jueves, 28 de febrero de 2008

SUBSIDIO PASTORAL E INVESTIGATIVO

LINEAS PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE UNA PARROQUIA
Pbro. Edgar Stoffel
estoffel@ucsf.edu.ar

1) Marco General
a. ¿Qué es una Parroquia?
b. Parroquia urbana y parroquia rural. Problemáticas diversas
c. Desarrollo de la estructura eclesiástica en Santa Fe. Nociones fundamentales

2) Marco Sociológico
a. Características del lugar. Historia y geografía
b. Movimientos de población
c. Cambios sociales

3) Marco Eclesial
a. Aspectos jurídicos
- localización de la Parroquia mas antigua de la zona
- Grado de dependencia con la parroquia mas antigua
- Erección como Capellanía (Capilla y Capellán estable), Vice Parroquia o Cuasi Parroquia
- Erección Parroquia
- Desmembramientos posteriores

b. Aspectos pastorales
- Sujetos de la evangelización (los pobladores –número, evolución, proveniencias, etc y su religiosidad)
- Agentes pastorales (sacerdotes, religiosos/as, laicos)
- Metodología evangelizadora
- Contenidos de la evangelización
- Práctica sacramental

c. Aspectos estructurales
- Construcción de la Capilla y/o Templo. Procesos
- Obras de la Iglesia (educativas, sociales)
- Financiación de las obras parroquiales

d. Vida del Pueblo de Dios
- Importancia del sacerdote y Visita episcopal
- La celebración eucarística
- Culto a Jesucristo a Nuestra Señora
- Devoción a los santos
- Moral y costumbres
- Anticlericalismo e indiferentismo
- Vocaciones sacerdotales y religiosas
- Asociaciones laicales
- Archivos parroquiales

4) Fuentes para el estudio de una Parroquia
a. Fuentes documentales: Es necesario consultar en el Archivo Diocesano, en el parroquial y en los civiles.
b. Fuentes Bibliográficas: Historia de la Iglesia, civiles y económicas de la región; historia de la localidad (ciudad o pueblo), trabajos sobre aspectos particulares del lugar y periódicos locales o zonales. También fotografía, filmaciones y los nuevos soportes de imágenes.
c. Testimonios orales. Es conveniente tomar varios sobre un mismo tema para confrontar.

*****************************


RECUPERACION MEMORIA HISTORICA SOCIAL Y RELIGIOSA DE LAS COMUNIDADES BARRIALES




A) FICHA TÉCNICA

- Nombres y Apellidos entrevistado:
- Lugar de Nacimiento
- edad
- Iglesia donde recibió Bautismo, Confirmación, Comunión, Matrimonio
- Nacionalidad de los padres y actividades
- Trabajo/trabajos desarrollados
- Dirección actual

B) GUIA PARA EL DIALOGO

1) Cuanto hace que vive en el barrio
2) Porque razón vino a vivir a este lugar
3) Recuerda en que otros lugares vivió antes de llegar al barrio
4) Como era el barrio cuando se radicó en él. Que familias vivían entonces
5) Que cambios (positivos/negativos) hubo desde entonces
6) Cuanto hace que conoce o va a la Parroquia
7) Y antes donde iba Ud y su familia (a que Iglesia)
8) Donde bautizó a sus hijos. A que lugar asistieron a Catecismo
9) Si no había templo cuando llegó, recuerda donde se rezaba la Misa en el barrio
10) Como se enteró de que había una Iglesia y Parroquia en el barrio
11) Que recuerdos tiene de los primeros tiempos de la Iglesia en el barrio (construcción, gente que trabajaba en ella, tareas que se realizaban, sacerdotes, etc)
12) Que progresos ha habido desde entonces en la Parroquia
13) Agregue lo que le parezca pertinente
14) Tiene alguna foto, recorte de diario, programas, etc que tengan que ver con el barrio o la Iglesia (aunque sean fotos familiares)

C) FICHA MATERIAL DOCUMENTAL

1) descripción documento/documentos
2) posibilidad de consulta (si) (no)


NOTA: Se aceptan todos los aportes que se crean pertinentes para mejorar este esquema.

miércoles, 13 de febrero de 2008

LA VIRGEN CORONADA

Pbro. Edgar Stoffel

Al poco tiempo de su llegada a Santa Fe en el año 1898 para ejercer el pastoreo de esta Iglesia particular erigida el año anterior por el Papa León XIII, Mons. Juan A. Boneo -porteño de pura cepa y amoroso devoto de Ntra. Sra. de Luján- se encontró con la advocación de Guadalupe, a la cual viejos y nuevos santafesinos le profesaban profunda veneración.

A partir de entonces, esta devoción comenzó a ocupar un lugar central en la elaboración de su proyecto pastoral, siendo su primera decisión conseguir del Sumo Pontífice que nombre a la misma como Titular de la Diócesis en lugar del Papa San Gregorio VII y que la Sagrada Congregación de Ritos autorice que su celebración continúe el III Domingo de Pascua tal como se hacía desde 1870.

Obtenidas estas prerrogativas, profundiza su 'opción guadalupana': coloca el Santuario bajo su gobierno y nombra un Capellán permanente y estable en febrero de 1900, se encomienda -al final de la Carta de Cuaresma del 19 de ese mismo mes- a su protección y su celebración el domingo 29 de abril.

Éstas y otras situaciones estarían seguramente en la mente del Obispo cuando al escribir el Edicto de Convocatoria a la Primera Peregrinación Diocesana afirma que desde que tomó posesión, al observar la devoción a la Virgen de Guadalupe de parte del rebaño que el Señor le había confiado, "... no cesamos, entonces, de promover por todos los medios a nuestro alcance tan hermosa y saludable devoción, prenda segura y fuente perenne de bendiciones".

El 19 de agosto de 1900, Mons. Boneo convoca a la Peregrinación de toda la Diócesis que debía concretarse el 14 de octubre, ocasión en que se jurarían los nuevos Patronos concedidos por la Sede Apostólica.

Las disposiciones contenidas en la misma ponen de manifiesto que no se trata de un acto religioso más -aunque fuese el más importante- sino de un verdadero proyecto pastoral, ya que compromete a todas las Parroquias y Capellanías de la Diócesis, las cuales deberían participar de la misma a través de delegados o de la manera conveniente.

Pero, lo más importante es que la participación de este evento no es privativo de los que puedan llegar al Santuario, sino que afecta a todos los católicos en sus propias comunidades, en las que y con ocasión de la misma, deberán ser catequizados al respecto.

El Obispo entendía que el Santuario constituía para los peregrinos un punto de llegada y de encuentro con el Señor y su Santísima Madre en un marco eclesial bien definido, donde su presencia de Pastor de toda la grey es insoslayable, y al mismo tiempo centro de irradiación espiritual que debe alcanzar a los más lejanos.

Tras la jura -verdadero acontecimiento movilizador- y año tras año, además de la tradicional peregrinación que se continuará llevando a cabo los III Domingos de Pascua, el Obispo llevará adelante una serie de emprendimientos que pondrán de manifiesto la centralidad de Guadalupe para la espiritualidad santafesina: restauración artística de la imagen de bulto, y traslado al Santuario; aprobación de una Comisión destinada a proveer la sustentación del Capellán y al establecimiento del Santuario y necesidades del culto; aporte de su peculio de $ 5.000 para la compra del terreno lindante a la capilla; una serie de reformas para adecuarlo a un culto que quería pasar de lo privado o semipúblico a lo diocesano; solicitud a la Santa Sede de gracias especiales para el Santuario y los peregrinos que lo visiten; establecimiento de la Cofradía (luego Archicofradía) de Ntra. Sra. de Guadalupe; construcción de la residencia del Obispo (hoy casa parroquial) y por sobre todo, la convocatoria, en 1904, a la construcción de la actual Basílica y la instalación del Seminario diocesano en inmediaciones del Santuario en 1907.

Junto al empeño y empuje del Obispo, será de fundamental importancia la respuesta de la feligresía católica, esparcida en el vasto territorio diocesano, que aportará su óbolo para que en el año 1910 se hiciese realidad "... la torre gótica bebiendo la luz virgen de altura y como un índice que señalaba el rumbo al Cielo./ No sólo la torre; toda la gran fábrica de ojival estilo que destacábase, en efecto desde muy lejos" en el decir poético de A. Durán.

