus finxerat, immanique oculos infecerat ira". (4) ¿Qué cosa hay más picante que el pequeñísimo grano de pimienta? A veces en América son más ponzoñosos los escorpiones u otras alimañas del tamaño de un palmo, que grandísimas serpientes. Alejandro de Macedonia y Atila, jefe de los hunos, fueron ambos de cuerpo pequeño y los más célebres por su espíritu guerrero. Perdona, te ruego, que use ejemplos tan grandes en cosas tan pequeñas. No ignoro que Alejandro y Atila nunca podrán compararse con los bárbaros Debayakaikin, Kebachichi y Hamihegemkin, pues éstos desvastaron las soleadas tierras /25 de los españoles paracuarios y sus campos; aquéllos subyugaron a provincias y ciudades fortificadas, como flagelo del mundo y rayo de guerra.<br /><br />Los abipones como ya dije en otro lugar, carecen de barba, y lucen un mentón pelado según es lo común entre los demás indios que nacieron de antepasados indios. Si ves a alguno un poco barbado, no dudes que su abuelo o algún otro antepasado fue de origen europeo. ¿Por qué los americanos son todos imberbes? Es una cuestión que cuanto más se la quiere resolver, se envuelve en nuevas dificultades. ¡Quién descubriera el arcano de la naturaleza que hará el gran Apolo! No niego que a veces les crece una pelusa, como crece el trigo aquí y allá en campos arenosos y estériles. Cuidan de no mantener esta tierna pelusa, que nadie llamará barba, y se empeñan en arrancarla de raíz una y otra vez. Una vieja hace el oficio de barbero. Apoya en su regazo la cabeza del abipón que va a rasurar, rocía su rostro con abundante ceniza caliente y lo frota, con lo que suple al lilimento. Luego arranca los pelos uno a uno con las puntas de una tenaza o pinza. Los bárbaros afirman que este trabajo se cumple sin dolor, y para convencerme de esta verdad, algunos de ellos quiso aplicar la tenaza a mi barba; casi no podía desembarazarme de las manos del funesto peluquero. Por lo tanto preferí creerle, antes que tener que llorar. El uso de la navaja no fue ni muy antiguo, ni universal. Los antiguos no usaban las tijeras, ni /26 quitaban las barbas con pinzas, ni quemaban con carbón encendido. Varrón lo atestigua en De re rustica, Libro I, capítulo II: "Lanae vulsuram in ovibus, quam tonsuram antiquiorem esse: post Roman conditam anno quadragentesimo quinquagesimo quarto tonsores (virorum) primum ex Sicilia in italiam venisse a P. Ticinio Mena adductos." (5) No te admires por esto que refiero de que los bárbaros paracuarios prefieran la pinza a la navaja.<br /><br />Los abipones soportan en silencio el dolor que les produce la anciana con la tenaza, con tal de tener un rostro suave y depilado, ya que desprecian uno hirsuto y áspero. Ni los hombres ni las mujeres conservan los pelos accesorios de los ojos, pues arrancan del mismo modo tanto las pestañas como las cejas. Esta desnudez de los ojos, aunque los afea terriblemente, es tenida por ellos como signo de elegancia y hermosura. Reprueban y desprecian a los europeos cuyos ojos los atemorizan con sus cejas densas, y dicen que los alemanes son hermanos de los avestruces, porque tienen cejas más espesas que éstos. Creen que la vista será molestada y obnubilada por esos pelos. Cuando van a la selva en busca de miel, y vuelven a sus casas con las manos vacías, rápidamente se excusan diciendo que les crecieron las pestañas y las cejas, y que no pudieron ver a las abejas que volaban ni los indicios de las colmenas. Esta costumbre de llevar los ojos desnudos nos parece ridícula, pero está confirmada por el ejemplo de los antiguos, si das fe a Herodoto en Euterpe, que cuenta que en Egipto los sacerdotes rasuraron todo el cuerpo, la cabeza y las cejas de Isis; y para que no le creciera ningún pelo, repitieron la operación al tercer día. Marcial, aludiendo a estos sacerdotes de Egipto, /27 cantó: "Extirpa, mihi crede, pilos de corpore toto." (6). Laertio, refiere que Eudoxio el Geómetra, se rasuró las cejas y las pestañas, y Synesio lo confirma en su encomio a la calvicie. También la ley impuesta por mandato divino a los hebreos: "Levitae radans omnes pilos carnis suae". (7), Números, 8. C. Existe, pues, la creencia que a los antiguos agradó la costumbre de extirpar los pelos, tal como hoy día entre los abipones, mocobíes, tobas, guaraníes y otros pueblos de jinetes en Paracuaria. Pasemos de los pelos a los cabellos.<br /><br />Todos los abipones poseen abundante cabellera, más negra que el cuerpo; este es el color común a todos cuantos he visto por las regiones de Paracuaria. Si naciera un niño albino o pelirrojo sería tenido por un monstruo, apenas tolerable entre los humanos. Varían en el modo de arreglarse el cabello, según la tribu, el tiempo y la situación en que se encuentren. Los abipones salvajes, que aún no vivían en nuestras reducciones, usaban el pelo dejando un círculo alrededor de la cabeza al modo de los monásticos; tal la costumbre que observé entre los indios de Mbaevèrà y otros pueblos. Sin embargo, las mujeres mbayás, se rapan toda la cabeza pero dejan un mechón de pelos que levantan desde la frente hasta la nuca, como el penacho de un casco militar. Como los bárbaros carecen de navajas o de pinzas, usan para tal fin una concha que afilan en una piedra o la mandíbula de una palometa. La mayoría de los abipones que vivían en nuestras colonias se recogían los cabellos moviéndolos según la costumbre de los soldados europeos. También sus mujeres se recogen los cabellos, aunque los envuelven en una banda blanca de algodón. Cuando entran al templo, o, según una antigua costumbre, se lamentan de /28 alguna muerte, sueltan su cabellera y la dejan caer sobre los hombros. Por el contrario los indios guaraníes, mientras vivían en las selvas sin conocer la religión, se dejaban crecer el cabello. Ahora, después de haber abrazado la religión en nuestras colonias, se lo cortan según la costumbre de los sacerdotes. Pero las mujeres guaraníes en las mismas colonias, célibes o casadas, se lo dejan crecer, lo recogen y atan con una banda blanca de algodón, tanto en la casa como en la calle. Cuando entran a los oficios religiosos, se lo sueltan y lo dejan caer por la espalda. Todos los americanos están convencidos que esta observancia es muestra de la reverencia que se debe al lugar sagrado. Ruborícense los europeos que osan poner el pie en el templo no sólo adornados con rizos, sino cargados de mil odornos.<br /><br />De mañana, las mujeres abiponas tienen el trabajo de arreglar el cabello de sus maridos, trenzándolo y atándolo, y peinan los mechones de los niños con una cola de oso hormiguero a modo de peine. Muy raramente encontrarás una cabellera de indio rizada por la naturaleza; por el artificio jamás. Encanecen muy tardíamente, y muy pocos son calvos. Es digno recordar y celebrar la costumbre de los abipones, tobas, mocobíes, que sin distinción de sexo o edad se quitan continuamente los cabellos desde la frente como tres dedos de ancho, de modo que parece una calvicie en la mitad delantera de la cabeza; ellos llaman a esto Nalemra y lo juzgan un signo de nobleza y religiosidad. Una vez un matrimonio /29 de embusteros (habían fingido ser consumados médicos y sacerdotes) rasuraron de ese modo a sus dos hijos recién nacidos. Esta ceremonia es para ellos como la circuncisión entre los hebreos o el bautismo para los cristianos, y creo que estos bárbaros de la Paracuaria la recibieron de pueblos muy antiguos del Perú. Pues bien, esos padres rasuraron con una piedra afilada a modo de cuchillo los primeros cabellos de sus hijos, como signo de consanguinidad y admisión en su parentesco, y así consagrados, fue impuesto el nombre a los niños. Esta costumbre de rasurar la mitad de la cabeza fue muy antigua en otros pueblos fuera de América. Así Plutarco en el Teseo, cuenta las cosas que hacían para no exponer sus cabellos en combate: "Verum cum pugnacissimi essent Germani, et cominus certare cum boste praecipue didicissent – – – igitur ne ex crinibus occasionem adversariis se invadendi praeberent, eos tondebant". (8) Cuántas veces leemos que los franceses echan las puntas de sus cabellos sobre la frente para parecer más terribles al enemigo.<br /><br />Una antigua costumbre establecida entre los abipones es que las viudas, para lamentación de las mujeres y gozo de los hombres, deben raparse la cabeza y cubrirse con una capucha de color ceniza y negro, tejida con hilos de caraguatá, que no pueden quitarse hasta contraer nuevas nupcias. Otra ceremonia consiste en cortarle la cabellera al viudo y cubrirle la cabeza con una red que no debe sacarse hasta que crezca nuevamente el pelo. Para demostrar el luto por la muerte del cacique, todos los varones se cortan la cabellera. Entre los guaraníes cristianos, se considera una pena deshonrosa y llena de ignominia el castigar a una mujer de mala vida rapándola. ¡Eh! ¡Cuántas transformaciones en el cabello de los /30 bárbaros! Pero en verdad parece que no fuera ninguna al lado de las de los cultísimos europeos; vemos y nos reímos de la variedad de peinados y de las invenciones que surgen cada dos años, como si no hubiera otro asunto más que el tratamiento del cabello. Tal como dice Séneca en su libro Sobre la Brevedad de la Vida, Capítulo II: "Quis est istorum, qui non malit rempublicam turbari, quam contam suam? Hos tu otiosos vocas inter pectinem, speculumque occupatos? Nemo illorum, qui non comptior esse malit, quam bonestior". (9). Ya expuse sobre la forma hermosa que la naturaleza dio a los abipones. Resta ahora por hablar de lo que la altera.<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO IV<br /><br />DE LAS DEFORMACIONES HEREDITARIAS Y COMUNES<br /><br /> <br /><br />El cuidado de la hermosura es innato entre los bárbaros, pero para lograrla, emplean tales medios que la pierden; cuanto más quieren adornarse más se estropean y afean. Por todas partes verás entre ellos a niños y niñas elegantes por la proporción de sus miembros, su color, su voz y suavidad que muchos europeos envidiarían. Pero esta elegancia, como en las flores, se marchita al crecer; su elegancia nativa, por estigmas /31 y otras muchas costumbres que paso a referir, es borrada. Cuando los europeos quieren embellecerse, andan a la caza de modos extranjeros y nuevas formas de adornar el cuerpo. Los abipones depravan sus formas para ser terribles, y respetan hasta la locura las antiguas costumbres de sus mayores. Un ejemplo de ello son las marcas que hombres y mujeres estampan en sus caras. Graban estas líneas con una aguda espina y la ennegrecen cubriendo la herida con ceniza caliente, con lo que quedan indelebles. Estas marcas son hechas con distintivos de familia y consisten en una cruz impresa en la frente, dos líneas desde el ángulo de los ojos hasta las orejas, líneas transversales y arrugadas como una parrilla encima de la raíz de la nariz, entre las cejas. Las viejas son las encargadas de grabar esos trazos con espinas que no sólo pinchan la piel, sino que las clavan en la carne viva hasta que mana sangre; dichos trazos se ennegrecen por la ceniza, como ya dije, y no podrán borrarse en ningún tiempo ni de ningún modo. Qué indican esas figuras, qué presagian, no lo sé, ni lo saben los mismos abipones que se marcan con ellas. Ellos sólo saben que han heredado esa costumbre de sus mayores y les es suficiente. La mayoría de los pueblos americanos carecen de un vocablo que signifique cruz. Cuando fueron instruidos en la religión cristiana adoptaron el vocablo que en latín es crux y en español cruz, y que otros corrompen de diversas formas: los indios peruanos la llaman en lengua quichua, cruspa; los guaraníes, curuzú; los chiquitos, curuzis; los Zamucos y los que hablan su misma lengua: ygaroni, kaipotades, karaoi, tuachi, ymonii, etc., la llaman curuzire; los lules, isistines y vilelas la llamaron /32 correctamente cruz, según la palabra española. Muchos pueblos de Paracuaria, sin embargo, tienen un vocablo propio para denominarla. Los abipones la llaman Likinránala; los mocobíes, Latízenranras; los tobas, Lotisdagañadae; los mataguayos o ychibayos, Lekakilús; los mbayás, Nikenága.<br /><br />No sólo vi cruces grabadas en la frente de algunos abipones, sino también cruces negras tejidas en los vestidos rojos de muchos de éstos. Esto es admirable ya que de ningún modo habían sido instruidos en la religión de Cristo ni conocían el valor de la Santa Cruz. Quizás algo aprendieron con el contacto de los españoles que cayeron cautivos de los abipones o por los abipones cautivos de aquéllos. Pero podríamos decir que esta expresión de la cruz entre tales indígenas es más antigua que la llegada de los españoles a América. Es cierto que quizás ya entonces se veneraba entre los incas peruanos una espléndida cruz esculpida en mármol que algunos llaman jaspe cristalino. Tenía una altura de tres codos y un espesor de tres dedos; excelente en todos sus ángulos. Aquella cruz fue en verdad una magnífica obra de arte, pero obra de qué artífice, en qué tiempo fue fechada o de dónde fue traída, es algo que nunca se supo. Fue conservada siempre en el palacio real de la ciudad de Cuzco, en el lugar sagrado que llaman huaca; cuando los españoles conquistaron el Perú, la trasladaron al templo de la ciudad, ya que fue entregada junto con el tesoro real como botín de guerra. Me parece verosímil que la noticia de la cruz o su estima haya sido traída desde Perú a Paracuaria, junto con otros ritos, por los indios peruanos que emigraron por temor a los españoles. Me viene a la /33 memoria lo que refiere Nicephorus, I, 18, cap. 20: "fueron enviados a Constantinopla, al rey persa, unos turcos que llevaban tallada una cruz en sus frentes; cuando se les preguntó el por qué de ese signo, respondieron que los cristianos les habían enseñado el gran valor para rechazar la peste, y que ellos habían experimentado la verdad de esto". También el Diácono Paulo recuerda estas cruces grabadas en la frente de los turcos por consejo de los cristianos, y el Cardenal Baronio atestigua que hacia el año 591 los turcos sobrevivieron inmunes a la peste por este hecho. Los jacobitas, herejes sectarios de Jacobo el sirio, esculpían una cruz en su frente con un hierro candente, tal como refiere el abad Joaquín en el apéndice de los pueblos cristianos. El dicho de San Juan Bautista: "Ipse vos baptisabit in Spiritu Sancto et igni" (10), Mt, v. 11, fue interpretado erróneamente por los jacobitas, dando pie a su herejía; pues esta cruz marcada con un hierro candente en la frente de los catecúmenos, fue tenida por ellos en lugar del bautismo. En tiempos tranquilos para la Iglesia, en que los cristianos de la antigüedad profesaban impunemente la religión de Cristo, grababan en sus manos con un hierro el nombre de Cristo; también los negros alarues aunque ignorantes de la religión cristiana, llevan impresa una cruz en el brazo. Muchos navegantes españoles y portugueses, que yo mismo he visto tantas veces, la llevan estampada en los brazos, para que en caso de caer en cautividad de los moros, puedan ser rescatados por los cristianos. Pero con qué fin los bárbaros abipones imprimen la figura de la cruz en sus frentes y en sus vestidos, nuevamente confieso que lo ignoro. No contentas las mujeres con estas marcas comunes /34 a ambos sexos, señalan también el rostro, el pecho y los brazos con imágenes negras de variados trazos, de modo que parecen unos tapices turcos. Abundan en figuras, más que en aquello que sería conveniente para ellas. Pero ese adorno bárbaro, se obtiene con mucha sangre y gemidos. Escucha la tragedia y si no te agrada el llanto de las niñas atormentadas, ríete de los insanos ritos de este pueblo. Se ordena signar a la adolescente de acuerdo al antiguo rito, al primer indicio de pubertad. Reclina su cabeza en el regazo de una vieja que está sentada en el suelo. Para ser pintada es punzada con una espina a modo de pincel; en lugar de pintura, se mezcla la sangre con cenizas. Es necesario desgarrar la piel para obtener un buen adorno. La cruel vieja describe los trazos, signos y líneas clavando muy hondo en las carnes las puntas de las espinas, de modo que por casi todo el rostro mana sangre. Y si la mísera niña se impacienta o gime de dolor, o retira la cabeza, es insultada con burlescos oprobios y vituperios: "¡Aparta esa insolencia!", exclama furiosa la vieja: "¡tú no eres grata a nuestra raza! ¡Monstruo a quien un leve cosquilleo de la espina resulta intolerable! ¿Acaso no sabes que tú eres progenie de aquéllos que tienen heridas y se cuentan entre los vencedores? ¡Avergüenzas a los tuyos, imbécil mujerzuela! Pareces más blanda que el algodón. No hay duda que morirás célibe. ¿Alguno de nuestros héroes te juzgará digna de su unión, medrosa? Si me dejas cumplir esta costumbre manteniéndote quieta, yo te devolveré más hermosa que la misma hermosura". La jovencita, aterrada con estas palabras y exclamaciones, como no quiere estar en boca de todos ni ser materia de las habladurías de sus compañeras, no osa decir nada, y ahoga en el silencio el dolor agudo; y con la frente serena y los /35 labios apretados, tolera, por temor a los gritos, el desgarrón de las púas, que ni siquiera se termina en un solo día. Pues hoy es devuelta a su casa con una parte del rostro lastimado por las espinas; pero para herirle la otra parte del rostro, el pecho y los brazos habrá que llevarla pasado mañana y muchas veces más. Entre tanto, hasta que se termine esta obra, es encerrada todos los días en la casa de su padre, cercada con cuero de buey para que no reciba la fresca brisa. Se alimenta con carne, peces y algunos frutos, no sé cuáles, de arbustos llamados Kakiè, Roayamì, Nanaprahete, ordenados religiosamente para estas comidas. No pocas veces este debilitamiento de la sangre le produce la fiebre terciana.<br /><br />Con esta dieta de tantos días y la pérdida de tanta sangre, las adolescentes se debilitan. El mentón no es grabado como otras partes con punzadas sucesivas, sino con líneas rectas, que se hacen con un sólo trazo de la espina. ¿Qué son en verdad esas líneas, al modo de caracteres musicales? Algunas de las espinas parecen contener algo venenoso; por su punción los labios, las mejillas, los ojos, se hinchan de un modo horrible; el cutis se embebe del tinte negro de la ceniza con que lo cubren, de modo que te parecería ver alguna de las furias estigias mientras limpias a la niña que sale del tratamiento de la vieja, y que queda irreconocible. ¡Oh. cuánto distaba Niobe, Niobe de ella!, exclamarás. Los bárbaros padres de las niñas, se mueven a veces a compasión, aunque no piensan en abolir este inhumano rito. Sostienen que estas lastimaduras adornan a sus hijas, y que las preparan y orientan para poder sobrellevar los dolores del parto. Del mismo modo que detesté la crueldad y la dureza de corazón de aquellas viejas que así torturaban /36 a sus jóvenes víctimas, así también admiré su habilidad para realizar este trabajo; pues diseñan unas y otras figuras con admirable proporción de líneas y con gran simetría de trazos, tanto en uno como en otro maxilar; sin embargo no usan más instrumentos que unas espinas de variado tamaño. Cuantas mujeres abiponas veas, tantas variaciones de figuras encontrarás en sus rostros. Aquella que fuere más pintada, punzada con más púas, la reconocerás como patricia, y nacida en un lugar más noble. La cautiva o de estirpe plebeya, no dudes que apenas tendrá alrededor de su rostro tres o cuatro líneas negras. Entre los tracios, también refiere Herodoto en I, 5, que la faz de la mujer noble era herida por estigmas, en tanto que la faz de las que no eran patricias, estaba limpia, sin presentar señal alguna. Lo mismo confirma Prusaeus Dio, en la oración 14. Después que la disciplina cristiana fijó sus raíces en las colonias abiponas, fue eliminada por nosotros que los aconsejamos, esta funesta costumbre, y las mujeres conservan las formas que la naturaleza les concediera. Es digno de admirar, pero a la vez lamentar, que las europeas cristianas, desde niñas caigan en el ridículo, al utilizar con abuso el rojo y otros colores, para atraer a aquéllos a quienes quieren agradar. Cuando se pintan, hacen dispendio de su hermosura nativa del mismo modo que las americanas cuando se lastiman con espinas. Perdido el color natural, y reemplazado por el rojo, no traerá alabanzas, ni será aprobado por los ojos de los espectadores. /37<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO V<br /><br />DE LOS LABIOS Y LAS OREJAS PERFORADAS DE LOS BARBAROS<br /><br /> <br /><br />Además de, estos estigmas del rostro, también usan otros para adornarse, según ellos creen, pero que sin embargo los desforma. En efecto, con su modo de mutilarse y perforarse, parecen apartarse de la figura humana y acercarse a la de los animales. Es común a los abipones, como a la mayoría de los indios americanos, atravesarse el labio inferior con un hierro o una aguda caña; una vez preparado el orificio, unos introducen en él una caña, otros un tubo lleno de huesos, vidrios y otras chucherías recibidas de los españoles. Este adorno es permitido sólo a los maridos, nunca a las mujeres. Esta costumbre fue abolida hace poco entre los abipones más modernos: pero rige todavía entre los guaraníes salvajes, mbayás, guanás, payaguás, etc. Los abipones llaman a los que aún la practican Pesegmek, por ese bárbaro apéndice del labio. Pero éstos se creen muy elegantes con dicho tubo que tiene el grosor de una pluma de escritor, largo como un palmo y que llevan colgado desde el labio hasta el pecho, no sin ostentación. Resultan temibles a los europeos por este instrumento de imaginaria belleza, pues son de soberbia estatura, llevan pintado todo el cuerpo en varios tonos de rojo, teñidos los cabellos de color púrpura semejante a la sangre, pegadas en las orejas las alas de un gran buitre, reluciendo su faz con globos de vidrios /38 que llevan colgados del cuello, los brazos, rodillas y piernas; y echando humo de tabaco por una larguísima caña. Así ambulan por las calles, aterrorizando por su aspecto.<br /><br />Los guaraníes llaman Tembetá a esto que llevan colgando atravesado de los labios, de cualquier materia que sea; y mientras vagaban por las selvas, ignorantes de la religión, todos lo usaban. Incorporados en las colonias a la religión romana, desecharon este apéndice del labio; pero como no pudo cerrarse con ninguna argamasa, el agujero les ha quedado, por lo que hablan arrojando un poco de saliva y pronunciando con dificultad algunas palabras. Todos los indios plebeyos que conocí en la selva Mbae berá, tanto adolescentes como adultos, usaban en lugar de Tembetà una caña delgada y corta. Tres caciques tenían unos de una resina color oro que tiene todo el aspecto de dicho metal. El árbol Abatimbaby deja caer abundantemente aquella resina poco a poco de sus nódulos por la acción del calor del sol, y los salvajes la usan en sus tembetà dándoles forma de globitos, cruces u otras figuras. Se endurece como la piedra con el viento, y queda transparente como el vidrio, sin que pueda ser disuelta por ninguna sustancia. Si esta resina no fuera tan dura, se disolvería en los tembetà, llevados días enteros en los labios, por la saliva que siempre sale. A menudo lamenté que no fuera traída desde América, porque serviría para muchos usos en las fantasías europeas.<br /><br />Y no es éste el único modo que tienen los bárbaros de atravesarse los labios. Los antropófagos, que los españoles llaman Caribes y los guaraníes Abaporú, que se ocupan en /39 cazar hombres por las selvas y devorarlos, no se traspasan el labio inferior, sino que se lo rasgan a lo largo, de modo que al cicatrizar la herida quedan como provistos de dos bocas. Andan esparcidos por las selvas; y consideran la carne humana como una golosina, estos indios de Brasil y Paracuaria; muchas veces fueron buscados, pero en vano y no sin peligro, por nuestros hombres para convertirlos a la religión. Algunos de ellos instruidos hace tiempo en la disciplina cristiana, decían que la carne de vaca, o de cualquier otro animal les resultaba fastidiosa e insípida, y ardían en deseo de carne humana. Conocimos a mocobíes y tobas que si les urgía el hambre y no tenían otra comida, se alimentaban con carne humana. Oprimieron con insidia a Alaikin, cacique de la fundación de Concepción, que con un grupo de los suyos se encontraba acampando en campos muy lejanos. La lucha duró un tiempo. Heridos los abipones, y dispersos en fuga, el cacique Alaikin fue llevado al campamento con algunos compañeros; enseguida fue asado y devorado por los hambrientos vencedores, que, satisfechos con el opíparo convite, se fueron triunfantes. Un niño abipón de doce años, que solía servirnos la mesa, fue entonces degollado por esos bárbaros y tomado, por su carne tierna, como una confitura. Pero a una vieja abipona lastimada con múltiples heridas, la dejaron intacta en el campo, porque nadie quería su carne ya dura. Cacherçaié Lpaché Chigàt eyga, tan la yhòt, como algún mocobí, partícipe /40 de este combate y de esta mesa, me contestó cuando yo me puse a averiguar, después de dos años, sobre este asunto. Esto traje a colación con motivo de los antropófagos, que no se atraviesan el labio, sino que se cortan la boca. Ahora digamos unas pocas cosas sobre el adorno de las orejas, o mejor, sobre su tortura.<br /><br />El uso de los pendientes es tan antiguo como variado entre las distintas naciones, y entre los americanos es más ridículo y a veces hasta increíble. Dejando de lado el uso de los otros pueblos que ahora me vienen a la mente, sólo referiré el de mis abipones. Perforan las orejas de las niñas y niños desde la infancia. La mayoría de los varones no usan aros; sin embargo algunos ancianos se perforan las orejas con cuernos, maderas, trocitos de huesos, astillas de varios colores. Pero casi todas las mujeres lo usan. Mira cómo es la costumbre: arrollan en espiral una hoja muy larga de palmera de dos dedos de ancho; (del tamaño que suele tener la lengua de una fierecita), de un diámetro un poco mayor que la Hostia que se usa en el Santo Sacrificio. Se introduce en el agujero abierto en la oreja este rollito; con el correr del tiempo, por la acción de éste, la piel se distiende lentamente y el agujero se agranda de tal modo que aquella espiral lo ciñe y por su fuerza elástica, dilata el orificio de la oreja más y más hasta que cae hasta los hombros.<br />Cuídate de considerar exagerado el tamaño y capacidad de esta espiral. Para describir este uso no hablo más de lo que he visto en innumerables mujeres con este monstruoso adorno, y también a muchos varones de estos pueblos, pues los Oaèkakalot, tan bárbaros, y los Tobas y otros pueblos americanos fuera de Paracuaria lucen con orgullo los mismos aros que las mujeres abiponas. El rey católico leyó con gran interés la historia del río Orinoco de nuestro Padre Gumilla /41, quien refiere en una de sus páginas, que algunos tienen un agujero tan grande en sus orejas a causa de estos aros, que por ellos puede pasar una bola de billar. Entonces el monarca sonriendo, exclamó: me parece que este buen hombre hace poesía, no historia; dijo esto, no dudando de la buena fe del historiador sino de la veracidad de los hechos, admirando atónito la estulticia de los indios. Algunas personas de Madrid repetían lo dicho por el rey a uno que llegó de Paracuaria, como si fuera una fábula y no historia sobre América. Pero sobre este asunto que el rey juzgó casi increíble, el paracuario, sabedor y conocedor de la verdad, respondió que el Padre Cumilla había escrito la verdad, pero escasa, sobre el tamaño de esos grandes aros; él mismo los había visto de mayor tamaño en varias naciones de Paracuaria. Y nosotros, que vivimos entre los bárbaros de aquellas provincias, lo testificamos. He conocido a negros traídos desde Madagascar a Paracuaria que los usaban de ese tamaño. Las mujeres guaraníes llevan unos anillos de bronce que miden, a veces, tres dedos de diámetro, pero no introducidos en el agujero de las orejas sino pendientes de él a la usanza europea.<br /><br />El múltiple uso de los aros, como muchos otros, parece haber sido aprendido por los paracuarios del vecino Perú, que tuvo hegemonía en América del Sur. Su célebre rey y legislador, el inca Mancocapac otorgó en otro tiempo a los /42 pueblos que sometía, en prueba de amistad, la facultad de perforar a ejemplo suyo las orejas; de modo que el orificio fuera, en los demás pueblos, un poco más chico que el que él usaba. Asignó distintos aros según la variedad de los pueblos: éstos metían una maderita, aquéllos un hacecito de lana blanca no más grande que el dedo pulgar; unos un junco, otros una corteza de árbol. A tres de los pueblos les concedió el perforarse con agujero más grande que los demás. Los de estirpe real usaban a modo de aros unos anillos colgantes que se extendían desde la cara hasta el pecho. Los paracuarios, que al principio imitaron a los peruanos, con el correr del tiempo eligieron otras más variadas y ridículas formas de aros que ningún europeo puede mirar sin reírse. Esta costumbre de atravesarse las orejas, como consta en las Sagradas Escrituras, era tan común en casi todas las naciones del mundo contemporáneo, cuanto diversa la figura y la significación de los aros. Para los indios orientales, los persas y atenienses, la oreja perforada fue signo de nobleza; los más ricos se colgaban oro, marfil y piedras preciosas, tal como lo narra Adriano en sus comentarios sobre la victoria de Alejandro.<br /><br />A menudo me admiraba que los abipones que se pelan las cejas y las pestañas, perforan los labios y los orejas, hieren la cara con espinas grabándose tantas figuras, se arrancan la pelusa del mentón, y rasuran la cabellera de media cabeza, dejen la nariz sin hacerle ningún agujero; cuando en otro tiempo los africanos, peruanos y mejicanos perforaban su cartílago. El Padre José Acosta, autor de siete libros de historia, cuenta en el capítulo XVII que Tikorik, rey de los aztecas, lucia una gran esmeralda colgada de la nariz perforada. /43 Los brasileros no sólo perforan el labio inferior desde su primera edad, sino también otras partes del rostro; y en esas aberturas llevan piedrecitas alargadas. ¡Verdaderamente, tétrico espectáculo!, como dice nuestro Maffei en el libro II de la Historia Indico. La cara de los brasileros parece una obra de taracea o un mosaico. Tertuliano, en el libro I, capítulo 10, sobre la cultura femenina, cuenta que los partos se perforaron abundantemente deformándose varias partes del cuerpo e introduciendo allí piedrecitas y granos preciosos, teniéndolo por llamativo adorno. También Diodoro de Sicilia en el libro IV, capítulo I, cuenta que las mujeres, desde Etiopía hasta Arabia, adornaban su rostro perforándolo. De todo esto puede deducirse que no sólo los bárbaros de América deliran con el uso de estos estigmas. Tan diversos son los fines y significados de éstos, como diversos los pueblos. Herodoto en el libro 5º y Plinio en el libro 22, cuentan que entre los tracios, dacios y sármatas, los nobles se marcaban a veces el rostro; los esclavos usaban otras marcas, como suele señalarse el ganado con el nombre de sus dueños. También los españoles imprimen a veces con un hierro candente la primera letra de su nombre en la frente de los negros que intentan fugarse, ya que los consideran cosa de su propiedad. Vegetio, en el libro II, capítulo 5º, dice: Victuris in cute punctis milites scriptos (11). Justo Lipsio en el último capítulo del libro I sobre la milicia, escribe que debe reconocerse a los reclutas del ejército por las notas con el nombre del jefe de la guerra. Entre los hebreos, antiguamente los estigmas denotaban idolatría. Así en 3 Reyes 18, V, 28 sobre los sacrificados de Baal, se dice: Incidebant se juxta ritum suum cultris et lanceolis, donec perfunderentur sanguine (12). Dibujaban en el cuerpo la Gran Madre Beona, Diana, y se perforaban con varios instrumentos ya en la frente, ya en las manos o en la cabeza. Esto se dice a los judíos en el Levítico, capítulo 19: Neque figuras aliquas, aut stigmata facietis vobis (13).<br /><br />A veces otras marcas impresas en el cuerpo muestran el /44 origen de la raza o la patria. Cuenta Herodoto que los libios, para probar que eran descendientes de los troyanos, grababan en su cuerpo algunos estigmas; de donde se infiere que en otro tiempo había existido la costumbre de marcarse de ese modo entre los troyanos. Los antiguos britanos también punzaban todo su cuerpo y se pintaban figuras teñidas de color azulino, como recuerda Julio César en De Bello Gallico, libro 5, y Herodiano en el libro 3. Marcial, en el epigrama 54, Libro 2, narra que Claudia. Ruffina fue expulsada de los britanos con marcas azuladas, porque tenía alma de plebeya rasa. Aquellas pinturas y punciones son familiares entre los abipones para distinguirse entre otros pueblos y respetar las costumbres de sus mayores. Nunca pudimos encontrarles otro motivo.<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO VI<br /><br />SOBRE LA FIRMEZA Y VIVACIDAD DE LOS ABIPONES<br /><br /> <br /><br />Nos causan gracia los que, sin haber visto América ni de cerca, aseguran con más audacia que veracidad que todos los americanos son débiles y de poca energía; pero esto no puede afirmarse en forma general. La forma de los cuerpos cambia de acuerdo a la variedad del cielo, región, costumbres y ocupación. Conocimos a europeos que consumían los acres más sanos de la montuosa Chipre, más robustos que los que languidecían de fiebre terciana en la planicie del lago Bannato. A menudo /45 se vendían en la plaza, como si fueran ganado, africanos llegados en las naves portuguesas; eso yo lo vi. Los compradores preguntan por la patria de cada uno; porque cada cual quiere el más robusto. Los oriundos de Angola, el Congo, Cabo Buena Esperanza, y sobre todo de las islas Madagascar, se emplean con gran competencia; los que poseen mejor salud y habilidad son los que despiertan mayor confianza. En cambio, casi nadie compra los negros nacidos en la región que los portugueses llaman Costa de la Mina, porque son débiles, perezosos e impacientes para el trabajo, porque viven en una región ecuatorial de lluvias frecuentes y donde no hay brisas o vientos suaves o tibios. Nosotros lo comprobamos cuando, en viaje hacia Paracuaria, quedamos detenidos en esa región tres semanas, completamente parados a causa de un mar calmo, casi asados por el calor, y soportando todos los días lluvias calientes. Es de admirar que crezcan bajo este cielo, aunque débiles y sin fuerzas; cuando en otras costas africanas se desarrollan pueblos robustos y vivaces. De ahí que sus habitantes se ofrezcan en todas las latitudes de América. Sus provincias difieren mucho en las propiedades de sus habitantes, alimentos y vientos, porque están muy separadas entre sí; de donde se deduce que sean tan diferentes sus costumbres; que se encuentre aquí pueblos muy débiles, y allí pueblos muy robustos.<br /><br />Que otros escriban por mí sobre otros americanos, cualesquiera que sean, siempre que los hayan visto. Nada les reprocharé. Yo hablo con conocimiento de causa sobre los paracuarios, los pueblos ecuestres que vimos en el Chaco; en general éstos aventajan a los pueblos pedestres por su forma, estatura, vigor, salud y vivacidad. Los abipones son fuertes, de cuerpo musculoso, robusto, ágil y son muy capaces de tolerar las inclemencias del tiempo. Casi nunca encontrarás uno gordo, /46 de abdomen prominente o pesado. Ocupados en la cotidiana equitación, la caza, los certámenes de juegos y las fiestas, raramente engordan porque son inquietos como los monos. Agradan por su óptimo humor y por su complexión, que muchos europeos envidiarían. Y la mayoría de las enfermedades que azotan y consumen a Europa, no se conocen ni de nombre. El mal de gota, la hidropesía, la epilepsia, la ictericia, el cálculo y la hernia, son palabras desconocidas para ellos. Andan días enteros con la cabeza descubierta al sol, pero nunca los oirás quejarse de ninguna molestia, aunque nos pareciera que tendrían que sentir cualquiera de las que ocasiona el sol. Agotados por la sed a través de áridas soledades durante varios días, encuentran por fin aguas calientes en lagunas saladas, enfangadas, pútridas y amargas, y sacian su sed sin sufrir ningún daño. Comen en abundancia carne dura de vaca, ciervo o tigre, asada a medias, o carne y huevos de avestruz, o frutas inmaduras, y sin embargo no tienen languidez de estómago o problemas de intestinos. A menudo atraviesan a nado ríos bajo un cielo lluvioso o vientos muy fríos, sin tener perturbaciones en las vísceras o en la vejiga, que con tanta frecuencia molestan a los nadadores europeos y que a menudo son peligrosas cuando sobreviene una estangurria. Se sientan en gualdrapas de duro cuero cuando deben hacer un camino de muchas semanas para no lastimarse la piel; no usan estribos y a menudo los caballos que montan son de trote duro. A pesar de todo esto, no notarás en ninguno de ellos, después de una prolongada cabalgata, el mínimo indicio de extenuación o de fatiga. No es raro que pasen la noche sobre el frío césped, mientras les cae una súbita lluvia, propiamente nadando en el agua; y sin embargo desconocen por completo el cólico /47 o la artritis. Los españoles sufren ambas enfermedades cuando se mojan con la lluvia de varios días. Las infecciones de la piel producen en América no sé que peste en todo el cuerpo, y a menudo ocasionan depresión de ánimo, síncopes, pústulas y úlceras. Vi con frecuencia que soldados españoles se desplomaban exánimes en el templo por haberse mojado en el camino con lluvia pertinaz. Los abipones permanecen incólumes durante días y noches, porque siempre andan descalzos. La humedad producida por la lluvia es más perjudicial a los pies calzados que a los desnudos, porque su efecto continúa después de cesar la lluvia; penetra hasta los huesos y los nervios, influyendo perniciosamente en el resto del cuerpo. Para precavernos de este daño, cuando hacíamos un recorrido a caballo y nos sorprendía la lluvia, rápidamente nos desnudábamos los pies y las piernas; pero muchas veces fuimos a parar en Escila por esquivar a Caribdis, porque al tropezar el caballo, los pies desnudos se golpeaban y lastimaban con la madera del estribo. Pero escucha otras cosas que prueban la firmeza de los abipones.