lunes, 4 de agosto de 2008

EL CLERO DIOCESANO PIAMONTES EN SANTA FE

Su actuación en la provincia de Santa Fe (Argentina)
Pbro. Edgar Gabriel Stoffel


Una de las necesidades más sentidas que experimentaron aquellos inmigrantes que venían de las zonas rurales del Piamonte y se asentaban en nuestra extensa campaña santafesina, fue la carencia de templos y de sacerdotes que no sólo los atendieran, sino que -sobre todo- les hablaran en su propia lengua.
De allí que, pasados los primeros años y tras la construcción de la primera capilla en cada colonia, surgiera el reclamo a la curia paranaense primero y luego de 1898 a la de Santa Fe, para que el obispo enviase al lugar, sacerdotes que atendieran las necesidades espirituales de las nuevas poblaciones.
Entre los diversos grupos humanos que ocupan nuestra provincia, se encuentran los piamonteses, quienes imprimirían una dinámica particular a los sitios en los cuales se asentaron, especialmente en la región centro-oeste.
Esta impronta tendrá entre sus fundamentos la preservación -al menos en las primeras generaciones- del dialecto de origen que -al decir de Daniel Imfeld- se convirtió en una verdadera "fuerza identitaria", siendo el núcleo familiar su bastión principal.
El otro ámbito en que el "piamontés" trató de ser conservado, como señala el autor citado, fue el de la religiosidad que se identifica con las prácticas de la Iglesia Católica. No es casualidad, entonces, que al mismo tiempo que se solicitaba un capellán "... por no vivir especialmente los jóvenes como animales", al decir de Juan Tessa desde López; en otra ocasión, los vecinos de dicha localidad señalaban que se envíe "... se i possibile, un prete piemontesi, essendo quivi in gran maggioranza la popolazione piemontese".
En esa misma perspectiva, se manifestaban los vecinos de Díaz, quienes reclamaban se les proveyera "... de un párroco estable, si es posible italiano, piamontés',' y los de Cañada Rosquín cuya única crítica al sacerdote enviado (un español) es que no es de origen piamontés.
Era tal la presión de los piamonteses en este sentido que el Pbro. Egmidio Segarra (inspector de parroquias) informó al obispo Boneo que si se consiente el pedido de los colonos -que a veces ni siquiera aceptaban a sacerdotes italianos- tal situación sólo podría resolverse "... mediante un traslado a ésta del clero piamontés...".
Esto explica por ejemplo, que en Gálvez el padre Domingo Rinaldi que era de origen lombardo, en la misa para los colonos que predicaba en italiano lo hacía mechando giros piamonteses para contentar a esta porción de su feligresía.
Curas piamonteses en Santa Fe
Por cierto que no hubo un traslado en masa del clero piamontés a estas tierras, pero sí algunos integrantes de ese cuerpo sacerdotal -documentados alcanzan a 50- arribaron a nuestras tierras.
En esta nota, queremos recordarlos, aunque no a todos por razones de espacio, ya que ellos ayudaron a nuestros ascendientes a perseverar en la fe que los sostenía a la hora de afrontar las adversidades que generaba la "terra promessa" que no daba nada sin esfuerzo y constancia.
Son los siguientes:
· Gabriel Acastello: había nacido en Carmagnola en 1877 y fue ordenado sacerdote en 1902. Tras desempeñar diversos oficios pastorales se trasladó a nuestra provincia en 1907 donde permaneció hasta 1912, desempeñándose como vicepárroco de San Guillermo. Regresó en 1925 para desempeñarse en Maggiolo y en Suardi. En 1931, regresó a Torino para ejercer allí la cura de almas y en 1954 falleció en el Cottolengo de esa ciudad.
· Francesco Bertetti: nacido en Volpiano (il paese de mi bisnono) en 1861, fue ordenado sacerdote en 1885 y alcanzó el Doctorado en Teología. Como el anterior, ejerció la cura de almas en diversas parroquias y en 1907 se trasladó a Santa Fe, donde ejerció como capellán de Irigoyen (1891-1896), cura de Vera (1898), capellán de Emilia (1899), cura de Zenón Pereyra hasta 1901 y luego de Santa Clara Saguier, hasta recalar en 1905, en Arroyo Seco. Regresó a Italia en 1906 donde falleció en 1940 tras una intensa labor pastoral.
· Pablo Calleri: originario del Obispado de Mondoví, había nacido en 1856 y fue ordenado sacerdote en 1881. Aunque a nuestro país llegó en 1890 recién ingresó a Santa Fe en 1901 y fue designado capellán de Rufino. En 1905 fue nombrado cura encargado de Llambí Campbell pero poco después marchó como cura vicario a Ceres. Tras residir un corto tiempo en Tucumán por razones de salud, entre 1910 y 1931, se desempeñó como cura vicario de María Juana. En ese año se ausentó definitivamente a su país, donde falleció en 1938.
· Federico Derossi: diocesano de Mondoví, capellán de Máximo en 1898.
· Severino Dutto: originario de la Diócesis de Cúneo. Fue admitido en Santa Fe en 1922 y designado vicepárroco de Castelar y encargado de Crispi. En 1925, fue trasladado a Casas como vicario ecónomo y en 1926, lo encontramos como vicario cooperador en Cañada de Gómez y luego en Santa Rosa (Rosario). En 1927, fue nombrado vicario ecónomo de Rigby y en 1929 cura párroco de dicha localidad. Al finalizar ese año fue trasladado con el mismo título a Sa Pereyra y en 1935 se retiró de la diócesis.