A partir de entonces, no dejó de crecer la devoción a la Virgen de Guadalupe a la par que se consolidaba la identificación de los hijos de los inmigrantes suizos e italianos con esta advocación, en tanto relegaban las que sus padres veneraban en la intimidad de los hogares o en algún altar de los templos surgidos en las colonias.

Al comienzo de la década del 20, la Virgen de Guadalupe es un elemento fundamental del "imaginario católico" santafesino -baste ver su centralidad en las movilizaciones en torno al rechazo a la Constitución de 1921- y su devoción pone de manifiesto la consolidación de la obra pastoral comenzada a fines del siglo anterior, razón por la cual el ya anciano Obispo considera que ha llegado la hora de solicitar para la imagen venerada el reconocimiento Pontificio, lo que se concreta en 1924.

La coronación de la imagen es una distinción que se concede a aquellas advocaciones que han adquirido celebridad por su antigüedad o sus milagros y a mediados de 1927 se anuncia la concesión papal, dándose inicio a los preparativos para una celebración que se esperaba "apoteótica", comprometiéndose en tal empresa no sólo la Jerarquía, el clero, los religiosos y religiosas y el laicado más cercanos a la misma, sino también el pueblo más sencillo, el cual de manera masiva haría llegar sus aportes para la confección de la Corona.

Para este fin se constituyeron comisiones a nivel diocesano y en la mayoría de las Parroquias que se ocupaban de organizar y difundir el evento, y de recolectar las donaciones que iban desde alfileres de corbata hasta fuertes sumas de dinero en efectivo, pasando por joyas de gran valor y algunos pocos centavos.

El domingo 22 de abril de 1928, fue el gran día en el que los católicos santafesinos, y también, algunos que no lo eran tanto pero no querían permanecer ajenos al acontecimiento, compartieron su devoción a la Virgen con la Iglesia Universal representada por el Nuncio Apostólico Mons. Cortesi, quien tuvo a su cargo la coronación en nombre de Pío XI; la Iglesia de Argentina representada por varios miembros del Episcopado y por si esto fuera poco, una delegación de la Iglesia de México portadora de la bandera que todavía se puede observar en la Basílica y que en esos momentos sufría una feroz persecución.

Junto a éstos, representantes del gobierno, de diversas instituciones sociales y del mismo Ejército argentino, lo cual refleja la crisis del liberalismo que a partir de finales del siglo XIX había laicizado la sociedad a través de un inteligente proyecto educativo instalando la distinción entre "ciudadano" y "católico" y la negación o al menos la marginación de lo religioso en la vida cultural y social.

Las repercusiones de las celebraciones cuya descripción llevaría varias páginas, tuvieron gran eco en la prensa que hablan de la "lucidez" de las mismas (El Orden), "caracteres de gran solemnidad" (La Prensa), "emocionante cuadro" (El Litoral), "acontecimiento religioso nacional" (La Razón), "gran acontecimiento" (El Heraldo), "devota unción de un público nunca registrado aquí" (Nueva Época) y del "cuadro magnífico de la coronación" (El Pueblo).

El Litoral, 12 de febrero de 2008

DE LA REDUCCION DE SAN JAVIER A LA CAPITAL DEL VIRREYNATO

Mayo de 1755. Florián Paucke y sus Mocovíes llegan Buenos Aires

Hugo Di Leonardo

“Llevo una vida alegre y alborozada, pues canto, a veces a la tirolesa, toco los instrumentos que me gustan y bailo también en rueda........." (Carta del Padre Martín Schmid al Rev. Padre Schumacher S.J., fechada en San Rafael, Chiquitos, en 1744)
La Conquista de América por los españoles, tiene aún hoy connotaciones distintas, y despierta además opiniones encontradas.
Pero, sin duda fueron los Padres Jesuitas, los que con su obra evangelizadora lucharon por la integración de estos dos mundos, por entonces muy distintos desde todo punto de vista.
Para ello fue necesario no solo llevar la palabra de Dios sino ponerla en práctica verdaderamente.
En 1534, Ignacio de Loyola funda la Compañía de Jesús con un ideal, el de la profundización, la defensa y la difusión de la fe. El juramento a la Orden compromete a cada miembro a desarrollar una tarea misionera.
Desde Sevilla, sede de la Compañía partieron hacia el Nuevo Mundo los Hermanos de la Orden con la misión de llevar el evangelio a las tierras descubiertas.
Esta gran aventura de los Padres Jesuitas por tierras americanas los llevo a cubrir territorios extensos y muchas veces inhóspitos, para integrar a las distintas comunidades aborígenes.
El método de la Orden era distinto de todos los criterios llevados a cabo anteriormente. Evangelizar no era solo “Convertir y Europeizar” sino conocer y adaptarse a las costumbres de los aborígenes del lugar y por lo tanto ésta era una conversión por medio de la persuasión.
Pero fue sin duda la música uno de los elementos esenciales a través de los cuales los Padres Jesuitas lograron una mejor adhesión a su doctrina. Allí esta la obra de Martin Schmid, Louis Berger, Antón Sepp, Jean Vaisseau y Domenico Zipoli, entre otros, Florián Paucke (1719-1780).
De origen austríaco el Jesuita Florián Paucke arribó al nuevo continente en 1749 trasladándose a Córdoba. Luego de permanecer un tiempo en la ciudad se dirige a Santa Fe en donde se establece como misionero en la reducción de San Javier. (San Francisco Javier) A partir de 1750 Paucke desarrolla una fecunda labor con los aborígenes Mocovíes, que habitaban en la región del norte de la Provincia de Santa Fe, y vecinos de Abipones y de Guaraníes.
Con ellos llega a formar un grupo de excelentes músicos. Varios de los instrumentos utilizados llegaron a ser fabricados por los propios aborígenes y lograron un desarrollo importante con la ayuda de los padres Jesuitas en la construcción de los mismos, destacándose arpas, violines y laúdes, entre otros.
Debe haber sido fructífera la labor de Florián Paucke, con “Sus Mocovíes” puesto que la fama trascendió a otras regiones y es así que en 1755, el Padre Provincial a cargo de la Orden lo invita a venir con sus músicos a Buenos Aires, pero con 3 meses de anticipación a la Festividad de San Ignacio.
Es así, que un grupo de alrededor de 20 Mocovíes o Mocobíes, acompañados por Paucke y entre ellos Joaquín Giochimbogui, el mejor violinista, “que por tanta ponderación nadie le fuera igual en Buenos Aires”, partió desde la Misión de San Javier, en los últimos días del mes de abril de 1755, para arribar a Buenos Aires, a mediados del mes de mayo.
Todos se alojaron in Collegio, como describe el propio Paucke, pero sus alumnos no querían dormir en otro lugar que no fuese en la misma habitación que el jesuita, por tanto este debió habitar en una sala grande en donde estuvieran todos juntos.
La llegada de los músicos Mocovíes, despertó curiosidad en los habitantes, ya que los primeros ensayos en la iglesia fueron muy concurridos por “huéspedes de la mas principal nobleza de la ciudad”, que en grupos de 30 o 40 escuchaban esta “música india” con sorpresa y admiración.
“Finalmente a la Víspera del Santo Padre Ignacio, el pueblo se reunió en tanta cantidad para la víspera que nosotros no solo tuvimos que cerrar el coro sino que dos granaderos armados debían estar al lado de la puerta para que no entrara el pueblo”.
El propio Obispo de Buenos Aires celebró las Vísperas y al día siguiente la Misa cantada (¿Sería la Misa de San Ignacio de Domenico Zipoli? ).El propio Paucke relata con sorpresa estos episodios y dice que “aunque en las Iglesias de Indias se hace música, no se halla tan dotada con instrumentos, sino solo por órgano y los cantores. Cuando hay una música con instrumentos, tienen ellos acaso un arpa y algunos violines, tocan minuetes, marchas y algunas piecitas semejantes entre una misa chica, por lo cual les ha parecido muy extraño pero les ha gustado muchísimo que misas y vísperas fueran cantadas conforme al orden, y esto por mis indios que pocos años antes eran aún paganos y no habían oído música en su vida”.
Días después de las festividades el propio Obispo pidió a Paucke que los músicos tocaran para él. El jesuita debió acompañarlos ya que los aborígenes no querían ir solos. “Yo los envié con sus instrumentos y sus musicales (libros de notas), de los que yo tenía en existencia en buena cantidad y que mis músicos podían tocar muy hábilmente. La música de mis muchachos fue para la admiración y diversión de los huéspedes y ellos no hubieran creído jamás que entre semejantes bárbaros se encontraría tal habilidad para un arte armonioso tan difícil si ojos y oído no los hubiera convencido”.
Las disputas entre España y Portugal, hicieron que en 1767, los Jesuitas fueran expulsados de América. El Hermano Florián Paucke retornó a Europa, en donde falleció en 1780, pero dejo un enorme legado en relatos como Hacia allá y para acá, donde refleja su estancia con los Mocovíes entre 1749 y 1767 (Relato que se encuentra en el convento cisterciense de Zwettl, en Austria) y además cuadros de la época en donde se pueden observar las actividades diarias de los Mocovíes.
FLorian Paucke (o Baucke) nació un 24 de septiembre de 1719, en Witzingen , en la región de Silesia, que se interpreta, a la época podría ser austriaca o polaca, cerca del río Oder. Falleció en 1780 en Neuhaus, en la región de Bohemia.Mas de dos siglos pasaron, pero perdura aún la grandeza de la obra de la Compañía de Jesús. Basta recorrer la Provincia de Córdoba y conocer las Estancias Jesuitas de Alta Gracia, La Candelaria, Jesús María, Santa Catalina, Colonia Caroya y la propia Manzana Jesuítica en el centro de Córdoba capital, para admirar su obra creadora, además de las otras reducciones dispersas entre el Paraguay, Bolivia, Brasil y ese conmovedor lugar de la Provincia de Misiones que son las ruinas de San Ignacio.