<br /><br />Si se clavan en los pies alguna espina, como no pueden sacarla ni agarrarla con los dedos, extraen tranquilamente con un cuchillo la partícula de carne donde tienen clavada la espina. Para explorar al enemigo o los lugares más apartados montan a lomo de caballo. Se trepan a árboles altos, hasta las nubes, y se sientan quietos en sus ramas para extraer la miel de las colmenas, sin sentir nunca sensación de vértigo o peligro. Trasladados a nuestras colonias, fatigados y faltos de fuerzas, chorreando sudor por el empleo del arado y de la hoz que nunca habían utilizado, notando que su cuerpo arde, exclaman: Ya mi sangre se enoja: la Yivichigui Yavigra. /48 Para aplacarse, tienen un remedio rápido: hunden profundamente el cuchillo en el pie y esperan con ojos alegres un rato hasta que mana sangre, entonces aplican tierra a la herida; y cuando se sienten mejor dicen con gran regocijo: là rioamcatà: ya estoy bien. De tal modo son pródigos y excesivos en el derramamiento de sangre, como si fuera de otro, no sólo por la salud sino también por el deseo de gloria. Pues en las competencias públicas se hincan cruelmente el pecho, los brazos, la lengua – da vergüenza decirlo – con un hacecillo de espinas o con agudos huesos del dorso de los cocodrilos, produciendo gran efusión de sangre. Hacen esto para alcanzar fama de fuertes; para perder el miedo al derramamiento de sangre cuando en un encuentro con el enemigo les produzcan heridas, y para adquirir una piel impenetrable a las flechas, por las gruesas cicatrices. Siete niños, imitadores de sus mayores, mostraban una vez con crueldad sus bracitos con abundantes cicatrices de espinas como muestra de magnanimidad y de mayoría de edad, y como preludio de la guerra para la que son adiestrados desde pequeños. Este bárbaro rito, usual entre los bárbaros, no debe ser aprobado en sí mismo. Pero como Vegetio, maestro de las cuestiones militares entre los romanos, escribió en el Capítulo 10, pág. 66: Qui ante longum tempus, aut omnino nunquam videre homines vulnerari, vel occidi, cum primum adspexerint, perhorrescunt, et pavore confusi de fuga magis, quam de conflictu incipiunt cogitare (14).<br /><br />Vimos a algunos consumidos por la enfermedad con males crónicos, fortalecerse comiendo o bebiendo a diario la algarroba. Cuando están atacados de enfermedades atroces, o en gran peligro, la mayoría de las veces se curan rápidamente con remedios baratos, y a menudo con ninguno, como los perros. Vi con horror a muchos perforados por varias flechas, con /49 huesos y costillas quebradas, sumergidos en la sangre que manaba de sus heridas, a punto de expirar, como si estuvieran en el tránsito de la muerte, que al cabo de unas pocas semanas andaban incólumes a caballo, bebiendo. No podía atribuir su curación a sus medicamentos y médicos inútiles, sino a la fortaleza de sus cuerpos. ¿Quién ignora que las viruelas y el sarampión son casi las únicas y muy calamitosas pestes que azotan a América? Los abipones son atacados, como los demás indios, por ellas; pero muy pocos mueren aunque se precaven contra esta enfermedad con gran negligencia. Acaso la mezcla de la sangre y los humores, combata el veneno que no es para ellos ni tan abundante ni tan funesto. Heridos por balas, viven fuertes muchos años sin intentar arrancarles del cuerpo. Muchas veces nos mostraron como prueba de su fuerza una bala clavada en el brazo o en el pie y nos la expusieron para que la toquemos. Y esto no es una novedad para los médicos. Se dice que Bartolomé Maggio, en una disertación sobre las enfermedades dijo que él había visto un hombre que durante treinta años llevó una bala incrustada sin sentir ningún dolor. Y el médico Horstius conoció hace poco un hombre que llevó clavada en el talón más de cuarenta años una bala sin mayores molestias. Lo más notable es que la bala de carabina si no toca la cabeza o el corazón, raramente es mortal para los abipones. Kaapetraikin, célebre cacique, fue herido en la frente por un español; ya en edad avanzada, una vez que recorría un camino, fue asaltado por mocobíes enemigos, despedazado a lanza, y devorado. Esto sucedió cuando yo estuve un tiempo en /50 la ciudad de Concepción. Me admiraba a menudo – considerando conmigo mismo estas cosas – que las cañas que arrojan fuego de los europeos, sean tan temibles a los bárbaros, aunque raramente sean letales. Pero sin duda, aunque son inofensivas como los fuegos artificiales de los niños, las temen. Así los indios temen más el ruido de la pólvora que el golpe del plomo; a veces los domina más el temor que la proximidad del peligro. El ruido de las milicias paracuarias, me parecía semejante a las nubes de la tempestad que arroja muchos relámpagos y pocos rayos mortales. Estas cosas que recordé servirán, si no me equivoco, para convencer a los europeos sobre el vigor de los abipones. Y nunca aprobaré la opinión de aquellos que atribuyeron a los americanos estupidez, debilidad, tozudez y propensión a enfermarse. Sin embargo los abipones sienten profundamente las impresiones de los elementos, las inclemencias del tiempo, y los dolores que esto les provoca; pero no sucumben ante esas sensaciones. La mayoría de ellos, sea porque conservan mejor la fuerza por la constitución de su sangre y sus humores, o de los nervios y articulaciones, sea porque están acostumbrados desde niños a soportar la dureza de la enfermedad, o bien por el vehemente deseo de gloria, niegan que algo les duela aunque a veces sientan dolor. Ya trataremos otros temas de donde se deduzcan el increíble vigor y vivacidad de los abipones.<br /><br />Ya más arriba recordé que ellos raramente encanecen y quedan calvos. Envejecen a edad muy avanzada, como las plantas que envejecen siempre verdes. Cicerón en el libro sobre la vejez hace grandes alabanzas y también admiración a Masinisa, rey de Mauritania, de noventa años, que cum ingressus iter pedibus fit, in equum omnino non ascendit: Cum equo, ex equo non descendit. Nullo imbre, nullo frigore /51 adducitur, ut capile operto sit. – – Exequitur omnia Regis officia, et munera, etc., (15). El orador romano recelaría de tantos abipones tan viejos como Masinisa y más vigorosos que él. Apenas daría crédito a sus ojos cuando viera a viejos casi seculares como adolescentes de doce años subir de un salto a un fogoso caballo sin ayuda de estribos; pasar horas enteras bajo un sol ardentísimo, cuando no días continuados; escalar árboles altos en busca de miel; acostarse en el suelo bajo el frígido Jove o la lluvia al hacer un viaje; atacar a los enemigos en sus fortalezas; no rehusar ninguno de los trabajos que ofrecen la caza o la guerra; conservar todos sus dientes, poseer una increíble agudeza de vista y prontitud de oído. Yo distinguía a los varones sólo por el número de sus años, no por otra cosa, porque poseían edad muy floreciente. Miré sin admiración a diario en las colonias de abipones que viejos jóvenes, a pesar de la edad, contaban todas estas cosas a numerosos compañeros. Si algún octogenario muere, deploran que haya muerto en la flor de la edad. Las mujeres viven más que los varones, porque no van a la guerra y porque, por naturaleza, suelen ser más vivaces. En tierras de los abipones encontrarás tantas viejas de más de un siglo, que apenas las podrás contar. No osaría afirmar que todos los pueblos pedestres de Paracuaria tienen la misma firmeza de cuerpo y vivacidad. Los guaraníes, lules, ysistines, vilelas y otros indios pedestres sienten las mismas enfermedades de los europeos y la vejez, y la demuestran con el aspecto del cuerpo. La vida de éstos, como sucede entre todos los europeos, es a veces más breve, a veces más larga. Encontrarás unos pocos entre ellos que se acercan al siglo. Sería un trabajo interesante buscar las fuentes en las que los abipones encuentran tan prolongado vigor. /52<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO VII<br /><br />¿POR QUE LOS ABIPONES SON TAN SANOS Y VIVACES?<br /><br /> <br /><br />Los abipones deben sus cuerpos llenos de vida a sus padres y a ellos mismos. El vigor juvenil conservado durante la vida, es heredado por su misma descendencia. La experiencia enseña que de enfermos y débiles nacen hijos enfermos. Los abipones en todo el tiempo de su desarrollo desconocen la lascivia, y aunque son de temperamento ardiente, no se entregan a ningún tipo de libido. Gustan de la conversación y de los juegos, pero siempre dentro de los límites de la prudencia. Afirmo con toda seguridad que durante los siete años que viví entre ellos no vi ni oí nada que tuviera índice de petulancia u obscenidad. Los niños y las niñas, por un instinto natural que les es propio, aborrecen las ocasiones y formas de profanar el pudor. Nunca las verás hablar con aquéllos ni a escondidas ni en público, ni ociosas en la calle. Tienen sus delicias en ayudar a sus madres ocupadas en la tareas domésticas. Los adolescentes desean más que nada el diario ejercicio de las armas y los caballos. A cada uno de ellos conviene aquello de Horacio: Imberbis juvenis, tandem custode relicto, gaudes equis, canibusque, et aprici gramine campi. (16).<br /><br />Indios de otros pueblos son a menudo de cuerpo más pequeño, grácil y débil. Muchos de ellos se marchitan antes de llegar a la adultez; otros envejecen míseramente sin ser viejos o por un precoz hado se extinguen antes de tiempo. /53 Te diré cuál considero que es la causa. Muchos son endebles porque nacen de padres endebles. Otros, porque se someten a trabajos pesados, provistos magramente de comida, vestido y habitación. Otros muchos porque, disipados desde su primera adolescencia en voluptuosidades obscenas, pierden con la lascivia el vigor natural. Libidinosa etenim, et intemperans adolescentia effoetum corpus tradit senectuti, (17), como asegura Cicerón en su libro sobre la vejez. Qué bien cuadraría a muchos, llevados por una muerte prematura, aquello de un epitafio de Ovidio en los Fastos I: Nequitia est, quae te non, finit esse senem (18). Las nupcias aceleradas desde la juventud son la causa por la que otros indios son más enfermizos o menos saludables y vivaces que los abipones. Estos consideran edad apropiada para el matrimonio los treinta años más que los veinte; raramente toman por esposas a mujeres de veinte años. Porque los médicos y los filósofos afirman que tanto para conservar el vigor como para producir la vida y procrear una prole más robusta conviene vivir sanamente. ¿Por qué los germanos antiguos fueron tan sanos, tan altos y de tan larga edad? Oye lo que Tácito dice sobre éstos: Sera venus, eoque inexhausta pubertas; Nec virgines festinantur. Eadem juventa, similis proceritas; Pares, validaeque miscentur, ac robora parentum liberi referunt. (19). Nadie duda que de padres jóvenes nazca una prole no muy robusta. Y como de la constitución del cuerpo se deduce la del espíritu, como Galeno enseña, no es de admirar que tales niños sean débiles de entendimiento y de mente embotada. En este nuestro tiempo belicoso que prefiere entre sus filas a hombres insignes por su grandeza, procura tú lector, eliminar las nupcias prematuras. Escucha a Aristóteles opinando sobre este asunto en el libro 7 sobre política, Capítulo 16: Est adolescentum conjunctio (verba illius apicem recito) improba ad filiorum procreationem. In cunctis enim animalibus /54 juveniles partus imperfecti sunt, et faeminae crebius, quam mares et parva corporis forma gignuntur. Quorcirca necesse est hoc idem in hominibus provenire. Huius autem conjectura fuerit, quod in quibuscunque civitatibus consuetudo est adolescentes mares, puellasque conjugari, in cisdem inutilia, ac pusilla hominum corpora existunt. In partu quoque laborant magis puellae, ac pereunt plures. Masculorum corpora crescere impediuntur si adhuc, etc., etc. (20). El romano Egidio, y Alberto Magno probaron admirablemente esta sentencia del filósofo, y establecieron con sólidos argumentos, ¡Ah! Cuántas veces padres de noble estirpe y nacidos en noble tierra, cuando apuraron el matrimonio de sus hijos con el deseo de perpetuar su estirpe, la vieron extinguirse y lamentaron la falta de hijos y nietos. Si en algún asunto los padres deben tener en cuenta la edad y las fuerzas de sus hijos, es en esto de casarlos sin apuro. Esta opinión de los abipones está de acuerdo con el ejemplo de los antiguos germanos, sobre lo que Julio César escribe en el libro 6, de De Bello Gallico: Ab parvulis labori, ac duritiae student. Qui diutissime impuberes permansorunt, maximam inter suos ferunt laudem. Hoc ali staturam, ali vires, nervosque confirmari putant. Infra annum vero vigesimum foninae notitiam habuisse, in turpissimis habent rebus (21). ¡Qué lejos están los alemanes de hoy de aquellos antiguos que pondera César! Pero veamos otros motivos por los que los abipones se consolidan en firmeza y estatura.<br /><br />Las madres amamantan a sus hijos con sus propios pechos, no con los ajenos, y continúan con este oficio de nodrizas casi hasta los tres años. Dicen que en todo este tiempo se abstienen por completo del marido. Si crees a los médicos, pensarás que esto es bueno para tener hijos robustos. Pues Galeno en el libro I sobre el cuidado de la salud, dice: Admoneo, quae /55 lactant proles, ut abomni impuritati abstineant; hac enim lac noxium efficitur etc, sanguis equidem melior (in praegnantibus) abit ad nutriendum foetum; Hinc in uberibus lac modicum, et noxium remanet (22). Plinio dice de los niños amamantados por una embarazada, que se alimentan de calostro y de leche esponjosa y coagulada. Para confirmar esto valga lo que Cinna Catulo refiere en el libro 20 sobre los Cónsules: Cayo Frabricio, sobresaliente entre todos los varones, fue afligido durante toda su vida por extrañas enfermedades, ya que había sido amamantado durante cuatro meses por su madre cuando ésta estaba encinta. Para apartar este peligro de su hijita, le puso una nodriza para que la cuidara durante tres años. Estas y otras muchas cosas que vienen al caso, acota Pedro Justinelli en su comentario sobre la Educación de la Prole.<br /><br />La misma educación de los abipones es muy apta tanto para formar sus costumbres como para endurecer sus cuerpos. Pues lo que Quintiliano había escrito en el Libro I, sobre las Instituciones cabe acá: Aquella educación muelle que llamamos indulgencia, quiebra los nervios del espíritu y del cuerpo. Diariamente observamos la veracidad de este acierto. Vemos en verdad a hombres educados con suavidad, entre delicias y blanduras, languidecer y quebrarse por las más leves molestias. A otros que crecen en rústicas cabañas, tolerar muy bien las asperezas de los trabajos, de la guerra y del cielo hasta fortalecerse y robustecerse. Nadie llamará delicada a la educación de los abipones. Sumergen a los niños apenas nacidos en el agua fría. Desconocen por completo las cunas, las plumas, los almohadones, las fajas, los besos y los mimos. Envueltos en una liviana manta de piel de nutria, los acuestan en cualquier lugar o se arrastran por el suelo como cualquier niñito de su edad. A veces cuando sus madres hacen un recorrido a caballo, los colocan en una manta hecha de piel de jabalí, y los llevan colgando junto con los cacharros, ollas y calabazas. /56 A menudo el marido arranca de los brazos de la madre al hijito que está mamando y lo sube a su caballo, y lo mira cabalgar con ojos llenos de placer. Para bañarse, la madre atraviesa un arroyo apretando, al niño contra su pecho con una mano, mientras usa la otra a modo de remo. Cuando el niño es un poco mayor, es arrojado al agua para que aprenda a nadar al mismo tiempo que a caminar. Raramente verás a niños apenas apartados de los pechos maternos andando por la calle sin arco ni flecha. Son molestados por todo tipo de avispas, moscas y alimañas. Les es habitual y grato apuntarles como a un blanco, como si fuera un preludio de la guerra. Cada día hacen carreras a caballo por grupos, y juegan a la carrera. ¿Quién dudará que todas estas cosas ayudan increíblemente a la integridad y fortaleza de los cuerpos? ¡Ojalá las madres europeas abandonaran los violentos artificios de la naturaleza y los regalos y mimos que usan para criar a sus hijos! ¡Ojalá moderaran las fajas y lienzos con que ajustan sus tiernos cuerpecitos como cadenas, y los encierran como en una cárcel! ¡Ah! nuestra Europa con menos cojos, de piernas torcidas o abiertas, jorobados, enanos, imbéciles y enfermos.<br /><br />Los abipones no usan ropa ceñida al cuerpo, sino suelta y larga hasta los talones. No les molesta ni oprime; los defiende contra las inclemencias del tiempo y sin embargo no obstaculiza la respiración del cuerpo ni demora la circulación de la sangre. Porque hay que ver a los europeos que, muchas veces oprimidos en el cuello, los pies, las manos, y los costados ceñidos con vestidos ajustados por broches, cinturones y fajas, y rodeando hasta la misma cabeza que adornan con dijes, trenzas y una cantidad de objetos, sufren real detrimento de /57 la salud. Tanto los sabios pueblos del oriente como los antiguos germanos prefirieron un tipo de vestido amplio y flojo, como si por esto tuvieran cuerpos más grandes y vida más larga. Quien desee un consejo para su incolumidad, como para otras cosas, considere para sí, al procurarse vestido, aquello: Ne quid nimis. (23). Sin embargo consideramos que la excesiva transparencia de la ropa, es igualmente perniciosa para la salud. Los hombres prudentes adecuan su indumentaria a los cambios del clima, como los navegantes cambian las velas de sus barcos. Los mismos bárbaros abipones, a la primera brisa fresca, se visten con ropa hecha de piel de nutria, sin discriminación de sexo ni edad. Este vestido de piel se asemeja algo al que los sacerdotes usamos para cantar las vísperas en el templo, y es llamado por ellos nichigerit, porque a nichibege significa nutria.<br /><br />Galeno, en el Libro sobre la real y libre protección de la salud, afirma: Maximum esse malum ad sanitatis custodiam quietem nimiam corporis, ac maximum bonum moderatam, et justam motionem esse. (24). Celso, en el libro I, Capítulo I, está de acuerdo con él: Ignavia corpus hebetas, labor firmat; Illa praematurant senectam: Iste longam adolescentiam redit. (25). Por eso los antiguos romanos usaron continuamente la palestra, el disco, el salto, la lucha, la carrera, la equitación, el pugilato, el juego de pelota, la natación y la caza. No te llamará la atención que los abipones sean atléticamente fuertes y vivan como macrobianos. Están en continuo movimiento: la equitación y la caza les es habitual; la continua guerra contra las fieras o los enemigos es la causa de estas correrías. Generalmente atraviesan ríos a nado, escalan árboles en busca de miel, fabrican con un pequeño cuchillo lanzas, arcos y flechas, hacen cuerdas de cuero, tejen mantas, y se ocupan de todo /58 aquello que fatigue los pies y las manos. En sus ratos libres organizan carreras cuyo premio consiste en ceder al vencedor la primera cosa que toque la meta; a menudo los mismos caballos con que corrieron son el premio de la victoria. También les es muy familiar otro entretenimiento en el que usan los pies: lo juegan con un palo de tres palmos de largo, redondeado artísticamente como un báculo, más grueso en sus extremos y más delgado en el medio. Ellos lo llaman Yüele o Hepiginiancate, y los españoles, macana; y de algún modo recuerda a la pusaga de los húngaros. Tiran al blanco ese palo con tal fuerza que a veces se estrella contra el suelo y otras vuela por el aire, del mismo modo que los niños hacen vibrar piedrecitas por la superficie del agua. Cincuenta o cien, en una larga fila esperan turno, y cada uno arroja su palo por vez. El que lo arroja más lejos y en línea recta, lleva el premio y las alabanzas. Pasan muchas horas entretenidos con este juego, y esta fatiga es de increíble beneficio para el cuerpo. El uso de dicho madero es frecuente, y también temible en muchos bárbaros, ya que, es tanto instrumento de juego, como de guerra para abatir al enemigo o a las fieras. A los abipones no les gusta la vida del caracol, haragana y ociosa. Así no se corrompen rápida y miserablemente como otros, que entorpecidos por el ocio siempre se dan a las blanduras, a la mesa, al juego, y que apenas si se arrastran hasta la calle o el campo. Las mujeres abiponas, aunque no se dedican a los juegos de los varones ni a los certámenes ecuestres, ocupadas día y noche en el quehacer doméstico; tienen abundante ocasión de activar la respiración y de reposar convenientemente. De ahí, el vigor de las madres para procrear hijos tan grandes, de aquí /59 su robustez y longevidad. Pues la opinión de los médicos es que el ejercicio del cuerpo y el frecuente movimiento favorece el calor natural, y contiene la plétora, expele y disipa los humores viciosos, da agilidad a las articulaciones, rapidez a los sentidos, promueve la respiración, afirma los nervios, abre los poros de la piel, ayuda la digestión, fortalece el cuerpo y el espíritu. Vemos cómo se pudren las aguas estancadas. El aire se torna pesado sin el impulso de los vientos. La espada, ociosa en la vaina, se cubre de herrumbre. Los vestidos, abandonados durante un tiempo, se ensucian. La desidia y el ocio cierran los poros, aumentan el derrame de los humores, traen las enfermedades de las articulaciones, la epilepsia, la apoplejía, la debilidad de estómago y finalmente el desgano por la comida, y la indiferencia por la misma vida. Los abipones desconocen estas calamidades con que los médicos suelen amenazar a los perezosos, porque no saben de negligencia y de inactividad por holgazanería, a menos que la juzguen necesaria para reparar las fuerzas.<br /><br />Tampoco dudé nunca que la comida que ingieren fortalece increíblemente sus cuerpos y les prolonga la vida más allá de los límites comunes. Considera escrito para ellos lo que Tácito dijo sobre antiguos germanos: Cibi simplices, agrestia poma, recens fera, aut lac concretum sine apparatu, sine blandimentis expellunt famem (26). Se alimentan de carne vacuna o felina asada, raramente hervida. Si el campo niega fieras a los cazadores, el agua ofrece para saciar su apetito varias clases de peces, nutrias, patos, lobos marinos, etc. También aceptan como remedio para su hambre, las aves del cielo de sabor agradable dispersas en las selvas, en la tierra o en los árboles. Si llegaran a faltarles todas estas cosas, encuentran por cualquier /60 parte raíces escondidas bajo tierra o agua. Lo más urgente para ellos es la necesidad de comida. Aprecian tanto la carne de tigre, aunque es de tan feo olor, que si alguno mata un tigre, lo divide con sus compañeros en pequeñas porciones para que nadie se vea privado de este suavísimo estimulante del gusto, como ellos lo valoran. Los médicos se quejan de las nuevas enfermedades que entraron a Europa con los condimentos traídos del nuevo mundo, y opinan que los cocineros dañan más la salud de los mortales de lo que nunca podrían favorecerla todos los farmacéuticos. Esta queja no es válida para los abipones, pues desconocen los condimentos y se alimentan con sencillos banquetes. Desdeñan el vinagre, como también los españoles americanos; en cambio apetecen con gran avidez la sal – como las cabras – pero raramente la encuentran, porque en sus tierras no hay salinas. Para suplir esta falta suelen quemar un fruto llamado Vidriera por los españoles, cuya ceniza tiene algo de la salobridad del cloruro de sodio; con ella sazonan la carne y las hojas de tabaco trituradas con la saliva de las viejas, que suelen masticar. Como muchas poblaciones de abipones carecen también de este fruto con el que reemplazan la sal, usan la mayoría de sus comidas insulsas. Nadie negará que el uso moderado de este condimento es muy útil para el cuerpo humano; elimina los humores viciosos y contiene la gangrena. Sin embargo los médicos afirman que el abuso de este condimento turba la agudeza de la vista, desgasta los jugos más necesarios, produce la corrosión de la sangre y la infección de la piel, y obstruye por fin los canales urinarios. Hemos notado en Paracuaria que los caballos, mulas, vacas y ovejas, engordan con pastos que llevan mezclada la sal o nitro; pero si ésta falta, muy pronto enflaquecen /61 y quedan magros. Las carnes condimentadas con sal duran más; pero cuando más abundantemente fueron saladas, tanto más pronto se pudren por el líquido que arroja la sal al disolverse y por el calor del sol. Si la carne de vaca es desecada sólo al aire o la de pez al humo de un fuego algo retirado, sin ponerles ni una pizca de sal, durarán muchos meses antes de podrirse. Esto lo conocí yo por propia experiencia, como todos los bárbaros. Cuando volvíamos de Paracuaria a Europa, nuestros mejores víveres consistían en carne salada y carne desecada. Esta sin sal duró incólume y de buen sabor después de cuatro meses de navegación; aquélla debió ser arrojada al mar casi putrefacta. Escucha pues lo que se deduce de esto: los abipones, aunque usan más rara y escasamente la sal, crecen fuertes y casi todos, viven muchos años. Porque debemos admitir que la abstinencia de ella ayuda más a la conservación de los cuerpos que su uso, por mínimo que fuera.<br /><br />Los principales médicos y filósofos anuncian a viva voz que una dieta moderada de carne y de bebida es fuente de vejez tardía, firme salud y larga vida. Con estos está de acuerdo el poeta Britano: "Si alguien quiere llegar a viejo, use la carne con moderación, como si fuera una bebida", dice. Dije, más de una vez, que los abipones son vigorosos, grandes, sanos y longevos. ¿Quién creería que están también acostumbrados a la dieta? Comen y beben cuánto, cuándo y cuantas veces les place. No tienen una hora fija para el almuerzo o la cena. Si tienen comida cerca, comen en cuanto se levantan; cuando salen de cacería comen de ese modo; no fijan en absoluto sus comidas; y siempre tienen hambre. Cuanto más han comido, /62 tanto más pronto parece que tienen hambre. Esto es considerado por el pueblo, entre ellos, como certísimo indicio de salud. Si alguno rechaza la comida que se le ofrece, es proclamado por los circunstantes como enfermo: La oachin, Chic rquenne, dicen lamentándose todos: "está enfermo, no come", y por poco lo declaran moribundo. Los abipones son voraces, y lo mismo que otros americanos se reponen comiendo carne sin ningún detrimento de salud. Soportan del mismo modo una larga abstinencia que comida abundante, sin debilitarse. Resisten un camino de muchos meses sin ninguna provisión; y a menudo no tienen en él suficiente comida, ya sea porque no encuentran caza, o porque, oprimidos por el enemigo deben apresurar la marcha día y noche huyendo a un lugar más seguro; o persiguen al enemigo corriéndolo por la espalda, aunque con el estómago vacío, durante un tiempo, y siempre están incólumes y alegres, aplacando el hambre con la conversación. No verás en ellos ningún indicio de turbación de espíritu, ninguna queja, ninguna preocupación por el ayuno corporal. Pero toleran la abstinencia en virtud de su habitual voracidad, por la que restauran las fuerzas. La temperancia de comida y bebida es madre de larga vida, defensa contra las enfermedades, y evita una muerte rápida. Conocí a muchos santos amantes de la soledad, que con cotidianos ayunos prolongaron su vida en más de un siglo, acaso vencedores del más allá, más que si se alimentaran en abundancia. Admiro a estos héroes de Cristo que han logrado tan larga vejez con pobre alimento, siempre célibes, siempre fijos en el mismo lugar, sin movimientos ni fatigas más duras. No me sorprende tanta voracidad unida /63 a tan gran vivacidad en los abipones. Todos los varones, pueden tanto ayunar como digerir con gran facilidad el alimento para reparar las fuerzas perdidas en la carrera, la natación, la caza, la equitación, y el adiestramiento militar casi cotidiano. Sin embargo, si no se repusieran con abundante comida, se marchitarían como las flores secadas por el frío y perderían su vigor. Según creo, nunca hubo mas enfermos por exceso de comida que por falta de alimentos. Así vemos a menudo que una lampara se extingue mas por falta que por exceso de aceite; estoy convencido que mueren menos por su voracidad que por una dieta prolongada. Los acérrimos defensores de la dieta me rechazarían; pero los sepultureros y los abipones aceptarán mi opinión, lo se. Acá viene al caso lo que el holandés Cornelio Bontekoe, maestro de medicina en Francfort, sostiene en sus comentarios para Viadrum: "más perjudica al cuerpo humano la sobriedad en la comida que la inmoderación, y prepara con mas certeza el camino a la tumba". De la misma opinión fue Francisco Bacon de Verulamio, que en la historia de la vida y de la muerte hoja 80, dice: Longaeviores repertisunt saepe numero Edaces, et Epulones, denique qui liberaliore mensa usi sunt (27). Agua no siempre muy dulce, nunca de fuente sino de arroyo o laguna y mas tibia o caliente que fría, es el cotidiano remedio para la sed de los abipones, aunque también los médicos prefieren el agua de arroyo o de lluvia a la de fuente, como medio de conservar la salud, porque contiene menos partículas nocivas. Y no permiten en toda su vida que sus labios prueben el agua fría. Consideran que /64 el agua de nieve o de hielo es causa de muchas enfermedades. Pero dejemos esto a los médicos. Nunca encontrarás en territorio abipon nieves, o fuentes de aguas heladas, o canales subterráneos donde se refrigere. Desconocen por completo el vino de uva (prensado o cremado de la fruta). Pero, aunque no usan más que el agua para aplacar la sed, cuando celebran el natalicio de un niño noble, o la muerte de algún jefe, o un consejo de guerra, o una victoria, se reúnen y toman un vino espeso que preparan de la miel o de la algarroba; al agriarse, les provoca la ebriedad, pero bebido con moderación es increíblemente útil para cl cuerpo; pues creen que la algarroba o la miel silvestre, prolonga la vida y robustece la salud. La miel, llamada por Plinio el néctar divino, vuelve inmortales a los mortales. Pitágoras, el medico Antíoco, Demócrito, Thelefo el Gramático y el romano Polión, cuentan que ellos llegaron a una extrema vejez porque la comieron y la bebieron; el último llego al siglo de vida. Preguntándale Cesar Augusto con qué recurso había logrado llegar a esa edad, le respondió: Melle intus, foris oteo (28). El 14 de febrero de 1770, las efemérides Vindobonenses anunciaron que en Smoleniz, un lugar de Hungría sometido a las leyes de Cristóbal Erdodi, había muerto Francisco Wascho, de más de ciento cuatro años; hasta el ultimo día conservó sus fuerzas y su memoria, de modo que era capaz de transportar una red llena de maderos. Atribuyeron su poderosa vejez en primer lugar al uso de la miel, que siempre había comido. Los abipones suelen beber la miel que abunda en todas las selvas, y poseen tanto vigor como larga vejez. Pero acaso deban esto también a la algarroba, que /65 beben o mascan en abundancia, mezclada con agua, como una bebida nativa. Por lo demás, es de sabor dulce y posee buenas virtudes: restaura las fuerzas perdidas, ayuda a engordar, limpia las vías respiratorias, evacua rápida y abundantemente lo vejiga por las propiedades diuréticas, contrarresta con gran eficacia los cálculos, alivia los dolores nefríticos, y elimina, en fin, muchas de las causas de las enfermedades que aquejan a los europeos. Yo mismo lo pude experimentar. La extensa Paracuaria no tiene caballos más robustos y sanos que los que nacen en el territorio de Santiago del Estero, donde hay abundancia de algarrobas esparcidas por todas las selvas. Pero conocerás que la algarroba que crece en Paracuaria difiere muchísimo tanto en tamaño como en propiedades de la africana o española, que son las que se venden en Alemania, aunque a éstas también se las utilice con frecuencia para usos medicinales.<br /><br />A esto se suma el hecho de que los abipones, a no ser que los acobarde un viento muy frío, se lavan casi todos los días en algún lago o río que encuentren al paso; también entre los antiguos el uso del baño fue habitual y de mucha utilidad. El baño abre los poros de la piel y vuelve más fácil la respiración cutánea. Los caballos de Paracuaria, pese a los óptimos pastajes de que gozan, se consumirían enfermos y sarnosos si no tuvieran cerca un río o lugar donde pudieran bañarse, por el polvo que les molesta al pegárseles al cuerpo. Para quitarlo, los caballos europeos son diligentemente raspados con un /66 estriguil. Algunos prefieren antes que un baño frío, que se les corten las venas; pero de este modo la sangre se agota, y con el baño, se refrescan. Yo diría que los abipones deben a ese baño diario el que se los vea sanos y longevos, para envidia de muchos. En su historia de la vida y de la muerte, Francisco Bacon de Verulamio, sostiene esta opinión: Lavatio corporis in frigida bona ad longitudinem vitae; Usus balneorum tepidorum, malus. Hoja 181 (29). De él mismo es esta sentencia: Vivaciones fere sunt, qui sub dio vivunt, quam qui sub tecto (30). Los abipones pasan la mayor parte de su vida en el campo respirando el aire a cielo abierto, cosa tan saludable. Aunque algunas veces viven bajo esteras, al modo de la campaña, o en chozas fijas, nunca quedan encerrados allí sin recibir aire de alguna parte. Y no sólo viven teniendo el cielo como techo, sino que también son sepultados bajo él. Es increíble cómo aborrecen los sepulcros que se hacen en los templos.<br /><br />Es propio de los médicos y farmacéuticos procurar todo lo que ayude a conservar la vida, retardar la muerte, aliviar los dolores y las enfermedades. Cuando vemos que los abipones desprovistos totalmente de ellos viven largo tiempo y poseen gran fuerza bélica, es como para creer que la carencia de médicos y farmacéuticos es la causa por la que estos bárbaros superan a los europeos en vigor y longevidad, ya que entre ellos hay muchos enfermos y pocos viejos. Laertio, en el libro IV, Cap. 6º, atestigua que Arcesilao decía esto: Del mismo modo que donde hay muchas leyes hay muchas trampas, así también donde hay muchos médicos, hay muchas /67 enfermedades. Los médicos de los abipones, sobre los que diré otras cosas, son viejos, y médicos de bestias, y nunca nacidos para curar enfermedades, sino para envolverse en fraudes y brujerías con el espléndido nombre de médicos. Nuestros misioneros que vivieron en las colonias de los chiquitos, superaron a todos los demás compañeros de Paracuaria por el tiempo que vivieron. Los más llegaron a una extrema vejez, aunque en mucha distancia no existiera ni la sombra de un médico, y la misma zona sometida a las anuales inundaciones, de ningún modo podría ser recomendada por la salubridad del clima o del terreno. Sin embargo el Provincial, que había de consultar sobre el buen estado de salud de los suyos, había proyectado enviar a estas colonias de los chiquitos a un hermano laico cirujano que se tomaría el trabajo de curar a los Padres, si alguno cayera enfermo. En verdad, todos los misioneros a una voz consideraban peligroso para ellos este propósito del Provincial; era evidente que entrarían las enfermedades a sus tierras junto con el médico; pues sobrevendría la quiebra de la salud tan floreciente hasta entonces con un uso artificial de los medicamentos. De este modo los demás prolongaron muchísimo su vida, carente de médicos según la costumbre de los abipones. Lo que recordé hasta aquí son las cosas externas del vigor, y las raíces de la vivacidad.<br /><br />Está fuera de toda controversia que la incolumidad del cuerpo, depende en gran parte de la tranquilidad del espíritu. De aquí que los médicos salernitanos, cuando sugirieron al Duque Roberto de Normandía, heredero del trono británico, dicen en primer lugar: Curas tolle graveis (31). Se turbarán las funciones del cerebro, se debilitará el estómago, las fuerzas, desfallecerán más y más, por un alimento deficiente, se perderán los mejores humores, si la mente es oprimida /68 por estados turbulentos, soledad, amor, temor, ira, tristeza. El cuerpo estará sano, si en él habita un espíritu sano. Nadie admirará que los abipones sean de tan larga vida y óptimo vigor. Viven olvidados de las cosas pasadas, atentos sólo al presente, muy raramente angustiados por el futuro. Temen el peligro, pero porque no comprenden su gravedad; lo desprecian, porque siempre creen que podrán superarlo o evadirlo. Cuando se anuncia que muchos enemigos están por llegar, muy pronto, a veces, piensan en una oportuna fuga; otras, mientras esperan con expectación el asalto, consideran alegres entre cantos, que éstos son un remedio para su debilidad, y el sepulcro de sus temores. Los agudos cuidados para sobrellevar los asuntos domésticos, para vestirse o alimentarse, apenas si tienen un lugar entre ellos. No tienen ninguna cosa mortal por la cual se desespere su amor o deseo; y lo que tantas veces sucede a los europeos, ellos casi nunca enloquecen. No están sometidos ni por mucho tiempo ni con vehemencia a ningún afecto. Cultivan su cuerpo con esta tranquilidad de espíritu, y llegan así hasta la extrema vejez. No niego que el mismo ambiente en que viven, ni agitado por los rigores del frío ni por el ardor del sol, es base de su salud; y no la única, pues los españoles y otros indios, aunque gozan de la misma temperatura, sin embargo no viven lo mismo que los abipones. Si los europeos envidian esta longevidad de los abipones, que imiten su modo de vida. Apacigüen su espíritu con la renuncia de las pasiones vehementes. Reemplacen los afanes por la quietud, el vino por el agua, el ocio por el movimiento; moderen el lujo de la comida y del vestido. No se corrompan con comidas excesivas para excitar el hambre. Usen los médicos y las medicinas con /69 moderación. Y, en lo que hay de más oportuno para conservar la salud, aborrezcan las voluptuosidades como si fueran una ruina segurísima, y prefieran para sí una fresca vejez. Muy poco agradaría ver a adolescentes podridos, como los frutos, antes de madurar. No lo olvides: los venenos se esconden bajo la dulce miel.<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO VIII<br /><br />SOBRE LA RELIGION DE LOS ABIPONES<br /><br /> <br /><br />Nulla gens est neque tam inmansueta, neque tam fera, quae non, etiamsi ignoret, qualem Deum habere deceat, tamen abendum sciat (32), dice Cicerón en el libro I, de De Legibus. Omnibus innatum est, et in animo quasi sculptum, esse Deos. (33); afirma él mismo en De Natura Deorum, II, y repite la misma sentencia en I, Tusculanae Quaestiones, y en I, de Responsis Aruspicum. Haec est summa delicti, nolle recognoscere (Deum) quem ignorare non possit (34), escribió Tertuliano en la Apologética contra los gentiles. Los teólogos a una voz niegan que el hombre.en pleno uso de razón pueda ignorar sin culpa a Dios por mucho tiempo. Yo defendí esta sentencia acérrimamente cuando enseñé en la Universidad cordobesa de Tucumán, en el cuadrienio de Teología que comencé en Griego. Pero cuánto me admiré cuando, trasladado desde allí a las colonias de los abipones, no encontré en toda la lengua de estos bárbaros una palabra que significara a Dios o de algún modo /70 a la divinidad. Al introducirlos en la religión, tomaban prestados el nombre de Dios del español. Así en el catecismo de ellos aparece: Dios, ecnam caogario, Dios, hacedor de las cosas, porque ncàoé significa hacer.