viernes, 24 de agosto de 2007

BOLETÍN ECLESIÁSTICO DE LA DIÓCESIS DE SANTA FE

Medio para la comunión, la formación y la actualización del clero
Pbro. Edgar Gabriel Stoffel
estoffel@ucsf.edu.ar

El 1° de julio de 1900 veía la luz una publicación, que con alternancias y diversas denominaciones serviría a lo largo de esta centuria, como nexo entre el Pastor y su clero y la feligresía entera.
Nos referimos al BOLETÍN ECLESIÁSTICO DE LA DIÓCESIS DE SANTA FE (BEDSF) fundado por Mons. Juan Agustín Boneo, deseoso de tener una publicación de este tipo y cuyo fin era que el clero estuviese "... más al corriente de las disposiciones generales de la Iglesia y de las particulares de la Diócesis, proporcionándoles al mismo tiempo lectura útil y conveniente al mejor desempeño de las sagradas funciones de su ministerio" .
En verdad no se trataba de una originalidad de nuestro primer Obispo, ya que publicaciones de este tipo existían en Europa, América y en nuestro mismo país .
Ya desde el año 1898 se publicaba en Argentina la Revista Eclesiástica del Arzobispado de Buenos Aires y el Boletín Eclesiástico de la Diócesis de la Plata y en 1899 el Concilio Penario de los Obispos de América Latina había señalado:
"También es de desearse que en cada diócesis, ó por lo menos en cada provincia, se publique un Boletín Eclesiástico"
Aunque no explicite esta puntualización del Concilio Plenario- como si lo hará Mons. Espinosa en lo que creemos es una refundación de la Revista Eclesiástica de Buenos Aires en 1901 -seguramente la misma estará en el espíritu de Mons. Boneo, a quien conocemos deseoso por aplicar a esta jurisdicción aquellas sabias normativas .
El Decreto expedido el 19 de junio de ese año señalaba que el Boletín era "órgano oficial de esta Curia Eccla de la Diócesis de Santa Fe", especificaba la temática (Documentos y Decretos Pontificios, disposiciones episcopales y ordenanzas diocesanas y temas de interés y utilidad para el clero y los fieles), determinaba su periodicidad que sería quincenal, nombraba como Director al Pbro.Tomás Dutari Rodriguez y Administrador al Pbro. Melchor Mazzucchi, ordenaba a los Curas Rectores Vicarios y Capellanes de Iglesia suscribirse y conservarlo en el Archivo Parroquial y lo encomendaba -como tantas otras obras diocesanas- a la protección de Nuestra Señora de Guadalupe y San José .