Mini.Bibliografía-
Jorge Fondebrider, La Buenos Aires Ajena, Emece, Buenos Aires, 2001 (Traducción de Edmundo Wernicke)-
Facundo Agudín, Música en Chiquitos (Latin American Baroque Works), en el CD Testigo TT10106, 1995-
Leonardo Waisman Músicas de las Misiones de Chiquitos, en el CD Melopea discos CDCCM 008, º992-
Alain Pacquier, Les Chemins du Baroque (Misiones Jesuíticas-Del Altiplano al Altiplano), en el CD K 617-025, 1992

jueves, 7 de febrero de 2008

LA IGLESIA SANTA MARGARITA REINA DE ESCOCIA DE GALVEZ ( STA FE).

Historia y Valoración.
Willams N. Alcaráz
Gálvez (Sta.Fe)



I - GALVEZ

Como otros tantos pueblos tiene su origen en el tiempo de la expansión ferroviaria que se da en el trascurso de los años 80 del siglo XIX en la provincia de Santa Fe.
Con el paso del ferrocarril Buenos Aires y Rosario (FCBAyR) en su prolongación hasta Sunchales, se instala en terrenos adquiridos al Dr. José Gálvez una estación que recibe la denominación de Gálvez.
Al mismo tiempo alrededor de la misma se efectúa el trazado de una urbanización que recibe la aprobación del Poder Ejecutivo el 15 de octubre de 1886 con la denominación de Pueblo Estación Gálvez y un mes más tarde se habilita al servicio público la sección Rosario – Gálvez del ferrocarril (1).
Desde sus inicios el pueblo se perfila con una importante actividad comercial y de transporte de cargas, lo que se traduce en crecimiento poblacional y movimiento socio- económico, esto le permite alcanzar en 1939 la categoría de Ciudad; posteriormente se ira incorporando el sector industrial con preponderancia del rubro metalmecánica.

II - FUNCIÓN DE UN CENTRO URBANO

En nuestro caso el ferrocarril aceleró el proceso de la colonización agrícola adyacente y el centro urbano en torno de la estación permite proveer a los colonos diversos servicios por lo que se instalan desde sus inicios el herrero, el carpintero, el almacenero y tendero, surge la primer carnicería, el despacho de bebidas, luego el restaurante, tiene su sede el Juez de Paz; es designada la Comisión de Fomento, se crea la primera escuela y por consiguiente el templo católico.
Hasta ahí llegaban las familias campesinas el día domingo para asistir a misa y luego hacer las compras. Al respecto Gabriel Carrasco expresa:
“ El colono, acostumbrado a hacer perpetuamente la vida de familia, se traslada con su carro (que, entre paréntesis, ha sido hecho en la misma colonia ), guiando él mismo sus caballitos llevando a su lado a su familia, detrás los sirvientes o peones, y por último, hasta seguido de los perros de la casa. Así se hace sus leguas y llegan al punto en que hay iglesia, donde cumple sus deberes religiosos. En seguida van a festejar el día en el almacén más próximo; allí encuentran preparada una buena alimentación y sobre todo, buen vino; pasan el resto del día en conversaciones, músicas, bailes y cuando las sombras de la noche tienden su manto, recogen sus caballitos y regresan a sus hogares.
Esto sucede donde hay iglesia; donde no hay iglesia, no van “ (2).

III - LA FE EN UN NUEVO ESPACIO TERRITORIAL

Algunos criollos y las familias inmigrantes fueron el principal componente de la población que comenzó a cambiar el perfil del horizonte del campo santafesino. Principalmente esos grupos humanos provenientes de las regiones en su gran mayoría de la zona norte de Italia, los que además, de su impulso laborioso para trabajar el suelo traían un componente cultural que era su fe religiosa, principalmente de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Acostumbrados en sus pueblos y villas de origen a participar del culto en la capilla o iglesia, contando además con la presencia del sacerdote en la casa parroquial. Si bien aquí la religión del país es la misma que ellos profesaban, el contexto donde se desarrollaba la vida diaria era totalmente distinto.
La única iglesia existente en el departamento San Jerónimo era la de Coronda.
Entonces por mucho tiempo estuvieron casi aislados, sin recibir el auxilio dadas las distancias en que se encontraban de la citada Iglesia a la que podían llegar en muy pocas oportunidades y en algunas veces visitados por el Párroco de aquel lugar en sus periódicas salidas en misión para administrar los Sacramentos.
Mantener la fe en medio de estas circunstancias puso a prueba las convicciones de los recién llegados, algunos de ellos trajeron sus devocionarios, como el Manual de Filotea donde hace recomendaciones relacionadas con la asistencia al templo (3). pero otros solo lo que conocían de memoria.
Con el surgimiento del pueblo como centro de una colonia o alrededor de una estación ferroviaria, ese laicado que mantiene su Fe en la adversidad es el que impulsa la erección de la Capilla o Iglesia y tener un sacerdote en el lugar; contado con el apoyo de los comerciantes para concretar la obra, porque así éstos en el futuro podrían acrecentar sus negocios.

IV - LA CAPILLA

Ya fundado el pueblo Estación Gálvez, no se deja pasar mucho tiempo para construir una Capilla, iniciándose las tratativas al 25 de Abril de 1887, con una reunión convocada por la Comisión de Fomento para el tema de la Escuela e Iglesia (4).
Su construcción se efectuó entre los años 1887 y 1888, en el mismo sitio que luego ocupó la actual Iglesia.
La humilde capilla estaba asentada en barro de 1-1/2 ladrillo, de unos 4 m de altura con un ancho de 8 m por 12 m, sin revoque tanto en el interior, como en el exterior; posteriormente se le efectuó una ampliación que la extiende a unos 20 m de largo.
Para su habilitación hubo algunos inconvenientes, al respecto el Padre Rinaldi dice:

“...El albañil para hacerse pagar tuvo que tenerla cerrada mucho tiempo. Para
Casa y Sacristía había un miserable cuarto...” (5).
Esta situación parece haberse solucionado pasado ya más de la mitad del año 1888; con fecha 20 de Setiembre de ese año, el Obispado de Paraná designa el Padre Enrique Niemann S.J, establecido en San Jerónimo Norte para actuar como Capellán en Estación Gálvez, según el decreto:
“Se concede al P. de S. Jerónimo facultades de Capellán de la Estación Gálvez
y Colonia Santa Margarita, y autoriza a bendecir la Capilla provisoria ” (6)
Había una sentida necesidad de contar con un sacerdote en el lugar y de ello da cuenta el periódico La Reforma del 27 de Setiembre de 1888, en la nota del corresponsal en este pueblo al Director, se expresa:
“Por fin tenemos cura y pronto los fieles tendrán el gusto de oír misa. Esto
era esperado con ansiedad” (7).
El Libro 1º de Bautismo se abre el 7 de Octubre de 1888, considerándose esta fecha como la de habilitación de la Capilla, al no haberse encontrado otra referencia.