<br /><br />Nuestro teólogo Peñafiel atestigua la existencia de no pocos indios que interrogados alguna vez si en toda su vida habían conocido algo sobre Dios, respondían: Nunquam omnino (35). Los portugueses y españoles que llegaron primeros o las costas de América afirman no haber hallado entre los brasileros y otros bárbaros ningún indicio del conocimiento divino. Lo mismo se ha escrito sobre los más antiguos groenlandeses. De modo que no será arbitrario aquello de Cicerón en De Natura Deorum, I: Dari, gents sic immanitate esseratas, apud quas nulla sit Deorum suspicio. (36). Como escribe Pablo en la I a los Tesalonicenses, Capítulo IV: Sicut et gentes, quae ignorat Deum (37). Aunque el mismo Apóstol asegura, en la epístola a los Romanos, Capítulo I, que esta ignorancia de Dios, de ningún modo es sin culpa ni puede excusarse: Ita ut sint inexcusabiles (38), porque podrían llegar al conocimiento del Dios creador por la contemplación de las cosas creadas. Si alguien quisiera hallar alguna excusa, podría decir que los bárbaros americanos son todos torpes y de ingenio obtuso para todo lo que no ven. Este razonamiento es singular y peregrino. Nada hay de admirable, en fin, que aquéllos, de la contemplación de las cosas terrestres y celestes, no aceptaran ni al Dios arquitecto de las cosas, ni alguna realidad celestial. Viene al caso lo que referiré: Haciendo un recorrido con catorce abipones, en la margen alta del río de la Plata, conversaba una noche al fuego sobre esta costumbre. Por todas partes un cielo claro recreaba nuestra vista con sus estrellas titilantes. /71 Al cacique Ychoálay, el más sagaz de todos los abipones que conocí, y el más notable en la guerra, agradaba hablar. ¿No ves esta majestad del cielo, decía yo, y este orden, y esta magnífica fiesta de estrellas? ¿Quién o qué pensaría que esto es fortuito?, le pregunto. El carro se vuelca, como sabes, si los bueyes no son guiados por alguien. ¿Acaso no es extraño que tantas bellezas del firmamento existieran por azar; estas carreras y estas vueltas del orbe celeste, se gobernaran sin la razón de una mente sapientísima, como se cree? ¿Quién te parece que es el autor y moderador de estas cosas? ¿Qué opinarán nuestros mayores de esto? Padre mío, me respondió Ychoálay, mis abuelos y antepasados solían mirar la tierra en derredor, solícitos para ver si el campo ofrecería pasto o agua para los caballos. Pero nunca se atormentaban en absoluto por saber quién rigiera el cielo, o fuera el arquitecto y rector de las estrellas. El dijo esto; y en verdad no dudo de que así haya sido. También observé que los abipones, cuando no captaban un objeto al primer golpe de vista, disgustados por la molestia de escudriños, dicen: orqueenam? ¿Qué será esto? Esta expresión es familiar a los guaraníes: Mbaenipo?, que significa lo mismo. A veces con la frente fruncida, cuando parecen captar el objeto, agregan: Tupa oiquaà. Deus novit, quid sit? (39). Como el cerebro de los indios es de tan corto bagaje de entendimiento, y tan perezoso para razonar, es de admirar que ellos o no sepan o no quieran deducir otra cosa sobre este asunto. Para que alguien no piense que el desconocimiento del numen divino es atribuido equivocadamente a algunos bárbaros americanos, conviene recitar aquí la Bula Apostólica que Pío V, Pontífice celebérrimo por su conocimiento de las cosas divinas, por su ciencia y santidad, publicó el 29 de abril de 1568. Escucha sus palabras: Innumerabiles fructus, quos benedicente Domino Chiristiano orbi societas. Festi, viros /72 sis erarum, praecipue sacrarum scientia, religio, vita exemplari, morumque sanctimonia conspicuos, multorumque religiosissimos Praeceptores, ac verbi Divini, etiam apud longinquas, et Barbaras illas nationes, quae (Nota bene) Deum penitus non noverant, optimos Praedicatores, et interpretes producendo, felicissime hactenus attulit, et adhuc solicitis studiis afferre non desistit, animo saepius revolventes nostro – Societatem praefatam, Nobis, et Apostolicae Sedi apprime charam singulari, Paternoque amore prosequimur etc. (40). Los europeos que llegaron primero a las provincias americanas, pintaron con negros colores la estupidez de sus habitantes. Consideraron que ellos apenas merecían ser contados entre los hombres, que debían ser tenidos como animales. Como refiere Gomara en la historia de las Indias, capítulo 217; y Ciriaco Morelli lo atestigua en sus Fastos del Nuevo Mundo. El hermano Thomás Ortiz, obispo de Santa Marta, dice en cartas enviadas a la Corte de Madrid: los americanos son necios como jumentos, torpes, fatuos, dementes, inhábiles para captar las enseñanzas de la religión, faltos de ingenio humano y de juicio. Avergüenza recordar aquí los monstruosos tipos de crímenes de que se los acusa. Para obtener crédito a sus cartas las cierra con estas palabras: los hemos conocido tal cual son, por cuanto hicimos por los americanos. Algunos españoles afirman que éstos eran tan estúpidos que, aunque adultos, eran niños, no dueños de razón; que debían ser purificados en la fuente del sagrado bautismo, pero eximidos de la carga de la confesión sacerdotal; y quisieron negarles el uso de los demás sacramentos. Paulo III publicó en junio de 1537 una obra en la que declaraba públicamente que los americanos eran veri homines, fidei catholicae, et sacramentorum capaces (41), cuando Bartolomé de las Casas, prelado español y después obispo, /73 defendió la causa de los indios, porque escuchó entre los españoles la creencia de que las crueldades de los naturales parecían haber sido exageradas excesivamente por algunos europeos. El mismo Pontífice Paulo III resolvió que no se negaría la Eucaristía a los indios. Así en el libro 16, de Torquemada, en el Capítulo 20, de la Monarquía Indica, el decreto pontificio comienza: Veritas ipsa (42), y es evidente en Haroldo. No obstante esto: in Peruvio Indi adulti, jam baptizati, iidemque peccata legitime confessi neque femel singulis annis, neque vero mortis urgente discrimine communicantur (43). Como dice Acosta, en el Libro 6, Capítulo 8, en De procuranda Indorum salute. Y no se consiguió que se impidiera tomar la Eucaristía a los indios, por tres exhortaciones y conminaciones de los Concilios celebrados en Lima. Lo que se deduce de quejas y decretos de los sínodos de Lima, la Plata, Arequipa, La Paz y Paracuaria, que se realizaron en el siglo en curso. Los Párrocos que negaban la Eucaristía a los indios, alegaban su estupidez, ignorancia, e inventada maldad. El sínodo religioso de La Paz en 1638, consideró que esta ignorancia de los naturales debía ser atribuida a la negligencia de los Pastores; pero con trabajo diligente saldrían de las innatas tinieblas del espíritu y del miserable cieno de sus maldades.<br /><br />Siento absolutamente lo mismo, conocedor por propia experiencia recogida en los diez y ocho años que pasé tanto entre los guaraníes como entre los abipones. En efecto, yo mismo conocí a bárbaros muy salvajes, nacidos en las selvas, acostumbrados toda su vida a supersticiones, rapiñas, y muerte, brutos e ignorantes, que sin embargo una vez trasladados a nuestras colonias, por la cotidiana instrucción y el ejemplo de los más antiguos, abrazaron finalmente con gran tenacidad y conocimiento las leyes divinas. Y no me admiro. Los elefantes, perros, caballos, y algunas fieras domesticadas, si se encuentran con maestros idóneos, ¿qué artes no aprenden? Los diamantes /74 resplandecen con los artificios de una mano diligente. Praxíteles, transformó un tronco en Mercurio. Los americanos son de mente tardía, y débil, pero supliendo la habilidad de los maestros a la imbecilidad de los discípulos, se forman para toda humanidad y piedad, como para todo tipo de artes. De qué modo la disciplina agudiza el ingenio de los indios, hasta cuánto se extienden sus condiciones, lo verías con tus propios ojos, si lo desearas. Deberías conocer las fundaciones de los guaraníes. En cada una de ellas encontrarías a indios muy diestros en la fabricación y dominio de los instrumentos musicales, hábiles pintores, escultores, fabricantes de cofres, artífices de metales, tejedores, arquitectos, eximios escribas, y otros ¿por qué no?, que saben dedicarse a toda regla de arte como la relojería o la fabricación de campanas o franjas de oro. Hubo no pocos, que compusieron libros, y de gran volumen, en tipos no sólo de su lengua materna, sino también en la latina, habiendo grabado ellos mismos el cobre. Saben escribir libros a pluma con tal arte, que los europeos más observadores afirmarían que es obra de un tipógrafo. Los obispos, gobernadores u otros huéspedes se asombraron de los artífices guaraníes que vieron u oyeron en sus fundaciones. Si estas artes se ignoran en todas las demás fundaciones y provincias de América, no debe atribuirse a la estupidez de los indios, sino a la pereza de los maestros que los instruyen. Nuestras misiones italianas, belgas o alemanas, obtuvieron de los guaraníes tanto músicos como maestros de las demás artes admirándose de qué modo increíble los indios son dóciles más allá de lo esperado. Sin embargo nosotros hemos comprobado esto: los naturales aprenden más fácil y rápidamente las cosas que ven, que las que oyen; como los demás mortales, que se educan más rápidamente /75 por los ojos que por los oídos. Si muestras a un guaraní algo para pintar o esculpir, y se lo pones a la vista como modelo para que lo ejecute, lo expresará por imitación perfectamente, y obtendrás una obra con precisión y elegancia. Si falta el modelo, no esperes de él sino boberías y abortos de arte, por más que le hayas expuesto con toda clase de palabras tu idea, al respecto. Ni creas que los americanos carecen de fidelidad de memoria. Logré la antigua costumbre en las fundaciones guaraníes de que el indio pretor de la ciudad o algún otro maestro entre los principales, repitiera en público, en la calle o en el patio de nuestra Casa, el Sermón dicho por el sacerdote en el púlpito. Todos los demás lo escuchan sin omitir ningún detalle o frase. Tienen impresa en la memoria la sinfonía que ejecutan dos o tres veces a voz, en instrumentos o en órganos después de haber fijado los caracteres musicales con la vista, de tal modo que, si el viento hiciera volar la partitura, no la necesitarían. Parece así probarse que los americanos no tienen tan poca pobreza de ingenio, como muchos escritores le atribuyeron indebidamente. Sin embargo, no niego que en otros pueblos hay algunos más sagaces; yo he observado en Paracuaria que las tribus de indios jinetes aventajan en vigor tanto físico como mental a los pedestres. Los abipones dieron muestras de su perspicacia cuando en guerra continuada de muchos años combatieron tantas veces a los españoles con astucia, ya eludiendo, ya oprimiendo con insidias, no sin grandes estragos. De esto hablaré en otro lugar. Pero por el ingenio con que realizan impune y prósperamente las expediciones militares, parece que de ningún modo debía serles excusado el desconocimiento de Dios, de tal modo que no conocen ni /76 siquiera su nombre, cuando abundan en vocablos para significar todas las demás cosas. De aquí infiere el teólogo que la facultad de comprensión de los abipones no se circunscribiría a límites tan estrechos que no pudieran conocer o sospechar la existencia de un Dios Creador y Rector del universo, partiendo de las cosas creadas que tienen a la vista. ¿Quis est tam vecors – dice Cicerón en las respuestas de Arúspices – qui aut quum, suspexit in coelum, Deos esse non sentiat? (44). El en otro tiempo ferocísimo pueblo de los guaraníes, conoció al Numen Supremo y lo llamó en lengua nativa Tupâ. Este vocablo se compone de dos partículas: Tû, significa admirador, y Pâ, interrogador. Impresionados por un cielo tormentoso, solían exclamar con miedo: Tupâ. De tal modo que, del fragor del trueno y de los rayos, de raros poderes, comenzarían a respetar la majestad y extraño poder del Numen; y parecerían confirmar de algún modo la sentencia de Papinio, que no debe ser aprobada: Primus in orbe Deos fecit timor (45). También los mismos romanos llamaron a Júpiter, su máximo dios, el Tonante.<br /><br />Había dicho que los abipones debían ser elogiados por su ingenio y fortaleza de espíritu. En verdad me avergüenzo de esta excesiva alabanza. Canto la Palinodia: Los proclamo carentes de mente, delirantes e insanos. ¡He aquí mi argumento de su locura! Ignoran a Dios y al nombre de Dios. Llaman con gran complacencia al mal espíritu Aharaigichî, o Queevèt, y a su antepasado Groaperikie. Proclaman que éste es tan antepasado suyo como de los españoles, con esta diferencia: de que en el de éstos los vestidos son espléndidos, de oro y plata; en el suyo en verdad lo excusarían de magnificencia por el nombre de sus herederos. Consideran sin embargo, que ellos son más intrépidos y valientes que cualquier español. Si te place preguntarles: qué fue en otro tiempo aquel antepasado, en qué consistía, te dirán llanamente que lo ignoran. Si /77 insistes otra vez, te dicen que este su antepasado es semejante a cualquier indio de los que viven. ¡Cuán vacía y absurda es su teología! Adoran lo que desconocen, al modo de los atenienses, que habían levantado un altar al Dios desconocido. Los abipones se jactan de ser nietos de un demonio, como los primitivos galos se decían hijos de él. Escucha a Julio César, que lo afirma en el Libro VI de De Bello Gallico: Galli se omnes ab Dite patre prognatos praedicant: ldque a Druidibus proditum dicunt (46). Los latinos llamaron Ditem a Plutón, dios de los infiernos. Los abipones creen que las Pléyades, grupo de siete estrellas, son la imagen de su abuelo. Cuando éstas alguna vez no se ven en el cielo de América meridional, creen que su ascendiente está enfermo y que va a morir, por lo que temen un año malo. Pero cuando a principio de mayo estas estrellas se ven otra vez, piensan que su antepasado se ha repuesto de la enfermedad, y saludan su reaparición con clamores festivos y con alegres sonidos de flautas y cuernos de guerra, y se alegran de que haya recuperado la salud. ¡Quemen naacbic latenc! ¿layàm navichi enà? ¡Ta Yegàm! Layamini. ¡Cuántas gracias te debemos! ¿volviste por fin acá? ¡Eh! ¡Te estableciste felizmente! De este modo manifiestan su alegría o estupidez, y llenan el lugar con sus voces. Al día siguiente todos corren a buscar la miel con la que preparan una bebida. Tan pronto como está lista, de todas partes se reúnen en público testimonio de gran alegría a la caída del sol. Los abipones casados pasan la noche sentados en el suelo, sobre una piel de tigre, bebiendo. Las mujeres circunstantes, cantando con voz ululante, y el grupo restante de los célibes riendo y aplaudiendo, mientras brillan teas aquí y allá para calentarse. Alguna hechicera maestra de ceremonias, dirige a intervalos la danza. Da vuelta en la mano, como un juguete, una calabaza llena de semillas muy duras para dirigir a los músicos; y a la /78 par salta en el mismo lugar alternando el pie derecho con el izquierdo. El horrible rugido de las trompetas y clarines militares, reemplaza de igual modo esta tan absurda danza de la frenética mujer, a la que los espectadores circunstantes aplauden vociferando, acercando la mano a los labios. Sin embargo, nunca observarás nada en estas cosas que tenga signo lascivo o de descaro. Los varones se acercan con decencia a las mujeres, los niños a las niñas. Consideran tales tonterías del pueblo que se regocija, como una función sagrada por el restablecimiento de su antepasado. Esta supersticiosa fiesta fue desterrada por nosotros, no sin gran trabajo, sobre todo entre los abipones Nakaigetergehes. Aquella saltarina sacerdotisa de la ridícula fiesta, como muestra de singular benevolencia, fricciona alguna vez con su calabaza las pantorrillas de los varones, y los insta en nombre de su abuelo a que igualen su rapidez en la cacería de fieras y enemigos. Pero al mismo tiempo son consagrados por ella, con grandes ritos, nuevos hechiceros cuantos haya considerado aptos para este oficio. Ya debe tratarse abundantemente sobre esta tan insana raza de hombres. /79<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO IX<br /><br />SOBRE LOS MAGOS DE LOS ABIPONES, LOS HECHICEROS Y LOS ANCIANOS<br /><br /> <br /><br />El ridículo desecho de los hechiceros, aunque tramado con fraudes y engaños, tiene entre los abipones la misma autoridad y veneración que la que dicen que tuvieron en otro tiempo los magos entre los persas, los astrólogos entre los asirios, los filósofos entre los griegos, los profetas entre los hebreos, los brahamanes entre los indios de Oriente, los arúspices entre los ítalos, los antiguos druídas entre los galos. Si mal no recuerdo, no hay pueblo en Paracuaria que no los tenga; así como los latinos tienen magos, los españoles hechiceros, los alemanes Zauberer o Hexenmeister, los indios guaraníes tiene los abá paye, los Payaquas, Pay; los abipones los llaman con el nombre del diablo: Keebèt, o artífices del diablo; porque creen que han recibido del espíritu maligno, al que consideran su abuelo, el poder de realizar actos sobrehumanos. Estos taimados, de cualquier sexo que sean, sostienen que con sus artes pueden hacer y conocer cualquier cosa. No hay bárbaro que no crea en sus hechiceros; que el poder de estos pueden acarrearles la muerte o la enfermedad, curarlos, predecir las cosas futuras o lejanas, atraer las lluvias, el granizo y las tempestades; /80 las sombras de los muertos y consultarles sobre las cosas ocultas; adoptar forma de tigre, tomar impunemente en la mano cualquier tipo de serpiente, etc. Se imaginan que estas habilidades les fueron otorgadas por el demonio, su abuelo, no adquiridas con artes humanas. Los que aspiran a este oficio de hechiceros, dicen que se sientan en un viejo sauce inclinado sobre algún lago, guardando una prolongada abstinencia durante varios días, hasta que notan que comienzan a prever en su espíritu las cosas futuras. Esto lo supe por personas entendidas; pero siempre me pareció más bien que estos bribones, por la dieta prolongada, se quedan imbéciles y sufren un cambio en el cerebro, deliran creyendo que saben más que el resto del vulgo, y se hacen valer como magos. Primero se engañan a sí mismos, y después engañan a los demás. Pero no difieren en nada de los otros, a no ser por su arte para engañar y tramar fraudes. Y en verdad, que esto no les da ningún trabajo con esos rudos crédulos que enseguida atribuyen a poderes mágicos y consideran un prodigio cualquier cosa que no hayan visto antes.<br /><br />En cierta oportunidad, estaba yo arreglando unas rosas de lino para adornar el templo; los indios me miraban ávidamente, admirados por la imitación de la naturaleza, y exclamaban: el Padre o es mago, o nacido de madre profética. Un europeo, laico nuestro, se hallaba tallando una vez en madera no sé qué cosa con gran habilidad y rapidez, y todos lo celebraban como al más grande mago, porque nunca habían visto hasta entonces ni un torno ni ninguna cosa cincelada. Cualquier obra de pirotecnia, neumática, o experimento de óptica, que entre los europeos son conocidos y cotidianos, son tomadas entre ellos como rotundas pruebas de magia. Esto es confirmado por /81 el hecho de que los brasileros llaman a sus magos Caraybà o Paye, por la virtud de hacer milagros; y dieron ese nombre a los europeos a su llegada, porque se admiraban de las cosas que éstos hacían; desconocidas para ellos, y que las creían sobrehumanas. Los guaraníes, cuya lengua es muy distinta a la brasilera, llaman a los españoles y europeos, Caray.<br /><br />Estos embaucadores saben usar en provecho propio la simplicidad del pueblo rudo, y se jactan de ser vicarios e intérpretes del demonio, su abuelo; intérpretes del futuro, mistagogos, artífices de la enfermedad y, si lo desean, vencedores, adivinos, dominadores de todos los elementos, y cuando se les ocurre persuaden a los crédulos de cualquier cosa. Están prontos para las mil artes del engaño. A veces, enterados en secreto de que el enemigo se dispone a atacarlos, presentan a sus compañeros esta noticia como recibida del gran Apolo, o descubierta por su abuelo. Así, lo que han sabido por conjeturas, por aviso clandestino o por propia investigación, lo predicen con gran ostentación como cosa del futuro, y son recibidos como inflamados por espíritu mágico con oídos atentos. Si los hechos llegan a no confirmar el vaticinio, no faltan excusas con que salvaguardar su autoridad. De pronto anuncian a media noche, con silbidos y flauta, que el enemigo se acerca; todos los hombres, confiados en la fe de sus hechiceros, corren a las armas; las mujeres se refugian con sus hijos en los lugares más seguros. A menudo, pasan horas y noches enteras, pero no aparece ningún enemigo, ni siquiera una mosca. Las mujeres temiendo la muerte; los hombres, amenazando con la muerte a sus enemigos. Pero para que no sufra detrimento la fe en los vaticinios o la autoridad del vate, afirman sonrientes /82 que el demonio, su abuelo, ha impedido el ataque. A veces sucede que inopinadamente llega otra falange de enemigos, que el insigne hechicero no había presentido ni preanunciado como peligro de agresión. Oportunamente me viene a la memoria esta anécdota: un atardecer se me acercó corriendo un abipón adolescente trayendo un freno de hierro, un hacha, y no sé qué otras bagatelas como sus tesoros para que los guardara en el templo. Le pregunto la causa de esto; me responde que los enemigos han de llegar esa noche, y afirma que su madre, una hechicera de fama reconocida, se lo había preanunciado; porque cada vez que el enemigo se acerca le pica el brazo izquierdo. ¡Oh!, le respondí, atribúyelo a las pulgas, buen niño; yo sé esto por experiencia propia: de noche y de día las pulgas me pican insolentemente el brazo derecho y el izquierdo, cuando no otras partes; si esto fuera indicio de enemigos, no tendríamos ningún día ni ninguna noche sin escaramuzas. Pero mi respuesta fue en vano; pues divulgándose el rumor sobre el presagio de la vieja por toda la colonia, hubo gran turbación durante toda la noche. Sin embargo, como otras tantísimas veces, no hubo ningún indicio ni rastro del enemigo.<br /><br />Los abipones, ya sea por deseo de gloria o de botín, andan siempre presintiendo las maquinaciones de los otros contra ellos, como en otros pueblos se trama la guerra. Como tan ardientemente quieren velar por su seguridad, aquello les resulta fácil, porque en cualquier motivo útil encuentran peligro: un leve rumor, un humo divisado a lo lejos, señales desconocidas en algún camino, el intempestivo ladrido de algún perro, les ofrecen sospechas sobre la inminencia del enemigo mientras temen la venganza una vez producido el estrago /83 entre los de afuera. Para tranquilizar y preparar los ánimos, se encomienda a las hechiceras la tarea de consultar, de acuerdo a la costumbre del demonio su abuelo, sobre, lo que hay que temer y hacer. A primera hora de la noche se reúne en la choza más grande el coro de viejas; la principal entre ellas, más venerable por las arrugas y canas, con dos grandes timbales, y con intervalo de cuatro tonos que llaman arpeggio (47), los pulsa produciendo disonancias, y lanzando un mugido terrible; y, con aquel rito de lamentarse con gritos estridentes, no sé qué profecía pronuncia sin ton ni son. Las mujeres presentes, con los cabellos esparcidos por la espalda y desnudo el pecho, agitan en las manos unas calabazas haciéndolas sonar, y con voz ululante cantan conocidos cantos fúnebres, a los que acompañan con continuo movimiento de pies y brazos. Pero otras timbaleras vuelven a esta música infernal intolerable a los oídos, porque agitan unas ollas cubiertas con pieles de gamos y ciervos, que hacen sonar con unos bastoncitos muy finos. Este desordenado y tumultuoso vocerío, podría parecer más a propósito para aterrorizar y ahuyentar al demonio que para consultarlo y llamarlo. En eso llega la noche. Al amanecer, de todas partes concurren a la choza de las viejas como al oráculo de Delfos. Uno por uno entregan a las cantoras regalos. Todos preguntan con avidez cuáles fueron las predicciones de su abuelo. Las respuestas de las viejas siempre son ambiguas y de doble sentido, de modo que con cualquier cosa que sobrevenga, parezca que han predicho la verdad. Una vez fue consultado el demonio en distintas chozas por distintas mujeres. Estas aseguraban pertinazmente que el enemigo llegaría al amanecer; aquéllas lo negaban obstinadamente. Sobrevino /84 una cruenta riña por la opinión de aquellas mujeres y sus oráculos: Se pasó de las palabras a los hechos; no es raro que la discusión termine con puños, uñas y pies. A veces, cuando más acerbo es el deseo de conocer el futuro, o más los urge la evidencia de un peligro amenazante, ordenan a alguno de los hechiceros que convoque la sombra de un muerto y que les descubra al instante de qué los amenazan los hados. Una promiscua multitud de toda edad y sexo rodea la tienda del adivino. El hechicero se oculta tras un cuero de vaca a modo de cortina. Con un murmullo por momentos lúgubre y por momentos imperioso, pronuncia oráculos arbitrarios, y proclama por fin que el espíritu de éste o aquél (al que el pueblo quiso invocar), se ha hecho presente. Le interroga una y otra vez sobre sucesos futuros; y cambiando súbitamente la voz, responde lo que le parece propicio al caso. No hay uno solo entre los presentes que ose dudar de la presencia de la sombra o de la veracidad de la predicción. Algún abipón noble entre los suyos e inteligente, me aseguraba con gran ardor que él había visto con sus propios ojos el alma de una india cuyo marido, Acaloraikin, vivía entonces en nuestra colonia. Para convencerme, me la describió con vívidos y ridículos colores. También muchos españoles que pasan toda su vida cautivos entre los abipones desde niños, están convencidos que los manes se hacen visibles por el nigromántico llamado de los hechiceros para responder a sus preguntas, sin que intervenga en este asunto ningún engaño. Quien, aunque muy prudente, preste fe a estas tonterías, es siempre engañado, tanto como se engaña a sí mismo. /85<br /><br />De esta costumbre bárbara de evocar a los muertos, se deduce que ellos creen en la inmortalidad de los individuos, como se ha colegido también de los ritos y dichos de otros. Así suelen colocar en la tumba de los muertos ollas, ropas, armas, o caballos atados, para que no les falte nada de aquello que pertenece al uso diario de la vida. Creen que los pichones de patos llamados por los abipones Ruilili, quo vuelan de noche en bandadas con un triste silbido, son las almas de los difuntos; y llaman a los manes, espíritus o espectros, mehelenkackiè. En la colonia de San Jerónimo, un español encargado de una finca, Rafael de los Ríos, fue muerto cruelmente por unos bárbaros que lo atacaron por sorpresa en su choza; yo lo recuerdo. Unos meses después se me presenta un abipón catecúmeno y me pregunta si todos los españoles que mueren son recibidos enseguida en el cielo. Como un compañero mío le respondiera que esta felicidad la obtienen sólo quienes terminan su vida con una piadosa muerte, el abipón repuso: estoy totalmente de acuerdo; parece que aquel español Rafael, muerto hace poco, no subió al cielo todavía; nuestros hombres lo encuentran casi todas las noches recorriendo el campo a caballo y silbando tristemente. Desde entonces pude afirmar categóricamente lo que hasta el momento no fuera más que conjetura o imaginación: estos bárbaros creen que las almas sobreviven a la muerte; aunque ignoran por completo a dónde van o qué suerte corren. En otros pueblos de Paracuaria existe esta creencia sobre la inmortalidad de las almas. Los patagones y otros que viven en las tierras magallánicas, están convencidos que las almas de los muertos viven en tiendas bajo tierra. Esta disgresión desde los hechiceros hasta la inmortalidad del alma /86 debe serme perdonada, pues precisamente pertenece a la religión de los abipones, de la que tratamos aquí.<br /><br />Con todas las cosas que conté sobre los hechiceros, ¿quién no comprendería que su ciencia y todas sus artes están determinadas por el engaño, la astucia y el fraude?; sin embargo los bárbaros los siguen con fe y obediencia prestísima mientras viven, y los veneran como divinos después de muertos. Cuando emigran, llevan sus huesos de mano en mano, como honorífica prenda sagrada. Siempre que los abipones ven brillar un meteoro, – que en América, con cielo seco, son muy frecuentes –, o tronar dos o tres veces, como un trueno de guerra, creen que uno de sus hechiceros descendió en algún lugar, y los muy tontos piensan que su muerte es celebrada con ese fulgor y con ese trueno. Si salen de correría para guerrear o cazar, se les suma alguno de estos ladinos como compañero de viaje; y suelen estar pendientes de sus palabras, porque opinan que es conocedor y preanunciador de las cosas que puedan conducirlos a la felicidad de la expedición. Les enseñan el lugar, el tiempo y el modo de atacar a las fieras o al enemigo. Si se presenta una batalla, da vueltas a caballo alrededor del frente de batalla de los suyos, azota el aire con una rama de palmera; y con rostro torvo, ojos amenazantes y gesticulación simulada, maldice a los enemigos. Creen que esta ceremonia es lo más oportuno para lograr el éxito. En pago de su trabajo se le adjudica la mejor parte del botín. Yo vi que estos embaucadores se apoderaban de los caballos más rápidos o de los mejores utensilios, aunque no me admiró. Obtienen del crédulo pueblo cuanto quieren, sin que nadie se atreva a darles la repulsa. Todos los honran en gran manera, pero más los /87 temen. Consideran nefasto tanto contradecir sus sentencias como oponerse a sus mandatos, por temor a la venganza. Si alguien resulta hostil a un hechicero, éste lo cita a su casa, y lo ve someterse sin vacilación. Le imputa alguna injuria o quizás una culpa imaginaria y le ordena un castigo en nombre de su abuelo. Le hace desnudarse el pecho y la espalda y lo frota fuertemente por todas partes con una agudísima mandíbula de pescado, (que los españoles llaman palometa), desgarrándolo. El pobre infeliz no osa levantarse aún cuando le mane sangre, considerando un beneficio que se le permita retirarse con vida.<br /><br />A menudo amenaza a todos sus compañeros con que se transformará en tigre y que allí mismo los despedazará a todos juntos. En cuanto comienza a imitar el rugido del tigre, los vecinos se dispersan con increíble desorden; pero quedan escuchando a lo lejos las voces fingidas. ¡Oh! ¡Comienzan a brotarle por todo el cuerpo manchas de tigre! ¡Oh! ¡Ya le crecen las uñas!, exclaman atónitas y con temor las mujeres, aunque no pueden ver al embaucador, que se esconde en su tugurio; pero aquel pavor frenético trae a sus ojos cosas que nunca existieron. Quienes a menudo se habían reído de las cosas que deben ser temidas, sienten ahora temor hacia aquella de las que debieran reírse. Yo les decía: vosotros que diariamente matáis sin miedo tigres verdaderos en el campo, ¿Por qué os espantáis como mujeres por un imaginario tigre en la ciudad? Sonrientes, me contestaron: vosotros, Padre, no comprendéis nuestras cosas. A los tigres del campo no les tememos y los matamos, porque los vemos; tememos a los tigres /88 artificiales porque no podemos ni verlos ni matarlos. Pero, – yo les rebato la fútil excusa – si no puedes ver al falso tigre que este embustero finge para atemorizarte, ¿Con qué juicio, te pregunto, conociste las manchas y las uñas? Pero no hay discusión con ellos, adheridos a la opinión de sus mayores, y pertinaces ante todo razonamiento. Una atroz tempestad cae sobre la tierra, cargada de rayos, de terribles granizos, de fuerte lluvia y de vientos; todos afirman a una voz que la tempestad ha sido suscitada por algún hechicero que produjo con sus artificios el granizo, el viento y la inundación. Sin embargo suele haber discusión por una misma tempestad; pues dos hechiceros gritan a la vez que han sido autores de la tormenta. Escucha un acontecimiento del que no puedo acordarme sin risa: una noche de enero cayó una fuerte lluvia, y precipitándose desde la colina vecina, casi había sumergido bajo el agua a la colonia de San Jerónimo. Las aguas irrumpieron con gran fuerza en mi choza, entraron por la puerta que era de cuero, la rompieron y arrastraron; al no encontrar otra salida, se acumularon allí hasta una altura de cinco pies. Yo, que dormía, me desperté con el estrépito, y saqué la mano de la cama para averiguar la altura del agua. Si la pared no hubiera sido perforada permitiendo su salida, hubiera tenido que nadar, o morir ahogado. La misma suerte cupo a los abipones que tenían sus chozas en el declive del suelo. He ahí que al día siguiente corrió el rumor de que una hechicera, no sé quién, enojada contra alguno, había querido sumergir a todos los compañeros en una inundación; pero que otro había repelido con sus artes a las nubes, y conteniendo la lluvia había salvado a la /89 ciudad. En verdad ocurre lo mismo entre los europeos: tantas cabezas, tantas opiniones. Aquella terrible lluvia no había tocado los campos, donde Pariekaikin, jefe de los hechiceros abipones por aquel tiempo, consumía ávidamente el agua que tanto necesitaban otros, después de la prolongada sequía. Este declaró que el Padre José Brigniel, un compañero mío, había sido el autor de aquella lluvia para provecho de la ciudad donde él mismo, Pariekaikin, no había querido vivir; entonces el Padre había doblegado las nubes con sus artes por el deseo de venganza, para que ni una gota tocara el lugar donde el hechicero vivía; no dudaron en agregar a este Padre en la lista de hechiceros. Cuando tratemos de las enfermedades, ya verás de qué modo los hechiceros conminan a las enfermedades para ahuyentar los dolores mediante sus engaños.<br /><br />Es común a los hechiceros americanos trabar comercio con el espíritu maligno y coloquiar con él. No sólo convencen de ello a los rudos bárbaros, sino que también comenzaban a convencer a algunos escritores europeos. Yo, que aprendí todo esto en largos años de convivencia con ellos, nunca llegue a convencerme de tales cosas; nunca me cupo la menor duda de que no podían conocer ni hacer nada que superara las fuerzas humanas. Convencido de que si algún poder tuvieran me harían daño, muchas veces los provoqué a propósito. En otras oportunidades, con muestras de amistad y halago seguimos sus ceremonias con vistas a lograr un bien mayor, para que finalmente abrazaran la religión; porque pensamos que si ellos nos seguían, todos los demás imitarían su ejemplo. Pero fue como lavar a un negro. Pues estos inútiles bípedos, para no /90 perder delante del pueblo su autoridad ni verse privados de su oficio lucrativo, no movían ni un dedo; no omitiendo ningún engaño para apartar a los suyos de la entrada del templo, de las enseñanzas del sacerdote y del Santo Bautismo. Los amenazaban continuamente con mil muertes, con seguros perjuicios y con la ruina de todo el pueblo. Y esto no me admira, ni ellos crearon la costumbre. Conocimos en toda América a hechiceros que vienen de varias generaciones llenos de superstición, que fueron el principal obstáculo a la ley cristiana, perturbadores de la libertad y del progreso. ¡Cuánto luchó, Dios mío, con éstos el Padre Antonio Ruiz de Montoya, esclarecido apóstol del pueblo guaraní! Llevó a infinidad de bárbaros a la religión cristiana y a las colonias, cuando logró reprimir a los hechiceros que aún quedaban; y ordenó cremar públicamente los huesos de los muertos, que por todas partes eran celebrados con grandes honores. Cumplió su tarea entre los indios sin haber sido abolidos ni eliminados estos parásitos (permítaseme hablar con Plauto). Esto lo sé por propio conocimiento. La ciudad de San Joaquín, que poseía dos mil neófitos guaraníes ytatines, florecía no sólo en la alabanza de la santa religión, sino también en ubérrimos frutos de sincera piedad. Como la serpiente entre la hierba, o como la cizaña que se esconde en los vastísimos campos, así un indio viejo cumplía a escondidas la función de hechicero y se hacía tener por adivino por algunas mujerzuelas; y mientras se fingía su médico y su profeta, hacía cosas deshonestas. El cacique de la ciudad, Ignacio Paranderi, un varón muy virtuoso, me descubrió estas cosas. Pensé que el viejo ya había sido advertido por él en privado, pero en vano; debía ahora ser reprimido abiertamente /91 y dársele una buena lección a su vieja dolencia. Con un grupo de los mejores indios me acerco a su casa. Y en asunto de tanta anta importancia, imito la lengua de Tulio, cuando en otro tiempo imprecó a Catilina. ¿Hasta cuándo, dije, mentirás a los cristianos, infeliz viejo, y con tus nefastas artes osarás quebrantar la integridad de tus compañeros con sucias costumbres? Casi veinte años viviste en la escuela de Cristo. ¿No temes urdir con este rito bárbaro cosas muy ajenas a las leyes cristianas? Sí, tienes el nombre del tigre (se llamaba yaguareté); y destrozas a las ovejas de Cristo con tus falacias y obscenidades. ¡La extrema vejez te llevó al término de tu vida! ¡Oh! ¡Qué trágica muerte, si no vuelves en ti, qué funesta muerte te aguarda acaso! Me avergüenzas, buen viejo, pero también me das lástima. Este que ves muerto en la Cruz por tu amor (le mostré una imagen del Salvador) te vengará a ti, simulador, que caerás en los abismos estigios. Sé lo que aparentas, o aparenta lo que eres. Compórtate de acuerdo a ley divina; y si las bárbaras supersticiones están firmemente fijadas con profundas raíces en tu ánimo, quítate a lo lejos, vuelve a las selvas, a los escondites de fieras donde viste la primera luz, para que no corrompas con tu ejemplo a los demás compañeros que se dieron a Dios y a la virtud. Vamos, pórtate bien; pon fin a tu vida anterior, y quita las manchas de la ignominia con la penitencia y la inocencia de las costumbres. Amigo, si no obedeces cuando te lo advierto, muy mal te cuidarás; y no quedarás impune al final. Como supe las cosas supersticiosas y obscenas que tú hiciste, ya sabrás que yo ordenaré, y el pueblo lo aplaudirá, que seas conducido alrededor de las calles y que un grupo de niños te cubra con estiércol. De esto estoy /92 seguro: toleras que se te adore por tus actos divinos que locamente osas arrogarte, y que se te ofrezca incienso. Con esta conminación dejé al pestilente viejo decrépito no sólo conmovido, sino también, si no me equivoco, corregido, convenciendo a todos los buenos con la admirable severidad de mi discurso. En lo sucesivo no hubo ninguna queja contra él, ni sospecha, aunque lo vigilé en todas sus cosas, con ojo avizor. Me pareció que el ejemplo de este falaz debía ser puesto al final; en primer lugar para que veas cómo el residuo de los hechiceros es el principal obstáculo de la religión, y azote de los buenos en América; después para que sepas que no fue tolerado por los misioneros, todo lo que impidiera la pureza de la religión, siempre que pudiera ser eliminado y prohibido sin mayor ruina y detrimento del cristianismo. Lo que prudentemente no puede ser corregido, debe ser sobrellevado. Hay que dedicarse lentamente a la corrección de las costumbres y errores de estos feroces bárbaros, a ejemplo del padre de familia del Evangelio que no quiso que arrancaran la cizaña del campo, temiendo que junto con ella fuera arrancado el tierno trigo. Si quieres doblegar importunamente un vidrio, lo quebrarás. Los que, irreflexivos por la ira o agitados por un intempestivo deseo de piedad aturden a los bárbaros novicios, pierden toda esperanza de triunfo.