CARACTERISTICAS
Una primera constatación es que en su diagramación, el Boletín Ecclo tuvo una fuerte influencia de la Revista Eclesiástica del Arzobispado de Buenos Aires (Provincia eclesiástica a la que pertenecía nuestro Obispado), que como ya hemos señalado había sido fundada en el año 1898 y en la cual podemos encontrar documentación oficial expedida por esta jurisdicción episcopal .
En sus dos primeros años de vida la REABA tuvo un formato mas bien pequeño (15 cm de ancho por 21,70 de alto), cada página estaba divida en dos columnas, salvo la primera en la que su parte superior se ubicaba un corte transversal donde figura el nombre de la publicación y por encima de este, el año, la fecha y el número, tenía 32 páginas y aparecía quincenalmente.
Nuestro Boletín conservaba la misma estructura de diagramación y las medidas eran prácticamente coincidentes (15 cm de ancho por 22 de alto)y aparecía también quincenalmente, pero difería en el número de páginas (16), la ausencia del nombre del Director (que si aparece en la REABA) y el agregado de un sumario, del que carecía aquella.
Con este formato se publicarán un total de 24 números que suman un total de 412 páginas, a las que hay que agregar un índice de todo lo publicado y otro temático por orden alfabético .
A partir del 1° de julio de 1901, se aumenta el tamaño pasando a medir 16,50 de ancho por 25,40 aunque permanece la misma configuración, cantidad de páginas y periodicidad hasta el año 1908 en que cesa su publicación.
EVOLUCION POSTERIOR
Al cesar su publicación, la difusión de la documentación oficial del Obispado se realizará a través de la REABA, en la cual la Diócesis tendrá su lugar para la divulgación de las disposiciones ofíciales, el movimiento de Curia, Informes de Misión y otros asuntos.
Esta determinación se tomaba en virtud de la importancia que había adquirido la REABA (y así lo recordaría Mons. Boneo en el auto de restablecimiento del Boletín) y regían para los curas las mismas disposiciones en cuanto a suscripción y archivo.
Por Auto del 10 de diciembre de 1916 se restaura el BEDSF ya que a pesar de las ventajas que ofrecía la REABA, no cumplía -debido al retraso en la publicación- con el fin principal por la cual se la había adoptado: " ... llevar a conocimiento del V Clero en la debida oportunidad los decretos de la Santa Sede, las disposiciones diocesanas y el movimiento religioso de la Diócesis " .
Al ser elevada nuestra Diócesis a Arzobispado en 1934 pasará a denominarse Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de Santa Fe y en 1937 aparece como Boletín Oficial de la Arquidiócesis de Santa Fe.
A partir del año 1944 se convierte en Revista Eclesiástica del Arzobispado de Santa Fe, de aparición mensual primero y luego bimestral, pero de 1958 en adelante y hasta 1970 recupera el nombre de Boletín Eclesiástico y su aparición será irregular, especialmente en los últimos años de este período.
Con un estilo bastante renovado respecto a los anteriores, desde el año 1971 se le intitula como ra Revista del Arzobispado de Santa Fe, hasta que en 1992 se le adosa de la Vera Cruz en virtud de la nueva denominación de la Arquidiócesis.
LA DIRECCION
Como ya lo hemos indicado, en el Decreto de fundación se nombraba al Pbro. Tomás Dutari Rodriguez como Director del Boletín.
Este sacerdote, que en ese momento se desempeñaba como Capellán del Santuario Diocesano había nacido en la levítica localidad de Villa del Rosario (Pcia. de Córdoba), en la familia conformada por Norberto y Pilar Rodriguez, quienes le dieron a nuestro clero tres hijos más: Norberto, Antonio y Félix. Tras realizar sus estudios en el Colegio de la Inmaculada Concepción (Sección Seminario) fue del primer grupo de sacerdotes diocesanos ordenados por Mons. Boneo el 21 de diciembre de 1898 y a partir del 6 mayo de 1900 se hizo cargo del Santuario de Guadalupe, al que Mons. Boneo había sujetado a la jurisdicción diocesana.
En este cargo permanece hasta principios de 1901 en que es nombrado encargado del Curato de la Catedral , suponemos que provisoriamente dada la enfermedad del Párroco y a mediados de ese año se lo designa Capellán de San Carlos Norte , pero el 10 de julio se le concede ell "ex cat" para trasladarse al Obispado de Paraná .
En el primer número, en una nota titulada "A nuestros lectores" esboza el plan de trabajo en el cual promete poner todo su empeño para cumplir de la mejor manera posible la tarea encomendada, para lo cual manifiesta su insuficiencia aunque se siente alentado por la voluntad del Pastor .
A lo que podríamos denominar información oficial (primer objetivo del Boletín), señala que se le agregará:
- cuestiones teórico-prácticas que se relacionen con el ministerio sacerdotal, incluso de las ciencias contemporáneas;
- comentario homileticos;
- vida de la Iglesia universal (con un corresponsal en Roma) y de la Iglesia diocesana (actividades del Prelado e informaciones provenientes de Parroquias y Capellanías).
Un recorrido rápido por las 236 páginas, nos permite comprobar el cumplimiento fiel (salvo alguna rara excepción) del programa trazado.
A partir del N° XVI se hace cargo de la dirección el Pbro. Juan Gil y Santa Pau, sacerdote de origen español, nacido en 1848 en Valencia y que había llegado a nuestro país en 1887.
Tras ejercer varios años y en diversos destinos en el entonces Obispado donde actuó hasta el año 1912, desempeñándose como cura de Coronda, capellán del Santuario de Guadalupe, Fiscal de la Curia de Santa Fe y Director Espiritual del Seminario diocesano .
De pluma batalladora, tal como lo evidencian sus intervenciones periodísticas con motivo del conflicto suscitado por la posesión de la imagen de Guadalupe donada a los padres dominicos por Antonia Godoy y reclamada por el Diocesano y el mismo lo confiesa , se dirige en el N° XVI del 16 de febrero a sus pares señalando que en líneas generales se seguirá el programa de trabajo, expuesto en el N° 1, aunque no descarta variaciones que él denomina adiciones.
La parte más medular de su presentación es la que señala que el Boletín expresa la voz del Obispo: " ... el eco que la hace vibrar de uno al otro confín de la Diócesis: y ningún sacerdote ignora que a los Obispos, como sucesores de los Apóstoles, se dirigió N. S. Jesucristo cuando dijo: 'Qui vos