V - EL NUEVO TEMPLO

Un largo camino hubo de recorrerse hasta que se comenzó a erigir el nuevo templo. Pasado un tiempo relativamente corto y en vista de la pequeñez de la Capilla existente y la deficiente construcción de la misma, dado que ya había desviaciones en algunas de sus paredes y problemas en la techo, el Padre Domingo Rinaldi, llegado aquí el 9 de Junio de 1893, concibe la idea de erigir un nuevo templo acorde a las necesidades de este pueblo y colonias vecinas, en lento pero constante progreso; pensando en el santuario de la Madonna de Tirano (pueblo del norte de Italia) como modelo para la nueva Iglesia (8).
Incesante fue la actividad para comenzar la Iglesia o por lo menos reparar la Capilla existente. La falta de escritura a favor del terreno del Arzobispado donde estaba emplazada, hacía que no se concediese el permiso correspondiente.
Se hacen gestiones ante el Dr. José Gálvez, propietario del terreno y a su cuñado y apoderado Celestino Rosas, en el año 1899 para la escrituración, sin resultados positivos. Pero se recibe la promesa formal de que se podría utilizar sin problemas el solar, que ya estaba donado y no lo iban a reclamar (9).
Las diversas diligencias para obtener la autorización de construir, continúan durante todo el año 1900, en junio de ese año se expide un permiso para iniciar las obras de refacción del edificio existente (10).
El P. Domingo Rinaldi se ausenta por estos días de Junio y regresa de Europa, concretamente de Cologna y Tirano (en Italia) a comienzos del mes de Octubre de este mismo año; la licencia de refacción concedida queda descartada, ya que su gran preocupación era la de concretar la creación de un nuevo templo; es así que a comienzos de 1901, reinicia las tratativas para la construcción del mismo; pero las dificultades ya citadas subsisten.
La mayoría del vecindario insiste en que debe hacerse en el lugar en que ya está establecido y que no habrá problemas; Ambrosio Colombetti y Miguel Picco ofrecen donar varios solares para construirla en otro sitio.
El 25 de Marzo de 1901, se efectúa una importante reunión para tratar los ofrecimientos a la que asisten los propietarios y gente de más representación del pueblo y de la campaña. El Pbro. Rinaldi informa que:
“El pueblo quiere la Iglesia aquí en donde ya hay Casa Parroquial y la Plaza; a un paso más lejos no quiere poner nada.”(11).
En la citada reunión se conformó una comisión para el nuevo templo; a fines de Abril el clima es favorable, se ha formado una lista de suscriptores de aportes y otras contribuciones que alcanzan a $14.110. El Párroco se dirige por nota al Provisor y Vicario General del Obispado para comunicarle la actividad desarrollada para iniciar las tareas pero insistiendo en la ubicación:

“La voluntad del Pueblo y la suscripción hecha es para aquí nomás; por otro paraje retiran las firmas y pagan nada”(12).
A esta altura de los trámites, el Arzobispado de Santa Fe, tenia suficiente información de la decisión de llevar adelante el proyecto por lo cual, el obispo Juan Agustín Boneo decide autorizar la construcción tan solicitada. Así el 2 de mayo de 1901, emite la ansiada autorización para construir el nuevo templo (13).

VI - LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO
Ya superada la indefinición suscitada por la propiedad del terreno, comienza una nueva y larga etapa, que es la de construir el templo. El Pbro. Rinaldi se aboca a definir el proyecto para la Iglesia ya que prácticamente había quedado solo en esta empresa y disminuido el radio de acción de la Parroquia, al ser separada el área de Campo Irigoyen y los de López decidieron hacer la Iglesia en su pueblo (14), por lo que se ve reducido el número de aportantes para la obra.
Tiene que reflexionar profundamente, dado los inconvenientes que surgían para iniciar la edificación, expresando en su informe:
“ Confié en el Señor y me abalancé a la ardua empresa. Convoqué al pueblo y se escapó, volví a la carga agarrando uno por el brazo, acariciando la barba de otros. Se firmó una lista de ofertas sin compromiso legal por si se haría la Iglesia. Subió a cerca de siete mil pesos; pero nadie quiso aceptar la Comisión. Hice otra tentativa de formar Comisión, se alcanzó un simulacro...” (15).
En Mayo de 1901 se firma un contrato para la provisión de trescientos mil ladrillos colorados y rosados (16).
Pero la comisión pro-construcción del nuevo templo se disuelve; el Pbro. Domingo Rinaldi en julio de 1901, expresa que se encuentra solo. Abstraído en las reflexiones y la oración sin tener todavía una decisión para encarar una solución a las dificultades que se presentaban, acontece algo importante por esos días, llegan dos carros con arena. Que no había encargado, asombrado
“ Lo tomé como una señal que Dios quiere la Iglesia, y ánimo dije...”(17)
Este suceso le hace renovar el ánimo, vuelve a requerir colaboración y contratar otros materiales para iniciar la construcción (18), e invita al Provisor y Vicario General Silva para bendecir la piedra fundamental.
Tras algunas consultas con el Ingeniero Arturo Lomello de la ciudad de Santa Fe, quien le proyecta una iglesia con la torre del campanario al frente según lo que se indicaba para la construcción de los templos por la Curia; pero al no coincidir con la idea del Párroco Pbro. Domingo Rinaldi que era de construir la iglesia con la torre al costado y atrás; dicho proyecto concluye aquí; quedando en firme el esquema de este último tomando como modelo el Santuario de la Madonna de Tirano (Italia) que se concretará en líneas generales.
En esta nueva etapa, ya de ir materializándose la obra no hay registro de la intervención de algún profesional de la arquitectura para el diseño del templo por lo que los trabajos fueron dirigidos por constructores con buenos conocimientos para un proyecto de estas características. El propio Pbro. Rinaldi viaja en 1900 a Italia para visitar a sus familiares en Cologna y Tirano por lo que habrá tomado datos de cómo estaba construida aquella iglesia y consultado con entendidos de aquel lugar.
También entre 1900 y 1911 viajaron los albañiles Ángel y Juan Tonini que provenían de poblados vecinos a Tirano; por lo que se sabe fueron estas tres personas las que han traído información para ir plasmando el trabajo de las diversas etapas de la edificación del cuerpo central de la Iglesia.
Los días 21,22 y 23 de Setiembre de 1901, llega en visita pastoral a la parroquia de Gálvez, el Obispo Juan A. Boneo. Entre las diversas actividades desarrolladas aquí el día 21, está el acto de bendición de la piedra fundamental del templo a construir.
El 21 de Octubre de1901, comienza la tarea de abrir los cimientos y hasta fin de año, se continúa con buen ritmo, pero luego se paraliza temporalmente el trabajo por falta de materiales y dinero. Hasta ahí los trabajos eran dirigidos por Víctor Lucatelli (o Locatelli) pero
“ Viendo que no había plata, se mandó a mudar ” (19).
Siendo reemplazado por Carlos Alberti. A fines de 1902 el Pbro. Rinaldi en nota al Obispo indica que la obra llega a los ocho metros de altura y aparecen los primeros elogios, que no es una Iglesia de Campaña, sino de Ciudad. (20) La obra contaba también con el aporte de los obreros que:
“ ... Siendo para la Iglesia trabajaron a un tercio de jornal de menos “.(21)
Un nuevo contratiempo, el constructor Alberti fallece inesperadamente. Ante esta nueva detención de los trabajos el Pbro. Rinaldi ya por 1907 consigue que Ángel y Juan Tonini asuman las diversas tareas de llevar adelante la obra, personas que sin duda ya venían colaborando con el Párroco.
Pero para verla concluida todavía pasaran muchos años. En 1908 ya está hecha la bóveda y el piso; hay buenas sacristía, está el altar mayor, pudiendo ya celebrar en los tres altares. (22)
Ahora el Pbro. Rinaldi, es mucho más optimista, la gente queda admirada por parte del edificio, lo que él reconoce, pero también recuerda:
“ En efecto es el edificio mejor de aquí, hubo quien dijo que la Iglesia
adelantaría al pueblo cien años. Yo, que oí decir de alguno que pagarían
para que no hubiese Iglesia, me alegro al ver que el primer rayo de sol
naciente indora sus murallas de elegidos ladrillos...” (23).
En 1910 se termina el techo y la cúpula, así como trabajos menores y revoque interno. 1911, se trabaja en la Casa Parroquial, es revocada la Cúpula y se construye el cupulín (24).
Para diciembre de 1912, está colocado el piso de mosaico con balaustrada, tribunas y escaleras. (25) Se hace la instalación eléctrica a comienzos de 1913, comprándose en este año, cincuenta bancos de cedro lustrado (26) y dos piletas de mármol (27).
En 1914 se adquiere el púlpito y un confesionario (25). Concluidas ya las tareas en el edificio de la Iglesia quedaba por hacer la torre para el campanario, pues:
“ La Iglesia sin campanario es como una reina sin corona, pensé pues en
ponérsela “(29).
El Pbro. Rinaldi se aboca nuevamente al acopio de materiales. Pero quedaba por resolver un importante problema y el costo de contruirla; al frente como indicaba el reglamento del Obispado o al lado del Evangelio que con menos recursos se podía hacer. Prevalece la opinión de hacerla según la segunda propuesta.
En razón de esta resolución el Pbro. Rinaldi se dirige por nota al Obispo Boneo, en fecha 9 de mayo de 1916, en donde vuelve a insistir en su argumentación sobre la ubicación de la torre, planteando una serie de puntos y la conveniencia económica de lo propuesto; contado además con la opinión favorable de la feligresía. (30)
La Resolución fue favorable e inmediata, el 12 de mayo de 1916, Monseñor Boneo autoriza lo pedido; de inmediato se pone en marcha el trabajo y ocho meses más tarde se ha concluido; el Pbro. Rinaldi dirá:
“...el bello campanario, la hermosa torre de Gálvez se veía a tres leguas de
circunferencia.” (31).
La solidez de la construcción se vio puesta a prueba por una tormenta huracanada cuando estaba prácticamente terminada. A fines de Setiembre de 1919 son recibidas tres campanas. (32)
La creación de la torre estuvo a cargo de los constructores Enrique y Vicente Pavía; quienes luego llevaran adelante junto con su hermanos Mario (33) la obra de ampliación del Templo. En el año 1919 se inician las tareas para ampliar la Iglesia con dos naves laterales, pero recién en el año 1920 el Pbro. Rinaldi solicita formalmente la autorización de la ampliación emprendida y que desea verla terminada:
“... yo que soy el fundador, y temo que faltando yo, que estoy dispuesto a
nuevas sacrificios, no se haga más, ruego humilde y encarecidamente a
V. Ecia. Rema, me dé su beneplácito, para que antes de morir o irme de
Gálvez la vea cumplida”. (34)
En el transcurso de 1920 se colocó el portal de cedro lustrado. El Inspector de Parroquias en su informe de la visita efectuada en 1922, destaca la labor realizada por el Pbro. Domingo Rinaldi, tras lo cual el Obispo, envía una nota al Párroco de Gálvez (35). Los trabajos concluyen a comienzos del año 1925, recibiéndose nuevamente una Comunicación del Obispo Boneo donde le expresa la más viva satisfacción por la terminación de las obras del templo. (36)
Por su parte la Comisión de Fomento, se aboca a la compra de un reloj para la torre, el cual es colocado en los primeros meses del año 1923.
El Pbro. Rinaldi tenía en mente la ejecución del revoque exterior de la Iglesia; pero esto no se alcanza a comenzar, el 17 de Marzo de 1928, entregaba su vida al Creador.