<br /><br />Como los hechiceros cumplen no sólo función de médicos y profetas, sino también de maestros de la superstición, y cómo llenan los rudos espíritus de los abipones con absurdas opiniones, quiero anotar unas pocas entre las muchas creencias que ellos tienen: sostienen que son inmortales, y que ninguno de su raza hubiera muerto si los españoles no hubieran desterrado de América a los hechiceros. Suelen atribuir el comienzo de la muerte a las artes maléficas de los españoles, a las cañas /93 que vomitaban fuego, o a otras causas diversas. Uno muere atravesado por heridas, con los huesos rotos, con las fuerzas exhaustas o por la extrema vejez; todos negarán que la muerte fue provocada por las heridas o la debilidad del cuerpo. Indagarán con diligencia por arte de qué hechicero habrá muerto, o por qué otro motivo. Como recuerdan que la mayoría de los suyos han vivido más de un siglo, se hacen la ilusión de que vivirán siempre, si los hechiceros se alejan del español, único y habitual instrumento de muerte. ¡Cuánto deliran los americanos sobre el eclipse de sol y de luna! Cuando se prolonga por un rato, se oyen los miserables lamentos de los abipones. Tayretà, ¡Oh, pobrecita!, exclaman del mismo modo al sol y a la luna. Siempre temen que el planeta obscurecido se extinga totalmente. Lo mismo nos decían a nosotros: Te suplico, Padre mío, que el Creador de todas las cosas no permita. que se acabe esta luz tan necesaria para nosotros. Da risa la creencia de los indios chiquitos que sostienen que el sol y la luna son despedazados por los perros, a los que creen salidos del aire; porque ven que cuando aquéllos faltan, se entienden las tinieblas; les parece que el color rojizo del sol y la luna, se debe a las mordeduras de dichos animales. Y para matarlos arrojan al cielo, vociferando, una granizada de flechas. Los indios peruanos, más cultos que otros, carecen de juicio propio, ya que creen que el sol se obscurece porque está enojado, y les da la espalda porque los considera reos de algún crimen; por eso ven en el eclipse el índice de alguna calamidad con la que pronto van a ser castigados. Cuando la luna se cubre, es porque está enferma; y cuando se demora, temen que todos los habitantes sean oprimidos por ese vasto cadáver que cae sobre la tierra. Al reaparecer la luna, piensan que se ha /94 restablecido curada por Pachacámac, salvador del mundo, que impidió su muerte para que no desaparezca del orbe. Otros americanos deliraron de otros modos sobre los eclipses. Los abipones llaman Neyàc a los cometas, y los guaraníes yacitatà tatatïbae, estrellas humeantes, porque creen que es humo lo que nosotros llamamos crines, barbas o cola del cometa. Todos los bárbaros le temen, porque lo creen preanunciador e instrumento de calamidades. Los peruanos siempre consideraron que un cometa había anunciado la muerte de sus reyes y la destrucción de su reino. Montezuma, monarca de los mejicanos, temió males para sí y para los suyos cuando vio que un cometa, en forma de una pirámide de fuego, se hacía visible desde media noche hasta el amanecer. Poco tiempo después, este monarca caía en poder de los españoles, y fue muerto por Cortés. Debe perdonársele esta ignorancia a los americanos, cuando los antiguos más sabios, recelaron de los cometas. ¿Quién ignora el verso de Lucano, I?:<br /><br /> <br /><br />Las obscuras noches vieron astros desconocidos<br /><br />y un mundo ardiendo en llamas, y teas incendiadas<br /><br />volando en el cielo, y la crin de una temible estrella<br /><br />y un cometa amenazando los reinos en la tierra.<br /><br /> <br /><br />Con Lucano está de acuerdo Virgilio, quien en la Georgia I, dice: Nec doro toties arfere Cometae. (48). Y en otra parte, Tulio Cicerón en De Natura Deorum, 2, dice: Tum facibus visis Caelestibus, tum stellis bis, quas Graeci cometas, nostri cincinatas vocant, quae nuper bello Octaviano magnarum, puerunt calamitatum praenunciae. (49). Y el mismo, en /95 otro lugar, afirma: Fatalem semper Republicae Romanae cometen (50). Por todas partes encontrarás otros testimonios concordes de escritores profanos y sagrados. Pero cuídate, te ruego, de temer a los cometas en este tiempo, si no quieres que se te rían todos los filósofos. Vicente Quinisio, célebre maestro de retórica en el Colegio Romano, vio un cometa en Roma en 1618, y probó claramente con su autoridad, experiencia y razones: Los cometas son indicios de felicidad futura; no, como cree el vulgo, de calamidades. Este discurso está entre sus alocuciones gimnásticas, editadas nuevamente en Amberes en 1633. Yo no estoy de acuerdo ni con el temeroso vulgo ni con el esperanzado Quinisio; sino que opino lo que sostuve públicamente en el año 1742, en la Universidad de Viena: los cometas no presagian ni cosas prósperas ni adversas. Pero no sé por qué he llegado hasta este tema de los cometas. Volvamos a las supersticiones de los abipones. Ellos también piensan que en otro tiempo apareció una temible y portentosa estrella, cuyo nombre no recuerdo, y que aquellos años habían corrido cruentos para su pueblo y llenos de dolor. Las mujeres arrojan una gran cantidad de polvo de ceniza en forma circular a la tormenta para que los coma y, satisfecha con ellos, se dirija a otra parte. Porque si la impetuosa tormenta arrebatara a alguien de su morada, creen que ha de morir enseguida fuera de su casa. Si viniera alguna abeja viva en los panales que traen de la selva, dicen que hay que matarla fuera de la casa; porque si la mataran dentro de ella, nunca más podrán recolectar miel. Pero, basta ya de estas viejas /96 supersticiones de los americanos; no terminaría si las contara una por una. ¿Acaso nos sorprenderemos de tales creencias en estos bárbaros, cuando nuestro pueblo no tan rudo, y educado en ciudades cultas fomenta en su espíritu opiniones tan absurdas como ridículas, y las observa con gran obstinación como si fueran conocimientos de sabios? Hay un libro de Cristóbal Mäñlingen en el que compendia supersticiones de varios pueblos, y que llega a cansar al lector. Los errores son inculcados en la mente de los niños por las viejas nodrizas, crecen con los adolescentes, envejecen con los viejos, y poco menos mueren con ellos. Los abipones tienen tantas supersticiones porque abundan en hechiceros, maestros de ellas. En aquel tiempo que estuve con estos bárbaros, sobresalieron: Hanetrain, Nahagalkin, Oaikin, Kaëperlahachin, Pazanoirin, Kaachì, Kepakainkin, Laamamin. El principal de todos ellos, y sobresaliente en todo aspecto fue Pariekaikin, el más estimado por la gloria de sus vaticinios y curaciones. Era de rostro muy blanco, y se mostraba con singular modestia y afabilidad. Usaba suspendido del cuello, al modo como los indios cristianos suelen llevar el Santo Rosario, haces de unos globitos negruzcos que crecen en los árboles, todos adornados, con que impresionaba a los demás. Siempre se mostró despectivo, pero diligente maquinador de engaños. Hay una multitud de mujeres hechiceras más numerosas que los mosquitos en Egipto, que ni podría nombrar ni contar. A todos agrada mucho que les inculquen la veneración del mal demonio, su abuelo. Pero sobre esto ya me he extendido.<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO X<br /><br />CONJETURAS SOBRE POR QUE LOS ABIPONES TIENEN AL MAL ESPÍRITU POR ABUELO SUYO Y A LAS PLEYADES POR SU IMAGEN<br /><br /> <br /><br />Cuando leas que los abipones tienen al mal espíritu /97 por su abuelo, ríete de sus necedades, compadécete de su insensatez, y admírate. Si lo comprendes, cuídate: que no sea con exceso. Todos los pueblos cultos deliran sobre las leyes y las artes divinas y humanas. Si desde pequeño leíste historias sagradas y profanas, dirás con verdad que no existió lugar donde no se haya atribuido alguna vez honores divinos a alguien. Baal, Astaroth, Beelphegor, Beelzebub, Moloch, Dagon, Chamos, etc., ¡Dios mío! ¡Qué nómina monstruosa! En otros tiempos y lugares los hebreos tuvieron sus númenes. Los egipcios consideraron dioses al perro, al gato, al gavilán, y al cocodrilo, al que había criado el Nilo. También en los huertos nacían númenes: la cebolla, el puerro, y otros. Para los africanos, el cielo; para los persas, el agua, el fuego y el viento; para los libios, el sol y la luna; para los tebanos, las ovejas y comadrejas; para los babilonios de Menfis, la ballena; para los mendenses, la cabra; para los tesalos, la cigüeña; para los siro fenicios, la paloma. La lista de dioses y diosas de la primitiva Persia es larga; pero más extensa es la de los antiguos romanos. Lee, si puedes, la mitología griega y romana, y la juzgarás obra de delirantes o alucinados. En /98 efecto: quién hay sano de mente que llamará con el único nombre de númen a Júpiter, Saturno, Marte, etc., toda esta inconsistente nómina de infames sin espíritu; que no nombrará con el vate real demonios: Omnes Dii gentium daemonia (51). Lo que el astuto infernal propuso a nuestros padres en el paraíso: Eritis sicut Dii (52), esta frase se ajusta en verdad a los antiguos héroes de Grecia y Roma, y para aquellos hombres insignes, célebres sólo por su crimen, fueron decretados apoteosis, bronce y columnas después de muertos. Describiré el número o las figuras de los ídolos a los que se adoró en Africa, América y Asia, y a quienes se levantaron templos. En la isla de Ceilán, los habitantes rinden con gran religiosidad culto a un diente de mono como si fuera un objeto divino; para venerarlo afluye cada año desde cincuenta leguas, una turba suplicante. Dragones, ríos, rocas, son adorados como espíritus, en algún lugar por los bárbaros. Pero, ¿quién se asombrará de que estos brutos y estúpidos imbéciles adoren a animales? Me llené de admiración al saber que siendo emperador Antonio Pío, primo del Papa Pío, alrededor del año ciento cincuenta del nacimiento de Cristo, hayan existido herejes que entre otros errores pensaron que el fratricida Caín, el sacrílego Judas Iscariote, Coré, Datán, y Abirón, los israelitas consumidos por la tierra abierta por sus sediciones, cuando no los nefastos habitantes de Sodoma, debían ser adorados y venerados. Esto fue condenado acérrimamente por Tertuliano, como refiere Pedro Anato en el Libro 7 de su preparación para la Teología. Tanta infamia y necedad en pueblos cultos, despiertan nuestra indignación y a la vez nos quita la admiración de encontrar en los abipones, bárbaros criados entre fieras, con escasos conocimientos de las letras, estos mitos, cuando otorgan al mal demonio el nombre de su abuelo, y le atribuyen el culto divino. En /99 los siete años que estuve con ellos, no encontré jamás nada de esto. Si acaso hicieron algo a escondidas contra el teólogo en nuestra ausencia, opino que ellos actuaron no por propensión religiosa hacia el demonio sino por temor; obligados quizás por sus hechiceros, defensores de atávicas ceremonias, demostrando más su estupidez que su impiedad sacrílega.<br /><br />Para que no se piense que nosotros toleramos estas cosas que sin duda pertenecen al culto del demonio, referiré lo que sucedió en la ciudad de San Jerónimo, poco antes de que se fundara la colonia de los abipones. Casi todos los habitantes habían salido de recorrida en veloces caballos a un campo cercano. El misionero José Brigniel preguntando con inquietud sobre el fin de la excursión, fue por fin informado por alguno: la casa del demonio, su abuelo, debía ser construida hoy con hojas y ramas de palmeras en el campo; este era el motivo de la excursión. El Padre, indignado por el ejercicio supersticioso del pueblo y deseando impedirlo, montó rápidamente un caballo. Con el jefe indio de mayor virtud, llegó al lugar desde donde el tugurio improvisado era contemplado por el pueblo allí reunido. Notando los bárbaros la inesperada llegada del sacerdote, y para que no se acercara a la cabaña le advertían enérgicamente que sería despedazado por las uñas del demonio, su abuelo, que se escondía en ella. Reconoció aquél la voz del hechicero Haanetrain, que ocultándose en el tugurio, imitaba el rugido de un tigre; y cambiando la voz, daba las respuestas con el nombre de su antepasado, cuya personalidad había tomado. El Padre reprochó con increíble audacia a los circunstantes la impía superstición y credulidad a que eran sometidos. En adelante /100 no se oyó nada más sobre la casa del demonio.<br /><br />En la actitud asumida por los abipones, así como otros vecinos suyos: los mocobíes, tobas, yapitalakas, guaycurúes, y otros pueblos de jinetes del Chaco que se consideraban descendientes del demonio, hay tanta superstición como locura. Pero, ¡cuánto discrepaban de estos bárbaros los bravos jinetes australes que deambulaban por las tierras magallánicas! Conocieron al demonio, y lo llamaron Balichu. Creían en la existencia de una innumerable turba de demonios, de los cuales el principal era EL EL; a los demás los llamaban Quezubú. Sin embargo, sentían temor, y a la vez maldecían a toda la raza de demonios, enemiga hostil de los mortales; considerándola el origen de cualquier mal. Los puelches, picunches y moluches no conocieron ni el nombre de Dios. Estos últimos, pedían al sol cualquier bien que desearan. En cierta oportunidad respondieron a un sacerdote nuestro que los instruía: Dios, creador tanto del sol como de las demás cosas, debe serlo en todo caso en razón del sol. Nosotros no hemos conocido hasta ahora nada que sea mayor o mejor que el sol. Los patagones, llaman al sol soychú, es decir cosa, porque no puede verse, es digno de toda veneración, y da vueltas fuera del mundo. Así, llaman soychulde a los muertos, por dos principios, y llaman a Dios autor de las cosas buenas, y al demonio, de las cosas malas. No admiten de ningún modo rendirle culto, y sin embargo le temen muchísimo. Consideran la enfermedad como obra del mal demonio. Así, sus médicos realizan las purificaciones dando vueltas en torno al enfermo, mientras hacen sonar un horrible tambor que tiene pintadas figuras del demonio; o bien golpean las camas de éstos para expulsarlo de sus cuerpos. También los bárbaros chilenos desconocen el nombre y el culto a Dios. /101 Creen en un espíritu aéreo, que llaman Pillan, al que suplican que derribe a sus enemigos. Luego, entre copas, dan gracias por la victoria obtenida. Pillan, significa para ellos trueno. Lo reverencian, sobre todo, cuando el cielo truena. Maldicen a un demonio llamado Alveè, ladrón y obstáculo de cualquier bien. Como consideran que la vida es el don más preciado entre todas las cosas, si alguno de los suyos muere, dicen que fue raptado por el demonio. Los brasileños y guaraníes, llaman al demonio Aña, o Añanga; sienten hacia este un increíble temor, por sus mil modos de dañar. Los antiguos peruanos lo llamaron Cupay, y lo detestaban de tal forma que antes de pronunciar su nombre solían escupir, como muestra de desprecio, por considerarlo artífice de toda calamidad. En Virginia los bárbaros llaman al mal demonio Okè, y lo adoran. Numerosos pueblos vecinos de los bárbaros consideran que es necesario temer y despreciar al espíritu maligno. De manera que no entiendo por qué razón los abispones lo honran otorgándole el nombre de Abuelo. En verdad, sabrás que no es difícil convencer a los naturales de las cosas más absurdas, empleando razones o argumentos; o que tengan como ciertas las cosas dudosas, o como verosímiles las falsas. Escuchan atentos las invenciones del astuto hechicero o las quimeras de la insoportable vieja, que los convence de que el demonio es su antepasado. Creerían en cualquier otra cosa, por absurda que fuera, si éstos la afirmaran con juramentos. Trasmiten a sus descendientes las mil supersticiones de sus mayores, a las que están aferrados profundamente; como nosotros lo hacemos con los principios de la ley cristiana, desde los Apóstoles hasta nuestros días.<br /><br />Queda aún por aclarar por qué piensan que las Pléyades son la imagen de su abuelo, el demonio. Mis conocimientos sobre el tema no proporcionarán nada concreto, excepto /102 conjeturas; ya que no es posible obtener algo positivo de las historias abiponas o americanas. Estas siete estrellas son llamadas por los latinos, anunciadoras de la primavera e indicio de lluvia, Navita quas Hjades Grajus ab imbre vocat (53). dice Ovidio, en los Fastos, 5. Las siete hijas de Licurgo: Electra, Halcione, Celeno, Mérope, Astaroth, Taygete y Maia, fueron distribuidas por Júpiter entre las estrellas, como premio a la educación que dieron a Baco en la isla de Naxos; y llamadas Pléyades, como gusta contar a los poetas. ¿Por qué los abipones pensaron que estas siete estrellas debían ser veneradas por ellos con ese nombre? ¿Quizás porque en otro tiempo fueron las nodrizas de Baco?, nadie se preocupó en averiguarlo. Pero esta feliz idea es más adecuada para entablar una conversación que para la historia. De igual importancia es la opinión de un español: los hispanos – me decía – llamamos Las Cabrillas a las Pléyades. Como suele representarse al demonio con cuernos e hirsuto, como las cabras, los abipones consideraron que debían venerar a estas cabras o Pléyades como imagen de su abuelo, el demonio. Si bien la agudeza de aquel hombre llegó a convencerme, no la creí digno de aceptación. Lo que llama la atención es que, aún cuando varios pueblos veneran con honores divinos al sol, a la luna, o a las estrellas, no se encuentre en los Códices Sagrados, ningún testimonio sobre el culto a las Pléyades. Aunque alguien haya afirmado que los honores divinos que se rendían a este grupo de estrellas fueron suscitados por ciertos pueblos, según lo establecido en el Libro del Deuteronomio, Capítulo 17, Versículo 3: Ut vadans, et servians Diis alienis, et adorans cos, fulgurs et lunam et omnem militiam coeli (54). En efecto, San Jerónimo, llamaba a todos los astros del cielo con el nombre de militiae coeli (55), y por lo tanto, también a las Pléyades. La historia sagrada recuerda que Salomón, ya corrompido por las mujeres, había levantado un templo a Astarté, diosa de los fenicios, y posiblemente al planeta Venus. /103<br /><br />De todas las opiniones, ésta me parece la más verosímil: el conocimiento y un cierto culto a las Pléyades, proviene de los antiguos peruanos, señores de la mayor parte de América, meridional y verdaderos maestros para los naturales de Paracuaria. En efecto, se dice que ellos veneraban a un Dios salvador y conservador de todas las cosas, llamado Pacha Capac, el cual al hacer sonar su voz dio vida al mundo; no obstante, adoraron al mar, a las rocas, a los árboles, y a las Pléyades, a las que en aquel tiempo llamaron en su lengua Colea. El soberano de estos indios, el inca Manco Capac, como el rey Numa Pompilio, supremo legislador de los entonces agrestes romanos, sustituyó las antiguas supersticiones por otras nuevas. Y decretó que en adelante se rendirían diversos honores al ilustrísimo sol, benefactor del cielo y de la tierra. En la entonces metrópoli peruana, la Cuzco real, habían construido un magnífico templo al sol, cuyas paredes estaban revestidas con láminas de oro, en tanto que sus columnas estaban adornadas totalmente con el precioso metal. En medio, una inmensa imagen del sol, difundía en todas direcciones sus rayos de oro puro. Pienso que la supuesta majestad de su esplendor lastimó los ojos de todos, y exaltó los ánimos. Sólo profesaban veneración y sacrificios divinos al sol, aunque también a la luna, a la que consideraban esposa del astro; y a algunas estrellas, siervas de la luna, otorgaron aras de plata y un culto inferior, pero divino. Entre éstas últimas, las Pléyades tuvieron sus preferencias; acaso por su disposición admirable, o tal vez por su eximio esplendor. Pues en Job, Capítulo 38, eran celebradas entre las demás por boca divina: micantes stellae Plejades (56). Después que los españoles – destruido el imperio de los incas –, obtuvieron por las armas el dominio del Perú, es probable que sus habitantes se hayan dispersado para no someterse a la temible servidumbre de aquéllos, emigrando en gran número a la vecina Tucumán en busca de seguridad; y también a las próximas /104 soledades del Chaco, transmitiendo a los habitantes bárbaros las supersticiones sobre las Pléyades y sus creencias religiosas. Supongamos que en contacto con los peruanos los abipones tomaron conocimiento de las Pléyades. En verdad, podrías objetar lo siguiente: los abipones como no conocían ni el nombre de Dios, no supieron expresarlo en su lengua nativa; de ahí que saludaran con grandes reverencias al demonio, al que consideraban su antepasado. ¿Por qué no habrán aprendido a venerar el nombre del Dios peruano, y a despreciar al demonio? Tan profundo era el respeto que sentían hacia el dios Pachamac, que posiblemente habrían aprendido a pronunciar su nombre, si causas totalmente ajenas a su voluntad no lo hubieran impedido. Quizás alguna vez llegaron a concretar este propósito, cuando lo distinguían con grandes honores; pues levantaban los hombros, vuelto el rostro hacia la tierra, con los ojos cerrados, y la palma de la mano derecha vuelta hacia la espalda; de inmediato, repetidos besos vibraban en el aire; con esta ceremonia manifestaban su obediencia y sumisión delante de Dios. Despreciaron al mal demonio Cupay, como recordé antes. Preguntarás: ¿Por qué no inspiraron esta veneración a Dios, y el desprecio por el demonio, al llegar a las tierras de los abipones, si introdujeron el culto a las Pléyades? Quizás aprendieron de aquéllos con más rapidez el vicio que la virtud, del mismo modo que las personas sanas son atacadas por una enfermedad con mayor facilidad de la que los enfermos pueden curarse. Si negaras con obstinación que el conocimiento de las Pléyades fue traído desde el Perú, también se podría conjeturar que aquélla llegó en otro tiempo desde la vecina orilla del Brasil hasta Paracuaria. En efecto: el feroz y numeroso pueblo de Brasil, Tapuy, veneraba desde un principio el nacimiento de las Pléyades, y adoraron a estas estrellas como a un espíritu, según lo atestiguan las palabras de Jacobo Rabbi, que convivió con estos bárbaros durante largos años. Como no ha quedado ningún monumento del que pudiera sacarse lo que hay de positivo y cierto sobre este asunto, me pareció conveniente traer aquí algunas conjeturas, opiniones y probabilidades sobre el mal demonio, infame abuelo de los abipones, y sobre su imagen, las Pléyades.<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO XI<br /><br />SOBRE LA DIVISION DEL PUEBLO ABIPON, SU ESCASEZ Y LA PRINCIPAL CAUSA DE ELLO<br /><br /> <br /><br />Ver en los bárbaros una política, es como buscar nudos /105 en los juncos o agua en la piedra pómez. Los abipones, pueblo tenaz, de tradicional libertad, reacios a todo yugo, vivieron a su arbitrio. Les era lícito lo que les agradaba. No tuvieron más ley que su propia voluntad. No me atrevería a negarlo. Sin embargo, así como las abejas, las hormigas y algún otro tipo de alimañas conservan por instinto natural algunas cosas propias de su especie, estos indios mantuvieron con tenacidad algunas de las costumbres que el pueblo recibiera de sus mayores, considerándolas como verdaderas leyes. Expondré aquí sobre el sistema político y militar de los abipones, sobre sus costumbres y magistrados. Ya la pluma correrá más libremente, porque escribiré cosas que están patentes a la vista, sin detenerme en conjeturas sobre las supersticiones de los bárbaros cuyas raíces o causas se ocultan en sus espíritus, y que a menudo ni ellos mismos pudieron /106 explicar con claridad, ya que su misma rudeza impidió la nítida expresión de sus ideas.<br /><br />Todo el pueblo de los abipones está dividido en tres clases: Riika è, que viven a lo largo y lo ancho en campo abierto; Nakaigetergehè, que aman los escondrijos de las selvas, y por último Jaaukanigàs. En determinado momento cada una constituyó un pueblo, con su lengua propia. En el siglo pasado fueron oprimidos por las insidias de los españoles – a los que ellos también llevaron el estrago –, y aniquilados en una gran matanza. Unos pocos que sobrevivieron al desastre, hijos y viudas, se unieron a sus vecinos abipones por aquel motivo, de modo que ambas naciones se coligaron con mutuas uniones, desapareciendo por completo la antigua lengua de los Jaaukanigàs. En adelante las tres tribus abiponas tendrían el mismo tipo de vida y de costumbres y la misma lengua. Llama la atención la concordia que existía entre ellos, la estable alianza de ánimos y armas cada vez que se presentaba algún problema contra el español al que consideraban enemigo innato, rehuyendo con todas sus fuerzas la servidumbre de éste. Unidos por vínculos de amistad y de sangre, no admitían ninguna injuria – por pequeña que fuese –, acometiendo con avidez toda ocasión de guerra; debilitándose frecuentemente con mutuos desastres. Oportunamente me referiré a sus fortificaciones y a las guerras continuadas que mantuvieron durante años.<br /><br />Algunos abipones practicaban la poligamia y el repudio de la mujer con más frecuencia que otros pueblos de América. Todo el pueblo contaba con unos cinco mil habitantes. Las escaramuzas intestinas, las excursiones guerreras contra los enemigos externos, el contagio mortífero del sarampión y las viruelas, la crueldad de las madres que miraban con horror /107 a sus hijos, fueron las raíces de la escasa población. Mira la causa de esta crueldad en las mujeres: las madres amamantan a sus hijos hasta los tres años; entretanto no tenían ninguna relación conyugal con sus maridos. Estos, fastidiados por la prolongada demora de la lactancia, a menudo tomaban otra esposa. De aquí que por miedo al repudio, matasen a sus hijos después del parto. Algunas veces sin esperar a que éste se produjera, abortaban utilizando medios violentos. Por eso no se atrevían a soportar una progenie numerosa, pues impedidas por las molestias de la lactancia e inútiles a sus maridos, se volvían irritables. Jamás se avergonzaron de ser más crueles que el tigre. Conocí a una negra cautiva de los abipones – mujer robusta –, que decía a las madres bárbaras que en el aborto el trabajo debía hacerse rápido y con celo. Advertimos sobre esto al abipón jefe de esa familia, ya purificado por el Bautismo, varón de óptimo espíritu. Libremente reconoció el crimen de su cautiva; sin embargo, negó que fuera una ignominia, ya que había sido aprobado como costumbre de sus mayores. Después que abrazó las leyes divinas y humanas, nos comprendió; afirmó y prometió solemnemente que en adelante no toleraría ningún hecho semejante. Las madres abiponas perdonan la vida más a las hijas mujeres que a los varones, por considerarlas futuras ganancias; pues los hijos adultos compran su esposa, y les está permitido vender las hijas núbiles a cualquier precio.<br /><br />Hay una posible opinión sobre el hecho de que las mujeres son más numerosas que los varones: en parte porque las madres rara vez matan a sus hijas mujeres; tal vez porque las mujeres no intervienen en las luchas que acortan la vida de los hombres, y quizá porque por naturaleza son más vivaces que los varones. A una centuria de varones corresponde unas seiscientas mujeres. A menudo encontrarás una turba /108 de mujeres y de viejas decrépitas de diferentes edades, en este truncado contubernio con el hombre. Muchos escritores que osaron explicar a viva voz la poca crueldad de los españoles, se engañan cuando acusan directamente la dureza de las madres infanticidas. Nosotros, que convivimos con ellos, sabemos de virtuosas mujeres que educaron a dos y tres hijos. Pero todo el pueblo de los abipones cuenta con pocas madres de este tipo, y su lista podría inscribirse en un anillo. El cacique Debayakaikin tuvo cuatro hijos; y otros tantos Kain Jaaukaniga, pero cada uno de distintas madres. Conocí a madres que mataron a sus descendientes, sin que nadie les impidiera el crimen o lo vengara. Los crímenes, cuando son públicos, quedan impunes; como si la costumbre recibida aboliera indistintamente su malicia o su impiedad. Las madres siguen con profundo llanto y sinceras lágrimas la muerte de sus hijos provocada por una enfermedad. Pero ellas golpean a los recién nacidos contra el suelo con toda tranquilidad para quitarles la vida. Los europeos apenas pueden aceptar tanta crueldad para los hijos vivos. Sin embargo, después que abrazaron la ley divina por nuestras enseñanzas, la barbarie se calmó en las madres. Sus manos ya no se manchaban con la sangre de sus hijos; y los progenitores abipones admiraban con ojos alegres los brazos de sus esposas cargados con sus queridas prendas. ¡Ah! ¡El fruto y el triunfo eximio de la religión que suministra habitantes tanto al cielo como a la tierra! Pues una vez suprimida la poligamia /109 y el repudio, como la abominable muerte de los niños y la libertad del aborto por la disciplina cristiana, el pueblo de los abipones se vio, en pocos años, enriquecido por un increíble aumento de individuos de ambos sexos. Si los europeos guiaran sus costumbres según las leyes divinas, ¡cómo verían crecer el número de habitantes de sus provincias, y cómo aprovecharían el cultivo de los campos y de las artes! Sin embargo nadie de juicio sano duda que numerosa descendencia, es en parte extinguida y en parte imposibilitada por la libidinosidad, las furiosas rivalidades, la ebriedad y los demás flagelos que impiden la religión.<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO XII<br /><br />SOBRE LOS MAGISTRADOS DE LOS ABIPONES, CAPITANES, CACIQUES Y REGIMEN DE GOBIERNO<br /><br /> <br /><br />Entre los abipones no había un jefe que gobernara a todo el pueblo, con poder absoluto. Se dividían en tribus, cada una presidida por un jefe que los españoles llamaron capitán o cacique; los peruanos, curáca; los guaraníes, Aba rubichá; y los abipones Nclareyrat o cabeza. La voz Capitán, suena a los oídos de los americanos como algo magnífico; creían poseer un título muy honorable, semejante al de un dios o un rey entre los españoles, cuando se los llamaba Capitán Letenc, Cepitán Quazú, gran capitán. Con este vocablo querían expresar /110 no sólo una cierta potestad y dignidad eminentísima, sino también una suerte de nobleza. A veces unas viejas despreciables, harapientas y llenas de arrugas, para que no las creyéramos de linaje plebeyo, solían decirnos no sin ostentación: Aym Capitá, soy capitana o noble. Me llamó la atención que los bárbaros mbaeverá carentes de todo el confort propio de los españoles, llamaran a sus caciques Capità Roy, Capità Tupanchichu, Capità Veraripotschiritù, desdeñando el vocablo de su lengua nativa, Aba rubichà. De modo que el nombre de Capitán fue otorgado por los habitantes de la ciudad a algunos bárbaros, como un título honorífico. Algún abipón no dudará en llamar Capitán a un español que le salga al paso, deslumbrándolo con su apariencia elegante, aunque no sea más que un proletario, sin nobleza ni dignidad. Aunque en Europa el hábito no hace al monje, en América sin embargo, el vestido más noble hace al noble, según el juicio de los abipones. Tal vez un español de la baja plebe que llega al campo en Paracuaria ambicione ardientemente el título de Capitán, luchando hasta la muerte por conseguirlo. Los guaraníes cristianos, impulsados por una tonta ambición de poseer este título, después de realizar diligentes trabajos en los campamentos reales – durante dos o tres años –, consideran compensadas las molestias de la guerra y las heridas recibidas, si una vez terminada la expedición militar se otorga a un miembro de su colonia el nombre y báculo de Capitán, que hasta entonces desempeñara el Gobernador Real. Aunque ocupados en trabajos rústicos y fabriles, y a pesar de caminar con pies desnudos, sus Capitanes llevaban cada día en la mano, con gran gala, el báculo, y se creían magníficos. Colgaban /111 del féretro este insigne madero de Capitán, cuando se los llevaba a la tumba. Moribundo, a punto de recibir los Santos Oleos, cubierto de horribles polainas militares y con espuelas, esperaba la llegada de nuestro sacerdote, apretando con las manos el báculo de Capitán, casi ya en los estertores de la muerte. Al preguntar a los familiares por el insólito objeto que sostenía el moribundo, me respondieron grave y severamente: Así conviene que muera el Capitán. Tal es la significación y estima que tiene entre los americanos el vocablo Capitán. La palabra Cazique, es su sinónimo; y fue utilizado por los indios de Oriente, para quienes significaba jefe de los mahometanos, según referencias del Padre Maffei, en su historia Indica.<br /><br />Entre los guaraníes que abrazaron la doctrina cristiana en varias colonias, el nombre y oficio de Cacique es hereditario, sin que se hayan producido cambios en sus costumbres. Muerto el Cacique padre, lo sustituye el hijo mayor, siempre que reúna las siguientes condiciones: si es hombre virtuoso, buen guerrero y si está capacitado para dirigir el gobierno. Pero si es indolente, rebelde o de malas costumbres, es desechado, designándose por arbitraje otro sucesor, aunque no lo una ningún vínculo de sangre con el anterior. Este hecho lo presencié en numerosas oportunidades. Murió en combate el cacique de la colonia de San Jerónimo, Ychamenraikin. Aquellos abipones lo sustituyeron por su nieto Raachik, en vez de su hijo Kiemké al que desdeñaron por considerar que aunque fuerte, diligente y sagaz en la acción militar, era mentiroso; como si en verdad la mayoría de ellos no fueran /112 más mentirosos que los cretenses. Debayakaykin, muerto en una escaramuza, dejó cuatro hijos nacidos de distintas madres. Ninguno de éstos fue aceptado por el pueblo. Unos eligieron como jefe a Revachigi; otros a Oaherkaikín, ambos de origen plebeyo, pero ilustres por sus actos. De donde se deduce que entre los abipones el honor de ser cacique es un derecho hereditario de la sangre, pero que se obtiene por la propia virtud y por el sufragio del pueblo. ¿Qué europeo llamará bárbara a esta costumbre de los abipones, común en otro tiempo a pueblos de elevada cultura? Sobre este aspecto, Tácito escribe en las Historias: Optimum quemque electio inventi (57). Os diré lo que pienso al respecto: el cacique elegido por los abipones no posee grandes virtudes, ni el desechado, actos de los que pueda lamentarse. Ni éste siente que la separen del cargo, ni aquél su triunfo. El nombre de cacique tiene gran resonancia entre los abipones, pero a menudo significa más que honores y ganancias, un verdadero peligro; aunque como dice el proverbio: más vale ser cabeza de ratón que cola de león. Me admira sin embargo que alguien ansíe llegar a ser cabeza de los abipones. Ni reverencian a su cacique como a un señor, ni lo veneran con tributos u obediencia, como en otros pueblos. A menudo cuando los naturales bebían con exceso, mataban al jefe a golpes. Las mujeres sostenían con frecuencia grandes riñas de las que resultaban con graves heridas. Jóvenes ávidos de gloria y de rapiña, arrebataban a los españoles, a quienes habían prometido paz, tropas de caballos; y tramaban a escondidas su muerte. Conociendo el hecho, el cacique no se atrevía a tomar medidas extremas. Pues si llegara a reprochar las ignominias de los bárbaros o impusiera castigos al reunirse la asamblea /113, sin duda sería azotado por los naturales cuando se embriagaran. Asimismo le era imposible demostrar una verdadera amistad hacia los españoles, pues se exponían a ser repudiados públicamente. ¡Cómo lo sintieron a diario los caciques Ychamenraikin entre los Riicahè, y Narè, entre los Jaaúcanigas! Con frecuencia volvían a sus casas azotados por sus compañeros, con la cabeza casi destrozada, las mejillas amoratadas, y el rostro como un iris.<br /><br />Aunque los abipones no teman al cacique como a un juez, ni lo respeten como a una autoridad, lo consideran jefe y rector de la guerra cada vez que hay que atacar o repeler al enemigo. No falta, sin embargo, quien se niegue a seguirlo cuando el cacique aucthoritate suadendi magis, quam,jubendi potestate audiatur (58), como cuenta César sobre los antiguos príncipes germanos. Ante el peligro de una invasión enemiga los caciques se encargaban de velar por la seguridad de los suyos; procurar bagaje de lanzas; ordenar a los subalternos que la alimentación de los caballos se realizara en campos alejados y en lugares seguros; establecer guardias nocturnas; procurar ayuda, y establecer pactos con los vecinos. Cuando se inicia la batalla preceden a los suyos montando sus propios caballos. Establecido el frente de combate, se preocupan más por el número de sus enemigos que por la constancia de los suyos. Así, como cuando un pájaro es derribado por algún golpe todos los demás alzan su vuelo, del mismo modo los abipones, al comprobar que la mayoría de sus compañeros de armas han perdido la vida, aterrorizados por las heridas recibidas durante la lucha, abandonan a su jefe, y buscan la forma de huir; más preocupados por su propia incolumidad que por la victoria. Para no faltar a la verdad es necesario aclarar que nunca faltaron en este pueblo los héroes. Muchos /114 permanecieron intrépidos entre sus compañeros muertos, a pesar de sus sangrantes heridas, como desafiando a la muerte. Ya la avidez de la gloria, ya el deseo de llevar la victoria, o bien la natural desesperación de la huida, inspiraron en ellos esta magnanimidad, que tanto admiró Lacedemonia y deseó Europa en sus guerreros.<br /><br />Aman tanto la libertad como la vagancia; y no permiten someterse al cacique con ningún juramento de fidelidad. Algunos emigran con su familia a otras tierras sin pedir la venia del cacique ni sentirse obligados; otros se les unirán más tarde. Pasado un tiempo considerable, y fastidiados de sus andanzas, regresan impunes a su compañía. Esta actitud es muy frecuente, y nadie se admira, salvo que la desconozca; ya que la lealtad de los indios es fluctuante, y su voluntad es versátil en todas las cosas. Hay una opinión sobre cuya veracidad algunos autores están divididos: se ha hecho el anuncio de que el enemigo se acerca. Muchos, temiendo más por su vida que por la fama, vuelven la espalda al jefe y se apresuran a buscar nuevo refugio. Sin embargo, no se consideran desertores o miedosos, pues alegan haber salido de caza. Así, en numerosas oportunidades, los sacerdotes debimos defendernos solos de las agresiones bárbaras a las nuevas colonias sin habitantes que las defendieran, usando más que fuerza, la astucia y la conminación. Desaparecido el peligro o la sospecha de un nuevo ataque, aquellos héroes que huyeron vuelven a su casa con sus compañeros; y no obstante nadie debe reprocharles su cobardía; aunque todos coinciden en que el motivo principal de la huía fue el temor de enfrentarse con el enemigo.