· Calixto Favre: nacido en S. Mauricio Canavese en 1888, se doctoró en Teología y fue ordenado en 1906. Arribó a Santa Fe en 1921 y tras un corto interregno en Hersilia fue designado vicario cooperador de Las Rosas (1922), pasando al año siguiente a Montes de Oca como vicario ecónomo. En 1924 fue nombrado vicario ecónomo de Ramona. Regresó a Italia en 1949 y falleció en el cotolengo de Torino en 1952.
· Benito Galliano: provenía del Obispado de Mondoví y fue admitido en Santa Fe en 1901 y al mismo tiempo nombrado capellán de Avellaneda. En 1904, fue designado capellán de Montes de Oca y en 1908 vicepárroco de Progreso. En 1909 se retiró de la diócesis.
· Juan Gallo: nació en Cavaller Maggiore en 1869, fue ordenado sacerdote en 1893. En 1911, se lo nombra Cura Vicario de Avellaneda y al año siguiente de Providencia. En 1913, se retira de Santa Fe y recala en Alvear (Corrientes). Fallece en su pueblo natal en 1931.
· Gabriel Gardois: oriundo del Obispado de Pinerolo, llegó a Santa Fe en 1894 siendo designado capellán de Sa Pereyra. En 1896, fue trasladado como capellán a Pilar donde en 1898 fue designado cura párroco. Falleció en 1916.
· Bartolomé Ghione: nació en Villafranca en 1876, recibió la ordenación sacerdotal en 1899. Se desempeñó en la diócesis de Santa Fe, donde llegó en 1905, un breve tiempo como teniente cura de Santa Rosa (Rosario) y a partir de 1906, como cura de Jacinto Aráuz, donde falleció en 1936.
· Serafino Ostorero: nació en Coazze en 1868, fue ordenado sacerdote en 1893. En 1906, ingresó al obispado de Santa Fe y fue nombrado capellán de Progreso hasta el año siguiente, cuando fue enviado a Cañada Rosquín como capellán. En 1912, fue nombrado cura párroco de San Martín de las Escobas, donde falleció en 1916.
· Carlo Emilio Picchiottino: nació en Rocca Canavese en 1868 y ordenado sacerdote 1893. En los últimos años del siglo XIX ingresó a nuestra provincia para desempeñarse como capellán de Llambi Campbell y Santa Clara Saguier, pero en 1898 pasó a Entre Ríos y luego a Córdoba, donde falleció en 1931.
· José Ricaldoni: originario de la diócesis de Acqui, ejerció el ministerio sacerdotal en Rosario en los años '70 del siglo XIX.
· Pietro Ripamonti: nació en Villafranca en 1876, alcanzó el sacerdocio en 1900. En 1906, arribó a la diócesis de Santa Fe y fue designado capellán de Ramona. En 1907, fue trasladado a Vila y en 1910 designado cura vicario de Lehmann y en 1916, de Pilar. En 1922, fue capellán del Hospital de Caridad de Santa Fe, en 1925, vicario ecónomo de Castelar y al año siguiente de San Martín de las Escobas. En esa localidad, en 1919 fue nombrado cura párroco hasta 1934, cuando se retiró a su país. Allí se desempeñó en diversos oficios eclesiásticos hasta que falleció en Giaveno en 1949.
· Bartolomé Riva: nació en Lemie en 1876, fue ordenado sacerdote en 1901. Fue admitido en el Obispado de Santa Fe en 1908 y entre 1912 y 1921 lo encontramos como cura vicario de Ceres. En ese año, retornó a Torino pero poco después volvió para hacerse cargo de la parroquia de Hersilia, donde falleció en 1923.
· Juan B. Rizzo: provenía del Obispado de Mondoví. En 1895, fue designado capellán de colonia Ancalú y en 1918, cura vicario de San Gregorio. En 1903 fue capellán del Hospital Italiano de Santa Fe.
· Antonio Rossi: originario del Obispado de Novara, había nacido en 1884 y ordenado en 1906. En 1923, fue admitido en Santa Fe y enviado como vicario ecónomo a San Cristóbal. En 1924, ocupó el mismo cargo en Castelar y en 1925 fue designado vicepárroco de Suardi.
Destinos pastorales
NOMBRES PARA RECORDAR
Otros sacerdotes que aportaron sus enseñanzas en nuestras tierras fueron:
· Jorge Rossi: natural de Cavaller Maggiori, donde había nacido en 1865, fue ordenado sacerdote en 1888. En Santa Fe fue capellán de San Vicente entre 1890 y 1898 y, a partir de ese año, cura vicario de María Juana hasta 1904, cuando fue trasladado a Rosario como capellán del Hospital Italiano y confesor de las religiosas allí asignadas. En 1915 fue nombrado vicepárroco de colonia Cello. Falleció en 1931.
· Miguel Rossi: provenía del Arzobispado de Turín. En 1917 fue designado cura párroco de Ibarlucea y en 1924 pasó a Alberdi como vicepárroco hasta 1927, en que se le otorgó el título de párroco.
· José Stecco: originario del Obispado de Mondoví, su primer destino pastoral fue como vicario ecónomo de Escalada en 1924. Al año siguiente pasó con el mismo cargo a Rigby, donde permaneció hasta 1927, cuando fue trasladado a Hersilia y, de allí, en 1932 a Colonia Cello. En 1934 fue designado cura párroco de Santa Clara de Buena Vista, donde se desempeñó durante varias décadas. Falleció en 1975.

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