sábado, 11 de octubre de 2008

JUAN VENTURA DÍAZ, ‘QUESTOR’

Pbro. Edgar Stoffel

Hacia 1974 gracias a las investigaciones del Pbro. Américo Tonda aparece un nuevo personaje en relación con la devoción a Nuestra Señora de Guadalupe hasta entonces desconocido y que cumpliría un papel bastante importante en orden a la financiación de la construcción de la capilla que llevaba adelante el ermitaño Francisco Javier de la Rosa.

Se trata de Juan Ventura Díaz a quién en 1994 el padre Trucco le dedica varias páginas en la revista Guadalupe y también es objeto de análisis por parte de María Elena Barral en su trabajo ‘Limosneros de la Virgen, cuestores y cuestaciones. La recolección de limosnas en la campaña rioplatense, siglo XVIII y principios del XIX’ del año 1998.

Juan Ventura Díaz pertenecía al vecindario santafesino al menos desde el año 1764 en que bautiza a su hijo Ventura Florentín y estaba casado con Francisca Portales. Había nacido en Chile y en 1774 reclama a esa Gobernación certificación de no tener ‘mala raza’ (suponemos no ser de ascendencia judía) la cual presentó al Cabildo local. En otra documentación aparece como vecino de Corrientes. En 1775 el mismo Cabildo la concede la concesión de una cancha de bolos y en 1777 vuelve a presentar certificación de limpieza de sangre. Poseía además algunas propiedades en Santa Fe de cuyas rentas vivía. Al parecer tenía cierta amistad con Francisco Javier de la Rosa, razón por la cual éste le recomienda para el cargo de ‘cuestor’.

En 1779 el Obispo Malvar y Pinto que se encontraba de Visita Pastoral en Santa Fe le concede licencia para que por si o por otro pueda recoger limosna para la capilla que se intentaba construir en la lonja de María Rosa González de Setúbal de de la Rosa, lo cual cumplió a conciencia tal como se desprende de los testimonios del Pbro. Francisco Vera y Múxica.

La recolección de limosna que canónicamente era denominada ‘cuestación’ era una práctica habitual en el Río de la Plata, ya sea por la regularidad con que una institución eclesial (orden religiosa, cofradía, hermanad) llevaba adelante la misma o por la variedad de instituciones que al mismo tiempo llevaban adelante esta práctica.

En el caso de Juan Ventura Díaz la ‘cuestación’ se convirtió en una verdadera ‘empresa’ espiritual y económica ya que junto a la divulgación del culto a la Virgen había estructurado todo un sistema contable que le permitía tener actualizado los ingresos y egresos ya que por el tipo de bienes que se recibían y los gastos del personal que le acompañaba continuamente se debían realizar operaciones comerciales.

Este último aspecto no era de menor importancia ya que sin la recolección de estos fondos hubiese sido imposible concluir la capilla de Guadalupe que estaba parada por la falta de recursos, a la par que no podemos dejar de transcribir el aspecto religioso que rodeaba la solicitud de limosna:

‘a cualquier paraje adonde llegaban ponían la virgen sobre un altar y toda la noche la velaban llevándola con gran cuidado y cuando llegaban a paraje donde se podía le mandaban decir si misa cantada con la solemnidad debida (...) que /Juan Ventura Díaz/ contaba muchos milagros que había hecho aquella imagen en distintos parajes y ocasiones (...) .... se practicaba todo con gran creencia veneración ofreciendo incienso y olores al culto de María Santísima que rezaban el rosario con mucha devoción (...) que cuando llegaban a paraje donde hubiese casas inmediatas mandaba convidar a los dueños para que viniera a rezar y velar la virgen Santísima (...) /y/ que en todas partes en donde llegaban con dicha Señora tiraban tiros con armas que son de la Virgen...’

Toda esta actividad se corta en 1785 cuando a raíz de la denuncia del Capellán de Lujan, Juan Ventura Díaz es detenido y los bienes que había recogido, confiscados. Solo el capitán de Dragones de Colonia, Fermín de Riglos deja mal parada la persona de nuestro ‘cuestor’, pero en el juicio realizado no se puede comprobar ni prácticas idolátricas ni malversación de los fondos obtenidos.

Tal vez si haya sido objetable –y esto motiva la denuncia- presentar a la veneración la imagen de Luján aunque para esto Díaz podía argumentar el texto episcopal donde se lee ‘.... Nuestra Señora del Ugán título de Guadalupe’.

Tras haber purgado prisión en la Banda Oriental fue liberado por el Gobierno interino de Buenos Aires quién consideró que su único delito era ‘... haber hechos las questaciones sin las competentes licencias del Gobierno, contentándose con la del Eclesiástico, porque creió que con este le bastaba...’.

A partir de entonces perdemos su rastro...

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