<br /><br />Si alguna vez el cacique decide realizar una expedición guerrera a otras tribus, debe llamar a una asamblea pública. /115 Los presentes, bajo los efectos del alcohol, dan su aprobación rápidamente al cacique que los invita a la guerra; y cada uno canta victoria antes de tiempo, entre festivas vociferaciones; pero, ¿quién lo creería?, lo que prometieron cuando estaban ebrios, lo ratifican ya sobrios. Tanta es la importancia que tiene el saber mojar un poco la garganta de los bárbaros para poder captar su estado anímico. Como el amor enciende el amor, y el fuego al fuego, así la libertad prepara amigos. Este adagio, tan conocido en Europa, lo pusimos en práctica con los abipones, dando resultados verdaderamente positivos. Un cacique a quien nadie rechace, contará con compañeros diligentes y sumisos. Si no se acerca con palabras dulces, rostro amistoso, aspecto benévolo y beneficios, logrará muy poco de estos bárbaros. Suelen postular al cacique lo que les viene a la mente, y lo convencen de que por su oficio está obligado a satisfacer los pedidos de todos; porque si les negara algo, ellos a su vez niegan su condición noble, y desvergonzadamente lo hieren dándole el nombre de indio silvestre: Acami Lanaraic. El cacique no lleva nada especial en sus ropas o armas que lo distinga de los demás indios rasos; por el contrario, usa el vestido más gastado y anticuado; pues si apareciera en la calle con ropa nueva y elegante, acabada de confeccionar en el taller de su esposa, el primero que lo viera, diría: tach caué gribilalgi, dame esa ropa. Si se opusiera, ganaría la risa y desprecio de todos. Si mantuviera su actitud, por todas partes oiría sórdidos: Apalaic retá. Una vez se acercaron a pedirme algo muy grande, y poniendo una mano en mi hombro, decían: ¡Padre, tú eres un gran Capitán! ¡Pay! Atandi Capita Latent. Con esta honorífica compelación querían /116 lograr mi amistad y negar que eran hostiles al Capitán. Pero como no entendí con claridad lo que preguntaban, en cuanto les negué que fuera su Capitán me demostraron su repulsa; y la atribuyeron no a su tenacidad, sino a mi poca bondad. La excusa del Padre es tomada como tergiversación, y todos exclaman entre risas a plena voz: ¡Qué mentiroso, qué parco es! Quemen cabargek ¡quemen apalaid! Supe por experiencia que abundan estos caciques serviles que siempre están prontos a hacer ganancias, que descargan todas sus responsabilidades en sus compañeros por la avaricia que los domina. Grandes concursos de soldados se hacían para los caciques Kaapetraikin y Kebachin, célebres por la habilidad y destreza que poseían para enriquecerse. Ya viejos e incapaces de realizar excursiones, y por lo mismo indigentes, retuvieron a sus parientes aún a costa de sangre en su choza.<br /><br />Hay algo que no se debe silenciar: Los abipones, de ningún modo rechazaron el gobierno de las mujeres nobles, a ejemplo de los antiguos britanos, de quienes nos dice Tácito en la Vida de Agrícola: Solium quippe Britannis faeminarum ductu militare (59). Cuando viví con ellos, había una matrona nacida de familia patricia, a la que los abipones llamaban Nelareyeatè, noble gobernadora o Capitana, que contó con el apoyo de algunas familias en su tribu. Los demás la seguían en honor a los méritos de sus mayores, y a su origen. Los mismos reyes Católicos, gobernadores de estos caciques, reconocieron la nobleza en América; y designaron a cada uno de ellos con el título de Señores, según la costumbre española /117 de usar en sus nombres el prefijo Don, como se desprende de los decretos y cartas reales. También se obtuvo para toda América la costumbre que está en el derecho español, de que los caciques de los indios, después de bautizados y de prestar juramento de fidelidad al Rey Católico, siempre que tuvieran sujetos a los bárbaros, retuvieran para sí y para su posteridad este título de Señor. Lo mismo se observa entre los guaraníes, con una ley por la cual estos mismos caciques y sus súbditos indios comparezcan delante del Capitán y del resto de los jefes de la ciudad, de acuerdo con la costumbre española. Elegidos en enero de cada año, eran confirmados por el gobernador Real. En algunas ciudades guaraníes vivían caciques que por su habilidad fueron nombrados magistrados, para evitar que los naturales creyeran que los europeos rechazaban su nobleza americana. En la ciudad de San Joaquín, a cuyo frente estuve, había cinco caciques: Don Ignacio Paranderi, Don Miguel Yeyù, Don Marcos Quirakerà, Don José Javier; y Don Miguel Yazukà, que se desempeñaba como Capitán (Corregidor entre los españoles). Nacido éste último en las selvas, no sólo se aplicó con tenacidad a la disciplina cristiana, sino que fue su intrépido guardián, fuera de toda ponderación. Esto, aunque parezca raro, es admirable. Conocimos también a caciques que no tenían habilidad para conducir sus pueblos. Así como las águilas no generan palomas; sin embargo a menudo es cierto esto otro: los crímenes son hijos de héroes. ¿Quién reprocharía a los abipones porque muchas veces eligieron para Capitán a un individuo de origen obscuro, pero que sobresaliera por su virtud militar? Tácito sostiene en De moribus Germanis, 7, que algo análogo había sucedido a los antiguos germanos: Reges ex nobilitate, Duces ex virtute sumunt (60).<br /><br /> <br /><br />CAPÍTULO XIII<br /><br />SOBRE EL MODO DE VIDA DE LOS ABIPONES Y OTROS ASUNTOS ECONOMICOS<br /><br /> <br /><br />El tipo de vida que llevaban los abipones era semejante /118 al de los animales. No soportaban ni temían a nadie. No se preocupaban por cultivar el campo. Por instinto natural, quizás siguiendo las costumbres de sus mayores o por experiencia propia, conocieron los distintos frutos de la tierra y de los árboles; en qué momento del año brotaban libremente; qué artes se debían utilizar para cazar fieras así como el lugar donde encontrarlas. Todas las cosas eran comunes a todos. Nadie era dueño – como entre nosotros – de las tierras, los ríos, o los bosques; ni los reclamaba para sí excluyendo a los demás. Todo aquello que volaba por el aire, nadaba en el agua o nacía en las selvas, era del primero que lo descubría.<br /><br />Los abipones desconocían la azada, el arado y la segur. Sus principales instrumentos fueron la flecha, la lanza, la clava y el caballo, con los cuales buscaban todo lo necesario para el vestido, la comida o la habitación. Continuamente emigraban de un lugar a otro en busca de los elementos necesarios para poder sobrevivir. En los campos se criaban gran número de aves, ovejas, gamos, tigres, leones, conejos, y /119 otros tipos de animales propios de América. Los ciervos vagaban con frecuencia por las márgenes de los grandes ríos; en tanto que en los lugares palustres, raramente faltaban las innumerables manadas de jabalíes. En los bosques se alimentaban grandes grupos de osos hormigueros, alces, monos y loros. En arroyos y lagos, riquísimos en peces, habitaban numerosos ejemplares de ánades y patos. No hablaré de las tortugas existentes, pues ni los abipones ni los españoles americanos las comían. Si las condiciones del tiempo eran estables, recogían a orillas de los ríos gran cantidad de pichones de cuervos y águilas, con los que preparaban un delicioso manjar. Si acaso les faltaban todas estas cosas, nunca quedaban con el deseo de probar las frutas comestibles de los árboles o la abundante miel. Sólo las palmeras, en sus distintos tipos, ofrecían solución a los que buscaban comida, bebida, medicina, habitación, vestido, o armas. Tanto bajo tierra como bajo agua encontraban raíces aptas para alimentarse. La algarroba de dos especies, que el vulgo llama pan de San Juan, les ofrecía comida y bebida saludable la mayor parte del año. ¡Oh! ¡Cuánta liberalidad para aquellos que no la cultivan, ¡Dios mío! ¡Oh! ¡Ruda imagen de la edad de oro! Sin ningún trabajo los abipones se proveían de todo lo que atañe al uso cotidiano de la vida. Si debido al clima los arroyos se secaban, o los campos estaban desiertos, buscaban bajo las hojas del caraguatá el agua que les quitaría la sed. /120 Frutos llenos de jugo, semejantes a melones, nacían bajo tierra. En los ríos secos, cavaban con la punta de la lanza un hoyo hasta ver brotar de él agua suficiente para ellos y su caballo.<br /><br />La sed consumía al español en estas soledades de América; tal vez porque desconocía los métodos utilizados por los naturales, o porque no poseía la paciencia necesaria para realzar este trabajo.<br /><br />Viajeros incansables, frecuentemente se desplazan de un lugar a otro en busca de los alimentos necesarios para poder subsistir. Ni las asperezas de la zona, ni lo distante de los lugares los desanimaba. Una increíble multitud de hombres y mujeres hacían con rapidez el camino, recorriendo grandes extensiones de tierra. Para este tema es interesante conocer algo sobre la preparación del caballo, así como la forma de cabalgar. El freno que usan está hecho con cuerno de buey, con cuatro maderas atravesadas en forma de enrejado, y atado con dos correas de cuero a modo de riendas. La mayoría, con verdadero orgullo, utilizó frenos de hierro.<br /><br />Fabricaban monturas semejantes a albardas, en cuero crudo de vaca, rellenas de juncos. Antiguamente no usaron estribos. Los varones se sentaban en el lado derecho del caballo; tomaban las riendas con la mano derecha; en tanto que con la izquierda sostenían una especie de lanza muy larga, sobre la cual apoyaban con fuerza ambos pies, y de allí saltaban al caballo. En los combates empleaban la misma táctica, admirando a los contrarios por la rapidez con que descendían del caballo.<br /><br />No usaron espuelas. El látigo estaba, formado por cuatro pieles de buey dobladas en forma de tablitas. Lo utilizaban no por la sensación de dolor, sino por el ruido que producían, para estimular a los caballos novicios o reacios a las carreras. /121 Las mujeres usaban las mismas monturas que los hombres; pero ellas, amantes de la elegancia, preferían hacer la suya de piel blanca de vaca. Se sentaban a horcajadas como sus maridos y en esta posición recorrían caminos durante días, sin perjuicio de su sexo. Sin embargo atribuían a esta manera de cabalgar la increíble dificultad de sus partos, en los cuales debían soportar grandes dolores. Por la forma de sentarse sobre la dura montura, el coxis y los huesos vecinos se comprimen y endurecen, de modo que no es raro que las madres tengan gran trabajo para dar a luz. Me parece oportuno recordar la opinión de los más célebres médicos de Europa que conozco: que las mujeres europeas, audaces imitadoras del modo de cabalgar de los varones, deben cuidarse, y enseñar a sus hijas adolescentes que no deben aceptar ni tolerar en sus hogares, por el motivo antedicho, esta manera de sentarse sobre monturas duras para realizar viajes prolongados. Cuando las mujeres abiponas quieren subir a un caballo, se jactan de hacerlo al modo europeo, por el lado izquierdo hasta el cuello; al mismo tiempo que con las piernas separadas a ambos lados se sientan y se corren hasta la montura, desprovista de almohada. No les molestaba esa falta de suavidad, ni aún cuando debían recorrer largos caminos durante varios días; de lo que deducirás que la piel de los abipones es más resistente que el cuero de vaca, pues nunca se encallece, a pesar de las diarias cabalgatas. Andando sin montura, los indios a menudo lastiman el lomo de sus caballos y lo desgarran; sin embargo ellos no sufren ninguna lesión. Escucha otra de sus costumbres cuando emigraban con sus familias: la mujer además del arco y de la aljaba del marido, lleva en su caballo todo tipo de utensilios domésticos: ollas, /122 cántaros, calabazas; gran cantidad de hilos de algodón y de lana e instrumentos para tejer. Estas alforjas que cuelgan, a ambos lados de la montura, se cierran con tiras de piel. Allí suelen colocar a los cachorros, y a veces a los niños. Además de estas cosas, una estera grande, bien arrollada con dos pértigas para fijar la tienda donde les plazca. Suspenden de los costados de la montura una piel de vaca que les servirá como barquichuelo en las travesías por los ríos.<br /><br />Entre los elementos que llevaban las mujeres, se destacaban unas estacas en forma de espátulas, cuya parte media estaba rodeada por un cilindro hecho en madera durísma, de unos dos codos de largo. Este instrumento también lo empleaban para extraer las raíces comestibles; para bajar los frutos de los árboles o las ramas aptas para hacer fuego; cuando no la usaban para quebrar las armas y la cabeza de los enemigos que encontraban en el camino.<br /><br />Si vieras el caballo de las mujeres con toda esta carga, creerías estar ante un camello. A veces verás subidas en un mismo corcel a dos o tres niñas o jovencitas; no es que les falte un caballo a cada una, ya que los poseen en abundancia; sino porque les gusta conversar mientras cabalgan – como a las europeas –, y son enemigas del silencio y la soledad.<br /><br />La mayoría de estos potros, si no están acostumbrados, no toleran el peso de varios jinetes a la vez, y tiran al suelo a las tres mujeres sin hacerles daño. Pero estas amazonas, entre risas, intentan montar tantas veces cuantas las despida el animal. /123<br /><br />Gran número de perros acompañan la marcha de las amazonas. Cada india vigila desde su caballo. Si nota la falta de uno de ellos lo llaman a viva voz, repitiendo innumerables veces: Nè, Nè, Nè, hasta que lo ve llegar. Este hecho me admiró, pues aunque no sabían contar, de inmediato notaban la ausencia. Esta preocupación que demostraban por los perros no debe reprochárseles, pues les eran tan útiles como a los cazadores de gamos y nutrias: además empleaban su carne como alimento. Con este fin, cada familia tenía numerosos perros a su cuidado, disponiendo de una increíble cantidad de carne. Los alimentaban con la cabeza, el corazón y las vísceras del ganado. La fertilidad de las perras paracuarias responde a la abundancia de alimentos que se les suministra. Casi nunca tienen en un solo parto menos de doce cachorros, y a veces más. Cuando se aproxima el momento, cavan con las patas un hoyo profundo, para colocar a resguardo a sus hijitos. Dejan una angosta abertura a manera de puerta, y preparan el acceso a la misma con una serie de vueltas y meandros, para que el agua no entre directamente a la cueva, si acaso lloviera copiosamente. La madre se muestra cada día a su dueño buscando comida y bebida, como excusando su ausencia; y lo saluda con gemidos y prolongados movimientos de cola. Días después mostrará por primera vez a sus cachorros. Los perros de los indios no agradan por su /124 elegancia; son de cuerpo pequeño, de color variado. No son pigmeos, como los maltenses o bologneses, ni lanudos como los molosos.<br /><br />Nunca verás perros lanudos o de pelo crespo, dóciles para amaestrar, salvo que pertenecieran a los españoles. Pero aunque no sean de raza fina, los europeos no deben despreciarlos, ya que poseen gran habilidad para la caza y para buscar las fieras; a esto hay que sumar la fidelidad que tienen hacia su dueño.<br /><br />En alguna colonia de abipones, una centuria de perros que siempre andaban sueltos turbó nuestro sueño con formidables ladridos durante toda la noche ante el menor movimiento, a fin de proteger nuestras vidas e impedir que fuéramos sorprendidos por bárbaros enemigos. Un grupo de éstos deslizó furtivamente en la colonia un cebo para silenciar a todos los perros. Sin embargo los tontos abipones creyeron que los animales enmudecieron con las artes mágicas de los hechiceros enemigos.<br /><br />Yo diría que los perros de los indios descienden de aquellos perros de los romanos que, cuando los galos asaltaron la roca Tarpeya del Capitolio, descubiertos por los gritos de los gansos los acallaron a su capricho. Muchas veces cansados de las correrías que realizan durante el día, se duermen por la noche abandonando la vigilancia. Posiblemente volvería incólume, si alguna vez tuviese que caminar por una zona desierta expuesto a las insidias de los enemigos y de los tigres y llevara la custodia de un perro. Quizás tendría más confianza con él que con cien /125 compañeros de viaje, ya fueran españoles o indios. Una de las felicidades de Paracuaria es el desconocimiento de la rabia que ataca a los perros o a cualquier otro animal: la temible hidrofobia de las provincias europeas. Esto debe considerarse como singular beneficio de los númenes, y entre los tantos milagros que prodiga la naturaleza, ya que en esta región las bestias deben soportar el calor del clima y la prolongada sed, por la falta total de agua en muchas leguas.<br /><br />Pero dejemos el tema de las mujeres amazonas, y el de los perros que las acompañaban en sus viajes. Volvamos los ojos y el ánimo a sus maridos abipones. Llevando la lanza como única arma, los abipones recorren y exploran los caminos, buscando una zona propicia para cazar. Si ven algún avestruz, gamo, ciervo, jabalí, o alguna otra fiera, la persiguen con sus rápidos caballos hasta matarla. Si no se les cruza ningún animal que puedan matar y comer, cuando encuentran malezas altas y secas encienden unas fogatas en pleno campo. Las fieras que estaban escondidas entre éstas tratan de esquivar el incendio huyendo a campo abierto, para caer en las crueles manos de los indios, que después de matarlas asan su carne a fuego lento. Si les faltaran éstas, las suplantarían en el desayuno, almuerzo y cena por conejos.<br /><br />Para prender fuego no necesitan ni pedernal ni acero. Los reemplazan con dos maderos de unos dos palmos de longitud, de los cuales, uno es más blando y otro más duro; /126 colocan debajo al primero, trepanado en el medio. Hacen girar el madero más duro y afilado como una bala, aplicado al orificio del más blando con rapidísima rotación de ambas manos, en la misma forma con que se bate el chocolate. Por esta mutua y rápida fricción de ambos maderos, comienzan a desprenderse limaduras y polvillos del blando; surgen así las primeras llamas, seguidas de humo. Los indios arrojan pajas, estiércol de vaca, hojas secas, y cualquier otra cosa que sirva de alimento al fuego. Obtienen el leño de menor consistencia del árbol ambay, del arbusto caraguatá, del cedro, y de otros. El más duro del Tatayí, árbol de madera durísima de color amarillo azafranado, como el boj, del que los naturales extraían uno de los colorantes para teñir sus vestidos. Diversos tipos de maderas componen la rica vegetación de América meridional y septentrional. También en Europa, antiguamente, se frotaba un madero con otro para obtener fuego; así lo afirma Plinio, en el Libro 16, Capítulo 40: Arbore calidae morus, laurus, bedera, et omnes, e quibus igniaria sunt. (61). No creo que cualquier madera pueda utilizarse para el mismo fin. Observamos que en un carro, cuando el eje de la rueda roza y fricciona por largo tiempo, se inflama y por fin arde. Cuentan que las vírgenes vestales de Roma hacían brotar nuevo fuego de un leño, si su superior lo dejaba apagar por desidia. Festo lo sostiene con las siguientes palabras: Ignis vesta lalium (62): Mos erat tabulam felicis materiae terebrare, quos que exceptum ignem cribro aeneo virgo in aedem ferret (63). Los abipones siempre llevaban en algún lugar de la montura y bien a mano uno de estos maderos, a los que llamaban /127 Neètatà.<br /><br />Si durante el camino se veían obligados a detener la marcha, ya sea para descansar o pasar la noche, trataban de hallar un lugar que les proporcionase agua, leña y forraje. Ante la menor sospecha de un ataque del enemigo, corrían en busca de una zona que los protegiera del peligro. Sin duda pensarás que los naturales, cuando emigraban con sus familias, levantaban su casa en cualquier parte. En efecto: de la misma forma que el caracol lleva a cuestas su concha, éstos transportaban en sus viajes, las esteras que luego ocuparían para construir sus casas. Dos pértigas clavadas en tierra, sostenían a dos o tres esteras, impidiendo la entrada del agua y del viento. Para que la lluvia no mojara el suelo donde se acostaban, abrían a los costados de la tienda, una canaleta para desviar el agua. Cuando envían a pastar una manada de caballos, los acompaña una yegua amaestrada que lleva un cascabel colgado del cuello.<br /><br />Cuando los animales están esparcidos por el campo y sienten la presencia de un tigre, corren asustados a ella, buscando protección como si fuera la madre de todos. Los españoles la llaman "La madrina", y los abipones, Latè, que significa madre.<br /><br />Suelen ponerle una cuerda de cuero suave, para que pueda deambular en busca de pasto. Tratan de que ésta no se aparte de las chozas y se mantenga a la vista de los hombres, por si es necesario continuar la marcha durante la noche. No sólo los varones, sino también las mujeres y hasta los adolescentes atraviesan a nado los ríos que encuentran al paso, cuando éstos no tienen vados o puentes; y no tienen canoas. Los abipones se acostumbran a nadar desde pequeños, de modo que así como cabalgan con rapidez, nadan /128 con la misma agilidad de los peces.<br /><br />Utilizan como canoa una piel de buey; en ella ubican a sus hijos, para luego acomodar la carga. Los abipones la llaman Ñatac, y los españoles La pelota; la usan para atravesar los ríos menores. Para construirla emplean cuero de vaca, de abundante pelo, crudo, no sometido a curtiembre y macerada con los pies. Sus cuatro lados tienen una altura de unos dos palmos; atan cada uno de ellos con una correa para que permanezcan levantados en alto, de modo que formen la figura de un tetrágono.<br /><br />Acomodan la montura y el resto del lastre en el fondo de la pelota, cuidando de mantener el equilibrio, de manera que puedan cruzar el río en su parte media. Atan la barca por uno de sus lados perforados con una especie de rienda, y la sujetan unas veces con los dientes, otras con la mano. El nadador, remando, transporta la pelota suavemente por el río sin peligro de que encalle, aunque tenga en su contra el fuerte oleaje producido por el viento. En caso de que el nadador no pueda seguir nadando, ya sea porque el frío del agua acalambra sus pies o porque traga agua, la pelota arrastrada por la corriente lo llevará incólume a la costa. Si debe cruzar un río de gran cauce o de curso rápido, y nota que le faltan las fuerzas necesarias para poder realizar la travesía, se sostiene con una mano de la cola del caballo que nada delante suyo, y con la otra conduce la pelota Si me preguntas cuántos ríos y cuántas vicisitudes deben pasar cuando los cruzan con esta embarcación de cuero, te diré ingenuamente que lo ignoro. Durante mis recorridas tuve oportunidad de viajar en este tipo de barca en algunas ocasiones, varias veces en un mismo día.<br /><br />Las primeras veces me pareció temible y peligrosa, como a los demás europeos. Pero acostumbrado a emplearla con frecuencia, me reí del imaginario peligro. En adelante /129 preferí este cuero – aunque fuera nada más que un vacilante barquichuelo – para atravesar los ríos. Si llueve en forma persistente durante días y el cuero se moja, se ablanda como si fuera una tela. En estos casos para realizar la travesía con mayor seguridad se cubren los cuatro lados y el fondo de la pelota con ramas de árboles, con lo que el cuero se sostiene y afirma para realizar la travesía con mayor seguridad. Los oficiales americanos de los ejércitos españoles, se niegan a nadar, aunque lo sepan, para no desnudarse delante de los suyos. Para evitarse el trabajo de nadar, se suben a la pelota impulsándola con dos ramas de árbol a manera de remos.<br /><br />El uso de la pelota prestaría gran utilidad a los combatientes europeos, en las luchas que sostienen con enemigos que ocupan la orilla opuesta. Transportarían en ella todo aquello que desearan sin ningún gasto y en el menor tiempo posible, en estos cueros de vaca, que en barcos de gran calado.<br /><br />Cuando carecían de carros y bestias, la carga se transportaba a través del río en la espalda de los soldados. Este trabajo debía realizarse en silencio durante la noche, para sorprender al enemigo. Pues si usaban las barcas, el ruido de los remos los delataría. Un oficial de gran fama consideró importante mi consejo sobre el uso de la pelota. En una demostración de artes marítimas, un navegante presentó en el río Danubio un espectáculo, demostrando las utilidades del cuero de vaca, admirando a los espectadores con la novedad. /130 Para que el cuero sumergido un tiempo en el agua no se ablande y conserve su firmeza, introdujo en el fondo de la pelota, por los cuatro lados, otras tantas pértigas de hierro. En verdad, – y con el perdón de este varón – su industria aunque innecesaria no era perjudicial. Si bien la pelota se hunde más con el peso de aquel fierro, el cuero de vaca al estar sumergido tantas horas, pierde poco a poco su dureza.<br /><br />A orillas de los ríos paracuarios vimos a diario emplearlos sin el menor peligro, a vendedores ambulantes que llegaban con sus carros repletos de mercaderías. Aunque se moje la superficie del cuero, el agua no penetra sino después de varias horas. Conocimos a un gran número de traficantes que vendían mercaderías prohibidas, emplear estas naves construidas con muchos cueros, uniendo hábilmente sus junturas con una mezcla de pez y sebo para evitar la entrada del agua. Estos esquifes de cuero son más cómodos que los de madera, pues sin carga son tan livianos que pueden trasladarse a tierra con la mano; o bien a las selvas vecinas o a las islas, donde los secan y esconden, para que no sean interceptados en el Río de la Plata por los inspectores del ejército real, constante peligro para esos furtivos negociantes.<br /><br />Un español, cuyo principal deseo era encontrar oro, cruzó el Río de la Plata con un solo cuero y usando remos desde la ciudad de Buenos Aires a la Colonia del Santísimo Sacramento, cuyo trayecto tiene una extensión de unas quince leguas, para anunciar al gobernador portugués importantes novedades que habían llegado en una nave española. Realizó la travesía. solo, esperando por esta hazaña una fuerte recompensa. La idea de tener oro lo había deslumbrado de tal modo que no vio ni se preocupó por los peligros que encontraría durante su viaje. Aunque llegó incólume a la meta /131 gracias a las buenas condiciones del tiempo y a la tranquilidad de las aguas, durante el trayecto estuvo expuesto continuamente a una serie de vicisitudes, debido a la poca seguridad de la embarcación. No obstante no se libró de la censura de los españoles, quienes sostenían que todos debían admirar su actitud, pero no imitarla. Recordé todas estas cosas para que tengas una idea clara sobre la resistencia de estos cueros.<br /><br />Muchas veces para estar más seguros unieron dos barcas con cuerdas, del mismo modo que las unen los marinos para cruzar el río Uruguay, empleando trabas transversales. Una sirve de apoyo a la otra. Posiblemente pueda adaptarse este cuero de vaca a los usos militares, con algún resultado positivo supliendo a los puentes o barcas en los ríos de menor cauce. Dejo que algún inventor haga suya esa idea, una vez que la conozca.<br /><br />Los jinetes abipones unas veces a caballo, otras simplemente a nado, cruzaban los grandes ríos con tal rapidez y destreza, que parecían nacidos en medio de aquellas aguas. En ciertas ocasiones, se bajaban del caballo al agua; tenían con la mano derecha las riendas del caballo que nadaba, remando al mismo tiempo con ella. Con la izquierdo sostenían en alto, para que no se mojen, una larguísima lanza y su ropa. Instigaban al caballo a puñetazos, si éste temía ser arrastrado por las aguas, para que reanudara la marcha, y llegara cuanto antes a la orilla opuesta.<br /><br />Si el lugar elegido resultaba pantanoso, carecía de playa, o era muy alto, ellos lo escalaban con rapidez y seguridad. Posiblemente te hubieras reído al observar a una cantidad de bárbaros, que mientras nadaban sólo sacaban las cabezas de las aguas; y sin embargo hablaban tranquilamente, como suelen hacerlo mientras descansan sobre el césped. Con ellos atravesé a diario grandes ríos, sentado en medio de este /132 cuero, olvidado del peligro y casi de mí mismo; con un grupo de mis abipones que chanceaban, conocí con mis propios ojos y a la vez observé su tranquilidad y agilidad durante la travesía. Llamarías Neptuno a alguno de ellos, por su familiaridad con el agua. Supera la fe de los europeos lo osados que son. Atraviesan cuantas veces quieren una gran extensión de agua, desde la colonia de los Yaaucanigás, San Fernando, hasta la ciudad de Corrientes, en la parte donde el río Paraguay se une al gran Paraná. Lo hacen a caballo, ante el asombro de los españoles al ver a estos animales desplazarse por las aguas. En este lugar el río es sumamente peligroso hasta para las mismas naves por su increíble rapidez, profundidad y amplitud.<br /><br />En otros tiempos, estos bárbaros piratas lo atravesaron con felicidad diariamente, regresando a sus hogares con los numerosos animales que habían robado a los españoles; otras se encaminaban hacia el sur, de isla en isla, buscando descanso a sus fatigas. Sería este el momento de explicar cómo trasladaban a través de los ríos más de mil caballos, mulas y vacas. Nunca hacían cruzar a todos los animales a la vez: grupos de ellos son obligados a meterse en el río por jinetes que los encierran y bloquean por todos lados. Algunos levantan una especie de cerco ancho, que se angosta al llegar a la costa, obligando a los animales a penetrar en el río de a dos o tres. Envían delante a las vacas y a los caballos amaestrados, a los que siguen los potros salvajes. Para que los animales puedan nadar con libertad, cuidan que guarden /133 cierta distancia entre sí. Generalmente los indios dirigen el paso del ganado por el río, desde sus barquichuelos o nadando a los costados de éstos. Si alguno escapa a su vigilancia o se niega a continuar, trabado por montículos de rocas, zonas pantanosas o trozos de árboles que encuentra al paso, sin duda será arrastrado por la corriente. Tampoco es raro ver que varias vacas o caballos son absorbidos por esos raros torbellinos y embudos que a veces forman las aguas. Para impedir que esto ocurra, los abipones colocan las vacas lentas o tercas en medio del río; se sientan en sus lomos, tomando con ambas manos los cuernos, y con ambos pies golpean los costados del animal, para encaminarlo a la costa.<br /><br />Llegados a tierra, cambiado el temor en furor, arremeten con todo lo que encuentran. Cuando estaban destinados a nuestras colonias y para prever esta situación, llegados a la orilla, los indios se subían a un árbol, desde donde vigilaban y contaban el ganado a medida que éste dejaba el río.<br /><br />En varias oportunidades pude observar a feroces toros que durante la travesía resultaban más torpes que las vacas, las que, más dóciles, se dejaban conducir por los guías. Empleando este procedimiento, muchas veces ayudé a los naturales a cruzar, con gran éxito, miles de cabezas de ganado. Poco después eran sacrificados para alimento de los indígenas.<br /><br />Otras veces ataban los cuernos del ganado vacuno a una barca de gran tamaño, para transportarlos con mayor seguridad. Con las cabezas de los animales sujetas a ambos lados de la barca, no tenían casi ninguna dificultad para nadar. Con este sistema, cuidé durante dos años que fueran transportadas veinte vacas en cada viaje a través del río Paraguay, desde el campo hasta la colonia del Rosario, que yo /134 fundara para los abipones. Según el tamaño de la barca, se podían atar mayor o menor número de vacas. Una vez un grupo de animales rodeó totalmente las barcas, apretándose unos a otros; de esta manera impedían, cansados de nadar, continuar la travesía para llegar a la costa establecida.<br /><br />Desechados los sistemas utilizados por los españoles, los abipones transportaban por cualquier río, a nado o en barcas, grupos de caballos. Siempre deseé que los ejércitos españoles emplearan la vivacidad de los naturales para cruzar los ríos. Cuando deben atravesar un río para enfrentarse con el enemigo, prefieren esperar que éste ataque primero; aunque para lograr la victoria, todo resultaría más fácil si un ejército de nadadores atravesara el río, sin puente y sin el estrépito de los barcos. Pero, ¡qué raros son los nadadores en un gran ejército! En los campamentos austríacos, se distinguieron las tropas croatas que tantas veces, sin esperar a que se construyeran los puentes necesarios, o a que llegaran las naves, derrotaron a los enemigos sin ningún inconveniente.<br /><br />No terminaría nunca si tuviese que recordar los diversos modos de atravesar los ríos, así como los instrumentos que utilizaban los antiguos en la guerra. Esto te lo enseñarán Vegetio y otros estudiosos, si te place.<br /><br /> <br /><br />NOTAS<br /><br /> <br /><br />1- "Los cuerpos se oscurecen por el calor del sol".<br /><br />2- Los ingleses que atravesaron el mismo estrecho en el año 1764 al mando de Byron les atribuyeron una altura de ocho pies.<br /><br />3- "La mayor virtud reinó en un cuerpo exiguo".<br /><br />4- "A quien la naturaleza había dotado de miembros pequeños, pero de gran espíritu; y la ira había impregnado los ojos al cruel".<br /><br />5- "Es más antigua la tonsura que la esquila, en la ovejas. En el año 454 de la fundación de Roma, fueron llevados (varones) peluqueros desde Sicilia a Italia, por P. Ticinio Mena".<br /><br />6- "Créeme, estirpa los vellos de todo el cuerpo".<br /><br />7- "Los levitas, se rasuran el vello de la cara".<br /><br />8- "En verdad, como los germanos fueron los más batalladores, también en [sic] olvidaron luchar con el enemigo – – – al mismo tiempo, para no ofrecer a los adversarios ocasión de tomarlos de los cabellos, se los rasuraban".<br /><br />9- ¿Quién hay de éstos que no sea turbado por los males de la república como su cabellera? Llamas a estos ociosos entre el peine y el espejo? No hay ninguno de ellos que no prefiera ser más elegante que bueno".<br /><br />10- "Yo os bautizaré en el Espíritu Santo y el fuego".<br /><br />11- "Soldados señalados con puntos perdurables en el cutis".<br /><br />12- "Se llegaban a su rito con cuchillos y lanzuelas mientras se derramaba la sangre".<br /><br />13- "No os hagáis ninguna figura o estigma".<br /><br />14- "Quienes al poco tiempo tienen mucho miedo de mirar a hombres heridos o muertos, como si los vieran por primera vez, y confundidos por el pavor, prefieren la fuga al combate".<br /><br />15- "Cuando hacía un camino o pie no subía en absoluto a un caballo; cuando a caballo, no bajaba de él; ni la lluvia ni el frío lo conmovían, como si estuviera con la cabeza cubierta. Cumple todos sus deberes y oficios de Rey, etc."<br /><br />16- "A la juventud imberbe, hasta tanto abandone la custodia, agradan los caballos y los cantos, y la hierba del campo".<br /><br />17- "Una adolescencia libidinosa e intemperante lleva a la vejez un cuerpo macilento".<br /><br />18- "La corrupción es quien acaba por hacerte viejo".<br /><br />19- "Tardía y vigorosa juventud; las vírgenes no se apuran. La misma juventud se prolonga. Los iguales se unen por su vigor, y los hijos heredan la fuerza de sus padres".<br /><br />20- "La unión de adolescentes es muy mala (repito textualmente), para la procreación de hijos. En efecto, en las uniones de animales son deficientes, y las hembras, más frecuentemente que los machos, son engendrados de cuerpo endeble, por lo cual es necesario prevenir esto mismo en los hombres. De esto habrá que deducir que la costumbre existente en algunas ciudades de unir a jovencitos con niñas, trae aparejada para ellos inutilidad y hombres de cuerpo endeble. Las niñas trabajan más en el parto, y sufren más, impidiendo que crezcan sus cuerpos viriles, etc., etc.".<br /><br />21- "Se dedican desde niños al trabajo y al ejercicio. Quienes se mantienen mucho tiempo impúberes, merecen entre ellos grandes alabanzas. Piensan que esto le añanza a uno en la estatura, a otro en las fuerzas y los nervios. Consideran un hecho muy torpe tomar esposa antes de los veinte años".<br /><br />22- "Amonesto a las que amamantan a sus hijos que se abstengan de toda impureza. La leche se torna con esto dañina y la sangre más buena para nutrir al niño se retira (en las embarazadas). La leche se vuelve escasa y perjudicial".<br /><br />23- "Nada con exceso".<br /><br />24- "La excesiva quietud del cuerpo es el más grande mal, pero un moderado y justo movimiento es el máximo bien".<br /><br />25- "La indolencia debilita el cuerpo, el trabajo lo afirma; aquélla trae una prematura vejez; éste una larga juventud".<br /><br />26- "Los alimentos simples, los frutos agrestes, frescos y silvestres, o la leche coagulada sin preparativos o condimentos, aplacan el hambre".<br /><br />27- "A menudo se encuentran más longevos voraces y epulones, entre quienes usaron de una mesa abundante".<br /><br />28- "Adentro la miel, afuera el aceite".<br /><br />29- "El lavado del cuerpo con agua fría es bueno para la prolongación de la vida; el uso de baños tibios, es malo".<br /><br />30- "Poseen más vivacidad los que viven bajo el cielo, que los que viven bajo techo".<br /><br />31- "Quita los remedios a los fuertes".<br /><br />32- "No hay pueblo ni tan inculto, ni tan feroz que aunque lo ignore, no considere oportuno tener un Dios o que sepa que debe tenerlo".<br /><br />33- "A todos es innato y como esculpido en el espíritu el tener un Dios".<br /><br />34- "Este es el más grande de los delitos: No reconocer al Dios que es imposible ignorar".<br /><br />35- "Nunca ni absoluto".<br /><br />36- "Sospecho ser entregado a pueblos tan inhumanos que no tuvieran ningún conocimiento acerca de los dioses".<br /><br />37- "Como también pueblos que ignoran a Dios".<br /><br />38- "Así como sean inexcusables".<br /><br />39- "Dios supo qué sería"<br /><br />40- "Seguimos con singular y paterno amor a esta sociedad tan predilecta para nosotros en la Sede Apostólica, revolviendo muy a menudo en nuestro ánimo los innumerables frutos, a los cuales – bendiciendo Jesús la sociedad del orbe con el dominio cristiano – llegaron felizmente los varones conspicuos por el conocimiento de las letras; y sobre todo de las cosas sagradas; por la santidad de las costumbres y por una vida religiosa ejemplar, preceptores religiosos entre muchos y hasta óptimos predicadores e intérpretes de la palabra divina, entre aquellas remotas y bárbaras naciones que (Nota Bene) no conocían íntimamente a Dios, todavía no anticipan sus felices conocimientos".<br /><br />41- "Hombres verdaderos, capaces de la fe católica y de los sacramentos".<br /><br />42- "La, misma verdad".<br /><br />43- "Los indios crecidos en el Perú, ya bautizados, confiesan legítimamente sus pecados una vez cada año, si no hubiere en verdad peligro de muerte".<br /><br />44- "Quién hay tan insensato que cuando mira al cielo no siente que hay un Dios?".<br /><br />45- "El primer temor hizo a los dioses en el mundo".