Audit, me audit'" .
Un análisis del período que corre hasta julio de 1901 pone de manifiesto que se ha continuado con el estilo anterior, pero al comenzar el segundo año de vida se cambia el formato y se señala bajo el enunciado "Nuestro Boletín", que el programa no necesita ser cambiado sino que necesita desarrollarse.
En esta nota, cuya autoría pertenece a "La redacción", anuncia que se publicará un apéndice con los Decretos promulgados por Mons. Boneo desde su asunción hasta la aparición del Boletín y que en sus páginas se recogerá todo los referente a la Liturgia (historia y decretos), teología pastoral, moral, Derecho, Historia Eclesiástica, hermenéutica, casos prácticos y comentarios bibliográficos ; comenzando a renglón seguido con lo prometido sobre Liturgia .
El 3 de enero de 1903 asume la dirección del Boletín el novel sacerdote Fortunato Gentile, ordenado por Mons. Boneo el 20 de diciembre del año anterior y que desempeñaría una serie de cargos a lo largo de esta década, para finalmente ausentarse de la Diócesis .
Con el nuevo Director el Boletín continuará su misma línea de trabajo, lo cual nos hace pensar que mas allá de los Directores, está la presencia de Mons. Boneo, de quien no se deja de recordar que el Boletín debe a él su existencia .
Partícipe de este proyecto fue el Pbro. Melchor Mazzucchi, natural de Mondoví (Italia), hijo de Giusseppe y María M. Crossetti, nacido en 1877, quién ingresó al Seminario diocesano tras realizar estudios en su Diócesis natal y fue ordenado por Mons. Boneo el 17 de junio de 1900 .
Designado como administrador junto al Pbro. Dutari Rodriguez, continuó con Gíl y Santa Pau en la misma tarea, hasta que en en 1903 es destinado a la Capellanía de Carmen del Sauce.