VII - Algunas referencias sobre el edificio de la Iglesia

Está construida con ladrillo asentados en mezcla de cal y arena, con pisos de mosaico, siendo escasas las aplicaciones de mármol. Su nave central al nivel superior del techo alcanza los 15,15 m, la cúpula 24 m y la torre del campanario 44,16 mts; con un ancho de 22,73 mts y de largo 40, 45 mts (37).
La Iglesia cuenta en su interior con ocho gruesas columnas de material que son el sostén de toda la estructura, a las que suman dos más situadas al inicio del presbiterio y se confunden con la pared.
Las seis primeras, a partir del pórtico tienen una base de 3,20 metros cuadrados, las que continúan y sirven como sostén de la cúpula son más amplias, con una base de 7,60 metros cuadrados, En las paredes laterales hay columnas de las llamadas toscanas en números de catorce sobresaliendo de la pared unos 20 cm.
El techo interior de la nave central es una bóveda de cañón corrido. Quedando un espacio central donde se ubica la mayoría de los fieles con un ancho de 8,20 mts. y su largo es de 24 mts. En cuanto a las naves laterales tienen 5,30 mts de ancho y 18,80 mts. de largo respectivamente.
El sólido conjunto horizontal del edificio comprende la nave central y las laterales, el crucero, el presbiterio y las sacristías laterales; mas de las cuales sirven de base al campanario. En la parte superior de la nave central antes de llegar al presbiterio se eleva una parte cilíndrica con una serie de aberturas y encima de esta la cúpula media naranja con una linterna que le da terminación.
La torre de 5,54 por 5,54 mts de lado es rematada con cúpula y linterna alcanzando los 44 mts de altura. (38)
Las líneas arquitectónicas del edificio responde al estilo neorrománico y la torre al neogótico en forma general.

VIII - CAMBIOS EN LA ORNAMENTACIÓN INTERIOR DESPUÉS DE 1930
En cuanto a la ornamentación interior ha sufrido profundos cambios desde la muerte del Pbro. Rinaldi ya que en la década del 40 se reemplazó el altar construido por él y se pintó y decoró el presbiterio con el triunfo de la eucaristía con un coro de ángeles en adoración. Las paredes del mismo y el resto del templo se pintaron en imitación de tapicería y los arcos iban decorados con fondos de oro laminado.
Tras el Concilio Vaticano II se llevaron a cabo una serie de reformas retirándose los altares laterales y el Altar Mayor fue suplantado por una sencilla pero noble mesa, el ambón para la proclamación de la Palabra y la sillería para el celebrante y sus ministros. Por otra parte, impedidos de poder llevar a cabo una restauración de la pintura del templo, tanto en las naves como en el presbiterio – debido al alto costo – se decidió repintar con tonos claros.
Recientemente se han hecho trabajos en el presbiterio que fue ampliado, y además se ha construido un altar fijo y otro para el sagrario, todos revestidos en mármol.

IX - EL ARCHIVO PARROQUIAL

Otro aspecto aparte de lo edilicio y que completa la presencia de la Iglesia es lo patrimonial y fuente testimonial que representa el archivo Parroquial al conservar los documentos sobre la actividad de la Parroquia y los datos de la feligresía gálvense desde los inicios de los registros a partir del 7 de octubre de 1888.
Encontrándose en él los libros de Bautismos, Casamientos, Defunciones, de Confirmaciones, libros de Fabrica, informes y otra documentación archivada.
Este material se encuentra en las Casa Parroquial anexa a la Iglesia y ordenado por la secretaria de la Parroquia, según las indicaciones del Arzobispado, no obstante ello requiere ser tenido en cuenta para que esa documentación se mantenga en buen estado de conservación y consulta; dado que es parte importante del patrimonio local.

IX - PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO LOCAL

Como parte del Plan Estratégico Gálvez (PEG) se está trabajando para dar los lineamientos definitivos al Programa de Preservación del Patrimonio Urbano de la Ciudad de Gálvez. Al momento se está en la búsqueda de datos y antecedentes para organizar el Inventario de Obras y espacios de Interés Patrimonial; por otra parte miembros del Honorable Concejo Municipal están reuniendo información para la elaboración definitiva de la Ordenanza respectiva.
Se contempla efectuar una campaña de concientización de la población acerca del patrimonio urbano que nos rodea.


