<br /><br />46- "Todos los galos se creen nacidos del padre Dite; dicen que él mismo nació de los druidas".<br /><br />47- "Sucesión de los sonidos de un acorde".<br /><br />48- "Ni tantas veces habían ardido los siniestros cometas".<br /><br />49- "Entonces fueron vistas teas celestes, dos estrellas que los griegos llaman cometas, y nosotros cincinnatas, que no hace mucho en la guerra octaviana, fueron preanunciadoras de grandes calamidades".<br /><br />50- "El cometa es siempre fatal para la república romana".<br /><br />51- "Los dioses de los pueblos son demonios".<br /><br />52- "Seréis como dioses".<br /><br />53- El navegante griego invoca en la tormenta las Híadas.<br /><br />54- "Servían a dioses ajenos. Adoraban al relámpago, la luna y a todas las constelaciones del cielo".<br /><br />55- "Milicia del ciclo".<br /><br />56- "Resplandecen las estrellas llamadas Pléyades".<br /><br />57- "La elección impuso al mejor".<br /><br />58- "Se imponga más por el poder de persuasión que por la virtud de mando".<br /><br />59- "Es habitual entre los britanos la conducción militar de las mujeres".<br /><br />60- "Escogen a los reyes por su nobleza; y a los jefes por su virtud".<br /><br />61- "Los árboles apropiados son: la morera, el laurel, y todos aquellos cuya madera pueda transformarse en carbón".<br /><br />62- "Fuego de las vestales".<br /><br />63- "Existía la costumbre de taladrar una madera apropiada; una virgen conduciría a la morada el fuego obtenido en una criba de bronce".Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-62274035171541364242008-08-23T11:51:00.000-07:002008-08-23T11:52:58.100-07:00EL TEMPLO PARROQUIAL 'NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES' DE COLONIA AVELLANEDADr. Manuel I. Cracogna.<br /><br /><br />En el año 1893, con aportes voluntarios de los colonos y con plano de Don Jorge Cracogna, se inician las obras del Templo, siendo el colono Lorenzo Petroli con su familia el que abrió los cimientos.<br /><br />En 1895, la falta de fondos obligó a la suspensión de la obra.<br /><br />En 1897, gracias al paciente trabajo de los albañiles, se terminó la construcción de la nave central, que fue habilitada el 24 de Septiembre, día de la fiesta patronal, en medio del júbilo de toda la feligresía. Con un foso excavado en la plaza, los carpinteros aserraban la madera para las aberturas que faltaban colocar en la iglesia.<br /><br />En Septiembre de 1899, en el campanario (aun sin terminar) se tocó las campanas al vuelo “uso Italia”, fabricada con restos de metales en desuso, de herramientas y baterías de cocina traídas por los inmigrantes, fundidas por un entendido, circunstancialmente en la región.<br /><br />En 1903, a diez años de su inicio, había problemas económicos que impedían techar la nave sur, siendo necesarios unos mil pesos y al decir del cronista de la época, miseria no había, cumpliéndose una profecía de Fray Antonio Rossi que decía: “cuando los colonos sean ricos o bien acomodados, se irán a alejar despacito de la Iglesia”. Cuando eran pobres se hizo la nave central que costó 18.000 pesos.<br /><br />En Noviembre de 1905, se inician los trabajos para la construcción de la nave lateral norte, con la dirección de Don Honorato Nardelli y se hizo cargo de la capellanía de Avellaneda el Presbítero Juan Gallo, piamontés, recién llegado de Italia.<br /><br />En 1907, la comisión de la Iglesia aprobó los planos del campanario del templo, presentados por Don Angel Cisera a quien se le encomendó, por licitación, la construcción de esa obra, que se empezó en Octubre.<br /><br />Con disparos de bombas, se levantó la cruz para colocarla sobre la cúpula torre. El 3 de febrero la cruz estaba en su lugar (actualmente esa cruz de hierro, corona el túmulo del osario del cementerio).<br /><br />El 15 de Marzo de 1908 la capellanía de Avellaneda fue elevada a viceparroquia, permaneciendo en la misma, el Presbítero Juan Gallo.<br /><br />A principios de Septiembre de 1908, llegaron las tres campanas adquiridas en Italia. Se colocaron en el atrio de la iglesia, colgadas en unos caballetes, adornadas con flores, y se procedió a su bendición. Todos se arrimaban para tocarlas y oír su sonido. <br /><br />En 1909, fue motivo de pública y general desaprobación la actitud del vice párroco, padre Gallo, quien sin consultar previamente con la comisión de vecinos comprometidos con lo ateniente a la iglesia, vendió la campana antigua al señor Valentín Yacuzzi, para la parroquia de Colonia Carolina (Corrientes).<br /><br />Ese instrumento había sido fabricado con restos de metales recogidos por la colonia y constituía un recuerdo grato para los antiguos colonos.<br /><br />En Julio de 1911 la comisión de la parroquia inició gestiones para conseguir la elevación de categoría de la vice parroquia. A tal fin suscribieron un petitorio los señores: Juan Pividori, Lorenzo Marchetti, Domingo Bianchi, Francisco Giuliani, Bartolomé Sartor, Francisco Bassán, Juan Peresón, junto al asesor Presbítero Juan Gallo.<br /><br />El Obispo de Santa Fe, Monseñor Juan A. Boneo, con fecha 13 de Septiembre de 1911, dio el decreto episcopal por el cual dispuso la erección de la nueva parroquia “bajo el título y patronato de la Santísima Virgen de la Merced y le asignamos los derechos, gracias, prerrogativas de que se hallan posesión por disposiciones generales las demás parroquias de la Diócesis. Primer cura vicario el Sr. Presbítero Juan Gallo, a cuyo favor mandamos expedir el correspondiente título”.<br /><br />Por la generosidad del apreciado agricultor, don Antonio Geromet, la Iglesia Parroquial se enriqueció con un “harmonio-órgano” de gran tamaño, con 14 registros de excelente sonoridad. Fue ubicado en el Coro.<br /><br />La fiesta patronal del 24 de septiembre de 1916 adquirió singular brillo. Por iniciativa del Padre Comini, se colocó el cielo raso de chapa en la nave central del templo, obra realizada con el aporte de la feligresía. Y en ese día significó un fausto acontecimiento la entronización en el altar mayor de la iglesia parroquial de la nueva estatua de Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de la colonia, delicada y piadosa imagen, obra del escultor local José A. Nardín.<br /><br /><br /><br /><br />También él fue quien efectuó el trabajo de decoración del templo, en el que resalta el mural de Santa Cecilia, patrona de la música, que aun se conserva en el Coro, trabajo de exquisita calidad artística.<br /><br />El 29 de Junio de 1917, se inauguraron las dos estatuas de los Santos Pedro y Pablo, colocadas en sendas hornacinas del frente del templo parroquial. Como padrinos de la ceremonia fueron invitados los tocayos y las tocayas de los santos. “Había 44 Pedros, varias Petronas, sólo dos Pablos y alguna Paolina”. Fue una fiesta singular, con cantos y banda de música. Las estatuas fueron obra del escultor José A. Nardín, que hasta hoy se mantienen íntegras, sin deterioros.<br /><br />En 1919, con la intersección del entonces párroco, Presbítero Ovidio Benassi, se removió el tema de la vieja campana y se trató de recuperarla. Interesó a la comisión de la iglesia y de común acuerdo se confió a Don Jorge Cracogna la misión de trasladarse a Colonia Carolina a los fines del caso. A fin de Agosto, el comisionado viajó y entrevistó al párroco de Goya y al presidente de la comisión parroquial de Colonia Carolina, Don José Tomassella, quienes aceptaron el deseo de Avellaneda y solo pedían otra campana igual para hacer el cambio. Y hasta ahí fueron las gestiones.<br /><br />En el año 1922, a la edad de 90 años, dejó de existir don Santos Nóbile, autor de una estatua de San Antonio de Padua, tallada en quebracho, en 1888. El 8 de Junio fue el entierro. “Deja numerosísima descendencia de gente cristiana práctica como él mismo que fue de veras, con todo que era el hombre más chico de la colonia”.<br /><br />También en ese año el constructor Silvio Agustini, inició los trabajos del cielo raso de las naves laterales de la iglesia.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-87179999657605025332008-08-23T11:42:00.000-07:002008-08-23T11:49:04.813-07:00EL JESUITA MARTIN DOBRIZHOFFERJuan Ramón Guardia Lezcano<br /><br />Nació en Friedburg, Alemania, el 7 de septiembre de 1718. Luego de recibir cierta formación humanística, a los 18 años ingresó a la Compañía de Jesús en, octubre de 1736. Hizo el noviciado en Crench, Checoslovaquia y en 1739 se encontraba en Viena dedicado a los estudios de lógica y filosofía. Asimismo, dio clases de latín y griego en el colegio de Linz y de retórica en otros dos institutos similares.<br />En vísperas de su ordenamiento se traslada al Río de la Plata hacia 1747 ó 1748. Hacia enero de 1749 se encontraba en Buenos Aires, en el colegio de la Compañía de Jesús, sito en el actual barrio porteño de Chacarita.. Hacia febrero de ese año se encontraba en Córdoba, donde estudió teología. Viajó con Florian Baucke y, según ciertos relatos, los amigó el gran humor de ambos. Baucke diría luego que “sus agudezas eran capaces de hacer reír a cualquiera”.<br />Hacia 1750 hizo su segundo noviciado. Desde 1750 a 1754 recorrió con Baucke las misiones de Mocovíes. Pasó por las provincias actuales de Santiago del Estero y el Chaco. Aprendió la lengua de los indios abipones con José Sánchez Labrador y con José Brigniel, que era compatriota suyo. Cabe señalar que para Brigniel los abipones eran una “tropa escogida de energúmenos”. En la misión de San Fernando permaneció Dobizhoffer tres años, junto al misionero Klein, y allí contrajo una grave enfermedad. Por ello debe ser trasladado a la actual Misiones para recuperar sus fuerzas, durante ocho meses.<br />Su siguiente destino registrable duró seis años, y fue San Joaquín de Taruma, al Norte de Asunción. Hacia 1763 se fundó reducción abipona Timbó -en español San Carlos. Actualmente no existe ciudad alguna en esa región. La misión es víctima de todo tipo de saqueos y hacia 1765 Dobrizhoffer estaba ya extenuado e imposibilitado en un brazo por una flecha indígena. El misionero volvió a Europa en 1767, junto a Baucke y todos los jesuitas, en el barco La Esmeralda.<br />Hacia 1769 llegó a Viena, para 1770 era ayudante en una biblioteca y en 1772 predicaba. Entre 1777 y 1782 escribió Historia de Abiponibus, bajo el impulso de la reina Maria Teresa, su interlocutora, y el libro se publicó en 1784. Compuso también coplas y versos, para los que tenía habilidad.<br />Martín Dobrizhoffer murió el 17 de julio de 1791, a los 74 años.<br />De la personalidad y carácter de Dobrizhoffer podemos darnos una idea, con ciertos exámenes físicos hechos sobre él por la Compañía de Jesús. Hacia 1740 se lo describió como de complexión “sanguíneo-melancólica”. En un segundo examen fisico de 1743, fue referido como de complexión “colérica-sanguínea”. El misionero, se decía, era un hombre de altos y bajos, de grandes arranques y de grandes desánimos.<br />Otra idea sobre sus estados de ánimos se refleja en una carta, mandada desde la misión de San Fernando. En ella se lee que “por espacio de tres años puede aguantar este estado de cosas, pero después se me hizo intolerable. Mi mal comenzó por no poder dormir, a causa de los mosquitos. Me levantaba de noche al no poder dormir por razón de ellos y para libertarme de los mismos, me ponía a caminar de un extremo a otro del patio. Así no dormía y tampoco podía comer. Me puse tan delgado y pálido que parecía un esqueleto. Revestido de piel, se opinaba que no viviría yo uno dos o tres meses, pero el provincial me salvó la vida, enviándome a las Reducciones Guaraníticas”. En Misiones se recuperó, como se ha mencionado, después de ocho meses de convalecencia.<br />Por otro lado, sus estados anímicos se muestran en los tres tomos de Historia de Abiponibus. Sus altibajos eran constantes y ello ha influenciado mucho en sus opiniones. En algún lugar escribió que los abipones eran guerreros muy inteligentes, en otra parte de la obra dijo que se arrepentía mucho de haber dicho eso. Luego expresó, también, que no había conocido pueblo salvaje en donde la noción de Dios no existiese, hasta que conoció a los Abipones.<br /><br /><br />Referencias Bibliográficas<br /><br />- Dobrizhoffer, M. (1784): Historia de Abipones. Publicado por la Universidad Nacional del Nordeste. Resistencia, Chaco, 1967.<br />- Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana- Espasa Calpe. S.A. Madrid. 1919. Tomo 5.<br />- Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana. Espasa Calpe. S:A. Madrid. 1915. Tomo 18. Segunda Parte.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-38695097146620403302008-08-22T14:39:00.000-07:002008-08-22T14:50:58.143-07:00HACIA EL SESQUICENTENARIO DE LA CREACION DEL OBISPADO DEL LITORALSu importancia para los santafesinos<br /> <br />Pbro. Edgar Stoffel<br /><br />El conflicto que sostenía Buenos Aires y la Confederación Argentina conducida por Justo José de Urquiza terminó eclesialmente hablando favoreciendo a la región del Litoral, ya que fue posible hacer realidad un viejo anhelo: la erección de un obispado.<br />El proceso ante la Santa Sede fue arduo y difícil y estuvo a cargo en su parte fundamental de Juan Bautista Alberdi, quien entre otros aspectos y con una concepción netamente "regalista" argumentaba que "Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes tenían todos los elementos necesarios para componer un nuevo obispado: 10.000 leguas cuadradas de territorio sin comprender una parte del Gran Chaco que comenzaba a colonizarse. Había allí 20.000 habitantes católicos, 39 templos y rentas poderosas que deben a su moderna condición comercial".<br />Mientras se substanciaba el proceso, los anhelos de mayores atribuciones para los delegados eclesiásticos en cada provincia no tuvieron eco por lo cual en 1857, el vicepresidente Del Carril escribía que "... los curas seguirán administrando los sacramentos con la autoridad que tengan o puedan procurarse".<br />El panorama se presentaba desolador, pero en este momento en que parecía que la región iba a quedar en la absoluta orfandad eclesiástica, Pío IX envía a Mons. Marino Marini como delegado apostólico ante el gobierno de Paraná.<br />Tras permanecer un año y medio en la Confederación, Mons. Marini procedió a crear, sobre la base de las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, el Vicariato Apostólico Paranaense a cuyo frente fue nombrado el Pbro. Miguel Vidal.<br />Ya en funciones, el vicario apostólico con fecha 9 de octubre de 1858 designó cura de Santa Fe y delegado eclesiástico al Pbro. José de Amenábar.<br />Mons. Vidal se encontró con una serie de dificultades: falta de clero, pobreza de medios y embates de la masonería por lo cual su acción pastoral fue limitada, aunque en ese interín erigió parroquias en San Lorenzo y Puerto Piedras (actual Villa Constitución)<br />Juan del Campillo, enviado al Vaticano en 1859 para negociar el Concordato aunque no logre este objetivo que hubiese cambiado la historia de las relaciones de la Iglesia con el nuevo Estado, consiguió en cambio la erección canónica de la Diócesis del Litoral y la designación de su primer obispo.<br />Con fecha 13 de junio de ese año, el Papa Pío IX expedía la Bula ‘Vel a primis’ por la cual con el antecedente del Vicariato Apostólico se erigió el nuevo Obispado cuya capital fue Paraná, sede en ese momento del gobierno de la Confederación.<br />La nominación episcopal recaería en el catamarqueño Luís J. G. Segura y Cubas, quien sin estar aún consagrado tomó posesión del nuevo obispado el 3 de junio de 1860 y de inmediato se dio a la tarea de organizar la nueva jurisdicción.<br />En lo tocante a Santa Fe, el flamante obispo nombrará al Pbro. José M.aría Gelabert como vicario foráneo para nuestra provincia y durante su gestión se produjo el regreso de los jesuitas a la ciudad capital, lo cual suscitó algunos encontronazos, no por despecho a los miembros de la Compañía, sino por la forma en que había obrado el gobierno provincial.<br />Lamentablemente, en junio de 1862 fallecía el novel obispo, cuando apenas había podido tomar medidas para la atención pastoral de esta jurisdicción. Al quedar la sede vacante, el Cabildo eclesiástico debió elegir un vicario capitular para la administración de la Diócesis, elección que recayó en Miguel Vidal a la sazón deán y que tenía la experiencia de haber ejercido como vicario apostólico.<br />Mons. Vidal gobernaría la diócesis hasta su muerte el 21 de julio de 1865, y en lo que respecta a nuestra provincia fue administrada en octubre de 1863 por la Confirmación en la ciudad capital y que manifestó al gobernador Cullen, su preocupación por el avance de los entonces llamados ‘cultos disidentes’.<br />En cuanto a la acción pastoral, además de los cinco curatos asentados sobre el río Paraná, en la provincia se habían erigido cinco reducciones, las cuales según su opinión eran "otros tantos curatos" que atendían los frailes del Convento de San. Carlos (San Lorenzo), quienes además se ocupaban en ese momento de atender a los colonos de Esperanza y San Carlos.<br />Tras un breve interregno del Cngo. José María Velazco, fue designado obispo del Litoral el santafesino José María Gelabert y Crespo, quien tomaría posesión de la sede paranaense el 1º de octubre de 1865, ocasión en que la vecina capital celebraba a su Patrona la Virgen del Rosario. El nuevo obispo comenzaba una labor pastoral que se extendería a lo largo de tres décadas y en la que la feligresía de su vasta diócesis conocería de su preocupación y solicitud por las almas.<br />La obra de Mons. Gelabert y Crespo en el Litoral argentino, en general, y en el ámbito de nuestra provincia, en particular, podemos sintetizarla en cinco grandes aspectos: visitas pastorales, construcción de templos y capillas, erección de capellanías, defensa de la doctrina y derechos de la Iglesia frente a los ataques del liberalismo y formación del clero propio o "nacional".<br />Durante su episcopado, la provincia de Santa Fe sufrirá una tremenda transformación en el plano político, poblacional y eclesiástico debido en gran medida al proceso colonizador y al establecimiento de miles y miles de inmigrantes en nuestro territorio.<br />La mayoría de los nativos se dedicaba a la ganadería, la función pública y la milicia en tanto los inmigrantes se abocaban a una agricultura aún en pañales.<br />Para 1895, el gobierno provincial ejercía un dominio real sobre los 132.500 km2 que conformaban su territorio, en tanto la población fuertemente cosmopolita alcanzaba a los 397.188 habitantes. Para entonces, la provincia había sido dividida políticamente en 18 departamentos y sus habitantes se distribuían en 260 centros de población, dedicándose mayoritariamente a la agricultura, el comercio, el transporte ferroviario o actividades conexas, con una o todas las actividades señaladas.<br />La Iglesia no había quedado al margen de este proceso y en 1896 había 8 parroquias, 79 iglesias (muchas de las cuales hacían las veces de parroquias), 12 capillas y 10 oratorios, además de varias decenas de sacerdotes italianos, españoles y egresados del Seminario Conciliar.<br />Tal la importancia de esta nueva Iglesia para los santafesinos a la que dejamos de pertenecer en 1897 con la creación del Obispado de Santa Fe.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-86503849238006193072008-08-16T13:24:00.000-07:002008-08-16T13:26:56.647-07:00MARIA DE LOURDES DEL SANTISIMO SACRAMENTO. Sierva de Dios(en el siglo Mayorina Josefa Para Scaglia),<br />religiosa de la Congregación de Religiosas del Verbo Encarnado <br /><br />Rasgos biográficos - Detallado<br /><br />Mayorina Josefa Para Scaglia nace en la localidad de Carlos Pellegrini, provincia de Santa Fe, arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, el 13 de junio de 1900, festividad de san Antonio de Padua, en el seno del hogar formado por los inmigrantes italianos Juan Para y Maggiorina Scaglia, siendo la tercera de siete hermanos. Recibe el sacramento del bautismo en la iglesia San Agustín de la localidad de Carlos Pellegrini. <br /> <br />Trabaja en la tareas rurales junto a sus padres y cuando su familia se traslada a la ciudad de Gálvez, se desempeña como modista pantalonera y con este fino trabajo puede ayudar económicamente a su familia.<br /><br />En el año 1931, precisamente el 6 de junio, junto con un grupo de señoras y señoritas, es socia fundadora de la institución Apostolado de la Oración, siendo la primera asociación de laicos de la parroquia Santa Margarita de Escocia de la ciudad de Gálvez.<br /><br />El 19 de abril de 1932, a la edad de 31 años, ingresa al monasterio del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento de la Orden del Verbo encarnado en la citada población.<br /><br />La Orden del Verbo Encarnado nace en Francia, en el año 1625, por inspiración y mandato del mismo Señor Jesucristo a la venerable sierva de Dios Jeanne (Juana) Chézard de Matel. El mismo Jesús, Verbo encarnado, le señala en diversas revelaciones, los colores blanco y rojo del hábito a vestir, el nombre de la nueva orden y el signo o monograma, en color azul, que deben llevar sobre el escapulario del hábito: una corona de espinas, dentro de la cual están las letras JHS, debajo un corazón con los tres clavos y las letras Amor meus.<br /><br />La Orden languidece en Francia a causa de la revolución francesa. Se restaura en territorio francés en el mes de octubre de 1816 y se consolida en el continente americano, teniendo las primeras fundaciones en el estado de Texas, de los Estados Unidos de Norte América. En el año 1896 se extiende a la república de México y en 1929, como consecuencia de la persecución a la Iglesia por parte del gobierno mexicano, llega a la Argentina para fundar en la diócesis de Santa Fe de la Vera Cruz. <br /><br />Monseñor Juan Agustín Boneo, obispo de Santa Fe de la Vera Cruz, les abona el viaje y se ubican en la localidad de San Genaro pasado luego a la ciudad de Gálvez y finalmente en 1936 se trasladan de modo definitivo a la ciudad de Rosario.<br /><br />Esta congregación tiene como espiritualidad dar a conocer al Verbo Encarnado, profundiza las Sagradas Escrituras, solemnizar las fiestas litúrgicas propuestas por el calendario eclesial y la adoración del Santísimo Sacramento. La tarea a desarrollar es la educación.<br /><br />La señorita Mayorina Josefa Para Scaglia viste el hábito de la Orden del Verbo Encarnado el 11 de febrero de 1933, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, en la ceremonia de vestición cambia el nombre de bautismo por el de Sor María de Lourdes del Santísimo Sacramento. Es la primera joven argentina que ingresa a la Orden.<br /><br />El 27 de febrero de 1934 hace la primera profesión de votos temporales por tres años en la iglesia parroquial Santa Margarita de Escocia de la ciudad de Gálvez y el 13 de julio de 1937 hace la profesión perpetua en la ciudad de Rosario.<br /><br />En la comunidad de Rosario desarrolla toda su vida religiosa desempeñando las tareas de despensera, cocinera, encargada del comedor, enfermera, portera, maestra de párvulos y encargada de las alumnas pupilas mientras existía el internado. Nunca ejerció el oficio de superiora en la comunidad.<br /><br />En toda su vida de consagrada al Verbo encarnado se conforma tranquilamente con lo que la Providencia le proporciona. Usa lo indispensable para las necesidades diarias. No acumula cosas y todo lo utiliza en conformidad y con simple dependencia de sus superioras o de la comunidad.<br /><br />La sierva de Dios María de Lourdes nunca sale fuera de la Argentina ya que toda su vida de religiosa la desarrolla viviendo en la localidad de Gálvez o en la ciudad de Rosario, de este modo conoce y convive con religiosas de origen mejicano adaptándose a su estilo y costumbres de vida.<br /><br />Siempre tuvo en su oración un lugar preferencial el rezar por las vocaciones y por ello pidió al Señor la gracia de poder ver a una religiosa argentina en la comunidad antes que falleciera.<br /><br />No conoce la vanidad ni la ostentación. Con su modestia y paciencia, con su humildad y sencillez, siempre está presente en los actos de la comunidad comunicándose con su actitud de acogida y escucha.<br /><br />A pesar de su edad avanzada, en los últimos años, como cuando tiene más fuerzas y salud, está atenta y pronta a servir a las hermanas aún cuando algunas por su trabajo y estudio, llegan tarde a cenar.<br /><br />Su caridad, su abnegación y su espíritu de sacrifico demuestran la profundidad de su amor por vivir en la vida religiosa sus esponsales con Jesús, el Verbo Encarnado.<br /><br />Atiende a los pobres que golpean la puerta: todas las tardes le entrega a un mendigo mate cocido y alimentos para un día, siempre lo atiende a la misma hora y como una gran coincidencia el mendigo se llamaba Jesús.<br /><br />Todos los años, en el aniversario de la independencia de la república de México se levanta más temprano para adornar el comedor con los colores de la bandera que cobija a sus hermanas religiosas.<br /><br />Lleva una vida humilde y oculta al servicio pleno de toda la comunidad y de cuantas personas pasaran por la puerta del colegio. Aunque su vida religiosa estuvo plena de sus múltiples tareas, siempre tuvo tiempo para acompañar a Jesús sacramentado presente en el Sagrario, por esta actitud contemplativa las alumnas la recuerdan como “la Hermana del Sagrario”.<br /><br />Pudo celebrar con gozo las bodas de plata en la vida consagrada y su místico esposo le concedió la gracia de vivir sirviendo y obedeciendo a los demás, con sencillez y alegría, a lo largo de cincuenta años. Las bodas de oro en la vida religiosa lo celebra en la comunidad, en la reunión, tenida luego de la santa Misa de acción de gracias, sonríe llena de júbilo y con una gran sonrisa en los labios corta la torta del festejo.<br /><br />Profesa profundo amor a la Eucaristía y al Sagrado Corazón de Jesús como expresión del Verbo Encarnado. Tiene sólida devoción a la santísima Virgen María en su misterio de la Inmaculada Concepción. Antes de ingresar a la vida religiosa junto con sus hermanas había donado una imagen de la Inmaculada Concepción al templo parroquial Santa Margarita de Escocia de la ciudad de Gálvez. Una singular predilección por san José le hace decir “quisiera ser como el Niño Jesús para poder tener como papá a San José”.<br /><br />El poder vivir en paz, conservar la dulzura de corazón y el poder servir a tan variados caracteres que pasaron por la comunidad durante sus cincuenta y cuatro años de vida religiosa, son fruto de su íntima unión con Dios, uno y trino, y de su fidelidad a la oración, de una sencilla confianza en la ternura de Dios Padre, del entendimiento de lo que es el amor, de la fe y la esperanza fundada en Jesús, el Maestro de Nazaret y de la humildad a prueba del prójimo.<br /><br />Con el mismo espíritu de fe recibió , amó y respetó a sus superioras, por diferentes que éstas hayan sido. Con callada y amable servicialidad atiende a cada una de las hermanas de congregación. Sus atinadas, escasas y prudentes observaciones siempre son encaminadas al bien de la comunidad.<br /><br />Su deseo de no molestar a quienes consideraba ya bastante cargadas de trabajos o debilidades, la fortalece para el dar el paso final. Su suave sonrisa y todo sus detalles de bondad son en ella signos de un Evangelio de bondad, comprendido y vivido plenamente.<br /><br />El día de su muerte deja la comida preparada y el vaso de leche listo para una religiosa. Al sentir un dolor de estómago toma un pocillo de café con otra religiosa. Luego al tener un dolor más fuerte en el brazo y en el pecho pide permiso para acostarse.<br /><br />La madre superiora inmediatamente se acerca a su cama y comienza a rezar la jaculatoria Sagrado Corazón, en Vos confío, mientras la cubre con una liviana colcha, pues tiene chuchos de frío. Al taparla en dos oportunidades, la sierva de Dios María de Lourdes pronuncia sus últimas palabras “muchas gracias”.<br /><br />El 6 de junio de 1988 repentina e inesperadamente fallece, con fama de santidad, en la comunidad de las religiosas del Verbo Encarnado, ubicada en la calle La Paz 526, de la ciudad de Rosario.<br /><br />Sus restos mortales son velados en la capilla de la comunidad siendo sepultados en el panteón de las Religiosas del Verbo Encarnado ubicado en el cementerio El Redentor de la ciudad de Granadero Baigorria, provincia de Santa Fe y arquidiócesis de Rosario. <br /><br />El 10 de abril de 1999 los restos son trasladados al cementerio Del Salvador de la ciudad de Rosario.<br /><br />El 6 de abril de 1999, con la presencia de la Madre Marta Patricia Ochoa Maldonado, superiora general de la congregación de las Religiosas del Verbo Encarnado, en la sede del arzobispado de Rosario se abre oficialmente la causa de beatificación y canonización de la Sierva de Dios María de Lourdes del Santísimo Sacramento.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-3171964226678712512008-08-14T08:50:00.000-07:002008-08-14T08:55:55.894-07:00FRAY ERMETE CONSTANZI. Misionero Franciscanos. (1829 - 1898)Nidia Orbea de Fontanini (Lectura y síntesis)<br /><br />Nacido en 1829, llegó a la Argentina el fraile franciscano “Hermete Costanzi” según el primer registro de sus datos y luego es identificado como Hermete o Ermete Constanzi o Ermete Constanze CFM.<br />Fray Constanzi se radicó en la provincia de Santa Fe; fue misionero franciscano del Colegio Apostólico de San Carlos – “Convento de San Carlos”.<br />En 1864, en San Javier, comenzó su labor evangelizadora con grupos tobas y mocovíes, aprendió a hablar en sus lenguas. <br />Dos años después, el gobernador Nicasio Oroño convencido de que “el ganado embrutece y el arado civiliza” como lo reiteró en distintas circunstancias, había “previsto que a diecisiete leguas al norte de San Javier, en el paraje ‘Pájaro Blanco’ se instalara la colonia suiza proyectada por el señor Constant Willart”.<br />“En ese tiempo, el Departamento Topográfico estaba desarrollando una ardua labor como lo reconoció el gobernador Oroño: ‘el plano de la Capital se halla terminado, el libro de extractos de los terrenos vendidos por el Gobierno desde 1857 hasta 1864, el registro de títulos revalidados, el arreglo del archivo de la extinguida Junta de Temporalidades y el registro gráfico de la Provincia está muy próximo a terminarse’.” <br />El perseverante franciscano seguía desarrollando su labor apostólica y de acuerdo a lo dispuesto por el gobernador Oroño, los indios que estaban en las reducciones serían “colonos”, trabajarían en agricultura.<br />Así fue como se creó el Pueblo y Colonia Indígena de San Javier y era necesario empezar a trabajar en la construcción del templo. <br />El Padre Constanzi mientras continuaba su prédica como catequista, hacía lo que fuese necesario, tanto era albañil como carpintero, herrero o peón. <br />También han destacado que en el año 1868, el fraile Constanzi sorprendió a “un malón” cuando estaban robando. Detuvo al temible cacique Salteño y a su tribu, trasladándolos hasta Dolores, cerca del Fortín San Martín donde permaneció con 474 hermanos, quienes aceptaron la doctrina católica. <br />Sabido es que había organizado la “Reducción de San Antonio”, distante un kilómetro de Las Toscas y allí convivió junto a 419 indígenas mocovíes y tobas.<br />En esas circunstancias, el coronel Obligado fue padrino de bautismo de Mariano Salteño.<br />Desde entonces, tuvo una relación positiva con las autoridades recibiendo favores de tierras a cambio de proselitismo político. <br />Una situación semejante se generó con el cacique Mariano López que controlaba a las tribus de San Javier.<br /><br />En aquel tiempo, en 1884 el Coronel Manuel Obligado estaba recorriendo la zona de los montes chaqueños con el propósito de ver cómo mejorar la protección de los colonos ante los rápidos avances de diversas tribus. Se encontró con Fray Constanzi trabajando con tales familias tobas y fue entonces cuando el Coronel decidió fundar en San Antonio de Obligado, un cuerpo auxiliar militar con funciones de policía e integrado con algunos de esos pobladores. Desde ese momento, el Fraile debió trabajar junto a “un oficial de carrera” y fácil es imaginar cómo cambiaron las relaciones interpersonales porque se comenzó a exigir una disciplina estricta que fue generando más y más violencia, que no se manifestaba por temor a los castigos.<br />Así fue como el 7 de marzo de 1877 -según han relatado-, a las tres de la madrugada, el total del regimiento indígena -aproximadamente 150 personas-, se sublevó y al primero que mataron fue al mayor de línea Marcos Piedra, luego al sargento Cleto, un indio de la reducción que era cacique de la tribu Yacomoretá. <br />Robaron lo que sería útil para seguir con sus defensas o asaltos y matanzas: carabinas Remington, sables, lanzas y reiteraron que aproximadamente seis mil tiros... <br />Continuó la rebelión ese día y luego en dos enfrentamientos se provocaron más muertes. <br />Por eso, es rememorado como “el día de la triple desgracia”. <br />Su fecunda labor educativa...<br />Fue maestro de escuela y eficiente agrónomo si era necesario promover el trabajo en huertas y chacras. <br />Vivió en la región chaqueña durante treinta y siete años y también desarrolló su misión pastoral en las Colonias de Helvecia, California, Francesa; en las localidades de San Javier, Romang y Pájaro Blanco. <br />Sabido es que “el misionero Constanzi rezó su primera misa en Las Toscas el 22 de julio de 1884 y abrió las puertas de la primera escuela; en ella formó unos cuantos jóvenes para la docencia y los acompañó hasta Santa Fe para que rindiesen examen de preceptores. El Dr. Mariano Quiroga siendo Director General de escuelas, les hizo entrega de los diplomas habilitantes y nombró al franciscano Constanzi subinspector ‘ad honorem’ en la sección 6, desde el arroyo del Rey hasta Florencia, en una extensión de treinta leguas.”<br /><br />Testimonios acerca de su asesinato...<br />La perseverante esperancina residente en la capital federal, poeta y escritora Gloria von Mende Viroglio -más conocida como “Gloria de Bertero”, rememorando parte de la vida de su abuela Luisa Bruhn Wagner de von Mende, destacó que su padre Pedro Bruhn conoció accidentalmente a Carlos Víctor Vicente Walter von Mende y que “viendo la capacidad del ‘alemancito’, le propone llevarlo a su casa como educador de sus hijos. Con el tiempo Carlos se enamora de Luisa y se casa con ella el 7 de junio de 1892 en Las Garzas, Departamento General Obligado.” <br />Expresó Gloria que “de este matrimonio nacen 17 hijos. <br />Luisa se hace educacionista al lado de su esposo. <br />El profesor Mende comienza la docencia en Las Garzas en el año de su casamiento. <br />Luisa acompaña en los traslados a su marido como esposa y educadora.”<br /><br />Destacó luego que Luisa Bruhn de von Mende “en Las Toscas contribuye con otras mujeres al arreglo de la iglesia, donde ejercía el sacerdocio, el padre Ermete Constanze C.F.M. Una mañana al entrar al templo, ven manchas de sangre frente al altar, las siguen y encuentran al sacerdote degollado, detrás del mismo. Busca Luisa a su esposo quien con otros vecinos hallan a los culpables. Unos criollos denuncian a los autores del hecho. Los encuentran, y la policía los coloca en un cepo -costumbre de la época-. Observan que uno de ellos mastica un papel. Se lo sacan y hallan escrita en él la orden de degollar al Padre Constanze, con la firma del caudillo de entonces, Francisco Layana. Motivo: el Padre Constanze defendía a la gente del campo que era explotada por los terratenientes. <br />Distintas crónicas han aportado más datos y en síntesis, que el 4 de enero de 1898 fue a visitar a un enfermo y cuando regresó a la primitiva capilla de esa localidad, murió en forma instantánea al ser golpeado con el caño recortado de un Remington. Con saña, el asesino lo degolló y trasladó el cuerpo hacia otro lugar del salón, revisó sus bolsillos y todos los muebles en busca de dinero.<br />Han reiterado que nada encontró y lógicamente, huyó.<br />También han escrito que de acuerdo al posterior testimonio del cacique Miguel, se tramó una historia involucrando a los aborígenes aunque lo habían matado algunos oficiales de la guarnición.<br /> <br />En otra crónica destacan que entre los vecinos señalaron al criminal y al instigador de ese asesinato. Como suele suceder aún a comienzos del siglo veintiuno, de acuerdo a lo expresado por el Padre Pedro Iturralde a principios de la década del ’30, ninguno fue penado por la Justicia. <br />En las últimas décadas, han difundido más información acerca del noble franciscano.<br />La historiadora Bilma Edie Fiant, desde el Semanario Ocampense, rememoró el origen del primer templo católico en Villa Ocampo y destacó que “con planos del Ingeniero Olof Torsk”, en 1885 comenzó la construcción frente a la entonces “Plaza de las Palmas”, actualmente “Plaza Belgrano”. La descripción que la historiadora hace acerca de ese templo, es un esbozo que con imaginación puede transformarse en un cuadro virtual con distintos matices: <br />“Estaba formada por diez metros de frente y veinticinco de largo, tenía una espaciosa portada y en la parte media superior se elevaba la torre, cuyo extremo terminaba en un cono perfecto.<br />El piso era de baldosa formando un fino mosaico, las paredes pintadas al óleo y a los costados cuatros ojivas con su correspondiente cristalería de colores que se reflejaban en el altar mayor, dando al recinto un suave colorido.<br /> Es de suponer que cuando se hace cargo de la parroquia de la colonia, en 1885, el padre Pedro José Trongé tanto la iglesia como la casa parroquial estaban casi terminada, puesto que el padre residía en Ocampo y además tenía bajo su cargo la dirección de las escuelas.<br />El libro de Acta Nº 1, comienza el dos de marzo de dicho año con el fallecimiento de don Emilio Bouvier, natural de Francia. La iglesia originariamente se denominaba con el nombre de Santa Rosa de Lima, Patrona de América, imagen que la señora María Adela, esposa del fundador encarga al padre Francisco Lapitz, párroco de la iglesia San Juan de Buenos Aires; no se conoce el motivo por el cual en su lugar llega la imagen de la Inmaculada Concepción, ya que los materiales a utilizarse tenían el membrete de Santa Rosa de Lima. El 9 de mayo de 1886 se inaugura la iglesia, siendo madrina la Sra. Gabriela Rochebrunrn de Riffard. <br /><br />En 1888 luego de dos años se aleja de la colonia el padre Trongé quedando la atención espiritual, al igual que en 1884 a cargo del Mártir del Norte, Fraile Ermete Constanzi hasta 1891, fecha en que se hace cargo el Padre Samuel Papín, quien también reside en la colonia hasta 1896, donde vuelve atender a los feligreses de Ocampo el fraile Constanzi, hasta su asesinato ocurrido en 1898.” <br /><br />Sabido es que el inquieto e inquietante Padre Leonardo Luis Castellani, sacerdote jesuita que intentaron separar de la Compañía de Jesús, destacado periodista y escritor, reflejando la vida de Fray Ermete Constanzi creó el personaje “Padre Metri” generado tras otra mirada sobre la historia y a la vez casi una ficción literaria que algunos han reconocido como “su sabueso clerical”.