UN INSTRUMENTO NECESARIO Y EFICAZ
Para juzgar acerca de la importancia que ha tenido el Boletín, es menester en primer lugar una suscinta descripción de la realidad diocesana en aquella primera década de vida de su erección canónica por Su Santidad León XIIl.
Como es sabido, la jurisdicción episcopal abarcaba la provincia de Santa Fe y los entonces territorios nacionales de Chaco y Formosa, lo que significaba una longitud de 1870 Km. por
700 Km. en su mayor latitud. Una geografía donde se entremezclaban las pampas feraces y los bosques mas tupidos, ciudades de importancia como Rosario y pequeños villorios, millares de inmigrantes llegados de la vieja Europa y sus hijos que continuaban conservando la cultura de sus mayores e indígenas que recién eran incorporados a la sociedad que se estaba construyendo.
Así nuestra provincia contaba con 397.188 habitantes (230.701 argentinos y 116.487 extranjeros), Chaco con 10.422 habitantes (7.555 argentinos y 2.867 extranjeros) y Formosa con 4.829 habitantes (2.302 argentinos y 2.437 extranjeros), de los cuales el 91% se declaraba católica.
Para la atención de esta población tan diversa y diseminada en varios centenares de ciudades, pueblos y colonias, la Iglesia contaba con algo mas de un centenar de sacerdotes del clero secular, a los que había que sumarle los miembros de ordenes y congregaciones religiosas .
La mayoría de los sacerdotes eran extranjeros (tanto entre los seculares como los religiosos), destacándose los italianos y los españoles, aunque no faltaban alemanes y algún que otro irlandés, y entre los primeros, provenientes de las más diversas regiones.
No pocos de estos sacerdotes estaban de paso y algunos de ellos, a pesar del cumplimiento de las normas de la Santa Sede sobre recepción de clero extranjero, no estaban dispuesto a sujetarse demasiado a la autoridad eclesiástica por lo cual se hacía difícil su integración e incorporación a una pastoral orgánica, cuanto más que la mayoría se habían formado en diversos seminarios, y el clero local era todavía demasiado exiguo como para desarrollar un estilo pastoral propio .
A través del Boletín, quincenalmente los sacerdotes y por ellos, sus feligresías podían anoticiarse de los movimientos del clero, las Visitas pastorales del Obispo, sus cartas de Cuaresma y otras exhortaciones, aprobación de Comisiones de Iglesia, la vida religiosa de otras comunidades y por sobre todo las disposiciones de la Iglesia universal y particular, que debían regirles.
En el Boletín, los Curas Párrocos y Capellanes encontrarán respuestas a los interrogantes que se les plantean en el campo de la moral y de la liturgia, lo que no es poco si recordamos la mentalidad rubricista y casuística de aquel tiempo y a la vez elementos para configurar el perfil sacerdotal y pastoral.
Al respecto se publican en el Boletín del año 1905 una serie de notas sobre las virtudes pastorales, para que los sacerdotes desempeñen con fruto y provecho su digno ministerio, leyéndose al comienzo de la nota:
"¿Como será el párroco un buen pastor?. Helo aquí: Cristo dice del buen pastor que conoce a sus ovejas, está resuelto a dar la vida por ellas, busca a las extraviadas hasta encontrarlas y en fin las conduce a buenos pastos. De esto se sigue que el pastor de almas debe tener, 1° un exacto conocimiento de su grey, 2do, tal amor a ella que esté dispuestos sacrificar la vida por la salud de los feligreses, 3ro., celo pastoral que se esfuerce con eficacia en salvar almas, y 4to. prudencia pastoral o sea circunspección en la dirección de las almas " .
El pensamiento de Mons. Boneo al respecto queda explícito en el Decreto de patronato de San Juan María Vianney del año 1906 en el cual se comunica a los Párrocos que el Santo Padre Pío X ha concedido el permiso del citado patronato y que se publica en el Boletín del l° de julio de 1900.
Entre otros conceptos, señala el Obispo:
"Arte de las artes ha sido, con sobrada razón, llamado el régimen de las almas, dada la labor incesante y delicada, la consumada prudencia y santidad que se requiere. Y si en todo tiempo el ministerio parroquial ha exigido en los que han sido llamados a ejercerlo, dotes superiores ¿que no exigirá en nuestros días, en que todo parece conjurarse para dificultar la santa y sublime misión de verdaderos pastores de almas?".
Todo lo cual debía ser sostenido por una profunda vida espiritual, en la cual los Ejercicios espirituales anuales, tienen un lugar singular y a su fomento se abocará también el Boletín, tal como sucede con la nota de la Redacción del año 1903 en la que se hacen una serie de apreciaciones sobre la importancia de los mismos para la vida sacerdotal., la cual por más fervorosa que sea corre siempre el peligro de entibiarse o enfriarse .
Antes de concluir, el redactor recuerda que es el propio prelado quien invita a participar de los mismos, por lo cual exhorta a los sacerdotes (entre quienes se incluye) a corresponder a ese don de gracia imitando el ejemplo de los santos clérigos que son gloria de la Iglesia.
Hay que señalar también que la preocupación por la participación en los Ejercicios que manifiesta el Boletín, no es solamente exhortativa sino que después de cada data, publica los nombres de quienes asistieron a la misma .
LA IMPORTANCIA DE LA DEVOCION GUADALUPANA
Desde su nacimiento el Boletín tuvo una impronta guadalupana, ya que fue puesto bajo su auspicio y sus primeros directores estuvieron directamente ligados al Santuario, por no mencionar la devoción especial de Mons. Boneo.
Ya el ejemplar del 1° de setiembre de 1900 trae la primera referencia con la publicación del Edicto de la Primera Peregrinación diocesana convocada por Mons. Boneo, pero lo mas importante es la dedicación de un número especial dedicado a esta advocación tan santafesina, con el cual se interrumpe el orden de nuestro programa ..." , cumpliéndose así "...con un deber que la gratitud y el cariño nos imponen para con la Santísima Virgen de Guadalupe bajo cuya protección y auspicio hemos colocado desde un principio nuestra labor y nuestra pluma" .
La importancia de esta edición radica en que además de la crónica de la citada peregrinación, recoge una serie de datos históricos (fundamentalmente de Lassaga) que servían para ilustrar a un clero y a una población tan cosmopolita, que en esta devoción forjaría un aspecto de su identidad religiosa y cultural .
Año tras año encontramos en sus páginas la publicación de las convocatorias diocesanas a la fiesta mayor del pueblo santafesino las exhortaciones del editorialista, y quincenalmente las donaciones recibidas, los trabajos en la vieja capilla del ermitaño, los avances de las obras una vez que se decida la construcción de la actual Basílica, la conformación de comisiones Pro-Santuario y los privilegios concedidos al mismo.
A MODO DE BALANCE
Consideramos que la publicación y difusión del Boletín Eclesiástico fue altamente provechosa para la Iglesia diocesana en su primera década de vida, etapa fundacional en la que sentaron las bases de lo que luego vino a ser el Arzobispado de Santa Fe (hoy de la Vera Cruz) y las Arquidiócesis y Diócesis que fueron surgiendo en estos cien años en el ámbito de la jurisdicción original.
Desde sus páginas fue posible mejorar la comunicación entre el Pastor y su clero y el resto del Pueblo Dios e imprimir un espíritu diocesano en un tiempo en que la distancia y una mentalidad demasiado parroquialista, a la que había que sumarle los atavismos traídos desde los lugares de, origen por una feligresía que estaba en proceso de adaptación, obraban como obstáculos.
Pero no solo en esto reside su importancia, sino que en nuestro tiempo ha devenido fuente segura para investigar la historia de la Iglesia particular, como así también en lo que se refiere a la historia y practica de la liturgia y la moral, al menos en el siglo XX.
Un verdadero esfuerzo, que no siempre contó con el apoyo del mismo clero al cual en diversas ocasiones se le recuerda la obligación de abonar la suscripción, y que consideramos -si bien la temática no parecía demasiado atractiva- era de justicia recordar.

Nota: Se autoriza a utilizar este material siempre y cuando se cite la referencia y se envíe una copia del trabajo a la siguiente dirección:

Pbro. Edgar Gabriel Stoffel
Avda Gral López 2720
3000 – Santa Fe (Rca. Argentina)

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