X - NOTAS
(1)Archivo GENERAL DE LA PROVINCIA, en adelante A.G.P. Archivos del
Gobierno T.82-1886 – Expte.23,F.370
(2)CARRASCO, Gabriel. La Prov. de Santa Fe y el territorio del Chaco. Conferencia en el Instituto Geográfico Argentino, Bs.As. 1887 Impreso.
(3)GIUSSEPE RIVA. Manuale de Filotea. Milano, 1872
(4)A.G.P. Archivo de Gobierno T. 91,1888, F. 213
(5)Archivo Arzobispado Santa Fe de la Vera Cruz (C.GÁLVEZ), en adelante AASFVC (G). Informe del Pbro. Rinaldi al Prov. y Vic. Gral., Monseñor Canale, Gálvez, 19 de Febrero de 1908.
(6)AASFVC: Libro II de Rescriptos F.164 y 165, 20 de septiembre de 1888.
(7)La Reforma, Coronda, 27 de septiembre de 1888
(8)El Pbro. Domingo Rinaldi, nació en la fracción Cologna de la Comuna de Tirano, Región Lombardía, Italia, el 15 de junio de 1855; por lo que conocía dicho Santuario situado en las cercanías.
(9)AASEFVC. (G). Nota del Pbro. Rinaldi al Obispo Boneo, 02/10/1899.
(10)Archivo Parroquial Gálvez, en adelante A.P.G. Nota del Gdor. y Vic. Gral. al Pbro. Rinaldi 07/ 06/1900
(11)AASFVC. (G). Nota del Pbro. Rinaldi al Obispo Boneo, 27-03-1901
(12)AASFVC. (G) –Nota del Pbro. Rinaldi al Prov. y Vic. Gral; 27-04-1901
(13)APG. Nota del Prov. y Vic. Gral., G.Silva al Pbro. Rinaldi; 02-05-1901
(14)AASFVC.(G).Informe.............. del 19-02-1908
(15)AASFVC:(G) . Op. Cit.
(16)APG: Contrato para provisión de ladrillos, 04-05-1901
(17)AASFVC. (G). Nota del Pbro. Rinaldi al Provisor y Vic. Gral.; 22-07-1901
(18)AASFVC. (G). Op. Cit.
(19)AASFVC.(G). Informe ......19-02-1908
(20) (21) AASFVC. (G). Nota del Pbro. Rinaldi al Obispo Boneo 11-12-1902
(22)AASFVC.(G). Informe ......19-02-1908
(23)AASFVC.Op.Cit.
(24)A.P.G. Libro de fábrica nº2,1911
(25)A.P.G. Op cit. Año 1912,p.7.
(26)A.P.G. Ibidem,año 1913,p.15
(27)A.P.G. Idem. Año 1913, p.15
(28)A.P.G. Id., año 1914,p.18
(29)AASFVC.(G). Nota del Pbro. Rinaldi al Obispo Boneo, 10-05-1918
(30)APG. Nota del Pbro. Rinaldi al Obispo Boneo, 09-05-1916
(31)AASFVC.(G). Nota de Pbro. Rinaldi..... 10-05-1918
(32)APG. Informe del Pbro. Rinaldi al Obispo Boneo, 21-09-1919
(33)Los hermanos Pavía provenían de Turín, Región Piamonte, Italia.
(34).APG. Informe del Pbro. Rinaldi al Obispo Boneo, 16-11-1920.
(35). APG. Nota del Secretario del Arzobispado,11-08-1922
(36). APG. Nota del Obispo Boneo al Pbro Rinaldi,10-03-1925.
(37). Municipalidad de Gálvez. Plano para revoque exterior Iglesia “Santa Margarita”. Firmado por A. de los Reyes 7-02-1945
(38). Municipalidad de Galvez – Op. Cit.

XI - BIBLIOGRAFIA

ALCARAZ, WILLAMS N. Historia de Gálvez, Su colonización, sus pobladores, su desarrollo y sus instituciones, 1886-1916. Imp. Lux S.R.L, Santa Fe. 17-08-1990.

- Orígenes y consolidación de la Parroquia Santa Margarita de Gálvez 1888-1930.Los primeros tiempos, la capilla y la construcción de nuevo templo. Trabajo presentado al Primer Congreso de Historia de la Iglesia de Santa Fe, Santa Fe, 1989.

- La Iglesia en un Pueblo de formación reciente. La Parroquia de Gálvez ( Santa Fe) 1888-1950. Trabajo presentado a la primeras Jornadas sobre Historia Eclesiástica Argentina organizada por la Junta de Historia Eclesiástica Argentina. Bs. As. 1992

- La construcción de Templos y Capillas en el actual departamento San Jerónimo (Sta. Fe). Trabajo presentado a las quintas jornadas sobre Historia Eclesiástica organizadas por la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, Bs.As., 2003

STOFFEL, EDGAR G.- Iglesia Santa Margarita de Escocia Gálvez, Pcia. de Santa Fe, aspectos históricos de la construcción y análisis de la obra. Trabajo Monográfico Cátedra de Arte Sacro Seminario Conciliar de Córdoba, 1979.



XII - FUENTES
Gálvez
(APG) Archivo Parroquial de Gálvez
(MG) Municipalidad de Gálvez

Santa Fe
(AASFVC(G)) Archivo Arzobispado de Santa Fe de la Vera Cruz. Caja Gálvez
(AGP) Archivo General de la Provincia de Santa Fe

martes, 5 de febrero de 2008

LA ‘TERRA PROMESSA’ DE LOS PIEMONTESES

Etnicidad, dialecto y religiosidad

Pbro Edgar G. Stoffel






Una inmigración singular

Aunque ya ha sido suficientemente señalado no podemos dejar de recordar la importancia que ha tenido la emigración de la población piemontesa hacia nuestro país entre los años 1876 y 1915 al punto de haberse convertido en el destino por excelencia de los mismos - al menos hasta comienzos del siglo XX- tal como lo podemos observar en el siguiente cuadro:

Períodos Total Italia Total región
- 1876/1885 22,80 % 75,90 %
- 1885/1895 22,30 % 72,40 %
- 1896/1905 16,60 % 58,10 %
- 1906/1915 15,30 % 48,50 %
- 1916/1921 12,00 % 64,40 %

Las razones que están en la base de este fenómeno enraízan en la tradición migrante de la región y en la crisis que debido a diversos factores vive el Piemonte especialmente en el ámbito agrario entre los años 1880 y 1894 que lo convierten en un área marginal de la economía y política italiana.

A esto debemos señalar la fuerza atractiva de la ‘terra promessa’ que genera en los piemonteses la esperanza de lograr en ella mejores condiciones de vida incrementada por las informaciones que los emigrados remiten al ‘paese’, la propaganda de las empresas marítimas y la rápida consolidación de una comunidad de pertenencia fuertemente étnica.

Hay que señalar que de las provincias con la que contaba esta región, las mayores expulsoras fueron Cúneo (76,47 %) y Alessandría (66,47 %), siguiéndole a razonable distancia Torino (54,45 %) y Novara (50,90 %). Estos porcentajes están en íntima relación con el tipo de tierras dedicadas a la agricultura y la atomización de la propiedad. De hecho, las zonas de las que provienen la mayor parte de los inmigrantes se corresponden con los sitios mas montañosos donde la tierra es poco fértil y donde se cuenta un propietario cada 4 has. En palabras de Beppe Fenoglio, una verdadera ‘tierra della malora’.

Llegados a nuestro país tras un viaje que duraba alrededor de un mes los piemonteses se distribuyeron por todo el país y se dedicaron a las mas variadas actividades pero en su gran mayoría se abocarán al trabajo agrícola para el que sus rudimentarias técnicas y la colaboración del grupo familiar – con lo que se reproducía la practica laboral de los ´paese’ de origen – le eran harto suficientes.

LA CONSTRUCCIÓN DE UN ‘MUNDO PROPIO’

Sin dudas que Santa Fe y Córdoba - cuyas tierras feraces fueron destinadas a la agricultura- fueron las que mas se vieron favorecidas por la presencia piemonteses a lo largo y a lo ancho de sus territorios.