<br /><br />2001: más señales...<br />En la primera semana de julio, desde “Radio Amanecer”, el periodista Víctor Prandina informó que en la capilla de San Antonio, durante un acto presidido por el Administrador Diocesano Padre Efrén Agretti, “el Círculo Católico de Obreros de Avellaneda, el municipio de esta localidad y la comunidad toda, tanto de Avellaneda como de la localidad de San Antonio de Obligado se sumaron al acto de la presentación formal de la Solicitud de Canonización del P. Fray Ermete Constanzi”...<br />En distintas localidades suele ser recordado por su generosidad y perseverancia y tras sucesivas iniciativas impusieron su nombre a:<br />Biblioteca Popular “Fray Remete Constanzi”. Sede en Manzana 26 s/n. en Santiago del Estero.<br />Escuela Nº 6107 “Fray Ermete Constanzi” de San Antonio de Obligado.<br /><br />El 2 de diciembre de 2004 informaron que se impuso el nombre “Avenida Fray Remete Constanzi”, al tramo de la Ruta Nacional Nº 1 en la intersección con la calle 27 (Cortada Barreto).Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-47454320681506239752008-08-13T15:42:00.000-07:002008-08-13T15:44:54.994-07:00UN SANTAFESINO HISTORIADORGUILLERMO FURLONG sj<br /><br />Leoncio Gianello<br />Guillermo Furlong nació en la provincia de Santa Fe, en la ciudad de Villa Constitución, e126 de junio de 1889. Hizo sus estudios primarios en el Colegio Británico de Rosario de donde pasó a la ciudad de Santa Fe al Colegio de la Inmaculada Concepción de los Padres Jesuitas. El muchacho de apenas trece años admiraría en el viejo patio de los naranjos la encendida estrellería de la noche santafesina en aquel barrio sur, uncioso de recuerdos donde las diamelas de las verjas labradas parecían sostener coloquios de blancura con los azahares del patio colonial…<br /><br />Muchos años después escribiría un libro sobre la Virgen de los Milagros, la Virgen del sudor milagroso que allí se venera, y posteriormente aún, su monumental Historia del Colegio de la Inmaculada en cinco volúmenes. Es que siempre estuvo aquel Colegio en el hondón de sus recuerdos.<br /><br />Del Colegio de la Inmaculada el niño pasó a Córdoba, donde ingresó en la Compañía de Jesús, y poco tiempo más tarde fue a España a completar sus estudios- Cursó en Tortosa ciencias físicas y especulativas y comenzó sus investigaciones históricas. En 1911 se trasladó a los Estados Unidos de Norte América donde siguió estudios superiores en el Woodstock College de la Universidad de Georgetown, y de paleografía en la Congreso Library.<br /><br />Al regresar a Buenos Aires ejerció la docencia en el Seminario Pontificio y en el Colegio del Salvador: latín y griego fueron materias a su cargo en el primero de esos institutos, e inglés e historia argentina en el segundo. Desde 1917 es ya infatigable su trabajo en los archivos. El recordaba que un sacerdote y una revista casi olvidados: el Padre José Ignacio Yani y la revista De Nuestra Historia habían por aquel entonces, reforzado su vocación.<br /><br />Investigó en casi todos los archivos del país, incluyendo muchos de ellos particulares, yen sus viajes a Europa estudió en los ricos repositorios españoles cuando todavía pocos historiadores argentinos habían tomado conocimiento de ellos. Los archivos de Francia, Alemania, Bélgica, la biblioteca de los bolandistas fueron hitos en su paciente labor de estudioso.<br /><br />Los archivos americanos vedan también a este trabajador incansable: Brasil, la República Oriental del Uruguay, Chile, Bolivia y una postrera etapa estadounidense en 1971.<br /><br />Dirigió la revista Estudios, la Biblioteca Mayor del Colegio del Salvador y presidió la Academia Literaria del Plata. Miembro de número de nuestra Academia, fue cofundador y presidente honorario de la Academia de Geografía y perteneció a numerosísimas instituciones del país y del extranjero.<br /><br />Un día de mayo, aquel corazón que había alentado siempre nobles pasiones se rompió bruscamente, y el Padre Furlong senos fue dejando ese vacío tan difícil de ocupar al que con emocionada palabra se refirió el académico Guillermo Gallardo al despedir los restos del colega eminentemente en nombre de la Academia y de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina.<br /><br />Hace poco más de dos siglos y medio, un sabio napolitano publicó un libro que habría de ser cimiento para los que configuraron la historia científica. Es que en 1725, en momentos en que el imperante cartesianismo había determinado evidente menosprecio por los hechos históricos con respecto a los demás objetos del conocimiento, Giambattista Vico reivindica la importancia del hecho histórico. Y la reivindica precisamente por ser realización o acción del hombre, y, como es sabido para el maestro de la Scienza Nuova sólo puede conocer el hombre lo hecho por él, es decir, lo histórico.<br /><br />Huelga exponer, ante tan selecto auditorio, cuál y cuánta fue la influencia del sabio napolitano en la evolución posterior del concepto de la historia, de la historiografía y, sobre todo, de la historiología; y cómo su sentido cíclico de la historia revive en las grandes cosmovisiones postkantianas y en las llamadas "filosofías del devenir".<br /><br />Hemos empezado al hablar de la obra del padre Furlong, con esta referencia a los doscientos cincuenta años de la Ciencia Nueva, porque en Vico se da el esfuerzo ontológico y filosófico de buscar el sentido de la Historia con fe en Dios, -como en el Padre Furlong- es con profunda raíz agustiniana pero concibiendo a la Historia como obra del hombre y por lo tanto con una autonomía que los modernos historiólogos reconocen pero, muchos de ellos, con una desmedida dimensión del hombre y un negador olvido de Dios.<br /><br />El Padre Furlong, nacido para la Historia, como en el mito griego Atenea del cerebro de Zeus armada de todas las armas, fue básicamente un filósofo. Tal vez por eso mismo se alzó el historiador a tanta altura: porque no fue el mero acumulador de datos, el buscador de efemérides, el mitómano del documento, sino que unió al esfuerzo de la investigación, realizada exhaustivamente en archivos nacionales y extranjeros, el fuego creador y comprendió la Historia como lo requiere su jerarquía según las grandes interpretaciones desde Ranke y Broysen hasta Groce y Xiburu.<br /><br />El Padre Furlong tiene el recio basamento que da la frecuentación del Aquitanense y, si por su honda fe no se aparta de la cosmovisión lineal, de la historiografía judeo-cristiana, tiene como Vico la clara concepción de la Historia como quehacer del albedrío del hombre, y, como el pensador napolitano, el concepto de la amplitud del campo de la Historia.<br /><br />Ya este concepto de la amplitud de la historia es el de vigente validez, por lo tanto todo el quehacer del hombre -el Homo Creator de Vico- es objeto del estudio de nuestra ciencia en la que cada día habrá que ahondar más seriamente sobre todo en este tiempo urgido de cambios con una aceleración inusitada del tiempo histórico con relación al tiempo cronológico. Y habrá que ahondar cada vez más profundamente porque acaso no exageró del todo el clásico romano al llamarla Maestra de la vida, ya que ella tiene orientaciones claras para el futuro de los pueblos.<br /><br />El Padre Furlong es el historiador de la cultura de una época que había sido muy poco estudiada por nuestra historiografía clásica, aquella que fuera llamada Época Colonial y posteriormente, y con más acierto, período hispánico, y a la que Furlong llama época de la dominación hispánica.<br /><br />Aquello que para la Edad Media en la periodización de Cellarius fue desconocimiento y subestimación, aquel cuño de "noche de la Historia", de "Edad de las tinieblas" que nos enseñaron los manuales, se acuñó también en falso concepto con respecto a la época de la conquista y el poblamiento en la América descubierta por el afán civilizador y evangelizador de España.<br /><br />Una historiografía interesada, militante, politizada, nacida en la etapa de las luchas entre España -España de la Catolicidad- y los países de religión reformada, dio origen a la leyenda negra adulterando el texto lascasiano e interpolando conceptos preconcebidamente.<br /><br />Uno de los principales aspectos de la lucha esclarecedora del Padre Furlong es precisamente situar en su verdad esa acción de España en el Nuevo Mundo, y situarla con la ajustada exactitud de juicio en el que es tan difícil tan ansiada objetividad. Concebida la historia como ciencia no caben en ella leyendas negras ni tampoco leyendas blancas que hagan de los conquistadores hispanos seres semiangélicos sólo movidos por los más altos intereses y las más nobles pasiones.<br /><br />Es que la verdad -como ya lo señaló el cartabón aristotélico- está a igual distancia de una exageración que de la otra, y esto bien lo aquilataba este historiador que si alguna vez se dejó llevar por lo subjetivo en su refinación de la leyenda negra fue por la indignación que en toda alma noble despierta la injusticia, sobre todo cuando no es la injusticia de la ignorancia sino la injusticia de lo tergiversado maliciosamente.<br /><br />La obra de España en Indias, sobre todo en lo referente a la cultura, la estudió exhaustivamente el padre Furlong y dentro de esa acción cultural destacó la labor realizada por la Compañía de Jesús a la que pertenecia y en la que fue una de las grandes figuras ignacianas.<br /><br />Gesta dei per francos tituló Jacqucs Bongars a su recopilación de crónicas referentes a las Cruzadas; Gesta dei per jesuits pudo denominar el Padre Furlong a su "opera omnia" en la que nos muestra todo cuanto los hombres de Loyola realizaron en estas tierras de Indias en los aspectos múltiples del humano quehacer desde la erudita obra teológica hasta el cotidiano menester del artesano. Porque las ciencias, las artes, la enseñanza, la multifacética gama de la labor humana, pero con evidente predominio de lo cultural, fue tratada por el Padre Furlong en aquella serie de obras bajo el título común de Cultura Colonial Argentina y en un vasto panorama en el que predomina netamente la acción del jesuita.<br /><br />En 1933 publica otra de sus obras señeras: Los jesuitas y la cultura rioplatense, la que amplia con la aportación de nuevas investigaciones en 1946. Tiene recia envergadura su Historia del Colegio del Salvador, donde vivió durante mucho tiempo y fue constante presencia docente. Allí, en su humilde celda, inundada de libros lo frecuentamos más de una vez para encontrarlo siempre entusiasta, siempre alentador, siempre empeñado en poner fin a una obra para dar comienzo a otra, siempre desbordando vitalidad aún en aquellos momentos en que su placer máximo, la lectura, le estaba semivedado y debía recurrir a una gruesa lupa para ver los tipos de medidas normales.<br /><br />Era un trabajador incansable: es que tenía el esfuerzo largo y corto el descanso. Más aún no tenía descanso; era apenas una pausa entre dos acciones y para emprender la obra inmediata. Por eso el resultado es duradero y grande y muchos de sus frutos están dando recién plena sazón porque como maestro auténtico que era arrojó sobre los surcos que roturaba semillas de lento y fuerte brotar.<br /><br />Su cosecha es de multiplicada mies y la sola mención de sus muchas obras y la referencia al más del centenar de instituciones nacionales y extranjeras de las que formó parte, nos llevada largo tiempo en su enumeración.<br /><br />Pero no es en cambio reiterada insistencia, determinar su exaltación de la cultura porque ello es tónica definitoria de la obra de Furlong.<br /><br />Cuando el sábado 24 de junio de 1939 se incorporó el padre Furlong a la Academia Nacional, hizo su presentación uno de los más grandes investigadores argentinos, José Torre Revello, quien al destacar la personalidad y la obra del recipiendario se refirió a los ya entonces numerosos y responsables trabajos del Padre Furlong y dijo: "una sola entre sus tantas obras, la titulada Cartografía jesuítica, le da categoría y jerarquía para figurar en primera fila entre los hombres dedicados al estudio de esa rama de la historia colonial en el Nuevo Mundo"; se refirió a la elaboración de los temas por el padre Furlong "manejando la técnica con sentido del método histórico" y analizó sus trabajos realizados con severidad científica elaborando una historia cada vez más veraz de la acción religiosa desarrollada en nuestro suelo, sin dejar en olvido otros aspectos y en particular los relacionados con la cultura. (1)<br /><br />También destaca que la necesidad de los libros fue sentida por los conquistadores y fundadores de ciudades, considerados como toscos e incultos soldados, sin discriminación, por una intencionada historiografía, y también por los simples soldados como aquel Damián Osorio que si, con buen arcabucero traía consigo el Libro de mano de las reglas del arcabuz, trajo también las Epístolas de Antonio de Guevara (2) en las cuales d cronista del Emperador Carlos V daba respuesta a los personajes que solicitaban su consejo.<br /><br />Se refiere a los pedidos de libros que hicieron los conquistadores del Paraguay sobre los que ha recaído más fuertemente ese rótulo de incultos; documenta también la importación de un rico lote de libros por Alvar Núñez Cabeza de Vaca, hombre de vasta cultura, y refiere ala lista datada en 1540. Ya anteriormente, como es bien conocido, don Pedro de Mendoza, Doliente Adelantado, había traído consigo algunos libros: entre ellos los hondos versos de Virgilio y también la amarga sátira de Erasmo. (3)<br /><br />Analizó también los centros de más alta enseñanza en nuestra América tomando el ejemplo de la Universidad de Córdoba en el concierto de las treinta y tres universidades americanas existentes en la época hispana. Y dijo que: la Universidad no era entonces una institución al margen de la vivencia ciudadana sino enraizada en ella y era el pueblo el que se afanaba por tener en su seno una sede de los saberes máximos y era, por lo general el pueblo mismo, no tan sólo algunos magnates del oro, quien la sostenía con máxima generosidad. (4)<br /><br />Como lo señalara Carlos Heras, el centenario de la Revolución de Mayo sorprendió a la historiografía argentina en plena crisis. (5) Es que las escuelas cientificista y sociológica habían dado de sí los mejores frutos y el árbol parecía falto de savia. Aquel impulso vigoroso de la historiografía de la segunda mitad del siglo XIX estaba detenido; las revistas eruditas donde más de una vez el documento inédito fue revelado, aquellas revistas que dirigieron José Manuel Estrada, Miguel Navarro Viola, Vicente C. Quesada, Andrés Lamas, Adolfo P. Carranza, Paul Groussac, habían dejado de aparecer y la Revista de derecho, historia y letras, que continuaba publicándose, no alcanzó la jerarquía, en lo específicamente historiográfico. Una destacada excepción hubo en aquel año del Centenario el estudio admirable de Joaquín V. González, El juicio del siglo o cien años de historia argentina, publicado en el número de La Nación de homenaje a la Revolución de Mayo.<br /><br />A esa etapa ya ese esfuerzo se incorporó el Padre Furlong y él mismo la calificó de nueva escuela histórica argentina (6) y Juan Agustín García Nueva escuela de la historia argentina. Ella se enriqueció con el aporte del nuevo herramientaje erudito, con el rigor de la critica interna y externa de las fuentes y cumpliendo con las exigencias de la preceptiva metodológica. Ricardo Caillet-Bois, en su enjundioso trabajo Emilio Ravignani, historiador, ha mostrado a través de la tarea del gran investigador el sacrificado quehacer y la rica cosecha de esa etapa. (7)<br /><br />Con la nueva escuela comienza la revisión de la obra de España, labor en la que se destacará el Padre Furlong. Pero si una de las dos grandes vertientes de la opera omnia de nuestro sabio historiador es el análisis de la acción cultural de España y particularmente de los jesuitas en el Río de la Plata, la otra gran vertiente, el otro decisivo aspecto de su labor historiográfica es el estudio de las bases ideológicas de nuestra revolución, sus precursores y el contenido doctrinario y espiritual de Mayo. En este aspecto su labor centró la admiración y también la polémica y su enseñanza trascendió en mucho nuestras fronteras nacionales.<br /><br />Su obra señera en la que se unen esas dos vertientes es sin duda Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata 1536-1810. En ella rebate a los numerosos detractores de la enseñanza filosófica impartida en nuestro territorio, formados en el iluminismo dieciochesco que nutre en general los juicios de la historiografía decimonónica y del positivismo histórico.<br /><br />Furlong demostró a través de los textos, de la distribución de las materias, de la enseñanza impartida por los profesores y de la formación de éstos, cuál era en realidad el contenido y el ámbito de los estudios y analizó cómo en base a generalidades divulgadas desde los tiempos de la Ilustración se había centrado el ataque a la especulación filosófica no utilitaria y a la llamada "infecunda escolástica". Y demostró cómo la escolástica, que había atravesado ciertamente un periodo de decadencia, se había renutrido a sí misma y cobrado vigor, vuelo e impulso.<br /><br />Lo más importante de este libro es que analiza la enseñanza impartida por los jesuitas como bases del pensamiento doctrinario de Mayo, especialmente a través de la luz de Francisco Suárez, El Doctor Eximio, en sus obras que frieron quemadas en Londres por mano del verdugo y por orden de Jacobo 1 de Inglaterra por atacar el absolutismo real como se lo informaba el conde de Gondomar, embajador en Londres, a Felipe III. (8)<br /><br />Analiza la doctrina del Pacto en Suárez, con la Soberanía transferible, y la del Contrato Social de Rousseau con su Soberanía intransferible por ser pacto de los ciudadanos entre sí, y no como en Suárez pacto entre el pueblo y el soberano. Por ello sostiene que "fue el filósofo español y no el filósofo francés quien dio a los hombres de 1810 la llave de oro que habría de abrirles las puertas de la libertad". (9)<br /><br />Numerosos y calificados han sido los defensores de esta tesis suareciana, tanto en nuestro país como en otros de América. y a poco de publicada la obra de Furlong, Víctor Frankl, desde la Universidad de Bogotá, en Colombia, enviaba a la Revista de Historia de América su denso trabajo acerca del jusnaturalismo tomista como fuente del primer plan de Confederación Hispanoamericana, y actualmente es raro el trabajo sobre las fuentes del movimiento emancipador hispanoamericano donde no se reconozca el rico aporte del pensamiento de los grandes teólogos y juristas de España y de Indias, especialmente la doctrina del Doctor Eximio.<br /><br />Ya en esta ruta escribiría reiteradamente sobre el ex jesuita argentino Juan José Godoy al que llamará "Precursor de precursores; sobre Los Jesuitas y la escisión del Reino de Indias; sobre La Revolución de Mayo, los sucesos, los hombres, las ideas; y, como éstas, otras obras, conferencias y artículos sobre la contribución del pensamiento jesuítico en la emancipación. (11)<br /><br />Esta tesis del padre Furlong se ha impuesto definitivamente aunque no en el sentido absoluto con que él la formula. Porque no puede ser negada la influencia del iluminismo en las bases ideológicas de Mayo y es precisamente el mismo padre Furlong quien nos ha comprobado la existencia de los libros donde eran expuestas las Nuevas ideas en las bibliotecas del Río de la Plata durante la dominación hispánica; pero la gran contribución de Furlong a este tema -acaso el más apasionante porque es el parto de la Patria- es dejar sentada la influencia de los jesuitas en la obra emancipadora, influencia hoy reconocida casi sin excepciones. (12)<br /><br />Señoras y Señores:<br /><br />Guillermo Furlong consideraba a la Patria fundamentalmente como un patrimonio moral, como un legado a acrecer y como un mandato a cumplir. Por ello bien pudo hacer suya la sentencia que dijo un día el maestro José Manuel de Estrada con acento de profeta del Viejo Testamento: "La semana argentina aún no ha terminado y el día del resposo está lejano. No queráis apresurar el Sábado porque la obra será mezquina".<br /><br />Y el reverendo Padre Guillermo Furlong trabajó intensa, fervorosamente para que las generaciones argentinas comprendiesen el contenido de sacrificio y de idealismo que surge desde el inicio mismo de la Patria, que no es una expresión territorial sino un vínculo entrañable amasado con amor, con gloria y con dolor. Una herencia que hay que aceptar sin cautelosos beneficios de inventario, con los rubros de su Haber para robustecernos en el ejemplo y las bajas del Debe para saldarlas en la enmienda. La semana argentina aún no ha terminado. . . y él nos dejó la lección y el ejemplo de un limpio, un firme ímpetu creador para un quehacer de días sin reposo que corone en grandeza la semana argentina.<br /><br /><br /><br /><br />Notas<br />1) Incorporación del Académico de Número E. P. Guillermo Furlong Cardiff, 24 de junio de 1939. Discurso del Académico don José Torre Revello. En: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, y. XIII, Buenos Aires, 1940, p. 113 y 114.<br /><br />2) La obra se titula Epístolas familiares y su primera edición fue publicada en Alcalá de Henares en 1592. Su autor, Antonio de Guevara, hoy olvidado, fue famosísimo en su tiempo, a punto tal que su obra Relox de príncipes fue tan leído como La Celestina y el Amadís de Gaula. Con respecto al Libro de mano sobre las reglas del arcabuz, cabe pensar si este libro no habrá servido a los mancebos de la tierra en la Asunción para hacer aquellos arcabuces que al decir de Diego de Pantoja "se tendrían en España por buenos" y que según el factor Dorantes, el alentador de la empresa fundacional de Juan de Garay, 'los hacían aquellos mozos sin haberlos visto hacer sino por relación que les han dado". Cf. EFRAIM CARDOZO, Asunción del Paraguay. En: Historia de la Nación Argentina, publicación de la Academia Nacional de la Historia, 3a. ed. Buenos Aires, 1961, vol. III, parágrafo Los Mancebos de la Tierra; LEONCIO GIANELLO, Estampas santafesinas: En El Litoral, Santa Fe noviembre de 1973, Estampa: Los mancebos de la tierra.<br /><br />3) LEONCIO GIANELW, Historia de Santa Fe, Santa Fe, 1966, 3a. ed., p. 44.<br /><br />4) GUILLERMO FURLONG, La Universidad de Córdoba en el concierto de las treinta y tres univenidades americanas existentes en la época Hispana. En, Cuarto Centenario de las fundaciones de Córdoba y Santa Fe, publicación de la Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1974, p. 25.<br /><br />5) CARLOS HERAS, Discurso de presentación del académico de número doctor Enrique M. Barba. En: Boletín de la Academia Nacional de la historia número XXVII, Buenos Aires, 1957.<br /><br />6) GUILLERMO FURLONG, Conferencia, cit. p. 116.<br /><br />7) RICARDO CAILLET-BOIS, Emilio Ravignani, historiador. En: Boletín de la Academia Nacional de la historia, N XXIX, Buenos Aires. 1958, p. 63.92. En p. 68, al referirse a la metodología de trabajo; dice: "Comenzó el flamante y activo director adoptando por vez primera en la América Latina una técnica especial para los caracteres externos de los documentos y acometiendo también la tarea en su total amplitud, pues consideraba indispensable conocer las riquezas documentales encerradas en los maltrechos archivos del interior del país, para poder así construir una historia argentina y no únicamente porteña (1921)".<br /><br />8) LEONCIO GIANELLO, Las bases ideológicas de Mayo en La Nación, domingo 20 de mayo de 1973, Suplemento literario, p. 1 y 8,y nuestra obra Historia del Congreso de Tucumán, publicada por la Academia Nacional de la historia, Buenos Aires, 1966, p. 113 y ss. FAUSTINO F. LEGON, Tratado de derecho político, t. II, Buenos Aires, 1961; VICENTE D. SIERRA, Historia Argentina.<br /><br />9) FURLONG, op. cit. p. 607.<br /><br />10) VICTOR FRANKL, El jusnaturalismo tomista de Fray Francisco de Vitoria como fuente del Plan de Confederación Hispanoamericanas del doctor José M. de Francia, En: Revista de Historia de América, números 37-38, México. 1954, p. 163-204.<br /><br />11) Trabajo definidor del Padre Furlong es Quién es el precursor de la emancipación americana. En: Revista de Historia Americana y Argentina, t. I, Mendoza, 1956-1937, p. 37 y ss.<br /><br />12) RICARDO LEVENE, Ensayo Histórico sobre la Revolución de mayo y Mariano Moreno, 4a. ed., corregida y ampliada, Peuser, Buenos Aires, 1960 t. I, nota a p. 28, donde destaca esta acción de los jesuitas, especialmente del padre Jean Pablo Vizcardo y Guzmán y Juan José Godoy, y se refiere a los trabajos esclarecedores del Padre Furlong y los historiadores Rubén Vargas Ugarte y Miguel Batllorí. CARLOS ALBERTO PUEYRREDON en: 1810. La Revolución de Mayo según amplia documentación de la época, Buenos Aires, 1933; en la extensa nota a la página 269 al analizar el voto de Saavedra dice que "es eco vigoroso y cabal de las doctrinas de Francisco Suárez referentes a origen del poder" y siguiendo a Furlong enuncia lo que era tema de enseñanza con respecto a la doctrina suareciana.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-32594427088020940802008-08-11T08:33:00.000-07:002008-08-11T08:39:02.675-07:00HACIA LOS 90 AÑOS DE LA PARROQUIA DE GUADALUPESe cumplirán el próximo 19 de setiembre<br /> <br />Hace nueve décadas que los vecinos tienen la posibilidad de profesar su fe en el templo. Habrá festejos, aunque algo empañados por la carencia de fondos para seguir restaurando la basílica.<br />Hace 90 años comenzó a publicarse El Litoral, y al poco tiempo esa novedad empezó a ser acompañada por otra de carácter espiritual: poco más de un mes después del lanzamiento Guadalupe comenzó a tener su propia parroquia, teniendo como sede la basílica construida algunos años antes como destino de peregrinación.<br />"Hay una coincidencia con El Litoral, aunque el diario tiene más días: cumplió el 7 de agosto, y la basílica el 19 de setiembre de 1918 fue erigida como parroquia. Hay que hacer una aclaración: el lugar de culto había comenzado a mediados del siglo XVIII, pero era un lugar de peregrinación, una capilla donde se celebraban los oficios litúrgicos, donde la gente peregrinaba, pero no era una parroquia en la cual se administraran los sacramentos: el bautismo, la confirmación, el matrimonio; o también donde los chicos realizaran la catequesis de preparación para los otros sacramentos", relata Olidio Panigo, actual párroco. Según el sacerdote, "la gente de Guadalupe dependía hasta el año 1918 de la parroquia San Juan Bautista".<br />¿Que está lejos...? <br />Claro. Entonces uno de los argumentos esgrimidos por los fieles de ese momento era la distancia que tenían tanto, para que los chicos acudieran a catequesis como para la celebración de los sacramentos y para la atención de los enfermos: ya que normalmente es el párroco el encargado de atender a los enfermos que están dentro de su jurisdicción. Entonces a ellos les preocupaba el hecho de que algunos enfermos no podían contar con la asistencia espiritual, incluso antes de su muerte en algunos casos por la distancia que tenían. Además los medios de movilidad en aquella época no eran lo que nosotros tenemos ahora.Entonces por eso monseñor Boneo creó la parroquia de Guadalupe el 19 de setiembre de 1918. Lo llamativo, y acá aparece un poco la devoción de monseñor Boneo por la Virgen de Guadalupe, es que él la había puesto como patrona de la diócesis, cuando se creó a fines del siglo XIX, y la parroquia nació el mismo día en el cual él cumplía 50 años de sacerdote: como signo también de la unidad de su vocación, de su ministerio sacerdotal y episcopal con la Virgen de Guadalupe. <br />¿Cuándo estuvo terminado el edificio actual?<br />Antes estaba la capilla que Francisco Javier de la Rosa comenzó a levantar en 1779. En 1904, se colocó la piedra fundamental de la actual basílica; en 1905, empezaron los trabajos (lamentablemente se derrumbó la anterior capilla), y en 1910 se celebró en la nueva basílica. Que por eso era también nuestra preocupación por todas las obras, porque queríamos tenerlas terminadas para el 2010, cuando se cumplan los 100 años de la inauguración de la actual basílica. Lo que pasa es que los plazos de obra son muy grandes, y es muy difícil llegar a cumplir los vencimientos que uno tiene previstos. Y sin plata, más extensos van a ser (risas). <br />¿Cómo van celebrar estos 90 años?<br />Ahora estamos preparando una publicación: la revista de Guadalupe, que sale todos los años, y que va a estar centrada en los 90 años de la parroquia. Va a aparecer su historia, la de algunas de las instituciones que hubo y que ahora están funcionando aquí. Además tendremos la celebración de la misa, recordando los 90 años. También, Dios mediante, contaremos con la presentación del Coro de la Universidad Nacional del Litoral en el contexto de este aniversario. Y también habrá una cena, un festejo, para que después de la misa nos reunamos a compartir la mesa.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6693622504014238049.post-789881386675150062008-08-11T08:23:00.000-07:002008-08-11T08:26:13.324-07:00POR LA SEÑAL DE LA CRUZClaudia Carletti, Raquel Cattaneo y Alejandra Combina<br /><br /><br /><br />“El Patrimonio Cultural de un pueblo comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir, las obras materiales que expresan la creatividad de ese pueblo; la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte, los archivos y bibliotecas”.<br />Conferencia Mundial de la UNESCO. 1982.<br /><br />LA RELIGIOSIDAD EN SAN VICENTE<br /><br />Con el objetivo de rescatar la memoria colectiva de un pueblo, iniciamos esta investigación con la idea de brindar un aporte más a lo que ha sido la epopeya gringa en nuestra localidad y la zona.<br />Nos interesaba descubrir de qué manera se habían llevado a cabo las prácticas religiosas entre los primeros pobladores, convencidas de que los inmigrantes venían a estas tierras tras un ideal de progreso, sacrificio y esfuerzo pero trayendo como única arma la cruz y su fuerte doctrina cristiana.<br />Teníamos conocimiento de las capillas de la zona urbana y rural por los relatos orales que algunos familiares nos habían contado.<br />Cuando comenzamos a investigar, descubrimos que la temática inmigración - religiosidad tenía escasos o nulos antecedentes y en ese ir y venir de búsqueda de datos, comprendimos que la historia, las letras y las artes nos permitirían abordar la temática de un modo integral e interdisciplinario, sin desdeñar lo religioso y eclesial.<br />Desde siempre el hombre ha necesitado un lugar determinado donde reunirse para dar culto a Dios. Los templos son la respuesta a esta necesidad. Grande o pequeño, el templo es un llamado hacia el cielo, es un lugar al que el hombre se retira, de vez en cuando, para encontrarse con Dios y hablarle en el silencio. Es también el lugar donde la comunidad se reúne para dar culto a Dios, fortalecer su fe y estimular su caridad.<br />Antes de la colonización gringa, esta zona estaba prácticamente deshabitada, pero el aporte espiritual ya había llegado a nuestro suelo a través de la acción conquistadora y evangelizadora de España, organizando obispados y capillas en los distantes centros de población.<br />Apenas promulgada la Constitución de 1853, comienza el proceso de inmigración que va a crecer rápidamente y es aquí que la figura de José Bernardo de Iturraspe, como colonizador merece una mención especial dado que se entregó a la empresa de fundación de poblaciones, entendida tal como el acto administrativo que sienta las bases para que se constituyan, legítimamente, una colonia o un pueblo nuevo. <br />A fines del siglo XIX, toda América recibió inmigrantes. Pero ningún país recibió tantos como la Argentina en relación con su población local. <br />Hacia julio de 1883, llegan a esta zona los primeros pobladores de San Vicente, inmigrantes de procedencia italiana, en su mayoría piamonteses y lombardos, que se radicaron en tierras que José Bernardo Iturraspe y José Gálvez libraban a la agricultura, quienes fueron piedras vivas de la Iglesia de Dios. Trajeron la riqueza de su fe que había nacido en Marene y en tantos pueblos de la provincia de Cuneo como Bagnolo, Villa Solaro, Barge, Cavallerleone, Savigliano, Cavallermagiore, etc. <br />Junto a su escaso ajuar portaban devocionarios, libros de misa, estampas, cuadros. Signos claros de la riqueza de su fe.<br />Y ya desde su nacimiento, el nombre del pueblo surgiría de una tradición italiana: bautizarlo según la fecha del natalicio de un santo, en este caso, de San Vicente de Paúl.<br />Se levantan los primeros ranchos de paja y barro; de esta manera, los muros cobijan la familia, el amor, los sueños, las angustias y alegrías. Todo lo vigila el amor de Dios, cada momento consagrado a la tierra, cada instante de reposo y la convivencia de las generaciones que se van sumando bajo un mismo techo rústico, edificado con la solidez del esfuerzo.<br />Hacia 1885 se hace la demarcación de la plaza y comienza lentamente a levantarse alrededor de ella lo que sería más tarde la planta urbana.<br />Con el tiempo, la vida se multiplica en proles numerosas y se ve la necesidad de poner esas vidas bajo los ojos del Señor a través del Sacramento del Bautismo. Además, la lectura de los Evangelios y el rezo nocturno y solitario con reminiscencias itálicas se van ligando para que los pobladores crean que es tiempo de tener un templo: el templo de Dios.<br />Así, son los primeros pobladores los que harán los ladrillos y comenzarán la construcción de la iglesia parroquial. A los cuatro años ya estaba construida la primera capilla.<br />El 12 de diciembre de 1904 fue erigida en Parroquia por el señor Obispo de Santa Fe, bajo la protección de la Santísima Virgen del Carmen y San Vicente de Paul.<br />Enlazadas a ese paisaje primigenio rural aparecen las capillas chacareras, guardando los agradecimientos de los primeros colonos, o custodiando la siembra o logrando, con su sola presencia, la reunión de las familias cada domingo.<br />Cada una de las capillas cuenta una historia de sacrificios, inclemencias y fundamentalmente de fe, esa profunda fe que marcó los destinos de las familias piamontesas unidas por el amor a la tierra, al trabajo y la devoción a Jesús, la Virgen María y los Santos. Esas familias que dejaron su tierra con la preocupación de si encontrarían o no un sacerdote o un templo en estos lugares inhóspitos para poder seguir con sus devociones, sabiendo que el rezo les daría las fuerzas necesarias para continuar luchando y que en la señal de la cruz se reconocían como hermanos en este nuevo destino.<br />La religiosidad en el seno familiar del contexto rural se materializaba a través de un santuario con las imágenes del Sagrado Corazón, el Cristo Crucificado, La Virgen María, San Antonio, San Grato, Santa Rita, o en algún pequeño relicario traído entre las pertenencias de los colonos. El escaso alimento diario llegaba a la rústica mesa previa bendición y por la noche, antes del reposo, se agradecía por lo vivido.<br />La práctica ancestral de las tradiciones religiosas se fueron transmitiendo de generación en generación; los colonos, identificados por su común condición de habitantes de instrucción elemental encontraron en la Religión Católica y en particular en la Pasión de Cristo y su infortunio, un destino humano y social similar.<br />La falta de centros de población cercanos y de templos para las prácticas religiosas, se agravaba por el hecho de que la política de colonización apuntaba a la ocupación de la vasta planicie para dedicarla a la agricultura y no a la creación de pueblos con los servicios esenciales.<br />La vida religiosa de los primeros colonos fue difícil, dado que en los primeros años no había en estas tierras un sacerdote permanente. La mayoría de los pobladores eran sumamente católicos y esto les hizo arbitrar los medios para contar en forma periódica con un sacerdote que dijese misa.<br />La historia de nuestro templo parroquial comienza en el año 1885, poco tiempo después de establecidos los primeros pobladores. Éstos sintieron verdadera necesidad de construir un templo y como ya dijimos, con sus propias manos, fabricaron los ladrillos para tal fin. Erigieron una capilla, en el mismo solar que hoy ocupa la Iglesia, y en 1887 celebraron la toma de posesión del primer Capellán Pbro. Cayetano Rípoli.<br />Constan en actas los bautismos y casamientos efectuados en el mes de octubre de ese año. Con orgullo los vecinos manifestaban al señor Obispo de Santa Fe en 1899 que “la Iglesia de San Vicente era la más antigua de todos los pueblos vecinos”..<br />Entre 1890 y 1918 se suceden varios sacerdotes sin que ninguno de ellos permaneciera demasiado tiempo en la localidad, siguieron al padre Rípoli: el Pbro. Francisco Acheta (1890), Pbro. Jorge Rossi (¿?/1898), Pbro. Santiago Alessio (1902), Pbro. Gumersindo Arias (1903/1906), Pbro. Antonio Milessi (1906), Pbro. Domingo Ugolini (¿?/1915), Pbro. Angel Gritti (1915 / 1916), Pbro. Secundino Lezaun (1916), Pbro Juan Canellas (1917/ 1918)<br />A comienzos de 1918, el Pbro. Nazareno Ciriaci Prósperi se hace cargo de la parroquia, permaneciendo nueve años e imprimiendo un sello de gran movimiento espiritual y material en el campo de sus actividades apostólicas.<br />Realiza la restauración del templo, levanta el campanario y la casa parroquial, funda la Congregación de Madres Cristianas de Santa Ana y San Ramón, de Hijas de María de Lourdes. Manda colocar el altar mayor y el del Sagrado Corazón de Jesús, entre muchas otras obras.<br />La antigua capilla fue remozada en 1920: se colocaron los altares y se finaliza el campanario en donde se ubican tres campanas; las mismas fueron fabricadas en San Carlos Centro y donadas por vecinos.<br />Sin embargo, este esfuerzo no fue suficiente para evitar el deterioro de la vieja construcción, por lo cual, en 1924, se solicita la autorización para la reedificación de la Iglesia, y consiguiéndose la aprobación, que además bendice la iniciativa, se dan comienzo a las obras, concluyéndose las mismas en 1925. Los vecinos y el propio párroco apoyaron con dinero toda esta labor.<br />El 19 de julio de 1927, víspera de la festividad de San Vicente de Paúl, fallece don Nazareno Prósperi. Al año siguiente fue designado párroco el Pbro. Luis Rota , quien durante más de 27 años estuvo al frente de la parroquia.<br />Este sacerdote supo mostrar lo que pueden hacer la fe y la caridad hermanadas, aún en momentos cruciales para la población, el país y el mundo.