Tras una breve experiencia laboral como medieros o peones en las colonias mas antiguas, la colonización del oeste santafesino y a posteriori el este cordobés fue la oportunidad para que los piemonteses generaran su propio ‘mundo’, experiencia que elevarán a la categoría de gesta o epopeya y que quedará reflejada en las obras de Lermo R. Balbi en ‘Los nombres de la tierra’ y ‘Continuidad de la Gracia’ y ‘Nui, la Pampa Gringa (Nosotros, la Pampa Gringa). 1887 – 1910’ de Norma G. de Minardi.

. Comentando las primeras, O. Valli señala que ‘sobre bases logradas a través de minuciosos rastreos en documentos y crónicas y especialmente de la tradición oral de la comunidad, Balbi reelabora utilizando el esquema mítico del viaje, el periplo iniciado por los piamonteses en búsqueda de la tierra prometida’, logrando ‘... hacer de la gesta piamontesa el paradigma de todas las gestas, de todos los hechos protagonizados por el hombre’.

El ámbito espacial de este verdadero hiterland abarca el Departamento Castellanos, el oeste del Departamento Las Colonias, buena parte de los Departamentos San Martín y San Gerónimo y el oeste de San Cristóbal en la provincia de Santa Fe y el este del departamento San Justo en la provincia de Córdoba.


Un recorrido por las colonias de la zona no deja lugar a dudas sobre la identidad piemontesa tal como sucede –por citar algunos ejemplos- en Saguier donde el 91,3 de las familias eran de ese origen, en S. Francisco donde lo eran el 80 %, en Rafaela con un 76,5 %, en Pte Roca con un 73,3 % y Susana con 54, 9 % . También podemos decir los mismo de Gessler, Lehmann, Vila, Marcos Juárez y Freyre.

Esta masividad de los piemonteses ya queda registrada en 1884 por E. De Amicis, quién al visitar la colonia S. Carlos cuyos orígenes fundacionales estaban ligados a otras corrientes migratorias registra:

‘Un enjambre de jovenzuelos y de niños se llamaban por sus nombres entre la multitud, con los diminutivos acostumbrados de los piamonteses, y reconocí la pronunciación del Alejandrino, del de Pinerolo, del de la Provincia de Cuneo y de otros lugares, cuya acentuación era tan clara como la de la misma madre patria.
Algunos, llamados por mis compañeros, empezaron a acercarse; a los pocos momentos me vi en derredor una multitud que me hurtaba por todas partes. No tuve necesidad de preguntar a nadie, me dirigieron en seguida la palabra ellos con avidez. Me relataron todos de que país eran. Yo soy de Caluso. Yo soy de Gallanico. Yo de San Segundo. Yo de Dromero. Muchos eran de los alrededores de Pinerolo. ¿Cómo va por allá? Me preguntaban. Algunos me pidieron noticias de sus parientes como si fuese natural que yo los conociera. Otros se quedan admirados y reían de contento entre ellos mismos, oyéndose citar el nombre del antiguo alcalde o el del secretario del Ayuntamiento de su pueblo’

En 1895, ya avanzado el proceso de colonización Giorgio Racca escribe a sus padres:

‘... no demoren mucho tiempo si tienen ganas, ahora no es mas como una vez, venir a América ahora es lo mismo como ir a Pinerolo, hay mas italianos aquí que allá’

Y cuando el mismo se había consolidado –hacia 1912- nos encontramos con la siguiente relación acerca de Santa Clara de Saguier:

‘Questo popolo conserva le medesima tradizione delle Provincie di Torino e di Cuneo da dove proviene: serio, laborioso, ospitaliero, colto di que grado di cultura a cui può arrivare fácilmente un popolo di campagna è profondamente religioso e praticante’

EL DIALECTO COMO LENGUA OFICIAL

Cabe señalar aquí la importancia que tuvo el dialecto de origen que al decir de D. Imfeld se convirtió en una verdadera ‘fuerza identataria’, teniendo en el núcleo familiar su bastión principal .

Harto elocuentes son al respecto los testimonios recogidos en la segunda década del siglo XX en Freyre donde se señala que ‘la lingua ufficiale è qui il piemontese’ y en Sta Clara de Saguier donde hasta el Juez de Paz y el Comisario –a pesar de que eran argentinos- hablaban dicho dialecto, lo cual era la practica habitual en las casas de comercio y en diverso tipo de reuniones. Su influencia se mantuvo hasta la década del ’50 a pesar de la descalificación que sufría en el ámbito educativo y su asimilación con el mundo rural alejado de la cultura urbana.

La centralidad del piamontés que en la vida cotidiana llega a suplantar al idioma oficial de nuestro país, pone de manifiesto la supremacía como grupo étnico y económico de los hablantes originales y sus descendientes -que siendo ya argentinos- se identifican por varias generaciones con la lengua recibida. Esto implica no solo la conservación endogámica del dialecto sino también la asunción del mismo por otros italianos que se encuentran en minoría frente a ellos, inmigrantes de otras nacionalidades e incluso los nativos que por razones laborales debían aprenderlo para entenderse con los propietarios de las chacras.
En este sentido no es exagerado afirmar que el piemontés se convirtió en la lengua franca de la región que nadie podía obviar.

VIVENCIAS RELIGIOSAS

La practica religiosa de los piamonteses, al menos en la región torinesa se presenta compleja, articulada, fluida y a la vez contradictoria y se caracteriza por la difusión de las nuevas devociones y cierta masividad.

Sobresalen el culto al Santísimo Sacramento y al Sagrado Corazón de Jesús y la devoción a la Virgen María y S. José, con sus visitas al Sagrario, los primeros viernes de mes y los respectivos meses (de mayo, del Sagrado Corazón en junio y el del Sto Patriarca).

Los Santuarios marianos situados en el arco alpino ven renovada la afluencia de peregrinos en especial a la Virgen de Oropa y crece la devoción a la Virgen de la Consolata, de la Guarda y María Auxiliadora, esta última impulsada por los salesianos. En el ámbito campesino perduran la devoción a S. Antonio Abad protector de los animales, a S. Grato protector de los sembradíos, S. Rocco y S. Pancrazio protector de las enfermedades y S.Chiaffredo entre los de Cúneo.

Por doquier se yerguen ‘pilones’ y ermitas, las fiestas del Patrono del ‘paese’ constituyen uno de los momentos mas importante en la vida de la comunidad ya que a través de ella los vecinos se reconocían como miembros de una colectividad social y religiosa y en el plano personal y familiar el rezo del Rosario, conserva toda su vigencia.

La practica sacramental continúa siendo importante en el mundo rural pero tiende a disminuir en los grandes centros urbanos como acontece en la Arquidiócesis de Torino en 1874 donde solo el 85 % de los fieles de la sede episcopal y la zona circundante cumplen con el precepto pascual, en tanto en el resto alcanza al 92 %. Otro tanto habría que decir respecto al sacramento del matrimonio y de la confesión.

Para animar esta religiosidad era fundamental el papel del sacerdote, en especial del Cura Párroco ya que como bien señala Á. Gambassim, a través suyo ‘... i fedeli fanno l’única esperienza di chiesa: la veritá di fede, i dogmi, ogni forma di esperienza sacra e religiosa passano atraverso i parroci. Mediante i Parroci si attua la pratica dei sacramenti, delle devozioni e della catechesi; si solennizano i riti che consacrano la vita dei cristiano, la feste dominicale e stagionali, le processione, i pellegrinaggi. I Parroci compiono gli esorcismi sugli animali e sulle messi; invocano i santi prottetori delle arti e dei mestieri’

No podemos dejar de señalar en este contexto el surgimiento de corrientes anticlericales y laicistas y la acción de la masonería y a posteriori las corrientes socialistas que a través de la educación y el periodismo socavarán esta religiosidad tradicional, lo cual obligará a un verdadero replanteo pastoral.

Tal a grandes rasgos el ‘imaginario católico’ de los piemonteses que emigraban ‘all’ stero’, desconociendo por falta de documentación del acompañamiento espiritual que recibían de parte de sus pastores al momento de partir. Solo conocemos el testimonio de J. B. Geuna (Pinerolo) quién al despedirse de su Párroco y manifestarle que adonde iban no podrían escuchar misa, éste les tranquilizó diciéndole que no se preocuparan, que recordaran la doctrina cristiana y que el trabajo bien hecho equivalía a un rezo. Provistos de un devocionario llegaron a la naciente Rafaela y los domingos se reunirían en familia a rezar las oraciones.

Ya en el nuevo mundo y al igual que en la actividad agrícola, estos inmigrantes actualizarían en el campo religioso sus practicas ancestrales, en primer lugar lo referente al cumplimiento del precepto dominical.

El ya citado De Amicis describe un Domingo en la colonia S. Carlos:

‘La Iglesia se hallaba llena hasta la puerta; muchos labradores estaban oyendo la misa fuera del templo, unos de rodillas y de pié otros, teniendo el sombrero apretado contra el pecho’

La lejanía del templo no era obstáculo para no cumplir con el precepto dominical tal como lo recuerda varías décadas después el Pbro. M. Mazzucchi:

‘Nei primi anni (de Rafaela) non si usava che il carro; per andare a messa si facevano quaranta, sessanta chilometri sul carro’

Tal el caso de la familia Olivero, la cual se trasladaba en pleno desde Rafaela –que por entonces no tenía iglesia- hasta la colonia Pilar para participar de la Misa y adquirir las provisiones necesarias para la semana como así también los colonos de la zona de Lehmann , por no citar sino algunos.

En 1895, G. Racca se permite recordarle a sus padres: ‘Miren de ir a Misa, yo siempre he ido, no van cuando cortan los granos’. Y en 1900 –ya con sus padres en Argentina- le escribe a su hermana: ‘Vamos a misa todas las fiestas. Vamos a Misa a Vila. Tenemos un sacerdote que viene de Pinerolo, es un buen sacerdote’ . En 1904, es su madre la que escribe desde colonia Ramona: ‘Todos nosotros las fiestas vamos a misa...’

En 1912, el citado Pbro. Mazzuchi relata acerca de los colonos de la zona de Rafaela:

‘Alla doménica le famiglie dei nostri agricoltori affluiscono dai loro casolari, al centro. Qui adempiono ai loro doveri religiosi e fanno le loro compere e sbrigano i loro affari, poichè non c’ è lungo la settimana un giorno di mercato’

Y así en cada pueblo o colonia de la ‘pampa gringa’

La imposibilidad de participar de la misma, no deja de ser causa de lamentación como sucede con Lucía Grandis quién señala a su hija que no le gusta esta tierra ‘... porque no podemos ir todos a misa, es necesario que dos se queden en casa para mirar los animales, salimos lejos dos leguas’ o cuando le pide que ruegue por ella en la iglesia de Volvera, ya que siendo tiempo de cosecha no puede ir a misa.

Esta importancia dada al cumplimiento del precepto dominical y la dificultad para su cumplimiento por las largas distancias, es una de las razones de que a poco tiempo de que se colonize un campo en la Plaza de la zona se comience primero a celebrar la misa por parte del sacerdote de la capellanía o Parroquia mas cercana en algún lugar preparado al efecto y poco después se comience a construir una capilla de pequeñas dimensiones que luego se irá ampliando o ser reemplazará por un templo de mayor envergadura.

Junto con la Misa las demás practicas devocionales reviven el mundo dejado ocupando un lugar privilegiado el rezo del Rosario que se realizaba en familia o en el templo parroquial: Sunchales, domingo por la tarde; Ceres, por la noche y Rafaela, a las cuatro de la tarde. También será de fundamental importancia la devoción al Sagrado Corazón de Jesús sentida por la feligresía y fomentada por la Jerarquía, no faltando su imagen o cuadro en los hogares y en los templos y capillas y al Santísimo Sacramento, el que por lo general era expuesto los domingos por la tarde o en ocasión de las ‘Quaranta Ore’. Entre las advocaciones marianas, la ‘Madonna del Pilone’ de Moretta se venera en Sta Clara de Buena Vista y en Gral Deheza, la de la ‘Consulata’ a nivel familiar y en Sampacho y la de las Nieves en Castelar.

Lo mismo sucede con los santos mas populares como S. José y S. Rocco con altares en la mayoría de los templos de la zona y algunas capillas particulares puestas bajo su advocación; S. Grato y S. Chiaffredo a quienes también se le dedican capillas privadas.

También es generalizada la devoción a S. Antonio Abad cuya imagen se encontraba en varios templos y era el patrono de Lehmann. Todavía es posible escuchar la nvocación ‘S’ Antonio patanù ...’.

En ‘Los Nombres de la Tierra’, se recrean los gestos religiosos de los campesinos de Aráuz frente al temido granizo:

‘La madre sacaba entonces las manos de su basquiña parda en cuyos bolsillos rotos parecía perderlas cada vez que se quedaba mirando el vacío y se decidía a hacer lo que hacía siempre en esos momentos. Tomaba dos hojas de olivo bendito y las ensartaba con la otra de manera que hiciera una cruz, la cual era encendida con una vela consagrada mientras decía: -Santa Bárbara, San Simón, liberame dla losna e dal tron. San Lucc, San Marcc, fame sparí tuti ij quia dij pé. Cros Santa, Cros Digna, ch’ am signa, ch’ am signa, ch’ porta për bun-a vía për salvé l’anima mía ed dla d’ tutta mía famija’.

Al igual que en los ‘paese’ natales la fiesta patronal adquiría una dimensión particular caracterizada por la presencia en masa de toda la colonia e incluso de colonias vecinas y en la que se entremezclaban los aspectos religiosos y profanos Pastoralmente eran una ocasión para reafirmar los principios cristianos a través de variadas actividades espirituales o la predicación de alguna Misión Popular.

Pero también aquí como en el Piamonte natal, no faltaron militantes anticlericales y ligados a las logias masónicas como Juan M. Alberto (nacido en Vigone en 1837) y con una destacada actuación en San Carlos Centro Luis Maggi (nacido en Alesandría y combatiente por la unidad italiana) y Massimo Ghione en Rafaela. En esta colonia, la mas importante del centro oeste santafesino, la masonería tuvo una importante actuación en la construcción de la comunidad urbano y un fuerte sesgo anticlerical, fundado en la premisa ‘prete alla vanga’, aunque mas mitigada que en Italia.

En muchas colonias se celebraba el ‘XX de settembre’ - una especie de ‘fiesta patronal paralela- al punto que el Obispo Boneo debió llamar la atención a los fieles que participaban de la misma, pero a la par era común escuchar cantar a no pocos piemonteses el ‘E vero che e morto Garibaldi, pum!’.

Otros factores que al parecer afectaban la tradicional religiosidad estaba dada por la bonanza económica y la falta de una instrucción catequetica mas orgánica, tal como lo señala el Pbro. Donzelli, al hablar de los colonos de Vila:

‘... l’indiferentismo che regna sovrano nelle cose di fede; la superbia prodotta del benestare materiale unito ad una profunda ignoranza in tutti...’

Por otra parte hay que señalar que los inmigrantes piamonteses habían traído una serie de practicas que enmarcadas en el catolicismo, estaban teñidas de superstición: no dar comienzo a un trabajo o hacer una inversión importante en día viernes, enterrar un huevo el día de la Asunción para garantizar la cosecha, en tiempo de sequía colocar en el patio el crucifijo mas grande que hubiese en la casa y dejarlo hasta que lloviese o arrojar un pan en medio de una granizada para que esta cesara.

De este variado y rico ‘humus’ religioso surgirán como fruto privilegiado no pocas vocaciones sacerdotales y religiosas tanto entre los diocesanos (Gioda, Balbiano, Tonda, Re, Mautino, Ferrero, Giovannini, ) como entre los salesianos con su casa en Vignaud y su Colegio San José en Rosario al cual asistían numerosos adolescentes. Aleccionados por esta experiencia en 1948 los Misioneros de la Consolata de origen turinés que atendían Pte. Roca desde mediados de ,la década del treinta intentaron crear un Seminario sin mayor éxito, aunque si lo lograron en San Francisco.

Finalmente hay que señalar que como en otros ámbitos, también en lo religioso se impuso el estilo piamontés marginando en especial a la ya debilitada religiosidad criolla hasta suplantarla totalmente.