<br />Introdujo mejoras edilicias: el 25 de diciembre de 1929 inaugura la puerta cancel (fabricada por Savoré Hnos.) y se revocó el campanario y el frente del edificio (trabajo realizado por los constructores Patris y Ollero).<br />En 1955, al fallecer Don Luis Rota, se hace cargo de la parroquia el Pbro. Alejo Depetris, quien paralelamente a su profunda misión espiritual, desarrolló una importante labor material a lo largo de más de 32 años .<br />Se inició la construcción de un nuevo tapial con verjas alrededor de los baldíos lindantes y de la casa parroquial, y de una vereda en todo el frente. <br />Se trabajó en la que es hoy nave este: se levantó el techo de la construcción ya existente, elevando la altura de las paredes y se coloca techo de material cubierto de tejas. Ingenieros de la Fábrica Senor guiaron la confección de los arcos y columnas de cemento. Se colocaron los pisos actuales y varias ventanas. Esta obra culmina con la instalación de una nueva red de iluminación y pintado completo del interior del templo.<br />También se revocan y remodelan las habitaciones de la casa parroquial.<br />Alrededor de 1960 se construyó la nave oeste del templo, tomando ya la forma definitiva del edificio. En 1964 se coloca la puerta principal actual, donada por la Sra. María P. de Senor.<br />En 1988 fallece el padre Depetris y le sucede el Pbro. Elvio Mautino. Durante su gestión se realizaron varias reformas en el interior de la parroquia: se retiran del retablo las imágenes de San Vicente de Paúl y de la Virgen del Carmen, ubicándolas a la derecha y a la izquierda del altar, respectivamente. Y en el sitio principal se coloca la Cruz que debe presidir el templo y que se hallaba a la entrada del edificio.<br />En el ala oeste y sobre una columna de mármol se ubicó el Sagrario (antes se encontraba en el centro del retablo).<br />En el ala este, sobre distintas repisas, se colocó a San Ramón, la imagen del Sagrado Corazón y la del Corazón de María.<br />La pila bautismal que se ubicaba en la entrada del templo, se la trasladó al lado del altar, en el ala este.<br />Una parte del retablo se separó y se ubicaron ángeles con luces. Se retiraron los comulgatorios.<br />En el año 1989 se hacen cargo del servicio pastoral de la comunidad sanvicentina los sacerdotes Miguel Cerminatto y Héctor Borgeat .En ese mismo año, un 21 de diciembre, es ordenado Diácono permanente el Señor Edgardo Bonini, quien en adelante cumplirá una importante labor espiritual para toda la feligresía.<br />En 1991, el Padre Daniel Varayoud estará a cargo de la parroquia hasta 1992, año en que es nombrado párroco el sacerdote Faustino Torralbo Culebras.<br />Durante la gestión del padre Faustino se realizó la reforma del presbiterio: se alfombra el piso en tonalidades y matices del rojo; el altar de mármol se modificó, sus bases fueron cambiadas por una de mayor tamaño y de artísticas formas. El ambón se construyó con mármoles adquiridos en una marmolería de la localidad de Sastre. En 1993 cuando San Vicente cumplió sus 110 años de vida, se encontraba a cargo de la parroquia el padre Faustino Torralbo Culebras. Para celebrarlo, se remodela el altar, se ilumina , se pinta, se cambia el techo , con la ayuda del entonces Presidente Comunal, don Rubén Dei-Cas, se pinta toda la fachada del edificio.<br />Para este entonces, se comenzó con la construcción del salón de catequesis.<br />A partir del año 1999 y hasta fines del año 2004, se hace cargo de la parroquia, nuevamente, el sacerdote, don Héctor Borgeat. Se terminó el salón de catequesis, el cual fue inaugurado el 27 de septiembre de 2004, víspera de la festividad del Santo Patrono. El mismo lleva el nombre del Papa Juan Pablo II. También se adquirieron mesas y sillas.<br />Durante este período, la Santa Misa de los días sábados es transmitida por la FM 100.5 de la localidad y por el canal de cable.<br />Con motivo del centenario de la parroquia, se colocaron sobre columnas de mármol las imágenes de Santa Ana, San Antonio y Santa Lucía y se pintó el interior del techo de todo el templo de color dorado. <br />En este año 2005 y durante unos pocos meses la parroquia estuvo a cargo del sacerdote José Luis Galotto, quien por razones particulares se retiró. Desde fines del mes de julio del presente año se encuentra desempeñándose como cura párroco don Eduardo Tomasini.<br />No podemos hablar de un “estilo” con respecto a este edificio. Se desconoce si se realizó un estudio previo por un arquitecto. Generalmente los mismos constructores incluían detalles (arcos, ventanas, columnas) a la usanza de la época. “Debiera comprenderse en este particular desarrollo de la arquitectura santafesina que toda la provincia- con mayor o menor grado de aceptación- adhiere a las fórmulas compositivas del academismo y del eclecticismo. Iglesias, escuelas, hospitales, estaciones de ferrocarriles o viviendas, más temprana o más tardíamente aparecen en los grandes centros urbanos...o en pequeños poblados del interior provincial” (1).<br />Con respecto al cielorraso, que es sin lugar a dudas obra de una gran maestría, se halla compuesto por una serie de planchas estampadas de metal, ricamente labradas, pero no se tienen datos de su confección, procedencia ni colocación. Según lo investigado, éste ya se hallaba colocado en 1929, de lo que puede deducirse que fue el Pbro. Prósperi quien lo hizo. (Fuentes orales afirman que en el momento de celebrar su Primera Comunión, recuerdan este cielorraso).<br />Se sabe, también, que el retablo llegó a María Juana por tren y de ahí, a nuestra localidad, y que, en los primeros tiempos, el sagrario estaba en el altar, pero en ningún registro se detalla el momento exacto de su colocación.<br />Muchos de los bancos fueron realizados por Francisco y José Gariglio, carpinteros locales, y donados por los feligreses.<br />La luz que ilumina desde el campanario fue colocada en 1970.<br />La palomita que está suspendida sobre el altar y que representa al Espíritu Santo fue elaborada por el Señor Fermín Boretto, ya que la anterior era de bronce y se había roto.<br />(1) NUEVA ENCICLOPEDIA DE LA PROVINCIA DE SANTA FE, Tomo II, 1992.<br />Las imágenes religiosas con las que la parroquia cuenta en su interior fueron todas traídas desde Italia, como así también la pila bautismal.<br />Detrás del retablo principal podemos hoy apreciar una parte del piso con baldosas rojas originales.<br /><br />Advocación San Vicente de Paúl.<br />San Vicente de Paúl nació en 1581 en Pouy, Francia. Recién ordenado sacerdote cayó en manos de unos piratas turcos que lo llevaron como esclavo al África. Vuelto a Francia, se dedicó de lleno a las obras de caridad. Fundó la Congregación de los Sacerdotes de la Misión, o padres Paúles, también llamados Lazaristas. Fundó además con la ayuda de Santa Luisa de Marillac, la congregación de las Hijas de la Caridad para amparar a los desvalidos, a los jóvenes en peligro, a los enfermos. Murió en París el 27 de setiembre de 1660. Se lo considera a San Vicente como uno de los héroes más insignes de la caridad. Bajo su especial patronazgo están las llamadas "Conferencias Vicentinas" fundadas en París por Federico Ozanam, y establecidas en el mundo entero. El papa Clemente XII, en 1737 lo proclamó santo, y el papa León XIII lo declaró patrono de todas las asociaciones de caridad y asistencia. En nuestro país los Padres Lazaristas, además de otras obras, tienen a su cargo el cuidado de la Basílica Nacional de Luján.<br />Fuente: AICA<br /><br />LUGARES DE DEVOCIÓN <br /><br />En un recorrido por San Vicente y sus alrededores encontramos distintos centros de oración, a saber: dos capillas en la planta urbana, una emplazada en el cementerio y cinco en la zona rural, además de dos templetes del área rural, y tres imágenes en el área urbana. Mientras que los espacios de oración urbanos y del cementerio se encuentran en perfecto estado de conservación y en permanente actividad, las capillas y/o templetes rurales se hallan en su mayoría semiderruidas o sin actividad.<br /><br />LAS CAPILLAS URBANAS<br /><br />CAPILLA SANTA RITA<br /><br />Advocación: Santa Rita<br />Nació en 1381, en Italia. Durante su vida en el convento fue modelo de piedad, de paciencia y de humildad. Se cuenta que el día de su muerte pidió que le trajeran una rosa que, misteriosamente, había florecido en el jardín, en pleno invierno y entre la nieve. Murió el 22 de mayo de 1457 en Cascia, Perugia, Italia. Fue beatificada por Urbano VIII y canonizada por León XIII el 24 de mayo de 1900. Santa Rita es invocada como "la santa de los imposibles".<br />Fuente: AICA <br /><br />Día de celebración: 22 de mayo<br />Fundador de la capilla: Doña Albina de Redondo <br />Propiedad : Obispado de Rafaela<br />Anecdotario:<br />El 8 de septiembre del año 1900 nace en Pinerolo, Italia, Albina Camusso; el mismo año en que la Iglesia Católica declara santa a Rita de Cascia; sin duda esta coincidencia presagiaba una especial relación de fe entre Albina y Santa Rita. Aproximadamente en 1904, la familia Camusso llega a la Argentina y se radica en una estancia próxima a la localidad de San Francisco (Córdoba).<br />El 26 de marzo de 1921, Albina contrae enlace con el maestro José M. Redondo. Al poco tiempo de estar casada son nombrados como docentes en San Vicente y ambos desarrollarán sus actividades en la Escuela fiscal (actual Escuela N° 401).<br />En 1933, encontrándose Albina en la localidad de Josefina haciendo un reemplazo, sufre un infarto, sus posibilidades de salvarse eran muy difíciles, sus ganas de vivir y su inquebrantable fe la motivan a hacer una promesa a Santa Rita, la patrona de los imposibles. Al poco tiempo, comprueban que su enfermedad había desaparecido, entonces, adquiere una imagen de la Santa. Junto a su esposo retorna a San Vicente para asentarse definitivamente y doña Albina hace realidad su promesa.<br />Luego de frustrados intentos para llevar la imagen a la parroquia, decide llevarla a su casa, donde Santa Rita comienza a congregar todas las tardes a un grupo de vecinos para el rezo del Santo Rosario.<br />Luego adquiere un terreno lindante a su casa, y con la ayuda de todo el pueblo comienza la construcción de la capilla.<br />En 1940 se celebra la primera misa. Desde entonces, año tras año, cada 22 de mayo, miles de fieles llegan desde localidades vecinas y de otras provincias a rendir culto a la Santa de los imposibles.<br />Descripción: <br />En el interior del recinto, además de Santa Rita, encontramos las imágenes del Vía Crucis y Santos y Vírgenes como Santa Lucía y Regina Pacis, entre otros. Tras el altar, se destaca Jesús Sacramentado.<br />El campanario constituye una construcción adicional y a ambos lados vemos mosaicos en el que se encuentran las imágenes de: El Corazón de Jesús (mirando al este) y San José (al oeste).<br />Se reza el Santo Rosario los días jueves y domingos a las 17 horas, si bien la capilla tiene sus puertas abiertas durante todo el día, recibiendo así a todos aquellos que constantemente se acercan para elevar sus plegarias.<br />El día de la fiesta de la Santa se produce un arribo multitudinario de peregrinos a la localidad desde distintos lugares del país. <br />Peregrinar es ponerse en marcha. Es caminar. Es un viaje de los fieles a un lugar consagrado para presentar allí su oración y expresar su fe. La peregrinación en una búsqueda de Dios y un encuentro con Él. La Iglesia misma es un continuo caminar, es una peregrinación hacia el mismo Jesús, porque la clave del peregrino es por siempre, la Palabra de Dios que une en un solo cuerpo. (Diario La Opinión)<br />Pisos: de mosaicos<br />Muros: de ladrillos comunes revocados<br />Cielorraso: de chapadur pintado de blanco<br />Cubierta: de zinc<br />Aberturas: puerta de madera tallada. <br />Iluminación: muy buena.<br />Estado: muy bien conservada<br /><br /><br />CAPILLA SAN CAYETANO<br /><br />Advocación: San Cayetano<br />Nació en Venecia, en 1480. Cuenta la crónica de su vida que, siendo sacerdote, estaba un día en oración cuando tuvo una visión en la cual se le aparecía la Virgen que le ponía al Niño Jesús en sus brazos. En Roma fundó una congregación de clérigos. San Cayetano, llamado el "Santo de la Providencia", murió en Nápoles en 1547. El papa Clemente X lo proclamó santo en 1671.<br />Fuente: AICA<br /><br />Día de celebración: 7 de agosto.<br />Fundador de la Capilla: Comunidad de San Vicente<br />Propiedad: Obispado de Rafaela<br />Anecdotario: <br />En el año 1990 nació en un grupo de vecinos la necesidad espiritual de contar con una capilla en honor a San Cayetano, la que sería ubicada en el barrio del mismo nombre, que se encuentra en el sector noroeste de la localidad de San Vicente.<br />Así fue que macomunadamente se comenzó a trabajar, diseñándose los planos y construyéndose los cimientos del futuro templo con apoyo de albañiles de la localidad.<br />Diversas circunstancias hicieron que la obra se abandonara durante siete años.<br /> En el año 1997 se reavivó nuevamente la fe que mueve corazones y un grupo de personas, muchas de ellas integrantes del grupo inicial, se lanzó a la continuación de la capilla. A partir de ese momento, la construcción es llevada a cabo por el señor Juan Nichea.<br />Para ese entonces se reabre la fábrica de cosechadoras Agroindustrial S.A. (ex Bernardín), lo cual fue visto como un presagio de bondad infinita del Santo.<br />A partir de allí, los esfuerzos se continuaron día a día. En el año 1999 se logró techar y colocar las aberturas.<br />En el 2002, y por orden del obispo Carlos M. Franzini, comienzan a celebrarse misas todos los días 7 de cada mes, de marzo a diciembre. La fiesta más grande se celebra cada 7 de agosto.<br />En junio de 2004 se comienza con la construcción del campanario.<br />Junto con la imagen del Santo, se venera la Virgen de Fátima.<br />A la capilla sólo le falta la construcción del altar y del sagrario y la colocación de imágenes lo que finalmente permitiría su consagración.<br />Descripción: <br />Pisos: de mosaicos de granito<br />Muros: de ladrillos revocados y pintados.<br />Cielorraso: placas de telgopor.<br />Cubierta: de zinc.<br />Aberturas: de aluminio pintado.<br />Estado: Muy bueno.<br /><br /><br /><br /><br />OTRAS EXPRESIONES DE FE URBANAS<br /><br />VIRGEN DE LOURDES<br /><br />Advocación: Virgen de Lourdes<br />El 11 de febrero de 1858 se le aparece por primera vez la Virgen a Bernardita Soubirous, una humilde adolescente de catorce años que poseía una escasísima instrucción, hija de una familia cristiana.<br />Las apariciones de Lourdes se suceden entre febrero y julio de 1858 y en ellas la Virgen pide: Oración, penitencia, sacrificios voluntarios e invita a Bernardita a rezar el rosario y difundir su práctica entre las gentes.<br />El 18 de enero de 1862 la Iglesia aprobó las apariciones como dignas de crédito.<br />Lourdes es un centro de fe y oración al que diariamente acuden miles de peregrinos a rezar y a pedir con fe por sus necesidades y problemas.<br />Fuente: TODO MARÍA<br /><br />Día de celebración: 11 de Febrero<br />Propiedad : Escuela Especial N° 2073 (IADIS)<br />Anecdotario: <br />Esta imagen se hallaba colocada en el acceso a nuestra localidad, pero cuando se remodeló el paseo se decidió modificar su emplazamiento (debemos aclarar, además, que por ese entonces “manos anónimas” habían dañado a la Virgen, por lo que se decidió sacarla). Ya en la escuela, la imagen fue restaurada y posteriormente pintada por Adrián Galván, alumno del establecimiento. Finalmente, se le construyó un espacio adecuado para su ubicación definitiva.<br />Descripción: <br />La Virgen se halla ubicada en un espacio abierto, bajo techo, al que todos pueden acceder fácilmente. Se ha construido una base sobre la que se encuentra la imagen, dándole el lugar y realce que se merece. <br />Pisos: de mosaicos<br />Muros: de ladrillos revocados y pintados. <br />Cielorraso: de material.<br />Estado: Muy Bueno <br /><br /><br />JESÚS MISERICORDIOSO<br /><br />Advocación: Jesús Misericordioso<br />La devoción de Jesús Misericordioso tiene origen en una visión de santa Faustina Kowalska, religiosa polaca fallecida a los treinta y tres años.<br />Sor Faustina relata así en su diario: “Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca, una mano levantada para bendecir, mientras la otra tocaba la túnica a la altura del pecho, desde el cual salían grandes dos grandes rayos de luz, uno rojo y el otro blanco...” “Jesús me dijo: “Pinta una imagen según el modelo que ves, con la inscripción abajo JESÚS EN VOS CONFÍO”. “Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo blanco representa el Agua que justifica a las almas; el rayo rojo simboliza la Sangre, que es la vida de las almas... Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi Misericordia en el mismo instante en que mi Corazón, que acababa de emitir su último latido, fue abierto en la Cruz, con la lanza”.<br />“Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá”.<br />“Deseo que esta imagen se bendiga solemnemente el primer domingo después de Pascua de Resurrección; ese domingo se celebrará la fiesta de la Misericordia. En aquél día se abrirán todas las compuertas a través de las cuales fluyen las gracias divinas; el alma que acuda a la Confesión y reciba la Sagrada Comunión, obtendrá la remisión total de las culpas y del castigo...”<br />Éstas son algunas de las revelaciones que le hizo Jesús a sor Faustina. Ella, además, dejó escritas algunas oraciones que el mismo Jesús le fue dictando en sus apariciones. <br />Fuente: Grupo de Difusión de la Divina Misericordia (Buenos Aires)<br /><br />Día de celebración: Primer domingo después de Pascua de Resurrección.<br />Fundador, donante: Mujeres de San Vicente <br />Anecdotario: <br />Como un testimonio de fe, es que un grupo de mujeres de la localidad, en el año 1998, decide donar al pueblo este mosaico y con el apoyo del entonces presidente comunal, don Rubén Dei-Cas, que construye la pared sobre la cual se halla colocado y el paseo que lo antecede, se logra concretar este sueño con el aporte de las mujeres de la localidad, que incentivadas por Catalina Feruado de Alarcón, Edna Peiretti de Welschen, María Rosa Gioino de Germano organizan una campaña con el fin de conseguir los fondos necesarios para la adquisición de los mosaicos.<br />Descripción: <br />Pared: de ladrillos a la vista<br />Mosaico: de cerámicos esmaltados. <br />Estado: muy bueno<br /><br /><br /><br />VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA <br /><br />Advocación: Virgen de la Medalla Milagrosa<br />El 27 de noviembre de 1830 la Virgen visitó a Santa Catalina Labouré cuando se hallaba en la Capilla en oración. La belleza de María era majestuosa. Sus vestiduras eran blancas y un manto azul caía desde su cabeza hasta los pies que se hallaban apoyados sobre un globo aplastando una serpiente que representa a Satanás y el pecado.<br />Entonces, alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o aureola con estas palabras: “Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”. Entonces la Virgen dice: “Haz acuñar una medalla según este modelo, todas las personas que la lleven puesta con confianza recibirán grandes gracias”.<br />Esta es la única medalla que ha sido acuñada por mandato expreso de la Virgen.<br />Fuente: Todo María.<br /><br />Día de celebración: 27 de Noviembre<br />Propiedad: Comuna Local ( Se halla emplazada en el acceso a la localidad)<br />Anecdotario:<br />Con motivo de remodelar el paseo público del acceso a nuestra localidad y por decisión del entonces presidente comunal don Rubén Dei Cas, se le encomendó la labor al arquitecto Alfredo Cuenya de diseñar un conjunto arquitectónico que diese marco a la nueva Virgen que presidiría el punto de contacto de nuestra localidad con la Ruta Nacional N° 34.<br />Descripción: <br />La Virgen de la Medalla Milagrosa se encuentra emplazada sobre un alto pedestal de mármol, observándose detrás de ella, dos columnas del mismo material que formando un vértice agudo dan idea de una proyección hacia el Cielo.<br />Todo el conjunto descansa sobre una amplia base sobreelevada con respecto al nivel del suelo.<br />Estado: Muy Bueno<br /><br /><br />CAPILLA NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO<br /><br />Advocación: Nuestra Señora del Rosario<br />El origen de esta advocación se halla en la batalla de Lepanto, el 7 de octubre de 1571, cuando la ayuda de Nuestra Señora y la revelación de que mediante el rosario se ganaría la batalla, determinaron el triunfo de Juan de Austria contra los turcos y fueron la chispa para instituir la fiesta desde la mitad del siglo XV, según los papas san Pío V y Gregorio XIII. Es este último Papa, quien por decreto del 1º de abril de 1573 le da el nombre de Fiesta de Nuestra Señora del Rosario.<br />El Santo Rosario es la devoción mariana por excelencia, la más popular y la más querida al Corazón de María.<br />El rosario reúne la oración y la meditación de los hechos evangélicos más sobresalientes de la vida de Jesús y María.<br />Fuente: Todo María.<br /><br />Día de celebración: 7 de Octubre<br />Donante de la capilla: Familiares de Francisco y Salvador Aira. <br />Propiedad : Comuna Local (Se halla emplazada en el cementerio)<br />Anecdotario: <br />Los descendientes de los Sres. Francisco y Salvador Aira, decidieron donar a la comuna local un antiguo panteón familiar con el propósito de que fuese convertido en un oratorio. El 2 de abril del año 1995, y renovado, aunque manteniendo las formas originales, la administración comunal presidida por Don Rubén Dei Cas, inauguraba este espacio de oración para la localidad.<br />Descripción: <br />Pisos: de mosaicos<br />Muros: de ladrillos revocados y pintados<br />Cubierta: de hormigón<br />Aberturas: de hierro y vidrio.<br />Estado: Muy bueno.<br /><br /><br />LAS CAPILLAS CHACARERAS<br /><br />Las capillas, generalmente, se hallan próximas al asentamiento principal del propietario de la tierra. Normalmente se hallaban en las esquinas de los campos, orientadas sus fachadas al N., esto les permite el ingreso del sol durante todo el día y recibiendo como caricia tibia los últimos rayos del atardecer, dando a su modesto interior una tonalidad que propicia la sutil relación entre lo sublime y lo terrenal, el hombre y la naturaleza invitando a la oración.<br /><br />CAPILLA DE SAN GRATO<br /><br />Advocación: San Grato<br />Un sacerdote de apellido Grato firmó la carta del concilio provincial de Milán del año 451 al Papa León Magno, declarándose enviado y representante de Eustasio (Eustaquio), Obispo de Aosta. Durante su ministerio pastoral Grato participó del traslado del mártir tebeo San Inocencio, en el cual estaban presentes los Obispos de Agauno, y de Sion, como recuerda una referencia poco posterior al adueñamiento. No se conoce el año de la muerte, pero es conocido el día de la sepultura por la breve inscripción sepulcral que dice así: Hic requiescit in pace s.m. Gratus eps d p (depósito) VII de septiembre. En el siglo XIII sus restos fueron trasladados desde la Iglesia Colegial de San Orso a la Catedral y depositados en una preciosa urna de plata y cobre. Desde entonces su culto se difunde en las regiones alpinas, más allá de los límites diocesanos y montañosos, lo veneran todavía como protector de los campos y de los productos agrícolas. <br />Fuente: Diccionario Santoral.<br /> <br />Día de celebración: 7 de septiembre<br />Fundador de la capilla: María Paula Aimino de Aira<br />Propiedad: descendientes de don Santiago Aira<br />Anecdotario : <br />Un 11 de febrero de 1872, muy cerca de Aosta, nacía en Romano Canavese (Italia), doña María Paula Aimino, hija de Martín Aimino y de Dominga Naretto. Se casa con Don Santiago Aira el 17 de noviembre de 1891 en Strambino (Italia), y al poco tiempo de estar casados su esposo decide forjar su destino en Argentina, donde él ya había estado años antes.<br />Viviendo ya en nuestro país, al poco tiempo de nacer su último hijo, Doña María Paula enferma. Ella hace una promesa de que si se salva, construirá una capilla en honor a San Grato, obispo de Aosta, y santo muy popular a ambos lados de los Alpes no sólo para librar los campos de las orugas, gusanos y otros insectos nocivos , sino que también se le atribuyen propiedades sanadoras.<br />Entre 1917 y 1921 la promesa de Doña María Paula se cristaliza y en agradecimiento por la gracia recibida, se erige la Capilla en honor a San Grato, compartiendo su patrocinio con María Auxiliadora, patrona del agro argentino. Don Bautista Girardini es el encargado de construirla.<br />Con el correr de los años, la capilla necesitó del mantenimiento, y los hijos y nietos de Doña María Paula, acompañados de vecinos, forman una comisión encargada de recaudar fondos para impedir que el paso del tiempo dejara en el olvido aquella promesa y gracia recibida.<br />Hoy, a ochenta y un años de ser edificada, la capilla en honor a San Grato es el lugar donde la devoción a este Santo aún perdura y se intensifica especialmente cada siete de septiembre, fecha en la que se lleva a cabo la procesión y santa misa con la presencia de gente del lugar y la zona.<br />Descripción:<br />Pisos: de mosaicos<br />Muros: de ladrillos, revocada y pintada recientemente<br />Cielorraso: de hormigón.<br />Cubierta: de zinc<br />Aberturas: de aluminio<br />Estado: Muy bueno<br /><br />CAPILLA DE SAN JORGE<br /><br />Advocación: San Jorge<br />La historia del dragón que se atribuye a San Jorge es considerada real por algunos autores como Juan Darche y simbólica para otros. Se dice que los padres de San Jorge eran cristianos, algunos creen que el padre fue mártir. San Jorge nació en el año 280 y fue educado por su madre. A los diecisiete años abrazó la carrera de las armas. <br />Poco después, el emperador Diocleciano ordenó una terrible persecución contra la Iglesia. Afligido San Jorge por las matanzas entre los fieles, renunció a su carrera política y militar, distribuyó sus bienes entre los pobres y echándose a la calle empezó a predicar la fe cristiana. Fue arrestado y luego de varias torturas fue decapitado en el año 303. <br />Fuente: Los Santos 2000.<br /><br />Día de celebración: 23 de abril<br />Fundador de la capilla: Carolina de Torassa<br />Propiedad: Sucesores de Jorge Torassa<br />Anecdotario:<br />La capilla se construyó en 1934, por iniciativa de Doña Carolina de Torassa, en memoria de su esposo Jorge, quien siempre había anhelado tener una capilla en su campo.<br />Una vez construida, todos los 23 de abril, se celebraba la fiesta del santo con rezos y procesión, a la que acudía gran parte de la gente del pueblo de Colonia Margarita. Además, todos los domingos la familia de Salvador Torassa procedía a abrir la capilla, limpiarla, cortar el césped y al término de estas actividades, rezaban un rosario.<br />Descripción<br />Piso: de ladrillos.<br />Muros : de ladrillos<br />Cielorraso: de ladrillos<br />Cubierta: de zinc<br />Aberturas: puerta de chapa con vidrio.<br />Remata su frente con una cruz de material. En la parte exterior tiene pintado a San Jorge y a la Virgen de la Consolata. Sobre el altar están las imágenes de San Jorge, Santa Teresita, Santa Rita, Santa Lucía, San Cayetano, Jesús, la Virgen María.<br />Estado: debido a su abandono muestra algunas señales de deterioro, siendo su estado general aún bueno.<br /><br /><br />CAPILLA DE SAN ANTONIO<br /><br />Advocación: San Antonio <br />Nació el 15 de agosto de 1195 en Lisboa (Portugal). Creció con todas las comodidades y amigos, pero él buscaba la amistad con Dios entrando en el claustro de los canónicos regulares de San Agustín. En 1219 llegaron frailes, humildes seguidores de San Francisco de Asís, trabando amistad con ellos entró en su orden, donde tomó el nombre de Antonio. Poseía los dones de ciencia y sabiduría que le valieron el título de Doctor de la Iglesia. El Papa Gregorio IV, después de escuchar cincuenta y tres milagros realizados por Antonio, lo canonizó el 30 de mayo de 1232. el famoso dicho de pedirle a San Antonio un novio está relacionado con el hecho de que éste santo es el patrono y modelo de la juventud, ya que en su juventud tuvo que vencer la tentación de su novia, que quería entregarle los encantos de su cuerpo. <br />La devoción antoniana más difundida es el Pan de los Pobres, cuya razón podemos hallar en la gran caridad del santo a los pobrecillos y tuvo su origen en la prodigiosa resurrección de un niño acaecida en Padua. La madre del pequeño confiando en los méritos de San Antonio hizo voto al Santo de distribuir entre los pobres la cantidad de trigo equivalente al peso del niño si éste recobraba la vida. El milagro sucedió y la promesa fue cumplida y la devoción a San Antonio mediante la caridad a los pobres comenzó a propagarse. <br />Fuente: Libros Centenarios: San Antonio y Tacural.<br /><br />Día de celebración: 13 de junio<br />Fundador de la capilla: Juan Bautista Picco<br />Propiedad: Miguel Picco<br />Anecdotario: <br />Fue edificada sobre una capilla que existía anteriormente. Esta que hoy se conserva, data de los años 1924-25.<br />Descripción<br />Pisos: de mosaicos.<br />Muros: de ladrillos<br />Cielorraso: de ladrillos<br />Cubierta: de zinc.<br />Aberturas: de chapa y vidrio<br />En su interior se encuentran las imágenes de Santa Rita, San José, la Inmaculada, Santa Teresa del Niño Jesús, La Virgen con el niño y San José y cuadros de la virgen de Guadalupe y del Sagrado Corazón.<br />Al frente tiene una cruz de material.<br />Estado: Se encuentra en buen estado de conservación.<br /><br /><br />CAPILLA DE SAN FRANCISCO<br /><br />Advocación: San Francisco<br />Uno de los más grandes santos que venera la Iglesia Católica, nació en Asís, Italia, en 1181. Joven alegre y fastuoso, ejerció primero el oficio de mercader como su padre. Pero pronto, al reflexionar que toda la riqueza y los goces de esta vida son pasajeros y sin consistencia, determinó llevar una vida de pobreza y sacrificio. Con otros doce compañeros fundó la Orden de los Frailes Menores. Lleno de virtudes y méritos murió el año 1226. Dos años después fue canonizado por el Papa Gregorio IX. Juan Pablo II lo declaró Patrono de la ecología y de los ecólogos.<br />Fuente: AICA (Buenos Aires)<br />Día de celebración: 4 de octubre<br />Fundador de la capilla: familia de Francisco Aira<br />Propiedad: Rubén Gieco, herencia de Patricio Ramello<br />Anecdotario: <br />Don Francisco Aira viajaba en sulky y, cierto día, al pasar por el lugar donde hoy se erige la capilla, se suicidó pegándose un tiro. Por tal motivo, la familia decidió levantar un templete, en ese lugar, en honor a San Francisco.<br />Descripción<br />Muros: de ladrillo<br />Cubierta: de ladrillo<br />Aberturas: una sola ventana de madera y a través de su vidrio se puede contemplar, en su interior, la imagen de San Francisco.<br />Al frente tiene una cruz de hierro<br />Estado: Se encuentra deteriorada<br /><br /><br />CAPILLA SAN JOSÉ<br /><br />Advocación: San José<br />José, el padre adoptivo de Jesús, había nacido en Nazaret y su ascendencia se remontaba al rey David.<br />Se estima que murió antes de las bodas de Canaá y ya no vivió la pasión de Jesús.<br />El matrimonio de José y María es una verdadera alianza matrimonial, consagrado por divinidad de Dios. La leyenda cuenta que doce jóvenes pretendían casarse con María y que cada uno llevaba en su mano un bastón de madera muy seca, y que en el momento en que María debía escoger entre los doce, el bastón que llevaba José milagrosamente floreció. Por eso pintan a este santo con un bastón florecido en su mano.<br />Se lo invoca como Patrono de la Buena Muerte, porque tuvo la muerte más dichosa que un ser humano puede desear: acompañado y consolado por Jesús y María.<br />En 1870, el Papa Pío IX proclamó a San José PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL.<br />Fuente: TODO JESÚS<br /><br />Día de celebración: 19 de marzo<br />Fundador de la capilla: Familia Lorenzatti<br />Propiedad: José Luis Jaime y Flia.<br />El techo de ladrillo de este templete está rajado y fue movido, resultado del robo de la cruz que tenía en el techo, y además le sustrajeron una estatua de San Antonio.<br />Adentro también se encuentra una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. <br />Se encuentra deteriorado y en estado de abandono a lo que debe agregarse que una tormenta en el año 2004 provocó que un árbol que se hallaba a su costado cayera sobre ella, arruinándola aún más.<br /><br /><br />CAPILLA INMACULADA CONCEPCIÓN<br /><br />Advocación: Inmaculada Concepción<br />Es ésta, quizás, la fiesta mariana más conocida y venerada de la cristiandad especialmente en los países hispánicos. El dogma de la Inmaculada Concepción de María, proclamado por Pío IX el 8 de diciembre de 1854 dice que "María, por un privilegio único, fue preservada de la mancha original desde el primer instante de su concepción". <br />Fuente: AICA<br /><br />Día de celebración: 8 de diciembre<br />Fundador de la capilla: Matrimonio Reinero<br />Propiedad: Hermanas de la Congregación “Capuchinas de Loano” de María Juana; luego es cedida al obispado de Santa Fe.<br />La capilla se erige en una esquina del campo cuyo propietario actual es el señor Elvio Banchio. <br />Anecdotario: <br />El matrimonio Reinero construye la capilla (en la década del ’20) y luego de un tiempo la cede a la Congregación de las Hermanas Capuchinas de Loano que tiene una casa y colegio en la localidad de María Juana con el compromiso de que todos los 8 de diciembre se rinda honor a la Santísima Virgen con una procesión y Santa Misa. Durante mucho tiempo, no sólo se llevaron a cabo los actos litúrgicos sino que luego se realizaba un pic-nic y baile con asistencia de numeroso público. <br />Estas prácticas devotas se realizaron hasta aproximadamente finales de los años sesenta.<br />Desde entonces la capilla se ha mantenido cerrada y en estado de abandono.<br />Descripción: <br />Pisos: de mosaicos<br />Muros: de ladrillos<br />Aberturas : de hierro forjado con vidrios.<br />Cielorraso: de madera.<br />Cubierta: de zinc.<br />Tiene un altar de mampostería con sagrario de madera y un pequeño campanario con campana de bronce.<br />En el frente posee dos bancos de material recubiertos con cerámicos esmaltados y se halla en evidente estado de abandono.<br /><br /><br />CAPILLA VIRGEN DEL CARMEN<br /><br />Advocación: Virgen del Carmen<br />La advocación a María bajo este título se remonta a los orígenes de la Orden Carmelitana, cuya tradición lo relaciona con la nube blanca divisada desde la cumbre del monte Carmelo mientras el profeta Elías suplicaba a Dios que pusiese fin a una larga sequía. En esa nubecilla semejante “a la palma de un hombre” (1 de Reyes 18,44) que subía del mar y cubría rápidamente el cielo de grandes nubarrones de lluvia, se reconoció una figura de la Virgen María, la cual, dando el Salvador al mundo fue portadora de la gracia. La mística nube que da al mundo el Salvador es la Virgen, llena de gracia desde el primer momento de su concepción inmaculada.<br />En el año 1252 la Virgen se le apareció presentándole el escapulario, como una prenda de su intercesión y presencia en la vida y en la muerte.<br />Entre 1376 y1386 se estableció la costumbre de celebrar una fiesta especial a la Virgen el día 16 de julio.<br />María no retuvo para sí sola los dones con que fue enriquecida, sino que hizo partícipes de ellos a los hombres: a todos entregó a Jesús y a todos quiso revestir con su “Traje de triunfo”. Este es el significado del escapulario de la Virgen del Carmen, símbolo expresivo de su acción maternal a favor de cuantos le son devotos y la eligen por patrona.<br />Escapulario deviene del latín “scapulae” que significa hombros. Es un hábito sin mangas que se coloca por la cabeza y descansando sobre los hombros, cae una parte suelta hacia atrás y otra hacia delante. <br />También se puede reemplazar por una medalla escapulario que tenga por un lado a la Virgen, en cualquier advocación y por el otro lado, el corazón de Jesús. Puede llevarse colgada al cuello o de otra forma, pero debe estar bendecida. Los escapularios los imponen los sacerdotes.<br />El escapulario es un signo de devoción, es una manifestación de Piedad, que toma su valor en María. Tiene tres significados: el amor y la protección maternal de María, la pertenencia a Ella y el suave yugo de Cristo. Es una señal de compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.<br />Fuente: TODO MARÍA<br /><br />Día de celebración: 16 de Julio.<br />Fundador de la capilla: Fermín Boretto <br />Propiedad : Hugo Giovannini<br />Anecdotario: <br />Esta capilla fue construida en el año 1998 por el señor Fermín Boretto, con motivo de recordar los ciento veinticinco años de la llegada de sus abuelos Boretto, desde Italia a la localidad de San Carlos. <br />En ese sitio, específicamente, se produce el arribo y la radicación de los ancestros y hoy, la memoria queda plasmada en un conjunto conformado por: un ombú, plantado por aquellos inmigrantes fundadores y que fuera también traído entre sus bagajes, un monumento, construido para el centenario de San Vicente como homenaje familiar y enfrente, la capilla, la que, a la izquierda de la puerta, cuenta con una placa en la que se halla relatada la historia de la familia.<br />Descripción: <br />Pisos: de mosaicos <br />Muros: de ladrillos a la vista<br />Cubierta: tejas francesas <br />Aberturas: de madera<br />Estado: Muy Bueno<br />Sobre el atrio se destaca el campanario que remata en una cruz.<br />Debajo del ombú que se encuentra a un costado de la capilla, se ubica una serie de esculturas que remiten a pasajes bíblicos, confeccionadas por el fundador.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />BIBLIOGRAFÍA<br /><br />ABAD DE SANTILLÁN, D. “Gran Enciclopedia de la Provincia de Santa Fe”. EDIAR, 1967.<br />Álbum recordatorio de la celebración del LXXV aniversario de la Fundación de San Vicente”, 1959.<br />BALANGERO-BUFFA “Capillas Rurales” Rafaela, 2002.<br />BIANCHI de TERRAGNI,A. “Historia de Rafaela”. Editorial Colmegna Santa Fe, 1971.<br />“CRÓNICA HISTÓRICA ARGENTINA” Editorial Códex, Buenos Aires 1969.<br />Fascículos: “TODO MARÍA”- “TODO JESÚS”. Centro de Difusión de la Buena Prensa. Buenos Aires, 2003.<br />Fascículos: “SANTA FE” Diario El Litoral - Gobierno de Santa Fe.<br />IMFELD,D. “Piamonteses en el oeste santafesino”. Centro de Estudios e Investigaciones históricas de Rafaela. 1999.<br />RANEA, E. “Historia de San Vicente. Su colonización y desarrollo” 1983.<br />STOFFEL,B. “Los Pueblos del Departamentos Castellanos y sus Fundadores” Rafaela, 1977.<br />STOFFEL,E. “La Construcción de Templo y Capillas en el actual Departamento Castellanos” Centro de Estudios e Investigaciones históricas de Rafaela, 2001.Edgar Stoffelhttp://www.blogger.com/profile/01027686307750880094noreply@blogger.com0